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31/01/2020, 19:12
(Última modificación: 31/01/2020, 19:17 por King Roga. Editado 1 vez en total.)
Yamiria, capital de la Espiral y centro económico del país. "Y un lugar donde Lobo puede labrarse un nombre." Últimamente estaba mucho más animado y entusiasmado desde que tenía a Otome entre sus brazos. Pronto tendría que regresar a Amagekure, pues hacía ya tiempo que no se reunía con el resto del Equipo Tormenta. "¿Qué estará haciendo Kurozuchi-sensei? Últimamente parece estar ocupado a mil en otras cosas. Pero no importa, aún tengo tiempo para continuar con mi gira musical" Y por gira musical entiendase ponerse a cantar cual artista callejero en medio de una plaza comercial.
—Let's rock!— Gritó plantándose en medio de una multitud, portando un ¿hacha-guitarra? en color negro. para quién no la hubiese visto, siempre sería una extraña sorpresa ver aquel instrumento que también fungía de arma. ¿Su intención? Llamar la atención de todos los presentes. Como si sus extravagantes ropas de maleante rockero con cadenas y gafas negras incluídas no bastasen.
De pronto, empezó a rasgar las cuerdas de acero de Doncella y como por arte de magia el sonido se propagó en el ambiente. No había cables, ni amplificadores. Pero aún así el místico sonido del metal llegaba a los oídos de los presentes mientras el genin mostraba gran presteza con el instrumento y cantaba mezclando un idioma un tanto extraño y desconocido.
Stay in diabolidominus
Conducido por la locura de la luna escarlata
Let, me make me upset
Brillando por encima, el acorde del demonio
The scars
El pasado tallado en un crucifijo
El todo del universo
¡Traeré DESTRUCTION!
Y entonces, alzó el rostro al cielo y aumento la velocidad a la que tocaba la guitarra.
SCARLET FUROR
La luz de la luna ha sido tenñida por un profundo carmesí
Resonando en el silencio, grita para escapar
Un ansia de despertar, scarlet furor...
La locura, desatada
La demencia finalmente a tintado los cielos
El tiempo ha fabricado una absurda mentalidad
Estoy enloqueciendo
Starbow
Las estrellas de color arcoíris vuelan
Forbbiden
El considerado tabú, DESTRUCTION!
SCARLET FUROR
La luz de la luna ha sido teñida por un profundo carmesí
Resonando en el silencio, grita para escapar
Un ansia de despertar, scarlet furor...
Luego de eso soltó un gran solo de guitarra, agachó la cabeza y empezó a sacudir sus cabellos tricolores de lado a lado mientras se tiraba de rodillas al suelo totalmente apasionado en su arte.
SCARLET FUROR
La luz de la luna ha sido teñida por un profundo carmesí
Resonando en el silencio...
Llora para poder huir, llora por algo de ternura...
Un ansia de despertar, Scarlet Furor!
Finalizó su canción, jadeando por el esfuerzo y la adrenalina que tenía en ñas venas, esperando la ovación del público que se había acercado a su completamente inesperado e improvisado concierto al aire libre.
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Era una tarde soleada en el País de la Espiral, concretamente, en su capital, Yamiria, donde se encontraba el joven Daisuke dando un paseo por sus calles repletas de gente sin nada mejor que hacer que la de disfrutar del agradable silencio de la soledad. Un silencio que fue interrumpido cuando comenzó a escuchar el sonido de lo que parecía una guitarra eléctrica que provenía de un lugar cercano a su posición, por lo que, curioso, se acercó a contemplar quién estaba tocando aquel estruendoso sonido.
Cuál fue su sorpresa, cuando encontró ante él un joven con ropas extravagantes, cadenas y gafas negras de sol incluidas. Sin embargo, lo que más le llamaba la atención era su instrumento: era una guitarra eléctrica que simulaba la forma de hacha. Daisuke elevó su ceja derecha y metió ambas manos en sus bolsillos, observando la escena y a una serie de personas que se acercaban al lugar y formaban un semicírculo alrededor del guitarrista y cantante.
Cuando éste terminó de cantar, en seguida, hubo un completo silencio que el Nara agradeció gratamente, lo que sacó una sonrisa de sus labios. Sin embargo, se dio cuenta de que nadie había empezado a aplaudir, por lo que sacó ambas manos de sus bolsillos y dio un par de palmadas, cuya respuesta fueron los vítores y aplausos de los espectadores que se encontraban allí observando. A Daisuke no le había gustado ni la canción ni el sonido de la guitarra eléctrica con forma de hacha. No por nada, sino porque era más de música clásica sin voz, sólo melodía. Aun así, sabía dos cosas:
La primera: sabía agradecer el esfuerzo que suponía el simple hecho de saber tocar con tanta soltura un instrumento tan complicado como la guitarra eléctrica, por muy ruidosa y estruendosa que fuese dicho instrumento. Había que tener cierto talento nato, y ese muchacho sin duda lo tenía. De ahí su primer aplauso.
