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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#61
A medida que se acercaba al pequeño, Karamaru comenzo a notar algo raro; a oler algo raro. Estar justo al lado del bebe le resolvio todas las dudas. Habia hecho el biberon en vano, Mitsunari no tenia hambre, tenia un gran y oloroso problema en sus pañales. Este era uno de esos momento donde el calvo se arrepentia de no haber tenido un hermano menor para practicar.

"En que problema me metes Mitsunari"

Nunca habia cambiado un pañal en su vida, y asi y todo ese no era el mayor problema. Keiji no le habia dicho donde los guardaba, y despertar a Yuki o a Tanabe para saberlo no era una opcion viable.

Situaciones desesperadas, requieren medidas desesperadas.

Dejo el biberon, todavia tibio, en la mesa mas cercana, y corrio hacia el baño tras prender una pequeña luz de la sala. Aun mas rapido volvio, esta vez, con papel en mano. Era la unica solucion que le podia encontrar en ese momento.

Vamos a tomarnos las cosas con calma, Mitsunari.- se hablaba para si mismo.

Procedio al quite de la vestimenta y a la limpieza del bebe. Con el pantalon apartado, y el pañal sucio puesto en una bolsa y tirado al tacho de basura, al menos Karamaru intentaba alejar el mal olor del lugar. Ahora faltaba buscar otro pañal y otro pantalon para cambiarlo, pero por el momento, Mitsunari quedaria en pelotas.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"  
-Maestro Yoda.


HabloPienso
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#62
El biberón quedaba abandonado, enfriándose, pero el calvo consideró que tenía mejores cosas de las que ocuparse.

El hedor era apabullante, pero peores sufrimientos debía de soportar un shinobi. Haciendo uso de los medios que tenía a su alcance e improvisación, Karamaru logró solucionar la mitad del problema: Mitsunari estaba limpio, pero cuando sintiera la llamada de la naturaleza de nuevo, no tendría pañales que lo ampararan.

Quizás debería de haberle preguntado al padre antes de que se marchara, o a los niños antes de que se fueran a dormir...
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#63
Los pasos se del calvo no paraban. Caminaba de punta a punta de la sala, con el olor todavia en el aire, tratando de pensar que hacer para despejar un poco el ambiente y donde buscar para cambiar a Mitsunari. Pero de golpe, se paro y se dio cuenta lo tonto que era.

"Acaso soy estupido"

Las ventanas. Y la habitacion de Mitsunari. Eran respuestas tan claras que decir que sentirse tonto era poco, la presion de tener, no a una persona comun y corriente, sino de tener a un peque;o bebe que dependia absolutamente de el le podia.

Comenzo a abrir todas las ventanas posibles, moviendo sus manos y brazos entre cada una haciendo un intento en vano de eliminar el olor con el movimiento. Con esa tarea en proceso, tocaba seguir con la segunda parte.

Comenzo a abrir puerta por puerta de la semi-desconocida casa, buscando la habitacion del bebe. En algun lugar deberia de guardar sus cosas.
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HabloPienso
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#64
El olor ya estaba bajo control, no había peligro de ser presa de la hediondez y caer inconsciente. La apertura de las ventanas trajo consigo el monótono sonido de la lluvia repicando sobre metal, asfalto y otros materiales.

La desesperada búsqueda de Karamaru trajo consigo resultados fructíferos cuando el calvo abrió una puerta del segundo piso, posicionada a la derecha del cuarto de los hermanos y a la izquierda de la habitación del padre. Era sin lugar a dudas la habitación de Mitsunari, pues las paredes estaban recubiertas de papel pintado color azul celeste con ositos y sonajeros.

Bien a la vista, sobre una mesita de noche en el extremo norte de la habitación, había una bolsa de terciopelo que contenía pañales, biberones de repuesto, chupetes y demás parafernalia infantil. Keiji la había dejado preparada para el shinobi, estaba claro, pero se olvidó de avisarle de tal hecho.

