Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
—¿Tosca? —Una vena se marcó momentáneamente en el rostro enojado de Kuumi. La chica cerró los ojos por unos segundos, calmándose. Luego volvió a sonreír con cierto aire malicioso o burlón —. Entiendo lo que dices. Parece que los dioses le dieron a Ran-chan toda la altura, pero a mí toda la confianza. Ejem.
Cruzó las piernas de nuevo, a la vez que entrelazaba sus dedos.
—Yo… No digo que Ran-chan necesite que la defienda, es muy fuerte. ¡Deberías ver sus patadas! Pero… Le cuesta mucho relacionarse con otros, al menos a como otros lo harían. Su corazoncito es bastante tímido. Perdóname si tengo el instinto de —Quitó el palillo de entre sus dientes y comenzó a girarlo entre sus dedos —protegerla. De engaños e ilusiones, por ejemplo —Sus orbes miel, mucho más claros que los de su hermana, chocaban intensamente contra las esmeraldas de Mei, como si la primera en apartar la mirada fuese a perder —. Como dices, es malo juzgar a las personas tan rápidamente. Entonces ¿Cómo saber si Ranko te juzgó bien? ¿Cómo saber que no está, digamos… hechizada?
El palillo se detuvo, y Kuumi lo empuñó como si fuese un kunai, aunque no hizo ningún otro movimiento.
—¿Me explico?
El sonido del agua de la ducha se detuvo, y solo se escuchó el ruido del roce de la ropa. Ranko no tardaría en salir.
—¿Cómo confío en ti? —La mirada de Kuumi era ahora mucho muy seria.
Reí internamente cuando la muchacha se sobresaltó, un golpe justo en el orgullo, una pequeña victoria diría yo, pero pronto me daría cuenta que era totalmente absurdo, porque no estábamos con esa riña de hace rato. Kuumi fue hablando cada vez más seria, explicando que su hermana era fuerte físicamente, pero que tenía una debilidad, su bondad y su timidez marcada, llevó la conversación a donde ella quería, ¿cómo nos habíamos llevado tan bien en tan poco tiempo? Por las características de la personalidad de su hermana era fácil deducir que era infrecuente este tipo de situaciones.
— Como dices, es malo juzgar a las personas tan rápidamente. Entonces ¿Cómo saber si Ranko te juzgó bien? ¿Cómo saber que no está, digamos… hechizada?
—Ah... ya entiendo, piensas que estoy manipulando a Ranko— ahora todo tenía sentido, por eso es que tenía esa falsa rivalidad y molestia contra mi —. Pues quiero que sepas que no, no estoy haciendo uso de ninguna artimaña— «¿o sí?»—Algunos dicen que tengo un encanto natural, y voy a empezar a creerlo— sonreí jocosa.
El chorro de la ducha desapareció.
—¿Cómo confío en ti?—La mirada de Kuumi era ahora mucho muy seria.
—No lo sé, no hice nada excepcional— respondí, ninguna de las dos había parpadeado, en eso se basaba nuestra perfecta conexión, el ámbar y la esmeralda seguían intactas —. La ayudé y fui amable cuando estuvo sola y avergonzada ante todas las personas que la miraban.
En cuanto la puerta del baño se abriera diría —. Pero, sí tanto desconfías en mi, porqué no le preguntas directamente a ella, ¿no?— para ese entonces Ranko escuchó aquellas palabras, sí sentía una pizca de curiosidad no tardaría en responder.
—Siendo honesta, sí. Tengo muy altas sospechas de que Ran-chan no está… siguiendo su propio albedrío, por decirlo así —La pelirroja rió al escuchar a la chica —. ¿Encanto natural? Claro, claro. ¿Así les llamas? —Apuntó a su pecho con el palillo. Kuumi lo asía con tanta fuerza que parecía que en cualquier momento saltaría sobre Mei para sacarle los ojos —. No negaré que eres muy bonita, pero realmente dudo que sea suficiente para encantar a Ran-chan. ¿Así consigues que te paguen cosas? ¿Atrayendo gente como una sirena? Quién sabe cuántas cosas más habrás hecho por dinero.
