Ante el mal chiste de Zōzei, el Yotsuki simplemente se llevó la mano a la cara, con un eco que resonó fuertemente. Sin embargo, su atención regresó al cliente en cuanto esté comenzó a hablar del relato. La intriga y la curiosidad le invadieron.

—¿Silente?— Aquel adjetivo fue el que más le hizo dudar. ¿Un relámpago con rayo pero sin trueno? Es cómo que dijeras que tenías un fuego que no calentaba. Era algo incompleto.

"Además de que suena peligroso en exceso. Un relámpago real no es como el Raiton. Si tenemos que llevar a este sujeto lo más cerca posible de ello estará algo jodido." Por mucho que los tres genin fuesen afines al rayo, dudaba enormemente que sirviese de algo si se trataba de proteger a alguien. Ciertamente esa misión era un tanto más complicada de lo que esperaba.

—Comprendo— Se llevó los dedos al mentón. —Right, creo que ya ha quedado claro nuestro objetivo. ¿Cuánto tiempo estima usted que nos tomará llegar hasta el fondo del valle? Aunque no sabemos que tan accidentado sea el terreno, nos ayudará a saber que suministros o provisiones podríamos necesitar— Comento directo.

Se abstuvo un poco de responder cuando mencionó la fé de Amenokami. Hace algunos meses, hubiera asentido sin rechistar. Pero desde el incidente que sufrió junto a Daruu, respetaba mucho más los mitos y leyendas. Pero su labor no era rebatir al cliente, además que ël se estaba interesando genuinamente en el misterioso Catatumbo.

El hombre se rascó la quijada, meditabundo. Se torció hacia la ventana y atizó al horizonte con su mirada intelectual.

—Diría que unos tres días, aproximadamente. Nos tomaría uno de ellos para llegar hasta las primeras zonas inundadas, y calculo que los otros dos para franquear las innumerables cuevas de la arcaica Kumogakure. Eso, si no gozamos de algún indeseado imprevisto, aunque para esto están ustedes, jóvenes shinobi; para mermar cualquier conato de contratiempo que ponga en juego tan importante investigación.

¿Terreno complicado? Ningún problema para un shinobi. ¿Llevar a un civil y saber cuanto de carga de investigación? "Ahí tenemos el problema..." Y un mapita del área no iba a bastar, porque no era lo mismo conocer las texturas de las piedras ni la inclinación de primera mano. "Aunque creo que estoy siendo demasiado cerrado, puff. Espero que Myu y Zozei me puedan echar una mano con esto, que yo no voy a tener herramientas para todo." Ese era el único consuelo que le quedaba.

—Haremos todo lo posible para que usted no tenga mayor obstáculo en sus investigaciones, señor Tengoku— Afirmó, aunque hablar por todos era quizá algo atrevido.

"Pero bueno, lo peor que podría pasar es que Zōzei haga las del bebé grande y tengamos que arrastrarlo a él también." Bromeó para sus adentros.

Esperaría el resto de órdenes de parte de su kurozuchi, que al final de cuentas él era el jefe.

El científico aplaudió, sentenciando finalmente la introducción.

—Bien. Mi familia y yo estamos por la labor de proveerles todo aquello que consideren necesario para que nuestro viaje resulte lo más ameno posible. Por favor, siéntanse libres de discutir y recaudar aquellos víveres y herramientas que aseguren nuestra supervivencia durante la travesía. Partiremos mañana, al alba. Mi querida Yuma preparará los cuartos de huéspedes. Si me disculpan, debo finiquitar algunos asuntos relacionados con la investigación.

El hombre se levantó, solemne, y se perdió junto a su esposa en los confines de su mansión.

Myū cogió un libro y tomó asiento. Kurozuchi les miró a los tres.

—Uhmm. En principio parece ser una misión sencilla, pero muchas cosas pueden salir mal. Lo que más me preocupa es lo poco que sabemos de las rutas. El País del Rayo es uno de los pocos apéndices de ōnindo que permanecen sin ser debidamente mapeados. Tendremos que ir con mucho cuidado y avanzar de la forma más metódica posible.

Zōzei, Rōga. Quiero en una hora una lista de alimentos y utensilios que no hayamos traído con nosotros para solicitar a la señora Yuma. Que sea algo que podamos cargar sin demasiado equipaje y que no resulte tan pesado que estorbe el trayecto. Myū y yo trataremos de hacer un reconocimiento del terreno, ver si podemos documentar bitácoras de otros viajeros.

