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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Después de la gran comilona en Ushi, decidí que la mejor forma de compensar la brutal cantidad de calorías que ingerí sin reparos, sería paseando un poco por el Bosque de la Hoja. Era un lugar interesante a la par de extenso. Aún no viajé mucho que dijéramos por el País de la Hierba, pero por lo que oí, el Bosque de la Hoja era también un gran y denso bosque.

Bueno, veamos a ver...Seguiré los caminos de tierra y leeré las indicaciones que no me quiero perder...

Y así lo hice, el bosque era frondoso y no me atrevía cruzar campo a través. Lo más seguro y sensato era seguir el camino y ver si los postes de indicación ofrecían la posibilidad de visitar alguna que otra cosa.

Maldita sea, llevaba ya un rato siguiendo aquel dichoso camino polvoriento en donde se veía que hacía tiempo nadie pasaba por allí. Únicamente en compañía del cantar de los pájaros y el gruñido de algún que otro animal salvaje.

Creo que me encuentro un poco mal, creo que se me ha indigestado un poco la comida...

La caminata se volvió una verdadera penitencia en vida, unos desagradables retortijones empezaron a retorcer mi delicado estómago. Ayy...ayyyy -Ayyyyyy.... El dolor era insufrible y quedaba más que claro cual iba a ser el desenlace. Tenía que dejar que la naturaleza siguiera su curso, es decir, todo lo que entra, tenía que salir.

Menos mal que un bosque puede ser un buen retrete...

Me vi obligado a abandonar el camino y hacer aguas mayores entre la maleza, pues con lo suertudo que era, seguro que en un momento tan intimo como era plantar un pino, alguien aparecería con el bochorno que eso supondría.

-Prrrt. Un sonoro y oloroso pedete salió violentamente.

Ahora me encuentro mucho mejor, tenía que deshacerme de un montón de lastre...parece una boñiga de oso como poco...Dios...

Cuando me coloqué mi vestimenta adecuadamente y alcé la mirada, vi que a unos pocos metros hacía el noroeste había un extraño claro. Ostras, ¿Que será eso? Aprovechando que estaba allí decidí echar un vistazo. ¿Pero dónde estoy? Al cruzar me encontré con un inmenso cráter, y se podía apreciar restos de antiguas edificaciones que me intrigaron enormemente.

-Pero...pero...¿Dónde estoy? Repetí ésta vez en voz alta, atónito.
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#2
Un tercer bostezo se escapó de los labios de Eri, presa del sueño que la muchacha padecía en aquellos momentos durante su caminata. Su cabello, junto con su túnica, se mecían gracias a las corrientes de viento que iban y venían por entre los árboles del extenso bosque de la Hoja.

La pequela huérfana caminaba despreocupada por los caminos de tierra que marcaban la ruta, aunque tampoco temía perderse puesto que no llevaba ninguna prisa. Había viajado a Minori para verse con un conocido amigo de Yoko y llevarle de paso unos escritos que ésta había redactado para dicho conocido, y una vez entregados — y tirarse más de medio día allí solo porque éste chico quería que Eri le ayudase con sus asuntos — decidió volver a casa dando un pequeño paseo por el Bosque de la Hoja, dormir en Los Herreros y volver a Uzushio, contando unos... Dos días de viaje.

Más o menos.

Pero la caminata entre los árboles decidió aplazarse, ya que uno de esos caminos llevaba al gran cráter de lo que una vez había sido Konoha.

''Nunca había estado aquí en persona...''

Todo lo que sabía de aquel lugar había sido gracias a los libros que había leído y a las historias que le habían sido contadas, pero visto con sus propios orbes verdosos, el panorama mejoraba y empeoraba a partes iguales.

Un escalofrío la recorrió de arriba a abajo, tragó grueso y caminó hasta ser visible para todos los árboles que rodeaban el cráter, entonces vió algo que de árbol tenía la altura, si eso: un muchacho de unas pintas bastante extrañas también se encontraba allí.

''¿Quién...?''

Rápidamente se volvió a internar entre los árboles y se dispuso a acercarse a la posición en la que el muchacho se encontraba, hasta que...

¡Auch...! — Aulló de dolor al caerse de uno de los árboles a los que se había caído.
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#3
Otra ciudad arrasada era sin duda, una que llevaba desbastada muuuuuuuuchos años por lo que se podía apreciar. Pasto del olvido, la visión era inquietante. Solo deseaba imaginar que cuando sucedió esto, todos los ciudadanos hubieran tenido tiempo de evacuar sus hogares...

