Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
13/09/2018, 13:05 (Última modificación: 5/11/2018, 23:45 por Eikyuu Juro. Editado 3 veces en total.)
Juro caminaba por las calles de la aldea, con aire nervioso. Tenía la sensación de que la gente se quedaba mirándole. No quería saber nada, pero podía imaginarse por qué.
Desde el examen, había cambiado su vestimenta bastante. Ahora llevaba una camisa negra de cuello alto y unos pantalones azules junto a sus sandalias. Su portaobjetos y sus dos pergaminos seguían igual, pero en su espalda se apreciaba un bulto de mediano tamaño, tapado por una lona. Era Gen, la marioneta que no le cabía en el pergamino (por sus razones).
Ah, y ahora llevaba el chaleco y la plata de jounin. Sospechaba que eso llamaba más la atención.
« Me presenté para subir a chunin y me hacen jounin » — A su hermana casi le daba un infarto. ¿Qué cojones has hecho? Le había preguntado. Él tampoco lo sabía bien. Simplemente, la aldea estaba muy orgullosa de cómo les había dejado en el examen y en su comportamiento.
El ascenso le había provocado dos cosas: por un lado, emoción. ¿Cómo no iba a estar emocionado? ¡Le habían ascendido mucho! ¡Su Kage estaba contento con él! Pero claro, luego pensaba en todas sus responsabilidades, en su cargo, lo que tendría que hacer... y entonces, sentía miedo, nervios y ganas de vomitar. Las nauseas se le habían pasado ya, pero seguía sintiendo bastantes nervios.
— Si estas preparado para ser un chunin, podrás ser un jounin — le había dicho su abuela, y aunque tenía un par de argumentos en contra, había acabado por aceptarlo.
Más importante, se había quedado sin provisiones para sus siguientes creaciones. No tenía ni un Ryu extra. Y tenía que estrenar su cargo. Por eso mismo, ahora mismo Juro estaba entrando en el edificio del Morikage. Era temprano, pero quería pedir una misión. Y esperaba que no fuera demasiado dificil, a juzgar por su elevado cargo. Simplemente, se acercó al mostrador y saludó al que estaba, como siempre hacía.
— ¡Buenos días! Soy Eikyu Juro, y vengo a solicitar una misión — Juro se ahorró lo de jounin, porque bueno, eso ya se veía claramente.
Me gustase o me disgustase, el mundo había cambiado por completo. Giro radical de todo lo que hasta entonces conocía. Y todo ello gracias a lo que ocurrió 3 meses atrás en Uzushiogakure. El pacto se había esfumado por donde había venido y ahora las 3 Grandes Aldeas Shinobi convivían en una calma tensa hasta que alguien pusiera la gota que colmase el vaso. Por todo ello, había que trabajar duro, dar el 200 por cien por y para la aldea en pos de protegerse adecuadamente y mi forma de ser útil era realizando misiones.
Así que aquel día, dos días después de nuestra llegada a Kusagakure, después de sentirme como en casa tras el largo viaje, me levanté con decisión. Con mi ropajes habituales y todo mi arsenal shinobi a cuestas, me despedí de mamá y puse rumbo al edificio del Morikage, aquel dojo que destacaba por ser más grande que los que lo rodeaban. Y al entrar...
«¿Jurete?»
¿Qué cojones veían mis ojos? Hoy me habían metido en un genjutsu o de repente me había dado una fiebre brutal. Pero no, aquello era muy real. El que hasta entonces había sido mi compañero de equipo, Eikyu Juro, estaba en la recepción de aquel mismo edificio con un jodido chaleco ninja y una placa dorada en su antebrazo derecho.
«¡Joder! ¡Al final si que tomaron en cuenta el examen!»
Ya lo creo que lo habían hecho, de otro modo aquello no podía ser real. Sacudí al cabeza un par de veces y reanudé la marcha para acercarme hasta el mismo sitio que el ahora jounin para solicitar la misión del día.