Debía de llevar mucha prisa encima cuando marchó.
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#65
Lejos estaba de la posicion del menor de los hermanos. Se encontraba, tras unas cuantas puertas abiertas, frente a la habitacion de Mitsunari. Una cara de felicidad se reflejo en el rostro del calvo, quien venia de desacelerar el paso al ver a Yuki y a Tanabe dormir en la habitacion de al lado.

En la cabeza de Karamaru, mientras revisaba la habitacion con la mirada, los sonajeros de las paredes tocaban canciones de gloria en su honor, por su impecable calidad de cuidado de un bebe. Un momento de falsa felicidad nunca se puede negar.

Mas pronto que tarde, una bolsa le llamo la atencion. Se acerco levemente, con el pecho inflado, para darse cuenta que en su interior estaba lo que estaba buscando y mas. Pero con solamente un pañal, el ya estaba satisfecho.

Oh si, Karamaru, oh si. Si que si, Karamaru, esto lo tienes resuelto.

Ilusionado bajo las escaleras, tratando de hacer el menor ruido posible, y volvio al desnudo bebe. Los tomo de los tobillos, lo levanto, y procedio a la colocacion del pañal como si de un profesional se tratase. Claramente la confianza lo hacia actuar bastante mejor.

Le coloco el pantalon, y volvio a calentar la leche del biberon para ofrecerselo. Ya nada podia afectar a Karamaru esa noche, sobretodo despues de revisar, cada vez que iba a la cocina, que el vaso seguia igual de intacto que la primera vez lo tomo del escritorio de la Arashikage.
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HabloPienso
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#66
Con un nuevo pañal asegurado entre sus piernas, Mitsunari estaba limpio y seguro. Aceptó el biberón de buena gana, al terminarlo eructó y no tardó en quedar dormido.

No ocurrió nada digno de mención hasta principios de la mañana. Karamaru podría haber decidido continuar su vigilia hasta este momento o volver a conciliar el sueño. A las 9 en punto sonó el despertador en la habitación de los dos hermanos, que procedieron a levantarse y seguir su ritual rutinario de todos los días. Bajaron, en pijama, a la cocina, dándole los buenos días al shinobi tan pronto lo vieran. Mostrando cierta autosuficiencia se prepararon el desayuno ellos mismos -cereales con leche, nada complicado-, y el calvo podría acompañarlos si así lo deseaba, ya que el bebé continuaba durmiendo en su cuna del salón.

Entonces sonó el timbre de la entrada. Alguien estaba en la puerta.
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#67
La luz de la sala se volvio a apagar. Mitsunari estaba tal cual a como lo habia visto la primer vez que entro en la casa: limpio y durmiendo. Con suma paz se volvio a desparramar en el sofa, cabezeando y comenzando a cerrar un poco los ojos de vez en cuando. Se mantenia despierto a duras apenas, aun si no quisiera hacerlo.

Tras una interminable sucesion de dormirse unos minutos y volver a despertarse, Karamaru contemplo las primeras luces del amanecer que atravesaban unas ventanas ya cerradas con anterioridad. En su cara seguian esas leves ojeras que demostraban con claridad la falta de sueño del shinobi.

El silencio y la calma matutina se vieron afectadas cuando, desde la segunda planta, un despertador sono. En tan solo minutos, los dos niños mayores bajaron las escaleras y se dirigieron a la cocina, no sin antes pasar Karamaru por delante para revisar en todo momento que el vaso de agua siguiera igual de intacto.

"Si que saben respetar a un despertador"- se sorprendio el calvo.

Se sento con ellos para el desayuno, aunque Karamaru no se habia servido nada.

Todavia no les pregunte, ¿Que edad tien...?

