Habia salido hacia el Jardin de los Cerezos... Bah, no sé ni para que me molesto. Acabó en el lado más apartado de la Costa del Remolino. Lejos de muelles, barcos y personas. Lo bueno de tener una orientación increiblemente deficiente en todos los sentidos habidos y por haber, es que cada dia podias acabar haciendo algo que no hubieras esperado. Y ese, era uno de esos dias.

El calor que hacia era inhumano. Y habia una playa ante él.

Que coño. AL AGUA PATOS

Se quitó los tirantes amarillos que llevaba, los pantalones, las sandalias, lo dejó todo suficientemente lejos del mar y clavó su bastón mágico al lado. Hasta él, con toda su cieguitud era capaz de ver un palo marrón en una playa de arena increiblemente blanquecina.

Nadaba de un lado a otro, para arriba y para abajo, de vez en cuando, una ola asalvajada le intentaba volcar, pero él como la roca que es, no se deja llevar por esos pequeños amasijos de agua con apenas fuerza para volcar una tortuga. Además, como trampa pasiva del mar, te intenta atraer hacia él y de paso, te va moviendo sistematicamiente hacia un lado. A pesar de la carencia de toda atención del shinobi, ya sabia de otras veces que el oceano es el más peligroso de los estanques. En cuanto se vio apartado varios metros de sus pertenencias salió del agua.

Se dirigió a donde habia dejado empaladas sus pertenencias y se tumbó al lado bocarriba.

El tiempo pasaba con el vaiven de las olas, con el suave y constante movimiento de las nubes, con el sol alzandose hasta el punto más alto del cielo. La brisa marina se conformaba con ser un soplido lento y reconfortante. Con cada respiración hasta Nabi se daba cuenta del olor que predominaba en el aire. Ni un ruido le molestaba, realmente estaba lejos de la playa principal, pero ese silencio... parecia esperar ser roto.

*¡Joder! ¿Dónde se habrá metido?*

Ni rastro de Kota. fue como buscar una aguja en un pajar. Por mucho que buscase y rebuscase no iba a dar con él. ¿Acaso se había olvidado de nuestro entrenamiento? Me fui al centro, al jardín de los cerezos y acabé pisando la arena de la playa, donde debimos estar a primera hora. De hecho las playas de Uzushiogakure fue el primer lugar que pise y luego fui a buscarle en vistas de que no apareció.

Cuando te pille te vas a cagar me repetía para mi mismo.

Seguí caminando sin rumbo, maldiciendo cada uno de los huesos de mi hermano. Los pies se me hundían entre la fina y seca arena que conformaba aquellas playas hasta llegar prácticamente hasta el final, un lugar donde no solía haber demasiada gente, ni siquiera en aquella época del año en la que el clima invitaba a pasarse el día en aquel lugar. Nadie, ni rastro de vida humana hasta que pude escuchar el chapoteo de alguien. Levanté el rostro y pude ver aquel chico que me resultaba tan familiar. Mis pies dejaron de avanzar, dejando que los granitos de arena los chamuscasen y me limité a observarle para ver si caía en la cuenta de quién narices era. ¡Lo tenía en la maldita punta de la lengua!

Aquel muchacho rubio... sí, sin duda tenía que ser un ex compañero de la academia, ahora de las fuerzas militares de Uzushio, a no ser que hubiese suspendido la prueba de graduación. Y aquel bastón clavado en la arena...

-¡Nabo!-

Me salió del alma y corrí hacia su dirección, ya había salido del agua y estaba tostandose al sol, boca arriba.

-¿Has visto a mi hermano?-

Que tranquilo estaba todo. Hasta que la nación del fuego atacó. Casi literalmente. Pues nada menos que Uchiha Yota hizo acto de presencia en el deshabitado rincon que habia encontrado accidentalmente el Nabi. Llamandolo como Nabo en un tono tirando a alto se acercó a él corriendo.

Nabi se levantó de golpe al oir aquella familiar voz. No estaba muy claro quien era, de repente le empezaban a llover motes estupidos y eso le irritaba. Al dirigir su mirada en la dirección en que venia el grito pudo confirmar que se trataba de quien habia sospechado por la voz. Medio duo Uchiha, el yin del duo para ser más exactos. Y ahí mismo, en ropa interior, se levantó a entablar conversación con el moreno que se aproximaba a su posición.

Hombre, si es Yoto, el Uchiha negro. ¿Y esa bandana? ¿Te han dejado pasar? Como está el sistema educativo.

Con su tono burlesco natural se veia acentuado en aquel instante. Al estar más cerca el katonero le preguntó si habia visto a su hermano. Era gracioso que le preguntara eso cuando no veia tres en un burro. Podria haberle mentido pero sinceramente no queria que le tacharan de mentiroso. Y tampoco iba a cambiar nada si le decia que sí.