La segunda: admiraba la valentía de aquel chico a atreverse a cantar en público delante de tanta gente, lo hiciera bien o mal, afinase o desafinase más o menos. Era algo que Daisuke no podría ser capaz de hacer en miles de vidas, porque era demasiado tímido, vergonzoso y cobarde como para hablar (y mucho menos cantar) delante de decenas de personas y captar su atención, al igual que tampoco era capaz de hablar con normalidad con una mujer sin que se sonrojase o hiciera alguna estupidez como quedarse paralizado. En cualquier caso, dicha valentía y atrevimiento merecían al menos un par de aplausos.
La tercera y última: conocía muy bien el comportamiento y la mentalidad de los humanos normales y corrientes. Desconocía las intenciones de aquel muchacho. No sabía si había tocado la canción para pedir una limosna, o porque le gustaba cantar en público, o porque buscaba encontrar la admiración de otros, o simplemente porque estaba loco. Sin embargo, Daisuke sabía que a veces la gente no se atrevía a aplaudir en momentos determinados, y también sabía que en todos los casos, un primer aplauso provocaba un efecto mariposa entre la multitud, quitando todas las vergüenzas y dudas y animando a los demás a hacerlo, aunque a veces simplemente fuera por puro compromiso social.
En cualquier caso, parecía que la canción había obtenido sus fans, entre los que sin duda no se encontraba el Nara, pero su pequeño trabajo ya estaba hecho. Y allí se quedó, en completo silencio, volviendo a meter ambas manos en los bolsillos de su pantalón y mirando con una leve sonrisa al público, para luego dirigir su mirada a aquel muchacho desconocido, curioso e impaciente a la espera de ver cuál sería su próxima reacción.
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Ya lo había notado en los Herreros, pero no toda la gente de la Espiral parecía acostumbrarse a sus sonidos. En parte era normal, puesto que él venía de la corriente más moderna de Amagakure y muchos de los extranjeros no estaban acostumbrados a un power metal como aquel. Sin embargo el genin estaba complacido con su actuación, pues aunque fueran pocos, estaba consiguiendo seguidores. Respiró un poco y se llevó a Doncella a la espalda.
Algunos se acercaron a darle monedas, pero el genin simplemente alzó la mano y se negó a recibir la donación sonriendo sin decir nada. Fue entonces que se percató de alguien parecía haberle clavado la mirada encima. No observándolo a él y a su aspecto, sino buscando sus ojos aún por debajo de los lentes. "Pero qué tenemos aquí." Aparentemente había encontrado algo con lo que entretenerse.
Tomando la mochila que había dejado cerca, procedió a andar para la desilusión de los pocos que esperaban que siguiese con el espectáculo. Daisuke notaría que caminaba de frente hacia él, sonriendo con confianza mientras el sol se encargaba de darle brillo a la placa de Amegakure de su cuello.
El genin esperaría pararse frente él, aunque la diferencia de alturas era abrumadora. "La madre, es más alto que Tsukiyama." El rubio de la espiral superaba el metro ochenta, mientras el de Amegakure no alcanzaba ni siquiera el metro sesenta por escasos centímetros. Era obvio que aquel muchacho tenía mucha más edad que él, pero la diferencia en su presencia era abrumadora. "Otro genin." se dijo al ver que su única placa visible era la de aldea.
—Oeh, parece que eres de los pocos de por aquí que les ha gustado el show— Enseñó su perfecta dentadura mientras clavaba la hoja del hacha en el suelo, demostrado que el filo era real. Apoyó entonces ambas manos por sobre el mango y alzó la vista afilando la mirada.
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Daisuke observó con detenimiento desde la distancia cómo el desconocido se llevaba la guitarra a su espalda, para después coger una mochila del suelo y comenzar a caminar hacia el lugar donde se encontraba el Nara, para la desilusión de algunos y la alegría de otros. Fue ése el momento en el cual el rubio se percató de la bandana metálica en la que se reflejaba el sol que llevaba el guitarrista en su cuello. Evidentemente, no pertenecía a Uzushiogakure, y a juzgar por su insignia, debía de pertenecer a Amegakure, aunque no podía asegurarlo con total seguridad porque nunca se había encontrado con un ninja de aquella aldea. Y también, a juzgar por su apariencia, tanto física como edad, y ante la falta de chaleco obligatorio, supuso que se trataba de un Gennin al igual que él.
