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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
Como desees. Sientate, tardaré un rato. Aunque la llamemos limpieza inmediata no es más que lavar a mano.

A Juro se le cayó el alma a los pies. ¿Cómo que no era inmediata? Por culpa de que las máquinas estuviesen ocupadas, claro estaba. Pero el dependiente de abajo no sabía eso. Se iba a tragar toda la culpa.

« Esto no tendría que pasarme a mi... Esto no es justo... »

Vale que las máquinas estuvieran ocupadas, pero estuvo seguro de que esa mujer iba a tardar milenios. Y el hombre se enfadaría con él. Quizá incluso le diese por fallida la misión. Y todo porque a un niño malcriado no le había dado por conservar en condiciones el maldito traje.

Juro se sentó en los taburetes y estuvo pensando en este tipo de cosas durante el tiempo que pudo. Hasta que un sonido irritante empezó a sonar, como de metal cortando madera. Sonidos intermitentes y breves. Tras unos segundos, paró, y después comenzó a sonar otro que se asemejaba a una caja musical totalmente desafinado. Era como arañar una pizarra.

Juro se tapó los oídos con una mueca total de desagrado. Era totalmente sensible a esas cosas.

Y luego, silencio otra vez.

« ¿Qué demonio? »

¿Venía de dentro? ¿Qué diablos hacía esa mujer con el traje? Porque no sonaba a una limpieza a mano tradicional.

Con la misma duda, decidió quedarse sentado y agudizar la oreja, para ver si había sido un hecho aislado o este sonido iba a repetirse otra vez.
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#32
Juro tenía más dudas que un foro de dudas en una pagina de rol ninja, agudizó el oido esperando solventarlas escuchando otra vez ese sonido, pero ese sonido no volvió. Se sustituyó por el ruido que hace la ropa cuando la frotas contra una de esas cosas con muchos cilindros para lavar la ropa a mano.

Y cuando el shinobi ya solo esperaba acabar pronto para no llevarse una bronca apareció un muchacho de su edad por la puerta por la que había desaparecido la anciana, iba con el rostro lleno de mugre y un extraño mono azul, tenía tanto los ojos como el pelo marrones y un emparedado de pan de molde en la boca.

Se quedó congelado en cuanto vio a Juro. Obviamente el emparedado empezó a abrirse por el lado que no mordía por el peso de su contenido, lo cual le hizo descongelarse para agarrar su comida y asegurarse de que no se esparramaba todo.

Dú edes el dinobi ede del drage de datata dlanca

Y entonces tragó y su cara se iluminó.

Bua, tíooooo, ¡un shinobi! Impresionante. ¡Eh! ¡Abuela! Pues sí que es un shinobi de verdad, reconocería la bandana de mi villa en cualquier parte. Perdona, colega, mi vieja vieja se pensaba que eras un niño con aires de grandeza y mucho dinero para comprar disfraces. ¡Pero eres un shinobi de verdad!

Dio otro mordisco al emparedado y esta vez masticó y tragó antes de hablar, apoyandose en el mostrador.

Bueno, ¿y qué? ¿Estás de misión secreta y necesitas el disfraz de bola de arroz para infiltrarte en una mafia de trata de arroces o algo así? Que sepas que aqui siempre encontraras aliados de los shinobi. Mis padres mismos fueron ninjas y palmaron, desde entonces me crió mi abuela. Me hubiera gustado ir a la academia pero era un negado y mi vieja vieja necesitaba ayuda con la cosa esta. Lavandería, eso, lavandería. Ahora tenemos maquinas chungas que lavan ropa y eso es demasiado para ella.

Volvió a prestarle atención a su olvidado bocadillo y le cedió el turno a Juro, para que contestase y llorase si quería.
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#33
Los sonidos no se volvieron a escuchar. Con suerte, no habría sido más que algún incidente aislado. No podía irse a curiosear a la mínima. Sobretodo con la locura que había por las calles.