Sin embargo, cuando mencionó lo de ser amable y ayudarla, la tensión en su mano se disipó. Kuumi frunció bastante los labios, frustrada. Sintió que no tenía ya mucho terreno sobre el cual pararse. ¿Debería seguir atacándola? ¿Debería aceptar que Ranko decidió irse con una extraña muy amigable, por encima de su hermana? ¿Su propia hermana? No. No podía hacer eso.
Mei contraatacó con un golpe bajo, pues hizo una pregunta para ponerla en evidencia justo cuando Ranko, ataviada en un yukata azul oscuro con flores rosas y una toalla envolviendo su cabeza, salía del baño. Kuumi al fin apartó la mirada de Mei para colocarla sobre su hermana, a la vez que dejaba el palillo sobre la cama.
—¿D-desconfiar? —Ranko parecía confundida al inicio, pero unos segundos después le lanzó una mirada asesina a su hermana —. ¿Kuumi?
—N-no pasa nada. Ran-chan. —La pelirroja desvió la vista. La más alta se sorprendió de escuchar a la pequeña tartamudear. ¿Desde cuándo era Kuumi indecisa?
—M-Mei-san, ¿Q-qué pasa? ¿Te ha… Q-qué te ha dicho mi hermana?
—¡Nada! ¡No le he dicho nada! —mintió, alzando la voz.
Pero Ranko no apartó la mirada de Mei, esperando su respuesta. Su respiración se tensó, después de haberse relajado en la ducha. No quería que hubiese una confrontación de ningún tipo en aqella habitación.
Kuumi aguardó paciente, escuchando cada palabra que le decía, solo con la finalidad de afilar sus garras y contraatacar en el momento en que yo bajase la guardia, sentí la ironía en sus respuestas, sentí como mi calma empezaba a acabarse y a pasar rápidamente a un estado de arrechera; con cada una de sus insinuaciones mi cuerpo se acercaba lentamente, mi sonrisa se borró, lejos de tratar de no expresar nada mi rostro revelaba mi inconformidad; me acerqué tanto que sentí como su palillo tocaba mi pecho. Mi cara que había empezado a recuperar su palidez normal volvió a ser invadida por los colores, pero esta vez no se quedaría así, claro que no.
—. No negaré que eres muy bonita, pero realmente dudo que sea suficiente para encantar a Ran-chan. ¿Así consigues que te paguen cosas? ¿Atrayendo gente como una sirena? Quién sabe cuántas cosas más habrás hecho por di-.
PLAF!
No le había permitido terminar la oración, mi diestra se movió como un latigazo, abofeteando su rostro con la palma de mi mano.
—¡¿Cómo te atreves a siquiera insinuarlo?!— vociferé.
Me puse de pie y con los puños cerrados me dirigí hacia donde estaba mi mochila, pero cuando pasé por la puerta del baño esta se abrió. Miré a Ranko, perpleja, ¿cómo lo tomaría? Después de todo acababa de abofetear a su hermana. Mi rostro seguía un tanto colorido y mis puños cerrados, mi manos estaban pálidas y sí alguien se osaba a cortarme en aquel momento quizás ni sangre surgiera de mi piel.
—¡T-tu h-hermana, s-se pasó!— tartamudeé, no por nervios, temblaba de rabia —. Tu hermana piensa que soy una cualquiera que hago lo que sea por dinero y de paso está casi segura que te estoy manipulando, ¿puedes creerlo?
La mente de Ranko entró en conflicto. Por un lado, su hermana desconfiaba tanto de Mei que había insinuado algo bastante degradante, en su opinión. Por otro lado, Mei acababa de atacar a su hermana. Por primera vez en mucho tiempo, Kuumi vio el ceño fruncido de su hermana. No era una molestia o un inconveniente.
Era ira pura.
—¿¿¡Pero qué estás haciendo!?? —dio un paso hacia Kuumi. Ésta se tallaba la mejilla. Se había puesto de pie para lanzarse contra Mei, pero el grito de su hermana la paró en seco —¡¡No entiendo!! ¿¿Tanto te cuesta confiar…??
—¡La acabas de conocer! ¿Cómo…?