Y seguro que esta debacle sucedió por la codicia de un o unos desalmados

La vida era horrible y siempre tenía un denominador común, el ser humano. No lo quería creer pero estaba claro que el poder corrompe sí o sí. Aunque yo me prometía una y otra vez a mí mismo, que si algún día alcanzara algo de poder, haría lo imposible para no sucumbir...Sonaba fácil al decirle, solo esperaba que fuera igual de sencillo llevarlo a la práctica.

Quedé un rato pensando de que ciudad o población se podía tratar, con el dolor de tripa recién pasado y lo asombroso del paisaje me quedé en blanco por completo. Pero de repente escuché un tremendo ¡KATAPLOF! Y de forma involuntaria me giré de inmediato al origen del ruido, que por cierto bien cerca estaba, por no decir que al lado.

¡OSTIAS! Para darme un infarto... Joder sí, me dí un susto de espanto. Con lo tranquilo que estaba inmerso en mis pensamientos y de repente...de repente cayó una chica del cielo. No, no espera...era una Kunoichi de Uzu, joder, definitivamente los Shinobis de Uzu llueven del cielo, como ese tal Yota.

-!Ostras¡ Exclamé con voz jocosa. -¿Siempre llueven shinobis de Uzu? Quiero decir... ¿Es costumbre? por lo menos el último aterrizó con las dos piernas.

Se trataba de una kunoichi si, tenía su Hitai-ate en su frente. Era una niña bastante mona con el pelo verde azulado y una túnica molona que era también azulada. Se notaba que tenía estilo.

Después de examinarla y de soltar mi anterior comentario, me apresuré por ayudar a que se incorporara ofreciendo mi brazo con gentileza. -Hola Kunoichi de Uzu...¿Estás bien? Perdona el comentario de antes, pero es que es verdad...
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#4
Su primera reacción fue sobarse la zona afectada, ya que le picaba bastante por la caída que había logrado su ya bien conocida torpeza, hasta que se dio cuenta de que había aterrizado a escasos metros del chico al que quería analizar. Se mordió el labio inferior, bastante fuerte hasta el punto de casi hacerse sangre. Lo miró con sus ojos verdosos bien abiertos, inspeccionándolo con la mirada mientras el chico se giraba a verla.

Su rostro estaba adornado por unos orbes castaños, y su cabello, un poco alborotado, sujeto por una cinta. Todo parecía normal hasta... Hasta que mirabas su vestimenta, ahí ya no quería meterse, así que se centró en no perder de vista aquellos ojos.

!Ostras! ¿Siempre llueven shinobis de Uzu? Quiero decir... ¿Es costumbre? por lo menos el último aterrizó con las dos piernas.

Frunció el ceño, confusa por lo que acababa de soltar el extraño por su boca. ¿Qué era eso de que siempre llovían shinobis de Uzu? ¡Ella solo se había tropezado! Bueno, tropezado porque quería espiar al chico, pero eso no venía al cuento. Sin embargo, antes de que la kunoichi pudiera replicar ante la exclamación del desconocido, éste se ofreció para ayudarla a incorporarse.

Hola Kunoichi de Uzu... ¿Estás bien? Perdona el comentario de antes, pero es que es verdad...

Aceptó su brazo un poco cohibida por tal situación, y al levantarse con su ayuda notó que un adorno bien conocido para ella se encontraba en el cuello anudado del joven de tez blanca: el símbolo de Takigakure se encontraba escrito en su bandana ninja. ''Así que... Tú también eres un ninja...''

Sí, sí, estoy bien. — Aclaró con la voz un tanto grave, presa de que su boca se había secado, luego tragó un poco de saliva y continuó. — Soy Mizumi Eri, prefiero que me llamen así a kunoichi de Uzu. — Bromeó para quitar seriedad al asunto. — ¿Y el shinobi de Taki, tiene un nombre tan bonito como sus ojos?

Le sonrió, ya que si algo había aprendido en todo ese tiempo, es que tenía que ser amable con todo el mundo, ya que si eres amable con el mundo, el mundo suele ser amable contigo... Haciendo hincapié en el suele, porque también hay gente que pasa de esas cosas.

Y no, no solemos llover del cielo siempre... Solo en casos especiales... — Aclaró un tanto avergonzada por su caída.
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#5
La kunoichi de Uzu aceptó mi ayuda y se sirvió de mi brazo para incorporarse. ¡Y se presento y todo! algo que me arrancó una sonrisa, pues me resultó la mar de simpática...que cosas...