De pronto, por la puerta donde se había marchado la señora con el traje, apareció un chico de su edad. Llevaba un mono azul, tenía los ojos y el pelo marrones, y la cara llena de mugre. Masticaba un emparedado de pan de molde, aunque lo llevaba directamente en la boca.

El chico se quedó congelado al verle. Juro también se quedó congelado al ver que él se quedaba congelado.

Dú edes el dinobi ede del drage de datata dlanca — dijo. Juro frunció el ceño al no entender ni papa. El emparedado, poco a poco, fue cayendo, hasta que lo agarró de milagro.

« Ay dios »

Se preguntó, fugazmente, que clase de pecados habría cometido su yo de otra vida para que le pasasen estas cosas.

Entonces, el chico se tragó la comida y volvió a la carga con otra sarta de palabras, esta vez más comprensible.

Bua, tíooooo, ¡un shinobi! Impresionante. ¡Eh! ¡Abuela! Pues sí que es un shinobi de verdad, reconocería la bandana de mi villa en cualquier parte. Perdona, colega, mi vieja vieja se pensaba que eras un niño con aires de grandeza y mucho dinero para comprar disfraces. ¡Pero eres un shinobi de verdad!

« Maldita señora. Mira que le dije que venía de parte del gerente... » — Seguramente estaría chocha ya. Si ya sabía que ahí todos lo odiaban, por alguna razón.

Ni si quiera se molestó en corregir al chico y decirle que era un disfraz de dango. ¿Para que?

— No te preocupes, entiendo que quizá le haya molestado la urgencia — murmuró, escondiendo sus pensamientos reales.

El chico continuó hablando tras masticar y tragar otra vez, felizmente.

Bueno, ¿y qué? ¿Estás de misión secreta y necesitas el disfraz de bola de arroz para infiltrarte en una mafia de trata de arroces o algo así? Que sepas que aqui siempre encontraras aliados de los shinobi. Mis padres mismos fueron ninjas y palmaron, desde entonces me crió mi abuela. Me hubiera gustado ir a la academia pero era un negado y mi vieja vieja necesitaba ayuda con la cosa esta. Lavandería, eso, lavandería. Ahora tenemos maquinas chungas que lavan ropa y eso es demasiado para ella.

El chico le bombardeaba con datos e información sin parar. Juro trato de concentrarse. Hablaba hasta por los codos.

— Siento oír eso — dijo, referente a lo de los padres, lo de la academia, la abuela y cualquier desgracia más que le contase —, y me alegra escuchar que cuento con vuestra ayuda. No es exactamente lo que te imaginas, pero necesito que ese traje este limpio cuanto antes. Es prioridad. Super importante.

Trató de hacer énfasis en sus palabras. Realmente necesitaba ese traje. Y quizá este chico, por lo que había entendido, sabía mucho más de maquinas de lavado.

— ¿Están todas las maquinas esas ocupadas? — preguntó, albergando cierta esperanza en que no.
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#34
— Siento oír eso, y me alegra escuchar que cuento con vuestra ayuda. No es exactamente lo que te imaginas, pero necesito que ese traje este limpio cuanto antes. Es prioridad. Super importante.

El joven asentía lentamente entendiendo perfectamente la posición de Juro, o al menos eso daba a entender por su expresión, mientras se terminaba finalmente el emparedado.

— ¿Están todas las maquinas esas ocupadas?

Acabó sus ultimas masticadas negando con la cabeza y los ojos cerrados y tragó. Abrió los ojos y señaló a Juro.

Contestame a una pregunta, cuando tienes que lavar una prenda, la que sea no es importante el tipo de prenda, qué tarda más: ¿limpiar la prenda en sí o esperar a que se seque? Y entonces hazme la pregunta correcta.
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#35
El chaval le escuchó — o al menos, fingió que le escuchaba — mientras degustaba el bocadillo. Sin embargo, tras formular la pregunta, su expresión cambió, cerrando los ojos y negando con la cabeza. Después, se dirigió directamente a él, esta vez, sin coloquialismos ni adoración.