— Buenas, ¿tienes algo para el mejor shinobi de Kusagakure? —carraspee un par de veces ladeando ligeramente la cara— Felicidades, Jurete
— Así que al final tuvieron en cuenta las priemras fases del examen, ¿eh?
Cuando los lozanos y agradables muchachos cruzaron el umbral del Edificio del Morikage hasta la recepción. Tras el austero mostrador de madera se encontraba Kamisho Yuna, parcialmente oculta detrás de una pila enorme de papeles. Cuando los shinobi la saludaron con alegría, ella se limitó a alzar la mirada un momento para dedicarles a ambos un escueto "hola", mientras masticaba ruidosamente lo que presumiblemente era un trozo de papel. Sus manos se movían a toda velocidad cambiando documentos y ficheros de sitio.
—Mira que se lo dije... Es que se lo dije... Orden alfabético y luego cronológico, ¡no al revés! —mascullaba con cara de pocos amigos. Tras unos segundos y ver que Juro y Yota seguían allí plantados, pareció caer en la cuenta de algo—. Ah, sí, una misión. ¡Cómo no! Aquí tenéis. Recordad esforzaros al máximo, ¿eh? El futuro de la Aldea depende de vosotros, los jóvenes.
Puso un pergamino enrollado con la letra "C" en el sello y volvió a su ardua tarea de ordenación documental.
(C) El secreto del Estilo del Mono Borracho
Solicitante: Moyashi Kenzou Lugar: Arrozales del Silencio Ha empezado a correr el rumor de que un viejo maestro de Taijutsu llamado Sarutobi Yamcha ha desarrollado un estilo de combate totalmente novedoso y revolucionario, capaz de derrotar hasta al más avezado de los ninjas. Se trata del Estilo del Mono Borracho, y hasta ahora el maestro se ha negado a compartir sus secretos con todos los peticionarios que han acudido a su dojo, cerca de los Arrozales del Silencio. Se encarga a los ninjas de la Hierba que viajen hasta el dojo del maestro Yamcha y se hagan con el pergamino que contiene los secretos de este estilo de lucha a como dé lugar.
Juro se sorprendió al descubrir que no estaba el mismo hombre musculoso con el que se encontraba siempre. Hoy, la que había era una mujer, de pelo verde intenso, recogido en un moño, que parecía inmersa en una enorme pila de papeles, mientras murmuraba algo sobre la poca organización del sitio. Parecía sufrir tratando de controlar los documentos que había ahí, pero Juro tenía que admitir que lo hacía divinamente bien, con un gran juego de manos. Parecía mascar algo demasiado ruidoso como para ser un chicle (¿Papel?)
Antes de que se le diese la misión, una voz le sobresaltó.
— Buenas, ¿tienes algo para el mejor shinobi de Kusagakure? Felicidades, Jurete
— Así que al final tuvieron en cuenta las priemras fases del examen, ¿eh?
Era su compañero y amigo Yota, y su araña mascota, Kumopansa. Juro no pudo evitar sonreír. Parecía que iba en serio lo de la misión compartida, al fin y al cabo.
— Ya ves. Yo me sorprendí tanto como tú cuando me entere. Pero... — Juro se dio cuenta de que estaban delante de la mujer, así que le hizo un gesto a Yota claro de "Hablamos luego".
La mujer hurgó en una pila de papeles y les dio un pergamino.
— Ah, sí, una misión. ¡Cómo no! Aquí tenéis. Recordad esforzaros al máximo, ¿eh? El futuro de la Aldea depende de vosotros, los jóvenes.
— Muchas gracias — dijo Juro, con una pequeña reverencia. Después, le hizo un gesto a su compañero —. Venga, Yota. Vamos a hacer esto juntos, como en los viejos tiempos.
Juro leyó con atención del pergamino. Era una misión de Rango C (afortunadamente. No se sentía preparado aún para una de rango B, al menos, de momento). En ella, hablaban sobre obtener los secretos sobre un estilo de Taijutsu llevado a cabo por un hombre llamado Sarutobi Yamcha. Estaba en un dojo, cercano a los arrozales del silencio.