Soy Mizumi Eri, prefiero que me llamen así a kunoichi de Uzu. — Pues me pareció una petición la mar de correcta y acertada. -Por supuesto Mizumi Eri ¡Y no me lo podía creer!, si hasta me lanzó un cumplido. Pues que decir ya me tenía ganado, si en el fondo no era tan exigente.

— ¿Y el shinobi de Taki, tiene un nombre tan bonito como sus ojos? La cosa que su comentario me dejó descolocado pero era un tipo muy pero que muy difícil de impresionar. Pero estuvo cerca la verdad, me mantuve estoico, con semblante sonriente pero nada más. Apenas acababa de conocerla como para pensar en cosas raras.

-Ja ja que cosas dices Mizumi Eri, me llamo Zaibatsu Yoshimitsu, y además de shinobi, soy artista. Y para que engañarnos, tu lo tienes todo bonito je je. Dije sin reparos entre risas.

Ante el comentario gracioso de que los shinobis de Uzu llovían del cielo tuvo un respuesta la mar de ingeniosa y divertida.

— Y no, no solemos llover del cielo siempre... Solo en casos especiales... —

¡Ja ja! Si en casos especiales, normalmente en las presentaciones

Decidí contarle a Mizumi Eri que conocí a un compatriota suyo muy lejos de aquí, sería más que probable que lo conociera. - No te preocupes, es que hace unos días conocí a un shinobi de tu aldea que era muy acrobático, se llamaba Yota, y se hacía llamar el "ninja araña". En el fondo parecía un buen shinobi, un poco prepotente pero buen shinobi a fin de cuentas.

Bueno, ahora la verdad que aquel enorme cráter parecía pequeño e insignificante en comparación con aquella Kunoichi de Uzu. Ahora en realidad, tenía más interés en tratar de averiguar cosas de ella que aquel pedazo de agujero que teníamos delante de nosotros.
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#6
Sonrió de forma agradable al de Taki mientras era su turno de presentarse, escuchándole atentamente. Se sentía un tanto extraña al comportarse de forma tan amigable con un desconocido, ya que lo que quería ella es comportarse de forma recta, seria, sin dejar que sus emociones la controlasen, pero por otra parte, el hecho de haber salido tan poco de casa durante los últimos meses, qué digo meses, ¡estaciones enteras! Además de haberse relacionado tan poco y solo con gente de su propia villa - Juro, Riko, Yota, Mitsuki, Nabi, Kaiten... -, vale, la gente no era poca, ¡pero ya era hora de salir y conocer a alguien.

Ja ja que cosas dices Mizumi Eri, me llamo Zaibatsu Yoshimitsu, y además de shinobi, soy artista. Y para que engañarnos, tu lo tienes todo bonito je je.

La kunoichi se sonrojó ante las palabras del joven artista de nombre Yoshimitsu, ¡hacía mucho que no se sonrojaba de aquella manera! Así que su sonrisa se ensanchó.

Es un placer, Yoshimitsu-san. — Respondió con una inclinación de cabeza, para luego seguir atenta a las palabras del muchacho.

No te preocupes, es que hace unos días conocí a un shinobi de tu aldea que era muy acrobático, se llamaba Yota, y se hacía llamar el "ninja araña". En el fondo parecía un buen shinobi, un poco prepotente pero buen shinobi a fin de cuentas.

''Yota tenía que ser...''

No se sorprendió al escuchar que había sido Yota, el mismo Sasagani Yota que conocía ella el que había aparecido de forma ostentosa ante alguien, además, concordaba con que era un pelín bastante prepotente, y lo peor, es que al principio no lo era, había sido a raíz de los eventos del Torneo de los Dojos...

Sí, es un buen shinobi, lo conozco bien. — Mencionó un tanto pensativa. — Y sí, un poco prepotente sí que es, pero bueno, es parte de su encanto... Supongo. — Añadió con tono de burla. — ¿Y... Eres artista, dices?

Su pregunta era fruto de su curiosidad puesto que el chico había plantado la semilla de la duda en la mente de la kunoichi que no había pasado por alto aquel comentario, además de tener todo el tiempo del mundo para escuchar historias.
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#7
Estaba claro, de entre todos los shinobis y kunoichis que había conocido hasta la fecha, Mizumi Eri fue de lejos la persona más agradable con diferencia, y encima de Uzushiogakure. Por el momento los más desagradables...Amegakure...¿Cómo podía ser de otra manera? Si siempre está lloviendo allí. ¡Es para volverse loco!

