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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
El edificio de la Arashikage era un templo inexpugnable de trabajo, continuo e incesante. Tanto Yui-sama, así como el puñado de empleados que hacían vida a diario dentro de los muros de aquel altísimo torreón; dedicaban sus días a largas jornadas administrativas, papeleo, misiones y cualquier otra gran cantidad de necesidades para mantener la aldea en orden.

Orden. Eso era lo que, quizás, más quería ella. Ella, la máxima líder. La guía de de un inmenso rebaño, civil y militar. Un trabajo duro, de eso no había ninguna duda.

Kurozuchi, sin embargo, habría deseado tener que ocuparse de semejantes montañas de papeleo a tener que lidiar con su próximo trabajo. Porque, viéndose obligado a permanecer dentro de la seguridad de la aldea por más de un año luego de haber comprometido su tapadera durante una importante y peligrosa misión; no tuvo más remedio que acatar las órdenes emitidas por la Arashikage e intentar re insertarse a sí mismo a la sociedad de Amegakure, a modo de intentar cogerle el ritmo a la rutina normal de un jonin común y corriente.

Pero eso era lo que menos le describía. Lo común era aburrido. Y lo único que le hacía sentir bien era que, en su nuevo papel de sensei; tendría que encargarse de tres críos que eran de todo menos "comunes". Particulares como ninguno, Yui-sama había armado ese equipo en particular por una razón evidente.

Sus nombres eran: Isa Kagetsuna, Uchiha Reiji y Umikiba Kaido. Y todos recibieron una inusual invitación, a reunirse el día siguiente en las afueras del edificio de la Arashikage. En la mañana, y sin falta.

El mensaje decía lo siguiente:

La oficina principal del Edificio del Arashikage solicita su presencia el día de mañana, cuarto de la semana; a fin de recibir las indicaciones para la realización de su primera misión oficial. Todo detalle sobre la misma les será entregada dentro de las instalaciones, una vez haya registrado su nombre con el recepcionista de turno.

En el pergamino reposaba fresco el sello de la aldea. Legítimo como nada, sólo les quedaría acatar las órdenes.

***

Kaido tuvo que leer la carta un par de veces, como si necesitase asegurarse de que aquello era real. Porque, llevaba probablemente varios meses inactivo desde que recibió aquella bandana, y aunque en ciertas ocasiones tuvo la iniciativa de pedir una misión directamente con la Arashikage, al parecer no habían muchas disponibles para las genin. O para él, quien sabe.

El ego le gruñó en el estómago y le levantó finalmente el ánimo. Por fin, por fin tendría la oportunidad de demostrar lo que su clan le había inculcado durante tanto tiempo. Una misión era tan sólo un trámite más, para ascender en la escala de poder y aprender nuevas cosas. Era la única forma de convertirse en la bestia que tanto soñaba ser.

Se despidió de Yarou y dejó sus aposentos. No esperó, ni perdió tiempo —como lo habría hecho en otras ocasiones—, sino que dirigió su azulado trasero hasta las cercanías del altísimo edificio de la Arashikage.
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#2
—Kagetsuna, Kagetsuna despierta, ¡KAGETSUNAAAA!— Insistía, más el niño seguía durmiendo como una piedra mientras babeaba la almohada.

El muchacho se había desvelado, por lo que el sueño que tenía era mucho más profundo de lo habitual. Incluso alguien podría llegar a pensar que estaba muerto de no ser por aquellos ronquidos que parecían los rugidos de un dragón de mazmorra. Hangaku sabía que cuando su hermano pasaba a los dominios de Hypnos, había que tomar medidas drásticas. Así fue como salió de la habitación, y cuando regresó llevaba sobre sus muslos una pequeña cubeta. Acercó la silla de ruedas lo más que pudo a la cama, y entonces vertió el contenido en la cara del chico.

—¡ME LLEVA LA GRAN PUTA!— Se despertó vociferando al sentir algo frío y duro caerle encima —¿¡Por qué mierdas me despiertas así!? Auhhh— Se tocó el rostro y luego vio las sábanas, no era agua, al menos no en estado líquido. Su dulce hermana había optado por bañarle en cubitos de hielo.

—Toma esto— Le indicó mientras le extendía un pergamino. —Lo trajeron ayer, pero como regresaste tarde anoche no te la pude entregar antes.

El muchacho tomó bruscamente la misiva de las manos de su hermana y la leyó con rapidez.

La oficina principal del Edificio del Arashikage solicita su presencia el día de mañana, cuarto de la semana; a fin de recibir las indicaciones para la realización de su primera misión oficial. Todo detalle sobre la misma les será entregada dentro de las instalaciones, una vez haya registrado su nombre con el recepcionista de turno.

