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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#46
La imagen era absolutamente dantesca y desagradable. Al principio uno se llevaba la primera imagen que vomitaba sangre, pero luego, si uno seguía explorando podría ver heridas en las patas, pero también en el torso, el pobre animal estaba lleno de cortes realizados por un arma e no muy grandes dimensiones como podía ser un kunai o quizás un shuriken.

Todo ello nos brindaba la irrefutable prueba de que aquel perro había sido maltratado y utilizado para algún tipo de fin o quizás simplemente porque en el mundo tenía que haber de todo y aquel pobre animal se había cruzado con unos hijos de la gran puta.


Es horrible...

Asentí con la cabeza. Seguía sin tenerlas todas.

«¿Por qué dejarlo aquí a la vista? ¿quién ha hecho esto y qué es lo que busca?»

. Yota-san, tenemos que hacer algo

Negué con la cabeza.

— No podemos hacer nada, este animal está condenado, fíjate bien

Sí Eri lo hacía, vería que tenía cortes alrededor de tórax, encima de las costillas y su respiración superficial se había convertido en una grotesca gota malaya. Saqué el kunai de mi mecanismo oculta en la manga derecha.

— Esto es lo que tenemos que hacer.
[Imagen: K1lxG4r.png]

[Imagen: dlinHLO.png]

Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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#47
— No podemos hacer nada, este animal está condenado, fíjate bien.

Pero Eri no quería fijarse, no quería ver como el animal sufría una muerte lenta y dolorosa mientras se desangraba en contra de su voluntad. ¿Quién ser tan horrible y sanguinario haría semejante cosa? La chica se mordió el labio y le miró de nuevo, no podía ser, no podía dejarlo...

Yota, no... Algo... Algo... Podríamos... —pedía, desesperada, sabiendo que por mucho que luchara no lograría hacer nada por el pobre can que gimoteaba, pidiendo que acabasen con aquel sufrimiento. Y ella quería, quería salvarlo y que estuviera de nuevo con sus dueños, pero no, no podía, y por mucho que le doliera aceptarlo, apretaba los puños y sofocaba las lágrimas que no podía derramar porque era una maldita kunoichi y no podía dejar que sus sentimientos nublasen su visión.

«¿Por qué tiene que pasar esto...?» Se lamentaba en su interior, bajando la mirada poco a poco mientras se sujetaba con su diestra la otra mano, apretándola para focalizar su atención en el dolor físico antes que en el de su pecho, que luchaba por mantenerse ahí presente.

— Esto es lo que tenemos que hacer.

...Lo siento —murmuró al animal, aun con la cabeza gacha, intentando no mirar, intentando no llorar.

Intentando no sentir.
[Imagen: ksQJqx9.png]


—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
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#48
Se notaba a la legua que Eri lo estaba pasando realmente mal. No es que a mi me gustase hacer lo que había que hacer, pero me dolía más seguir viendo al pobre animal en su terrible agonía que terminar con ella.

Yota, no... Algo... Algo... Podríamos...

La pelirroja se resistía, quería seguir luchando por la vida de aquel perro, pero tuve que negar con la cabeza una vez más. Yo no tenía conocimientos médicos y supose que si Eri los tenía ya los habría sacado a relucir, así que estábamos jodidos en ese aspecto. Si tuviésemos alguien que conociese los caminos del ninjutsu médico todo sería muy distinto, seguía siendo complicado poder recuperar a Floppy, pero sí que podíamos intentarlo.

Eri bajó la mirada, abatida y yo al verlo suspiré.


...Lo siento

Agarré el kunai de tal forma que su filo quedase por debajo de mi puño y con la otra mano agarre la mano de la uzujin. Tampoco estaba siendo fácil para mí, pero sabía qué era lo que debíamos hacer. Puse el filo sobre su cuello y cerré los ojos, impotente. Emití un sonoro grito cargado de rabia y hundí el metal en su yugular arrebatandole los últimos suspiros de vida que le quedaban.

— Joder, puta mierda — escupí, cabreado y rabioso — Será mejor que volvamos, cuanto antes informemos de esto, mejor
[Imagen: K1lxG4r.png]

[Imagen: dlinHLO.png]

Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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#49
Eri escuchó los últimos sollozos lastimeros del animal y se obligó a apartar la vista mientras una rebelde lágrima escapaba de su ojo izquierdo. Su mano diestra ocupó toda su boca para ahogar los hipidos que intentaba disimular. Aquella imagen era horrible, y ni si quiera era capaz de ver al frente.

