Desde la última vez que el Lobo y el Tigre se vieron, el chico se había preparado a consciencia para ese día. No físicamente, claro, o al menos no demasiado, pues tuvo que utilizar una buena parte de esa semana solo para recuperarse. ¿La otra parte de la semana? Bueno, hoy demostraría de qué le había valido todo lo que había hecho durante ese tiempo.

No. Hoy demostraría de qué le había valido todo lo que había hecho hasta ahora. Cuánto valían sus palabras.

El joven boxeador vestía como usualmente lo hacía en ocasiones como aquella, a excepción de su bandana, que en lugar de estar en lo alto de su frente como solía estarlo se encontraba guardada en su portaobjetos. Estaba orgulloso de ella, pero hoy no peleaba por Kusagakure, sino que lo hacía por su palabra.

Ya eran las dos de la tarde y el chico, que pronto se dio cuenta de que se le olvidó decir a qué hora tendrían su duelo, empezó a calentar haciendo boxeo de sombra mientras esperaba a su rival

«Me pregunto qué clase de tontería hará hoy cuando aparezca» pensó, divertido, la verdad es que ya se esperaba ver algo nuevo cada vez que se encontraba con Rōga.

—La hora, ¡la puta hora!— Bramaba con furia.

¿Cómo mierda se le pudo haber pasado algo como eso por lo alto? También culpa suya no recordar. Había llegado temprano, se había ido y ahora volvía a regresar. Tenía una cara de pocos amigos mientras se acercaba una vez más a ver si Daigo finalmente se había dignado a hacerse presente. "Hijo de puta dejó a lobo dando vueltas. ¿Acaso también planeaba cansarlo antes de la pelea?" Se había levantado las gafas por sobre la frente dejando que el brillo dorado de sus ojos hablase directamente por él. Avistó una silueta en la lejanía que parecía dar golpes propios de un entrenamiento y por la forma de moverse dedujo que era Daigo quién se encontraba calentando en medio de la plataforma. Sonrió, el enojo parecía haberse ido por unos instantes y los reemplazó por euforia... y también pensó en darle un buen susto mientras sonreía con malicia.

Con Daigo concentrado en sus prácticas, aprovechó para realizar unos sellos y allá dónde Daigo andaba de pronto vería su entorno distorsionarse como por arte de magia. La plataforma ahora se vería desgastada y sucia, con algunos agujeros y desnivelada con algo de hierba creciendo entre los espacios dañados. Los árboles frondosos de los alrededores ahora parecían dibujar caras macabras con dientes en sus troncos. En general, el ambiente se tornaría más oscuro.

—¡TSUKIYAMA BASTARDO!— Gritó aún escondido. —¡VAS A SER TESTIGO DE LOS PODERES QUE ME OTORGARON LOS DIOSES OSCUROS DEL METAL!— Aquello no tenía sentido pero ey, todo sea por el drama.

"¡A ver si así aprende a fijar una hora cuando planeas un encuentro con alguien!"



PV –
CK – –
Regeneración Impedida

Daños causados:
Accciones Ocultas:

—¿Qué...? —Ahí estaba. Rōga había pasado al siguiente nivel. Ahora se presentaba con... con... ¿Qué demonios estaba haciendo exactamente?

El chico retrocedió, confundido al encontrarse con que todo a su alrededor se estaba distorsionando para convertirse en algo un poco más terrorífico de lo que deberían ser unas simples plataformas del combate por la tarde y al aire libre. Miró a su alrededor, buscando al Yotsuki. ¿Quizá no era cosa de Rōga? Quizá realmente estaba bajo ataque por usuarios de Genjutsu, como en el torneo anterior.

—¡TSUKIYAMA BASTARDO! —No. Definitivamente era cosa de Rōga—. ¡VAS A SER TESTIGO DE LOS PODERES QUE ME OTORGARON LOS DIOSES OSCUROS DEL METAL!

—¿los qué? —Respondió, confundido, antes de levantar los puños y ponerse en guardia, buscando a su rival con la mirada—. ¡Si esta es tu manera de empezar con el combate, ESTOY LISTO!

—Wahahahaha... ¡WAHAHAHAHAHAHAHAHAHA!— Carcajeó sórdido desde su escondite.

Entonces sacó un cascabel, y se lo ató entre los dedos de la mano derecha. Agitaría el cascabel unos instantes, pero todo aquello era un teatro psicológico que le serviría de antesala a su verdadero plan.