"Ahhhg, Ame no Kami mío. El sello es oficial, definitivamente es legal. Pero, dice que todo detalle "les" será entregado. ¿Acaso tendré que trabajar con otros genin?"

La sola idea ya le daba pesar.

—No te quedes ahí pasmado, apresúrate a comer que todavía debo peinarte. No creo que sea buena idea llegar tarde a tu primera misión.— Dijo sonriente.

—Como sea.

Tras terminar de arreglarse, se aseguró el portaobjetos, llevando todo su equipo a excepción de Kokuryū. No creía que fuese a necesitar una espada para una misión de Rango D, el resto era porque simplemente le daba pereza organizar lo que iba adentro.

Fue así como partió rumbo a la oficina de la Arashikage, mientras la lluvia perpetua le abrazaba con su frío. No tenía idea de cómo iba a resultar todo. Hace relativamente poco tiempo que se había graduado y no estaba demasiado contento con que le llamasen, pues como buen vago, le hubiera gustado pelársela un poco más. Pero el oficio es oficio. A lo lejos divisó la torre y apresuró el paso, salpicando los charcos sin saber a quién o qué encontraría en ese sitio.
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#3
La oficina principal del Edificio del Arashikage solicita su presencia el día de mañana, cuarto de la semana; a fin de recibir las indicaciones para la realización de su primera misión oficial. Todo detalle sobre la misma les será entregada dentro de las instalaciones, una vez haya registrado su nombre con el recepcionista de turno.

—POR FIN! POR FIN! POR FIN! mi valía ha sido reconocida y me llaman a una misión! SOY EL MEJOR GENNIN DE AMEGAKURE! —Gritaba el joven Uchiha mientras leía una carta con el sello oficial que su madre le había entregado.

—No te llaman, OS llaman, a ver si leemos mejor "Mejor gennin de Amegakure" —Dijo la madre del chico en tono de burla — Y por cierto, aun no has limpiado tu habitación, así que ve poniéndote con ello

—¿Eh? — Les..., en la carta ponía les... ¿a que otras personas se referiría la carta? u otra, con suerte le tocaba trabajar con alguna chica bien maja, así que se olvido del tema. En cuanto a lo de limpiar... eso ya no le gustaba tanto —Joo mama, que mañana tengo una misión, tengo que estar descansado

— Misión de Rango S: O limpias tu cuarto, o hago que busquen a otro gennin para esa misión ¿Entendido?

—Valeeeeeee, la limpio, la limpio ahora...

Aunque lo que primero hizo el chico fue preparar su despertador para no llegar tarde a la cita. Luego ya limpio la habitación. Ordeno sus comics de los Ame Rangers, sus personajes favoritos de ficción, y por ultimo, se dio una larga ducha caliente. Cuando termino, bajo a cenar con su madre y con su hermana. Por ultimo, aunque tenia ganas de leer el ultimo tomo de los Ame Rangers, decidió que lo mas sensato era acostarse y preparar sus cosas para el día siguiente.

Como se había preparado con tiempo, se levanto tranquilamente de la cama al día siguiente. Hizo lo que hacia cada mañana. Bajo a la cocina a desayunar. Por supuesto, su madre hacia rato que se había levantado, era una mujer madrugadora y que se preocupaba bastante por sus hijos. Esa día era la primera misión de su primogénito, y tenia que alimentarlo bien.

Cuando el Uchiha termino todo que tenia en el plato, subió a su habitación, se vistió, se coloco sus portaobjetos, donde guardo el pergamino que lo citaba, luego se echo por encima su capa. Por ultimo, se puso aquella misteriosa mascara que le dejaba disfrutar de una de sus aficiones favoritas y salio volando por la ventana tras tomar la forma de un cuervo.

Su madre detestaba que hiciera aquello, por que ademas siempre se dejaba la ventana abierta y entraba agua en su habitación, pero era mucho mas rápido que subir hasta la terraza.

Así que voló. Voló hasta el edificio de la Arashikage tranquilamente y sin prisas, disfrutando del viento en sus plumas y de las suaves caricias de la lluvia. Había salido con tiempo de sobra, y aunque se tomo su tiempo para disfrutar de sus alas, llego al edificio unos minutos antes de la hora indicada.

Sin quitarse la mascara del rostro, entro al edificio y busco la recepción, donde le habían dicho que fuera a por los detalles de su misión.

El Joven Uchiha se acercaría a la recepción, y si había alguien allí, se identificaría para que le dieran sus ordenes.

—Buenas, soy Uchiha Reiji y me han llamado para una misión
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#4
Uchiha Reiji fue el primero en llegar a las cercanías del edificio de la Arashikage, por razones que para él —y sólo para él—, eran más que obvias. No cualquiera puede transformarse en un pájaro, y sobrevolar la aldea; evitándose el abultado tráfico de transeúntes que normalmente surcaban las calles de la aldea durante las mañanas.