— Joder, puta mierda —dijo Yota, no muy contento con haber terminado con la vida del perro. Era cierto que había acabado con su sufrimiento también, pero no dejaba de haber matado un animal — Será mejor que volvamos, cuanto antes informemos de esto, mejor

Eri asintió, sin ganas de replicar a nada, ni de añadir algo, pues sabía que si abría la boca, sería para dar rienda suelta a su llanto, y no lograría nada con ello. Así que junto con su compañero de búsqueda a medias completa, se dirigió de nuevo a Minori con un horrible sabor en la boca.
[Imagen: ksQJqx9.png]


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#50
Eran momentos de angustia. Ambos pasaríamos página, evidentemente, a fin de cuentas habíamos sido entrenados para ver y vivir ese tipo de cosas, pero a la vista del semblante de Eri, la muchacha estaba pasando un auténtico calvario. Es posible que fuese una de esas personas que se fustigaban sin remedio por haber fallado, aunque la verdad es que en aquel caso no llegamos a tiempo para hacer nada, cuando encontramos al animal ya estaba en las últimas.

Cuando terminé con su agonía vi como de sus ojos empezaron a brotar solitarias lágrimas. Tuve que apartar la mirada, para mí tampoco era agradable. Nunca tuve una mascota pero, desde que conocí a la Kuromiböjin que le pidió a Kumopansa que me acompañase en todo momento y estrechamos un vinculo parecido al que tenía el señor de Minori con aquel animal. Ni siquiera era capaz de imaginarme el dolor que podría causarme su pérdida, aunque buena parte de los días los pasaramos discutiendo.

La Uzumaki asintió pero no dijo ni una sola palabra, así que nos levantamos ambos y caminamos en silencio, deshaciendo el camino que habíamos recorrido desde aquel bar hasta el lugar donde Floppy agonizaba pero...


— ¡Oh, mira esto, colega! — un tipo, quizás algo mayor que nosotros, moreno y con una barba de dos días se alzaba entre carcajadas delante de nosotros, bloqueandonos el camino y señalandonos con su dedo índice — Resulta que el viejo ha contratado un par de ninjas para ayudar al perro, ¿pudisteis salvarlo? ¡Seguro que no!

De nuevo carcajadas, miré hacía atrás que era desde donde se repetían aquellas risas y entonces encontré otro tipo, más o menos de la misma edad del primero, también moreno pero lo que les diferenciaba de verdad es que uno vestía ropasnegras y y el otro blancas, como si fueran el yin y el yan.

— Mira, mira, ¡es una jōnin! Creo que ese cabrón estaba un poco desesperado

De nuevo, las risas del uno y del otro inundaron aquel trocito de bosque.
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Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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#51
— ¡Oh, mira esto, colega! Resulta que el viejo ha contratado un par de ninjas para ayudar al perro, ¿pudisteis salvarlo? ¡Seguro que no!

A Eri se le instaló un tic en la ceja derecha, mirando al hombre que estaba delante de ella cachondeándose de la muerte del inocente y precioso perro que ahora se hallaba muerto a unos metros de su posición. El moreno se reía, y con cada carcajada a Eri se le hinchaba más la vena del cuello, haciendo que cada gota de su sangre comenzase a hervir.

No le gustaba matar, no le gustaba ver como alguien moría, y mucho menos si ese alguien era inocente. Le daba igual personas, perros, gatos, cualquier ser vivo inocente no debería morir solo porque otros se diviertan viéndolo sufrir.

— Mira, mira, ¡es una jōnin! Creo que ese cabrón estaba un poco desesperado.

«Soy jounin por algo, gilipollas.»

De pronto, el cuerpo de Eri comenzó a echar chispas desde su cuerpo, como si hubiera hecho que una técnica eléctrica la rodease, volviendo más agudizados sus sentidos, pero en verdad solo estimulaba su cuerpo. Lo había hecho de manera inconsciente, presa de la cólera que sentía al escuchar las carcajadas sucias de los desconocidos, y, sin decir nada; en un parpadeo se posicionó frente al último de los dos, el blanco, y le propinó un puñetazo en el estómago.


