La realidad es sencilla, Noemi había regresado de aquél viaje para recorrer la mitad del mundo y ya no tenía muchas ganas de terminarlo, posiblemente lo dejaría para más adelante luego de pasar unos días ahí dentro de la aldea.
Por lo que aprovechó que no le habían encomendado ninguna misión para dormir hasta tarde levantándose pasado el mediodía. Luego de terminado el ritual de todas las mañanas, la kunoichi se preparó todas sus cosas para salir a dar una vuelta por la aldea. Recorrió así algunas de las calles del sector residencial y algunas otras del sector residencial.
Como la costumbre lo dictaba, varias personas la reconocían, algunos la saludaban y otros simplemente le dedicaban una que otra mirada furtiva para luego desaparecer entre las multitudes. En pocas palabras, aquél era un día de lo más normal para ella. ~ Podría… Ir a pedir una misión… ~ Pensó la joven kunoichi por unos instantes para luego eliminar la idea de su cabeza.
Ganas era algo que le estaba faltando, por lo que luego de almorzar algo ligero en un puestito de ramen se retiró hacia el bosque que rodeaba a la aldea. ¿Para qué? Para nada en particular, rascarse un rato en alguna rama o simplemente pasear.
Tal cual, la chica cumplió su objetivo, se sentó durante un par de horas en una rama para dedicarle completa atención a su dorada melena con ese cepillo que nunca podía faltar en su portaobjetos. Pero como siempre, llegaba un momento en el que aquello la aburría por lo que terminó tomando algunos shurikens y a arrojarlos contra un tronco caído de las cercanías.
~ Me falta algo… ~ Pensaba la kunoichi una y otra vez luego de arrojar sus shurikens y luego juntarlos para repetir el proceso una y otra vez. ~ Si… Definitivamente me falta algo… ~ Dijo una vez más en su cabeza para luego comenzar a buscar con la mirada por aquella persona a la cual molestaría un rato o que tal vez sea capaz de satisfacer su 'necesidad' de recibir algún halago.
- ¿Dónde carajo hay un hombre...? O una lesbiana… - Susurró para si misma luego de guardarse los shurikens y erguirse para buscar con la mirada alguna silueta en aquel bosque, aunque con un poco de suerte podría llegar a darse el caso de que alguien viniese a ella...
Pero no, ese no fue el caso por lo que la rubia simplemente se regresó a la aldea a buscar a alguna persona en particular que le sirva para alimentar su ego de momento. ~ Quién será… ~ Cantaba en su cabeza mientras recorría las calles de la aldea sin prestar demasiada atención por donde caminaba.
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Datsue se había preparado a conciencia para su viaje. Había llenado su mochila de mudas, latas con comida, una manta por si tenía que dormir a la intemperie y una cantimplora. También portaba su bandana en uno de los bolsillos de la mochila, pues no quería llevarla a la vista.
Tenía también el dinero, el collar de su padre colgando del cuello y un mapa con las rutas marcadas para llegar a Shinogi-to, al cual contemplaba hasta hacía un momento. Hasta hacía un momento, porque nada de eso importaba ya.
Frente a él, una mujer, un ángel caído del cielo, caminaba hechizando con su mirada esmeralda a todo hombre que posase sus ojos en ella. Y Datsue, que pensaba hasta aquel momento que era inmune hacia aquel tipo de embrujo, notó la presión en el pecho y el rubor de las mejillas al verla acercándose hacia él.
“Debería… ¿Debería decirle algo...? ¿Pero el qué? Si no la conozco de nada. Vamos, piensa algo, ¡joder! Cualquier excusa... ¡Pero no te quedes con cara de tonto o perderás la oportunidad…!”
Pero eso fue exactamente lo que hizo. Quedarse con cara de tonto, hipnotizado y sin atreverse a decir ni pío.
Unos por ahí, otros por allá, hombres sobraban, una que otra mujer también, pero también sobraban las mujeres casadas y las novias celosas por lo que mucho no podían ni mirar ni decir. En pocas palabras, aquella simple necesidad de una chica completamente arrogante no podía ser saciada en este tipo de ambiente por lo que tardaría algo más de tiempo en aquella búsqueda.