Las palabras del monje se vieron interrumpidas por el sonido del timbre de la puerta de entrada. Habia alguien afuera, y Karamaru se apresuro para saber quien era. A paso rapido se acerco a la puerta y, sin pregunta de por medio, la abrio con una sonrisa en el rostro, tratando de disimular un poco las ojeras.
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#68
Un par de boles a los lados, el brick de leche y la caja de cereales en medio. Tanabe y Yuki estaban sentados uno frente al otro, disfrutando de su desayuno. Karamaru se posicionó en medio, manteniendo una abstinencia alimenticia, al menos por el momento. Les preguntó a ambos su edad, pero ni tiempo tuvo para finalizar la cuestión antes de que el timbre lo interrumpiera.

Los dos muchachos lo observaron cuando se apresuró a responder a la llamada. Cuando abrió la puerta Karamaru se topó con un desconocido. Iba vestido de forma muy similar a Keiji, es decir, llevaba el chaleco oficial de la villa, pantalones militares, sandalias ninja y en la cabeza una bananda de Amegakure. Su cabello era negro como la noche, alborotado y de largura hasta aproximadamente la nuca. Sus ojos, de color violeta, eran vivaces. Gozaba de un aire formal. A juzgar por su aspecto no tendría más de unos 25 años.

Se aclaró la voz.

Buenos días. Mi nombre es Fukumoto Yūma, jōnin. Tú debes de ser Habaki Karamaru-kun, el encargado de cuidar de los hijos de Keiji-san, ¿me equivoco? —esperaría una respuesta— Seré breve. Estoy aquí para transmitir a la familia de Keiji-san que ha fallecido, murió cumpliendo con su deber para con Amegakure no Sato. Así mismo, dadas las circunstancias, tu misión termina aquí. Yui-sama tendrá que confirmártelo, pero por supuesto tú no tienes culpa de nada de lo que ha ocurrido y se considerará como exitosa.

»Me gustaría pasar y hablar con los niños, si ya están despiertos. Keiji-san era un buen amigo mío y un excelente compañero, sus hijos me conocen. Creo que es mejor que sea yo quien les de una noticia tan dura. ¿Podría entrar un momento?
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#69

Que plot-twist mas triste Toy tite

El calvo se sorprendio al ver a un jonin frente a el, era algo que no se esperaba. Su formalismo lo intimido un poco, y mirada seria violacea aun mas. Karamaru se quedo quieto, sin saber que decir, lo mas probable era que fuese en busca de Keiji, pero no estaba en casa.

Las palabras siguientes fueron las que terminaron de paralizar al monje.

Estoy aquí para transmitir a la familia de Keiji-san que ha fallecido.

—Me gustaría pasar y hablar con los niños


El calvo se quedo con la boca abierta, sin saber que decir. Se le hacia imposible siquiera pensar en los rostros de los pequeños al escuchar la noticia. Tardo unos segundos, pero al final volvio en si.

S.... Si.... Si.... Claro- tartamudeo.

Le hizo el ademan con el cuerpo para que pasara, cerrando la puerta a su paso. Karamaru iba a sus espaldas, con unas ojeras que, entre tanta tristeza, ya ni eran relevantes. Tenia la cabeza llena de dudas y preguntas, pero por el momento seria mejor que Yuma se encargara del problema.

En una situacion asi, recibir la noticia de haber completado una mision con exito no era para nada satisfactoria.
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#70
Lo llevo planeando desde la segunda página x)

Yūma asintió, serio. Pasó frente al calvo, caminando con seguridad, demostrando así que conocía de sobra el interior de la casa. Irrumpió en la cocina, a lo que los chicos le dedicaron miradas de sorpresa.

¡Yūma-sensei!

¡Yūma-sensei!

Exclamaron al unísono.

Se levantaron de sus sillas y se aproximaron al recién llegado, que extendió sus brazos y se agachó ligeramente. Los pequeños le abrazaron, y él posó las palmas de las manos sobre sus cabellos. Instantes más tarde se separaron. El jōnin se tomó unos momentos de silencio.

