Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
18/08/2020, 23:33 (Última modificación: 19/08/2020, 00:38 por Sagiso Ranko. Editado 1 vez en total.)
Abro este tema con mi espacio para usuarios nuevos.
Ranko no cobrará esta misión, pues tiene otra misión activa.
Había pasado una semana exacta desde que los Sagisō regresaran del Valle de los Dojos, y ya Ranko se había puesto activa con un entrenamiento con Daigo el día anterior. Esa mañana, sin embargo, quiso reactivarse de una manera distinta, una manera “oficial”, por lo que fue al edificio de la Morikage a solicitar una misión. Normalmente, su madre era la encargada de conseguirle misiones, pero había decidido ser un poquito más autónoma en ese aspecto. Además, sentía una extraña emoción de hablar con la Aburame Kintsugi en persona.
Obviamente, esto último no pasó, y fue recibida por los encargados del despacho. Después de una levemente entrecortada conversación le entregaron un pergamino de una misión de rango bajo. Después de los encargos de Rango C con Yota y con Kazuma, Ranko esperaba algo más… difícil, pero se le explicó que había habido un incremento de pedidos sencillos y estaban usando a los ninjas que podían para con ellos. Y se le recordó que era una genin. Se le dijo también que esa misión se le acababa de asignar también a un tal Morikawa Hokoji, y que el que ella llegase esa mañana le caía perfecto para completar el par.
Se había citado ya al chico frente al edificio de la Morikage para que se encontrara con su compañero de misión, y allí estaba Ranko, esperándole. Ese día vestía una blusa violeta, larga, que caía por delante y por detrás de sus muslos, y sus pantaloncillos, obi, guantes y zapatos iban a juego en negro. Una gargantilla morada ornamentaba su cuello y una pulsera plateada su tobillo izquierdo. Esperaba de pie, con los dedos tamborileando sobre el pergamino cerrado. Veía a un lado y a otro a las personas que pasaban, haciendo que su esponjada y larga trenza se moviese cual péndulo. No le sonaba el nombre de Hokoji, y estaba, por supuesto, muy nerviosa por conocerlo.
Abrió el papiro una quinta vez para releer la misión, y el papelito adjunto que indicaba la vivienda del cliente.
(D) Búsqueda porcina
Publicada en: Kusagakure Solicitante: Asada Karune Lugar: Afueras de Kusagakure no Sato
Asada Karune vive en la zona cercana a Kusagakure no Sato, apenas saliendo de la aldea. Su cerdo mascota, Toshino, se escapó cuando ella intentaba reparar una sección de la cerca que rodea su casa. Según su informe, el cerdo suele alejarse de la vivienda de vez en cuando, pero ahora ha tardado mucho más tiempo de lo normal fuera, y Asada-san teme por su seguridad. Hay que encontrar al cerdo y regresarlo sano y salvo con su dueña. O, de lo contrario, averiguar qué sucedió con él.
Reúnanse con Asada-san en su vivienda para descripción del objetivo e instrucciones para su captura.
20/08/2020, 20:29 (Última modificación: 20/08/2020, 20:30 por Morikawa Hokoji. Editado 1 vez en total.)
«Que la Madre Creadora bendiga este día...»
Hokoji estaba ansioso, sintiendo tal vez que comenzaba una nueva vida en la tierra fertilizada por las cenizas de su mentor. Esta era su primera misión como soldado de Kusagakure no Sato, por lo menos de manera oficial. El día era caluroso como acostumbraba en la temporada, razón ante la cual vestía una ligera yukata blanca con un patrón de flores rojas. Para la flor lucida al costado derecho de su cabello, como un estudio del hanakotoba o lenguaje de las flores, había seleccionado una azalea en señal de modestia y humildad, entendiendo que esta era la postura correcta para iniciar su carrera shinobi, más al tenerse que presentar ante una persona desconocida. Nadie se toma bien presentaciones pretenciosas o carentes de tacto.
Le habían informado que tenía que averiguar el paradero de algún cerdo perdido. Comprendía el lazo que había detrás de esta perdida y su alma cultivada por un poeta le impulsó a interiorizarse en este vínculo. No obstante... «¡Oink, oink!» ¿Qué era eso? Una cacofonía de cerdos en su cabeza, seguida por chillidos. Chillidos de miedo y de dolor. Claro, claro. Alguna vez cuando niño habrá oído la matanza de un porcino y ahora le perseguía. «¡Ayúdame...!» Le imploraba una voz bestial entre los gritos, irreconocible.