Había una opción adicional que a la rubia no le gustaba para nada, la opción de los viejos verdes que realmente se pasaban de la raya con lo que decían o incluso lo que hacían, eran de todas las personas que se había topado en su camino los más atrevidos pero por mucho. ~ Venga... ¿Tan difícil es encontrar a alguien libre...? ~ Se decía a si misma mientras caminaba por aquellas calles con una expresión clara de desilusión hasta que finalmente se encontró cara a cara con un chico que parecía estar mentalmente en otro plano.
Sakamoto no pudo evitar ladear levemente la cabeza al mismo tiempo que arqueaba una ceja mientras intentaba deducir lo que le pasaba al chico. - ¿La garrotera...? - Susurró para si misma mientras recordaba aquello que solían decir en casa cuando alguien se quedaba estupefacto o en shock. - ¿Hola...? - Preguntó nuevamente mientras trataba de descifrar que era lo que tenía así al chico.
La idea de peligro era bastante estúpida siendo que la cara del chico no era de terror, pero por si las moscas Noemi se giró para asegurarse que nada viniese por detrás suyo y tal cual, nada, salvo uno que otro que se giraba lo más rápido posible para evitar ser pescado mientras miraba. Al no ver nada fuera de lugar, volvió su atención al chico.
~ ¿Qué le pasa...? ~ La kunoichi había visto muchos casos distintos a lo largo de su vida, gente tímida, gente demasiado extrovertida, aquellos que se ponen tartamudos y un sin fin de casos más, pero este en el que la persona se queda embobada y sin mover ni un solo músculo era algo completamente nuevo y no entendía como debía reaccionar ante ello.
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“¿Viene hacia mí? No, seguro que pasa de largo. Seguro… ¡HOSTIA! ¡Que sí que viene hacia mí!”
Datsue se quedó sin respiración. Jamás le había pasado cosa igual. Nunca había sido el más dicharachero ni extrovertido de la clase, pero aquello rozaba lo ridículo. ¿Por qué demonios tenía tanto miedo de una mujer?
La kunoichi le saludó y, probablemente al ver su semblante de tonto, miró hacia atrás como pensando que la razón de su expresión estaba a sus espaldas.
“Por los Dioses, ¡esto es ridículo!” se dijo Datsue, apelando a su orgullo. Si no reaccionaba pronto, dejaría de parecer imbécil para directamente demostrarlo. Tenía que decir algo, y cuanto más ocurrente fuese, mejor. Claro que ahora tampoco iba a pedirle peras al olmo.
—¡H-hola! —se obligó a decir Datsue, mientras se rascaba la nuca con la diestra y sonreía, algo avergonzado—. Perdona, es que… —“Piensa, piensa, piensa…”—. Me he asustado, ¿sabes? —improvisó de pronto—. Jamás había visto a un ángel caerse del cielo.
“¡Eso es, joder, eso es! Ahora sonríe un poco, con mucho cuidado de no parecer un pervertido. Eso la espantaría. Tiene que ser una sonrisa divertida, como si te hiciese gracia tu propio chiste. Bien… Y ahora la estocada final.”
—¿Duele mucho? —preguntó, fingiendo una exagerada preocupación—. Caerse del cielo, digo.
“Joder, ¡PERO QUÉ GRANDE SOY! ¡Un genio, eso es lo que soy! Ni el propio Genji lo hubiese hecho mejor”
A final de cuentas, el chico sabía hablar y no estaba tan paralizado como Noemi pensó, pero a juzgar por su habla y el rubor si que estaba algo nervioso. Eso si, con lo primero que dijo de que se había asustado el ceño de la kunoichi se frunció por una milésima de segundo. ~ ¿Me estás diciendo fea...? ~ Dijo en su cabeza mientras observaba los alrededores. ~ En medio de la aldea sería imposible esconder un cadáver... ~
Pero organizar un plan de acción para poder salirse con la suya fue completamente innecesario, gracias a ese nuevo agregado acerca de un ángel. - Joo... - Susurró Sakamoto mientras esbozaba una sonrisa y se inclinaba hacia adelante para estar a la altura, con ambas manos en su cadera. - Veo que sabes de cumplidos... - Dijo mientras inspeccionaba al chico con la mirada.