Chicos... Yūma-sensei está aquí porque tiene que daros una mala noticia —dijo, tanteando el terreno— Vuestro papá... ¿cómo decir esto? Vuestro papá peleó muy duro contra los malos, pero él y su equipo no lograron vencer. Vuestro papá... cayó peleando...

Un silencio sepulcral se apoderó de la habitación. Los chavales no reaccionaban, su mente no lograba procesar la fúnebre información que se les había entregado. Necesitaron de un par de minutos para que el efecto de las nuevas se hiciera patente en sus semblantes.

Tanabe retrocedió lentamente, sentándose en la silla de nuevo. Bajó el rostro y sus cabellos lo ensombrecieron. Estaba mudo, pero sus brazos, apoyados sobre sus muslos, temblaban de la fuerza contenida, de la emoción que estaba suprimiendo. Por su parte, Yuki rompió a llorar como si no hubiera mañana. Se pegó al cuerpo de Yūma, hundiendo la cabeza en su estómago, ahogando sus sollozos. El hombre lo abrazó, tratando de consolarlo.

Yūma-sensei... ¿qué ha pasado, qué...?

El jōnin suspiró.

Los encontramos a unos 20 kilómetros al norte de aquí. No debería de contaros esto, pero creo que os lo merecéis... la misión del equipo de tu padre era capturar a unos ninjas exiliados. El plan era tenderles una emboscada, pero los renegados les estaban esperando, así que ellos fueron los emboscados...

»No conozco los detalles, yo no estuve allí y no era parte del equipo de búsqueda. Se sospecha que alguien está filtrando información a los exiliados... pero no sabemos quién... Lo siento mucho, Tanabe-chan...

Mierda... mierda...

Yo me ocuparé de vosotros, no os faltará de nada. Estoy aquí para vosotros —les dijo a los dos con ternura, para acto seguido mirar a Karamaru—. Gracias por tu trabajo, Karamaru-kun. Ya me ocupo de esto yo, tú ve a presentar tu informe a Yui-sama, ¿ok?
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#71

Rompes una parte de mi kokoro Toy tite (?

[Imagen: lgi7r8.jpg]

Los pasos y segundos hasta la cocina se hicieron insoportables. Un momento eterno en donde en vez se sentir el corazon el mil, Karamaru sentia como si se detuviera. Retorcijones en el estomago eran el mal menor que sentia en ese momento. Pero el peor momento de esa situacion estaba por llegar.

Llegaba la inocencia y felicidad de los hermanos, sonrisas y gritos de personas que no se esperaban lo que iba a seguir. Habia veces que la ignorancia daba felicidad. Y en ese momento fue cuando Karamaru penso por primera vez en la madre de los tres hermanos que, por la situacion, estaba ausente al igual que estaria Keiji a partir de ese momento.

La tristeza se hizo aun mayor.

Las palabras del jonin hicieron mas eco y mella que los gritos de Yuki y Tanabe, o los llantos de Mitsunari hacia tan solo unas horas. Palabras que arruinaban la inocencia, palabras devastadoras al corazon.

...Vuestro papá... cayó peleando...- una fina y solitaria lagrima corrio por la mejilla del calvo. Una de las pocas que habia derramado desde hacia años.

El paisaje ante sus ojos, Tanabe en estado ausente sobre la silla, Yuki encerrandose dentro de Yuma, no se soportaba. Unas palabra de aliento por parte del genin no hubiesen estado mal, algo de animo, pero su garganta estaba cerrada y la simple tarea de hablar se le hacia imposible. Incluso Tanabe habia podido articular un par de palabras.

Una explicacion de Yuma que se hizo largo para lo que era, un Karamaru que yacia sentado sobre una silla con la mirada ausente y perdida en los ojos violetas del relator de la historia. Escuchaba, entendia, pero el sonido rebotaba dentro de si y el recuerdo de esas palabras se borraban durante segundos para luego volver todo junto con mas claridad. Todavia con la sensacion del recorrido de esa gota de lagrima, el calvo volvio en si cuando escucho su nombre.