—No, no Tsukiyama. No soy taaaaaan ruin como para atacar a traición desde las tinieblas. Si me retan a un duelo digno, peleare dignamente — Finalmente se asomó desde atrás de uno de los sombríos árboles de rostro mórbido. Se me metió las manos a los bolsillos y caminó directamente hasta la ahora derruida plataforma. —¡Wahahaha...! — Continuaba con aquella risa villanesca, hasta que quedó delante del peliverde a cinco metros de distancia. —Aunque sabes perfectamente, que no tendré clemencia. ¡¿EH, TSUKIYAMA!?— Sonrió para pasar de inmediato a aquella postura de batalla clásica que Daigo ya conocía, con las garras en alto esperando a clavarse en su rival, con la diferencia que vería el cascabel colgar en su diestra.



PV –
CK –
Regeneración Impedida

Daños causados:
Accciones Ocultas:

«Ahí estás».

Finalmente el Lobo salió de su escondite, presentándose de la manera más teatral posible, como si de un villano de película se tratara. El peliverde todavía no había abando su guardia, ni siquiera se había relajado incluso sabiendo que no había manera de que su rival lo atacara a tración, porque su combate ya había empezado, de hecho ya lo había hecho desde que se vieron las caras.

—Yo tampoco me contendré, King-san —dijo, con una sonrisa confiada que ahora, después de tanto tiempo, volvía a estar completa.

El amejin adoptó su postura de combate mientras sostenía un cascabel con una de sus manos.

«¿Un cascabel? Probablemente sepa Genjutsu, como Yota».

Parecía que Rōga había aprendido muchos trucos nuevos desde la última vez que lo vio. Por suerte Daigo también lo había hecho, y ni siquiera podía empezar a decidir cuál de todos le mostraría primero.

El boxeador entrelazó sus manos en un sello manual, creando una copia sombría y verdosa a su derecha.

—¡VAMOS! —exclamaron ambos, preparados para el combate.

"¿Qué clase de Bunshin es ese?" Era fácilmente distinguible, por lo que difícilmente serviría para distracción. Algo más debería ocurrir con esos clones. "Podría contrarrestarlo con mis clones de sombras de rayo, pero no creo poder mantener los falsos alrededores al mismo tiempo." Ciertamente estaba más preocupado por el efecto dramático que por el daño que pudiese sufrir su integridad. "A ver a ver, ¿con qué me vas a divertir ahora?" Sabía que cuando Daigo preparaba algo iba a ser algo muy vistoso y sorprendente, nunca lo decepcionaba en ese aspecto.

—Hehe— se limitó a reír.

Entonces empezó a caminar muy lentamente, caminando alrededor del original y de la copia pero manteniendo la distancia que les separaba. Acechaba y sonreía, sin perder la vista de lo que pudiera avecinarse.

—¿Todavía necesitas calentar?— Soltaría sin perder la siniestra sonrisa.



PV –
CK –
Regeneración Impedida

Daños causados:
Accciones Ocultas:

El Lobo se limitó a reír ante la adversidad mientras acechaba con cautela al boxeador y su clon, que se mantenían en guardia ante un posible ataque del Yotsuki. Pero Daigo sabía que ese no era el estilo de Rōga, que podía llegar a ser realmente paciente, por mucho que no lo pareciera. Por eso el primer movimiento definitivamente debía estar en manos del boxeador.

Por suerte, ese era justo su estilo.

—No... —respondió, sonriente mientras tanto él como su clon empezaron a arder en un aura verdosa—, solo me estaba preguntando qué nombre ponerle a esto.

El Daigo real empezó a correr hacia el amejin con agilidad aumentada, seguido de su sombra que estaba justo detrás suyo. Esta era una técnica que Rōga ya conocía, pues la había utilizado más de una vez durante sus combates.

—Shinobi Boxing... —empezó Daigo, justo antes de llegar hasta Rōga.

El boxeador alzó su puño para lanzar el primer golpe de la letal combinación: un puñetazo directo con la diestra que se dirigió directamente hacia el rostro del amejin, abriendo el combo con... nada. Con una sombra incorpórea que acabó el movimiento, mientras el peliverde se apartaba en el último momento para que la sombra real atacara con un uppercut directo a la boca del estómago del Lobo.

—¡SHADOW BOXING!

