Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
2/10/2019, 03:50 (Última modificación: 2/10/2019, 04:04 por Sagiso Ranko. Editado 1 vez en total.)
Tomo esta trama con mi espacio para nuevos. Además, al tener ya activa una misión con Kazuma y Daigo, no cobraré la presente.
—¿Madre?
—Oh, Ranko. Buen día.
La mujer fumó de su típica pipa kiseru casi sin voltear a ver a su hija. Ranko respiró profundamente, reuniendo el valor.
—¿Entonces es un hecho? ¿Me abandonarás e irás con Sora?
—¡Madre! ¡No diga eso! Yo no la abandonaré, para nada. Sora-san es… ¡Creo que puedo mejorar como kunoichi si me abro a otros caminos! ¡Si entreno de manera diferente!
La chica alzó la voz levemente. Se hizo escuchar, pero sin insolencia alguna. Komachi, su madre, la miró a los ojos.
—Siempre he dicho… he presumido lo fuerte que eres, Ranko. Y siempre he intentado que te superes. No quiero restarle importancia, es sólo que… es raro.
Ambas guardaron silencio por un minuto entero. Komachi suspiró. Con la pipa entre los labios, extendió un pergamino con su único brazo.
—Te diré algo. Una última misión bajo mi tutela. Prueba que puedes seguir adelante y no me opondré en lo más mínimo. Hasta le invitaré un trago a Sora. Por cierto, habrá alguien más contigo, y debes manejarlo sola.
—¡P-pero madre…! —Ranko se encogió de hombros, aunque parecía más que intentaba esconder su cabeza entre ellos cual tortuga.
—Si no puedes, no sé cómo piensas seguir órdenes de alguien que no te vio crecer.
La mirada en los ojos de la jōnin era fría, triste y estricta. Lo decía en serio, y Ranko podía percibirlo. No sabía que su madre se pondría así al contarle de la sugerencia de Sora, la maestra de Yota, de unirse a su equipo. Algo le había dicho desde antes que Komachi sentía preferencia para con ella, pero no sabía que se sentía tan apegada. Ranko pensó, sin embargo, que era parte de las pruebas de su madre. Asintió y tomó el pergamino.
—No. L-lo haré. Demostraré lo fuerte que soy.
Komachi la miró, satisfecha.
—Eso espero, Ran-chan.
El invierno apenas comenzaba, y alguna que otra brisa fría hacía revolotear ya las hojas de Kusagakure. Ranko estaba de pie en el umbral que llevaba fuera de la Aldea, con su mochila a cuestas y su equipo ninja listo. Vestía una blusa gris de mangas cortas con detalles florales blancos, un obi negro y ancho, y sus típicos pantalones marrones de artes marciales. Respiraba profundamente, preparándose para lo que venía. Buscó en su obi, junto al pergamino de la misión, y sacó un papelito doblado. Lo leyó una vez más.
Trabajarás con el genin Essent Kazui. Espéralo en la entrada de Kusagakure, y sigan las indicaciones. El lugar está a un día de camino, por lo que partir lo más temprano posible sería lo ideal. Lleva los suministros que consideres. Actuaré como responsable legal de esta misión, pero te la encomiendo a ti.
—Con cariño, mamá.
La chica de la trenza suspiró, miró el mapa que acompañaba a la nota, dobló el papel y lo metió de nuevo dentro de su cinto. No sabía quién era ese chico, ni cómo lucía, lo que ponía más nerviosa a la kunoichi. ¿Cómo la encontraría? Confiaba en que su madre le hubiese dado indicaciones al chico Essent.
Ranko se volteó hacia la Aldea y miró como si nada entre la gente que iba de un lado a otro. Algunos salían o entraban, previo pase con el puesto de vigilancia, claro; otros pasaban de largo. La mayoría acompañados. Se preguntó por un momento si hubiese sido oportuno pedirle a Kazuma, Daigo o Yota que los acompañaran. Era tan extraño estar a solas con un compañero desconocido.
”No tengo nada que temer. Es un ninja Kusajin. Somos hermanos, compatriotas. No tengo nada que temer.” Ranko se repetiría esa frase varias veces.
