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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
Comencé a comer el segundo trozo de pizza mientras el cuervo hablaba. Cuanto más escuchaba hablar al cuervo, menos idea me parecía que tenía de lo que le había sucedido. ¿Cómo era posible que no pudiera recordar bien a alguien que le había robado algo tan preciado?

—¿Y bien, qué dice?

“No. Es más, ahora que recuerdo, tampoco tenía los ojos blancos. ¿Qué le pasa a los ojos de este tipo, está ciego? No, es imposible, porque puede ver, eso está claro. Mmh... De todas formas... Por favor... Por favor. ¡Ayudadme! Es muy importante para mí. Si no, mi querida Yuuna...”

Aunque en el lenguaje de los humanos, imite lo que decía el cuervo con pelos y señales, incluso la entonación. La verdad, no sé muy bien que me motivo a hacerlo, creo que algo dentro de mí me había picado. Como los molestos mosquitos durante la época de Ceniza.

Eso es, literalmente, lo que ha dicho.

Le di un trago a la bebida, cogí unos cuantos trozos de maíz de mi tercer y último trozo de pizza y los guarde en mi portaobjetos antes de comermela. El último por que la glotona de Kiara había devorado nada menos que cinco trozos de pizza en aquel pequeño espacio de tiempo y ahora, bebía agua del cuenco como si fuese toda una señorita.

Si quieres su ayuda, tal vez deberías disculparte primero, ¿No crees?— le dije al cuervo en su idioma, luego mire a daruu y le hable en humano. —Le he dicho que si quiere nuestra ayuda primero tendrá que disculparse contigo, luego, supongo que no tienes obligación de ayudarle, también le puedes pedir alguna recompensa a cambio, no se, tu decides, yo haré de traductor.
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#17
Daruu escuchó atentamente la traducción de las palabras del cuervo.

—Si se lo quieres decir, y para que tú pierdas también la curiosidad que sin duda tendrás... —Siempre la tenían—. Es una característica de mi clan. Hasta ahí puedo leer.

»Ya de paso... ¿Por qué no satisfaces mi propia curiosidad? ¿Cómo es que eres capaz de hablar con los cuervos? ¿Cómo es que tienes un cuervo que puede hablar con los humanos? Había oído hablar de animales que hablaban con humanos, de las familias esas a las que puedes invocar. Pero nunca imaginé que encontraría lo contrario, un humano que pudiese hablar cuervo.

Se lo pensó un momento.

—Bueno, a decir verdad, con los animales tampoco me he cruzado. Eres la primera. —Se había dirigido, obviamente, a la cuervo de Reiji.

Todos siguieron comiendo durante un momento, aunque el cuervo que acompañaba a Daruu estaba esperando una respuesta y picoteaba sin ganas su trozo de pizza. Entonces, Reiji ofreció al cuervo que se disculpase para que pudieran ayudarle, y sugirió a Daruu pedirle una recompensa.

El cuervo miró a Daruu, y Daruu miró al cuervo. El pájaro se acercó dando un par de brincos y golpeó su mano con el pico. Fue un golpe suave.

—Bwark. (Lo siento).

—Venga, no soy capaz de pedirle ninguna recompensa si me mira de esa manera. —Daruu resopló y cogió otro trozo de pizza—. Terminaremos de comer, y buscaremos a tu ladrón.
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#18
—Si se lo quieres decir, y para que tú pierdas también la curiosidad que sin duda tendrás... Es una característica de mi clan. Hasta ahí puedo leer.

La verdad es que no sentía tanta curiosidad como Daruu pensaba. Vale, tenía los ojos claros ¿Y qué? Yo era el único en mi familia que los tenia de color verde y no le daba tantas vueltas al asunto, al fin y al cabo, los genes son los genes. Umikiba Kaido, lo suyo sí que despertaba mi curiosidad, un humano que era mitad pez o tal vez un pez que era mitad humano. En mi cabeza aun le daba vueltas a las posibilidades.

»Ya de paso... ¿Por qué no satisfaces mi propia curiosidad? ¿Cómo es que eres capaz de hablar con los cuervos? ¿Cómo es que tienes un cuervo que puede hablar con los humanos? Había oído hablar de animales que hablaban con humanos, de las familias esas a las que puedes invocar. Pero nunca imaginé que encontraría lo contrario, un humano que pudiese hablar cuervo. Bueno, a decir verdad, con los animales tampoco me he cruzado. Eres la primera.