De repente, el cantante se detuvo a un par de metros de Daisuke y comenzó a pronunciar una serie de palabras, dirigiéndose a alguien del público en concreto, dando a entender que alguien de los allí presentes había admirado su canción.
—Oeh, parece que eres de los pocos de por aquí que les ha gustado el show— Dijo el guitarrista, para, acto seguido, apoyar su guitarra con forma de hacha en el suelo, demostrando que su filo era verdadero. Daisuke pensó en aquel momento que tal vez no fuese solamente un instrumento musical, sino un extraña arma ninja. El Nara elevó su ceja derecha.
Ante el silencio sepulcral, el rubio se giró momentáneamente para mirar detrás de él, y cuál fue su sorpresa cuando vio que allí no había nadie más. Tras recuperar su posición y mirar de abajo a arriba al Gennin de Amegakure, comprendió que se había dirigido a él.
— Oh, perdona... ¿me hablabas a mí? — Preguntó, inocente y despistado. — Si lo dices por mi aplauso inicial, lamento decir que te equivocas, pero por favor, no te lo tomes a mal. — Explicó calmadamente, sacando las manos de sus bolsillos. — Solamente admiraba tu valentía para cantar en público y expresaba mi admiración ante tu evidente habilidad con el... instrumento. — Expresó, haciendo una pausa evidente antes de pronunciar la última palabra y entrecerrando sus ojos mientras volvía a dirigir su mirada al filo del hacha.
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—¿Eres tonto o crees que yo soy el tonto?— Escupió desafiante.
No estaba molesto, que poco o nada podía importarle lo que dijera aquel muchacho. "Como si no se hubiese dado cuenta que me dirigía él." Simplemente, su habitual complejo de superioridad salía a relucir para fastidiar a alguien, en especial notando cierta falta de decisión en el muchacho que plantó los ojos en su preciada Otome.
El genin ensanchó su sonrisa aún más si era posible, levantó las gafas para mostrar sus brillantes ojos dorados y giró usando de eje la guitarra, con tal de posicionarse al lado del joven de Uzushio, observando de reojo su reacción.
—Elogias mi técnica pero no mi melodía. ¿Como se supone que quieres que me tome eso?— Soltó esas últimas palabras en tono más amenazante.
¿Quería provocarlo? ¿Quería asustarlo? Eso no lo sabría exactamente el otro.
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— ¿Eres tonto o crees que yo soy el tonto? — Preguntó desafiante el cantante, lo que provocó que Daisuke primero frunciese el ceño, levemente enfadado por el comentario, y luego arqueó su ceja derecha en señal de desconcierto y duda.
Después, Daisuke observó cómo el Gennin de Amegakure se levantó sus gafas de sol negras, mostrando unos ojos de color dorado tras ellas, y acto seguido, comenzando a moverse rápidamente girando sobre la guitarra para colocarse al lado del Nara, tal vez, haciendo un alarde de velocidad y reflejos, pero que al rubio, lejos de impresionarle lo más mínimo, se quedó impasible observando sus movimientos sin moverse ni un sólo centímetro de su posición por mucho que le incomodase su presencia y sobre todo, su cercanía.
—Elogias mi técnica pero no mi melodía. ¿Como se supone que quieres que me tome eso?— Preguntó notablemente cabreado el cantante cuyo orgullo parecía haber sido tocado por la falta de sensibilidad del Nara, o más bien, por su pasividad ante todo lo que aborrecía o directamente no le gustaba ni le llamaba la atención. Después de todo, era su forma de ser.
Así pues, Daisuke se encogió de hombros, para luego llevar su mano derecha a la nuca y mostrar una leve sonrisa de manera despreocupada pero sensiblemente avergonzado mientras le dedicaba una serie de palabras al guitarrista.
— De nuevo, perdóname si te he ofendido, ya que no era mi intención. — Repitió de nuevo, por si su interlocutor no lo había escuchado previamente. — No dudo de tu falta de talento ni de tu técnica, eso es cierto. Y tampoco dudo de tu valentía y tu coraje, pues está claro que te sobran pelotas. — Añadió esta vez el Nara, ahora un poco molesto por la actitud amenazante del cantante. — Perdona mi falta de educación y mis modales, pero reconoce que me has provocado. — Dijo, excusándose por su comportamiento esta vez con el rostro serio. — Es sólo cuestión de gustos. A mí me va más lo clásico y lo antiguo, y a ti está claro que te va más lo heavy. Eres un tío duro. No me cabe duda. Y si no me crees pregúntale a tu cabeza. — Finalizó, bromeando sobre los diferentes significados de dureza para intentar desviar la conversación hacia otro lado y a la vez intentar averiguar cuál era el grado de inteligencia de aquel joven. Todavía no sabía a ciencia cierta cómo y cuándo se había torcido tanto el rumbo de aquella conversación.