—¡En mí, Kuumi! ¡En mí! ¡Mei-san no ha hecho más que ser gentil! ¡Y amable! ¡Conmigo! —Ranko dio otro paso hacia la pelirroja. La mirada de Kuumi parecía estar entre poseída por la rabia o la tristeza. O ambas al mismo tiempo —. ¡Ella entendió mi… problema! ¡Por eso vinimos aquí!
La chica había avanzado hasta estar frente a su hermana. Aunque Ranko no se veía realmente intimidante, la diferencia de altura con Kuumi era suficiente para que ésta retrocediera.
—Yo… ¡Yo sólo…!
—¡Pues no todo se trata de Kuumi, la maravillosa! —Ranko le lanzó a la cara la toalla que tenía en la cabeza.
Hubo un momento de silencio entre las hermanas. La pelirroja parecía aterrada, molesta en demasía. La castaña resollaba y sus ojos amenazaban llanto.
—Bi… Bien —Kuumi se irguió, lanzó la toalla al suelo y comenzó a retroceder hacia la puerta —. ¡Bien! Pues… ¡Pues quédate con ella!
—¡Bien!
Ranko la vio salir del cuarto y azotar la puerta. Su corazón latía veloz y dolorosamente. ¿Qué había pasado con su hermana? ¿Era Kuumi tan testaruda? Ranko se convenció de no ir tras ella.
Ranko se erizó rápidamente consecuente a la rabia que le invadió, afortunadamente se cuadró de mi lado y toda su energía reprimida la dirigió a su hermana, para este momento yo había pasado a un segundo plano, pero no por eso estaba menos enojada. Mis ojos pasaban de Kuumi a Ranko y viceversa con cada respuesta que soltaba la una a la otra. La pelirroja quedó abrumada.
La ojiambar siguió su arremetida contra su hermana que no se limitó a cortar su respuesta, sino que contraatacó lanzandole la toalla a la cara.
«Oh.. Oh.. Esto se pondrá feo»
Me quedé en silencio, el ambiente se había vuelto tan tenso que ni siquiera me atrevía a decir nada, pero lo único que me hizo aventurarme a decir algo fue la respiración forzada de Ranko, evidentemente ella era la más afectada.
—Calmate Ranko, por favor— expresé con voz baja, mi enojo había dado paso a la preocupación, apoyé mi siniestra en su hombro —. Todo estará bien, ya verás.
La pelirroja lanzó la toalla al suelo y se fue, lo siguiente que se escuchó con el azote de la puerta al cerrarse.
—Ranko.. yo... — me acerqué a ella, sus ojos estaban cerrado y parecían un grifo abierto, su cara demostraba tristeza pura —. Lo siento, no quería ocasionar esto— posé mi mano en su espalda para invitarla a sentarse en la cama.
— ¿Sabes?— pronuncie poniendome frente a ella —. A veces esperamos mucho de algunas personas, sobre todo de nuestra familia, es por ello que cuando nos fallan nos duele inmensamente, lo importante de todo esto es que te enseña la verdadera personalidad de las personas y entonces ya no te hace esperar lo mismo, entonces no te decepcionas de ellos y no te duele.
Suspiré, no se me daba bien animar a las personas.
—Deja de llorar— volví a colocar mi índice bajo su mentón y levanté su cara buscando mirar sus ojos, con mi otra mano limpié sus lágrimas —. Por favor.
A pesar de que los ojos de Ranko parecían grifos abiertos, su boca no soltaba más que quejidos muy bajos. Se mordió el labio para obligarse a no soltar chillido alguno. A pesar de que su cuerpo estaba cálido por la ducha, sintió que la mano de Mei en su hombro era bastante reconfortante. Sin embargo, su comentario le punzó el corazón.
"Kuumi… ¿Me falló? ¿Es aquella que acabo de ver la verdadera Kuumi? ¿Será así a partir de ahora? ¿Ya no tendré más a Kuu-chan? ¿Tendré que desconfiar de ella? ¿Ella desconfiará siempre de mí? ¿Ya no…?"
