Sus aspiraciones no eran demasiado altas, disfrutaba entrenar y necesitaba volverse fuerte por el bien de la aldea, también perseguía intereses personales que acompañaban ese objetivo. Era bastante simple, quería coleccionar armas y para ello debía obtener dinero, y si quería ganar algo tenía que realizar misiones.

No le gustaba salir, menos tener que salir a realizar alguna tarea, y aún menos dirigirse hacia una autoridad como el Arashikage a solicitar una, pero debía hacerlo aún con toda la ansiedad y molestia que eso le generaba. Así avanzó hacia el edificio que, como bien le había informado su padre era el más alto de la aldea, no podía perderse esta vez.

Logró llegar sin mucho problema, notando más de cerca los detalles tan particulares que tenía aquel rascacielos, detalles que podrían intimidar pero cuyo interior resultaba ser algo acogedor. Llamó a la puerta e ingresó, dirigiéndose hasta la recepción al final de esa amplia sala donde finalmente se presentó.

—Hola… soy Yuki Sayori… v-vengo a solicitar una misión de bajo rango… p-por favor

Ni muy congestionada ni tampoco muy vacía, la recepción del edificio trabajaba como cualquier otro día. Ninjas yendo y viniendo, entrando sin nada en las manos y saliendo con un pergamino después, tal como fue en el caso de Yuki. La persona encargada que estaba de turno en aquel momento, saludó a la chica, buscó entre los pergaminos y le entregó su misión sin más.


Sea en el lugar que sea que abra el pergamino, se daría cuenta que, como la anterior vez, tenía indicaciones de en que lugar del Distrito Comercial se encontraba aquel bar. Parecía estar un poco más alejado que los lugares de máxima aglomeración de personas, pero seguía siendo el Distrito Comercial, cosa que ya aseguraba que habría varias personas transitando esas calles.

También aclaraba que el lugar no era del todo llamativo, por lo que prestara atención a las indicaciones.

La persona encargada de la recepción le entregó el pergamino ni bien se había terminado de presentar, después de todo ya estaba acostumbrada a ninjas que iban y venían con el mismo propósito. Sin más la kunoichi tomó el objeto y se retiró, sin siquiera revisarlo hasta que salió del establecimiento.

Una vez fuera a escasos metros del edificio, abrió el pergamino y leyó la misión, no muy contenta con el contenido por dos cosas, primero porque debería ir hacia el lugar más concurrido de la aldea, lo que implicaba lidiar con multitud de personas y segundo, no sabía si era la indicada para resolver un problema grupal pues no se le daban bien las palabras.

«Supongo que no puedes volver y cambiar el pergamino…»

Además de la misión, en el interior venían indicaciones sobre cómo llegar al bar, indicaciones que intentó seguir lo mejor posible. Empezaría por llegar al distrito comercial siguiendo la guía que traía en manos, leyendo los letreros de neón y observando el comportamiento de las personas alrededor.

«Veamos…»

Así avanzó, atenta a los alrededores y leyendo las indicaciones cada vez que se encontraba bajo techo. Había salido de casa ya con su equipo ninja pero con algo de suerte, no tendría que confrontar a nadie para resolver el problema y solo haga falta dialogar.

La misión que le habían asignado podía llegar a ser algo molesta. De entrada ya el viaje hacia el lugar podría ser desalentador. No solo por su problema con ubicarse, sino que también se dirigía a una zona con gran circulación de gente, cosa que no parecía ser de sus ambientes favoritos. Además, de tener que interactuar con unas cuantas personas y actuar como intermediara para resolver el conflicto.

Sea como sea, la chica iba a enfrentarse al problema sin chistar, por lo menos no exteriorizándolo, y se dirigió directamente hacia el Distrito Comercial.

Luego de varios intentos y caminos fallidos, llegaría al lugar en un tiempo más largo del estimado ¿La señal de que ya estaba cerca? Mucha más gente transitando, calles grandes, las luces ya empezaban a hacerse presentes en forma de carteles, alguna que otra patrulla de shinobi transitando. Definitivamente, si seguía derecho por donde iba, se iba a topar en pocos minutos con el peculiar distrito de Amegakure.

