El día había llegado finalmente para Daigo, después de recibir la invitación para participar en el torneo intentó atrasar el viaje todo lo posible, pero la noche anterior sus padres lo interceptaron en la puerta de casa cuando volvía de entrenar y lo obligaron a prepararse una bolsa llena de ropa para marcharse esta misma mañana.

Cuando se dirigió a la puerta de salida, se encontró con sus padres esperándolo nuevamente, pero esta vez mirándolo con orgullo mientras el chico intentaba evitar sus miradas.

-¿A dónde vas, hijo, acaso planeas irte sin despedirte?-

Le llamó la atención su padre antes de que pudiese salir de casa, pero antes de que pudiese responder la señorita Tsukiyama, su madre, se acercó a él y le dio un fuerte abrazo que lo levantó levemente del suelo.

-¡Estamos orgullosísimos de ti! y pensar que el mismísimo Morikage-Sama, eso es que ha visto algo especial en ti- Le dijo Yume llena de orgullo

-Vamos, no soy el único que ha recibido esa invitación...- Respondió Daigo con desánimo, Seguía sin comprender por qué precisamente él era uno de los genin escogidos para participar en el torneo.

-Vamos, déjate de tonterías- Y le dio una palmada en el hombro a su hijo. -Da igual por qué te ha escogido, lo importante es que lo ha hecho y tú lo harás increible-

-Gracias, papá- Respondió el chico sonriendo con nerviosismo. A lo que Akio respondió alborotándole el pelo aún más si cabe.

-Ahora vete, no tardes mucho más y recuerda mostrarle la carta que envió Morikage-Sama a los guardias en la entrada. Iremos a verte en cuanto empiecen los combates-

El chico asintió varias veces y se despidió nuevamente de sus padres antes de partir a las puertas de la aldea cargando su bolsa llena de ropa. Al llegar se detuvo un instante, pues gran parte de él quería simplemente volver a casa y no participar, pero sabía que no había vuelta atrás, así que se acercó al guardia que protegía la entrada a la aldea.

No terminaba de entender el por qué de aquella decisión. ¿Por qué yo? ¿Por qué alguien que no hacia ni un año que lucía la bandana de Kusagakure? No es que no confiase en mis habilidades, simplemente no entendía lo que había llevado al Morikage a enviarme aquella invitación que sujetaba con mis dedos lo cual leía y releía una y otra vez.

— Supongo que él si ha visto algo e lógica en esto...

— Claro que lo ha visto, y tu no tardarás en hacerlo

Setsuna, tan fría e imperturbable como siempre trataba de animarme tan buenamente como podía.

— ¡Eso es, eso es! Impresionarás a todo el mundo. Y ahora ven aquí — los labios de la euforica de mi madre se juntaron con mi mejilla haciendo algo que odiaba que hiciese.

— No hagas eso, ya no soy un crio

— Vamos, no seas timido, Yotita. Además, ya verás como tu padre estará orgulloso de ti, seguro que te verá desde donde quiera que esté

*Papá..*`

No pude evitar hacer volar mi mente, irme a mi mundo paralelo en el que mi padre me observaba orgullosos y posaba su mano sobre mi cabeza, alborotando los pequeños mechones que afloraban de mi cuero cabelludo.

— Sí, seguro que lo estará. Nos veremos pronto, mamá, ¿Vendrás el día del combate?

— ¡No me lo perdería por nada en el mundo!

Sonreí. Y ella sonrió. Incluso Setsuna hizo un amago de mover los labios para formar una sonrisa.

Si más, sensei y pupilo nos adentramos en los caminos exteriores a la aldea para emprender aquel largo viaje que nos llevaría hasta el Valle de los dojos.

— ¿Has estado alguna vez en los dojos, Setseuna-sensei?

— Hmmm... Hace bastante tiempo de aquello. Creo que te gustará

Al acercarse al guardia, Daigo le extendió la carta para pedirle permiso de salir, a lo que el hombre no puso ninguna pega después de leer la carta.

— Esfuérzate, chico ¡Cuándo acabe el torneo quiero escuchar que uno de los nuestros ganó este año — Lo animó el jounin mientras el chico cruzaba la puerta.