Ante mi sincero comentario la kunoichi se sonrojó, pero respondió de forma prudente como debía ser, la verdad que me tomé mucha confianza y eso podría haberla molestado.

Es un placer, Yoshimitsu-san.

Y como no era de otra forma le devolví el cumplido. -El placer es todo mío Eri-san. Sonreí.

Tras comentar que conocí a Yota, Eri afirmó conocerle también. Pensativa reconoció que efectivamente era un poco prepotente, pero que era digno de confianza. -Si, me impactó mucho su presentación. Le contesté mientras imitaba sus peculiares poses que recordaba. -Y sobre todo a su compañera Kumopansa, la araña parlanchina.

Apenado tras el recuerdo del fallido intento de cuando le pregunté de dónde porras adquirió a su mascota. -Le pregunté dónde encontró a Kumpopansa...pero no me lo quiso decir...

Pero bueno, quizás en mi caso me vendría mejor un pulpo parlanchin que me suministrase de tinta para mis obras

A todo esto y cambiando de tema, Eri se interesó por mi faceta artística, preguntándome abiertamente por mi especialidad.

¿Y... Eres artista, dices?

-Si, ¡soy pintor! Dije entusiasmado. Retiré un poco mi túnica para acceder a mi portaobjetos, de ahí saqué mi kit de dibujo. -Te voy a enseñar un retrato que le hice a tu amigo Yota. Abrí mi estuche de dibujo y cogí un tubo cilíndrico de madera y cuero, que era donde guardaba mis obras terminadas.

Cogí el retrato de Yota y Kumopansa, y se lo di a Mizumi Eri para que le diera un vistazo. -Mira a ver que te parece, si quieres, te podría hacer uno a ti también. Sonreí
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#8
Recordó mentalmente a Datsue, el muchacho de Takigakure que le había ayudado a salir de un pozo en el que casi se ahogan, además de haber sido... Bueno, mejor eso lo obviamos. ¡Y Noemi! Había gente muy agradable de Taki que no había conocido todavía y que le encantaría conocer, porque si todos eran tan agradables como ellos y Yoshimitsu, los añadiría a su lista.

Si existiese, claro.

Si, me impactó mucho su presentación. Y sobre todo a su compañera Kumopansa, la araña parlanchina.

La sorpresa de Eri fue notable para su entorno, puesto que abrió los ojos más de lo normal para una persona, ¿una araña parlanchina? ¿Kumopansa? Que ella recordara, Yota solo sabía crear telas de araña, además de ser afín con el elemento raiton... ¿Pero que invocase arañas? ¿Sabía el kuchiyose?

¿Sabes si hizo algo para invocarla... Ya sabes, como un jutsu de invocación? — Preguntó, agitada.

Le pregunté dónde encontró a Kumpopansa...pero no me lo quiso decir...

Vaya... — Misterio sin resolver, sin lugar a dudas. Ya le preguntaría ella cuando llegase a Uzushiogakure, o cuando se acordase, ya que su mente últimamente divagaba demasiado y disipaba los pensamientos importantes.

El tema cambió a uno más alegre, ya que el muchacho de Takigakure explicó con un entusiasmo notable que sí, era pintor, además de querer enseñar a Eri un retrato que había hecho del mismísimo Yota. La de cabellos azulados lo miró embobada, ya que para ser tan joven, tenía o bien un don natural para el arte, o bien llevaba practicando desde muy, pero que muy pequeño.

Mira a ver que te parece, si quieres, te podría hacer uno a ti también. Yoshimitsu sonrió a la joven después de decir aquellas palabras, haciendo que Eri se ruborizara levemente. ¿Ella plasmada en un lienzo? Lo estropearía, seguro.

Yoshi-san, ¿puedo llamarte Yoshi-san? — Preguntó con voz tímida. — El dibujo me dice que eres un gran artista, ¿podría ver más? Y, bueno, no hace falta que me retrates a mí, sería un poco desperdicio... — Susurró, apenada.
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#9
¿Sabes si hizo algo para invocarla... Ya sabes, como un jutsu de invocación?

Oh! La chica se interesó como supuse en la araña parlanchina que se hacía llamar Kumopansa. Ella se hizo la misma pregunta que yo me hice internamente en su momento, ¿Era realmente una invocación? Pues no podía confirmarlo, pero supuse que si por la amistad tan fraternal que criatura y shinobi tenían...

Vaya...

