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—Vaya vaya... eres una caja de sorpresas —comentó, dando una leve palmada al aire—. Tienes la habilidad de toda una ninja, una verdadera superviviente... y no tienes que jugarte la vida en misiones para demostrarlo... Muchos dirían que eres afortunada.
—Sí… Creo que lo soy. —Un rubor se manifestó en su rostro debido a las palabras de Katsue.
Regularmente, tanto en sus oraciones matutinas como nocturnas, solía dar las gracias por la vida que había conseguido. Se sentía afortunada con su trabajo y no tenía pegas con el mismo, pues jamás le había llamado la atención aquello del camino ninja. La única razón por la cual había entrado en la academia de las olas era porque tenía talento para aquello y era una forma rápida de llevar dinero a casa, un hogar pobre y humilde.
Jamás le había gustado pelear, por lo que mantenerse alejada del camino del guerrero le dio cierto alivio. Claro, durante su cuidado a Kazuma, había tenido que atender a su labor de guardaespaldas, y resolver los conflictos mediante el uso de la violencia, pero aquello no le causaba gran pesar, siempre cuando lo hiciera para proteger a su señor. De todas formas Kazuma le tenía reglas muy estrictas y específicas sobre cómo y bajo qué circunstancia intervenir en sus “asuntos”.
«Siempre ha sido del tipo que no permite que alguien lo defienda —pensó mientras veía a su señor—. Y también es la clase de persona que tiene en poca estima su propia seguridad.»
Cielos… Mil disculpas, Katsue-san —exclamó de repente, mientras se mostraba un poco avergonzada—, mira que olvidar mis modales, tengo todo este rato hablando acerca de mí y no te he dado oportunidad para que me cuentes un poco sobre ti.
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—Tienes razón... —mencionó, torciendo la sonrisa—. Aunque no sea de gusto admitirlo, soy más consciente de mis debilidades ahora que de mis puntos fuertes.
Al Ishimura le reconfortaba el escuchar aquellas palabras, el saber que su compañero había logrado conseguir una valiosa lección de aquel combate perdido. Ya hacía mucho que le habían enseñado que el aceptar la derrota y el transfórmala en un impulso requiere un tipo de fuerza que pocos tienen y que es difícil de conseguir. En ocasiones solía recordar aquello, aunque seguía siendo el tipo de persona a la cual le costaba superar la frustración que queda al fracasar en alguna tarea.
—Pero pienso mejorar, esto no ha terminado... —elevó el puño hacia el aire, como si quisiese alcanzar el cielo, o golpear una nube, quien sabe— Pienso cumplir mi objetivo...
Su compañero tenía razón, aunque solo hablase por él. Puede que el desempeño del equipo en aquel torneo hubiese dejado mucho que desear, pero aquello solo era el comienzo del camino para ellos. Lo importante es que ahora todos tenían la oportunidad de trabajar en sus debilidades y de volverse más fuertes, y no solo en cuanto a poder puro se refiere, sino que también a su desarrollo metal y espiritual.
—Yo tampoco me quedaré atrás, compañero… —levantó su mano, imitando el gesto del pelinegro, mientras que a su mente acudían aquellas palabras que Naomi solía utilizar para animarlo—. gambatte kudasai, Juro.
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—Sí… Creo que lo soy.
El comentario logró arrancarle una pequeña sonrisa, aunque no fue más de eso. Al menos era consciente, aunque ella habría esperado otro tipo de respuesta...
—Cielos… Mil disculpas, Katsue-san —exclamó repentinamente—, mira que olvidar mis modales, tengo todo este rato hablando acerca de mí y no te he dado oportunidad para que me cuentes un poco sobre ti.
— Realmente no pude evitar mi curiosidad en ti, fui yo la que te acribilló a preguntas — aclaró Katsue, curiosa por su extraño arrepentimiento — A grandes rasgos, soy una simple ninja que tiene que ganarse la vida. Trabajo para la aldea y cuido de Juro como la hermana que también soy. Por el trabajo puedo estar fuera de casa días, semanas... Pero es lo que hay.