Y no solo la primera, sino que además, la más hermosa que veras. Mira estas plumas ¿Maravillosas verdad?

No le hagas mucho caso, a veces lo de ser presumida se le va de las manos

¡Oye! Que sigo aquí…

En fin, el cuervo no me pertenece, más bien somos como hermanos, cuando firmé el pacto con ellos me quedé a vivir en sus tierras. Aprendí sobre su cultura y otras cosas. Allí fue donde aprendí a comunicarme con ellos. No me resultó difícil aprenderlo, pero aun así lo considero un logro porque mi padre, que lleva más años que yo con los cuervos, no sabe hacerlo

Al final, el cuervo, se disculpó con Daruu. Entre toda nuestra charla, él había seguido esperando una respuesta por nuestra parte. No hizo falta ningún traductor. La carita del cuervo ya lo decía todo y ante esa mirada, el de ojos blancos no pudo pedirle nada a cambio de ayudarle. Lo haría solo por buena fe o tal vez, porque a pesar de todo, al final el cuervo le había caído bien.

Yo sin embargo, no trabajaría gratis.

Yo si voy a pedir algo a cambio de mi ayuda: Quiero que no vuelvas a atacar a nadie sin pruebas de que esa persona o animal te ha hecho algo de verdad, quiero que esta situación no vuelva a repetirse. Tienes que prometerlo

Se lo dije al cuervo en su propio idioma, de otro modo, no lo entendería.
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#19
Las cosas que no conoces suelen causarte o bien miedo o bien parecerte misteriosas e interesantes. La cuervo de Reiji tenía de cosas que desconocía, pero también de cosas que conocía. No sólo hablaba como un ser humano, sino se comportaba como uno también. Como uno orgulloso y algo egocéntrico. Además de cotilla.

Pero era graciosa, y Daruu se rió con su respuesta.

De Reiji aprendió que también era un muchacho misterioso e interesante, aunque un poco pedante, y hablaba con aquél rintintín de quien se cree mejor que los demás. Todo el mundo tiene defectos, pensó Daruu. Al menos, era un muchacho con predisposición a ayudar.

Le pidió al cuervo que había acosado a Daruu que no volviese a atacar a nadie sin pruebas, en idioma cuervo, por supuesto.

—Bwark-ba... —(Lo prometo...), dijo el animal, cabizbajo.

—Está bien, ahora concentrémonos en comer, ¡que está todo muy rico! Y luego buscaremos a tu ladrón.


· · ·


Daruu y Reiji caminaban bajo la incesante tormenta de la Villa Oculta de la Lluvia. Ahora estaban en una azotea, a petición del propio Daruu, cercana al lugar donde el cuervo había visto el robo.

—Aún así, no te aseguro que pueda encontrarlo aquí —advirtió a Reiji, a quien había confiado la humilde tarea de hacer de intérprete entre él y el cuervo, que se había adueñado de su hombro derecho—, ten en cuenta que desde que te robó esta mañana, pudo haberse ido a cualquier parte de la aldea.

—B-bwark, ¿ba-babawrk babarwk? Ba-bawrak baba-bawrk bwak babark bwa-bwrararawk, bobwark ba babwark brabrabawrka. —(Oye, ¿qué pretende? Desde aquí arriba ni siquiera nosotros podremos distinguir a nadie y mucho menos lo que lleva encima).
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#20
Nuestro primer destino, por decisión unilateral del ojiblanco, fue dirigirnos a la azotea de uno de los edificios cercanos al lugar donde se había cometido el presunto robo de las joyas. Pues si el cuervo apenas era capaz de recordar con exactitud al ladrón, tal vez la descripción que había dado de las joyas no era correcta. ¿Y si tan solo se trataba de un colgante de bolitas de plástico azules?

—Aún así, no te aseguro que pueda encontrarlo aquí. Ten en cuenta que desde que te robó esta mañana, pudo haberse ido a cualquier parte de la aldea.

—Oye, ¿qué pretende? Desde aquí arriba ni siquiera nosotros podremos distinguir a nadie y mucho menos lo que lleva encima.