« Ésto es interesante. Aunque odio el taijutsu » — reflexionó Juro. Después, tendió a Yota el pergamino, para que él mismo pudiera leer el contenido.
— Ya ves. Yo me sorprendí tanto como tú cuando me entere. Pero...
Aquello fue todo lo que alcanzó a decir el recién ascendido que, a tenor de sus palabras, se hallaba incluso más sorprendido que yo mismo de su nuevo rango. Pero lo cierto es que ahora estaba en la élite de entre los ninjas de Kusagakure. Ser jounin conllevaba tener que cargar con una responsabilidad de peso dentro del estatus militar de la aldea. También tenía sus privilegios, claro está, pero sería interesante ver como el titiritero llevaba consigo mismo su nueva situación.
Tras el mostrador, una mujer nos atendió, por decir algo. No hacia más que soltar sapos y culebras por la boca. Al parecer alguien había hecho mal su trabajo y ella tenía que arreglar aquello al mismo tiempo que atendía todos aquellos que se ibban acercando y reclamaban de su atención, tal como hacíamos nosotros.
— Ah, sí, una misión. ¡Cómo no! Aquí tenéis. Recordad esforzaros al máximo, ¿eh? El futuro de la Aldea depende de vosotros, los jóvenes.
Hice una reverencia y dejé que fuese Juro el que respondiese. Al parecer, íbamos a tener que hacer equipo de nuevo, como en los viejos tiempos.
— Muchas gracias — dijo Juro, con una pequeña reverencia. Después, le hizo un gesto a su compañero —. Venga, Yota. Vamos a hacer esto juntos, como en los viejos tiempos.
No fue hasta que salimos fuera de aquel dojo gigante hasta que Jurete me dejó ver de qué narices iba todo y lo cierto es que aquello era de lo más peculiar. No por la misión en si, no... sino porque era algo encargado directamente por Moyashi Kenzou, el Morikage en persona. Él era el cliente y quién estaba interesado en aquel peculiar estilo de combate que, hasta el momento no había sido capaz de conseguir de parte de aquel tal Sarutobi Yamcha. No iba a ser una tarea fácil, puesto que debíamos suponer que al tratarse de un maestro, como mínimo sería un digno oponente en una pelea, pero también era cierto que suponía un reto que estaba más que dispuesto a aceptar. Algo que el dúo Yota-Kumopansa podrían superar con éxito si se lo proponían. además, contaba también con Juro.
— Bien, se supone que tu eres el líder, ¿no? se supone que yo soy la carga con la que has de lidiar y evitar que maten. Espero que puedas hacerlo y no decepciones a Kenzou-sama, Jurete. Pero antes, deja que vaya a casa a por algunas provisiones, los arrozales están a algo más de un día de viaje de Kusagakure. Nos encontraremos en las puertas de la aldea
Acepté mi papel en aquello y dejaría que fuese él quién tomase las riendas de la misión, decidiese qué deberíamos hacer y qué no. a fin de cuentas, él era el jounin y yo era el jodido gennin. Tal y como le dije, fui a mi casa, tomé mi mochila y la cargué con algunas provisiones de agua y comida. Estaríamos algunos días fuera. Luego fui al punto de encuentro que dije anteriormente, las puertas de nuestra aldea, listo para partir hacia los arrozales.
Yota leyó el pergamino lentamente. Juro reflexión. Era un encargo del propio Morikage, por lo que no podían fallar de ninguna de las maneras. Además, eso de conseguir un pergamino con artes secretas era emocionante, pero algo peligroso. ¿Qué harían? ¿Tendrían que robarlo? ¿Negociar con el hombre? Dudó que se lo fueran a dar tranquilamente.
Suspiró. Supuso que tendría que improvisar.
— Bien, se supone que tu eres el líder, ¿no? se supone que yo soy la carga con la que has de lidiar y evitar que maten. Espero que puedas hacerlo y no decepciones a Kenzou-sama, Jurete. Pero antes, deja que vaya a casa a por algunas provisiones, los arrozales están a algo más de un día de viaje de Kusagakure. Nos encontraremos en las puertas de la aldea
— Una misión de rango C no requiere tanto peligro, Yota. No bromees con lo de ser una carga — protestó Juro. Luego sonrió un poco —. Pero bueno, es un encargo importante, tenga el rango que tenga, y así podré ir practicando en mi nuevo cargo. Estaré encantado de dirigirte.