-Te daré un dato adicional...Se presentó con Kumopansa por lo que no vi invocación alguna, pero creo que si que debía ser un pacto de invocación. Es que se llevaban demasiado bien, y eso aunque no signifique nada...intuí que solo mediante un pacto se podría alcanzar esa fraternidad con criaturas. Pero claro, puedo estar equivocado...

Pero si no era un pacto de invocación...¿Cómo cojones?...¡Nah! Era un pacto seguro

Abrí mi estuche de pergaminos y empecé con el retrato de Yota y su amiga Kumopansa. Eri parecía estar bastante impresionada con los detalles del dibujo. En ese momento le hice puntualicé que examinara a Kumopansa.

-¿Ves esa araña? Como habrás podido darte cuenta, esa es Kumopansa, y no es para nada una araña normal y corriente. Su tamaño y el dibujo tan extraño de su abdomen la delatan. Eso sí, su tono de voz es muy gracioso he he. Acabe mi explicación entre risas, al recordar la voz de Kumopansa.

Yoshi-san, ¿puedo llamarte Yoshi-san? — Alaaaa, jamás pensé que nadie que no fuera de mi familia me llamara de ese modo. La verdad era que en mi familia eramos todos estrictamente formales, pero me pareció algo muy agradable. A pesar de ser de países distintos, mientras no hubieran hostilidades de ámbito territorial, político o militar...¿Por qué no teníamos que llevarnos bien?

-Por supuesto que puedes Eri-san. Es más, me hace muy feliz que llames así. Respondí a su petición con una sonrisa de plena satisfacción.

El dibujo me dice que eres un gran artista, ¿podría ver más? Y, bueno, no hace falta que me retrates a mí, sería un poco desperdicio... — Nadie se podría imaginar lo triste que me puse cuando Eri dubitativa se negó a que la retratara en uno de mis dibujos.

Pero le seguí enseñando como me pidió más de mis dibujos, los que correctamente le podía enseñar. Mayoritariamente paisajes del país del Río. Sobre todo, los dibujos que realicé en los templos abandonados, los símbolos de criaturas aterradores que allí encontré, con mi toque personal, pues la mayoría de los dibujos estaban incompletos por el deterioro. El pueblo de Kuroshiro y sus pandas, el ataque del tigre del día en que conocí a Satoru y su hermanastra cansina. La aldea de Yachi y el campamento bandido que allí encontré y ayudé a derrotar con la ayuda de Thomoe.

Tenía la esperanza que si seguía viendo mis pinturas, hubiese un rayo de esperanza que le hiciera cambiar de opinión...

-Tengo más dibujos y retratos pero son un poco comprometidos... Los dibujos de la aldea de Takigakure, aunque solo fueran paisajes no debía mostrarlos por precaución. Mientras le enseñaba dibujo tras dibujo, insistí de nuevo, más bien le rogué que se pensara una vez más si la podía dibujar, no lo podía evitar.

-Por favor, Eri-san déjame que te pinte. Con tu sonrisa tan bella y natural que tienes, estoy seguro que será mi nueva obra maestra...Por favor.... Puse carita de pena y voz melancólica.
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#10
Te daré un dato adicional...Se presentó con Kumopansa por lo que no vi invocación alguna, pero creo que si que debía ser un pacto de invocación. Es que se llevaban demasiado bien, y eso aunque no signifique nada...intuí que solo mediante un pacto se podría alcanzar esa fraternidad con criaturas. Pero claro, puedo estar equivocado...

''Kumopansa... Es que jamás había oído ese nombre...''

Asintió ante lo que el joven de Takigakure le mencionó sobre su compañero de villa, sin embargo el tema quedó rezagado a un lado cuando el chico sacó el retrato de Yota y la famosa Kumopansa.

¿Ves esa araña? Como habrás podido darte cuenta, esa es Kumopansa, y no es para nada una araña normal y corriente. Su tamaño y el dibujo tan extraño de su abdomen la delatan. Eso sí, su tono de voz es muy gracioso he he.

Volvió a asentir con una sonrisa, por el retrato sí que parecía que era un tanto graciosa, incluso parecía una escena cómica entre dos amigos... Si no llega a ser porque, bueno, uno de los dos integrantes de la foto es una araña, y no pequeña, precisamente. Después, ante la petición de ver más dibujos por parte de Eri, el muchacho de ojos castaños comenzó a enseñarle diversos paisajes: el país del Río en todo su esplendor, los templos abandonados, símbolos de criaturas que la de cabellos celestes no sabía distinguir con claridad, Kuroshiro... Todo un repertorio de lugares, sin duda.

