En cuanto la patada de su hermana impactó en Chika, la mayoría de los hermanos se levantaron impresionados. Ninguno de ellos esperaba ver nada por parte del equipo de Miki y Kimi, mucho menos una victoria tan repentina. Las piernas de la mayor se levantaron por los aires, dejándola en horizontal en el aire durante un segundo antes de caer... pero no mucho.

Un rayo recorrió el campo de batalla. Se trataba de Kira, quien había detenido la caída de su hermana con su espalda.

— No he escuchado que quieras rendirte. —Le dijo, mientras se esforzaba para levantarla—. Así que no te dejaré perder.

Kimi ya había retrocedido un par de pasos, sorprendida. Durante un segundo había dado el combate por terminado, pero ahora tenía a ambas en frente y Miki todavía estaba recuperando el aliento, pero había algo que la preocupaba más...

— ¿Estás bien, Ka-chan? —La había golpeado con todas sus fuerzas.

— No he escuchado que quieras rendirte. Así que no te dejaré perder.

Que no se hubiese verbalizado no significaba nada, Chika ya no estaba ahí. Se puso en pie por inercia, asintió por costumbre y abrió la boca por educación.

— Sí.

Una vez en pie de nuevo, enfocó la mirada a Kimi, que la miraba preocupada. Normal, era la misma mirada que tantas veces le había dedicado ella a su hermana. La preocupación del fuerte. Temía haberle hecho daño.

— ¿Estás bien, Ka-chan?

Sonrió mientras volvía a ponerse su armadura de raiton, esta vez visiblemente menos intensa.

— Perfectamente — mintió sin inmutarse.

Su mente era algo mucho más debil que su cuerpo. Funcionando con procesos que ni ella entendía. Podía comprender la magnitud de sus sentimientos y sus posiciones, nunca las consecuencias. Estaba en un enorme lago helado ahora mismo. Su hermana, la persona a la que debía proteger porque era fragil y debil, era mucho más fuerte en combate que ella.

No había tenido suerte, no se había contenido y Kimi la había barrido con facilidad. Ese cambio de esquemas había partido la realidad de Chika. Si aquella persona a la que debía proteger era más hábil que ella en todos los aspectos, ¿qué era ella? ¿Cual era su proposito en todo esto? ¿De qué había servido entrenar? ¿Por qué se preocupaba por ella?

Mantenía la mirada fija en el combate, vigilante, pero en modo automatico. No tenía la capacidad de pensar en ese momento, solo reaccionaría y ya.

A pesar del intento de Chika por mentir, Kimi podía ver perfectamente a través de ella. No estaba bien. Quizás no le dolía físicamente como ella pensaba en principio, pero definitivamente no estaba bien. En cuanto se irguió, Kira también miró a su hermana de reojo, insegura. Parecía que le pasaba algo, pero no estaba segura del todo... ¿Quizás se había mareado?

No. No parecía estar mareada... la chica llevó su mirada a Kimi, que había bajado la guardia mientras miraba a su hermana, preocupada.

«¿Ya ha dado el combate por ganado?» Pensó Kira al verla, ofendida. «No... parece que se ha dado cuenta de algo. Algo le pasa a Chika».

En ese momento Kira tuvo que tomar una decisión. Una buena hermana tenía que empujar a su hermana a superar sus límites y a pelear al máximo, pero también tenía que saber cuándo parar para no hacerle daño a su hermana. ¿Qué caso era este? No tenía ni idea.

Miki llegó, todavía con su capa de electricidad activada, jadeando.

— ¿Qué... está pasando...? —Preguntó mientras recuperaba el aliento.

Kira decidió levantar la mano.

— Me rindo.

— ¿Qué? —fue a acercarse a ellas. No se esperaba que Kira se rindiese así como así.

Sin añadir nada más y antes de que Raijin declarase el final del combate, Kira le tomó la mano a Chika y empezó a caminar, llevándosela lejos del resto.

— ¿Estás bien? —Le preguntó, pero esa era la pregunta equivocada—. ¿Qué te pasa?