Con el pasar del tiempo le ponía nervioso seguir oyendo algo así, por lo cual apuró el paso. Finalmente, una chica. Frente a los aposentos de la Morikage, sus ojos la vieron como en un túnel donde era la única luz. «Es ella...» Le dijo un anciano cerdo en su cerebro. Puso cara de tranquilidad y se acercó lentamente, como si dudara si aquella era la persona que estaba buscando. — Buenos días, ¿eres Sagisa Ranko? — La primera pregunta de la jornada, vendrían muchas más.
No pasó mucho rato esperando, viendo los venires de la gente, hasta que un joven alto y de largos cabellos negros se detuvo frente a ella, preguntándole si era Ranko.
—Ah… Ehm… S-sí. Bueno... Sagisō. Sagisō Ranko. Mucho gusto.
Le dedicó una respetuosa reverencia, ignorando el error de pronunciación de su apellido. Él le transmitía cierta aura de calma, en especial por la flor en su cabeza. Le alivió que fuese alguien tranquilo, como su amigo Kazuma tal vez.
—Debes ser Mori… Morikawa-san ¿cierto? ¿Vi-vienes por la misión? —La chica alzaría el pergamino y se lo entregaría en cuanto confirmara que era el otro genin asignado.
Ranko era considerada alta para su edad, y se le haría un tanto extraño mirar hacia arriba para ver al joven. Se preguntó qué edad tendría, pues realmente tenía aspecto mayor a ella, pero sin dejar de tener aires muy juveniles.
22/08/2020, 05:55 (Última modificación: 22/08/2020, 05:56 por Morikawa Hokoji. Editado 2 veces en total.)
«¡Qué vergüenza!», se burla una niña fantasma imaginaria en el hombro de Ranko, que dura unos segundos antes de esfumarse en la nada como si solamente hubiera sido una sombra vista por el rabillo del ojo. Había estado muy distraído por sus impredecibles pensamientos. — Perdón, ¿te he ofendido? ¿Te ha pasado... antes? — La pregunta no tenía necesidad de ser, pero pronto la fémina comprendería que su compañero funcionaba ante otras lógicas, donde la conversación es una constante pregunta.
Pero bueno, ella no erró en este primer paso. — Sí, soy Morikawa Hokoji. ¿Me has esperado mucho tiempo? — En esto se le hizo entrega de un pergamino. Ya le habían hablado de los fundamentos de la misión, pero ahora los tendría con mayor detalle y en forma escrita. Su ojo acostumbrado al estudio devoró en unos segundos el contenido del texto. — ¿Alguna vez has tenido mascotas, Sagisō-san? — Le preguntó mientras cerraba el papiro y se lo devolvía a la joven, entendiéndolo como su pertenencia.
Ella le parecía una persona agradable y se le notaba en su semblante afable. Pero también la miraba, tal vez, muy fijamente. Era demasiado observador, sufriendo de un exceso de intriga ante su compatriota.
—¿Ofenderme? Ahm… N-no, por supuesto que no, Morikawa-san —Ranko negó con un leve movimiento de la cabeza —¿Me ha pasado… antes? Ahm… Creo… Creo que sí… ¡Pero no pasa nada!
Ranko supuso que se refería a que pronunciaran mal su nombre. Recordó aquella vergonzosa escena en que Aotsuki Ayame le llamó “Manko”.
—Oh, no ha sido mucho —Hokoji leyó el pergamino y lo devolvió a Ranko, quien lo aceptó con un suave movimiento de cabeza. El joven parecía alguien educado, lo que relajaría a la chica un poco más. Él soltó una pregunta que podría haberse sentido fuera de lugar, hasta que Ranko recordó que la primera vez que se encontró con King Rga le preguntó por su animal favorito en medio de la pelea. Los nervios eran altos traidores —. Y-yo… No. Es… Es curioso, me encantan los conejos, pero nunca he tenido ninguno (ni ningún otro animal) de mascota.
Lo siguió pensando por varios segundos más. ¿En serio nunca había pedido un conejo a sus padres? Siendo honesta, no le hubiese sorprendido que se lo dieran, de pedirlo. ¿Tal vez respetaba demasiado la libertad de las criaturas?
—¿N-nos ponemos en marcha, Morikawa-san? —Ranko haría un gesto con la mano para poder partir, esperando a la decisión de su compañero. Mientras tanto, le regresaría la pregunta —. ¿Y ha tenido Morikawa-san mascotas?
Los ojos del joven permanecían sobre el rostro de la kunoichi, inmóviles. Ranko tragó saliva. ¿Acaso se trataba de alguien con un problema similar al suyo o al de Kazuma? ¿Alguien que no sabe bien relacionarse con otros?
”¡Nos llevaremos bien, si ese es el caso! Creo… ¡Qué cosas más raras hay entre la gente particular!”