Sin que ella lo supiera, su madre le había enviado una nota a Kazui el día anterior:
Estimado Essent Kazui-san:
Se le informa que fue asignado para el cumplimiento de una misión de rango D, ubicada al oeste de los Arrozales del Silencio. Se le pide que se reúna en la Entrada Principal de Kusagakure no Sato mañana, primer Kazeyōbi de Viento Gris, con la genin Sagisō Ranko, quien será su compañera para esta misión. Se trata de una kunoichi alta, de piel morena, peinada con una larga trenza. El pergamino de la misión se encuentra en su posesión.
Será un viaje de poco menos de un día a pie, de estancia indeterminada. Favor de traer los suministros que considere necesarios.
Kusagakure confía en sus shinobi para el cumplimiento de su deber, sea pequeño o sea grande. ¡Ánimos!
Se le informa que fue asignado para el cumplimiento de una misión de rango D, ubicada al oeste de los Arrozales del Silencio. Se le pide que se reúna en la Entrada Principal de Kusagakure no Sato mañana, primer Kazeyōbi de Viento Gris, con la genin Sagisō Ranko, quien será su compañera para esta misión. Se trata de una kunoichi alta, de piel morena, peinada con una larga trenza. El pergamino de la misión se encuentra en su posesión.
Será un viaje de poco menos de un día a pie, de estancia indeterminada. Favor de traer los suministros que considere necesarios.
Kusagakure confía en sus shinobi para el cumplimiento de su deber, sea pequeño o sea grande. ¡Ánimos!
Sagisō Komachi
Jōnin encargada de la misión
El muchacho preparaba su pequeña mochila con suministros. Era la tercera vez que lo repasaba pero ante la posibilidad de olvidar algo, lo hizo una vez más.
«Llevo algo de comida, agua suficiente. Ropa, una muda. Una pequeña manta por si acaso hacemos noche al raso… ¿qué tipo de misión será?»
Con delicadeza guardaba todas las pertenencias que iba a llevar. Estaba bastante emocionado. Tras su última misión se sentía más motivado que nunca, y quizá conociera a otros genin. Ya le costaba suficiente hacer amigos como para desaprovechar estas oportunidades.
Con un suspiro, echó su petate al hombro y bajo las escaleras de casa. Se detuvo un segundo en la puerta de la cocina. Ukita estaba en probando el guiso, que hervia lento y con un rítmico chup chup.
— Mama, tengo una misión. No vendré hoy. He dejado tendida la colada con manteles. ¡Ten un buen día!—
Ukita se sobresaltó y se quemó al sorber el caldo. Con la mano en la boca y la otra mano haciendo señas, lo que Kazui interpretó como señas de despedida, y «¿amor?¿dolor de barriga? En fin….»
—No he entendido nada. ¿Yo también te quiero?—
Salió de casa, y se detuvo en la puerta para echar un último vistazo a su pergamino « Ranko. Alta, morena y con trenza. Lo tengo»
Partió corriendo hacia el punto de encuentro. Feliz de tener una misión hoy.
—Hola. Ho-hola, Essento-san. —hablaba consigo en voz muy baja, practicando cómo encontrarse con su futuro compañero de misión.
Había caminado hasta un lado de la entrada, sin pasar de los límites de la Aldea, pues no quería estorbar el paso a nadie. Se balanceaba suavemente hacia adelante y jugaba con sus pulgares, un tanto inquieta.
—No. ¡Buenos días, Essento-san! Yo… ahm… No. ¿Essento-san? ¡S-sí, yo soy Ranko! Ahm… ¿Sagisō? Y seré…
La voz de Ranko descendía a niveles inaudibles cada que alguien pasaba cerca de ella. La chica apartaba la mirada en cuanto sospechaba que podría tratarse del joven Kazui, pues seguía muy nerviosa. ¡Al menos su madre debió dejarle alguna descripción física! ¡Estaría todo el día allí si el chico no lograba encontrarle!
