Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
13/06/2020, 00:36 (Última modificación: 14/06/2020, 19:08 por Uzumaki Eri. Editado 1 vez en total.)
Es extraño. ¿No creen? Toshio ni siquiera podía contar la cantidad de veces que había pasado por aquel edificio, y aún así casi le parecía la primera. Era como si a sus diecinueve años fuera un genin recién salido de la academia, aunque realmente en ese entonces no había mucho que lo separase de uno.
Pero eso no era lo que hacía que estuviese nervioso realmente, sino saber que de entrar allí volvería a tomar el mismo camino en el que casi pierde la vida en primer lugar.
«Debo hacerlo si quiero ayudar a Yuki» se dijo ¿Hace cuánto que no la veía?
Luego de pensárselo dos veces, el Kurogane abrió la puerta del edificio y pasó. Si quería hacer algo, tenía que volver a ser lo que fue, pero para hacerlo antes tenía que volver a comenzar desde abajo.
Aquí Eri tomando esta misión de rango D con Toshio con hueco de narrador. Postearé con mi cuenta para ser más sencillo.
Con todo el revuelo tras la convocatoria de la segunda edición del Torneo de los Dojos, Kusagakure se había quedado casi vacía. Los luchadores prácticamente vivían fuera, y sus familiares viajaban cada dos por tres para ser espectadores de los enfrentamientos y animar a su villa. Además; la tensión entre Kusagakure junto con las dos aldeas no ayudaba tampoco, haciendo desconfiar a más de un shinobi o kunoichi, por ello, la falta de personal era tema de conversación esos días.
En la recepción, un chico joven de cabello cobrizo revisaba unos papeles, pero en sus ojos se podía leer el temor. A simple vista, parecía un encargado, pero él no lo era, no: solo estaría allí ese día y no quería que nada saliese mal.
Los farolillos que adornaban la recepción hacían que brillasen sus ojos castaños, y el sonido de una fuente de bambú adornando el escritorio era lo único que resonaba en la estancia, hasta que un muchacho de diecinueve años apareció por la puerta, haciendo que el encargado levantase sus ojos asustados y lo encarase.
—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle? —preguntó en el mayor tono cortés que pudo poner.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Cuando entró al edificio, Toshio se sorprendió al no ver a ninguno de los encargados que conocía. En su lugar se encontró con un chico que parecía estar en su primer día de trabajo.
«Ya somos dos, amigo».
Eso tranquilizó un poco al joven, que al menos ahora sabía que no era el único que estaba nervioso allí.
—¡Hola! Soy Kurogane Toshio, genin —le dijo con aparente confianza, aunque realmente odiaba recordar que seguía siendo un genin—. ¿Tienes alguna misión para mí?
El encargado hizo una leve inclinación de cabeza, haciendo que la bandana que tenía anudada en la frente se cayese ligeramente hacia delante. Se sentó y se acercó a la mesa junto a la silla, con tan mala pata de darle a uno de los apoyos de la mesa, haciendo que todos los papeles, pergaminos e incluso la fuente de bambú cayera del mueble.
—Oh, no... Perdón —se disculpó, corriendo a recoger el estropicio.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Como alguna especie de dios enfadado, el encargado consiguió crear un verdadero desastre en todo el lugar. Cayeron papeles y pergaminos a diestra y siniestra. ¡Ni siquiera la fuente de bambú estuvo a salvo!
Toshio se echó a reír sin poder contenerse.
—Tranqui, tranqui... —le dijo, secándose una lagrimilla. Si antes se sentía menos nervioso, ahora no lo hacía en lo absoluto—, ¡yo te ayudo!
Mucho más relajado, el genin se agachó para ayudar a su compañero.
Al encargado le sentó como un balde de agua fría que aquel chico se riera de él por ser tan torpe. Puso un puchero mientras recogía sin mirar a quien lo acompañaba y quien se había ofrecido para ayudar a recoger todo el estropicio.
—Muchas gracias —respondió en un susurro y, entre ambos, pudieron colocar todo lo que se había caído, a excepción de la pequeña fuente de bambú, que cogió y guardó para luego intentar arreglarla. Pero eso Toshio no tenía por qué saberlo.
Abrió un cajón con diversos pergaminos del mismo estilo, con rebordes verdes y un sello con una D grabada.
—Como estamos faltos de personal, creo que esta te vendrá bien.
(D) Reforestación
Publicada en: Kusagakure Solicitante: Kīrogane Hina Lugar: Bosque de Hongos
Debido a unos ataques de bandidos y asaltantes hace unas semanas, algunos árboles menores del Bosque de Hongos han sido dañados y otros muchos perdidos, por lo que se precisa ayuda en una de las aldeas cercanas para replantarlos.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Entre los dos, los jóvenes consiguieron volver a colocar casi todo en su sitio, excepto la pequeña fuente de bambú que ya se había roto y el encargado no tenía más opción que guardarla, probablemente para tirarla luego.
De un cajó, el chico sacó un pergamino para un emocionado Toshio, que rápidamente lo tomó para leerlo sin pensárselo dos veces.
«¿¡Bandidos y asaltantes!? ¡Eso es imperdonable!» por desgracia, en su estado actual era imposible que pudiera hacer algo al respecto. Solo ayudar a replantar los árboles.
—Perfecto. Yo me encargo —le dijo, motivado por su encargo—. ¿Dónde me debo encontrar con Hina?