- PV:

260/260


- CK:

151/240

-
75
(Yoroi) -
14
(movimiento rápido) [Divide regen. de CK]

- Daño provocado: 16 PV por puñetazo
- Acciones ocultas:


- Fuerza: 40
- Resistencia: 40 (+20 Uzumaki)
- Aguante: 40
- Agilidad: 80 (+30 Yoroi)
- Destreza: 50
- Poder: 50
- Inteligencia: 50
- Carisma: 40
- Voluntad: 50
- Percepción: 60 (+30 Yoroi)




¤ Raiton no Yoroi
¤ Armadura de Elemento Rayo
- Tipo: Apoyo
- Rango: S
- Requisitos: Raiton 80
- Gastos:
  • 75 CK activación, divide la regeneración de chakra
  • 14 CK por movimiento ultrarrápido
- Daños: -
- Efectos adicionales:
  • Agilidad+30, Percepción+30
  • Permite usar un movimiento ultrarrápido de 10 metros
- Carga: 5
- Velocidad: Instantánea
- Alcance y dimensiones: -
El ninja recubre su cuerpo con una capa de chakra eléctrico, que en lugar de ser utilizado para maniobras ofensivas, estimula el sistema nervioso del usuario. La técnica produce que las sinopsis neuronales transmitan la información con una presteza exponencialmente mayor, consiguiendo que la velocidad física y de reacción sean llevadas al límite. Combinando esta técnica con Taijutsu da lugar a una conjunción de estas conocida como Nintaijutsu.

[Imagen: ksQJqx9.png]


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#52
Mala decisión. Aquellos infelices no debieron aparecer allí, entre burlas y carcajadas. La vena, en proceso de hincharse Eri, así como el tic en su ceja no presagiaban nada bueno y no iba a ser yo quien la detuviera, se estaban ganando a pulso una señora paliza.

— Eri-san, ¿estás bien?

Era obvio que no, estaba empezando a perder el norte. Chispas empezaron a brotar por todo su cuerpo.

«Hostia puta, esto se va a poner feo»

Era de esas pocas veces en las que tendría que ser yo quién pusiese cordura. El tiempo no tardó en darme la razón, como si de un relámpago se tratase, la uzujin se había lanzado a por el capullo que teníamos delante, propinándole un puñetazo en la boca del estomago.

— ¡Agh!

El que todavía tenía a mis espaldas trató de reaccionar, corriendo para socorrer a su amigo pero... bueno, no podía permitirlo y le di una patada en el estómago para luego agarrarle del brazo y lanzarlo por los aires en dirección a uno de los árboles hice tres sellos de manos y... una baba viscosa y de color dorada terminó por abrazarlo y pegarlo al tronco de aquel árbol, inmovilizandolo durante un tiempo. Ahora podía centrarme en que Eri no hiciese algo de lo que arrepentirse.

Me giré hacía ellos y vi como el tipo había retrocedido unos pasos para sacarse una especie de wakizashi, una espada no muy grande con la que realizar un tajo hacía adelante hacía Eri.


— ¡¡¡Muere, hija de puta!!!
[Imagen: K1lxG4r.png]

[Imagen: dlinHLO.png]

Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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#53
—Eri-san, ¿estás bien?

¿Que si estaba bien? «¡De puta madre!» Pensó con ironía justo cuando propinaba el puñetazo al hombre. Claro que, si no hubiera sido por Yota, probablemente se hubiera llevado un par de golpes y no hubiera salido bien para del enfrentamiento, pero el chico estaba allí, y, con suerte, dejó fuera de combate al que acompañaba el hombre que estaba frente a ella.

Que no tardó en volver.

— ¡¡¡Muere, hija de puta!!!

Una katana adornaba ahora sus manos dispuesto a atravesar a su contrincante, pero ella, enfadada, no dejó que se acercase más de la cuenta pues, con una secuencia de sellos, unas cadenas salieron de las palmas de su mano y lo apresaron fuertemente.

¿Qué hacemos con ellos? —preguntó, mirando a Yota.
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#54
— ¡Cuidado!

El filo de aquella wakizashi amenaza seriamente la integridad física de Uzumaki eri a medida que empezaba a descender pero, una vez más, la jōnin de Uzushiogakure sorprendió, mostrando una técnica de lo más increíble y de las palmas de sus mano surgieron unas cadenas de chakra que no solo evitaron que el agresor lo propinase un tajo a bocajarro, sino que, de paso le apresó. De esta forma, ambos agresores habían quedado inmovilizados por meterse con quien no debían. Desconocía los motivos que les habían movido por cometer aquella estupidez, pero lo cierto es que empezaba a importarme un comino.

¿Qué hacemos con ellos?

La pelirroja, algo más calmado después de soltar toda aquella adrenalina, preguntaba aún con aquellas cadenas activas.

— Bueno, pues la verdad es que solo se me ocurren dos cosas, las cuales se resumen a acabar con su estúpida existencia o entregarlos y que confiesen ante el señor del bar

No tenía muy claro cuál de las dos opciones me gustaba más, el corazón me pedía a gritos la sangre de aquellos mal nacidos, pero la cabeza me decía que era una mejor opción entregarlos. Mi mano sostenía las esposas supresoras de chakra.