Al parecer el sensei tenía las mismas preocupaciones que el Yotsuki, y no era para menos. "Aunque no sé Myu si lo estará tomando en serio. ¿Cuando va a dejar esos libros estúpidos?" Pero él no era quién para echarle la bronca en la cara. "A menos que me de un buen motivo..." Pensaba algo distraído mientras Kurozuchi le daba instrucciones. Si en la misión no se esforzaba, ahí si se las iba a ver con él.

—Roger that, sensei— Asintió con la cabeza.

A decir verdad, al inicio de la misión no pensó que el viaje sería tan largo, por lo que no estaba tan bien preparado más que para su propia supervivencia.Tomaría entonces su propia mochila y revisaría que cosas había traído exactamente para cerciorarse de no olvidar nada.

—No sé como sea realmente por dentro, pero creo que deberíamos llevar sogas y ganchos por si acaso. No tanto por nosotros, sino por el científico ese. Normalmente nosotros no tendríamos problemas con las superficies verticales ni con las zonas de agua, pero si tenemos que mantener de una pieza al cliente tendremos que ayudarle a movilizarse. Por suerte creo que incluso podríamos montar un arnés o algo por el estilo, que no sólo para montar trampas es que uno estudia— se rió. —Yo traje una linterna pero creo que nos convendría una lámpara de gas también, por aquello de que nos tocará dormir también a la intemperie— Parecí bastante seguro de sí mismo, hasta el momento. —La comida es lo que me preocupa... ¿No podría sensei guardarla en un pergamino o algo para que se conservara con fuuinjutsu? No sé, esa brujería hace de todo— Suspiró esperando la opinión de su compañero.

»Igual si en cualquier caso sucede algo que requiera fuerza bruta el de los musculitos sos vos.

Zōzei siempre había tenido un físico marcado, que si bien Rōga había entrenado algo más el brazo para como para considerarse de soldado hecho y derecho, aún no le llegaba a la talla al Rantonero.

Kurozuchi miró a Rōga, dubitativo.

—No te preocupes por sogas y arneses. Si tenemos que mover al cliente, una de mis aves puede encargarse tranquilamente —dijo. Rōga entendería a qué se refería, pues ya le había visto invocar a una de sus criaturas, tanto desde su cuerpo, como pintándolas en un pergamino—. y sí, cuando tengáis una lista de los alimentos, sellaremos lo perecedero en uno de mis pergaminos y el resto lo cargaremos nosotros. Por eso quiero que hagan un inventario y aseguren al menos las tres comida de Hibana. Nosotros podemos apañarnos si nos decidimos a cazar algo. Por lo demás, una tienda de campaña y algunos sacos de dormir sería lo más prioritario —torció el gesto hacia Myū, todavía perdida en el libro—. ¡Chiquilla, no es tiempo para leer! venga, vamos.

Zōzei les vio perderse a las afueras de la granja y bostezó, molesto; y poco después apareció la misma ama de casa que les había traído las bebidas anteriormente.

—Yuma-sama me ha pedido que os ayude a encontrar aquello que necesitan para vuestro viaje. Sean alimentos o artilugios, el hogar de los Tengoku podrá proveerlo. ¿Qué deseáis solventar primero, jóvenes?

—Pues la comida, ¿no?... así de paso comemos algo, que me suenan las jodidas tripas.

—Bruh, ¿no te podrías esperar al menos a que vuelvan Sensei y Myu para comer juntos?— Se quejó.

"Pero por Amenokami, ¿qué estoy haciendo? ¡Si hasta parezco responsable!" Normalmente él era el de causar problemas y alzar la voz de forma poco apropiada. "¿En qué momento me convertí en esto?" Se sacudió la cabeza y se dió un par de palmadas en los cachetes sin importarle mucho que la sirvienta y Zozei le vieran.

—Más que la comida necesitaremos agua no solo para los tres días sino para uno más en caso de ser necesario. De lo primero se puede prescindir un poco ante las eventualidades— Aunque estaba un poco más tranquilo de que Kurozuchi les echase más mano de lo planeado a la hora de transportar al cliente. Estaba tan acostumbrado a que Shishio únicamente se dedicara a mandonearlo y pegarle, que la condescendencia se le volvía algo extraña aún. "El Sumijutsu de sensei es jodidamente práctico..." Meditó un poco.

—Si podemos llevar cosas perecederas sería bueno frutas o carne cocida. No soy muy fan de la comida enlatada y como dijo sensei no debemos llevar tanto peso, además que tienen que ser cosas que nos sustenten y podamos preparar fácilmente. Tal vez nos podamos armar un pic nic con jamón, queso y aderezos— Rió. —No sé que opines vos— Se cruzó de brazos.