— Me esforzaré al máximo, ¡lo prometo! — Respondió el peliverde, aunque en su interior no conseguía hacerse a la idea de que podría dar una buena presentación en el torneo.

El camino iba a ser muy largo y no llevaba dinero suficiente como para pagarse un transporte, así que podía calcular que tardaría al menos cuatro días en llegar a su destino.

Cuatro días, solo y a pie. Supongo que este no será mi mejor viaje. Se quejó en sus adentros apenas salió de la aldea.

— ¿Has estado alguna vez en los dojos, Setsuna-sensei? —

Dos personas que caminaban frente a Daigo llamaron su atención, pues uno parecía tener su edad y por lo que decía parecían dirigirse al mismo lugar que él.

— Hmmm... Hace bastante tiempo de aquello. Creo que te gustará —

Supongo que será el chico quien participará en el torneo. Dedujo, pues el rubio había llamado "sensei" a la chica. A lo mejor ellos conocen en donde puedo quedarme a descansar, y con suerte hacemos el viaje juntos, así se hará menos aburrido Pensó alegre mientras caminaba. Planeaba seguirlos un rato más antes de preguntar.

Pronto tardaríamos en adentrarnos en los bosques que daban nombre al País. Aquel lugar era perfecto para protegerte del sol y buscar cobijo en un lugar de lo más fresquito, aunque también lleno de peligros: Animales salvajes, bandidos, ninjas incluso y la propia vegetación que más de una vez habían despistado a algún que otro viajero.

— Ya veo... ¿Nada más que deba saber?

— disculpa Yota, pero ahora mismo estoy más pendiente del chico que nos está siguiendo que de nada más

¿Siguiendo? Debía estar de coña.

— ¿Siguiendo? ¿De qué hablas Set..

Me giré y efectivamente había un chaval, posiblemente de mi edad o pocos años de diferencia un poco más atrás

— Supongo que te referías a ese de ahí — Setsuna se limitó a asentir — ¡Eh, tú! Ven aquí majete, ven

La orden era clara y concisa, sin dejar lugar a la más mínima duda.

El chico continuó siguiendo los pasos de quienes estaban frente a él con tranquilidad. No pretendía que pareciese que intentaba asaltarlos, pero prefería que no se percatasen de su presencia hasta que no se presentase, para evitar malentendidos.

Daigo miraba a sus alrededores con curiosidad, pues había pisado estos bosques pocas veces, quizá jamás, ya que no solía salir nunca de su aldea.

Puedo notar como aquellas personas empezaban a hablar de... cosas, porque no podía escuchar el tema de conversación y la verdad tampoco le daba demasiada importancia. Hasta que el chico rubio se giró y miró a Daigo.

— ¡Eh, tú! Ven aquí majete, ven —

¡Demonios! no es lo que parece.

El chico asintió y se acercó al rubio después de quedarse parado un instante por la sorpresa.

— Eh... ho-hola ¿U-ustedes también van al torneo? —

Casi podía sentirse como un niño que está demasiado nervioso cuando intenta hablar con desconocidos.

Obviamente capté la atención del extraño y este parecía no tener muy claro como reaccionar.

— Eh... ho-hola ¿U-ustedes también van al torneo? —

Antes de poder hacer nada, la mano de Setsuna se posó en mi hombro izquierdo como sugiriendo de que ella iba a encargarse del chico.

— Cálmate, ¿Quieres? Si es alghuien que quiere hacernos daño no te lo va a decir, además.. dio un paso al frente — Fijate en su brazo, es de los nuestros

— Joder, y entonces, ¿Por qué nos ha seguido?

Mi hombro fue liberado. Ya estaba algo más relajado al saber que no había razón por lo que ponerse tenso y vi a lo que se había referido Setsuna. La bandana de Kusagakure relucía en su brazo diestro.

— Eso me temo, muchacho. Nos espera un largo trecho hasta el Valle de los Dojos así que podríamos hacer el viaje juntos si te parece. 6 ojos ven más que 4 y 6 puños son más poderosos que 4, quién sabe los peligros que podrían estar esperándonos. ¿Como te llamas?