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El genin en realidad, no estaba molesto. Pero su naturaleza pendenciera y su gusto por sacar de sus casillas a aquellos que se creían moralmente superiores era uno de sus pasatiempos favoritos. Una vez él mismo se atrevió a enseñarle los dientes a aquel dependiente que quiso darle una misión de limpiar baños. Si no toleraba la cara dura de un superior de su misma villa, menos con un extranjero. Todo el tiempo se mantenía con aquella expresión pícara en el rostro.
—Los modales y disculpas van sobrando ¿Admitir que te provoqué? Pues si. De hecho nadie ha dicho que voy a dejar de hacerlo— Soltó mordaz y directo, ignorando totalmente los elogios que soltó el otro. —En realidad, si no te gusta mi música no me importa. Lo que sí me fastidia es que se quieran pasar de listos conmigo tomàndome por idiota o que me menosprecien. Si no hubieras seguido hablando te hubiese dejado tranquilo. Pero descuida, no soy de iniciar una pelea y menos contra alguien de la alianza, que yo no ataco por la espalda sin motivo— volvió a girar nuevamente y regresó finalmente a su postura frontal. Su rostro se ensombreció entonces. —Quería inventar algún pretexto para justificar alguna clase de duelo de entrenamiento con alguien de otra aldea pero estoy perdiendo el interés. Ya encontraré otra manera de descargar la energía; supongo que estoy más tenso de lo habitual—. Soltó una sonora carcajada.
»Si quieres me retiro y hacemos como que esto nunca pasó.
El joven genin extendió la mano para estrechársela, pero el resto de su expresión corporal dictaba otra cosa. Su sonrisa no era falsa, pero no era amigable. Sus ojos estaban cerrados, pero no lucía distraído. Transmitía una sensación incómoda. Era tan simple que quería ver miedo en el otro, y siendo una estrella del escenario sabía de qué hilos tirar para conseguirlo.
Sólo debía ser él mismo
Intimidación: Carisma 40+20 por Autoridad de la Tormenta.
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— Los modales y disculpas van sobrando ¿Admitir que te provoqué? Pues si. De hecho nadie ha dicho que voy a dejar de hacerlo. En realidad, si no te gusta mi música no me importa. Lo que sí me fastidia es que se quieran pasar de listos conmigo tomàndome por idiota o que me menosprecien. Si no hubieras seguido hablando te hubiese dejado tranquilo. Pero descuida, no soy de iniciar una pelea y menos contra alguien de la alianza, que yo no ataco por la espalda sin motivo. Quería inventar algún pretexto para justificar alguna clase de duelo de entrenamiento con alguien de otra aldea pero estoy perdiendo el interés. Ya encontraré otra manera de descargar la energía; supongo que estoy más tenso de lo habitual—. Dijo, seguido de una carcajada final.
Acto seguido, como si nada de la discusión anterior hubiese sucedido, el Gennin de Amegakure extendió una de sus manos a Daisuke con la supuesta intención de realizar las paces, al mismo que sonreía con los ojos cerrados. Tenía una expresión extraña, que casi provoca la risa del Nara, que tuvo que contenerse y serenarse para no volver a burlarse del cantante en su propia cara. El rubio, así pues, estrechó su mano con la del guitarrista mientras mostraba una leve sonrisa que en seguida se convirtió en una expresión que denotaba duda y asombro, para acto seguido, transformarse en una mueca que parecía atemorizada. El joven de Uzushiogakure no comprendía con exactitud lo que había hecho aquel extraño, pero sin duda, había caído en su trampa como un idiota sin poder resistirse, o al menos, tanto como hubiera deseado.
En seguida, Daisuke soltó la mano del cantante y le dirigió una serie de palabras con la voz temblorosa y los ojos abiertos como platos.
— Tú... Eres un monstruo. — Fueron las únicas palabras que pudo pronunciar con su boca, mientras, inconscientemente, daba unos pasos hacia atrás para así retroceder y alejarse de él por puro instinto y supervivencia.
Resistencia a la Intimidación: Voluntad 20+10 por Contra todo pronóstico.
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—Haha... Ahahahahaha ¡AHAHAHAHA! ¡AHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA!— Empezó a carcajearse como maníatico, continuando con su actuación de policía malo. La verdad es que sí le divertía andar asustando a otros novatos de su rango, per no iba a pasar más allá de eso.
