30/04/2018, 10:42
Daruu hizo una pequeña reverencia cuando Eri le agradeció haberle enseñado el Suiryuudan no Jutsu, y contestó:
—Oh, no, muchas gracias a ti por permitirme presenciar el Chidori. Es una técnica genial.
Eri sonrió.
—Y dale recuerdos a Ayame-san de mi parte, y a Manase-san si le vuelves a ver.
—¡Oh, no dudes de que lo haré! —dijo. «Y de paso, le preguntaré sobre esa actuación, jejeje»—. Pero por lo pronto, volvamos a Yamiria. Podemos hacer el camino juntos.
Los muchachos emprendieron el camino de regreso a Yamiria. Una vez a las puertas de la ciudad, y si nada se lo impedía, Daruu dedicaría a Eri de nuevo una educada reverencia y se despediría de ella, dispuesto a buscar alojamiento para pasar la noche en la capital del País del Remolino, no sin antes encontrar un local donde poder zamparse un buen ramen con curry.
—Oh, no, muchas gracias a ti por permitirme presenciar el Chidori. Es una técnica genial.
Eri sonrió.
—Y dale recuerdos a Ayame-san de mi parte, y a Manase-san si le vuelves a ver.
—¡Oh, no dudes de que lo haré! —dijo. «Y de paso, le preguntaré sobre esa actuación, jejeje»—. Pero por lo pronto, volvamos a Yamiria. Podemos hacer el camino juntos.
Los muchachos emprendieron el camino de regreso a Yamiria. Una vez a las puertas de la ciudad, y si nada se lo impedía, Daruu dedicaría a Eri de nuevo una educada reverencia y se despediría de ella, dispuesto a buscar alojamiento para pasar la noche en la capital del País del Remolino, no sin antes encontrar un local donde poder zamparse un buen ramen con curry.