Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Tanabe se cruzó de brazos de una forma algo cómica. Su hermano, al verlo, se apresuró en pos de imitarlo. La mirada del moreno lo decía todo: juzgaba enormemente a Karamaru, a pesar de que solo era un mozalbete que no sabía ni la mitad que el calvo.
—¿No me digas que no tienes ni idea de cuidar a un bebé? Menos mal que estamos nosotros aquí, o temería por la vida de mi hermano pequeño —señaló al pelado con un índice acusador— ¿Sabes preparar un biberón, o cambiar pañales? Mitsunari necesita que lo cuides, ¿sabes?
»No huelo a caca, así que supongo que mi hermanito tiene hambre. Vamos a la cocina, ¿okay? Te enseñaré cómo hacerlo, calvo tonto.
El calvo se sorprendio, trago fuerte saliva, y se atraganto con su propia lengua tratando de hablar rapido. Esas cuatro palabras eran demasiado para que lo tomase todo con calma.
Eh? eh... eh.... CLARO QUE SE PREPARAR ESO! NO ES DIFICIL!!
Mira si yo voy a necesitar ayuda..... Ustedes dos se quedan aqui, que yo ire a la cocina y vuelvo en un instante. Cuiden de su hermano.
Dejo al menor de los tres donde antes dormia, y camino a paso dudoso a la cocina mirando una y otra vez que no lo siguieran. Una vez dentro, controlo que el vaso siguiera sobre la nevera y la abrio lentamente para sacar leche. Lo unico que quedaba era ir cajon por cajon para encontrar un recipiente para calentarla, el biberon, y fosforos.
"Tardare dos horas en encontrar las cosas, pero ninguno de esos dos va a venir a la cocina."
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Tanabe arrugó exageradamente el gesto. Definitivamente, sospechaba del ninja. No dijo nada, se limitó a asentirle a Karamaru con semblante molesto, permitiendo que el pelado se marchara a la cocina. Cuando se encontró solo con sus hermanos, habló.
—Yuki, cuida de Mitsunari, yo voy a descubrir qué oculta este tipo en la cocina sí o sí...
—¡Señor, sí, señor! —afirmó con tono adorable, imitando el saludo militar.
El muchacho moreno se escabulló a través de la puerta principal, bordeando la casa y el jardín hasta llegar al lado izquierdo, donde se encontraba la cocina. Observó el interior desde una de las ventanas, asegurándose de que Karamaru no le pillara.
Extrañamente, el shinobi parecía inmerso en la tarea de prepararle un biberón al pequeño Mitsunari a pesar de que no tenía ni idea de dónde se encontraban los útiles necesarios para ello. No obstante, Tanabe no sería convencido tan fácilmente. Con los ojos entrecerrados por la sospecha, escaneó visualmente el lugar hasta que se dio cuenta del vaso de agua que estaba encima del refrigerador.
—Debe de ser eso... ese extraño vaso de agua... —se dijo para sí tras agacharse, apartándose de la vista— El tonto este lo trama como si fuera oro, que raro...
19/04/2017, 04:00 (Última modificación: 19/04/2017, 04:00 por Karamaru.)
Ya sé, abuso de los spoilers xD
Solo quería decir que me quería permitir el hecho de encontrar las cosas para calentar la leche
Cajón izquierdo, justo al lado del horno, el recipiente de metal. Arriba de la mesada, tras un paquete de aperitivos, los fósforos. En la pileta, todavía por lavar, el biberón de Mitsunari. En pocos minutos revisando el lugar, y evitando hacer destrozos, Karamaru pudo encontrar todos los elementos necesarios para volver con los críos.
"Vamos, vamos Karamaru, que hay que volver antes de que vengan para la cocina"
Con esponja y agua caliente lavó el biberón, mientras que la leche tomaba temperatura tras haberla puesto sobre el fuego. La velocidad era la base sobre la cual se basaba esa simple tarea. Sirvió la leche, a temperatura tibia, y salió a paso acelerado hacia el salón donde debían de estar Tanabe, Yuki y Mitsunari.