A pesar de ya estar en dicho lugar, según las indicaciones, iba a tener que recorrer otro trecho para dar con el bar indicado. El lugar no era llamativo y podía parecer como cualquier otro local que uno puede cruzarse. En la aclaración de la misión, no aparecía ningún tipo de nombre para el bar, sea por lo que sea.

Parecía ser la cuarta vez que cruzaba cerca del mismo edificio pero luego de dar vueltas por la misma zona, pudo notar la cercanía al Distrito de Amegakure, pues no le fue difícil percatarse del mayor número de personas transitando, de los letreros de neón con direcciones o nombres de establecimientos y de la presencia de shinobis patrullando la zona.

Algo más tranquila de saber que iba por buen camino, siguió su recorrido hasta finalmente llegar al Distrito Comercial, lugar con gran aglomeración de personas y cuya presencia le fue dando poco a poco una sensación de incomodidad, quería aislarse, evitar terminar entre la multitud y dar de inmediato con el bar.

«Ahora hacia dónde…»

Encontrar el lugar exacto no iba a ser fácil, en el área seguramente se encontraría con varios bares, necesitaba identificar cuál era el que buscaba. Volvió a leer las indicaciones para ver si el pergamino traía más información pero no encontró ni el nombre del bar o el nombre de la agrupación, solo podía seguir las indicaciones como había hecho y ver hacia dónde la llevaban.

Los neones luminosos y, si lo miras mucho tiempo, molestos pudieron llegar a ser el primer indicador de que iba por buen camino. Ahora debía buscar exactamente lo contrario, un lugar que no sea para nada llamativo, algo que no resalte en aquel lugar. El bar que buscaba debía brillar, no tanto por las luces, sino por las ausencias de las mismas.

Entre paneo de la zona y un poco de caminata, pudo denotar un cartel apagado, como si estuviera en mantenimiento o sin funcionar. No iba a poder diferenciar que tipo de establecimiento era, probablemente debía acercarse a este para notarlo. Aunque, no iba a tener mucho tiempo para analizar. Un hombre mucho más alto que ella la chocó de lleno e hizo que él mismo se tropezara. Parecía que le iba a decir algo al paso, un insulto por lo bajo y huyendo para que no pueda haber retruco. Ni lento ni perezoso, el señor cerró la boca al ver que se trataba de una ninja. Simplemente intentó disimular su cara de enojo, casi como un jugador de poker que no quiere mostrar ninguna reacción facial, y salir lo más rápido posible de esa situación.

Después de aquel breve encuentro, Sayori notaría que estaba rodeada por gente que iba y venía por la calle. Parecía haber perdido el lugar de la vista y debía alejarse de la marabunta de personas para volverlo a buscar. Tal vez, revolviéndose un poco y saliendo de ahí, pueda volver a buscar con la vista.

Pasaría algún tiempo hasta notar algo, un letrero fuera de funcionamiento de un lugar apagado que parecía ser justo lo que estaba buscando. El lugar sin querer llamar la atención terminaría teniendo el efecto contrario en la joven.

Se acercó casi corriendo para poder verlo de cerca y no se percató del hombre que se cruzó en su camino, tropezando y cayendo ambos al suelo. Lo primero que pensó fue disculparse pero cuando se puso de pie el hombre ya se estaba alejando, ser ninja de Ame le daba cierta autoridad y algo de facilidad para no lidiar con situaciones problemáticas.

—En dónde era…

Sin embargo por aquel incidente había perdido de vista el cartel, esta vez no por su mala orientación sino porque habían personas rodeándola e impidiéndole la vista. Debía pasar a través de la gente o buscar una forma de cruzar alejándose, y por su naturaleza intentaría lo segundo. Avanzó más atenta para no volver a tropezar y esquivó a las personas lo mejor que podía.

Poco a poco la pequeña Sayori iba a avanzar, intentando ir por lugares con menos gente. Si alguien estuviera mirándola desde arriba, era como ver una pequeña hormiga abriéndose camino entre tierra abundante y molesta. A diferencia del insecto, la chica iría esquivando gente más que despejando el camino, buscando huecos libres. De hecho, hasta había momentos que parecía que la iban a atropellar de nuevo. No pasó pero si le habrán chocado de rebote, dándoles varios golpes en los hombros.

Era algo agobiante pasar por toda esa odisea, pero todo trabajo da sus frutos. O no.