Así, simple y llama. ¿Qué le iba a contar sino? Antes de contarle su vida entera tendría que ver que querías saber.
» Me parece que tendrás que ser más especifica con lo que quieres saber — añadió finalmente, dando a entender que, a pesar de su sequedad, no le molestaba que le preguntase.
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Pronto, bajó el puño, ligeramente avergonzado por ese impulso que había tenido. ¿Elevar el puño en mitad del parque, más aun en silla de ruedas? ¿En qué pensaría a veces?
—Yo tampoco me quedaré atrás, compañero… —afortunadamente, Kazuma imitó su gesto, evitando que quedase como un idiota—. gambatte kudasai, Juro.
Juro alzó la cabeza, curioso. La reacción del peliblanco le había agradado, pero en él también parecía haber rastro de alguna extraña determinación almacenada con los años. Sintió el impulso de preguntarle, pero entonces él también tendría que hablar de la suya.
— Entonces decidido, nos haremos fuertes. — exclamó, con una sonrisa — Tenemos que entrenar juntos alguna vez, sin peleas campales ni bolas de fuego.
No pudo evitar sonreír ante ello. Realmente nunca se había enfrentado justamente contra Kazuma, al menos no de forma individual. Y dudaba pode tumabarle, más bien le inquietaba lo que pudiera hacerle con la espada. Pero en ese momento, ni eso le importó.
— Por cierto, ¿Que significaba esa frase? — se refería a la última frase dicha por este, a Juro le sonaba mucho, pero no recordaba exactamente que era.
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—Realmente no pude evitar mi curiosidad en ti, fui yo la que te acribilló a preguntas —aclaró Katsue, curiosa por su extraño arrepentimiento—. A grandes rasgos, soy una simple ninja que tiene que ganarse la vida. Trabajo para la aldea y cuido de Juro como la hermana que también soy. Por el trabajo puedo estar fuera de casa días, semanas... Pero es lo que hay.
Se definía a sí misma de una manera bastante simple, como si no hubiera mucho que decir. Quizás la guardiana de Juro no era el tipo de personas que reparaba mucho en las cosas que le hacían ser quien era. También puede que solo fuese modesta y que por ello asegurará que no había mucho que saber sobre ella.
—Me parece que tendrás que ser más específica con lo que quieres saber. —Añadió finalmente, dando a entender que, a pesar de su sequedad, no le molestaba que le preguntasen.
Naomi no pudo evitar sonreír, mientras que internamente se preparaba para lo que quería preguntar. Lo cierto es que no quería inmiscuirse en algo demasiado personal, pues no todas las personas eran tan espontáneas y abiertas como ella. Viendo a la guardiana del joven de cabellos negros, podía darse cuenta con facilidad de que eran personas completamente distintas, pero aquello solo hacía que sintiera más curiosidad por ella.
—Veamos… —durante unos segundos se mostró dubitativa sobre qué pregunta realizar—. ¿Te gusta lo que haces, Katsue-san? Me refiero tu vida como kunoichi, ¿Estás satisfecha con ella?
Cuando la joven hermana del Eikyu hablo, le pareció que le era bastante indiferente su vida como ninja, como si lo hiciera de forma desapasionada. Pero no estaba segura, por eso mismo queria saber que opinaba sobre el camino que había tomado. Hizo la pregunta y se mostró un poco tímida, como si esperara una respuesta que denotara incomodidad.
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—Entonces decidido, nos haremos fuertes. —exclamó, con una sonrisa—. Tenemos que entrenar juntos alguna vez, sin peleas campales ni bolas de fuego.
Aquello hizo que al de cabellos blancos se le escapara una sonrisa, de verdad que le caería bien un buen entrenamiento. Y la idea de Juro de dejar a un lado las bolas de fuego le pareció algo bastante tentador, aunque… No estaba acostumbrado a entrenar de la forma convencional o mejor dicho: en equipo. Era bastante receloso en cuanto a donde y cuando mostrar sus técnicas, pero si se trataba de sus compañeros de equipo… Puede que en ese caso pudiese hacer una excepción, como lo había hecho con Tatsuya.