Pero la mano de Mei en su mentón interrumpió su pensar. Sus palabras fueron sencillas y directas, pero su toque y su voz eran lo suficientemente relajantes. Ranko asintió después de que la Uzujin le limpiara las lágrimas, aunque no pudo evitar que siguieran saliendo.
—L-l-lo siento —Fue lo primero que salió de sus labios, ahogando su llanto —. L-lamen… Lamento q-que hayas… v-visto eso. L-lo siento.
Ranko recogió la toalla y enjugó el resto de sus lágrimas. Su cabello caía sobre sus hombros y espaldas, muy diferente a su aspecto habitual, con su típica trenza. La chica se sentó en la cama, jugueteando distraídamente con la toalla. Pensó por un momento que podría contarle a Mei cuán cercana era a Kuumi. Podría decirle lo mucho que disfrutaba estar con ella porque, a pesar de sus diferencias en personalidad, solían entenderse mucho muy bien. Le podría contar su historia, las veces que habían luchado juntas, y triunfado juntas, y las veces que ella había perdido ante Kuumi. Podría mencionar qué tan superior era su hermana en casi todos los aspectos, y cómo casi nunca le había molestado eso. Casi.
Pero no lo hizo. No quería molestar de más a la chica, y sentía que no debía compartir eso, a pesar de la situación que acababan de vivir. Ranko se limpió la cara y esbozó una sonrisa frágil, muy torcida, como si en cualquier momento fuese a estallar en lágrimas de nuevo.
—Tranquila, en algún momento todos nos quebramos— miré el suelo, no recordaba la última vez que me decepcioné —. Lo importante es tener la fuerza para seguir adelante, poco a pocos nos iremos uniendo nuevamente— ciertamente era así, en la mayoría de los casos.
—G-Gra… Gracias, M-Mei-san. P-p-por tus ánimos.
—Bueno, basta ya de momentos triste, vinimos a disfrutar y pasar un buen rato, ¿o no?— obviamente esperaba a que Ranko respondiera afirmativamente ----. Vamos, sé que puede hacerte sentir mejor— la tomé del brazo y salí rápidamente por la puerta remolcando a Ranko.
—No, espera, hay que llevar ropa cómoda— me devolví con ella para cambiarme.
—¿Qué a dónde vamos?— repetí, que buena pregunta, sonreí, porque ni yo sabía —. A un lugar especial.
Minutos después...
Lo único que Ranko supo era que estábamos saliendo de la villa, específicamente a dónde no lo sabría, ni a qué tampoco, lo que le alivió es que no había nadie desde que dejamos la aldea atrás.
«Es perfecto»
—Llegamos— me detuve abruptamente.
El lugar en sí no tenía nada de especial, vierase por donde se viera, un terreno plano con escasas rocas de tamaño variables, la tierra estaba caliente, con un deje azufrado, a unos cuantos metros se podría ver como el vapor salia del suelo, se debía a algunos cuerpos de agua pequeños, el más grande de todos tendría un diámetro de cinco metros, no más, en total serían seis termas.
—S-s-sí… A eso… A eso vinimos… —contestó a la pregunta de Mei. La Uzujin parecía que no dejaría a Ranko sollozar por mucho, pues prácticamente la llevó por la mano fuera del cuarto, desencadenando de nuevo el color de las mejillas de Ranko. Sin embargo, apenas salieron regresaron por ropas cómodas.
Ranko, aunque algo confusa, no objetó. Se colocó calzado cómodo, pero no se cambió el yukata. Se peinó rápidamente, poniéndose un broche en la nuca, en lugar de hacerse su típica trenza.
—E-espera, Mei-san, ¿A… A dónde…? —Pero Mei ya estaba preparada para tal interrogante. La tomó de la mano de nuevo y la llevó, esta vez en serio —. ¿E-especial? ¿Cómo? ¿P-por qué?
Pero Mei no respondió por varios minutos, mas Ranko la siguió, en silencio. Salieron de Owatatsumi, e incluso de la villa. La chica mantuvo la mirada baja, dejándose llevar por la guía de Mei. Le alegró que ella intentase animarla, aunque no supiera qué estaba haciendo.
Después de un rato llegaron a un área plana, con algunas rocas. Incluso a través de sus sandalias podía sentir el calor de la tierra. Ranko tragó saliva.