En cuanto Daigo se acercó a ambos, la chica le agarró el hombro al chico rubio para calmarlo.

— Cálmate, ¿Quieres? Si es alghuien que quiere hacernos daño no te lo va a decir, además... fijate en su brazo, es de los nuestros. —

— Joder, y entonces, ¿Por qué nos ha seguido? —

No era de extrañar que el chico se altere un poco, pues siempre es extraño que un desconocido te siga y aún más cuando lo hace fuera de tu aldea.

A lo mejor debía de haberme replanteado la manera de acercarme

— Eso me temo, muchacho. Nos espera un largo trecho hasta el Valle de los Dojos así que podríamos hacer el viaje juntos si te parece. 6 ojos ven más que 4 y 6 puños son más poderosos que 4, quién sabe los peligros que podrían estar esperándonos. ¿Como te llamas? —

— ¡Muchas gracias, señorita! —

Respondió con educación y energía mientras hacía una pronunciada reverencia de 45º de inclinación.

— Me llamo Tsukiyama Daigo, un gusto. —

— ¡Muchas gracias, señorita! —

Respondió con educación y energía mientras hacía una pronunciada reverencia de 45º de inclinación.

— Me llamo Tsukiyama Daigo, un gusto. —

— El gusto es nuestro, camarada — contesté con sinceridad ante la atenta supervisión de una Setsuna que sonrió, como aprobando mi reciente actitud — Pero ahora deberíamos movilizarnos o nos tiraremos semanas para llegar hasta el Valle de los Dojos

— Cierto, cierto. En marcha, muchachos

Y así fue como el dúo de Yota y Setsuna se les unió Daigo para formar un trio de lo más peculiar. Pronto se adentraron en el bosque en el que la luz solar era más bien débil, aunque se podía ver bastante bien, simplemente había algo menos de luz.

— Entonces, Daigo, ¿Ya has estado en el Valle?

— El gusto es nuestro, camarada —Contestó Yota—. Pero ahora deberíamos movilizarnos o nos tiraremos semanas para llegar hasta el Valle de los Dojos.

— Cierto, cierto. En marcha, muchachos.

— ¡Sí!

Y el grupo continuó su camino, adentrándose aún más en el bosque, donde la luz del sol empezaba a escasear.

— Entonces, Daigo, ¿Ya has estado en el Valle?.

— No, es la primera vez que voy —dijo—. ¿Y ustedes? La verdad es que no sé que esperarme del lugar

— Oh, vaya, así que los dos estáis por descubrir el Valle, ¿Eh? Interesante, seguro que os gustará contestó la chica ante la respuesta de Daigo — Yo estuve hace un tiempo ya, pero seguro que sigue todo igual

Seguimos caminando, cruzando aquel bosque y poco a poco a mediad que avanzaban las horas, los aromas del bosque de hongos se iban haciendo más y más intensos, señal de que íbamos por buen camino de cara a la primera aldea en la que tendríamos que parar para hacer noche: Tane-Shigai. Cuando estaba ya casi a punto de oscurecer llegamos ante aquella aldea, capital de nuestras tierras, iluminada y llena de color, como si allí se crease la luz.

— Bueno, chicos, aquí pasaremos la primera noche. Mañana tendremos que cruzar el bosque de hongos así que será mejor que busquemos un lugar en el que podamos descansar

Lo cierto es que ya antes había estado por Tane-Shigai, por eso no me sorprendí de aquel lugar tan particular, pero si lo hice la primera vez que estuve por allí.

— ¡Sí, sensei!

—Oh, vaya, así que los dos estáis por descubrir el Valle, ¿Eh? Interesante, seguro que os gustará —Contestó la chica— Yo estuve hace un tiempo ya, pero seguro que sigue todo igual.

El grupo caminó durante varias horas, adentrándose cada vez más en el bosque de hongos en dirección a Tane-Shigai, lugar donde pasarían la primera noche y capital del país del bosque.

—Impresionante...

En cuanto llegaron a la capital, Daigo no pudo hacer nada más que quedarse parado y admirar el lugar. Todo brillaba tanto, era tan diferente y tan impresionantemente grande... sobre todo comparado con Kusagakure.