Sólo él podía hacerlo, gracias a su mística máscara.

Una máscara que, sin embargo, no retiró de su rostro al ingresar a las instalaciones del edificio. Y aunque aparentemente nadie se había percatado de la metamorfosis que invadió su cuerpo al cambiar a su estado humano, era evidente que tan llamativo adorno iba a llamar la atención. Muchos voltearon a verle, otros lo dejaron pasar desapercibido.

La vieja que se encontraba postrada detrás del escritorio principal, sin embargo; frunció el ceño ante la intervención del muchacho. Le miró por el rabillo del ojo y exclamó:

—Antes que nada, debo pedirte que te retires la máscara. No es cortés conversar con alguien teniendo esa cosa puesta, ¿no crees? —dijo, todo mientras rebuscaba con la agilidad de un experimentado recepcionista la ficha de identificación que tuviera el nombre del más reciente invitado. Cuando la hubo encontrado, prosiguió: —. déjame echarle un ojo a tu ficha, Uchiha Reiji.

Ella conservó el silencio durante unos cuantos segundos, cerciorándose de la información. Y para cuando alzó la vista, no observaría a Reiji directamente, sino que, por el contrario; daría un vistazo a su alrededor. Como si tratase de encontrar a alguien más.

—Bien. En efecto, has sido convocado para una misión, pero no la realizarás tú solo. Se te ha asignado un equipo y ninguno de ellos ha llegado aún. ¿Te importaría esperar a que hicieran acto de presencia, a fin de daros las indicaciones a todos juntos, y no tener que volver a repetirme? —sentenció.

***

Kagetsuna estuvo apunto de llegar, cuando vio pasar sobre suyo a una especie de cuervo. Negro, oscuro como la mismísima noche, volando con naturalidad entre las gotas de lluvia.

Cualquiera habría esperado que éste se perdiera de nuevo entre los altísimos rascacielos que adornaban las calles de Amegakure, pero por extraño que pareciera; el animal continuó su vuelo en descenso y dejó que sus patas, finalmente, tocaran el suelo. Isa Kagetsuna pudo ver en primera fila —junto a Kaido, quien, un par de metros más atrás, también llevaba el mismo camino que el tuerto—; como el pájaro se convirtió de pronto en un humano. Aquel cambio, tan súbito y sorpresivo, tomó el tiempo suficiente como para que los cautivos espectadores no dudaran de lo que habían visto.

El escualo, ya más cercano a Kagetsuna, tuvo que compartir sus impresiones.

—O-S-T-I-A P-U-T-A —exclamó, con la boca abierta—. dime que has visto lo que yo: ¿o es que estoy alucinando?
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#5
Iba llegando a puntual a su destino, a pesar de la muchedumbre de gente que solía transitar a esas horas. No había tenido mayor contratiempo hasta ahora. Andaba sin prestar demasiada atención a nada, ni siquiera al cuervo que pasó volando bastante cerca de él. Más esa actitud cambió en cuanto el ave se le adelantó a la entrada del edificio, tomando forma humana delante de sus narices.

"¿Pe-pero qué?"

La metamorfosis fue totalmente visible, aquello no había sido siquiera una transformación de un Henge no Jutsu, era otra cosa. Le vió entrar al edificio, y él también estaba a punto de hacerlo, cuando la voz cercana de una presencia que no había notado hasta ese momento le abordó sobre lo que acababa de presenciar.

—¡Claro que lo...!— Se volteó para responder, quedándose callado un par de segundos al observar al escualo. —...vi.— Remató quedándose sorprendido ante su interlocutor.

Parpadeó varias veces para asegurarse de que su ojo no le estaba jugando una mala pasada. Ante él estaba un muchacho que le sacaba algunos cuantos centímetros, cuya extraña tez de color azulado lo dejó perplejo. Eso, sin mencionar la para nada despreciable hilera de dientes puntiagudos que poseía. Además, viéndole al cuello, se podía observar algo parecido a las agallas de un pez desde la parte trasera de la nuca. Todo un fenónemo ante a sí.

Se quedó sin habla. El cuervo había pasado a segundo plano considerando al excéntrico personaje que acababa de conocer. Aunque la bandana que llevaba en la frente le recordó el motivo por el cual había asistido allí.

"Joder, concéntrate Kagetsuna. Estás aquí para una misión."
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#6
—Antes que nada, debo pedirte que te retires la máscara. No es cortés conversar con alguien teniendo esa cosa puesta, ¿no crees?