» Está bien, yo también voy a coger provisiones. Nos encontramos en la puerta.
Juro se marchó hacia su cara rápidamente, esperando no perderse.
...
Se había dado mucha prisa. Había cogido una mochila con provisiones (comida, bebida...etc) que llevaba colgada justamente bajo la lona dónde tenía el arnés con la marioneta. Era un peso excesivo para su espalda, y por eso mismo empezaba a notar dolores en esa zona.
Yota pasó por la puerta, y Juro le saludó.
— Bien. Todo listo, ¿verdad? Tendremos que iniciar el viaje — dijo Juro, sonriente —. ¿Tienes el mapa? Sé que es un poco triste, pero voy a tener que ordenarte que guíes tu la marcha. Aún continuo perdiéndome y no me gustaría desorientar la expedición.
Una vez todo estaba listo, me dirigí al punto de encuentro, pero no había rastro del inesperado líder de la cruzada contra Sarutobi Yamcha. Lo hizo al cabo de un rato, por suerte no tuve que esperar mucho y al parecer ya ambos estábamos listos para partir.
— Bien. Todo listo, ¿verdad? Tendremos que iniciar el viaje — dijo Juro, sonriente —. ¿Tienes el mapa? Sé que es un poco triste, pero voy a tener que ordenarte que guíes tu la marcha. Aún continuo perdiéndome y no me gustaría desorientar la expedición.
«¿Es en serio?»
No daba crédito. Si le habían ascendido a un rango de tal responsabilidad presupuse que ese tipo de cosas ya las habría superado. Así que la cosa debía estar realmente jodida en cuanto a efectivos. Me encogí de hombros.
— Siempre llevo mi mapa durante las misiones, pero no será necesario para llegar a los arrozales, solo tenemos que viajar al este, siguiendo la costa. Bueno, vamos.
Empecé a mover las piernas hasta que dejamos atrás nuestra aldea natal y era precisamente por ella que debíamos partir para cumplir con nuestras obligaciones como shinobi.
— Bueno, entonces que propones que hagamos con el tal Yamcha, ¿lo matamos? ¿le obligamos a que nos dé el pergamino? ¿quizás sea mejor idea robarlo por la noche? —pregunté para ver cual era la hoja de ruta a seguir una vez llegásemos a nuestro destino.
17/09/2018, 00:17 (Última modificación: 17/09/2018, 00:21 por Eikyuu Juro. Editado 2 veces en total.)
— Bien, de acuerdo — A Juro no le pasó por alto la expresión de Yota. Y no le gustó nada. Por alguna razón, sentía que el chico le estaba probando.
« ¿Qué ha pasado con todo ese rollo de puedes confiar en mí y de somos amigos? » — pensó, sombriamente. Había hablado poco con él, y le estaba disgustando cada vez que hablaba más. Puede que aún fuese un novato en el cargo, pero hasta él sabía dónde estaba el límite, y no iba a dejar que lo pasase, por muy amigo que fuese.
Mientras caminaban, Yota comenzó a asaltar a Juro con preguntas, queriendo saber que es lo que harían. Juro no se molestó en pedirle opinión: ahora él era superior en rango, y por tanto, Yota no iba a ayudarle.
— Bueno, entonces que propones que hagamos con el tal Yamcha, ¿lo matamos? ¿le obligamos a que nos dé el pergamino? ¿quizás sea mejor idea robarlo por la noche? — [i]
— Creo que matarlo debería ser nuestra última opción — dijo Juro. "Siempre podemos matarlo si sale mal lo demás", decían sus labios —. Lo de robarlo me parece una buena opción, pero para eso deberíamos averiguar cómo es el lugar. En la misión mencionaban que el hombre se negaba a enseñar sus conceptos y menos a entregar el rollo, por lo que ir solo lo alertaría. Quizá deberíamos usar un Henge y disfrazarnos de otra persona para poder ver el templo por dentro, sin alertarle de que unos ninjas han venido a por el pergamino. Luego, podríamos colarnos por la noche e intentar robarlo.