—Bueno, chicos, aquí pasaremos la primera noche. Mañana tendremos que cruzar el bosque de hongos así que será mejor que busquemos un lugar en el que podamos descansar.

—¡Sí, sensei!

—Vamos.

Daigo miró a su alrededor con curiosidad. Si no fuese porque estaban Yota y Setsuna, probablemente ya estaría curioseando a su alrededor para ver que clase de cosas esconde la ciudad.

Así pues, los 3 empezaron la búsqueda de un lugar en el que pasar la noche, bajo cubierto y donde garantizar un buen descanso. No tardaron en hacerlo. con la experiencia de la sensei hallamos un lugar que, aunque centríco ofrecía justo lo que buscábamos.

— Aquí estaremos perfectamente

Entramos y pagamos un par de habitaciones. Una para Setsuna y la otra para Daigo y para mí. Me había tocado el compartir habitación con el recién conocido pese a que la situación no era la que más e agradaba. Todo bajo la excusa de que Setsuna era una chica... En fin, excusas como decía.


Al día siguiente la puerta sonó con fuerza, era como un martillo aporreando el tímpano. Conté hasta 3 golpes con un exacto intervalo de tiempo entre los 3.

— Hora de irnos, marmotas. Debemos darnos prisa si queremos llegar a Yachi antes de que anochezca

— Vale, vale. Ya vamos.. — dije con la voz todavía ronca mientras me desprendía de las sabanas de mi cama de un golpe — Vamos, Daigo, no queremos cabrearla

No, ninguno de los dos debía querer eso o de lo contrario sufriría toda su furia. Si había algo que cabrease a Setsuna era llegar tarde. Por algo era doña puntualidad. sin duda, un hábito que había adquirido con el tiempo y al experiencia.

— Espéranos abajo

Tras aquello empezaría a vestirme y a recoger todo con tal de no dejarnos nada en la habitación mientras esperaba que Daigo hiciese lo propio.

El grupo no tardó en encontrar un lugar donde pasar la noche y pagar por dos habitaciones. Una para la chica y otra para Daigo y el rubio.

A la mañana siguiente, Daigo fue despertado por el sonido de la puerta, que era golpeada con fuerza.

—Hora de irnos, marmotas. Debemos darnos prisa si queremos llegar a Yachi antes de que anochezca.

—Vale, vale. Ya vamos...

Daigo se desperezó y se estiró mientras dejaba escapar un gran bostezo.

—Vamos, Daigo, no queremos cabrearla.

—Voy...

Se levantó con pereza y empezó a vestirse y a recoger sus cosas en cuanto Yota le dijo a Setsuna que los esperase abajo.

—Y... ¿cómo te ves? Para el torneo y eso...

Intentó dar algo de conversación mientras recogía.

—Y... ¿cómo te ves? Para el torneo y eso...

No había pensado mucho en eso. No era de aquellos que le daba mil vueltas a asuntos como aquel.

— Estaré listo cuando llegué el momento. Además... el propio Morikage ha sido el que nos ha pedido que vayamos. Será que él cree que podemos hacerlo bien. Será una buena prueba para saber en qué punto estamos en nuestro crecimiento como shinobis, ¿No crees?

El tiempo seguía apremiando y setsuna ya estaría empezando a perder los nervios en la calle. Debíamos apurarnos y terminar con la cháchara.

— ¿Estás listo? — Pregunté colocando mi mano en el pomo de la puerta.

— Estaré listo cuando llegué el momento. Además... el propio Morikage ha sido el que nos ha pedido que vayamos. Será que él cree que podemos hacerlo bien. Será una buena prueba para saber en qué punto estamos en nuestro crecimiento como shinobis, ¿No crees?

—Supongo... —No sonaba nada convencido.

Sabía que el chico tenía algo de razón, y le hubiera encantado pensar como él, pero Daigo sí era de los que le daban muchas vueltas a esos temas, incluso demasiado para su gusto.

—¿Estás listo?

Daigo recogió su bolsa ya preparada y se acercó a Yota, listo para partir.

—Vamos.