—Me parece una gran idea —aunque en realidad no estaba seguro de si funcionaria—, sobre todo lo de no utilizar bolas de fuego. —Aunque de todas formas él no era capaz de utilizar katon, ni ningún otro elemento.
—Por cierto, ¿Que significaba esa frase? —Se refería a la última frase dicha por este, a Juro le sonaba mucho, pero no recordaba exactamente que era.
—Bueno… —de pronto se sentía un poco avergonzado por haber usado de repente aquella expresión—. El significado que tiene es "trabaja duro, da lo mejor de ti, persevera y no te rindas". Cuando a una persona le dicen Gambatte Kudasai, esa persona responde con Gambarimasu, que significa "me esforzaré", asumiendo la responsabilidad sobre dar lo mejor en lo que va a hacer.
»Se que puede sonar un poco infantil —admitió con serenidad—, pero esa frase me ha dado fuerza en muchas ocasiones.
Recordaba perfectamente quien se la enseño. Era la forma en que Naomi solía darle apoyo moral cuando el joven tenía que enfrentarse a una situación adversa, entendiéndose que su concepto de adverso y difícil difiere un poco de lo tradicional. Al principio a él le había parecido una frase tonta, pero luego de desentrañar todo los significados que contenía, se dio cuenta de que era una especie de vinculo y promesa que conseguían darle apoyo moral... Supuso que tambien podria tener el mismo efecto en las personas cercanas a él.
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26/05/2016, 15:42
(Última modificación: 26/05/2016, 15:43 por Eikyuu Juro.)
—Veamos… —Katsue intuyó que realmente estaba pensando la pregunta, puesto que tardó unos segundos en formularla—. ¿Te gusta lo que haces, Katsue-san? Me refiero tu vida como kunoichi, ¿Estás satisfecha con ella?
Katsue suspiró levemente. Directa y al grano.
— Cuando era pequeña, no deseaba otra cosa. Recuerdo que le hacía mucha ilusión a mi madre, se pasaba el día dándome consejos y enseñándome cosas — Katsue sonrió levemente, hacia nada en concreto — Ahora... es cierto que aun conservo parte de esos sentimientos, pero se ha vuelto más una obligación que un gusto. Tengo que trabajar para que Juro y yo podamos comer, pero casi nunca estoy en casa.
Aunque el tono era de melancolía, la mirada de Katsue estaba cargada de seriedad. En eso se había vuelto su vida, no tenía que arrepentirse de ello. Al menos no del todo.
— No me malinterpretes, dudo que quisiese ser otra cosa a estas alturas, pero... — Katsue no supo como acabar sus palabras en ese momento, así que simplemente se cortó — Las misiones suelen ser peligrosas, ya sabes.
Es decir, lo que había estado a punto de decir era uno de sus mayores miedos latentes. No iba a salir así como así. Esperó que con ello la curiosidad de la chica que satisfaciese. Tras hacerlo, aprovechó para echar otra ojeada en dirección hacia Juro y su amigo, mientras asimilaba la información. Solo por si acaso...
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Juro se revolvió un poco, buscando desperezarse. Después de un buen rato hablando recostado, además de la necesidad de aclararse la garganta, también tenía la de moverse. Pero claro, estando en silla de ruedas y con sus fuerzas, lo mínimo que pasaría es caer de cara...
Se quedó quieto en el sitio, sintiendo la mirada represora de Katsue desde el lugar, como una amenaza silenciosa. Miró a su compañero, esperando la respuesta.
—Bueno…El significado que tiene es "trabaja duro, da lo mejor de ti, persevera y no te rindas". Cuando a una persona le dicen Gambatte Kudasai, esa persona responde con Gambarimasu, que significa "me esforzaré", asumiendo la responsabilidad sobre dar lo mejor en lo que va a hacer.
— Vaya, nunca lo había escuchado — admitió Juro, quien quizá había malinterpretado la frase en un primer momento — Pero es bonita. Debe de tener un pasado para ti...
»Se que puede sonar un poco infantil —admitió con serenidad—, pero esa frase me ha dado fuerza en muchas ocasiones.