Contestame a una pregunta, cuando tienes que lavar una prenda, la que sea no es importante el tipo de prenda, qué tarda más: ¿limpiar la prenda en sí o esperar a que se seque? Y entonces hazme la pregunta correcta.

Juro se quedó un poco sorprendido, pero se recuperó pronto.

— Bueno... si olvidamos el tipo de tejido y tal, lo lógico sería limpiar la mancha antes de que se secase — razonó Juro. Su hermana muchas veces se había enfadado con él por tener manchas secas en sus camisetas.

Pero el chico esperaba algo más. Una pregunta. Juro recordó lo que había dicho la mujer sobre la limpieza a mano y el recargo.

— La limpieza inmediata es a mano, ¿no? Por eso el recargo — Se sintió un poco idiota. La mujer se lo había dicho, pero con la excusa de que las máquinas de limpieza estaban ocupadas.
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#36
Estaba claro que entre Juro y una piedra, la cosa estaba igualada. No había entendido para nada lo que el chico le quería insinuar, el cual, tras un parpadeo largo y un suspiro aún más largo empezó a explicarse:

A lo que yo me refiero es, cuando se lava algo, normalmente se moja entero y queda empapado y entonces con cualquier liquido especializado para limpiar quitas las manchas frotando como un cabrón. Creo yo que trabajo en una tintoreria vamos, no sé si los shinobis lo haceis con chakra y magia ninja. Bueno, al final acaba la prenda empapada y a menos que tengas ninjutsus mágicos para secarla, que si te sabes alguno sería un detalle compartirlo, tienes que dejarlo tendido hasta que la humedad disminuye. ¿no?

El chico no usó en ningún momento un tono de burla ni una expresión de insulto ni nada por el estilo, más bien estaba intentando adivinar si de verdad había una formula mágica que usaban los shinobis para limpiar la ropa ya que Juro no había pillado que se refería a que la ropa TARDA MUCHO EN SECARSE despues de ser lavada.
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#37
Juro escuchó al chico y pestañeó varias veces, hasta que finalmente entendió lo que le quería decir. Parecía estar muy espeso. O simplemente el chico no se expresaba bien. Pinta de idiota tenía, desde luego.

— Oh, ya veo — murmuró, dándose un golpecito —. Bueno, creo que mi hermana se sabe algún truquillo para hacerlo , pero yo no he podido dominar sus técnicas aún. Es una lastima que no este aquí.

Por supuesto que era mentira. Pero no iba a quedar mal delante de un paleto.

— Entonces tardará el secado, ya veo — Juro suspiró —. ¿Cuándo crees que estará listo? Ya lavada y secada, me refiero.

No sabía que clase de pájaros tenía aquel hombre cuando le encargó hacerlo rápido.
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#38
Juro definitivamente que no lo estaba pillando. Si se lo acababa de decir, que aquello que podría parecer tardar más estaba solucionado por él, tal vez no se lo había dicho directamente pero estaba claro. Eran tan obvio para nuestro amigo "EL PALETO" que empezó a señalarse toda la mierda que llevaba encima. Pero viendo que Juro era más bien un chico lento, decidió decirselo directamente.

Mira, tenemos una maquina para secar la ropa en un periquete, ayer se escacharró pero adivina quien ha conseguido que vuelva a funcionar y como la acabo de arreglar está preparada y libre hasta comprometerse formalmente, aunque claro eso...

¡Eso tiene recargo! — interrumpió una voz de fondo.

¡Eso le iba a decir ahora! ¡Tú estate pendiente de lo tuyo! — contestó girandose a la pared que separaba el mostrador del cuarto de limpiar ropa. — Entonces ¿qué dices? Piensa que un disfraz así de gordo puede tardar un par de horas en secarse.

De nuevo, Juro era llamado a gastar el dinero de un señor que no solo era desconocido para él sino que encima era su cliente
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#39
Juro escuchó silenciosamente, aunque frunció el ceño cuando le dijo que el recargo era precisamente usar la maquina que acababan de reparar y estaba arreglada, cuando la mujer mayor le había dicho exactamente lo contrario.