Unos instantes después de que la pregunta fuese formulada, la kunoichi terminó su evaluación visual. ~ Demasiado joven... ~ Pensaba al mismo tiempo que se enderezaba y se llevaba la diestra al hombro contrario para luego frotarse aquella zona ligeramente. - Algo... Lo suficiente para ganarte un dolor de espalda... - Respondió acompañada de una mueca de molestia. - En casos así viene bien un masaje pero... Pocos se atreven a poner un dedo sobre mi... - Agregó con su típica arrogancia y con una sonrisa en el rostro.
¿La idea? Conseguirse un masaje, simplemente eso. La espalda si bien no le dolía tanto como hizo parecer, si que sentía alguna molestia por los días que le había tocado dormir sobre el suelo y demás durante ese tiempo que estuvo vagando por ahí. ~ ¿Serás útil para algo más que cumplidos...? ~
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5/11/2015, 03:34
(Última modificación: 5/11/2015, 03:49 por Uchiha Datsue.)
Joo... - Susurró Sakamoto mientras esbozaba una sonrisa y se inclinaba hacia adelante para estar a la altura, con ambas manos en su cadera. - Veo que sabes de cumplidos... - Dijo mientras inspeccionaba al chico con la mirada.
Datsue esbozó una pequeña sonrisa de suficiencia. “Sí, pero no me pidas más, que los golpes de inspiración se esfuman tan rápido como llegan, y estoy tan bloqueado que no recuerdo ninguna frase ocurrente del libro de Genji Monogatari... Joder, ¿qué le había dicho a la criada nada más verla en el capítulo 3? La frase era buenísima. Era algo así como... como... ¡Mierda, tengo la mente en blanco!”
Tenía que calmarse y templar los nervios. Iba por buen camino, de hecho parecía haberle causado una buena primera impresión. Lo más difícil estaba hecho. Ahora tan sólo tenía que preocuparse de no cagarla.
Vio como la kunoichi se erguía y se llevaba una mano al hombro.
- Algo... Lo suficiente para ganarte un dolor de espalda... -Respondió acompañada de una mueca de molestia. - En casos así viene bien un masaje pero... Pocos se atreven a poner un dedo sobre mi...
Datsue arrugó el ceño, extrañado. “¿Cómo que no se atreven? ¿Por qué no iban a…? Un momento, ¿me está insinuando que quiere que le dé un masaje?" A Datsue se le iluminaron los ojos de tan sólo pensarlo. "Nah, no digas tonterías, seguro que no es eso… Joder, ¿pero y si es?” Las dudas y temores agolpaban la mente del Uchiha, que no podía creer su suerte. Nunca se había considerado feo, pero tampoco un Dios de la belleza, y apenas cumpliría 12 años en un par de meses… Y sin embargo, allí estaba, a punto de lograr dar un masaje a la mujer más bella que había visto en su vida. Casi tenía más ganas de salir corriendo a contárselo a sus amigos que de dar el propio masaje. Casi.
—Pues yo estaría encantado de poder ayudarte con esos dolores —se apresuró a decir Datsue, antes de que se le ocurriese cambiar de tema. No podía dejar escapar aquella oportunidad—. Aunque antes necesito que me des algo a cambio —añadió—. ¿Cuál es tu nombre?
Por un instante Noemi pudo divisar una sonrisa en el rostro del chico que tenía delante, aunque siendo sinceros le resultaba un poco incómodo que un chico que aparentaba ser demasiado joven fuese capaz de dedicarle cumplidos que ningún otro hombre había logrado pronunciar hasta el momento. ~ Una lástima... ~ Pensaba la kunoichi mientras seguía masajeando su hombro sin despegarle la mirada de encima al joven.