Juro miró seriamente a Kazuma. Después de entenderle, sonrió repentinamente. Aunque no la hubiese oido nunca antes, por alguna razón, ya tenía claro lo que debía hacer.
— Gambarimasu, Kazuma — clavó su mirada seria otra vez en él, nada de risas ni de alegría. No lo consideraba una idiotez, lo tomaba muy en serio.
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—Cuando era pequeña, no deseaba otra cosa. Recuerdo que le hacía mucha ilusión a mi madre, se pasaba el día dándome consejos y enseñándome cosas —Katsue sonrió levemente, hacia nada en concreto—. Ahora... es cierto que aún conservo parte de esos sentimientos, pero se ha vuelto más una obligación que un gusto. Tengo que trabajar para que Juro y yo podamos comer, pero casi nunca estoy en casa.
Su voz denotaba un poco de aflicción, pero su mirada se mantenía seria e imperturbable. Parecía que aceptaba su vida tal como era y que no tenía arrepentimientos sobre el camino que había recorrido.
—No me malinterpretes, dudo que quisiese ser otra cosa a estas alturas, pero... —Katsue no supo cómo acabar sus palabras en ese momento, así que simplemente se cortó—. Las misiones suelen ser peligrosas, ya sabes.
Las palabras de Katsue le hacían pensar en muchas cosas sobre su propia vida, sobre el camino que había elegido, o quizás, el camino que la había elegido a ella.
—Ya veo… —aseguro mientras observaba, con una mirada cálida, las nubes que transitaban sobre ambas—. Puede que sea porque tenemos roles similares, pero siento, que de cierta forma, te entiendo, Katsue-san.
Un destello de luz le hizo parpadear, el tiempo se había pasado bastante rápido allí afuera, el sol se encontraba ya en su punto más alto, confirmando que ya era medio día. La joven de cabellos negro sacó de su kimono un reloj de bolsillo, de esos que son redondos y plateados, para cerciorarse de la hora.
—El tiempo se pasa volando cuando se está a gusto —aseguro mientras guardaba el elegante artefacto de tiempo—. Es una lástima, Katsue-san, pero tenemos que marcharnos, dentro de un rato el doctor ira comprobar al estado de mi señor.
Se le podía escuchar tranquila, pero, aun así, su expresión era indicativa de que no deseaba marcharse. Al Ishimura no le hubiese importado perder la consulta y quedarse conversando en aquel ambiente tan agradable, pero la Miyazaki tenía un deber para con él, al cual no podía permitirse faltar. Se levantó y procedió a llamar a su joven señor.
—¡Mi señor Kazuma, es hora de irnos! —A pesar de que su tono de voz era alto, seguía siendo amable y relajado.
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—Gambarimasu, Kazuma —clavó su mirada seria otra vez en él, nada de risas ni de alegría. No lo consideraba una idiotez, lo tomaba muy en serio.
El joven de ojos grises se limito a adoptar un semblante serio, pero relajado, y a levantar su pulgar en señal de aprobación. No estaba seguro de porque, pero la actitud animosa de su compañero siempre le parecía agradable y oportuna.
«Somos bastante diferentes —pensó, recapitulando lo poco similares que eran sus personalidades—, pero puede que tengamos varias cosas en común.» Lo más parecido es que ambos tenían quien les cuidara. Ambas guardianas eran tan distintas como ellos, pero puede que los sentimientos que había entre ambas relaciones, cuidador y protegido, fueran mucho más parecidos de lo que se podría imaginar.
—¡Mi señor Kazuma, debemos retirarnos! —A pesar de que su tono de voz era alto, seguía siendo amable y relajado.
—Bueno, Juro, parece que es hora de irme —le aseguro con expresión serena—. Ha sido un rato agradable, creo que lo que me hacía mucha falta era tomar un poco de aire y conversar un rato.
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—Ya veo… —aseguro mientras observaba, con una mirada cálida, las nubes que transitaban sobre ambas—. Puede que sea porque tenemos roles similares, pero siento, que de cierta forma, te entiendo, Katsue-san.
Katsue le devolvió la mirada, con una leve sonrisa. No llevaban mucho tiempo hablando, pero había adquirido un extraño cariño por esa chica.