Tengo más dibujos y retratos pero son un poco comprometidos...

¡Oh! No te preocupes, enséñame los que quieras, tampoco te voy a obligar a enseñarme todos... — Mencionó soltando una risa nerviosa. Por un lado, tenía unas ganas increíbles de dejar viajar su mirada por aquellos lienzos prohibidos, pero por otro lado, tenía que respetar los deseos de Yoshimitsu.

Por favor, Eri-san déjame que te pinte. Con tu sonrisa tan bella y natural que tienes, estoy seguro que será mi nueva obra maestra... Por favor...

La joven formó una sonrisa un tanto triste, en verdad no quería que el chico perdiese el tiempo intentando retratar sus cabellos azules, ¡tenía un gran agujero delante al que podía dibujar! Incluso recrear la mismísima Konoha con su propia imaginación. Pero su cara y su voz hicieron que la kunoichi cediese.

Está bien... — Susurró, avergonzada. — ¿Cómo?
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#11
Está bien... — Susurró, avergonzada. — [deepskyblue]¿Cómo?

¡Bien! ¡Pensaba que sería más dura pero mi técnica de dar pena funcionó!

En el fondo sabía que una mujer bella no se podía resistir a inmortalizar su dotes, y en este caso Mizumi Eri poseía mucha belleza para inmortalizar, tanta que dudaba tener suficientes colores y papel para llevar a cabo imposible tarea, pero daría todo mi empeño en crear una obra maestra.

-¿Qué Cómo? Respondí con la misma pregunta sonriente, como si la respuesta fuera obvia. -¡Solo con tu sonrisa bastaría para dibujar mil lienzos! Dije entusiasmado con la idea, mi cabeza ya daba mil y una vueltas, pensando el modo se representar a Mizumi Eri como se merecía.

Guardé los dibujos que le mostré a Eri y seguidamente, tomé mi pincel, mis tintas y preparé mi makimono afortunado en donde iría aquel magnífico retrato. -Tranquila Dije mientras encuadraba la imagen que tenía en mi cabeza sobre el papel. -Debes estar relajada... natural... Yo haré el resto... Ya comencé a dar un trazos por aquí y unos trazos por allá. De repente, del papel y como era habitual en mí antes de ponerme a la faena, invoqué un pequeño ratón de tinta que brotó y salió del papel para trepar sobre mí para posarse finalmente en mi hombro.

Se trataba de un ratón negro como la misma tinta que empleaba, artificial pero se comportaba como un ratón de carne y hueso. No le quitaba ojo a Eri mientras se limpiaba los bigotes. -¿No le tendrás miedo a los ratones? Es simplemente mi compañero de dibujo, no temas. Seguía con mis trazos con mi idea ya materializada, solo debía seguir dando pinceladas, para plasmar mi idea sobre el papel.

Seguro que le va a gustar... Pensaba concentrado en mi labor, si algo se le daba bien a Yoshimitsu, era sacar el lado bueno de las personas y multiplicarlo hasta limites insospechados. Y en esta ocasión, quería superar sus límites.
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#12
¿Qué cómo? Respondió de forma sonriente. ¡Solo con tu sonrisa bastaría para dibujar mil lienzos!

Bueno... — Contestó, nerviosa, mientras seguía con la mirada las acciones de Yoshimitsu, que se disponía a guardar sus preciadas obras y a tomar pincel, tinta y preparar demás cosas. La joven, sin embargo, tenía las manos temblorosas, ¿qué era eso de que la pintasen? A ella nunca le habían hecho un retrato, ¡y mira que tenía una vecina adicta a ello! No por nada tenía repleto el salón de imágenes de ella misma, o en las que salía su marido con ella... Y Eri que nunca se había hecho más de dos fotos...

Tranquila La voz de Yoshi la asaltó en sus pensamientos, haciendo que la pequeña pegase un brinco del susto. Debes estar relajada... Natural... Yo haré el resto... Mencionó el de Takigakure cuando ya comenzaba a trazar sobre el lienzo.

Eri tragó saliva y sonrió de forma tímida con las mejillas encendidas, mirando fijamente el lugar donde se plasmaría su rostro, hasta que notó como el artista invocaba un pequeño ratón de tinta que se posó grácilmente sobre su hombro. No pudo contener una sonrisa tierna, ¡si es que los animales pequeños eran muy monos!

¿No le tendrás miedo a los ratones? Es simplemente mi compañero de dibujo, no temas.