—¿Lle-llegamos? ¿A dónde? És-éstas son… ¿Termas? Pero si ya estábamos en Owatatsumi… C-creo que no entiendo, Mei-san.
"¿Por qué habríamos de venir a otras termas? ¡Ya habíamos pagado la estancia! Espera… si Mei conocía estas, que están tan solas y fuera de la aldea… ¿Por qué me aconsejó ir a Owatatsumi?" una ligera sombra de duda iba creciendo dentro de Ranko, al igual que un dejo de arrepentimiento por haber alejado a su hermana. ¿Y si Mei sí resultaba ser quien Kuumi creía?
—¿Lle-llegamos? ¿A dónde? És-éstas son… ¿Termas? Pero si ya estábamos en Owatatsumi… C-creo que no entiendo, Mei-san. — cuestionó dubitativa.
—¿Eh? ¿Estas termas?— ciertamente las había visto, pero no me esperaba a que Ranko se concentrase en ellas —. No hemos venido a bañarnos aquí, según escuché tienen una gran cantidad de azufre y no es bueno permanecer más de quince minutos en sus aguas, por lo que no son aptas para utilizarse...—respondí rápidamente.
—Entonces debes estar preguntándote qué hacemos aquí— dije mientras me alejaba un poco más de ella, por lo menos cinco metros —. Cuando me enojo me gusta drenar la energía que tengo acumulada, es lo más sano, y aunque ahora estás tranquila debes estar enfadada en tu interior todavía, por eso pensé en que sería buena idea hacerte descargar todo lo que llevas dentro, te relajarás, bueno, nos relajaremos y disfrutaremos de las termas, luego dormiremos como troncos y despertaremos rejuvenecidas.
Esperé un par de segundos para que la muchacha analizara la propuesta —.¿Qué dices?— insistí —.Por cierto.... tu hermana me dijo que tus patadas eran muy potentes, y no me extrañaría, con esas piernas que te gastas...
—Oh, ya veo… —dijo ante la explicación, y la sospecha desapareció de su mente.
Mei habló entonces sobre drenar su energía y descargar lo que tenía dentro. La chica se había apartado un poco de Ranko, y ahora la encaraba. La Uzujin mencionó su físico y la Kusajin se cohibió un poco.
—G-gracias —Pensó que tal vez King Rōga podría aprender algo sobre cómo referirse a sus piernas, en lugar de esas maneras que rayaban en lo vulgar —. S-se… Mei-san se refiere a… ¿Mei-san quiere combatir?
Una pelea amistosa era lo que Ranko quería suponer, pues, tal como la otra chica había dicho, seguía teniendo la espinita clavada. Seguía con cierto dolor y enojo en su corazón, a pesar de encontrarse más calmada.
"¡Aaaah! ¡Dijo ropas cómodas! ¡No dijo cómodas para qué! Si combatimos, será en yukata y sandalias. ¡Sería una pena arruinarlos!"
A pesar de ello, no se mostraría renuente, sino que, en caso de que dijera que sí, sonreiría ampliamente.
—. S-se… Mei-san se refiere a… ¿Mei-san quiere combatir?
Asentí lentamente —. Sí, sí eso te ayuda a sentirte mejor que así sea— uní mis manos —. Y creo que sé la forma adecuada para hacerlo.
—¿Eres capaz hermanita?— pregunté, aunque ahora yo no era yo, yo era Kuumi, bueno un buen intento de parecerme a la hermana de Ranko, porque aunque me veía casi como ella, para la ojiambar sería evidente ciertos detalles, quizá el color de sus ojos, o el tono rojizo del cabello, el ancho de su nariz... Nimiedades que no venían al caso en este momento.
Muchas de las misiones de un ninja están basadas en la infiltración y el subterfugio. Este Ninjutsu, que se enseña en todas las academias shinobi de Oonindo, es la técnica más básica para hacerse pasar por lo que uno no es, pero no por ello es menos útil. El usuario realiza los sellos del jutsu mientras visualiza mentalmente aquello en lo que se va a transformar, que puede ser o bien otro ser humano, un animal, una planta, un arma o un objeto inanimado, siempre de tamaño medio (un poco más pequeño que una persona o un poco más grande). Tras una pequeña nube de humo, el shinobi se transforma adquiriendo las características físicas deseadas, pero manteniendo algunas de sus propiedades (no puede replicar extremidades que no tiene, por ejemplo, y si lo hace, serán evidentemente falsas).