—Tienes razón, pero detesto cuando la gente me mira como si fuera un demonio o algo asi, por eso prefiero mi mascara — Dijo mientras se la quitaba, por respeto —Esto viene de serie, no me lo puedo quitar —Señalo a sus negros ojos, donde no se podia distinguir la pupila del iris.

—déjame echarle un ojo a tu ficha, Uchiha Reiji.

—¿Se te ocurre algún chiste mas sobre ojos, uchihas y un tío con los ojos raros?

Las bromas con los ojos y los Uchihas parecían un tema común aunque no quedaran muchos miembros del clan. Pero si encima le sumábamos que el pobre Reiji vivía con los ojos de un cuervo por haber nacido ciego...Encima a la gente le encantaban las leyendas urbanas, por si no había suficiente con las gracietas, y algunas decían que los ojos de Reiji podían robar el alma y cosas peores. Mucho peores.

—Bien. En efecto, has sido convocado para una misión, pero no la realizarás tú solo. Se te ha asignado un equipo y ninguno de ellos ha llegado aún. ¿Te importaría esperar a que hicieran acto de presencia, a fin de daros las indicaciones a todos juntos, y no tener que volver a repetirme?

—Claro, esperare aquí sentado, por suerte he venido con tiempo de sobra —Dijo mientras se dirigía a una pared y dejaba su culo caer sobre el frío suelo. Si, había asientos, pero el joven uchiha prefería el suelo — Y si no te importa, lo haré con mi mascara puesta, no me gusta que me miren con mala cara, prefiero que lo hagan con curiosidad— Dijo mientras se la volvía a poner

"Pues al final no trabajare solo... yo que quería demostrar mi valía"
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#7
Kaido se vio ligeramente distraído de su impresión inicial debido a la curiosa reacción de quien segundos antes, también hubo presenciado el cambio morfológico al que se había visto sujeto el cuervo de plumas negras. Porque cualquiera habría pensado que aquella transformación podría ser lo suficientemente extraña como para que un simple humano de color azul pasara a un segundo plano, pero sin embargo; para el tuerto no pareció ser así.

Su cara de "qué cojones tengo en frente" era más que obvia. Kaido casi las conocía a la perfección.

—Qué pasa, tuerto de mierda. ¿Nunca habías visto a un hombre azul? —le dijo, no sin antes empezar a caminar y golpearle el hombro con su brazo derecho —. la próxima que me veas así te escuezo el trasero a patadas, capullo. Y no lo hago ahora mismo porque tengo que ir a recibir mi jodida misión.

Le sacó el dedo medio por la espalda, y continuó su trayecto al interior del edificio de la Arashikage.

____________________________________________

La vieja no tuvo nada que decir ante la evidente desidia de Uchiha Reiji. Dejó que un "¡Santo cielo!" le recorriera la cabeza y trató de disimular el susto con el temple que sus años de experiencia le habían otorgado. Era un tío muy feo, de eso no había duda; y no por nada preferiría llevar consigo esa máscara. Pero para ella, las normas de cortesía eran importantes. Un par de ojos negros sobrenaturales no le iban a a hacer cambiar de opinión, por más perturbador que pudiesen haber sido al principio.

La doña calló y dejó que el acomplejado Uchiha fuera hasta la pared más cercana y tomara asiento. Y sin embargo, no pasó demasiado tiempo para que tuviera que su viejo corazón se volviera a ver agitado por una impresión de tal magnitud. No bastaba con las iris oscuras como la mismísima noche de Uchiha Reiji, no...

Ahora un joven azulado, con agallas que latían al ritmo de su caminar y unos dientes afilados cual piraña se acercaba rápidamente hasta los linderos de su escritorio. Entonces, se resignó. ¿Qué le iba a pedir a él, que se quitara su dentadura?

—Tú debes ser... —comentó, temerosa.

—Al menos que conozcas de otro tiburón con piernas en ésta puta aldea, sí; ese soy yo. Ahora, por favor: ¿podría entregarme mi misión?

—Debes esperar por tu último compañero. ¡Uchiha Reiji, aquí está uno de los miembros de tu equipo! —les señaló, a ambos. Y luego apuntó a la puerta, por la que habían entrado ambos—. y... allí está. El tercer y último.

Detrás suyo, probablemente, se encontraba entrando Kagetsuna.
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#8
El mentado tipo de piel azulada aparentemente no se tomó muy bien la reacción de Kagetsuna. Se molestó y bastante. Curioso, primera vez que Kagetsuna le lograba causar malestar a alguien sin esforzarse en hacerlo.

—Qué pasa, tuerto de mierda. ¿Nunca habías visto a un hombre azul?

—Fuera del circo no.— Respondió alzando la ceja. Si bien nunca había asistido a un circo, daba por seguro que ese sería el lugar adecuado para el espécimen marino-humanoide que tenía frente a él.