—Pues yo estaría encantado de poder ayudarte con esos dolores —se apresuró a decir Datsue, antes de que se le ocurriese cambiar de tema.
Una respuesta que sin lugar a dudas sorprendió a la chica de cabellos dorados. Hacía mucho ya que los hombres no le hablaban de esa manera sino que habían optado por 'cumplidos' subidos de tono o mismo comentarios que le parecían una falta completa de respeto hacia su persona y cualquier otra mujer que pudiese llegar a escuchar.
Sin lugar a dudas, el joven que tenía delante era una caja de sorpresas y del tipo que a Noemi agradaba. - No sabes cuanto te lo agradezco. - Le respondió esbozando una sonrisa cordial mientras llevaba nuevamente la mano a su cadera mientras el otro brazo lo dejaba completamente relajado a un lado de su cuerpo.
Pero las cosas no se quedaron allí, parecía ser que el chico de cabellos oscuros no iba a dedicarse a aceptar órdenes sin más, sino que se mantendría 'consciente' hasta el final. Después de todo, una petición por parte suya le llegó que por un instante hizo que la sonrisa de la kunoichi se borrase para mostrar así una mirada un tanto intimidante. ~ Mucho cuidado... ~
No podía dejar escapar aquella oportunidad—. Aunque antes necesito que me des algo a cambio —añadió—. ¿Cuál es tu nombre?
Así fue como Noemi se llevó una segunda sorpresa que la hizo soltar una ligera risa mientras volvía aquella agradable sonrisa a su rostro. - Me habías asustado... - Confesó mientras mantenía una mano cerca de su boca como si quisiese ocultarla por lo que duró aquella risilla. - Sakamoto Noemi, ¿Y tú...? - Respondió ella devolviendo la mano a su cadera y depositaba todo su peso en una sola de sus piernas logrando así que su cadera se inclinase un poco hacia un lado y se realzara aquella curva.
Luego de aquello, Noemi desvió su mirada a los alrededores. Habían estado hablando en el medio de la calle que si bien no era ningún tipo de delito, no quitaba el hecho de que estaban estorbando a aquellos que pudiesen estar apurados, además que podía ser que alguien mirase mal al Uchiha por el simple hecho de haber tenido la posibilidad de tocarla. - Lo que si... Creo que sería mejor ir a un lugar con algo más de privacidad. - Sentenció justo antes de devolver la mirada al chico. - ¿Alguna idea? -
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- Sakamoto Noemi, ¿Y tú...?
—Uchiha Datsue —respondió, aliviado por una pregunta cuya respuesta no demandaba comerse los sesos para encontrar una lo suficientemente ingeniosa. Seguramente sería su único respiro.
- Vamos a buscar algún lugar con algo más de privacidad... - Le dijo al chico mientras con la mirada buscaba lo ya mencionado.
A Datsue le empezó a latir el corazón de manera tremendamente peligrosa. “¿Un lugar con más privacidad?” Ahora su corazón parecía estar bombeando fuego, en vez de sangre, un fuego que recorría sus venas y que amenazaba con derretirle por dentro “¿¡Un lugar con más privacidad!? Eso significa… ¡Eso significa…!” No se lo podía creer. Aquello era el sueño de todo crío preadolescente hecho realidad. Y lo estaba viviendo él, justo en aquel momento.
Se sentía pletórico, invencible, con la fuerza suficiente como para mover una montaña y la energía desbordante como para dar la vuelta al mundo entero sin cansarse.