La técnica es básica, pero muy pocos logran dominarla por completo debido a que requiere una excelente capacidad de memoria y concentración. Por ende o bien se tiene 60 o más puntos en el atributo de Inteligencia o bien se tienen 60 o más puntos en la facultad de Ninjutsu; si no se cumple al menos una de estas dos condiciones, la transformación en otras personas será evidentemente falsa, con obvias carencias o imprecisiones respecto al original.
Incluso así, desconcentrar al usuario, como por ejemplo hiriéndolo, derribándolo o causándole demasiado estrés podría deshacer la transformación.
19/07/2019, 02:25 (Última modificación: 19/07/2019, 02:25 por Sagiso Ranko.)
"¡Mei-san quiere combatir!"
El corazón de Ranko se emocionó, pues una buena práctica siempre era bienvenida. Mei, a pesar de su apariencia, había demostrado su uso de Raiton, y posiblemente escondía muchos trucos debajo de su manga. Comenzó a preguntarse qué tan fuertes eran sus puñetazos.
Sin embargo, Mei hizo algo que obligó a Ranko a tomar una decisión absoluta: se transformó en Kuumi mediante el Henge no jutsu. Claro, sus ojos eran diferentes, y su nariz no se parecía tanto, pero la similitud era evidente. Ranko se quedó con ojos como platos por unos segundos, pero no tardó en sonreír.
—Eso… Eso es cruel, Mei-san.
Ranko se arrepintió de no haber llevado sus pantalones, pero agradeció haberse puesto un pantaloncillo muy corto debajo del yukata, pues era demasiado penosa como para llevar solamente ropa interior debajo. Se inclinó y tiró con fuerza de la parte inferior de su prenda, rasgando el yukata al nivel de la rodilla. Ahora podría separar sus piernas adecuadamente para dar sus patadas a como quisiera. Depositó la tira que había arrancado sobre una roca, esperando no olvidarla después, y comenzó a estirarse y calentar sus extremidades, aunque ya estaba sudando un poco por las termas que estaban cerca.
—Pero acepto.
La voz de Ranko se tornaría rígida, seria, aunque emocionada. Como otras veces, entrar en batalla le hacía olvidar casi todo. Se colocó en su postura, la del Conejo Blanco, con la pierna izquierda estirada y la derecha flexionada, el brazo izquierdo paralelo al suelo y el derecho perpendicular a éste.
Un instante después, flexionó ambas piernas y se lanzó con tanta fuerza hacia Mei que rompió el terreno, resquebrajando la roca bajo sus pies. El veloz salto acabaría con una patada voladora dirigida al vientre de KuuMei. No sabría qué esperar de Mei, solo que sentía muy bien atacar a la terca de su hermana.
Daño recibido: - Posible daño infligido:30PV [Patada + Hitoshin]
¤ Shinobi Kumite - Requisitos: Taijutsu 10
Alterador (Hakuto no Mai): La Danza del Conejo Blanco es un estilo de pelea enseñado a Ranko por su madre. El usuario ha entrenado la parte inferior de su cuerpo por sobre la parte superior, enfocándose en el uso de sus piernas para atacar y dejando los brazos más para equilibrio y defensa. Así, las patadas son más potentes, mientras que los puñetazos pierden fuerza.
El daño de algunos ataques del Shinobi Kumite original se ve modificado:
Además, se puede usar un movimiento más, el Hakuto no Tōhi, o Escape del Conejo Blanco. En éste, el usuario se apoya con un pie en el cuerpo del oponente, para luego darle una patada con la planta del otro, dando así una pirueta hacia atrás, alejándose de él. Inflige 10 PV + (Fue/10).