He aquí la leche, pequeño shinobi.- le dijo de forma amistosa al bebe mientras se acercaba para darle de beber.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Cuando Karamaru entró al salón se topó con Yuki sentado en el sofá, en sus brazos estaba Mitsunari, riendo las gracias de su hermano. Parecía que el chico rubio era bueno a la hora de ocuparse del bebé.
Pero no había ni rastro de Tanabe. El joven había entrado a la cocina por la puerta trasera tan pronto el calvo terminó de preparar el biberón y se lo llevó. Desafortunadamente para él, su altura le impedía alcanzar el vaso de agua entregado por Yui-sama; no obstante, era lo suficientemente inteligente como para llevar una silla de la cocina, plantarla frente al electrodoméstico y alcanzar -por los pelos- el recipiente.
Incluso aunque Karamaru corriera de vuelta a la cocina, ya encontraría al muchacho con el vaso en las manos.
—Qué raro... ¿esto es solo agua, no? No lo entiendo...
Karamaru no pudo hacer más que dejar caer el mentón cuando entro al salón. Yuki había parado el llanto de su hermano, que con la adrenalina del momento el calvo ni se enteró que se había detenido. Allí estaban sentado los dos, a risas y entretenidos.
«Ya podrías haber hecho eso antes Yuki»
Se recuperó y se acercó a los hermanos, mostrandole el biberón a Mitsunari y ver si al verlo realmetne lo quería o lo había preparado en vano. Pero fue en aquel momento cuando se dio cuenta de que algo andaba mal. Yuki estaba con el bebé, la TV seguía encendida, pero el resto del salón estaba completamente vacío.
«No me digas que....»- casi le daba miedo preguntar.
¿Por casualidad sabes donde podría estar tu hermano ahora mismo?
Sus piernas ya estaban preparadas para salir corriendo, por si en alguna de esas ocasiones de muy mala suerte, Tanabe estaba en el único lugar donde no tendría que estar: en la cocina.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Yuki, todavía con Mitsunari en sus brazos, miró con cara de tonto al calvo. En su fuero interno estaba pensando en una mentira creíble para cubrirle las espaldas a su hermano. Desgraciadamente para él, su intelecto todavía no había despertado del todo.
—Puuuuuues me dijo que iba a enfrentar el mal o algo así —se le escapó una risilla nerviosa— Ya sabes como es Tanabe, jajajaja...
Mientras tanto, en la cocina, el moreno se había bajado de la silla y continuaba observando el vaso de agua, perplejo. Su mente infantil no alcanzaba a dar con un motivo por el que Karamaru pudiera cargar con algo así...
Todavía con el biberón en mano, esperando a que Mitsunari se decidiera a tomarlo o no, Karamaru miró con cara de dubitativa al rubio. Se quedó unos segundos mirándolo fijamente, analizándolo y viendo a través de sus ojos, para ver si en algún cambiaba de opinión.
No será que por casualidad....... tal vez..... digo por si acaso......
¿Te haya dicho a donde fue a combatir el mal? No sé, a la cocina... por ejemplo.
El calvo ya trataba de entregarle el biberón por la fuerza al menor de los tres hermanos para poder irse para la ubicación de Tanabe sin tener que perder tiempo con el bebé.
«Por favor que el vaso esté bien, por favor que el vaso esté bien...»- el cenobita no podía ni imaginar lo duro que sería recibir la reprimenda de Yui, fallando la primer misión en su historial. Toda una pérdida de honor y orgullo.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Yuki le quitó de las manos el biberón, procediendo a dárselo con sorprendente habilidad a su hermano, que lo aceptó de buen grado. Ignoró deliberadamente el interrogatorio de Karamaru durante unos instantes, momentos que aprovechó para tratar de tragar saliva y recomponerse. Una gotita de sudor discurrió por su frente.