« En fin »

Juro terminó por asentir. ¿Qué diablos iba a poder hacer? No podía pegarse horas ahí esperando a que el traje se secara, lógicamente. El dueño le mataría.

— Si. Es lo que me han dicho, necesitamos la inmediata, con secado incluido. Acepto el recargo.

El señor le había dicho la inmediata. Y se supone que él debía de conocer este sitio, ¿no? Era complicarse a lo tonto. Si le había dicho eso era porque él esperaba exactamente que contase con el secado, a pesar del recargo. Dudaba mucho que le hubiese mandado al primer lugar que se le hubiera ocurrido.
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#40
— Acepto el recargo.

¡Acepta el recargo!

Gritó el muchacho en dirección a la única puerta que conectaba el mostrador con la zona de trabajo, y en apenas unos segundos salió la anciana con aquel disfraz cutre. El chico solo le sonreía mientras Juro seguramente tuviese muchas dudas sobre lo que estaba pasando.

Pues con esto y un bizcocho...

Y tal como había aparecido se fue. Y se quedaron de nuevo ellos dos solos, con un dango tamaño humano mirandoles metaforicamente.

Cuando había acabado de arreglar la maquina ya estaba más que limpio, así que lo metí. Solo quedaba convencerte de que el secado rápido era lo mejor, y no ha sido díficil. Un placer servirle, Juro-san. Si alguna vez matas a alguien y se te llena de sangre la ropa ya sabes donde estamos. Tambien tenemos procedimientos para quitar sesos y mierdas de caballo, ni te imaginas la de ropa con mierda de animales que nos llega. La primera vez que no vengas de encargo te haré un buen descuento.

Sin moverse del sitio le despidió moviendo la mano de un lado a otro con una sonrisa de oreja a oreja, Juro tendría la sospecha de que les había hecho la ganancia de un mes con tanto recargo, y tal vez así era.
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#41
Al final, Juro aceptó todo lo que le dijeron. No llegó a pensar que quizá todo era labia y en realidad le estaban timando. Quizá en su inocencia, pensó que nadie tendría la maldad de timar a un genin de la aldea, puesto que en el futuro, podría ser él quien la protegiese. La bandana debería imponer respeto. Eso es lo que pensaba.

Pero después de oír toda la sarta de palabras que el chico le estaba diciendo...

— Gracias — dijo, con un tono más seco del que pretendía.

Cogió el disfraz y se marchó. Desde luego, no pensaba volver a ese sitio en lo que le quedaba de vida. Lo tenía en su lista negra, junto a cierto local de dangos en el que tendría que pasar el día.

« Esto va a ser un jodido infierno »

Afortunadamente, las escaleras estaban en frente. Se marchó de la planta y volvió a la anterior. Ahora solo quedaba orientarse para encontrar el local de dangos.

Como ya había hecho más de una vez, buscó a la persona más adulta, más responsable, menos ebria y desde luego, sin nadie que le contradijese, que sus ojos pudieron encontrar, en una zona apartada de las aglomeraciones. Y solo entonces, sabiendo ya que no sabría volver, le preguntó.

— Perdone, pero estoy un poco perdido. ¿Sabe en que parte se encuentra el local: "El Rey de los Dangos"?
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#42
— Perdone, pero estoy un poco perdido. ¿Sabe en que parte se encuentra el local: "El Rey de los Dangos"?

El mismo hombre con el mismo uniforme verde y la misma carreta con un par de cajas diferente se quedó mirando al muchacho incredulo con una ceja levantada.

Pero chico, ¿aún te pierdes en los centros comerciales? Si has estado allí hace un segundo.

Que igual hacia un par de horas de aquello, pero para el hombre parecía que el tiempo no pasaba. Puso cara de resignación y asintió levemente.

Tienes suerte que tengo que volver porque "la empresa se ha equivocado" con el pedido en el que claramente ponía dos cajas y ya. Aunque bueno, la que te va a caer a ti no va a ser para menos.