Esta repentinamente sacó un reloj de su bolsillo, y puso una expresión compungida. Katsue comprendió rapidamente a donde iba a parar ese gesto.
—El tiempo se pasa volando cuando se está a gusto —aseguró—. Es una lástima, Katsue-san, pero tenemos que marcharnos, dentro de un rato el doctor ira comprobar al estado de mi señor.
— Lo comprendo, por mucho que Juro se niegue también tiene que volver a su camilla — dijo, con un tono algo apagado. No sabía que era esa sensación, pero estaba triste — Deberíamos repetirlo, después de todo unidas sera más fácil vigilar a esos dos cabezas huecas.
Katsue no instó a Juro con un gritó a que le siguiese. No hacía falta. Solo tuvo que mirarle...
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Un pequeño silencio se había armado entre los dos tras el asentimiento de Juro. Pudo haber sido un sentimiento incomodo, pero el semblante de Kazuma mostró que no parecía serlo. Al menos, por el momento.
—¡Mi señor Kazuma, debemos retirarnos! —Repentinamente la voz de Naomi les sacó de ese silencio, devolviendoles a la realidad.
Kazuma no se dio a esperar, pronto, ya estabas poniendose en marcha para volver con su guardiana. Juro miró hacia donde se encontraban ambas, él también tenía que ir.
—Bueno, Juro, parece que es hora de irme —le aseguro con expresión serena—. Ha sido un rato agradable, creo que lo que me hacía mucha falta era tomar un poco de aire y conversar un rato.
— A mi también — admitió, más relajado — Creo que voy a dejar de intentar escaparme, al menos de momento. Pero tienes que recuperarte tu también para poder ir a ver la final. Espero que nos veamos ahí.
Juro siguió utilizando con mayor maestria la silla de ruedas. En cuanto Kazuma comenzara a maniobrar hacia ambas, él le seguiría.
No necesitó mirar hacia el frente para sentir la mirada de Katsue sobre él. Tragó saliva lentamente.
"Mejor que vayamos rápido..."
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—A mi también —admitió, más relajado—. Creo que voy a dejar de intentar escaparme, al menos de momento. Pero tienes que recuperarte tú también para poder ir a ver la final. Espero que nos veamos ahí.
—Si... Me aseguraré de recuperarme y estar ahí.
Puede que estar “atrapado” en un hospital y necesitar de una silla de ruedas no fuese considerado como algo placentero, pero definitivamente, no existía forma de negar que aquel efímero tiempo que pasaron conversando no fuese agradable. No se desarrollo como la típica charla estirada y monótona que tendrían un par de ninjas típicos, sino que se trató de algo mucho más casual y relajado.
«Ahora me siento un poco mejor.» Permitió que una tenue sonrisa se dibujara en su rostro mientras se desplazaba hacia donde estaba Naomi.
—Lo comprendo, por mucho que Juro se niegue también tiene que volver a su camilla — dijo, con un tono algo apagado. No sabía qué era esa sensación, pero estaba triste—. Deberíamos repetirlo, después de todo unidas será más fácil vigilar a esos dos cabezas huecas.
—Sería agradable, Katsue-san, reunirnos de nuevo y conversar un poco más. —Se sentía un poco triste, pero la expectativa de poder repetir aquella ocasión consiguió levantarle el ánimo.
El Ishimura podía sentir como su compañero del látigo se movía siguiéndole, aunque en ningún momento había escuchado que su hermana le llamará.
Cuando llegó al sitio pudo percibir un ambiente un poco extraño, como si aquel par de guardianas no fueran unas desconocidas. Era como si se tratara de un par de amigas que habían estado conversando con gran naturalidad, como si se de alguna manera, por más improbable que pudiese parecer, ambas hubiesen hecho buenas migas. Quizás todo fuese debido a aquel bonito lugar que invitaba a charlar y a relajarse, elementos idóneos en lo que se refiere a llevarse bien y pasar un buen rato con otra persona.
«Esto es un poco extraño. No es que yo sepa leer el ambiente, pero parece que estaban bastante cómodas.» Le parecía poco probable que aquellas dos pudiesen congeniar, por lo que dejó de lado aquel pensamiento.