Parecía que había llegado al lugar al que pensaba ir. Pero, al llegar, había otra cosa ahí. Un restaurante grande y con un cartel bastante luminoso. No veía indicios del otro lugar que avistó antes.

¿Cómo podía ser? Ahí había un bar, eso era lo que creía ella. De hecho, podía pensar que se había guiado bien al bar ¡Qué difícil es orientarse en Ame!

Sea como sea, ahora tenía que volver a buscar un lugar así o similar y, desde ese punto, no podía divisarlo. Podía seguir buscando por esa calle o dirigirse a alguna con menos tránsito de gente.

La situación se volvía cada vez más molesta para la kunoichi que intentaba abrirse entre la gente, algunas veces conseguía esquivar sin problema, otras era empujada levemente por las personas que iban de paso. Con el tiempo el escenario pasaría de ser molesto a tornarse incómodo y sus inseguridades invadirían sus pensamientos, ¿qué pasaría si volvía a tropezar y caer al suelo… las personas notarían su pequeña figura o caminarían sobre ella? ¿y… si era empujada por la multitud hacia una zona alejada de la aldea… sería capaz de volver por su cuenta?

Afortunadamente antes de que sus miedos se manifestaran logró salir de allí, consiguiendo llegar al lugar que había visto antes o al menos eso creía, pues de cerca no se parecía en nada y estaba segura de haberse guiado bien esta vez, aunque tampoco podía confiar en un sentido que podía hacerle recordar esa zona de una manera diferente.

«Pero si no me desvié tanto… ¿o sí? ¿era por aquí?»

Mientras intentaba encontrar su objetivo viendo los alrededores, escuchaba los murmullos y notaba la mirada de la gente. Aunque cada persona estaba en lo suyo y la realidad era que la mayoría la ignoraba, Sayori sentía que recibía más atención a la que estaba acostumbrada. No podía continuar buscando por esa calle sin sentir que se estaba exponiendo demasiado, por lo cual prefirió salir hacia una zona menos transitada aunque tuviese que empezar a buscar de nuevo.

Por las calles aledañas la cantidad de gente disminuía bastante. Aún tenían presencia pero no era la misma vorágine que en las principales. Era como si allí el ambiente era más pesado. La lluvia no paraba, casi nunca de hecho, pero el aire era algo menos denso, el ambiente parecía ser un poco menos pesado ahí.

Iba y venían personas, algunas dispersas, otras en grupo, incluso charlado entre sí, alguna que otra iba sola en su mundo. Sayori podía observar que aún el ambiente era muy, si se me permite la palabra, "Amegakuril". La modernidad, tanto de los neones como de las construcciones, con esa falta de naturaleza incluso. Poco a poco se notaba que al final de la calle la oscuridad se hacía algo más presente, aunque aún presente la iluminación necesaria y no exagerada.

A los laterales había varios locales. Muchos de comida, otros eran más estilo bar. Había hombres y mujeres, trabajadores al fin y al cabo, intentando llamar la atención de la gente para que se metan a estos negocios. Incluso portaban carteles que indicaban varias ofertas que daban estos negocios.

—¡Los mejores teriyaki de Amegakure!

—¡Cerveza y sake, con una comodidad increíble!

Parecían que hablaban e intentaban llamar la atención de sus posibles clientes en general. Aunque una chica, de castaño cabello y algo más alta que la ninja, parecía observarla, con una sonrisa y sosteniendo aquel cartel con los platos que ofrecía el lugar. Parecía especializarse en ramen pero parecía tener más variedad además de la clásica sopa de fideos.

Al no tener que tratar con tantas personas la chica se relajaba y avanzaba con su comportamiento distante, levantando de vez en cuando la cabeza y recorriendo el escenario con la mirada. Si bien el lugar era algo más apagado no dejaba de ver personas y más adelante los negocios le recordarían que seguía en la zona comercial.

Los trabajadores de los locales buscaban captar la atención de la ninja , llamándola y ofreciéndole promociones. Sayori por su lado no podía hacer más que desviar la mirada cuando alguien intentaba acercarse al notar que ponía interés solo por dedicar unos segundos al ver el cartel o leer un menú.

«No tengo edad para beber… aunque si ven que soy ninja de Ame… bah aún así no cargo ryōs suficientes… Teriyaki… se ve bien pero ¿por qué cuesta tanto?»