El hombre echó a andar sin esperar que Juro le siguiese ni mirarle mientras hablaba, si no fuera porque en las palabras se le mencionaba especificamente no hubiera podido saber si iban dirigidas a él o al aire.
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#43
Pero chico, ¿aún te pierdes en los centros comerciales? Si has estado allí hace un segundo.

Para su sorpresa, la persona a la que le había hablado no era nada más y nada menos que el mismo tío que antes. Se alegró durante unos segundos, aunque la cara que llevaba no era demasiado amigable. Tal y como había hecho antes, simplemente se puso a caminar sin asegurarse de que le seguía.

— Gracias. Tengo problemas con los sitios grandes — murmuró, aunque dudó que le fuese a importar lo más mínimo.

Juro se balanceó con el traje y trató de caminar correctamente sin que el dango le tapase la visión.

Tienes suerte que tengo que volver porque "la empresa se ha equivocado" con el pedido en el que claramente ponía dos cajas y ya. Aunque bueno, la que te va a caer a ti no va a ser para menos.

« Al menos la bronca no me va a caer a mi solo » — pensó.

Aunque eso no era para nada reconfortante. Si ese viejo era capaz de echarle en cara algo así a un pobre repartidor, no iba a poder apelar a él ni lo más mínimo. Estaba a punto de sufrir otra injusticia.
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#44
— Gracias. Tengo problemas con los sitios grandes

Pues siento ser yo el que te lo diga, pero el mundo es un lugar muy grande.

Tras los seguros pasos del repartidor no tardarían en volver a estar justo en el mismo sitio en el que hace unas horas se separaron y el mismo hombre les esperaba con la misma postura y la misma mirada.

Joder, ya era hora.

Esto empezaba a provocarle un fuerte deja vú a Juro.

Y esta vez es solo a ti. — estaba señalando al genin con su mini dedo indice. — Has tardado tanto que hasta hemos encontrado sustituto para que haga de Dangoman, dame eso anda y tira anda tira.— le quitó el disfraz de las manos y se puso a revisarlo mientras despotricaba — Estos shinobis se piensan que pueden hacer de todo pero en cuanto los sacas de matar gente ya no saben ni sumar dos y dos. Tú, tira adentro que tenemos que hablar de la factura del último pedido.

La sonrisa del repartidor que pensaba que se había librado se vino abajo más rápido de lo que cae un arbol recien talado. Pasó dentro detrás del dueño dejando a Juro ahí plantado como el arbol que aún no ha sido talado. Ni siquiera le dio oportunidad a contestarle y tampoco estaba claro que le hubiera hecho puñetero caso porque parecía poco dispuesto a aceptar opiniones que no fueran la suya.
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#45
Juro continuó avanzando seguido de aquel hombre, hasta dar por fin nuevamente con la tienda. Ahí les esperaba el hombre, cruzado de brazos. Juro se preparó para la bronca.

— ... Has tardado tanto que hasta hemos encontrado sustituto para que haga de Dangoman, dame eso anda y tira anda tira.

— ¿Disculpe? — murmuró Juro.

La noticia le había caído como un jarro de agua fría. ¿Un sustituto? ¿De que diablos estaba hablando? Su misión era la de ser Dangoman. El día no había terminado. Ni si quiera había podido hacer su función.

Debía de ser una broma. Una broma muy retorcida. Ese hombre había solicitado sus servicios.

Pero el tío siguió despotricando contra él, y después de eso, se metió dentro de la tienda, seguido por detrás del tendero, contra el que también parecía ir. Ahí le dejaba, solo, en frente de la tienda, sin tener ni idea de que lo diablos pasaba. Juro no supo que hacer en ese momento.

— Oiga... — dijo, practicamente al aire. No había nada ahí, le habían dejado solo.

« Esto no va a acabar así. No me pienso ir tan facilmente »

Con esa convicción, Juro se quedó ahí, plantado, esperando a que el dueño saliese otra vez. No sabía si le había dejado solo estrategicamente o simplemente se había olvidado de él. De cualquier manera, pensaba protestarle. Aunque no le escuchase. Quizá incluso pusiese una queja si esto terminaba así.
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