"Tal vez debería de ponerme a buscarlo yo. '¿Disculpe, es usted Essento Kazui-san?' ¡Ay no! ¿Qué tal que interrumpo a alguien en algo importante! ¡Qué inoportuna sería yo!"
La chica soltó un suspiro y negó con la cabeza. Luego se obligó a alzar la mirada y seguir atenta. ¿Sería ese pequeñito de cabello moreno y aspecto rudo? ¿O el de cabellos castaños que se acercaba corriendo? ¿O el anciano que llevaba una carreta tirada por un burro?
Había salido de casa con la moral alta y muy contento. No siempre se recibe una misión de un jounin, en vez de tener que ir a buscarla. Tampoco siempre tienes la oportunidad de trabajar con otros genin. Para alguien con poco don de gentes como Kazui, aquella misión era una buena oportunidad para conocer gente y dar la talla. Se había prometido a sí mismo avanzar y aprender, cueste lo que cueste.
Las mañanas son un momento ajetreado. Mucha gente de aquí para allá. De no ser por la descripción que Sagiso Komachi le había mandado, sería imposible saber con quién debía trabajar. Bueno, un tipo espabilado como él, encontraría a la persona que encajara en la descripción.
No tardó mucho en llegar al punto de encuentro que marcaba el pergamino. ¿Había corrido para llegar? Claro que sí. Estaba emocionado. A lo lejos divisó algunas personas que rondaban cerca de la puerta. Una llamó su atención por su piel morena. «Debe ser ella. Encaja con la descripción. Me estará esperando. Voy deprisa»
El genin avanzó todo lo rápido que le permitieron sus piernas. Su capa de viaje color claro ondeaba al correr. Recorrió los metros que los separaban, para situarse cerca y…. una vez estuvo a apenas 2 metros se detuvo. Este sería el momento perfecto para hablar. Presentarse y disculparse si ella había esperado, pero en su lugar, se quedó mirándola fijamente y en silencio.
Una muchacha más alta que él, de tez morena y con el pelo recogido en una trenza. Era ella, seguro. Casi seguro.
«Lo normal sería presentarse… ¿Qué le digo? ¿Hola y ya está? Le enseño la nota mejor, ¿no? Pero entonces tendré que acercarme más…» Mientras mantenía este dialogo interno pasaron, ¿4? Quizá 5 segundos en los que el muchacho miraba fijamente a la kunoichi de piel oscura y pelo trenzado.
—Hola dijo en un alarde de genialidad dialéctica Yo soy Kazui mostró la nota. Obviamente ella estaba informada y esperando.
— Me han escrito para venir a buscarte
No sabía que más decir. Si hubiera tenido más labia…
Tal parecía que era el segundo, el chico que se acercaba corriendo, pues se detuvo a un par de metros de Ranko y la observó por un momento. La chica le devolvió la mirada, quieta, y cada segundo de silencio la ponía más y más nerviosa.
Antes de que Ranko llegase a desesperarse, el joven rompió el silencio con su presentación. La de la trenza respiró profundamente, en parte aliviada de que Kazui no tardase mucho, en parte inquieta por compartir misión con alguien desconocido. La kunoichi le dedicó una reverencia.
—Y-yo… ehm...Mucho… mucho gusto. Mi nombre e-es Sagisō Ranko —se presentó, a pesar de que su nombre ya estaba en la nota del ninja. Se irguió de nuevo, con el rostro tomando un creciente tono colorado —. E-encantada, Essento Kazui-san. S-sí, yo…. Ambos fuimos a-asignados a esta… esta misión. E-en cuanto esté… Esté… ahm… listo. Podemos partir.
La chica sacó el pergamino de misión de su cinto y se lo tendió a Kazui.
(D) La guardia del alba
Solicitante: Saimon Misotarō Lugar: Oeste de los Arrozales del Silencio. Desde hace poco tiempo, una parvada de aves ha estado atacando nuestras cosechas. El campo de mi familia no es muy grande, pero estos cuervos son unos muy insistentes, y los espantapájaros normales están perdiendo efecto. Tememos que se decidan a ignorarlos por completo y comiencen a masacrar a nuestros pobres plantíos. Solicitamos a dos o tres ninjas que puedan ayudarnos a deshacernos de estas aves infernales de una vez por todas.