—En la aldea de Gurōbu, está saliendo del Bosque de los Hongos, al este, no tiene mucha pérdida —abrió otro cajón, más desordenado que el anterior—. A ver, dónde está el dichoso mapa...
Se rascó la nuca y cerró el cajón. Abrió uno más abajo.
—Ah, aquí está. —Se lo tendió a Toshio y esperó a que lo cogiera para añadir—. Es sencillo, solo sigue las indicaciones, está anotado todo ahí.
Cuando Toshio abriera el pergamino, reconocería la aldea y un bosque, cuadrantes y la aldea en cuestión. Una de las casas estaba marcada con rojo, donde, con una torpe caligrafía, se leía: Hina.
—¿Alguna duda más?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Mientras buscaba en un par de cajones, el joven encargado le explicaba al genin el camino que debía tomar. Ya solo por el tiempo que le tomaría llegar a casa de su cliente y regresar una vez terminase su misión, Toshio ya se hacía a la idea de que estaría un par de días fuera de casa.
Tomó el mapa y se paró un momento a leerlo en cuanto el encargado se lo tendió.
«La Aldea Gurōbu está algo lejos. Tendré que llevar comida para el camino» pensó, «y mis armas, por si esos bandidos siguen por la zona».
Entonces recordó que en una misión rango D no debería intentar enfrentarse a dichos bandidos.
«Las llevaré solo por si acaso».
Al terminar de leer el mapa, Toshio lo volvió a enrollar y sonrió.
—No. Ya me pongo en camino —dijo, antes de girarse y levantar un poco la mano para despedirse—. Buena suerte.
Definitivamente parecía que él la necesitaba mucho más que el herrero.
Ante la negativa, el chico asintió, azorado, aceptando la buena suerte del genin, volviendo a sus tareas algo avergonzado.
Toshio, como había sopesado, se preparó para el inminente viaje que le esperaba hacia la Aldea Gurōbu. Tomó sus armas, por si acaso, comida para el viaje y todo lo necesario para poder mantenerse allí el tiempo que hiciera falta.
A las afueras de la villa, sin embargo, un pequeño grupo de personas regañaba, entre ellas una señora mayor algo cansada por las constantes burlas de sus acompañantes. Por ello, en cuanto vio a Toshio, no tardó en acudir al chico.
—Disculpa, joven —paró, con voz cansada, mientras le tomaba del brazo—. ¿Usted a dónde se dirige?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
«Perfecto» se dijo a sí mismo cuando ya tenía todo preparado en su mochila.
Ya a las afueras de la aldea, el joven repasaba su mapa una vez más para asegurarse de no acabar perdiéndose. Estaba algo confundido, pues estaba seguro de que en el pasado podría haberse guiado sin problemas. ¿Quizá era el sueño jugándole una mala pasada?
Sí, hoy no había dormido demasiado bien. Tenía que ser eso.
Una señora mayor le llamó la atención tomándolo del brazo para preguntar a dónde se dirigía.
—A Gurōbu —respondió, antes de sonreírle. Antes había escuchado como el resto de sus acompañantes se burlaban de ella. ¿Quizá se habían perdido?—. ¿Sucede algo?
21/06/2020, 15:47 (Última modificación: 21/06/2020, 15:47 por Uzumaki Eri.)
Los ojos de la mujer centellearon con emoción al escuchar el destino del kusajin, jutando ambas manos delante de su pecho, complacida.
—¿Sucede algo?
—Verás, cielo... —comenzó, acercándose más a él para que sus acompañantes no lo oyeran—. Necesito ir allí, pero ninguno de los allí presentes se creen que pueda llegar sin torcerme un tobillo o morirme por el camino, pero tampoco quieren ofrecerse de acompañantes... —refunfuñó, frunciendo los labios para que diversas arrugas se formasen a su alrededor, juntándose con las que ya había en ese lugar—. ¿Serías tan amable de ayudarme?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Por casualidad parecía que tanto Toshio como aquella señora se dirigían al mismo destino, aunque solo uno de ellos necesitaría compañía y protección durante el viaje, pero para eso estaban los ninja ¿no?
Bueno, para eso estaban las misiones ninja, y aunque Toshio sabía que usualmente esa señora debería pagar por el servicio que le pedía, el chico simplemente no podía negarse.
—Sin problemas —sonrió, inflando el pecho mientras se apuntaba con el pulgar—. Puedes confiar en mí.
La anciana esperó, paciente, a que Toshio pensase qué responder. No se iba a enfadar si le negaba la propuesta, pero tenía la esperanza de que aquel chico la pudiera ayudar.
—Sin problemas —la anciana sonrió ampliamente, mirando con cariño a Toshio—. Puedes confiar en mí.
—Muchas gracias, hijo, algún día te lo devolveré —aseguró la anciana, luego se giró con el ceño fruncido—. ¿Veis? ¡No sois más que una panda de inútiles! ¡Me voy a Gurōbu! —volvió a girarse al chico—. Vamos, no perdamos tiempo.
Y señaló el camino, esperando a que él la guiara bajo la atenta mirada de los otros hombres.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
El chico rió sonoramente al escuchar a la anciana gritar a sus acompañantes, antes de volver a girarse hacia Toshio para empezar con su camino.
—En marcha —respondió el chico.
El genin caminó un par de pasos frente a la señora por el camino que ella le había apuntado, revisando su mapa un par de veces mientras lo hacía, solo para asegurarse de que seguía el camino correcto.
—Entonces... —dijo, solo para iniciar una conversación—. ¿Por qué necesitas ir allí?