“Joder, por lo que más quieras, no la pifies. Venga, ahora… ¿debería invitarla a mi casa? Hmm… En la novela de Genji nunca las invitaba a casa, al menos no en la primera cita. Sí, quizá sea demasiado precipitado, aunque después de lo que me acaba de decir… Uff… ¿Qué hago? Vale, bien. Mejor dejar que ella lleve las riendas. Sí, no vaya a ser que la cague”
—¡Claro! —exclamó Datsue, disimulando a duras penas su júbilo—. Podríamos ir al parque de aquí al lado —sugirió—, o quizá prefieras algún otro sitio…
—Uchiha Datsue —
Los ojos de la kunoichi se abrieron completamente en una mueca de sorpresa. Nunca se imaginó que estaría cara a cara con un Uchiha y que para rematar uno esté interesado en ella era algo que ni en sueños se pudo haber imaginado. Pero volvemos al problema de la edad. ~ ¿¡Por qué no naciste antes!? ~ Se quejaba en su propia cabeza la chica que no paraba de maldecir al universo entero por lo que le estaban haciendo.
Sabía bien que no había sido la mejor persona pero de ahí a que le pongan algo así como el sueño de su vida pero con semejante diferencia de edades delante suyo era demasiado. ~ Odio mi vida... ~ Era el pensamiento del momento de Noemi, pero él no tenía por qué enterarse, aún podía llegar a esperar unos años... Siempre y cuando él no termine interesado en otra y siempre y cuando ella mantuviese como corresponde aquellas cosas que le habían cautivado el ojo.
La cara de la chica se había quedado paralizada por un buen lapso de tiempo, pero la respuesta del chico logró devolverla a la realidad. Tras parpadear unas cuantas veces en un segundo volvió la mirada al chico cuyos ojos no se parecían a la famosa descripción del Sharingan, pero tenía entendido que era algo que podían utilizar a antojo y semejanza.
—¡Claro! —exclamó Datsue, disimulando a duras penas su júbilo—. Podríamos ir al parque de aquí al lado —sugirió—, o quizá prefieras algún otro sitio…
Él no tenía por qué enterarse del sufrimiento por el que ella estaba pasando en este mismo instante, por lo que no tardó en recuperar esa sonrisa suya aunque un tanto diferente de antes, ahora un tanto nerviosa. - El parque podría ser... Pero si quieres podemos ir a otro lugar. - Respondió la chica en un intento por ocultar su sufrimiento auto infundido a causa de un sin fin de ideas dándole vueltas por la cabeza.
Era cuestión de tiempo a que todas las ideas terminasen desencadenando una jaqueca y por ello seguramente no podría disfrutar del masaje que se había conseguido. Pero volvemos a lo mismo, no tiene por qué enterarse, pero ella si que tenía que comenzar a despejar dudas si pretendía ocultarlo.
- Dime Datsue... ¿Cuántos años tienes...? - Preguntó la chica mientras miraba en la dirección previamente indicada, por estas horas era que el parque era menos concurrido por lo que podrían gozar de cierta privacidad, aunque siendo realistas algo como un masaje en la espalda no tenía por que hacerse en un lugar completamente privado. ~ Pero por favor... Que tenga más años de los que aparenta... ~ Decía una y otra vez Noemi casi que llorando pese a que su rostro mostrase cierta alegría.
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- El parque podría ser... Pero si quieres podemos ir a otro lugar.
—El parque está bien —afirmó el Uchiha, que no pudo evitar sentirse ligeramente decepcionado porque Noemi no sugiriese un sitio todavía más privado.
Casi ni tuvieron que caminar para llegar hasta él: era un sitio pequeño, con jardín a ambos lados de un camino de losas que serpenteaba hasta desembocar en un pequeño estanque. Había varios árboles aquí y allá, cuyas hojas se desperdigaban sobre el césped hasta el punto de convertir el parque en un manto que entremezclaba tonos rojizos y ocres.
Alrededor del estanque había varios bancos de piedra pulida, sin respaldo alguno. “Un sitio perfecto para dar un masaje”, pensó Datsue.
- Dime Datsue... ¿Cuántos años tienes...?
La pregunta lo tomó por sorpresa. Sonrió, en un intento por ganar algo de tiempo hasta que encontrase la respuesta adecuada, porque obviamente, la verdad no era la respuesta que más le convenía.