Se detendría entonces al ver a una chica de castaño con un cartel, el contenido del mismo captaría su atención por los platos que presentaba y que acostumbraba a comer, sin embargo podía ser algo tacaña cuando de dinero se trataba por lo que no consideró comprar nada del menú, quería ahorrar, debía ahorrar si quería mejorar su armamento.

Talvez se había quedado viendo el cartel más tiempo de lo habitual y la chica de cabello castaño podría notarlo a pesar de que la ninja estaba a unos escasos metros del lugar. En su mente Sayori hacía cuentas si de pronto, el platillo más sencillo estuviese dentro de su límite permitido el cual era “gratis”, o si podía descubrir que ingredientes traía la variedad más compleja para intentar replicarlo en casa porque no, no tenía intenciones de gastar en comida.

A simple vista no parecía que la cantidad de ofertas y propaganda de esa calle harían efecto en la kunoichi. La mayoría de productos ofrecidos no captaban su atención y los vendedores lo sabían. Llega un momento de estar tantas horas haciendo eso que se dan cuenta cuando a alguien le interesa o no, conocen los patrones de las personas con tan solo ver como se mueven o hacía donde miran. Tampoco era tan difícil, era cuestión de saber si miraban su cartel o si tan solo los ignoraban, pero ya tenían un cierto sentido para detectar eso con más facilidad.

Y la castaña no iba a ser la excepción. Ni lenta ni perezosa, señaló la oferta de un ramen con base de salsa de soja, parecía ser el plato del día.

—Si quieres puedes probar nuestro shoyu ramen. Si no te gusta, también tenemos más variedades.

La mujer no paraba de sonreír, como si por contrato tuviera que estar con esa cara todo el tiempo. Pero, a pesar de la constante sonrisa, parecía ser agradable.

—O si quieres otro plato, puedes preguntar por lo que quieras.

Sayori se había quedado inmersa en sus pensamientos y no se percató de la vendedora que se dirigía hacia ella y cuando lo hizo ya era muy tarde para ignorarla, dar la vuelta y huir, por lo que no le quedó más que escuchar la oferta de la joven que le sonreía amablemente. Le mencionó el plato del día y más variedades de ramen, también la opción de ver el resto del menú pues sabía que podía tener una posible cliente y haría lo posible para convencer a la ninja.

—Uhm no… yo solo… b-buscaba otro sitio…

Aunque la kunoichi tenía curiosidad por probar alguna variedad, no se animó a comprar algo, tan solo se sintió avergonzada por haberle hecho perder el tiempo y se disculpó. Pensó por su parte seguir con su misión y obtener información en los alrededores o buscar más adelante, eso claro si la chica le permitía irse tan fácilmente.

A una persona decidida, que se vaya inmediatamente del lugar después de escuchar la oferta, probablemente no le seguiría insistiendo. Pero le notó dudar, como si quisiera algo pero que había detalles que no le convencían o algo del estilo.

—¿Otro sitio? — Por un segundo se la quedó mirando, intrigada si realmente debía buscar otro lugar o tan solo quería salir del paso. —No te sientas con vergüenza si es que quieres preguntarme sobre algo que no hay aquí. Está todo bien.

La muchacha aún sonreía e intentaba mantener un tono de voz suave, notaba que la kunoichi era un poco tímida y no quería intimidarla mucho.

Talvez se había expresado mal y sus palabras confundieron a la vendedora. Buscaba otro sitio pero no necesariamente otro restaurante o algún plato que no había allí, simplemente no era un lugar como el que describía su misión.

—A-Ah pues yo… b-busco un bar… aunque… no sé el nombre…

«Bien Sayo, pudiste ser más específica… tienes algunos bares alrededor»

Intentaba no ver el rostro de la muchacha mientras le hablaba, talvez por vergüenza o dificultad social, pero se la podía imaginar con una cara de incredulidad o aguantándose la risa para seguir dando una buena imagen aún ante el tipo de cliente que tenía en frente.

Sin hacer mucha pausa la ninja continuó hablando, esta vez interrogando a la chica, talvez podía comenzar buscando información por allí, después de todo le habían dado la opción de preguntar.

—¿H-Han habido conflictos por… por aquí cerca? Me enviaron a buscar a un grupo algo… problemático… en algún bar de esta zona