— Es tu jurisdicción y tu eres la jōnin, así que tendrás que decidir tu

«Yo te ayudaré con la decisión que tomes»
[Imagen: K1lxG4r.png]

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Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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#55
Con ambos horribles hombres apresados, Eri se deshizo de la Yoroi y volvió a su estado normal. Estaba furiosa porque intuía que habían sido esos hombres los que habían herido —y obligado a Yota matar— al perro que ahora se hallaba sin vida por unos malditos malnacidos que ahora estaban pendientes de su decisión.

— Bueno, pues la verdad es que solo se me ocurren dos cosas, las cuales se resumen a acabar con su estúpida existencia o entregarlos y que confiesen ante el señor del bar.

Por primera vez, Eri sopesó aquella idea como algo apetecible. Era una injusticia y alguien tendría que pagar por ello, los culpables que ahora estaban en sus manos, pendientes de un hilo. Le resultó tan apetecible que en su boca saboreó el delicioso sabor de la venganza y sonrió, sonrió de una forma que algunos podían interpretar como enigmática.

«Pero tú no eres así.»

— Es tu jurisdicción y tu eres la jōnin, así que tendrás que decidir tú.

Se giró a Yota, y apretó los labios, borrando la sonrisa que había formado ante palpar la idea de acabar con la vida de aquellos. Los tenían apresados y podían llevarlos a Minori donde podrían ser juzgados por sus delitos, y, sobre todo, pedir perdón por sus actos ante el pobre dueño del perro. Suspiró y asintió.

Tú lo has dicho, soy la jōnin y esta es mi jurisdicción —repitió, dejando caer sus hombros—. Ojalá la situación fuera al revés y ellos fueran los que estén sin respirar, pero por desgracia eso no es así, por eso... Deberíamos llevarlos a Minori, que hablen ante aquel hombre y luego dejarlos a su disposición, creo que sería lo justo.

Tomó a uno de los hombres apresados y comenzó a arrastrarlo.

Eso sí, como abráis la boca para algo innecesario... —y dejó la amenaza volar libre a su alrededor.
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#56
Así, de golpe y porrazo le di la patata caliente a la uzujin. No iba a ser yo quién tomase la decisión, desde luego. Aquel era su país y, por si fuera poco, su placa dorada que la acreditaba como jönin de Uzushiogakure le daba la responsabilidad de tener que discernir, entre muchas cosas, de aquel tipo de decisiones. Desde luego que yo no iba a mojarme en ese sentido.

Vi como se volteó hacia mí después de haber tenido un fiero debate interior. Ya me suponía que ganas le sobraban para acabar con las vidas de esos dos.


Tú lo has dicho, soy la jōnin y esta es mi jurisdicción

Asentí con la cabeza. Aceptaría lo que fuera que hubiese escogido y la ayudaría con ello.

. Ojalá la situación fuera al revés y ellos fueran los que estén sin respirar, pero por desgracia eso no es así, por eso... Deberíamos llevarlos a Minori, que hablen ante aquel hombre y luego dejarlos a su disposición, creo que sería lo justo.

— Así sea pues

Tomé a uno de ellos por el hombre, levantandolo y invitándole a caminar para deshacer el camino recorrido con el hombre del bar.

Eso sí, como abráis la boca para algo innecesario...

— ¿Qué pasa si hablo, hija de puta? ¡¿Eh, qué coño pasa?!

No tuvo tiempo a pronunciar ninguna palabra más, puesto que mi mano zurda le agarro del cuello y le hizo girarse para encontrarse con mi rostro enrabietado.

— Pasa qué se me están hinchando las pelotas ya, gilipollas. Y cuando se me hinchan del todo me vuelvo loco, ¿lo entiendes?

El tipo me apartó la mirada y gruñó, pero al menos calló.
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#57
— Así sea pues.

Claro que, los hombres que tenían apresados no se iban a estar tranquilos mientras eran transportados hasta Minori, donde se juzgaría qué harían con ellos tras cometer tal atrocidad solo por pura diversión.

Qué asco le daban.

— ¿Qué pasa si hablo, hija de puta? ¡¿Eh, qué coño pasa?!

Eri sonrió de nuevo, con esa sonrisa enigmática y un tanto macabra. Su mano libre se había levantado, dispuesta a algo que no quería, pero que se estaban ganando.

Y Yota se interpuso de nuevo, manteniendo el orden.

