Datsue estuvo a punto de tener la alianza más rápida del mundo en cuanto Juro puso un pie fuera de la torre. Afortunadamente, el chico tenía buenos reflejos, y no era tan tonto como para suicidarse así, por lo que rapidamente se colocó en el borde.

Fascinado, el chico observó como la voz de Datsue le hablaba desde detrás de su oreja. Primero normal, luego en un susurro. Si, era algo discreto. Probablemente nadie podría escucharles si le hablaba de esa forma. Era perfecto.

—. ¿Me oyes así? Sabes lo que esto significa, ¿verdad? No solo podrás comunicarte conmigo para avisarme qué tal va ese tratado, sino que si algún día te encuentras en apuros… Si algún amejin intenta atracarte, matarte o lo que sea… Bueno, úsalo para avisarme. Quizá pueda hacer algo para ayudarte, ¿eh?

Juro sonrió.

— Espero que no suceda nada, pero nunca viene mal prevenir. Gracias, Datsue — dijo Juro, y lo hacía de forma sincera. Aunque aún dudaba que alguien de Amegakure fuera a atacarle a él, precisamente. No es como si se fueran a encontrar con algún ninja trastornado en mitad de algún bosque y fuera a hacerles algo —. ¡Todo perfecto entonces! ¿Ya te sientes con fuerzas para caminar? Porque me gustaría ir emprendiendo el camino de vuelta. Ahora que sabemos que funciona, no habrá problemas para comunicarnos.

Alegremente, Juro volvió de un salto a su posición (a pesar de la supuesta joroba que llevaba, que rebotó junto con su movimiento de forma antinatural), y recogió sus cosas, al lado de Datsue.

— ¿Vamos? — dijo Juro, sonriendo.

Uchiha Datsue asintió.

—Vamos.

Apuntó mentalmente acordarse de preguntarle por esa joroba tan extraña y antinatural que tenía. También, avisarle sobre los muchos peligros que había en la Ribera del Sur —aunque suponía que como kusajin ya lo sabía—, así como preguntarle, inocentemente, si tenían pensado hacer algo con ellos. Aumentar la guardia en los pueblos; encarcelarlos; expulsarlos del país… Cualquier medida era poca con aquellos hijoputas, con más mala saña y malicia que los propios amejines.

Y eso era decir mucho.

Aprovecharía el camino para conocerlo mejor. Su pasado, sus inquietudes, su camino del ninja. Todo lo que Juro quisiese mostrarle. Claro que, cual sería la sorpresa de ambos, cuando en el Bosque de Hongos…