Al parecer, era la única que estaba en guardia. El resto de sus hermanas parecían completamente fuera de combate, lo cual sacó a Chika por completo de su estado mental. ¿Qué pasaba? ¿Había pasado algo? ¿Se había centrado tanto que no se había percatado de que alguien se había hecho daño? ¿Cuanto se había ensimismado?

En ese momento, Kira habló.

— Me rindo.

— ¿Qué?

Chika se giró de inmediato, preocupada. ¿Se había hecho daño Kira al ayudarla? Pero se encontró con Kira mirandola con la misma preocupación. Eso la confundió pero asumió rápidamente que estaba preocupada por algo que le había pasado a ella. Se dejó llevar por Kira, aún algo confusa.

— ¿Estás bien? ¿Qué te pasa?

Alzó una ceja.

— ¿Qué? Sí. Solo me ha sorprendido. ¿Te has rendido por esto? Estoy bien.

Estaba físicamente bien, mentalmente estable. Desde luego prefería combatir a debatir qué sentía o qué debía sentir. Era infinitamente más facil y tenía una resolución al final.

— Vamos a hablar con Raijin, dile que ha sido un malentendido, a lo mejor podemos seguir.

Lo último que quería era añadir más cosas a la lista de sus cargos de conciencia.

Kira resopló. Por algún motivo siempre se le hacía complicado hablar con Chika. Era la única persona en toda la casa con la que se le hacía tan difícil hablar. ¿Quizás era por la discusión que habían tenido un mes atrás? No, tenía que ser porque Chika era difícil y ya.

— Bah, no me interesa el combate, no te preocupes por eso. —Metió las manos en los bolsillos y se apoyó en un árbol que tenían cerca—. ¿Estás segura de que estás bien? Parecías... bastante fuera de onda.

— Bah, no me interesa el combate, no te preocupes por eso. ¿Estás segura de que estás bien? Parecías... bastante fuera de onda.

Chika torció el gesto. ¿Cómo que no le interesaba? Había organizado ella todo el torneo. Dio un paso hacia atrás metaforico, no tenía sentido discutir sus propias palabras con ella. Aunque a Chika seguía preocupandole como se sentiría el resto respecto a esto. Kira se había rendido de la nada y ahora estaban apartadas.

— Me sorprendió lo mucho que ha crecido Kimi. No me esperaba que pudiese reaccionar tan rápido. Eso es todo.

Realmente no había nada más que eso. Y Kira estaba convencida de que Kimi era la más debil de los hermanos, si ella podía pararla en seco sin esforzarse, ¿donde la dejaba eso a ella? Chika pensaba que Kimi no era la más debil de la familia, ni un bottom 3 siquiera, claro que tampoco esperaba que ella estuviese por debajo de ella antes del combate. Tal vez todo lo que creía estaba mal.

Por eso mismo no tenía sentido decir nada ni pensarlo. Por lo menos, no ahora. Quedaban combates por hacer y prefería pensar después de ellos.

Kira se rio un poco con la respuesta de Chika. Si realmente se trataba de eso, quizás sí se estaba preocupando demasiado.

— Con el estilo tan defensivo que tiene, no me sorprende que tenga buenas reacciones. —Le dijo—. ¿Entonces nunca te había alcanzado un golpe antes?

Ahora que todo parecía estar bien, le hizo un ademán con la cabeza a Chika para empezar a andar hacia el resto. Se la podía ver como se frotaba las manos y soplaba para calentarse. Todavía no estaba del todo acostumbrada al frío de Amegakure.

Escuchó la risa de Kira y era algo que esperaba. Era consciente de que nadie entendía qué pensaba ni cómo se comportaba. Sin embargo, ¿no era eso cierto para todos? Nadie sabe con certeza nada más que sus propios pensamientos.

— Con el estilo tan defensivo que tiene, no me sorprende que tenga buenas reacciones. ¿Entonces nunca te había alcanzado un golpe antes?

— Claro que sí. No es eso. He ido en serio. He ido con todo y no he podido tocarla. Puede que ya se lo esperase, puede que sea lo que sea. Ha reaccionado mucho más rápido que yo y me habría ganado si no fuese por ti. En un segundo, en un golpe. Sin usar nada más que su propia fuerza.