Era inútil, no se le ocurría una mentira aceptable. O más bien no soportaba la presión de estar mintiendo a un ninja mucho mayor que él al que acababa de conocer. Su rostro se distorsionó, tomando el aspecto de una sonrisa cómicamente forzada.
—N-no te cabrees conmigo, por favor... no sé donde está, pero dijo que quería descubrir qué ocultabas... —manifestó con ojos llorosos, voz acongojada.
Tanabe depositó el vaso sobre la encimera de la cocina. No había perturbado de ninguna manera el líquido acuoso que el susodicho contenía.
Se limitó a sentarse en la misma silla que había utilizado para ganar la altura extra que necesitó a la hora de alcanzar la copa, sus ojos fijos como lapas en el objeto.
Deseaba saber, de forma ferviente y con todo su ser, para qué servía ese dichoso vaso de agua.
Sin el biberon en las manos y tras escuchar las palabras de Yuki, el calvo sabia exactamente que debia hacer. No tuvo tiempo siquiera de sorprenderse por la afinidad que tenia con su hermano menor, en esos segundos de espera las ansias lo consumian. Pero el rubio hablo, y Karamaru no hizo mas que correr hacia a la cocina.
"Queria descubrir que ocultabas"- resonaba a cada segundo en su cabeza.
Cuando abrio la puerta de la cocina pudo ver a Tanabe sentado y mirando el vaso de agua. Hecho una mirada a la cima de la nevera, para confirmar que era el mismo que cuidaba el calvo, y desafortunadamente asi era.
Dio unos pasos a gran velocidad en la cocina, pero se dio cuenta que el agua seguia en el mismo nivel que antes, para su sorpresa.
Que andas haciendo, Tanabe?- le pregunto de forma calmada.
Me parece que acabas de tocar algo que no te pertenece.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
El pequeño Tanabe ancló la mirada a Karamaru, muy serio.
—¿Qué andas haciendo tú con un vaso de agua? Por mucho que pienso en ello, no sé, es que no sé...
Se estaba obsesionando con el recipiente, era más que obvio. En su mente infantil, que creía ser un super detective, no cabía la idea de que algo se le escapara. Afortunadamente para el calvo, no parecía tener intención alguna de romperlo o arrebatarle el líquido, así que por ahora no había fracasado su "prueba extra".
El calvo perdió su sorpresa y ansias de devolver el vaso a su posición anterior al escuchar al pequeño. Parecía que después de todo lo que parecían, esos hermanos estaban lejos de tener malas intenciones. Aunque después de todo, seguía siendo mejor que estuviesen lejos de ese recipiente.
Pues sabes...- el calvo se acercó a la silla y a Tanabe y se agachó.
Conoces a Yui-sama, ¿Verdad? Una excelente kunoichi, la mejor de toda Amegakure.
—Bueno, ella me encargó el cuidado de ese vaso, más importante aún, me encargó el cuidado de lo que posee dentro. Eso no es agua común.
El calvo se levantó, tomó el vaso con exagerado cuidado y lo volvió a dejar encima de la nevera.
Eso es peligroso, será mejor dejarlo fuera del alcance.- se acercó nuevamente a Tanabe y le susurró al oído- Me ayudarás a cuidarlo, ¿Verdad?
¿Volvemos a entrenar?- cambió el tema, con voz normal, fingiendo que nunca le había dicho lo que le acababa de decir- Que todavía me quedan unos movimientos bajo la manga.
Karamaru rió y se fue hacia la puerta tratando de convencer con la mirada a Tanabe para que lo siguiera.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Tanabe se quedó quieto, permitió que Karamaru se le aproximara y se agachara a su vera.
Conoces a Yui-sama, ¿Verdad? Una excelente kunoichi, la mejor de toda Amegakure.
—Bueno, ella me encargó el cuidado de ese vaso, más importante aún, me encargó el cuidado de lo que posee dentro. Eso no es agua común.