El joven genin se dio cuenta de que la compañera que tenía delante también tenía problemas para hacerse notar. Aunque los suyos parecían tener más que ver con la vergüenza quizá.
Aún así, la joven se presentó de manera muy educada, y tras eso se sonrojo levemente. Hizo que el genin pensara que debía mejorar sus modales.« Esta ninja debe tener algún talento oculto, pero no es el don de gentes. Eso está claro. En momentos así agradezco que ya este todo acordado. No veo como ninguno de nosotros seríamos capaces de negociar un precio…»
Ranko, tendió el pergamino amablemente, para que Kazui lo ojeara. Por lo que había aprendido, las misiones ninja suelen estar recogidas en pergaminos, con detalles útiles y datos sobre quién contrata el servicio. Esta era la primera vez que el recién llegado tenía un pergamino de misión en sus manos.
—Si. La nota decía que viniera preparado – respondió mientras asentía a su compañera. No tardó mucho en leerlo. Parecía que debían encargarse de unos pájaros algo rebeldes, y lo bastante listos para no dejarse engañar por un espantapájaros. La misión parecía algo sencillo. Trabajo fácil y buena paga, ¿qué más se puede pedir? Lo normal para un genin inexperto como él.
Ella por otro lado… algo le decía al muchacho que la genin que tenía frente a él ya tenía algunas misiones a la espalda. En ese caso, le vendría bien su experiencia. Quizá si tomaba suficiente confianza podría preguntarle por sus capacidades. Con un simple vistazo se veía por su tamaño que con seguridad era más fuerte que él. « Suficiente. Vamos a ello. ¿Cómo se lo digo?....»
Enrolló el pergamino de nuevo y se lo tendió a Ranko.
—Así que ¿tenemos que ir a buscar a esta familia, verdad?- preguntó — perdona, es mi primera misión y no sé por dónde empezar.
”¡Es su primera misión! Oh, recuerdo lo emocionada que yo estaba… Aunque el tener que trabajar con otros me puso mil veces más nerviosa. Fue una muy buena experiencia. Si Essento-san está comenzando, entonces… ¡Entonces soy su senpai! ¡Qué emoción! ¡Y qué presión! ¿Qué tal que no soy lo suficientemente ejemplar para él?”
Ranko tragó saliva, pero asintió, alegre de que el chico hubiese ido listo, tanto en cuestión de equipaje como de actitud.
—¡A-así es! Pon… ahm… Pongámonos en camino, e-entonces. Tenemos que ir… ahm… Ir hacia el sur, y virar al e-este al pasar la… ahm… la bahía.
La chica ya había visitado los arrozales alguna vez, así que confiaba en que no se perdería. Esperaría unos segundos, hasta darse cuenta de que era ella quien debía liderar el paso.
”Oh, cielos. CIELOS. ¿Y si lo llevo por el camino equivocado? ¿Y si terminamos en el fondo de un barranco por mi culpa?”
Comenzó con un par de pasos tímidos, pero luego tomó un andar normal para ella. Cruzaron el puente que pasaba por la enorme zanja que rodeaba Kusagakure y tomaron rumbo al Bosque de Hongos. Se concentró por un rato, intentando pensar qué decir. Ya había pasado situaciones así, y sentía que, aunque seguía siendo difícil, le estaba agarrando el truco a las pláticas pequeñas y triviales. O eso creía. Pensó por un momento en su familia, y en el tipo de preguntas que podrían hacerle a alguien.
”¡Sí! ¡Padre preguntaría por su familia, madre por su entrenamiento y Kuumi por…! Ahm… ¿Su entrenamiento también?” Ranko decidió irse por el lado de su padre.
—E-Essento-san, ¿no? —comenzó con voz queda, ralentizando su paso para no dejar atrás al chico —. N-n-no es… No es un a-apellido que haya escuchado. Escuchado antes, digo. Creo.
”¡Bien! Creo. Tal vez padre podría haberlo hecho mejor…”
Kazui asintió, y sonrió. Puso sus manos en los bolsillos y comenzó a caminar tras su compañera.