Ahora que lo había dicho en voz alta solo se hacía más real. Y no había una sola cosa que pudiese decirle Kira o nadie que fuese a cambiar aquello, porque dijesen lo que dijesen no iba a cambiar lo que había pasado. Kimi aún podía usar su cosa de cyborg o aprender la Yoroi y entonces reaccionaría todavía más rápido. Ella ya había estado usando la Yoroi y no estaba ni cerca de igualarla, Kimi ni se había esforzado.

Siempre había pensado que estaba adelantada a su hermana, que cuando la alcanzase podrían pelear juntas, que debía esperar a que eso pasase. Y ahora resultaba que la que estaba atrasada era ella. Era algo que tendría que procesar.

Kira miró a su hermana durante unos segundos sin estar segura de qué decirle. Porque ahora le empezaba a sonar a que sí pasaba algo, y si pasaba algo ella tendría que decirle algo ¿no? Insegura, se llevó una mano a la frente y deseó que Mika estuviese allí. Ella a sí que sabría qué hacer.

Aunque, pensándolo bien, probablemente sería mucho peor para Chika si Mika estuviese allí.

— Pues sí. Te pilló bien pillada. —Comentó—. No te voy a mentir. Hasta yo me siento un poco orgullosa. Parece que finalmente te ha pillado.

Realmente no sabía cómo se sentía Chika, pero si tuviese que apostar, probablemente se sentía de forma parecida a como ella se sentiría si de pronto Miki demostrase ser tan o más fuerte que ella.

— ¿Es así como se sienten los padres cuando sus hijos crecen? —¿Se trataba de eso? Al darse cuenta de lo que había dicho, le dio un golpecito en el hombro a su hermana—. ¡Deberías estar orgullosa!

— ¿Es así como se sienten los padres cuando sus hijos crecen? ¡Deberías estar orgullosa!

Y Chika coincidía. Debería estar orgullosa. Pero... ¿por qué no se sentía así?

— Siempre pensé que si venía algo con lo que ella no podía, yo podría. Si ahora viene algo con lo que ella no pueda, yo tampoco podré. — y realmente no había más.

El punto de ser la más fuerte era para poder protegerlas mejor. Si no era la más fuerte ni en su casa, ¿cómo iba a protegerlas de nada? No sabía bien qué pensar ni qué hacer. Su ansía por protegerlas no era algo que considerase malo, pero no poder alegrarse porque su hermana fuese más fuerte que ella empezaba a mosquearla. Kira tenía razón, debería estar orgullosa. Siempre había sabido que Kimi tenía más talento del que ella tendría nunca.

El único motivo por el que había sido más fuerte que ella en algún momento fue por el accidente. Sin eso, Kimi hubiese barrido el suelo con ella cada día. Y ahora estaba allí, incapaz de sentir nada positivo porque ella misma se había convencido de algo que no era. No podía ser más estúpida.

— Y estoy orgullosa, del progreso de todos, de que seais más fuertes y de todo lo que conseguís. No estoy así porque Kimi sea fuerte, estoy así por mi propia debilidad. Si hubiese cometido este error de juicio en cualquier otro escenario...

Miró su mano derecha y apretó el puño, era tan estúpida que ni siquiera era gracioso. Temía que algo como lo de los Dojos se repitiera y temía no ser capaz de hacer nada de nuevo. Y entre eso y su ansía de proteger a todos se habían juntado en un temor superior. Dejó ir la fuerza de su brazo y suspiró.

— Pero no te preocupes, esto no es nada nuevo. Solo me sorprendió, ya te lo dije. Se me pasará en cuanto deje de pensar tanto en ello.

Después a la noche estaría hecha una acelga mentalmente hablando, pero durante el día, mientras se distrajese con cualquier cosa estaría bien.

Kira escuchó a su hermana en silencio, aunque no sin preocupación. Sabía muy bien lo que era ese sentimiento, el de no saber si sería capaz de proteger a sus hermanos.

— De acuerdo. —Le dijo—. Entonces no te molestaré más con el tema.

Pero ahora que Kira sabía con seguridad que sí estaba sucediendo algo, de pronto era mucho más complicado simplemente dejar el tema. Simplemente era demasiado metiche como para hacerlo.