— Creo que matarlo debería ser nuestra última opción — escuchaba atentamente las palabras del jounin —. Lo de robarlo me parece una buena opción, pero para eso deberíamos averiguar cómo es el lugar. En la misión mencionaban que el hombre se negaba a enseñar sus conceptos y menos a entregar el rollo, por lo que ir solo lo alertaría. Quizá deberíamos usar un Henge y disfrazarnos de otra persona para poder ver el templo por dentro, sin alertarle de que unos ninjas han venido a por el pergamino. Luego, podríamos colarnos por la noche e intentar robarlo.
Podría tener sentido lo que decía, pero la verdad, se me antojaba mucho más sencillo si simplemente le matábamos. Por muy poderoso que fuese ese Yamcha no dejaba de ser un 3 contra 1, y potencialmente un 4 contra 1.
«Aunque igual también tiene aliados, no sabemos nada de ese tipo»
Todo por el dichoso taijutsu del estilo del mono borracho. Muy valioso debía de ser eso como para que el mismo Morikage estuviese tan interesado como para enviar a sus ninjas a por él.
— Bien, así se hará entonces. Pero, ¿en quién has pensado para utilizar el henge?
«Hacer un buen henge no es nada fácil»
No mentía, hacia muy poquito que había aprendido a realizar un henge como dios manda, pero mantenerlo para infiltrarme en algún lugar sin que este fallase o me delatase requeriría de uno de esos buenos días en los que todo sale bien. Desconocía el dominio que tenía mi compañero, pero deseaba que fuese mejor que el mío, por el bien de la misión.
Yota no pareció contradecirle esta vez. Juro asintió, aunque tenía serias dudas en su interior. Había pensando en la confrontación, pero en ese mismo pergamino alegaban que ese taijutsu era capaz de vencer a cualquier ninja. Se le antojaba ridículo y demasiado poderoso, pero claro, si no fuese algo eficaz, el Morikage no les habría mandado a buscarlo, ¿verdad?
Además, aunque no podía fiarse del todo de la información, tampoco era muy inteligente rechazarla o tomarla por estupideces. Era un pergamino oficial.
— Bien, así se hará entonces. Pero, ¿en quién has pensado para utilizar el henge?
Juro chasqueó la lengua. En cierto modo, tenía miedo de esa parte de la misión. Más que nada porque el henge era frágil y podía delatarles.
— La verdad es que no nos dejará entrar como si nada en el templo. Había pensando en buscar una excusa, como por ejemplo, disfrazarnos de posibles alumnos que quieren aprender. Aunque nos rechazase, podríamos observar algo de su interior, aunque dudo mucho que pudieramos ver donde esta el rollo. Más bien, buscar posibles debilidades — Juro chasqueó otra vez la lengua —. Esa es la parte buena. La mala es que mi Henge aun no es perfecto, y supongo que el tuyo tampoco lo será. Cualquier persona valdría, pero corremos peligro de que fracase.
» Podríamos simplemente quitarnos la bandana y todo símbolo identificativo que nos reconoce como ninjas y fingir. La única manera en la que podría reconocernos sería si hubiese asistido a los dojos, y tampoco dimos tanto la nota como para que nos recuerde.
La cosa se iba complicando por momentos, y eso que no habíamos hecho nada más que salir de Kusagakure, por lo que, por consecuencia, aún no habíamos llegado a nuestro destino. Empezaba a darme mal rollo aquel Sarutobi Yamcha. Era obvio, y eso era algo que también había deducido Juro, que no iba a dárnoslo con una simple negociación por las buenas. dicha solución no entraba en la cabeza, menos aún si teníamos constancia de que se había intentado y el hombre se había negado.