En un abrir y cerrar de ojos, el clon se movió a espaldas del amejin, mientras el verdadero boxeador cargaba electricidad en sus cadenas para golpear a su rival con un gancho horizontal directamente hacia el pecho, lanzándolo hacia atrás solo para ser detenido por un gancho ascendente hacia su espalda por parte de la sombra.

«¡Ichi, Ni!» Pensaba Daigo, que tenía que contar mentalmente los golpes que lanzaba su clon.

El peliverde dio un pequeño paso hacia su derecha, mientras el clon hacía lo propio hacia el mismo lado, lanzando ambos en conjunto otro gancho horizontal, el peliverde apuntó hacia las costillas con su diestra, cargada de electricidad, mientras su sombra lanzó su zurda hacia su cara.

«¡ISan!»

En caso de impactar, Rōga saldría despedido hacia un lado, siendo perseguido por el falso Daigo que buscaría volver a detenerlo con un puñetazo al cuerpo...

«¡IYon!»

Solo para ser destruido por el real, que se lanzó hacia delante en una de sus embestidas insignia, que de conectar no solo golpearía a su rival, sino que acabaría con su propio clon, que estaba tras suyo.

El dedo de Róga se movió ante la increíble presunción que Daigo mostraba.

En un inicio creyó poder predecir los movimientos de Daigo debido a que aún a su máxima velocidad, era poco que más lento que Rōga. Y eso es mucho que decir, considerando que pese a que los Yotsuki son famosos por su veloz nintaijutsu, el de pelos tricolor era una suerte muy rara de ninja. Sin embargo subestimó a Daigo, pues cuando creyó que podría leer sus ataques este se esfumó de su vista a la primera de cambio. "Oh crap" Ese truco ya lo conocía pero ese no le ayudó a prevenir lo que se venía. "No de nuevo."

El golpe al estómago no fue tan duro, pero fue suficiente para romper su concentración y que de pronto el ambiente a su alrededor volviese a la normalidad. Lo que vino a continuación, le hizo abrir los ojos. "¿Raiton?" Aparentemente Daigo había tenido la osadía de intentar darle una cucharada de su propia medicina al Yotsuki empleando su elemento insignia. Sin embargo, parecía que el clon no era únicamente un adorno y pese a tener un aspecto simplón podía pegar igual de fuerte que el real.

Hubo un golpe en su pecho reforzado con cadenas y electricidad, para luego recibir otro en la espalda. "No kidding." Luego un movimiento sincronizado, un golpe a la cara y otro a las costillas, y un atisbo de sonrisa se formó en su cara pese a que le estaban vapuleando. "Lobo ha de mostrar, lo que significa nacer unido al relámpago." Su cuerpo se tensó. ¿Querían lucir maniobras vistosas? Iban a lucir maniobras vistosas.

El clon le seguía para posicionarse y dar su cuarto golpe, pero dada su escasa velocidad y su presteza general no fue difícil para Rōga anticiparse a la jugada. El chico de la lluvia hizo gala de una gran coordinación con sus extremidades, apoyó un talón derecho en el suelo justo y en lugar de frenar lo usó de eje para girarse a toda velocidad justo para interceptar la muñeca de la sombra y clavar sus garras, destruyéndola al instante a media vuelta. Torció su cuello a toda velocidad y cuanto terminó de girar observó a Daigo lanzarse como toro desbocado contra él.

—¡Yooooo-!— Aún con la energía cinética acumulada y sabiendo que le haría caer, se dejó llevar por la misma para que su cuerpo se fuese hacia atrás dejando que el puño de Daigo pasase de largo a la vez que su pierna envuelta en unos misteriosos rayos de color plateado se elevaba para recibir al kusajin y lo mandase a dar un paseo con los pájaros. Un regalito electrificado para asegurarse de dejar lo suficientemente quieto al peliverde. —¡-shaaaaaaaaaa!— Sonreiría mirando al Daigo volador.




PV – – – – – –
CK – –

Daños causados: 14 PV Garra de Lobo para destruir el clon, 80 PV Viento Ascendente de la Hoja electrificado
Accciones Ocultas:

Tan pronto como su primer golpe acertó todo el alrededor del peliverde volvió a verse tal y como lo hacía al principio, confirmándole que definitivamente se trataba de un Genjutsu, pero eso no lo distrajo de su combinación ni por un instante.

Cada uno de los puñetazos fue conectando con una coordinación casi perfecta entre el peliverde y su sombra, que atacaron al Yotsuki sin darle tregua ni por un instante.

Bueno, sí, sí que le dieron tregua durante un pequeño, pequeño segundo y ese fue precisamente su mayor error.