¤ Hitoshin ¤ Dios Conejo Saltarín - Tipo: Apoyo - Rango: C - Requisitos: Taijutsu 45, Fuerza 40 - Gastos: 20 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Si se usa un Taijutsu básico aprovechando el impulso, incrementa el daño del mismo en 10 PV. Debido a la presión en las piernas, solo puede usarse una vez por turno. - Sellos: - - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: Impulso de 12 metros, ruptura del terreno en un diámetro de 5 metros.
El usuario dobla las rodillas y concentra su chakra en sus piernas. Acto seguido da una potente patada doble al suelo, lanzándose a toda velocidad en cualquier dirección cual bólido. Esta técnica se basa más en el uso de la fuerza para impulsarse, por sobre el sigilo o la destreza, por lo que el salto produce una ruidosa ruptura en el punto de origen, desestabilizando a quien se encuentre lo suficientemente cerca, a la vez que provee de una oportunidad de sorpresa en caso de usarse de manera ofensiva directa. Gracias al impulso, si el usuario conecta algún golpe básico al final del salto, dicho ataque se verá levemente amplificado.
—No, no es cruel, tú estas molesta conmigo, no con Mei, así que la pelea es entre nosotras dos— esperaba que con eso me hiciera entender.
En cuanto vi que Ranko empezó a calentar imité sus acciones, aunque fuese un combate amistoso debía estar en óptimas condiciones para combatir, pero me quedé atónita al ver como rompía el yukata con sus piernas —. ¡Oye! Es una pieza muy linda para romperla...— dije con cierta sorpresa.
La ojiambar no esperó mucho para iniciar la batalla, se notaba un poco ansiosa, y decidida. El suelo bajo Ranko se desquebrajo y ella salió impulsada rápidamente hacia mi, su aproximación me tomó por sorpresa, no esperaba que me encarase de frente, un estilo de batalla directo para su personalidad tímida. Uní rápidamente mis manos formando dos escasos sellos —. ¡Raiton: Hebi Mikazuhi!— exclamé mientras me lancé en dirección a ella con la diestra en la delantera, mi mano buscaría interceptar su patada y rezar para que la descarga eléctrica entumeciera su pierna lo suficiente como para que perdiera su potencia, indistintamente trataría de mantenerla agarrada para mi siguiente movimiento.
—Konoha Reppū— me agaché y estiré mi pierna para asestar una patada en sus bajos.
¤ Raiton: Hebi Mikazuchi ¤ Elemento Rayo: Electricidad Serpenteante - Tipo: Ofensivo - Rango: B - Requisitos: Raiton 20 - Gastos: 24 CK - Daños: 40 PV - Efectos adicionales:(Raiton 40) El usuario es capaz de lanzar dos rayos en el modo de larga distancia, uno con cada mano - Sellos: Palmada → Mono - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: El rayo puede recorrer una distancia de 10 metros antes de disiparse, o cuerpo a cuerpo (ver descripción)
El usuario, tras realizar los sellos, extiende su brazo hacia adelante, y envía un rayo que recorre la distancia que le separa de su oponente zigzagueando hacia arriba y hacia abajo. La técnica recibe su nombre porque el rayo termina en forma de mandíbula de serpiente, y cierra sus fauces sobre el objetivo una vez lo toca.
Si bien el uso habitual de la técnica es lanzado, el usuario puede tocar al oponente cuerpo a cuerpo para darle un calambrazo a bocajarro.
¤ Konoha Reppū ¤ Vendaval de la Hoja - Tipo: Ofensivo - Rango: D - Requisitos: Taijutsu 30 - Gastos: 36 CK - Daños: 60 PV - Efectos adicionales: Derriba al oponente proporcionando una oportunidad - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Esta técnica es un buen ejemplo de cómo un simple movimiento de Taijutsu puede convertirse en una herramienta destructiva y letal. El ataque es, simplemente, una patada baja giratoria cargada de chakra, pero suficientemente fuerte para despegar del suelo a adultos corpulentos como si no pesaran nada. La meta es tirar al oponente al suelo y causar un daño considerable en la parte inferior de su cuerpo.