— Supongo que si sería capaz de hacer un buen henge, pero será complicado mantenerlo. Supongo que sería mejor idea no tener que recurrir a ello y buscar otro modo
Por más que tratase de darle vueltas no veía muchas más opciones. Así que por ahora mi preocupación sería hacer de guía hasta los arrozales y, una vez allí, con el terreno a la vista, sería momento de ver a qué nos enfrentábamos con más exactitud.
— Bueno, por ahora preocupémonos de llegar a los arrozales —dije, metiéndome las manos en los bolsillos de los pantalones— Vamos a tener que hacer noche justo antes de entrar al bosque de Hongos
No nos iba a dar tiempo de realizar todo el viaje en un solo día, así que lo más sensato sería hacer noche en alguna pequeña aldea antes de entrar en aquel bosque. Nadie en su sano juicio montaría un campamento en su interior, podía resultar peligroso; no solo por los posibles bandidos, sino por el propio bosque.
Juro asintió ante el comentario de Yota. Si, era consciente de que el Henge era una apuesta dura. Además, no sabía cuanto nivel tenía el señor al que se iban a enfrentar, y si sabría distinguirlo. Estaba siendo todo lo cauteloso posible, y no quería darle salidas a aquel hombre.
Entonces, Yota se metió las manos en los bolsillos y le informó.
— Bueno, por ahora preocupémonos de llegar a los arrozales. Vamos a tener que hacer noche justo antes de entrar al bosque de Hongos
— Está bien — dijo Juro, asintiendo —. Será lo más prudente. Avanzaremos hasta elpueblo y descansaremos ahí. A la mañana continuaremos con el camino hasta llegar al templo.
Juro se quedó en silencio, barajando opciones. Tenían que llegar al templo. Después de eso, tratar de infiltarse. Una confrontación directa significaba peligro, y no quería ponerles en riesgos. Pero también era cierto que ese hombre no iba a ponerselo fácil, y que otros no habían conseguido mucho. Si tan solo...
Su mente estaba llena de ideas, y no conseguía pillar ninguna. Además, estaba otro tema que le descentraba.
— Oye... — murmuró Juro. Su voz era casi inaudible. —. Creo que tenemos que pensarlo bien y consultarlo con la almohada. Pero... ¿Podrías tratarme de forma normal, aunque sea durante un rato? Ya sé que tengo que encargarme de dirigir la misión y todo eso, pero aún ni si quiera hemos llegado al sitio y no lo haremos hasta mañana. Hasta hace poco eramos dos iguales, y ahora es... raro.
» Me ascendieron a jounin hace poco, ¿sabes? Por mis méritos durante las pruebas del examen. Pero aún se me hace extraño. Yo no... esperaba tanto mérito. No me malinterpretes, este chaleco es un gran honor, y haré mi mejor esfuerzo por honrar a la villa y a Morikage-sama. Pero a veces también me asusta llevarlo puesto — reconoció Juro, tras emitir un suspiro.
No pudo evitar mostrarse resignado. Hasta que no resolviera este pequeño conflicto con Yota, dudó que pudiera ponerse a pleno funcionamiento en la misión.
Sin embargo, antes que tener un viaje tranquilo hasta la primera parada en el camino, Juro tenía otros planes. Al parecer estaba atormentado por algo en concreto. No obstante, las cosas, con el tiempo iban cambiando irremediablemente.
— Oye... — murmuró Juro. Su voz era casi inaudible. —. Creo que tenemos que pensarlo bien y consultarlo con la almohada. Pero... ¿Podrías tratarme de forma normal, aunque sea durante un rato? Ya sé que tengo que encargarme de dirigir la misión y todo eso, pero aún ni si quiera hemos llegado al sitio y no lo haremos hasta mañana. Hasta hace poco eramos dos iguales, y ahora es... raro.
» Me ascendieron a jounin hace poco, ¿sabes? Por mis méritos durante las pruebas del examen. Pero aún se me hace extraño. Yo no... esperaba tanto mérito. No me malinterpretes, este chaleco es un gran honor, y haré mi mejor esfuerzo por honrar a la villa y a Morikage-sama. Pero a veces también me asusta llevarlo puesto
— Así que es pesado ese chaleco, ¿eh? en ese caso no se para qué te pones algo que te incomoda
Maldita araña. O no le había entendido o estaba haciendo una de sus particulares bromas pesadas para nada oportunas. Se veía al tipo realmente pensativo y preocupado así que me detuve en seco.