—Ay no...— Suspiró mientras recuperaba la compostura, recogía el hacha para llevársela a la espalda y se ajustaba los lentes nuevamente para ocultar su mirar. —No bro, no. Guarda esas palabras para otros horrores que hay en este mundo, por que cuando los veas te darás cuenta de que yo no soy tan malvado— Se cruzó de brazos y sonrió arrogante. Estaba, ¿dando un consejo? —Trabaja ese temple, porque da igual que tan inteligente o fuerte seas, si tu corazón es débil no podrás aspirar a mucho— Dijo con su sonrisa.
A decir verdad, de todos los genin que había conocido tanto de su aldea como de las extranjeras, siempre él era el más joven. Y sin embargo, a sus cortos años ya tenía una experiencia bastante marcada. Sin embargo, eso nunca de los nuncas iba a quitarle su presuntuosa actitud.
—¿Llevas poco tiempo de ser genin?— Preguntó de pronto pasando a un tono de voz más normal.
"Esa falta de carácter es como un letrero de novato en la frente" Con el tiempo había aprendido a escudriñar a las personas mediante sus reacciones.
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—Haha... Ahahahahaha ¡AHAHAHAHA! ¡AHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA!—
Daisuke observaba con su ceja derecha arqueada cómo el Gennin que tenía delante de él se estaba riendo en su cara, y eso no le hacía ninguna pizca de gracia, por lo que, acto seguido, el Nara frunció el ceño, visiblemente enfadado con la actitud del cantante.
—Ay no...— Dijo el guitarrista mientras se colgaba su guitarra en la espalda y se volvía a colocar las gafas de sol negras sobre sus ojos. —No bro, no. Guarda esas palabras para otros horrores que hay en este mundo, por que cuando los veas te darás cuenta de que yo no soy tan malvado— Le aconsejó, para luego mostrar una sonrisa. —Trabaja ese temple, porque da igual que tan inteligente o fuerte seas, si tu corazón es débil no podrás aspirar a mucho— Añadió, sin dejar de sonreír.
El Nara no tardó en responder ante tales comentarios, es más, tuvo que morderse la lengua para no interrumpirlo mientras hablaba.
— Eso lo dudo. No soy ni fuerte ni demasiado inteligente, pero te aseguro que mi corazón noble es lo mejor que tengo, aunque no me creas. — Dijo, para luego encogerse de hombros. — Supongo que el que nace malvado, vive malvado. Si esa es la vida que quieres llevar, tú mismo con tu propia conciencia. Sin embargo, ten en cuenta que un ninja no es cómo vive, es cómo muere. Si tienes una muerte satisfactoria, todo lo demás no importará mucho. Todavía está en tu mano cambiar esa actitud arrogante. — Explicó, cruzándose de brazos.
—¿Llevas poco tiempo de ser genin?— Preguntó el cantante.
— Creo que no es de tu incumbencia, aunque... si te dijera eso, ya sería una respuesta. — Respondió el Nara, para acto seguido hacer una breve pausa para tomar aire. — Soy Gennin desde hace un par de días, por supuesto, lo habrás notado. A mí, en cambio, no me hace falta preguntarte. Parece como si llevaras meses, tal vez uno o dos años, siendo Gennin. Ese "instrumento" debe pesar lo suyo, por lo que debes tener bastante más fuerza que yo, aunque no es muy difícil. — Dijo, bromeando, levantando su brazo derecho e intentando sacar una bola inexistente mientras sacaba la lengua a modo de burla. — Y además, no sólo tienes un aire de grandeza y de superioridad hacia los demás y sobre todo con tus inferiores, tienes confianza en ti mismo, y también valor y coraje, y eso sólo lo da la experiencia. Como dije antes, te sobran pelotas. — Repitió, por si no había quedado claro. — Lo que me lleva a preguntarme una única cosa, que tal vez solamente signifique que, a pesar de tu clara y visible experiencia, tienes poco talento o eres tan holgazán como yo, o incluso más... — Dijo, realizando una pausa para intentar atraer la atención del joven. — ¿Por qué todavía no eres Chunnin? — Preguntó, sin más rodeos y sin más dilación. — Si lo fueras, llevarías el chaleco reglamentario. — Aclaró, para dar a entender cómo había llegado a esa conclusión.
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El otro genin soltó un discurso, pero Rōga no atendió a él con toda la seriedad. Tuvo que esforzarse para no empezar a bostezar en ese mismo lugar. A su punto de vista, un recién graduado que sólo se basaba en lo que le contaron en casa tenía poca o nula validez, sin mencionar que era bastante pesimista.