Mei no buscaría esquivar su ataque, al contrario, se lanzaría para responder con un Raiton. Ninguna de las dos podría evitar recibir daño. Ranko haría la cabeza hacia atrás del dolor, un dolor que ya había experimentado gracias a Sasagani Yota, pero el impulso del Hitoshin ya no podía detenerse. Impactó a Mei, pues no habría podido parar el movimiento, llevándose la fuerza entera de la patada.
Ranko caería con el torso hacia abajo, pues su pierna sería presa aún del agarre de Mei, quien continuaría el ataque con una técnica muy conocida por la Kusajin. La chica se empujaría con fuerza del suelo con sus manos, levantando su torso para evadir la patada de Mei. A la vez, intentaría darle una patada con la planta de su pie libre, para impulsarse hacia atrás. Era un movimiento para alejarse al oponente.
—¡Tōhi! —exclamó al ejecutar el Hakuto no Tōhi.
Si Mei no la soltaba antes del golpe, su patada impactaría. Si la soltaba, la patada fallaría. De cualquier manera, buscaría alejarse un poco de la chica. Aterrizaría cerca de uno de los cuerpos de agua caliente, y se pondría de nuevo en su postura de combate, aunque su pierna derecha se flexionaría un poco más, pues estaba un poco entumecida por el Mikazuchi.
—M-mei… No. Kuu-chan —A pesar de que el Jutsu de Transformación se habría acabado por la patada de Ranko, la chica siguió imaginando que era su hermana quien estaba frente a ella —no tenía porqué haber atacado a Mei-san. Kuu-chan cree que es mejor que yo. Y… y tal vez así sea en combate. Pero sería injusto juzgar tan mal a alguien que fue tan buena persona conmigo. ¡No quiero menos a Kuu-chan por estimar también a alguien más!
Gritó su última frase, como si realmente estuviese quejándose con su hermana, como si realmente quisiera hacerle entender. Luego daría unos pasos para estar dentro del rango de su técnica, juntaría sus manos en algunos sellos, luego se agacharía rápidamente y golpearía el suelo con una fuerte palmada.
—¡Doton: Retsudo Tenshō!
La tierra se rompería, resquebrajándose en un área llena de rocas afiladas. La ruptura causaría que algún flujo de agua termal salpicara también, enviando al aire un rocío caliente.
Daño recibido:-40PV, Mikazuchi Posible daño infligido:
30PV, Patada + Hitoshin
15PV, Hakuto no Tōhi
40PV, Retsudo Tenshō
OFF: No olvides restar tu Resistencia de las dos patadas.
¤ Shinobi Kumite - Requisitos: Taijutsu 10
Alterador (Hakuto no Mai): La Danza del Conejo Blanco es un estilo de pelea enseñado a Ranko por su madre. El usuario ha entrenado la parte inferior de su cuerpo por sobre la parte superior, enfocándose en el uso de sus piernas para atacar y dejando los brazos más para equilibrio y defensa. Así, las patadas son más potentes, mientras que los puñetazos pierden fuerza.
El daño de algunos ataques del Shinobi Kumite original se ve modificado:
Además, se puede usar un movimiento más, el Hakuto no Tōhi, o Escape del Conejo Blanco. En éste, el usuario se apoya con un pie en el cuerpo del oponente, para luego darle una patada con la planta del otro, dando así una pirueta hacia atrás, alejándose de él. Inflige 10 PV + (Fue/10).
¤ Doton: Retsudo Tenshō ¤ Elemento Tierra: Desgarro de Palma de la Tierra Retorciéndose - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Doton 10 - Gastos:
12 CK ×2
(Doton 20) (multiplicable x2)
- Daños: 20 PV ×2 - Efectos adicionales: - - Sellos: Jabalí → Buey → Sello específico de la técnica - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones:
La técnica avanza 3 metros, y goza de 1'5 metros de anchura (multiplicado x1)
La técnica avanza 5 metros, y goza de 2'5 metros de anchura (multiplicado x2)
Tras la realización de los sellos, esta técnica causa que la tierra frente al usuario se retuerza sobre sí misma, rompiéndose, desequilibrando a los adversarios y causándoles daños debido a las rocas puntiagudas y a la gravilla. Cuanto más chakra se añada a la habilidad, más grande será la destrucción del terreno y más dañina sobre los oponentes.