Nivel: 10
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—Camina conmigo entonces, así si nos perdemos lo haremos juntos —bromeo la peliblanca mientras avanzaba lentamente por el pequeño sendero—. Si no te importa me gustaría hacerte una pregunta, ¿De dónde eres Kazuma? —Preguntó la peliblanca a su compañero de camino, ella le había contado de dónde era pero él no lo había hecho y pensaba que era justo que todos respondiesen las mismas preguntas.
—Soy de Uzushiogakure —respondió con naturalidad—, pero mis rasgos físicos son propios de la línea de sangre a la cual pertenezco. —Supuso que la joven sentía curiosidad por su aspecto, pues sin importar hacían donde fuera resultaba algo único.
Ahora que lo pensaba, también le llamaba la atención las características físicas de aquella muchacha. No solo era muy bonita, sino que sus rasgos eran algo que no encajaba con nada que hubiese visto antes.
«Ahora que me fijo…» Al ver como aquella cabellera nívea ondeaba por entre el verde follaje, se le hizo muy familiar a aquel destello blanco que ya había visto en dos ocasiones aquel día. Solo entonces se le ocurrió pensar que quizas el supuesto "fantasma" que habia visto era tan solo la estela de aquella malena.
—Disculpa si la pregunta es un tanto indiscreta —dijo con un tono de timidez en su voz—, pero tu cabello… Digo, es muy poco común, ¿Acaso es algo habitual entre las personas de tu lugar de origen?
—Soy de Uzushiogakure, pero mis rasgos físicos son propios de la línea de sangre a la cual pertenezco—
Aquella revelación dejó la peliblanca un instante pensativa, en cierta forma debían de ser compañeros pues ambos pertenecían a la misma villa. La verdad es que no nunca hubiese sospechado que aquel chico podría ser de Uzu, al fin y al cabo la mayoría de gente de Uzu tenía unos rasgos bastante definidos aunque claro... también estaba Yota.
—Disculpa si la pregunta es un tanto indiscreta, pero tu cabello… Digo, es muy poco común ¿Acaso es algo habitual entre las personas de tu lugar de origen?—
—¿Tanto se nota que no soy de aquí?— bromeó la Hyuga alegremente —Si te digo la verdad tampoco es muy común— comentó sin ningún rubor —Según me contaron mis matronas pocas veces aparece— prefería omitir el detalle de que dentro de sus predecesoras apenas tres tuvieron ese color de cabello
Poco a poco los chicos fueron avanzando por el camino, hasta que tras cruzar el último recodo pudieron observar justo delante la plaza central del templo.
—Vaya, hemos tenido suerte. No nos hemos perdido— celebró la Hyuga una vez se adentraron en la plaza —Debo ser una buena guía—
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—¿Tanto se nota que no soy de aquí? —bromeó la Hyuga alegremente—. Si te digo la verdad tampoco es muy común —comentó sin ningún rubor—. Según me contaron mis matronas pocas veces aparece.
—Entiendo… Resulta ser algo bastante interesante —Dijo, fascinado por aquel extraño capricho genético.
El bosque parecía mucho menos confuso y extraño con aquella joven guiándole. De hecho, hasta se hacia un lugar agradable. El camino de vuelta resultaba realmente sencillo, solo había que seguir la senda ancha y con ello se llegaba al templo principal.
«¿Sus rasgos felinos y su atractivo también serán parte de esa particularidad?»
Al joven de blancos cabellos también le causaba un poco de curiosidad el origen de la chica. Pues le daba la impresión de que provenía de un lugar bastante rural y religioso. En ese contexto el Ishimura había comprobado que las personas que compartían sus rasgos eran vistos de forma distinta; En los pueblos con creencias más antiguas, los albinos podrían ser considerados una de dos cosas; O mensajeros del infortunio o seres espiritualmente superiores. Uzushio era un lugar bastante variopinto, pues siempre ha habido gran cantidad de etnias, pero de igual forma había tenido la oportunidad de encontrarse con ancianos que se mostraban un poco temerosos hacia su cabello ya que según sus creencias era una señal de “mal agüero”.
«Por lo que ha dicho, probablemente la consideran una sacerdotisa… ¿Pero sería eso lo que ella quería, o tan solo fue lo que se le impuso?»
Antes de darse cuenta ya habían logrado salir de la arboleda.
—Vaya, hemos tenido suerte. No nos hemos perdido —celebró la Hyuga una vez se adentraron en la plaza—. Debo ser una buena guía.
—Sí, creo que lo eres, pues seguramente yo me hubiese perdido… De nuevo —aseguro con cierto tono humorístico—. Creo que me he tomado más tiempo del que me correspondía… —miro al cielo, tratando de ver que tan tarde se le había hecho.
»Ha sido un rato agradable, Hyuga Mitsuki «excepto por lo de perderme y por lo del susto.», pero aquí es donde nos despedimos —se notaba cierto tono de decepción en su voz—. De verdad es una lástima; Eres una persona interesante y tenía muchas cosas que quería preguntar.
El joven comenzó a caminar hacia las escaleras del templo y en cierto punto se giró hacia la jovencita.
—Tengo la sensación de que nos volveremos a ver, así que esto es tan solo un hasta pronto. — Dejó escapar una leve sonrisa y comenzó a caminar de nuevo, mientras las personas que llegaban iban cubriendo y ocultando su silueta.
—Ha sido un rato agradable, Hyuga Mitsuki—
—Lo mismo digo, Ishimura Kazuma— contestó con la misma cortesía recibida mientras se detenían justo dodnde acababa la plaza y daba paso a las escaleras que bajaban desde el templo, justo bajo el arco que separaba el mundo divino del mundo mortal.
—Creo que me he tomado más tiempo del que me correspondía... Ha sido un rato agradable, Hyuga Mitsuki pero aquí es donde nos despedimos. De verdad es una lástima; Eres una persona interesante y tenía muchas cosas que quería preguntar—
—Espero que la próxima vez que nos encontremos dispongas de más tiempo, yo también he disfrutado de la conversación—
Mientras el chico se alejaba, Mitsuki hizo una leve reverencia en señal de despedida.
El peliblanco e giró y añadió —Tengo la sensación de que nos volveremos a ver, así que esto es tan solo un hasta pronto. — para después volverse y continuar descendiendo, poco a poco la kunoichi le fue perdiendo la pista entre la maraña humana que se formaba entre los que descendían y los trataban de subir.
—Yo también la tengo...— Mitsuki se volvió y se dirigió al templo principal, para agradecer a los monjes el esfuerzo de cuidar la capilla del dios Fuujin
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