En el último segundo, justo antes de que el boxeador conectara su último puñetazo, el amejin consiguió maniobrar para contraatacar tanto al verdadero Daigo como a su clon.

Sin previo aviso, el boxeador recibió en su barbilla una potentísima patada cargada de una extraña electricidad plateada que confirmaba la distancia que todavía había entre él y su rival en lo que respectaba al control del Raiton, provocando que saliera despedido por los aires sin control alguno, sufriendo no solo el dolor del propio golpe, sino quedando entumecido por la pedazo de descarga eléctrica que había acabado de recibir.

El combate había empezado con los dos rivales intentando lucir sus técnicas y estrategias más espectaculares, y definitivamente lo continuarían haciendo a lo largo del encuentro, pero ahora que se encontraba debilitado y en tan mala posición, el peliverde optó por observar atentamente a su rival.

A esa ofensiva tenía que seguirle algo más, y no estaba dispuesto a recibir su siguiente ataque por culpa de su impaciencia.

¿Podría Daigo realmente seguir la danza del Lobo? Rōga lo pondría a prueba. Antes de que Daigo pudiese parpadear, el cachorro ya no estaría bajo sus pies. No, estaría tras su espalda. Si quería voltear, no le sería posible pues la garra izquierda del Yotsuki se clavaría en su nuca, enterrando sus uñas en el cuero cabelludo del peliverde a la vez que una patada electrificada dirigida a su costado derecho, quizá impactando su brazo quizá no. Lo cierto es que si bien Daigo ya conocía las veloces patadas de Rōga, esta se sentiría más fuerte que de costumbre gracias al misterioso relámpago del brillo plateado.

Ambos caerían pero el de cabellos tricolor lo hizo con aquella intención específicamente para poder usar al kusajin de colchón sin soltarle de las greñas, dejándolo en una posición comprometedora sin que pudiese reaccionar correctamente gracias a la electricidad.



PV –
CK – – –

Daños causados: 11 PV Garra de Lobo (ya resté la resist), 50 PV Luxurious Thunder Kick con Relámpago Argénteo
Accciones Ocultas:

De un momento a otro, Rōga desapareció por completo de la vista del boxeador, pero el peliverde no temió ni por un momento, pues aunque no sabía exactamente lo que se le venía encima, solo necesitaba saber que algo se le venía encima para empezar a actuar tal y como lo había planeado.

Tan pronto como el amejin desapareció de la vista Daigo, el chico realizó un único sello manual y alzó la vista para soplar con fuerza hacia el cielo, propulsándose con fuerza hacia el suelo, pero recibiendo un rasguño en la cabeza en el proceso.

Cuando consiguió poner los pies sobre la tierra, miró hacia su rival y sonrió. Ahora que era él el que estaba en medio del aire le tocaba atacar al peliverde, pero notó cómo al intentar moverse de nuevo su cuerpo se negó a hacerlo. La electricidad estaba haciendo mella en él.

«¡Mierda! Apenas puedo moverme» pensó, «y no consigo concentrarme para hacer esa técnica... ¡joder!»

Aunque pensara aquello, el chico mantuvo su sonrisa llena de confianza mientras su cuerpo empezaba a verse rodeado de chakra.

«Vamos... ¡concéntrate!

Daigo demostró algo que el Yotsuki no se hubiese esperado en mil años, y fue lograr maniobrar en medio del aire. "What?!" Su garra tocó la piel, pero pudo sentir como los cabellos del peliverde se le escurrían de los dedos mientras este aterrizaba haciendo gala de unos nervios de acero que no se inmutaban ante la presión del Lobo en su persecución. "Pero aún así el relámpago le ha afectado" sonrió para sí al ver que no pudo lanzar una réplica inmediata.

"Now..." Sonrió macabro y se regocijó alzando la pierna y acumulando una vez más aquella energía plateada en su pierna. Estaba ansioso por ganar, por mostrarle su el verdadero poder del nintaijutsu raiton. Pero de pronto la sonrisa se borró cuando observó a Daigo devolverle una sonrisa igual. "No. Nononononono. ¡No debes usar eso!" Por mucho que la sonrisa de Daigo le desafiara y le exigiera que usara todas sus fuerzas, se dio cuenta de que el peliverde estaba más lastimado de lo que el creía. La caída pareció volverse eterna para él.