Los ojos del jovencito se iluminaron. Ahora todo comenzaba a tener sentido para él. Si el calvo lo guardaba con tanto recelo, sin lugar a dudas debía de ser algo importante. En ese momento comprendió que la misión de Karamaru no era tan simple como hacerles de niñera durante un par de días.
Eso es peligroso, será mejor dejarlo fuera del alcance.- Tanabe le escuchó con atención - Me ayudarás a cuidarlo, ¿Verdad?
El pequeño se lió a asentir una y otra vez, completamente convencido.
Acto seguido, el ninja le invitó a volver a entrenar.
—Sí, vamos.
Volvieron al salón. Karamaru se pasó gran parte de la tarde entrenando junto a Tanabe -que se portó sorprendientemente bien y estaba muy receptivo- mientras Yuki los observaba, cuidando a Mitsunari. Eventualmente el manto de la noche arropó a la lluviosa aldea. Era hora de dormir, y los muchachos se acostaron sin poner demasiadas pegas; por su parte, el bebé ya llevaba un rato pernoctando.
El pelado se encontró solo, con su trabajo completado satisfactoriamente, al menos, hasta mañana. Los infantes le habían dejado noqueado a nivel mental, por lo que optó por irse a dormir. Podía utilizar la cama del señor de la casa, que estaba vacía.
***
Unos desconsolados sollozos le arrebataron el sueño.
La felicidad consumio el cuerpo del calvo al ver que el que parecia el mas complicado de los hermanos le hacia caso. En ese momento en que Tanabe asintio y se convencio de las palabras que le habian dicho, Karamaru se dio cuenta de la ilusion que le hacia que finalmente los tres muchachos comenzaran a estar en la misma sintonia que el.
Dejaron la cocina, cerrando la puerta a su paso, y volvieron con Yuki y Mitsunari al salon. Habia que terminar que entrenar, aunque para seguir con su dia cargado de sorpresas, Yuki decidio seguir con el bebe. Era un uno contra uno entre el cenobita y Tanabe.
...
Tras una tarde de una pelea falsa pero divertida, donde el calvo solo tuvo que exagerar movimientos para que todo pareciera real, yacia tirado en uno de los sillones del salon. Estaba cansado, ademas de que Tanabe le habia acertado a algunos golpes bien fuertes, y algunos de ellos molestaban.
"Y eso que casi ni los tuve que cuidar, ni me imagino lo que hubiese sido tener a los tres generando problemas"
El calvo venia pasando la noche en vela, sentado en un sillon del salon que se encontraba cerca de Mitsunari y, a la vez, cerca de la puerta de la cocina. Las ojeras comenzaban a marcarse levemente, y la idea de que le pasase algo al vaso con agua mientras dormia rondaba en su cabeza sin dejarlo descansar.
Mas para su agrado que su desgracia, un llanto irrompio el silencio. El calvo supuso, y no le hizo falta ir a comprobar. Tras pasar por la cocina unos largos minutos, asegurando de volver a cerrar la puerta, se dirigio al bebe con el biberon en mano. Hombre precavido vale por dos, aunque por mas que lo fuera casi se caia mas de una vez en su recorrido nocturno a oscuras. Solo esperaba que los otros dos hermanos no se despertaran.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
En el salón, Karamaru encontró a Mitsunari despierto, fuente de los lloros. El desconsolado bebé se retorcía sobre sí mismo en la cuna. Cuando el ninja de Ame se aproximó al susodicho entendió de manera rápida el porqué de su congoja: el olor a "CACA" lo expresaba todo.
Mitsunari no estaba hambriento, necesitaba un cambio de pañales. Con los dos hermanos mayores durmiendo, el pelado tendría que buscarse la vida solo para resolver esa situación. Afortunadamente para él, como en casi toda Amegakure, la casa disponía de electricidad, por lo que no era necesario que estuviera tanteando a oscuras.