No lo sé, soy un genio, no un adivino y ha dicho que no está seguro de que pueda encontrarlo en este lugar, tal vez el ladrón ya se haya ido lejos, lo cual sería lo más normal. —Hablé con el cuervo en su idioma, traduciéndole lo que decía Daruu y respondiendo humildemente a su pregunta.— Confia en él, al fin y al cabo de es un shinobi, debe de tener algún tipo de técnica de búsqueda o vigilancia.

Si dábamos con el ladrón, perfecto, solo había que ir a por él y aclarar la situación. Bien podía ser cualquier cosa conociendo al cuervo. Pero si no lo encontrábamos, bueno, entonces tendríamos que recurrir a mis capacidades. Yo también podía explorar Amegakure en un momento, y desde el cielo.

No te preocupes si no das con él. —Le dije a mi compañero humano, en su idioma. —Si no lo encuentras puedo registrar toda la aldea en un momento, tengo ojos en el cielo.

Mientras tanto, y tras decir eso, Kiara se revolvió un poco debajo del paraguas. Detestaba la lluvia, no le gustaba mojarse sus hermosas plumas. Pero había que reconocer que, si era necesario o urgente, no vacilaba en ensuciarse para realizar su tarea.

Mientras, observe a Daruu, quería ver que as se guardaba bajo la manga, pues ahora había despertado un poquito más mi curiosidad.
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#21
Daruu apoyó una rodilla en el suelo, así como el pie de la pierna contraria, y dejó caer el peso del cuerpo sobre el muslo flexionado, los brazos ligeramente cruzados. Cerró los ojos y se concentró.

—No te preocupes si no das con él. Si no lo encuentras puedo registrar toda la aldea en un momento, tengo ojos en el cielo.

Sonrió.

—Y yo todo el cielo en mis ojos. —Las venas del costado de los ojos de Daruu se hincharon como válvulas transportando chakra. Cuando abrió los párpados, allí donde no había pupila había ahora un tenue rastro, que registraba las calles entre los edificios con rapidez y atención.

No podía mantener mucho tiempo su técnica de aquella manera, de modo que debía darse prisa y localizar a... ¿qué estaba localizando? ¿A una persona de las decenas de miles que vivían en Amegakure? ¿A quién estaba intentando engañar? Jamás encontraría a...

...entonces, como en muchas ocasiones, la casualidad le otorgó un regalo: allí estaba. Definitivamente, el cabello se parecía al suyo, aunque no tenía coleta. Pero era mucho más corpulento, más alto. Caminaba al lado de una mujer, que llevaba...

...un collar de perlas azules al cuello.

Daruu desactivó el Byakugan y suspiró.

—Lo he encontrado. Pero le ha regalado el collar a su pareja. Y yo no voy a robar para devolverle lo robado a un cuervo. Lo siento.

—¡Bwa-bwraaaakk! —(¡Es injusto!)
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#22
—Y yo todo el cielo en mis ojos.

Levanté una ceja, sorprendido ¿A qué venia aquello? Lo que estábamos buscando no volaba, caminaba. Y pese a que había quedado muy épico en el momento, y si era verdad lo que decía, molaba un huevo, en el contexto de lo que estábamos haciendo no tenía mucho sentido.

Las venas se le hincharon alrededor de los ojos y estos se volvieron totalmente blancos. No sabía muy bien que estaba haciendo, parecía ser algún tipo de técnica de rastreo. Mi curiosidad por sus ojos volvió a aumentar. Tal vez no estaba al nivel del hombre pez, pero sí lo suficiente alta para querer estudiar sobre el tema.

—Lo he encontrado. Pero le ha regalado el collar a su pareja. Y yo no voy a robar para devolverle lo robado a un cuervo. Lo siento.

La pregunta importante era ¿Cómo? ¿Cómo lo había encontrado desde tan lejos? ¿A qué nivel llegaba aquella técnica de rastreo? Las dudas empezaron a asaltar mi mente y no escuche si quiera lo que decía el cuervo. Tendría que averiguarlo. En otro momento más idóneo, o tal vez otro día, pero tenía que saber que había hecho. Curiosidad científica.

Ni tu y yo —Hice una pequeña pausa dramática, ya que pensaba ayudar, al menos para llevarme la satisfacción de molestar un poquito a alguien, aunque fuera un pájaro. —Pero conozco a alguien que si lo hará, si me haces el favor de sujetarme el paraguas.