¡Oh! No te preocupes, no me dan miedo. — Alegó restándole importancia al asunto mientras movía la cabeza de un lado a otro, de forma negativa para que el chico lo entendiese. Entonces, un silencio agradable se apoderó de la situación mientras, por un lado, Yoshimitsu se concentraba en su trabajo, y Eri se perdía en sus pensamientos.

Sin embargo, no pudo morderse la lengua.

Esto... Yoshi-san... — Llamó. —¿A cuántas personas has retratado?
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#13
Bueno...

Jamás una respuesta tan banal significó tanto para Yoshimitsu. Se lo tomó como un verdadero reto, quería que cuando Eri viera el trabajo terminado, se le iluminara su rostro más de lo que ya lo tenía. En esta ocasión, en vez de un simple retrato, quería dejar volar la imaginación. Una mezcla de lo real y un toque de fantasía...la pregunta sería ¿Por qué? pues sencillamente como buen artista, debía dejarse llevar por la inspiración, y la inspiración le dictó que se desmelenara un poco.

-¡Ya veras Eri-chan! Dije verdaderamente emocionado. -Será un buen regalo para tu novio

¿Que qué era lo que tenía en mente? pues para algunos podría resultar muy atrevido, para otros una cursilería. Pero como conocí a Eri descendiendo de los cielos como un ángel...que no sabía muy bien volar pero bueno, eso es otra cosa...pues un toque angelical le quise dar, muy acorde a su dulce y agradable personalidad.

-¿A que no me equivoco? Me referí nuevamente sobre de si tenía novio. Me apuesto 100 ryos a que sí...

Además era valiente, ¿A que chica no le dan miedo los roedores? Pues resultó que Eri no los temía de ninguna de las maneras. Incluso se le escapó una pequeña sonrisa al verlo, más allá de crear vida artificial, lo que le provocó aquel sentimiento positivo fue como la tinta animada por mi chakra adoptaba la forma de un animal tan inofensivo. Pero nada más lejos de la realidad. No era mera coincidencia que siempre que realizaba un dibujo a alguien, invocara en primer lugar a un ratón de tinta, lo invocaba para que cumpliera un propósito, el de ser un testigo implacable y minucioso de lo que allí ocurría.

¡Oh! No te preocupes, no me dan miedo. — Al oír su respuesta con tanta convicción y firmeza, no pude evitar devolverle la sonrisa sin quitar ojo del dibujo. -Es una especialidad de mi familia...muy útil y llamativa como habrás podido comprobar Ahora me interesé por sus cualidades, ¿Tendría Mizumi Eri alguna especialidad? -¿Y tú Eri-chan? ¿Posees algún singular y único poder?

La conversación fue una buena manera de amenizar un poco el ambiente, pues no hacía falta preguntar que quien hacía de modelo, debía de aburrirse un poco. Menos mal, que era un experto en hacer dibujos y retratos en tiempo record. Pero claro, cuanto más tiempo le dedicara el dibujo sería de mayor calidad, y en esta ocasión como ya mencioné, quería superarme.

Esto... Yoshi-san...¿A cuántas personas has retratado? ¡Uff! Eri me formuló una pregunta muy difícil de responder. Ni me molesté en darle una cifra exacta, sería imposible para mí. -Hmmm...Que pregunta tan compleja Eri-chan...Hace tiempo que perdí la cuenta...Creo que llevo dibujando desde que tengo memoria... Respondí un poco dubitativo, intentando adivinar el por qué de esa pregunta más que la respuesta en si.

Bueno..., ya queda poco. Ahora sombreo un poco por allí y un poco por acá...
Responder
#14
¡Ya veras Eri-chan! Será un buen regalo para tu novio.

Un tic se apoderó del ojo izquierdo de la joven. ¿Novio? Ja, ja, ja; su mente no podía dejar de reír ante la imaginación que tenía aquel muchacho. ¿Ella novio? Pffft, y qué más. No, definitivamente ella no tenía ningún novio ni ninguna clase de amigo que llegaba a rozar aquella zona de su vida íntima. Ella tenía su vida y los demás solo pasaban por ella, como un capítulo de un libro, vaya. Ella era el libro, la gente pasaba por páginas, ¡qué digo páginas! Pasaban por dos o tres líneas. Eso.

¿A que no me equivoco? Insistió el artista, y Eri enrojeció de nuevo.