—La próxima que me veas así te escuezo el trasero a patadas, capullo. Y no lo hago ahora mismo porque tengo que ir a recibir mi jodida misión.

—Y luego dicen que yo tengo mal carácter— Pensó en voz alta para luego suspirar mientras se cruzaba de brazos y echaba a andar.

Él también tenía que ir a una misión, no podía detenerse a pelear. Bueno, en teoría si podía, pero era contraproducente. Simplemente se echó a andar con paso lento y pesado hacía el interior del recinto, donde había varias personas esperando. Entre ellas, llamaba la atención un muchacho enmascarado, cuya silueta y ropajes se le hicieron familiares. ¿Era él aquel cuervo? Fuese como fuese, alcanzó a escuchar las últimas palabras de la recepcionista.

...¡Uchiha Reiji, aquí está uno de los miembros de tu equipo! —les señaló, a ambos. Y luego apuntó a la puerta, por la que habían entrado ambos—. y... allí está. El tercer y último.

—¿Perdón?— Fingió voz de indignación —Vine para una misión, no para una audición de fenómenos.— Remató mordaz, aunque su única intención era fastidiar al de pelo azul.
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#9
¡Uchiha Reiji, aquí está uno de los miembros de tu equipo!

Fue entonces cuando Reiji levanto la cabeza para mirar en dirección a la recepción. Habia estado ignorando todo y a todos esperando a ese momento. Cuando lo vio se sorprendió, aunque no para mal. No se asusto, ni lo miro con asco como hacían los que había en la sala. Era fascinación. No la fascinación que tiene una adolescente cuando a ve al chico que la tiene loca quitándose la camiseta, no. Era el tipo de fascinación que tenia un muchacho cuando encontraba algo alucinante.

"Vaya, parece que no soy el único tipo medio animal que existe, aunque lo de el es mas difícil de esconder, mola que nos hayan juntado, ahora falta el toque femenino, una chica bien guapa para que el equipo sea perfecto"

Se levanto con intención de acercarse a su compañero para darle la mano, pero entonces...

y... allí está. El tercer y último.

"Eso no es lo que me esperaba... Aunque un poco femenino si parece..."

Pero lejos de ser un encuentro pacifico, el ultimo de los aspirantes a miembro del equipo soltó una perlita que, no solo molesteria al hombre tiburón, si no que pillo de mal humor al Uchiha.

—Vine para una misión, no para una audición de fenómenos.

—Oye tiburón— Dijo el Uchiha ya de pie mientras adoptaba la forma de un lobo de pelaje grisáceo —¿Que te parece si tu le arrancas los brazos y yo le arranco las piernas?
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#10
—Vine para una misión, no para una audición de fenómenos.

Kaido volteó lentamente para presenciar quién había osado a decir tal tontería. Entonces se encontró con la sorpresa de que el tuerto con el que se encontró afuera, era uno de sus jodidos compañeros de equipo. Su bestia interior se debatió en una acalorada indecisión sobre si arrancarle la cabeza de una sola vez, o por el contrario; contener su rabia, puesto que de mucho no le serviría un compañero si no tenía un cerebro sobre sus hombros.

Para su suerte, quien parecía ser el último integrante —quien parecía lucir una curiosa máscara con un detallado bastante exótico, por no decir otra cosa—. estuvo de su lado. Y lo demostró con su desinteresado ofrecimiento a hacer del tuerto un rompecabezas viviente.

—Oye tiburón—cuando éste le llamó, el escualo volteó a verle y se encontró, sin más, con la transformación del chico en una especie de lobo. De pelo gris, con las fauces afiladas y listas para devorar lo que tuviera en frente—. ¿Que te parece si tu le arrancas los brazos y yo le arranco las piernas?

El gyojin tardó, por lo menos, un par de segundos en recobrar la compostura. Sacudió la cabeza e intentó dejar lo de la metamorfosis para después, y lidiar de una vez por todas con el hijo de puta que se había atrevido a llamarle fenómeno.

—Que sea un sólo brazo, y una sola pierna. Así le emparejamos todo con el único ojo que tiene, para que no desentone.

Allí pues, Kaido arremetió descaradamente hacia la posición de Kagetsuna. La vieja que había atendido a Reiji no pudo hacer nada más que observar el avance, consternada, y sin nadie cerca que pudiese ayudar, sólo le quedaba esperar lo peor.

Pero antes de que el escualo pudiera llegar a siquiera tocar uno de los cabellos púrpura del tuerto, el imperceptible movimiento de algo —o alguien—. dejó en medio de ambos una estela de polvo y humo que se disiparía poco después de que el cuerpo de Kaido se viera detenido en súbito. Cuando los ojos inexperimentados de los tres genin pudieron fijar mirada, pudieron comprobar que un hombre de prominente altura (aunque levemente flacuchento) era el que sostenía el brazo de Gyojin.