Komachi, la madre de Ranko, le había dicho que era necesario pelear empleando todas sus fuerzas para honrar a un oponente. "¡Pero no quiero que ocurra una tragedia!" Apretó los dientes.

—I'm so sorry...— Y los rayos desparecieron de su pierna.



PV –
CK – –(LTK cancelada del turno anterior) –

Daños causados:
Accciones Ocultas:

Daigo pudo ver con algo de miedo y emoción como Roga rodeaba su pierna de una gran cantidad de electricidad.

«¡VAMOS!» Eso fue justo la motivación que necesitaba para activar su técnica.

Rodeado de una enorme cantidad de chakra, el boxeador se preparó para defenderse de... nada, pues Rōga detuvo su ataque incluso antes de que fuera lanzado.

«¡Maldia sea, King-san!» lo entendía. A él tampoco le gustaba dañar a los demás, pero aún así se sentía algo frustrado. Aún así...

Su sonrisa se ensanchó. Era una sonrisa sincera.

—No te preocupes, King-san —le dijo—, pero defiéndete. Solo puedo mantener esto un rato.

A pesar de que se había excedido solo con usar aquella técnica, Daigo tuvo la fuerza suficiente para saltar mucho más velozmente de lo que usualmente lo hacía, yendo como una bala hacia su rival para agarrarlo del hombro y de un costado con mucha más fuerza de la que hacía apenas unos instantes.

Si lo alcanzaba, giraría sobre sí mismo apenas hacerlo para lanzarlo directamente hacia el suelo. En realidad no buscaba hacerle daño real con aquello —más allá del que causa estrellarse contra el suelo a gran velocidad, claro—, pero luego de ese pequeño bajón, era su manera de volver a despertar a su rival.

—¡VAMOS, KING-SAN!

—¡¿Pero qué?!— De pronto Daigo saltó a una velocidad levemente mayor a lo habitual, e incluso parecía recuperado de la descarga del Yotsuki. Le tomó con una fuerza mayor de la que creía recordar que poseía, y lo arrojó al suelo como si fuese un simple trapo. —¡Auch!— Dió de cara al suelo y giró hasta caer de espaldas, pero rápidamente se giró para quedar boca abajo y con sus manos y pies hizo fuerza para forzarse a ponerse de pie. "¿Qué solo puede mantenerlo un rato?" No entendía que significaba aquello, pero sabía que en ese punto no debía seguir recibiendo daño gratuito.

—¡Voy a hacer algo más que defenderme de tus golpes!— Gritó a todo pulmón y apretó ambos puños. —¡RAAAAAARRRGGGH!— Rugió y un aura eléctrica lo envolvió totalmente, las chispas de plata recorrían su cuerpo y sus cabellos parecieron erizarse por el relámpago que le recorría. —¡Así sea a uñas y dientes!— Afiló la mirada aún por debajo del cristal.

Con su velocidad aumentada, pegaría un salto al ras del suelo hasta dónde Daigo planeaba aterrizar mientras desenrollaba la cadena de la cintura, con tal de recibir al peliverde con un azote de la kusari.



PV – –
CK – –

(Yoroi Activa)

Daños causados: 20 PV Golpe con Kusari
Accciones Ocultas:

—¡ESO ES! —Respondió Daigo, emocionado al ver que Rōga le respondía con su propia aura, que estaba formada por su electricidad plateada característica.

El amejin saltó a ras del suelo directamente hacia el peliverde, que justo estaba a punto de caer al suelo. El Lobo cogió la cadena que llevaba enrrollada en la cintura para atacar al kusajin con ella.

«¡Te veo!» No es como si de pronto pudiese ver a cámara lenta, pero lo que sí era cierto es que ahora veía mucho mejor que antes. Lo suficiente para darle una oportunidad de reaccionar ante los ataques de su oponente.

No podía aspirar a atrapar una cadena al vuelo, ni mucho menos, pero sí que podía recibirla con la suya propia, adelantando mucho su brazo izquierdo, que estaba protegido por su puño kusajin, para interceptar la cadena y que esta acabe enrrollándose en él.

—¡Eres mío!

Tiró de él con fuerza, aprovechándo que ya se le había lanzado encima, y alzó su puño derecho para golpear a Rōga en el rostro y... nunca lo lanzó. En su lugar levantó su pierna derecha a la vez que giraba su cadera para lanzar una patada que en su trayectoria trazaba una especie de signo de interrogación. La primera patada en toda la historia de sus duelos. Una que representaba lo mucho que había estado avanzando desde la última vez.