“Cumplo doce en nada, así que... Si me aumento uno o dos más podría colar”
—Cumplo catorce en primavera —mintió, sin problema alguno. Siempre se le había dado bien mentir—. ¿Por qué lo preguntas? —dijo, como sin darle importancia.
A final de cuentas, ambos terminaron yendo al parque pese a que el Uchiha se había llevado una decepción y probablemente sea a causa de la respuesta que le había brindado la rubia, que dicho sea de paso no se dio por enterada de aquello por culpa de que él no dio ningún tipo de señal de aquello.
—El parque está bien —
¿Qué otra cosa iba a hacer si el chico había aceptado ir allí? Nada, simplemente caminó junto a él y para buena fortuna, habían unos bancos de piedra cerca del estanque. Eran simplemente perfectos para lo que habían ido a hacer y para buena fortuna de ambos no había prácticamente nadie allí salvo por una que otra persona que pasaba sin prestar demasiada atención a nada.
La chica no paraba de sufrir con la respuesta que suponía que recibiría a su pregunta, a simple vista parecía un chico que apenas si habría pasado los diez años pero aun así tenía buen vocabulario y para colmo parecía de lo más interesado en ella, es decir, a esa edad ella ni se fijaba en el sexo opuesto a no ser que fuese para molestar. ~ Una lástima que haya semejante... ¿Diferencia...? ~
—Cumplo catorce en primavera —mintió, sin problema alguno. Siempre se le había dado bien mentir—. ¿Por qué lo preguntas? —dijo, como sin darle importancia.
~ ¿Es en serio...? ~ Se preguntó a si misma mientras tomaba asiento sobre uno de los extremos de la banca. - Hubiese jurado que eras más joven... - Respondió sin atreverse a pensar que le estaban mintiendo a causa de ese deseo suyo. ~ Serán solo tres años de diferencia... No está tan mal... ~ Pensaba la kunoichi mientras sacaba cuentas y de paso iba organizando mejor sus ideas ahora que la cosa iba mejorando.
Pero de todas formas, primero lo primero, el masaje. Noemi se giró para darle la espalda al chico para facilitarle el trabajo y se quedó a la espera. - Intenta que no sea muy fuerte ¿si...? - Aclaró con una sonrisa mientras hacía a un lado su dorada cabellera y desenganchaba la katana de las argollas que la mantenían pegada a la espalda. ~ Si aguantamos un par de años nadie podrá decir nada... ~ Decía en su cabeza al mismo momento en que depositaba el arma sobre el suelo.
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- Hubiese jurado que eras más joven...
Datsue se mordió la lengua. Ahora era cuando le tocaba a él decir algo ingenioso, algo gracioso que la hiciese reír y, a la vez, le quitase importancia al tema de la edad. Porque estaba claro que para ella era un problema.
“Un momento… Si se preocupa por mi edad… ¿Quiere decir que está interesada en mí? ¿O es simple curiosidad? Joder, y dice que me echaba menso años. Seguro que le parezco un crío” se martirizó Datsue, que al dejar que su mente volase con aquellos pensamientos había perdido la oportunidad de dar una réplica ingeniosa.
Noemi ya se había colocado en el banco, dejando su katana en el suelo y recogiendo su pelo hacia un lado.
“La hora de la verdad” se dijo Datsue, que en su vida había dado un masaje a nadie. Notó como su corazón palpitaba con fuerza, amenazando con salírsele del pecho.
- Intenta que no sea muy fuerte ¿si...?
—Claro —dijo, todavía no muy seguro de cómo empezar. Se arrodilló en el banco, detrás de ella y alzó las manos—. Aunque debo confesar que no he dado muchos masajes en mi vida… Pero aprendo rápido —se apresuró a añadir—.
En un matojo de nervios y emoción a partes iguales, posó los dedos sobre los hombros de Naomi. El simple roce con su piel le produjo un escalofrío. Sin estar muy seguro de cuál sería el siguiente paso, estiró sus pulgares y empezó a masajear la parte alta del cuello con las yemas, de una forma que le pareció lo suficientemente suave.