—¿No estás en una fase depresiva de la adolescencia o algo?— Alzó la ceja y río pícaro. —Para mí. No existe el mal ni el bien absoluto, y creer que una muerte puede redimir el curso de la vida de alguien es mediocre— Se sinceró, aunque su tono de voz seguía relajado. —No se tú, pero yo le prometí a alguien que le protegería y muerto no se cumplen las promesas. Para eso tengo que seguir fortaleciéndome, para que en lugar de que me llore la gente cómo un héroe, pueda ser yo mismo quién les cuente cómo airoso derroté a la muerte y podamos reír todos juntos— Hizo gala nuevamente de su confianza en sí mismo.
A diferencia de la mayoría, él se había metido en más problemas de los que debería. Y no, nunca fue un camino fácil para él. Había probado a partes iguales miel y hiel, y por ello su carácter se terminó afianzando al igual que su arrogancia.
Entonces el otro preguntó por el hecho de que Rōga aún no hubiese ascendido y este río de nuevo. Lo tachó de no tener talento, y no se equivocaba. El Yotsuki nunca se destacó por tener un don especial. No, el siempre se ganó todo a punta de esfuerzo. Si de algo no podías acusarlo, era de vago. La diligencia era quizá la principal virtud heredada de su abuelo.
—¿Te digo la verdad? Burocracia. Como has de saber, se exigen cuatro misiones D y dos C para solicitar un examen. Pues bien, aquí probablemente tienes al único genin de Amegakure que no ha hecho nunca una D— Río sin vergüenza alguna. —Siempre se me han asignado misiones de riesgo. Mi primera misión de por sí fue una de patrulla y reconocimiento para el señor feudal. La cosa se complicó y tuve que salvar a mi superior que fue... controlado— No dió detalles, porque si le decía la verdad de que alguien había invocado un Shinigami seguramente no le iba a creer. Si él no hubiese estado presente no lo creería él mismo. —Las otras veces han sido investigar sobre personas desaparecidas y de escoltar... Pero aunque tenga un buen historial de Rango C, las reglas son las reglas— Remató.
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La respuesta del cantante no se hizo de rogar.
—¿No estás en una fase depresiva de la adolescencia o algo? Para mí. No existe el mal ni el bien absoluto, y creer que una muerte puede redimir el curso de la vida de alguien es mediocre. No se tú, pero yo le prometí a alguien que le protegería y muerto no se cumplen las promesas. Para eso tengo que seguir fortaleciéndome, para que en lugar de que me llore la gente cómo un héroe, pueda ser yo mismo quién les cuente cómo airoso derroté a la muerte y podamos reír todos juntos—
En ese momento, Daisuke comprendió lo que había convertido a aquel guitarrista en un Gennin tan fuerte y experimentado. El motivo era porque tenía un ser querido al que proteger, y cuando se lucha y se pelea por alguien, se consiguen grandes logros.
— Bueno, razón no te falta. — Respondió sonriendo el Nara. — A lo mejor es ésa la razón de tu fuerza.
Luego, el cantante le respondió acerca del motivo por el cual todavía no se había convertido en un Chunnin. Al parecer, no se trataba de holgazanería, sino de pura burocracia, puesto que podía optar a dicho puesto en base a su fuerza y su nivel de combate y experiencia.
—¿Te digo la verdad? Burocracia. Como has de saber, se exigen cuatro misiones D y dos C para solicitar un examen. Pues bien, aquí probablemente tienes al único genin de Amegakure que no ha hecho nunca una D— Daisuke alzó su ceja derecha. —Siempre se me han asignado misiones de riesgo. Mi primera misión de por sí fue una de patrulla y reconocimiento para el señor feudal. La cosa se complicó y tuve que salvar a mi superior que fue... controlado— El Nara seguía incrédulo de lo que estaba escuchando. Pocas cosas tenían sentido en aquella conversación, y además, notó que el cantante estaba mintiendo u ocultando información relevante por algún extraño motivo. —Las otras veces han sido investigar sobre personas desaparecidas y de escoltar... Pero aunque tenga un buen historial de Rango C, las reglas son las reglas—
Daisuke se descruzó de brazos y frunció el ceño, pero no estaba enfadado, y así lo hizo notar con su tono de voz calmado, suave y sosegado.