Se trataba de un tipo caucásico, que vestía la típica ropa de un jönin, incluyendo el chaleco. No obstante, la mayor parte de ambos brazos se encontraban al descubierto, sobre los cuales se podía ver, en casi su totalidad, un gran número de tatuajes cubriendo el largo y ancho de ambas extremidades. Eran diseños elaborados, y aunque a lo rápido resultaba difícil saber de qué iban los diseños, alguno que otro daba cierta semejanza a ser especies de animales. El rostro, por el contrario, estaba totalmente limpio; aunque adornaba ambos lóbulos de las orejas con dos argollas negras. De nariz respingada, y ojos negros, así como también un peinado al estilo samurai que llevaba atado con lo que parecía ser una especie de pincel.

—Scht, scht, scht —bufó, chupándose los dientes—. bien se me dijo que vosotros tres me ibais a dar muchos problemas, pero quién creería que empezaríais incluso antes de siquiera conoceros las jodidas caras.

El desconocido soltó al tiburón y le dio un pequeño empujón, a lo que él reaccionó con mala cara. Entonces miró con incredulidad a sus compañeros, sin decir una palabra. ¿Quién diablos era este tipo?
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#11
Su plan para fastidiar al peliazul y tocarle la venita dolorosa había salido tal y como lo esperaba. De hecho resultó ser mucho más fácil de lo que pensaba, casi decepcionante, pues creía que era alguien de carácter recio, pero terminó siendo bastante volátil y fácil de picar. Sin embargo un tercero se dio por aludido, atrapando la piedra metafórica que Kagetsuna había lanzado y poniéndose de parte del escualo parlante. El enmascarado no tardó en soltar una bravuconada mientras adoptaba una forma lupina que pretendía ser amenazante.

"Confirmado. Él es el cuervo, además veo que puede transformarse en otros animales."

Más no tenía tiempo para seguir dilucidando. El par acababa de confabularse para partirle toda la jeta. Aparentemente los dos habían olvidado que se encontraban en al dependencia de la máxima autoridad de Amegakure. Eso, o simplemente se iban a pasar ese hecho por la raja del culo. ¿Se atreverían a cumplir su amenaza a sabiendas de eso? Pues parecía que sí. Ni lento ni perezoso el dientes de piraña se le intentó tirar encima.

—Tsk.— Chasqueó la lengua.

No se iba a amedrentar. Adoptó postura defensiva por acto de reflejo, llevándose la mano diestra al portaobjetos, más no para buscar un objeto punzo-cortante, sino para sacar una pequeña esfera. Aunque al final, aquello fue totalmente innecesario. Un hombre uniformado se interpuso entre ambos genin, evitando así que empezara la riña.

—¿Huh?— Alzó la vista para distinguir al hombre.

Se trataba de un sujeto peculiar, entre lo formal y lo vulgar debido al contraste de las ropas oficiales con los demás detalles de su indumentaria. El pelimorado soltó un silbido mientras contemplaba los tatuajes en los brazos de aquel hombre, olvidándose por completo de que hace apenas un par de segundos habían intentado atacarle.

—Y, ¿usted es...?— Preguntó mientras devolvía la bomba sonora al portaobjetos y recuperaba su postura erguida.
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#12
—Que sea un sólo brazo, y una sola pierna. Así le emparejamos todo con el único ojo que tiene, para que no desentone

Reiji iba a contestarle. De verdad que quería añadir algo a esa frase. Pero no lo dio tiempo. No le dio tiempo por que el tiburón se abalanzo contra el tuerto en cuanto termino la frase. Esos dos se conocían de antes y por lo visto, no se llevaban muy bien. Reiji se preparo para seguir al hombre pescado, olvidando el lugar en el que estaba y la gente que los rodeaba, que se había girado para contemplar el espectáculo, pero algo lo hizo detenerse.

Con la velocidad de un relámpago, un hombre con unas pintas extravagantes aparecio entre el pescado y el tuerto y detuvo a Kaido sujetando su brazo con firmeza.

—Scht, scht, scht —bufó, chupándose los dientes—. bien se me dijo que vosotros tres me ibais a dar muchos problemas, pero quién creería que empezaríais incluso antes de siquiera conoceros las jodidas caras.

—Y, ¿usted es...?—


—Yo se quien es — Anuncio el joven Uchiha mientras volvía a adoptar forma humana —Es el tipo de persona del que mi madre dice que me mantenga alejado, que no son buenas influencias y esas cosas de madre

Aunque se trataba de una simple broma, su madre le había dicho infinidad de veces que se alejara de los tipos raros y con aspecto raro. Sin embargo, Reiji siempre replicaba que por esa regla de tres, nadie tendría que acercarse a él ¿Quien en su sano juicio pensaría que una persona con los ojos completamente negros era alguien normal? Al final, siempre ganaba la discusión su madre, por supuesto, pero eso no pensaba decirlo.