Gracias por tu trabajo, Karamaru-kun. Ya me ocupo de esto yo, tú ve a presentar tu informe a Yui-sama, ¿ok?

Es.... Esta.... Esta... Esta bien.

El calvo agacho la cabeza y se levanto. Se movio por la cocina cual cobarde, sin poder siquiera mirar los destructivos rostros tristes de los dos hermanos mayores. Tomo el vaso, casi con ganas de reventarlo contra la pared, y se marcho. En silencio, sin un adios ni un buena suerte, solo dejando los vacios sonidos de sus pasos que cada vez se alejaban mas.

Casi automaticamente camino hasta el edificio de la Arashikage, un viaje con la mente en blanco, un viaje donde penso en nada. Aun asi, habia logrado no chocar con ningun transeunte ni perder ni ganar una gota de agua del vaso. Cuando se encontraba alli, frente a la puerta de la oficina de Yui-sama y con la cabeza apoyada en ella, golpeo.
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HabloPienso
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#72
La puerta está abierta —afirmó la inconfundible voz de la Arashikage desde el otro lado.

Karamaru disponía de luz verde para pasar al interior del despacho. Yui se encontraba sentada, la mirada perdida en un punto inexacto de su escritorio. Su manos descansaban sobre la madera del mueble, con el dedo índice de su extremidad izquierda dando golpecitos al inmobiliario. Alzó la mirada, depositándola sobre el pelado, pero su expresión perdida entre la tristeza y la molestia no cambiaron.

Ah, eres tú, Karamaru. Si estás aquí es que Yūma ya se ha pasado por la casa de los Maeda —su tono mantenía la autoridad de siempre, pero era algo más opaco que de costumbre— Esto es una humillación para Amegakure. Cuando coja a los responsables desearán no haber nacido... ¡Mierda!

Su puño siniestro se cerró, alzó y cayó sobre el escritorio cual martillo neumático con una velocidad apabullante. La fuerza de la Arashikage creó un pequeño cráter en el mueble, astillas volando y aterrizando en distintos puntos del suelo. Sus dientes de sierra asomaron cuando Yui apretó la mandíbula. Ladeó el rostro y giró la silla unos centímetros hacia la derecha, dándole la espalda de manera parcial a Karamaru. Sus fríos ojos revisaron el mundo exterior más allá del balcón.

Buen trabajo, calvito, misión cumplida. Te pagarán en recepción.

¡Se acabó! Enhorabuena, Karamaru, eres el primero del foro en terminar una misión desde el reset x) Puedes pedir exp y dinero ya o hacer un último post y entonces solicitarlo, como prefieras.
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#73
La presencia ausente del calvo entro al despacho de la Arashikage con rostro serio y ojos perdidos, situacion similar se percibia en su Kage. Se mantuvo firme a unos pocos metros de su escritorio y espero en silencio sus palabras.

En un momento tal, el calvo hubiese dicho lo que sea para ofrecerse de ayuda, para darle un poco de justicia a sus hermanos y a su difunto padre. Pero era un simple genin, no podia hacer nada en una situacion como aquella.

—Buen trabajo, calvito, misión cumplida. Te pagarán en recepción.

Dejo el vaso en el escritorio sin preguntar el motivo de la entrega la primer vez que habia visto a Yui-sama. Curiosidad le daba, desde luego, pero sentia que era un momento para no emitir palabra.

Tal vez lo mejor era irse a casa y tratar de olvidar todo lo sucedido, tal vez volveria a ver a esos tres hermanos dentro de un tiempo, ya crecidos y maduros. Tal vez, pensaba Karamaru, que en su vida como shinobi veria morir gente alrededor suyo mas de lo que uno quisiera, y que conoceria aquellas familias de lo que moririan junto a el.

Tal vez, y solo tal vez, esa mierda que se hace llamar "muerte" era algo a lo que acostumbrarse.


Mi primer mision completada desde que entre al foro Risa
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