—Pasa qué se me están hinchando las pelotas ya, gilipollas. Y cuando se me hinchan del todo me vuelvo loco, ¿lo entiendes?

El hombre gruñó en respuesta, no muy contento con que el Sasagani le hubiera cogido del cuello y le hubiese amenazado. Eri bajó la mano, mirándolo, esperando que volviera a decir algo, «si se atrevía», pero con aquel equipo improvisado, ninguno se atrevió.

Así que volvieron a retomar su camino hacia Minori.
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#58
No hubieron más interrupciones. Los verdugos de aquel pobre perro se iban revolviendo tanto en mis mis manos como en las de Eri, ya que cada uno transportaba uno de ellos, pero no volvieron a abrir la boca. Finalmente entendieron que de volver a hacerlo, era posible que hubieran represalias más allá de unos cuantos insultos.

De esta forma, volvimos sobre nuestros pasos hasta Minori. La poca gente que había por las calles nos miraban con la sorpresa de ver los dos prisioneros. Pero no nos dirigimos hasta las autoridades. No, antes debíamos ofrecerle la posibilidad al dueño del bar que nos había pedido que encontrásemos a su perro que tuviera la oportunidad de la venganza. Había gente que necesitaba ese tipo de cosas y, posiblemente yo fuese una de esas personas. a veces temía por que llegase ese momento con Juro. No sería fácil, dar muerte al que fue tu mejor amigo y con el que podía decírmelo todo. Ahora un criminal de la aldea...

La puerta se abrió violentamente y accedimos los cuatro a su interior. Yo lo hice arrojando el lastre que transportaba al suelo, haciéndolo rodar y cayendo hasta los pies de la persona que lideraba aquel negocio.


— ¿Qué está pasando aquí?

Miré a Eri. Era una de aquellas miradas que no necesitaban de palabras. Le estaba pidiendo que fuese ella quien le contase las trágicas noticias.
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Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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#59
No tardaron más de lo necesario en llegar a Minori, y aunque fueron sujetos de miradas extrañadas y confusas, lograron llegar al pequeño local donde pudieron encontrar al hombre que, por desgracia, había perdido a su perro y ahora solo le quedaba su local y juzgar a los dos causantes de aquello.

No entraron precisamente de forma silenciosa, y sin ningún tipo de reparo, tiraron a ambos tiranos al suelo del local, justo frente al hombre que había demandado su ayuda.

— ¿Qué está pasando aquí?

Yota miró a Eri, Eri miró a Yota, y supo que, de nuevo, le tocaba hablar a ella. No le parecía del todo bien, pero simplemente se llevó sus manos detrás, para retorcérselas, mientras le daba las malas noticias a aquel pobre hombre.

Disculpe la entrada tan repentina que hemos hecho, señor, pero estos dos hombres... —les dedicó una mirada cargada de odio—. Estos dos hombres, señor, encontraron a su perro y lo torturaron en el bosque —explicó lo menos detallado posible, y luego los señaló—. Se delataron al aparecer frente a él jactándose de lo que habían hecho, y por ello fueron traídos ante usted, señor, pues usted ha perdido hoy más que nadie por culpa de estos malnacidos.
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#60
Disculpe la entrada tan repentina que hemos hecho, señor, pero estos dos hombres...

Ahí iba, no se entretuvo demasiado. Simplemente llevó sus dos manos a la espalda, uniendolas para que le dieran la confianza necesaria. Era increíble como alguien era tan feroz y resolutivo en la batalla, pero en esas lindes... bueno, las palabras prácticamente había que arrancarlas con una palanca.

— Espera, no.. no, ¿verdad?

El tipo no era imbécil y daba la sensación que empezaba a temerse lo peor. La expresión de su rostro había cambiado, incluso dio un paso adelante hacia Eri.

. Estos dos hombres, señor, encontraron a su perro y lo torturaron en el bosque

Por un momento vio esperanza y eso lo mostraron sus ojos, pero cayó de golpe apenas unos segundos más tarde cuando escuchó la palabra tortura.

— ¿Qué? Por qué...

Cayó de rodillas al suelo, tapándose la cara y tapando las lágrimas que brotaban de sus ojos.

. Se delataron al aparecer frente a él jactándose de lo que habían hecho, y por ello fueron traídos ante usted, señor, pues usted ha perdido hoy más que nadie por culpa de estos malnacidos.

— No llegamos a tiempo para salvarle, lo siento de veras — ni siquiera tuve fuerzas de decirle que llegamos a ver sus últimos alientos.

— Llevaoslos de aquí, por favor. Que se pudran en la cárcel, ni siquiera quiero darles el placer de darles un par de hostias
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