— La burocracia son meros papeles en blanco con una firma. — Aseguró el Nara, dando su opinión sobre los trámites administrativos. — Teniendo esto en cuenta, ¿puedo decir que me encuentro ante un Chunnin de Amegakure? — Preguntó, como si no hubiera escuchado nada de lo anterior. — No tendrás un papel que te otorgue como tal, pero la naturaleza de tus misiones, tu fuerza, tus conocimientos y tu experiencia son dignas de un shinobi de grado medio. — Aseguró de manera contundente. — Desconozco los motivos por los cuales no has realizado misiones de rango D, pero sinceramente, me importa una mierda. — Aunque malhablado, era sincero, después de todo. — Si haces misiones de rango B, tienes la fuerza, la experiencia y los conocimientos de un Chunnin y te comportas como tal... — Dudó si decir esas últimas palabras, porque su comportamiento dejaba bastante que desear, ya que no lo consideraba digno de admiración, puesto que parecía alguien engreído y con aires de superioridad y grandeza. — ... Eres un Chunnin. — Concluyó. — Blanco y en botella, leche.
Tras un incómodo silencio, Daisuke volvió a retomar la conversación.
— Así que... ¿por qué no dejas de tocar ese "instrumento" o lo que quiera que sea eso, y te vas a hablar con un superior? — Le preguntó, levemente alterado. — Si consideras que eres lo suficientemente experto como para ascender a grado medio, pídeles un ascenso, aunque te hagan una prueba, y aunque no cumplas los requisitos. — El Nara hizo una breve pausa, para que el cantante analizase y procesara dicha información correctamente. — Y si te encuentras con la negativa de tu superior, exígele que te envíen a hacer misiones de rango D. No son tan malas, ¿sabes? Gracias a ellas podrás conocer a nuevos compañeros de menor nivel, harás nuevas amistades y posiblemente te sirvan para aprender un poco de humildad. No todo es limpiar retretes, por mucho asco que dé. — Aclaró el joven rubio, sorprendido por las palabras que estaba diciendo durante aquella conversación. Después de todo, él mismo se trataba de un holgazán, y estaba dando consejos a alguien que no soportaba; consejos que debería aplicarse a sí mismo por muy ilusionado que estuviera por haberse convertido en Gennin y estuviera deseando realizar misiones con sus compañeros. Tal vez, y sólo tal vez, aquel "Gennin" de Amegakure era capaz de sacar lo mejor y lo peor del Nara, y... para alguien acostumbrado a hacer el vago, eso era un gran logro.
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— Así que... ¿por qué no dejas de tocar ese "instrumento"...
No escuchó el resto, pues sólo aquella frase le descoló. ¿Dejar de tocar?
—¿¡DEJAR DE TOCAR!?— No se notaba por las gafas oscuras, pero la sorpresa le hizo abrir los ojos como platos. —Dude ¿tú le dices al sol que no salga al amanecer?— Si para algo vivía el genin, era para la música. Era la única cosa a la que le ponía tanto esmero como a su propia vida ninja, si no es que más. —Y para tu info, Otome es mucho más que una simple guitarra. Que la belleza al tocar sus cuerdas solo se compara a su letalidad— Resopló e hinchó el pecho con orgullo. —Yo mismo la forjé con ayuda de mi padre, insultarla a ella es como insultarme a mí— Eso sí le había molestado un poco, pero su tranquilidad natural impedía que demostrara sus emociones de forma explosiva. En su lugar, se mantenía estoico y se limitaba a aclarar las cosas.
—No sé como serán las cosas en Uzushiogakure, aunque por los otros shinobi de la Espiral que conozco, sé que son bastante permisivos por decirlo de alguna manera. Sin embargo en la Tormenta es muy distinto. Si no me han ascendido es porque no se me considera apto y punto. Fui recomendado a mi sensei actual por la propia Arashikage, así que no hay cuestionamiento que valga, aunque últimamente parece que tiene asuntos más importantes a tratar que mi tutela— Dijo aquello sin saber que irónicamente, en esos precisos momentos Kurozuchi estaría pasando un mal rato como escolta personal de Yui en la reunión de los Tres Kages.
»A decir verdad. Si se trata de misiones, estoy seguro de que podría solicitar una de Rango B y no me la negarían.
Y aquello lo dijo sin presumir, simplemente fue un despreocupado comentario al aire.
Hablo || Pienso || Narro
~Ausente los fines de semana~
Nivel: 3
Exp: 2 puntos
Dinero: 0 ryōs
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Daisuke elevó su ceja derecha cuando el Gennin de Amegakure comenzó a hablar en voz alta. Parecía que no prestaba la atención suficiente, por lo que el Nara llegó a pensar que tenía un trastorno de déficit de atención. Sin duda, le resultaría mucho más complicado de lo que él creía tratar con su interlocutor de manera razonable. Era todo un fastidio, y de tener la oportunidad, se iría de aquel lugar a la primera de cambio, en cuanto pudiese, para así poder evitar el seguir hablando con una cabeza hueca.