—¿Así está bien? —preguntó, mientras sus pulgares iban descendiendo poco a poco hacia los hombros. Lo cierto era que no tenía ni idea de si lo estaba haciendo ni rematadamente parecido a lo que se consideraba un masaje normal—. Y dime —agregó más tarde—, ¿qué rango ninja tienes? Apuesto a que ya has realizado más de una misión peligrosa.
Datsue calculó que Noemi tendría entre 16 y 18 años, una edad en la que podría ser perfectamente tanto una Chunnin como una Jounnin. Rezó para que fuese lo primero, pues la idea de saber de pronto que estaba intentando ligar con una Jounnin le resultaría demasiado… violento.
Por algún extraño motivo se hizo el silencio luego de la pregunta de Noemi acerca de la edad de Datsue, no sabía si eso quería decir que lo había ofendido de alguna manera o si realmente lo había dejado descolocado pero por buena fortuna, al regresar al tema del masaje el chico reaccionó nuevamente.
~ Menos mal... Lo único que me faltaba era espantarlo... ~ Se dijo a si misma tras terminar de acomodar su cabellera, poco después de ello el chico alzó las manos y le lanzó una leve advertencia a la chica.
—. Aunque debo confesar que no he dado muchos masajes en mi vida… Pero aprendo rápido —
Algo que la traía realmente sin cuidado puesto que solamente le daban masajes cuando era más pequeña, ahora tenía que arreglárselas para conseguir a alguien que pudiese satisfacer sus caprichos y en este caso, Datsue sería el elegido para ello. Ya lo había ni bien se vieron con esos cumplidos hacia su belleza y ahora lo haría con los masajes que si bien era un inexperto según lo dicho, no se le daba tan mal.
- Un poco más fuerte... - Indicó la kunoichi al sentir esa presión contra su cuello que poco a poco se fue deslizando hacia sus hombros. Estaba haciéndolo tan suave que apenas si podía considerarse como un masaje, pero nuevamente, la voz del chico la tomó desprevenida con otra pregunta algo 'fuera de lugar' como la que ella le había formulado previamente.
—, ¿qué rango ninja tienes? Apuesto a que ya has realizado más de una misión peligrosa.
Fue la pregunta que en cierta medida le había dado un buen golpe al hígado pero la respuesta tenía que ser realmente sincera o por el contrario, el Uchiha terminaría por enterarse por boca de alguien más y sería fatal para ella. - Soy... Una genin... Estuve mucho tiempo fuera por entrenamiento así que no he podido hacer los méritos para ascender a chuunin. - Sentenció la rubia que se había cruzado de brazos mientras intentaba disfrutar de los masajes del chico.
En este mismo instante, a Noemi le dolía bastante su orgullo y todo a causa de que se la había pasado en casa sin hacer absolutamente nada útil con su vida. Sino, seguramente (según ella) ahora mismo sería una Jounin aunque existe la posibilidad de que no se hubiese cruzado con Datsue. ~ Pero tú ni bandana tienes... ~ Pensaba la chica que mantenía el silencio mientras intentaba consolarse de una manera u otra.
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7/11/2015, 02:29
(Última modificación: 7/11/2015, 02:29 por Uchiha Datsue.)
- Un poco más fuerte...
Sus deseos eran órdenes para él, y no tardó en acatarlas. Aumentó la presión que ejercía con los dedos y empezó a hacer movimientos circulares con ellos, esperando que le gustara.
“Ojalá pudiese inmortalizar este momento con una foto. ¡Sería la envidia de toda Takigakure!”
Entonces llegó la hora de las preguntas, tras la cual Noemi no tardó en responder a la suya:
- Soy... Una genin... Estuve mucho tiempo fuera por entrenamiento así que no he podido hacer los méritos para ascender a chuunin. - Sentenció la rubia que se había cruzado de brazos mientras intentaba disfrutar de los masajes del chico.