— Pero... por lo que dijiste antes... —Se llevó una mano a la nuca. No quería volver a sacar el tema justo después de decirle que lo dejaría, pero es que no podía evitarlo—. No se trata de poder con las cosas con las nuestros hermanos no pueden, sino de atacar los problemas juntos. Es entonces cuando somos realmente fuertes. Nunca nos protegemos entre nosotros: nos protegemos juntos.

No estaba muy segura de si se hacía entender, o de si lo que le estaba diciendo a Chika la ayudaría, pero eso fue lo que le dijo Mika en su momento y a ella le funcionó.

— Tu fuerza no es inútil, porque siempre elevará la de tus hermanos. —Terminó—. Piensa en eso ¿vale?

— De acuerdo. Entonces no te molestaré más con el tema.

Chika asintió quedamente, agradeciendo en silencio la comprensión de Kira. Le había parecido una chica terca y obtusa, pero parecía terriblemente responsable con los suyos. En cierta manera, aunque tuviesen opiniones diferentes, sentía que se parecían bastante.

Se rió un poco cuando Kira, tras aceptar que dejaría el tema, volvió al tema justo después.

— Lo sé, pero también sé que hay peleas que no podéis combatir. Como cuando secuestrasteis a Kimi.

Lo dejó ahí, porque era consciente de qué pasaría si acababa de formular ese pensamiento. El problema era Mika. ¿Y si volvía a aparecer con otro escuadrón de delincuentes juveniles? ¿Podrían ellos hacerles frente? ¿Se aliarían con su madre? No les podía juzgar, ni ella sabía qué haría si tuviese una madre, pero sabía que cruzaría muchas lineas por Kimi.

— Pero bueno, ya te he dicho que no es nada nuevo. Estoy bien y estaremos bien. No te preocupes.

Kira sonrió. Si Chika decía que estaba bien, es que estaba bien.

— Vaaaaaale, ahora sí. Ni una palabra más sobre eso de mi boca, lo prometo. —Con eso, y esta vez sí, Kira accedió a dejar el tema, de momento.

Al acercarse al resto de hermanos, Chika se encontraría con que las estaban esperando... aunque no mucho. La mayoría parecía haberse puesto con sus cosas. Mami le estaba echando la bronca a Hotaru por, según ella "no destacar más"; Momo se había sentado a intentar controlar su chakra, acompañada de Ryō; Miki se secaba con una toalla, resguardada de la lluvia y el resto estaba descansando o charlando. Al verlas, los dos gemelos se acercaron a tirar de las mangas de Raijin, para hacerle ver que habían aparecido, pero fue Kimi la primera en acercárseles.

— ¿Ha pasado algo? —Preguntó, preocupada.

— Reunión urgente de hermanas. —Respondió Kira, sonriéndole para quitarle hierro al asunto—. Súper secreto.

Chika fue a contestarle a Kimi pero realmente no sabía qué decirle. No tenía problemas en decirle la verdad, pero eso abriría de nuevo el debate y eso no le apetecía demasiado.

Sin embargo, cuando Kira lo justificó sintió que no había demasiada falta de dejarlo como un secreto.

— Solo hablábamos de lo mucho que habéis crecido todas. Me ha sorprendido y Kira se ha preocupado, nada más. — sonrió y se rascó la nuca.

Al final había acabado soltandolo todo. No era buena para esto.

— ¡Eeeeey! ¡Se suponía que era súper secreto! —Riéndose, Kira le dio un golpecito en el hombro a su hermana—. Pero sí. Lo habéis hecho súper bien.

Kimi se quedó mirando a Kira, extrañada. Aquella no era exactamente la impresión que le había dado antes, pero aun así, si Chika lo decía, tenía que ser cierto.

— Gracias, aprecio que se fijado en nuestro progreso. —Les respondió con una sonrisa—. Pero todavía me falta mucho para llegar al nivel que deseo... Bueno. ¿Quieren reanudar el combate?

Kira negó con la cabeza.

— No hace falta. Os dejaré disfrutar de esta victoria. —La respondió, antes de mirar a Raijin, que se había estado acercando con ayuda de los gemelos—. ¡Raijin-san! Podemos continuar con la liga.

— De acuerdo. ¿Está todo bien?

— ¡Sí!