Le tendí el paraguas a Daruu. Kiara se aferró a la varilla metálica del mismo. Su manía por no mojarse sus “preciosas” plumas no conocía límites. A veces me preguntaba por qué había aceptado trabajar con alguien de amegakure, el lugar en el que jamás dejaba de llover. Tal vez en su momento no tenía ni idea de donde se había metido.

Oye ¿Cómo es ella? Tú chicha, ¿Es guapa? Es obvio que no es tan hermosa como yo, claro, pero siento curiosidad.

Kiara aprovechó el momento para interrogar al cuervo. Uno de esos interrogatorios que acaban resultando bochornosos, esos que suelen hacerte tus padres para ver si tienes pareja o, para saber cómo es tu pareja. Esos interrogatorios en los que acabas más rojo que un tomate. Ella era ese tipo de “persona”.

Yo parte mi parte, preferí ignorar aquella conversación y centrarme en mi nuevo cometido, que ya no se limitaba a traducir al cuervo. Cuando tuviera ambas manos vacías, si es que Daruu me cogía el paraguas, realizaría una serie de sellos, tras la cual me mordería el pulgar y plantaría la mano en el suelo mojado de la terraza.

¡Kuchiyose no Jutsu!

Y tras una cortinilla de humo, aparecería otro cuervo negro como la noche.

¡Pero bueno! Ella estar a punto de confesar a su marido que él bebe no ser de él, sino del sensei

Algo dentro de mi sabía que iba a pasar justo eso.
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#23
Pero Daruu apartó el paraguas educadamente con la mano.

—¡No! —protestó. Al final, lo dejó caer al suelo. El cuervo de Reiji no tuvo más remedio que refugiarse al lado de él.

Pese a que Kiara era una cotilla profesional, el cuervo que estaba con Daruu tenía otras preocupaciones. Había bajado al suelo, y ahora, taciturno, observaba las calles de la aldea, en silencio.

Reiji hizo una serie de sellos e invocó a otro de sus cuervos. Otro que, a pesar de expresarse mucho peor que la propia Kiara, era igual de cotilla que ella.

Daruu se acercó a Reiji rápidamente.

—No me has entendido —cortó, tajante—. He dicho que no voy a robar para devolverle lo robado a otra persona... o animal. —Dio un paso más hacia adelante, quedando a apenas unos centímetros de Reiji—. Y tampoco creo que sea apropiado que lo haga alguien más. El que tiene ahora el collar es igual que nuestro amigo emplumado, quiere lo mismo que él. Se tendrá que buscar otro objeto brillante para su pareja.
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#24
—¡No!

Daruu aparto el paraguas y este cayó al suelo. ¿Pero qué maldito daño le hacía sujetarlo un momento? ¿Estaba loco? Ese paraguas era una edición limitada. LIMITADA. Eso sí, supe mantener la calma. No podía ponerme a berrear por un paraguas delante de otros. Por mucho que me doliera que se cayera al suelo. Al menos no le había pasado nada, y Kiara, a la cual había olvidado por el paraguas, parecía seguir refugiándose bajo él.

Yo hice lo mío. Llame a Yoru, y entonces Daruu se acercó a mí.

—No me has entendido.He dicho que no voy a robar para devolverle lo robado a otra persona... o animal.

Entonces Daruu se acercó todavía más. Quedo a apenas unos centímetros de mí. No le aparte la mirada. Tampoco cambie mi expresión. Solo le mire fijamente.

—Y tampoco creo que sea apropiado que lo haga alguien más. El que tiene ahora el collar es igual que nuestro amigo emplumado, quiere lo mismo que él. Se tendrá que buscar otro objeto brillante para su pareja.

Creo que tienes un concepto anticuado y vandálico de la palabra robrar, eso o eres incapaz de ver más allá —Eso tal vez fue demasiado atrevido, pero mi tono de voz era neutral y calmado. —¿Crees que he llamado a un adicto a las telenovelas por su capacidad para cogerle algo a alguien?