¡Qué va! ¿Yo, novio? Qué dices... — Contestó de forma nerviosa antes de ponerse a morder su labio inferior, miró hacia otro lado, evadiendo el tema como buenamente podía. ¡Le había pillado por sorpresa, a ella, una ninja de Uzushio! Tenía que entrenar más, sin duda.

Es una especialidad de mi familia... Muy útil y llamativa como habrás podido comprobar. Contestó el chico ahora haciendo referencia a su pequeño ratón de tinta, y por dentro la de cabellos azules suspiró con tranquilidad. ¿Y tú Eri-chan? ¿Posees algún singular y único poder?

La pregunta le pilló por sorpresa — por segunda vez aquel día —, ¿hablar de ella misma? ¿Quién era este chico y por qué se interesaba en ella? ¡Eso era muy, pero que muy nuevo! — Ah, bueno... — Comenzó, rascándose la mejilla derecha con el dedo índice. — No es que tenga algún singular y único poder, solo me especializo en ninjutsu médico. — Explicó de forma más tranquila.

Esperaba que con eso bastase.

¿Y tú? Eres un gran artista, pero... ¿Qué más sabes hacer? — Preguntó esta vez ella, con curiosidad.

Aunque después confirmó que el talento le venía ya desde nacimiento, ¡llevaba dibujando desde que tenía memoria! Ella desde que tenía memoria lo único que ha hecho ha sido llorar... Empezó a practicar ninjutsu médico desde que tenía, qué, ¿nueve años? Ojalá el talento le viniese de familia como a otros...
[Imagen: ksQJqx9.png]


—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
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#15
¡Qué va! ¿Yo, novio? Qué dices...

Venga va...no me lo creo

Al comentarle lo de que si tenía novio, Eri respondió con brusquedad. Como si hubiera encontrado su punto débil o algo así. No era por nada, pero su rostro era como un libro abierto. Quizás dijera la verdad, pero en caso de ser así, algo tendría que ver a medio camino aunque fuera.

-Bueno mujer Le respondí apurado, pues estaba claro que con esa cuestión le había metido en un aprieto. -No pasa nada...somos jóvenes todavía para noviazgos...¿No crees?.

Ji ji Ji, si hasta cuando se pone nerviosa es un encanto y todo

Pincelada por aquí y pincelada por allá. El dibujo ya estaba terminado pero como me propuse que fuera algo especial, no podía evitar dar un retoque por allí y otro retoque por acá. Esperando el visto bueno de Eri, como cuando una maestra examina a su alumno de una materia crucial e importante. Mientras retocaba, me confesó que no tenía ningún poder singular ni especial, pero que se especializaba en ninjutsu médico.

¡Anda mira tu por dónde!. Eso le da todavía más sentido a mi dibujo ¡Ja ja!

-¡Oye! !Eso está muy bien¡ Dije sintiendo orgullo hacía ella. -Muy pocos son los que se atreven a ser ninjas médicos. En las guerras sois muy valiosos. Pero estaba convencido que Mizumi Eri era capaz de eso y mucho más.

¿Y tú? Eres un gran artista, pero... ¿Qué más sabes hacer?

¿Siente interés por mí?...¡Oh!

-¡Se me da muy bien holgazanear! ¡Ja ja!. Intenté resultar gracioso. -Es broma, es broma. Pero nada especial, dicen que soy bastante inteligente para la edad que tengo y algo peculiar... Puse una voz de tipo duro e interesante. -¡Soy un tipo con suerte!. Sonreí al terminar la frase.

Bueno, ya no sabía que más retocar al dibujo. Tanto era así que ahora que lo veía terminado, lo veía un poco cargado. Pero creo que era más manía que otra cosa. No se...no se...le falta algo... Lo que estaba claro era que no iba a empezar otro dibujo, me daba la impresión que por muchos que hiciera, nunca estaría satisfecho.

Hacía tiempo que no sentía algo así con un dibujo...


Guardé los instrumentos de dibujo y me propuse a enseñárselo a Eri. -Bueno...creo que ya está espero que te guste... Es un regalo...

Si Eri decidía inspeccionar el dibujo. Se vería como una bella criatura angelical, con unas hermosas y cálidas alas blancas de gran pureza, descendiendo de los cielos. Con su melena bailando libre al son del viento, con sus bellos ojos iluminados manando un fulgor de convicción y, su bonita y dulce sonrisa... Intenté plasmarla lo mejor que pude en el papel, y reconozco que me supuso un verdadero dolor de cabeza, pues no quedé del todo satisfecho.

...Espero que le guste...

Quedé en silencio a ver que decía, estaba realmente nervioso...
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