Las pocas veces que había abandonado la aldea habían comenzado siempre igual. Una sensación incómoda en la barriga, como un montón de mariposas en el estómago. Un cosquilleo en la nuca, como quién olvida algo importante.
Ranko parecía indecisa al principio, pero poco a poco estaba avanzando con seguridad. « Estaría recordando el camino supongo» se decía a sí mismo« Quizá podamos charlar un poco mientras. »
Una vez encaminados hacia el bosque, la genin comenzó la conversación.
—E-Essento-san, ¿no?. N-n-no es… No es un a-apellido que haya escuchado. Escuchado antes, digo. Creo.
El joven estaba algo distraído observando los alrededores. Su capacidad de observación era buena, o al menos eso pensaba, y le gustaba fijarse en detalles a su alrededor. Sinceramente, estar tan cerca de la vegetación le hacía sentir que aún no había abandonado la aldea.
—¿Mmm? ¡Oh!… Esto … sí. Por favor, llamame Kazui. No estoy acostumbrado a que me llamen Essent. respondió el muchacho.
Camino algunos pasos más, mientras se ponía las manos entrelazadas en la nuca y miraba hacia arriba. Los bosques siempre parecen sitios mágicos.
Miró de nuevo a su compañera y contestó a su pregunta.
—No me crie por aquí. Pero la familia de mi madre sí. Cerca, según tengo entendido.— respondió Mi madre y yo hemos abierto una pequeña taberna con algunas habitaciones. contó con los dedos hasta 5. Cinco modestas habitaciones.
— Mis padres siempre fueron posaderos ¿sabes? Pero es normal que no te suene mucho el apellido« Debería preguntarle como tengo que dirigirme a ella yo también, está siendo amable, ¿no?»
—Si algún día quieres, puedes pasarte para verla. Tenemos una comida deliciosa
— Esto… ¿puedo llamarte Ranko? ¿o prefieres que te llame por tu apellido?
El chico se notaba muy amigable y algo tímido. Le contó que no era del lugar, pero que su familia tenía una taberna pequeña. ¡Hasta la invitó a ir a comer a ella! Tal vez fuese algo atrevido de decirle a un chica la primera vez que se veían, pero no importó mucho. ¡Una invitación a una cena familiar era algo muy formal!
—Un gusto e-entonces, Kazui-san —La chica asintió, sonriente —. Oh, no se preocupe, Ranko e-está bien.
"¡Bien hecho, Ranko!" se felicitó mentalmente, e imaginó aplausos a su alrededor y confeti cayendo de los árboles. Y tal vez alguien diciendo "Has desbloqueado el logro Interactúa con alguien por primera vez sin decir nada raro". La chica se sintió muy satisfecha de su mejora, pues en otras ocasiones había soltado sinsentidos, o había hecho algo torpe al conocer a alguien.
—M-muchas gracias po-por la invitación, yo… Claro q-que podría ir. Algún día. Creo. Yo… Conozco al… alguien similar en la Aldea. Digo, alguien que vi-viene de u-un lugar diferente, de fuera. Su apellido es Hanamura. E-es un buen amigo, por si… si alguna vez te topas con él.
El camino iba hacia el sur, de manera similar a su primera misión, cosa que hizo sonreír a la de la trenza. Aunque pronto una senda secundaria salió del camino, con dirección al suroeste y a las profundidades del Bosque de Hongos. Ranko recordó a sus dos compañeros (y al perro de uno de ellos) yendo por allí.
No obstante, esta vez tenían que seguir hacia el sur, así que su rumbo no cambió. Sólo había que seguir la costa, hasta los Arrozales. Los árboles hacían una alta pero hermosa cerca hacia el este, protegiéndolos ligeramente del sol de la mañana, mientras que las largas y agonizantes sombras iban desapareciendo al oeste. Una idea surcó la mente de Ranko, quien la tomó, pues podía ser buena práctica de conversación.
—S-si… Disculpe, si los padres de Kazui-san siempre fu-fueron taberneros… ¿Es acaso Kazui-san el… el primer ninja de su familia?