—En cuanto a ti —Dijo señalando al tuerto para luego poner la mano en forma de garra —Si vuelves a insultarme te convierto de un zarpazo en la chica del grupo, guarda estas palabras en tu cabeza: Juega con el demonio y tu vida se convertirá en un infierno
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#13
—Y, ¿usted es...?— —inquirió el tuerto, en cuanto se vio en capacidad de hacerlo.

El jonin miró a kagetsuna, levantó una ceja; y dejó entrever una media sonrisa. Luego, volteó a ver a Reiji, quien tras su transformación en humano; compartió:

—Yo se quien es —Kaido sintió curiosidad, y volteó tambien a ver a Reiji. Más atrás, la vieja encargada se retiraba silenciosamente hasta los confines de la seguridad de su escritorio—. es el tipo de persona del que mi madre dice que me mantenga alejado, que no son buenas influencias y esas cosas de madre. En cuanto a ti, si vuelves a insultarme te convierto de un zarpazo en la chica del grupo, guarda estas palabras en tu cabeza: Juega con el demonio y tu vida se convertirá en un infierno.

Infierno. Infierno era tener que lidiar con semejante trío. Eso era el infierno, meditó Kurozuchi.

—Infierno va a ser tener que ver esos ojitos de fenómeno de circo todos los días, Uchiha Reiji. O la falta de ojo, si de eso hablamos; en el caso del joven Kagetsuna —el jonin caminó hasta una posición más privilegiada, donde pudiera verle a los tres, y continuó, no sin antes señalar a Kaido:—. y ni hablar del pescuezo escamoso que tiene nuestro querido amigo aquí al lado. ¡Ughh, parece que están vivas!

A sabiendas de que sus pequeños jóvenes nuevos pupilos querrían responder, cada uno con sus propias ocurrencias; alzó el dedo y les encomendó a callar; volviendo a hablar.

—Eh, eh, eh, escuchad primero lo que tengo para decir, luego ya podéis decirme lo que sea si es que se os ocurre algo interesante para contrarrestar mis épicos chistes. Ahora...

Se cruzó de brazos, y sacó de su chaleco un pergamino.

»Mi nombre es Niboru Kurozuchi, Jonin de la aldea de la Lluvia y fiel servidor de los designios de nuestra amada, pletórica y amorosa kage: Yui-sama —argumentó, exagerado; quizás creyendo que la mismísima Yui podía estar escuchándole, allá, desde lo alto de su torreón—. a partir de hoy seré el sensei encargado de ustedes tres, como equipo. Vigilaré vuestros entrenamientos, dirigiré las misiones que les sean asignadas y trataré, en la medida de lo posible, evitar que os arranquéis las cabezas mientras tengáis que trabajar juntos. ¿Alguna pregunta? o... ¿no me he expresado lo suficientemente claro, eh, chiquillos?

Kaido se le quedó viendo, algo consternado. Hasta ese día no había asimilado la idea de que aquella extraña conformación de grupo ocurriera, y menos siendo él un miembro del mismo. Y quería responder con la grosería más ocurrente que su boca hubiese dicho nunca, pero la tan sola presencia del autoproclamado sensei de su nuevo equipo era lo bastante intimidante como para evitar que hiciera una tontería.

Su respuesta fue, entonces, cruzarse de brazos; y mirar a los otros dos, en complicidad. ¿Qué harían sus otros dos compañeros?

Lamento las tardanzas. A partir de ahora intentaré darle bastante prioridad a este tema, y los animo a intentar hacer lo mismo (en realidad, esto va para nosotros dos, Reiji; que Kagetsuna ya tiene respuesta aún y cuando yo no he hecho mi post jajaja)
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#14
—¿Uhh?— No entendía que mosco le había picado al enmascarado, pero de seguro había sido uno muy gordo y con mal humor. Kagetsuna tenía una completa cara de confusión, en ningún momento intentó ofender al rarito ese, al menos no de forma consiente. Si se enojó pues era un bonus. Para colmo luego le soltó una amenaza melodramática que por un segundo casi logra hacerle gracia. Iba a contestarle algo, pero el hombre recién llegado se le adelantó y no de buena manera.

"El comal le dijo a la olla..."

No se tomó a pecho el comentario, peores cosas le habían dicho. De hecho le caía bien el tipo, tenía que reconocer que era ingenioso. Lo que sí le sacó de cuadro fue la explicación que dio seguido. Vio al hombre sacar un pergamino, que sepa judas que decía pero dudaba que estuviese diciendo su contenido textualmente. Cuando terminó de hablar el Isa estaba con el ojo cuadrado.