El rostro de Zōzei era un poema. Un poema muy básico, eso sí. Lo cierto es que mientras su compañero Rōga recitaba aquél manjar de menúes, su estómago habían empezado a rechistar. Las tripas le sonaron.

—¿Eso responde a tu pregunta? —bromeó—. ¡Mira, Rōga-kun! suena bien, coño, suena bien. Aunque recuerda, lo más importante—según Kurozuchi-sensei—. es mantener a Hibana bien alimentado. ¡Nosotros podemos apa... —grggrssssgrrssss—. apañarnos. Jeje.

El Yotsuki enarcó una ceja y apretó los dientes, justo a la vez que una vena se marcaba en su sien. Pegó un salto y se paró de golpe, poniéndose frente a Zōzei para alzarle la voz.

—¿¡Es que sólo piensas con el estómago!?— Acercó su cara hasta quedar frente a frente. —Duermes más que un gato, ¿cómo demonios quemas las calorías?— Entrecerró los ojos. Era casi tan absurdo como las eternas ojeras que el otro peliazul se echaba casi permanentemente. —A este paso vamos a tener que llevar el doble de raciones sólo para vos— Se irguió y se cruzó de brazos, suspirando mientras llevaba la cabeza hacia atrás y miraba al techo. —Madre santa, ¿qué clase de metabolismo tienes?— Volvió a suspirar para agachar la cabeza.

»Me atrevería a llevar arroz para sustentar pero prender una hoguera en una cueva bajo tierra no sé si sea tan buena idea...

Girándose sobre su talón izquierdo, el genin daría una media vuelta de ciento ochenta grados antes de dejarse caer de sentón sobre el asiento.

—Lo único que espero es que el señor no espere algo gourmet. Tampoco es que tengamos demasiadas opciones para llevar. No podemos arriesgar cosas frágiles como huevos y que se rompan a la primera que pongamos mal un pie. Algo de mermelada o mantequilla para acompañar con pan o galletas debería bastar para los desayunos, las comidas ya preparamos las carnes y de cena volvemos a lo ligero, quizá acompañando con un poco de crema endulzada y batida con azúcar...— Aunque él tampoco era precisamente alguien que comiese liviano. —Heeh, me va a llevar la gran diabla sin probar algo de grasa. Joder man, necesito energías.

Al contrario que su compañero, él era de una vida muy activa incluso de noche. Por no llamarlo un fiestero.

—Cálmate, coño, no me grites! —respondió el dormilón, colérico—. ¡se le llama un metabolismo acelerado!

—Hibana-dono no es un hombre de buen paladar. Su dieta es muy variada y siempre está dispuesto a probar nuevos platos y sabores. Dice que es parte de su obligación como un catedrático de la vida. Es su trabajo descubrir nuevas cosas. Sólo tienen que tener en cuenta que es alérgico al queso en todas sus formas. Por tanto, la leche y sus derivados probablemente podrían matarlo. Ténganlo en cuenta a la hora de elegir los alimentos. Ahora, si sois tan amables. Por aquí.

La sirvienta les llevó hasta la cocina. Era amplia, lustrosa. Además de contar con todos los utensilios para las artes culinarias, también tenía dos cuartos adyacentes: uno era el refrigerador, donde podrían encontrar proteína de todo tipo, y el otro te dirigía a una especie de huerto. Las frutas y hortalizas predominaban en abundancia, aunque también habían unas cuantas despensas donde Rōga y compañía podían encontrar lo que considerasen necesario.

—Siéntanse libres de tomar lo que quieran.

"¿Este sujeto es científico o granjero? Pensaba incrédulo al ver la buena disposición que tenían en aquel sitio.

La sirvienta les llevó a la cocina dónde encontraron bastantes utensilios además de insumos. Si bien el genin era bastante melindroso, esta vez tendría que hacer un sacrificio en pos de lo práctico. Analizó en qué tanto podían cargar en las mochilas, además del algunos otros enseres que pudiesen necesitar luego para la aventura. Caminó formando óvalos en el centro de la cocina con una mano en el mentón mientras trataba de pensar estrictamente en lo necesario pero que además pudiese sustentarlos.