Datsue no pudo evitar sentirse ligeramente decepcionado. Una gennin a su edad… era tan chocante como si a él le pusieran una canguro para arroparlo por las noches.
“Aunque el rango no tiene porqué significar nada… Si ha estado entrenando como dice, seguramente sea mucho más fuerte de lo que parece. Quizá pueda ayudarme a conseguir una misión de rango C”.
Por un momento, se olvidó de que la chica le gustaba y empezó a pensar en cómo podría resultarle útil para conseguir su propósito y, así, pagar la desorbitada deuda que habían contraído sus padres. De tan abstraído que estaba, sus manos olvidaron por un momento que estaban realizando un masaje.
—Vaya, pero entonces debes de ser realmente fuerte, ¿no? Digo, con tanto entrenamiento… —apostilló—. Oye, pues quizá podría ayudarte. Con lo de hacer méritos para chunnin, digo —continuó, retomando el masaje al darse cuenta que había dejado de hacerlo, ejerciendo un poco más de presión que antes de forma inconsciente—. Estaba buscando a un equipo para solicitar una misión de rango C. Ya sabes, suele ser cosa de chunnins, pero con tu experiencia y encontrando a un tercero mínimamente capaz seguro que salimos bien parados, ¿no crees? —se aventuró a pronosticar Datsue.
"Y sería la excusa perfecta para volver a verte. Dos pájaros de un tiro" pensó Datsue, que ya se estaba haciendo ilusiones.
Ni bien la escuchó el chico comenzó a ejercer más presión que antes logrando así que el masaje fuese eficiente, no como el de un experto pero cumplía su propósito. Puesto que él no dijo nada, ella prefirió guardar silencio para así disfrutar lo mejor posible de aquellos servicios, aunque probablemente Datsue terminaría por cobrarlo como una especie de favor o algo del estilo. ~ Mientras que no se pase... ~ Pensaba la kunoichi bastante convencida de que aquello ocurriría tarde o temprano.
Por algún motivo, el silencio se hizo presente y con ello las manos del chico se quedaron completamente quietas por lo que Noemi no tardó en quejarse. - Ey... - Fue lo único que llegó a decir que el Uchiha volvió a su labor aunque con un poco más de fuerza, sin llegar a convertirse en algo doloroso por suerte.
—Vaya, pero entonces debes de ser realmente fuerte, ¿no? Digo, con tanto entrenamiento… —apostilló—. Oye, pues quizá podría ayudarte. Con lo de hacer méritos para chunnin, digo —
Fue la propuesta del chico que a Noemi le sabía un tanto amarga. ~ Ni bandana tienes... ~ Decía en su cabeza mientras se dibujaba una mueca de desagrado en su rostro, no por el masaje, sino por la propuesta que estaba pensando en rechazar si no le agregaba alguna otra cuestión.
—. Estaba buscando a un equipo para solicitar una misión de rango C. Ya sabes, suele ser cosa de chunnins, pero con tu experiencia y encontrando a un tercero mínimamente capaz seguro que salimos bien parados, ¿no crees? —
Agregó el chico, estaba bastante enterado del asunto de los rangos y de las misiones para ser un simple civil pero con ello es que a la kunoichi se le vino la idea de que podría ser el caso de shinobi que escondía su bandana, aunque carecía de sentido hacerlo dentro de la misma aldea por lo que mirándole por encima del hombro decidió preguntarle. - ¿Eres un shinobi...? Siquiera he visto tu bandana. - Sentenció la chica con cierta severidad a la espera de una respuesta negativa.
Suficiente trabajo tendría poniéndose al día con lo que es realmente el trabajo de shinobi como para estar cuidando de paso a un recién graduado y váyase a saber quién más terminaría en ese equipo que pretendía armar. ~ Con un lastre tengo suficiente... ~ Pensaba la chica que había vuelto enderezar su cuello y se mantenía de brazos cruzados, aunque ahora había depositado su pierna derecha por encima de la izquierda para estar más cómoda. ~ Aunque si logramos completar la misión que nos den seguramente Yubiwa quede encantado... ~
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