— ¿Y qué quieres, Jurete? —pregunté, serio.— Evidentemente que han cambiado las cosas después de lo de Uzushiogakure; has pasado de ser un gennin a ser un jounin y yo he seguido siendo un gennin. Como recordarás, en la academia y, en definitiva, me han educado para mostrar respeto a mis superiores y bueno, tu ascenso te convierte en un superior para mí.
Para mí tampoco era tan sencillo pero no podía hacer como si nada, se había convertido en un maldito jounin.
— Así que respondiendo a tu pregunta, no sé qué es exactamente lo que quieres con eso de que te trate normal, la verdad
Juro frunció el ceño, escuchando las palabras de Yota. Bien, ya lo había pillado. No había tregua para él, ni ahora ni nunca. Ahora que había ascendido, él era superior a Yota en todos los aspectos, y él no iba a detenerse a hablar con él ni a volver a ser su amigo. Ahora que Juro era superior, Yota solo sería un inferior y nada más.
Si, ahora lo entendía jodidamente bien. No se iba a molestar en volver a mantener esa conversación.
— Está bien — murmuró Juro, borrando la sonrisa de su rostro. Ya no pensaba mostrarla tan fácilmente —. Agradezco tu respeto, Yota-kun. Me gustaría que la próxima vez que discutamos lo que hacer en el templo, me des tu punto de vista, y no te limites a obedecer todo lo que yo diga. Creo que toda opinión es importante, a pesar de la diferencia de cargos. Luego yo tomaré la decisión que corresponda.
« Tú tienes opinión, pero las ordenes las doy yo. Que te quede claro » — Aún era muy pronto para que el poder se le subiese a la cabeza, pero se vio tentado a manifestar sus pensamientos.
— Continuemos hasta hacer noche. Mañana tenemos una dura tarea.
— Está bien — Algo me dijo que no iba a ser tan sencillo, que aquello le había sentado como una patada en los mismisimos —. Agradezco tu respeto, Yota-kun. Me gustaría que la próxima vez que discutamos lo que hacer en el templo, me des tu punto de vista, y no te limites a obedecer todo lo que yo diga. Creo que toda opinión es importante, a pesar de la diferencia de cargos. Luego yo tomaré la decisión que corresponda.
El tipo había cambiado por completo. Lo que dije anteriormente había sentado demasiado mal, así que seguramente no habría marcha atrás.
— Continuemos hasta hacer noche. Mañana tenemos una dura tarea.
Chasquee la lengua sin saber muy bien que decir, estaba claro que no podía hacer como si nada. Quizás... Bueno, una explicación de mi punto de vista amansaría a la bestia. O quizás no.
— No quería que te lo tomarás así, Jurete —Efectivamente, no era imbécil. Por muy gennin que fuese, tenía ojos en la cara— Pero a pesar de mi corta vida como shinobi cuenta ya con varios fracasos y decepciones y la no participación en el examen en el cual conseguiste tu merecido ascenso, por el que me alegro y estoy convencido de que lo harás genial, es solo la punta del iceberg para mí
La mirada se me cayó al suelo a medida que íbamos avanzando. Aquello distaba de sentirme orgulloso de nada. La no participación en el citado examen, aquella misión de rango S que, sin duda me iba demasiado grande en la que Yubiwa-dono perdió la vista, ver a mi padre morir dos veces sin poder hacer nada para evitarlo... Demasiadas malas experiencias como para quedarme de brazos cruzados.
— Es por todo esto que he decidido hacer un cambio, Juro. Quiero estar totalmente centrado cuando hago una misión y, en definitiva, cuando estoy trabajando. No tiene que ver contigo, así que preferriría que no te lo tomases como algo personal, ¿lo entiendes, verdad?