"Si ése es el caso, no estaría compartiendo una misión solamente con un ninja primerizo, ¡Sino con una familia primeriza! ¡Qué interesante!"
—M-muchas gracias po-por la invitación, yo… Claro q-que podría ir. Algún día. Creo. Yo… Conozco al… alguien similar en la Aldea. Digo, alguien que vi-viene de u-un lugar diferente, de fuera. Su apellido es Hanamura. E-es un buen amigo, por si… si alguna vez te topas con él
—Hanamura… repitió el muchacho « Hanamura… ¿por qué me suena tanto? » Entendido. Gracias, eres muy amable. A mí me cuesta un poco hacer amigos.
—S-si… Disculpe, si los padres de Kazui-san siempre fu-fueron taberneros… ¿Es acaso Kazui-san el… el primer ninja de su familia?
—Creo que si… Es decir, al menos que conozcamos. Mi padre falleció hace algún tiempo, pero mi madre dice que no recuerda a nadie de su familia que fuera shinobi.
—Quizá si sea el primero Dijo con una gran sonrisa.
Dejó que Ranko asimilara la información. A veces la gente quería saber más, otras tan solo le daban el pésame. Igualmente, Kazui se estaba acostumbrando a hablar de su padre, mintiendo mucho menos.
El camino transcurría tranquilo. Era un camino transitado, pero no había mucha gente hoy. El sol calentaba sin molestar en exceso, y las sombras que dibujaban los árboles hacían el paseo más llevadero. Debía de quedar camino aun por recorrer. Ranko estaba siendo prudente al no querer realizarlo a la carrera. Kazui tenía un aguante decente, pero no creía que fuera superior al de otros genin. Y desde luego era más lento.
— Oye Ranko, ya que hemos hablado de la familia. Sagiso Komachi es familia tuya ¿no? pregunto el genin con interés ¿Te acompaña a misiones alguna vez? ¿Entrenais?
Ranko sintió algo cálido dentro de sí. Se dio cuenta de que hacía un tiempo había comenzado a hacerse un tanto más emocional que antes. Abrirse a nuevas personas conllevaba un intercambio de ánimos a veces impredecible. La chica se sintió identificada con Kazui, y pensó que poco a poco había logrado superar una parte de su problema de vergüenza.
Y un momento después sintió que lo había arruinado.
—Oh… ¡Oh, l-l-lo sien… lo siento! No q-quise… —soltó, alterándose ligeramente, mientras se llevaba una mano a la boca. Había escuchado que sacar a la plática a familiares muertos era de muy mal gusto. A pesar de ello, a Kazui no pareció importarle demasiado el decirlo, incluso sonrió cuando dijo que tal vez sí era el primer ninja Essent.
El chico dirigió la conversación de nuevo hacia la de la trenza, y le preguntó sobre su madre. Ranko se llevó una mano al mentón. Se le hizo curioso que le preguntara al respecto.
—Ahm… s-sí, es mi madre, y mi… mi maestra también. Me enseñó todo lo que sé sobre… sobre combate, sobre ser shinobi. Y n-no… Pues no he ido a misiones con ella, p-pero ella sí me ha… ahm… asignado un par d-de misiones antes.
"Aunque pronto tendré una nueva maestra…" añadió mentalmente, pero decidió no abrir la boca ante tal idea. No era necesario comentar sobre su cambio de equipo.
Miró hacia el este. El sol se alzaba lentamente sobre el mar, muy a lo lejos, comiéndose el tiempo que tenían de luz. Algo surcó la cabeza de Ranko.
—La… El pergamino indica que se está a un día de viaje. Me… me pregunto si madre consideró su paso o el mío… ¿Crees q-que de-deberíamos avanzar un poco más… ahm… rápido?
No era muy buena calculando distancias y eso, así que no estaba segura de si llegarían a tiempo a su objetivo, o si les tomaría más de un día. Aunque ella tenía un poco más de experiencia en misiones, consideró que ambos tenían el mismo rango, así que no había necesidad de ordenarle nada. Si cambiaban el paso, sería por consenso. Consenso de dos personas. Sí.