Se tomaron unos instantes para respirar, profunda y tranquilamente, esa sensación de paz que transmitía aquel sitio.
—Ha sido un día agradable —admitió él—. Gracias por haber pasado un poco de tiempo con nosotros, Juro y Katsue-san. —en esta ocasión se aseguró de usar el honorífico—. Hasta la próxima.
—Hasta la próxima, Katsue-san y Juro-san. —La Miyazaki realizó una reverencia y antes de que su señor pudiera poner algún pero, tomo la silla de ruedas y comenzó a empujarla.
Luego de un rato, cuando se movían a través de los pasillos, se manifestaron algunas palabras entre ambos.
—Debo admitir que fue buena idea el ir a visitar a Juro, me ha sentado bastante bien —aseguro mientras se estiraba un poco—. ¿A ti qué te pareció, Naomi? No has dicho nada al respecto.
—De hecho, fue bastante agradable, Mi señor —respondió con naturalidad—. El joven Juro y la señorita Katsue son buena compañía.
—Si… Parece que te llevaste bien con aquella chica, más de lo que esperaba… Me alegro por ti, Naomi.
—Gracias, Mi señor Kazuma, a mi también me ha sentado bien el pasar aquel rato conversando.
—Eso me hace pensar; Ustedes parecen no tener nada en común, ¿de qué hablaron? —Se sentía curioso.
—Jejeje —la de negra cabellera dejó escapar una bonita y modesta risa—. Platicamos sobre como es la vida que llevamos las guardianas y como buscamos el sosiego de nuestros protegidos.
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Pronto, ambos chicos llegaron hasta el lugar que había sido la zona donde habían reposado sus "guardianas". Juro se acercó sin destacar demasiado, esperando que no le cayese otra reprimenda injustamente. Se acercó a su hermana, quien con maestría agarró su silla y la encarriló hacia Kazuma y Naomi, con algo de brusquedad.
Justo en ese momento, Kazuma pareció hacer los honores previos a la despedida.
— Ha sido un día agradable —admitió él—. Gracias por haber pasado un poco de tiempo con nosotros, Juro y Katsue-san. —en esta ocasión se aseguró de usar el honorífico—. Hasta la próxima.
— ¡El placer es nuestro! — exclamó Juro, felizmente - ¡Hasta la próxima!
— Hasta la próxima, Katsue-san y Juro-san. — la guardiana de Kazuma se unió.
— Nos vemos — dijo, alzando la palma. Para sorpresa de Juro, no gruñía ni se había puesto violenta. Les despidió sinceramente.
Ambos observaron como los dos se retiraban. Juro era consciente de que algo había pasado, en algun momento entre su hermana y esa chica que acompañaba a Kazuma. También era consciente de que su relación con Kazuma parecía estar mejorando. Simplemente por eso tuvo ganas de sonreir.
Aunque insistió en que podía solo, su hermana decidió arrastrar la silla hasta su camilla. Después, le cogió y le depositó en su cama.
— ¿No te resistes? — preguntó Katsue, frunciendo el ceño.
— ¿No gruñes? — preguntó Juro, en respuesta.
— Enano... — murmuró, acercando la mano a su cintura, en busca de su látigo.
Sin embargo, se topo con que estaba vacio. El látigo dorado estaba sobre la mesa. Por alguna razón, lo había dejado ahí. Katsue pestañeó. Juro simplemente sonrió. Pronto, la sonrisa se le contagió a su hermana.
— Quizá tu amigo no es totalmente idiota — admitió, finalmente.
— Te ha costado...
— Si no fuera por Naomi, seguramente ya habría muerto miles de veces — contestó en respuesta, quitandole importancia.
— Parece que te llevas bastante bien con ella... — analizó Juro.
— Si, igual que tu con esta cama.
Juro no pudo evitar reírse. Por mucho que dijese, había pillado de lleno a su hermana. Se recostó, repentinamente agotado. No tardo mucho en dormirse, aun pensando en como sería la final que pronto se daría en el torneo.
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