¡Oye! Yo estar aquí delante, yo pasar horas en el sofá, pero ser ágil y fuerte

Creo que no deberías meterte en la conversación, Yoru, además, mira que cerca están, es mejor que la telenovela, igual en un arrebato de pasión…

No tengo intención de ir y quitarle el collar, tampoco de que mis cuervos vayan y se lo quiten. —Dije ignorando la conversación entre mis cuervos. —Solo tenemos que hacer que a ella deje de gustarle el colgante y lo tire. Para saber que puede hacer que una mujer haga eso con el regalo de su hombre, no hay nadie mejor en todo Oonido que un cuervo adicto a las telenovelas. No le estamos robando, técnicamente, ella se deshará de él
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#25
«¿Anticuado, vandálico, incapaz de ver más allá?». A Daruu, incrédulo, tan sólo le faltaba un poco más para golpear a aquél muchacho en la cara.

—No tengo intención de ir y quitarle el collar, tampoco de que mis cuervos vayan y se lo quiten. Solo tenemos que hacer que a ella deje de gustarle el colgante y lo tire. Para saber que puede hacer que una mujer haga eso con el regalo de su hombre, no hay nadie mejor en todo Oonido que un cuervo adicto a las telenovelas. No le estamos robando, técnicamente, ella se deshará de él.

Daruu apretó los puños. Le sostuvo la mirada unos segundos más y se dio la vuelta. Caminó hasta el borde de la torre.

—No pienso tomar partido en una estupidez de ese calibre —advirtió—. Sería exactamente lo mismo, lo mires por donde lo mires. Probablemente el chico encontró el collar donde lo dejó el cuervo, y se lo haya regalado a su pareja de buena fe. ¿O acaso te lo quitó de las manos, cuervo?

—Bwark... Ba-bwark bwark babawrk. —(Bueno... Cuando volví ya no estaba allí).

—Y eso teniendo en cuenta que ese collar sea exactamente el tuyo y no otro igual. No. Lo siento, todo esto es una locura. Yo no soy ese tipo, así que ya no tienes por qué acosarme. Mi presencia aquí ya no es necesaria. Si todavía lo quieres, cuervo, que te ayude este tipo. Pero yo no tomaré partido.

»En fin, Karasukage-san. Gracias por mediar. Piensa bien en lo que estás haciendo.

—Bwark b-bwark... —(Tiene razón...)

Daruu saltó a la torre adyacente más cercana y fue descendiendo de tubería en tubería. Si nada lo impedía, se alejaría de allí.

—Bwark. B-bwark babawrk bwark. Bkwark bwark babawrk bwak. —(Gracias, hombre-cuervo. Pero creo que buscaré otra ofrenda).

El animal lo miró con el rostro torcido y picoteó un par de veces el suelo.

—Bwark bwa ba bwark. —(Y gracias por la pizza).

Dio un par de saltos y se apoyó en el borde del rascacielos, dirigiéndole una última mirada.

—¿Ba-wa bwark? —(¿Es un adiós?).
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#26
Tal vez, lo que más me molestaba era admitir que tenía razón. No solo no sabíamos si ese era el colgante del cuervo o no, ni siquiera sabíamos si ese era de verdad el hombre que le había robado al cuervo. El animal había dado unas descripciones muy vagas tanto del objeto como de la persona que le había robado. Y aunque la vista de Daruu parecía ser muy buena, podía haberse equivocado de persona y de colgante.

Daruu se marchó. No le dije nada, no le conteste. No es que sobraran las palabras, es que no sabía cómo decirlas. Recogí mi paraguas, revise que no tenía ningún rasguño y aunque ya estaba todo mojado, me cubrí de nuevo con mi paraguas y observé la ciudad desde las alturas.

No hace falta que me des las gracias pequeño, y espero que encuentres algo guay para tu chica.

Y si te rechaza, es que no te merece, después de todo tu esfuerzo.

Al final me has llamado para nada, me has cortado el capítulo en el momento más importante para absolutamente nada. Esta me la pagas.

No cojas ejemplo de este, entonces sí que no conseguirás a ninguna chica.

No es un adiós, es un hasta luego. — Le dije al pequeño cuervo ignorando a los otros dos. —Siempre que necesites un traductor, o que necesites algo, puedes buscarme.

Y con eso, me marché a casa. Un día mas que no había podido seguir el horario que me había propuesto. Y encima con Yoru cabreado.
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