—Veamos. Como dije de base, sin agua no somos nada... Y quiero evitar realmente cosas que requieran preparaciones demasiado complicadas. Nos tiene que durar para tres tiempos de comida para mínimo setenta y dos horas, aunque quizá deberíamos ampliarlo noventa y seis en caso de que surja cualquier retraso o imprevisto— Él solía atragantarse de chucherías entre comidas pero tendría que prescindir de ello por el momento, aunque él tenía un par de snacks escondidos en su mochila para su propio deleite. Claramente, no tenía planes de compartirlos.

—La base es simple. Agua potable, pan, mantequilla, mermelada, jamón. Aunque ahora que sabemos que el cliente es alérgico al queso quizá sea bueno evitarlo junto a otros lácteos por si las moscas— El genin asintió con la cabeza tres veces para luego cruzarse de brazos y dirigirse hasta el huerto. —Huh, aprovecharía por unos plátanos grandes. Sustentan bien y no se arruinan tan rápido. Preferiría omitir los productos de cáscara comestible. Podemos llevar mangos, además de vegetales que no requieran cocción como zanahorias. En caso de hojas verdes podemos aprovechar lechuga— Ya tenía nueve cosas en mente, pero ciertamente se estaba cohibiendo mucho a la hora de elegir. —Llámame loco pero podemos llevar miel y limón, no sólo como aderezo sino para algún remedio casero en caso de emergencia. Ah, y casi olvido las galletas, tanto dulces o saladas que a la larga da un poco igual. Para reponer energías podemos valernos de granola como otra fuente de carbohidratos.

El genin pasó a ver a las despensas, pero seguía reacio a tomar enlatados o cosas que requiriesen uso de fuego. Entonces, volteó a ver a Zōzei.

—Oeh, ¿no tienes a la mano algo dónde apuntar? Que luego no quiero que se nos olvide, mejor inventariar no sólo lo que llevamos sino en qué cantidades—. Pasó su mirada hasta la fémina. —No sé si podrías proporcionarnos algo con lo que ir tomando nota de que nos vamos a llevar, pues necesitamos tener un control de los suministros —. Y tras esas palabras volvió a sentir una perturbación en la fuerza. "¿Desde cuando actúas así de formal? Joder lobo, te vas a arruinar la reputación de tipo rudo si sigues así." Dio un largo y tendido suspiro antes de volver a pasar su vista al otro peliazul. —Te pediría la opinión pero ya me di cuenta que seguramente te comerás cualquier cosa. Rematemos con un poco de aguacate porque... No sé, las cosas siempre van mejor con aguacate. Ya si ello yo llevo mi propio salero— Sentenció.

—¿Aguacate? ¿y eso que es? —dijo Zōzei, mientras tomaba una libreta que buenamente le había provisto la dama. Y por su cara, parecía que su desconocimiento de aquella... ¿fruta? era más que real. De cualquier manera, el peliazul anotó todo con una versatilidad envidiable —a pesar de ser un perezoso de mierda, Zōzei era un muchacho bastante dedicado cuando se lo proponía y tenía una mente muy audaz, además—. casi al pie de la letra, tal y como lo contó Rōga—. Ok. miel... limón, y galletas. Muuuuchas galletas —repitió como un mantra. Luego le tendió el papel a Rōga para que lo viera—. creo que no me faltó nada —y así era—. ¿usted puede ir buscándonos todo esto, verdad? —le preguntó a la sirvienta.

—No habrá ningún problema. Lo tendréis listo para cuando queráis partir.

—Pues asunto arreglado. Ya puedo ir a tomar mi siesta —miró a su compañero—. ¿tú qué harás?

El genin tomó el escrito y la revisó con minuciosidad.

—¡Pero si acabas de despertar hace apenas unas horas pedacito de animal!— Entrecerró los ojos y apretó los dientes observando a su compañero. —Kurozuchi también dijo que necesitaremos otros insumos que no hayamos traído con nosotros — Cerró de golpe la libreta. —Aún nos faltan las bolsas de dormir, pero creo que vamos a necesitar como mínimo una lámpara también, que no nos bastarán las linternas si se trata de iluminar espacios cerrados — Bufó. —Y algo de alcohol etílico por si necesitamos desinfectar algo, es casi primordial.

El genin observó de arriba abajo al fortachón.

—Además no tengo algo mejor que hacer aparte de ver secar la pintura, que tampoco voy a ponerme a leer esos libros raros en los que Myu tenía tanto interés — No se llevaba muy bien con la temática sobrenatural. —Si me aburro yo pues te hundes tú conmigo —. Aquello no tenía lógica alguna, pero no necesitaba una razón de peso. —Deberías ir a meter tu cabeza a una de las termas para variar.

"Al menos hasta que vuelva sensei."