"Que me saquen el otro ojo antes que hacer equipo con esos dos."

Empezó a carraspear y no de forma disimulada precisamente, sentía que le faltaba el aire. Al inicio pensó que lo del equipo iba ser solo durante aquella misión, pero al enterarse que tendría que cooperar con esos dos durante el resto de sus entrenamientos y todo le daba el vaguido. ¡Lo habían intentado desmembrar sin razón alguna! Y luego decían que el del mal carácter era él. Cuando recuperó el aliento miró al sensei con la mayor de las incredulidades, no podía estar hablando en serio bajo ninguna circunstancia.

—Por favor, dígame que lo del equipo es otro de sus épicos chistes.— Negaba con la cabeza al hablar, rogando con cada palabra pronunciada.
[Imagen: 7FT8VMk.gif]

RushHablo || Pienso || NarroRush

~Ausente los fines de semana~
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#15
—Por favor, dígame que lo del equipo es otro de sus épicos chistes.

Eso habría querido él, desde luego. Pero no.

—Lamentándolo mucho, me temo que ésto es una decisión ya tomada, y más que oficializada por la oficina de la Arashikage. Aquí está vuestra primera misión, de hecho, ya emitida y con fecha de hoy; así que me temo que no hay vuelta atrás, para ninguno de los cuatro —Kurozuchi lo había dejado muy en claro. Él tampoco estaba gratamente emocionado de tener que trabajar con ellos, no eran ni de cerca los chicos más populares, o los más llevaderos. En ellos sólo veía desobediencia, y rarezas que le hacían únicos, a cada uno; y a su propio modo. Aunque no podía negar que en algo le recordaba a su propio yo más joven, donde las miradas juiciosas ajenas también recaían en él, sobre por el resto de su clase. Y es que tener el cuerpo entero tatuado desde incluso los ocho años tampoco era "normal" —. —deben entender que es nuestro deber seguir las órdenes de un superior. Vosotros, a partir de ahora, respondéis a las mías, como yo lo estoy haciendo con las que me dio Yui-sama. Aquí no hay escapatoria, como no la habrá más adelante, en caso de que deban quitarle la vida a alguien, por ejemplo.

Pero a Reiji no le pareció colar demasiado aquello de que no hubiese forma de escapar de semejante congregación. Así que decidió, de un momento a otro, hacer uso de su habilidad morfológica y transformarse de nuevo en uno de esos cuervos. Voló hacia el exterior, y entre aleteos terminó perdiéndose en las afueras del edificio de la arashikage.

Kurozuchi bufó, cansino, y estrujó sus ojos con la mano derecha.

—Pero en qué idioma os hablo ya para que entendáis, por Ame no Kami...

—Bien, quedamos dos. ¿Por qué no me dejas deshacerme del tuerto y así te libero un poco la carga, "sensei"?

Kaido le guiñó el ojo, y luego hizo contacto con Kagetsuna. Sin embargo, de Kurozuchi no hubo respuesta alguna. El hombro del jonin, no obstante, comenzó a palpitar, la carne continuó moviéndose grotescamente, como si algo intentase salir de él a toda marcha. Le quedó mirando fijo al escualo, sin decir nada; y tan pronto como pudo, dejó salir de uno de sus tatuajes una enorme figura negra, nítida y cuya estructura parecía estar creada de tinta. Ésta tomó vida y aleteó, como lo haría un águila, y se posó sobre el hombro de su domitor.

Kurozuchi le susurró algo, y el ave calva salió volando también, siguiendo las órdenes de su amo.

—Ya me encargaré de Reiji luego. Ahora, vosotros dos... echadle u ojo a ésto

Arrojó el pergamino que tenía en mano a Kagetsuna. El mismo aún estaba cerrado, y sellado; aunque lo que yacía en su interior era evidente. Contenía la información de la misión que tenían que realizar.



Misión rango D


Peticionario: Utaga Jinbë
Lugar: Distrito Comercial
Solicitud: Utaga Jinbë es el dueño de uno de los locales más concurridos del distrito comercial de la aldea, como también uno de los más antiguos. Como último patriarca de la familia Utaga, Jinbë es el actual encargado de administrar la "Tienda de empeño y préstamos Utaga".

El señor Jinbë ha pedido a la aldea la asistencia de al menos tres shinobi que colaboren con la protección de un importante artilugio que ha arribado a la aldea ésta mañana. En vista de que la familia ha sufrido últimamente un par de intentos de robo, el señor Jinbë no parece escatimar en dinero y en esfuerzo en darle la protección pertinente al objeto en cuestión.
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