—¿¡DEJAR DE TOCAR!? Dude ¿tú le dices al sol que no salga al amanecer? Y para tu info, Otome es mucho más que una simple guitarra. Que la belleza al tocar sus cuerdas solo se compara a su letalidad. Yo mismo la forjé con ayuda de mi padre, insultarla a ella es como insultarme a mí.
Así que Daisuke, una vez más, estaba en lo cierto con la conclusión a la que había llegado. Ese instrumento también era un arma que acompañaba al Gennin en todo momento. Típico. Aunque su extraña forma y su utilidad para tocar música eran muy atípicas y extravagantes, sin duda.
— ¡Ja, lo sabía! — Dijo el Nara sonriendo al comprobar que su teoría era cierta. — Pero calma, hombre, sólo me refería a dejar de tocar momentáneamente mientras ibas a hablar con tu superior. — Se explicó, por si se habían malinterpretado sus palabras. — Oye... ¿no serás una de esas personas que se lo toma todo al pie de la letra, no? — Preguntó, curioso. Por supuesto, no mencionó nada sobre su supuesto déficit de atención. Era una conclusión precipitada y en caso de que así fuese, era una enfermedad, y no era buena idea hablar sobre ello.
—No sé como serán las cosas en Uzushiogakure, aunque por los otros shinobi de la Espiral que conozco, sé que son bastante permisivos por decirlo de alguna manera. Sin embargo en la Tormenta es muy distinto. Si no me han ascendido es porque no se me considera apto y punto. Fui recomendado a mi sensei actual por la propia Arashikage, así que no hay cuestionamiento que valga, aunque últimamente parece que tiene asuntos más importantes a tratar que mi tutela.
»A decir verdad. Si se trata de misiones, estoy seguro de que podría solicitar una de Rango B y no me la negarían.
Daisuke se mantuvo en su posición, con su ceja derecha arqueada. No salía de su asombro.
— Así que eres una especie de protegido de la Arashikage, ¿eh? Mola. — Dijo el Nara, realizando una breve pausa tras su comentario. — Yo todavía no conozco personalmente a mi Uzukage, y por supuesto, dudo mucho que ella sepa de mi existencia. Evidentemente, también tiene asuntos más importantes de los que preocuparse, supongo. — Mencionó, mientras se encogía de hombros. — Pues... lo siento mucho, tío. Debe ser muy frustrante vivir en una aldea así. Seguro que tendrías una vida mejor en Uzushiogakure. Aun así, te deseo mucha suerte. — Añadió, mientras sonreía estirando su mano derecha hacia el Gennin. Esperaba que hubiese madurado aunque fuera un poco durante aquella conversación y no volviese a hacer de las suyas.
Nivel: 20
Exp: 35 puntos
Dinero: 50 ryōs
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—¿Que lo sabías? Man, que a simple vista se nota que es un hacha— Parpadeó varias veces. —Tampoco es como si quisiera disimularlo, y aunque quisiera estaría difícil— Añadió.
—Meh, el pie de la letra acaba donde empieza el sentido común— Contestó agitando la mano para restarle importancia. —No diría que protegido, más bien, le caí bien— Explicar como era Amekoro Yui, era bastante complicado. Ciertamente, cuando el propio Rōga esperaba una reprimenda por su excesiva confianza, obtuvo en su lugar un reconocimiento. Una de las razones que habían afianzado su temperamento engreído al tener un beneplácito de la Arashikage. Aunque claro, la mediación de su sensei Kurozuchi había alivianado las cosas. La lealtad absoluta era el valor que más se inculcaba en Amegakure, pese al rebelde temperamento del Yotsuki. —Yo sólo he visto una vez en persona a Yondaime-sama, y si tuviera que elegir un adjetivo, diría que ella misma es la Tormenta.— Él no sólo vio la encarnación de la ira en Yui, sino también vio a una madre que protege a sus hijos. Una madre estricta que está dispuesta a romperte la jeta de una patada si desobedeces, pero una madre que ama al final de cuentas. —Nah, Amegakure es mi hogar y no hay un sitio mejor para mí. Para los extranjeros quizá sea demasiado rudo, pero es como los Hijos de Amenokami somos.
Sorió, aunque luego alzó la ceja mientras le tendían la mano.
—Joder hombre, ¿te despides ya sin siquiera haberte presentado? ¡Ni nombre ni apellido has dado!— Carcajeó.
Hablo || Pienso || Narro
~Ausente los fines de semana~
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