Pues la verdad es que no. ¿Por que? ¿Lo has perdido?

No habia caido hasta ese momento, pero ver al dueto separado se le hacia raro. Cada uno era como un grano en el culo del otro, no se separaban ni para ir a mear. Era muy dificil, pero muy muy muy dificil, verlos separados en la academia. Durante varios meses los habia considerado una sola persona, habia estado a punto de preguntarles si meaban del mismo pene, pero le pareció demasiado fuerte.

Bueno, cuentame, ¿qué has estado haciendo desde la graduación?

Obviamente, tras aquel grito, Nabi no tuvo más remedio que percatarse de mi presencia. No importaba su lamentable aspecto, tan solo luciendo aquellos gallumbos mientras se tostaba al sol; mientras yo corría hacia su posición con al esperanza de que supiese el paradero de Kota, el rubio no hizo otra cosa que dedicarme unas desagradables palabras que lograron torcer el rostro que formaban mis labios. Pēqueño gilipollas, había logrado enfurecerme, pero la venganza era un plato que se servia frío. Ya habrían más ocasiones para devolversela y sin duda, hacerlo en mitad de la aldea era una mala decisión. Lo mismo de la nada aparecía alguien que se aliase con ese retaco engreído.

-Ni que lo digas. Incluso te aceptaron a ti que no sabes ni lo que significa tener que cuidar la imagen-

Joder, uno no podía quedarse más a gusto. Por dentro me sentía más hinchado que un pavo. Pero sabía que aquello no iba a quedarse atrás, no con los dos elementos que estaban allí presentes y es que en la academia ya tuvimos nuestras riñas por sus bromitas de mal gusto. Debido a aquella situación, logré olvidar lo que me atañía y deje de lado a mi hermano, si no había aparecido hasta entonces que se apañase, bastante tiempo había perdido ya.

-¿Y tu qué? ¿Tu examinador hizo la vista gorda?-

Volví a ser cruel, tal y como lo había sido él. La batalla verbal estaba servida y todos los ingredientes dispuestos sobre la mesa. De hecho recuperé la cara de felicidad, más acentuada aún que al principio cuando llamé su atención.

Desde luego, que poco aguante tenia Yoto. Las primeras palabras de Nabi ya le hicieron torcer el gesto. Como en un intento de devolversela, atacando que no sabia cuidar su imagen. Supuso que se referia a que estaba en ropa interior enseñando su cuerpo perfecto. Procedió a disculparse.

Ostias, lo siento, Yoto. Hay veces en las que se me olvida que no todos hemos sido bendecidos con un cuerpo tan bonito de ver como el mio. Que descuido más tonto.

Agarró sus ropas y empezó a vestirse. Cuando acabó se colocó el portaobjetos en su sitio y el bastón lo cogio y lo uso para apoyarse con su mano derecha. Habia tenido sus choques con aquel Uchiha en el pasado, y con la actitud que habia cogido tenia unas altas probabilidades de que aquella hermosa mañana volvieran a chocar. Podia esforzarse en actuar amable y no meter el dedo en la llaga. Pero sinceramente, estaba convencido que aún intentandolo Yoto iba a hacer que acabara sacando a la bestia.

Así que mejor empezar cuanto antes con las hostias, fueran verbales o fisicas.

¿Qué iba a hacer tu madre en mi examen? Claro que no vio a ninguna gorda.

Hasta él se dio cuenta de que tal vez habia traspasado eso que llaman linea moral entre las bromas y la ofensa personal de por vida. Pero eso era algo habitual entre él y el Uchiha feo del dueto. Estaba preparado para la reacción del moreno, cualquiera que fuera, las posibilidades iban desde que sacara fuego por la boca a que se le lanzara con un kunai a por su cuello. Fuera como fuera, estaria preparado para lo peor.

-Si, desde luego, va a ser eso-

Con toda la desgana y menosprecio que pude le contesté ante aquella sobredosis de ego que se había inyectado en vena. Pero bueno, bien era cierto que era mejor decirse las cosas bonitas uno mismo si nadie más lo hacia. Pero el muchacho estaba a puntod e cruzar una más que peligrosa raya que no se debía cruzar. Desconocía si era plenamente consciente de lo que acababa de decir, pero insultar a mi madre fue algo que solo podía acabar de una manera, y era de una forma rápida; o bien me largaba sin más o acabaríamos a ostia limpia.

Suspiré hondo, debía mantener la calma y no enseñarle lo que quería ver: Es decir, como perdía los nervios ante aquella vulgar burla.

-¿Has acabado con tu gracioso numerito?-

Nabi ya se había vestido y se había apoyado en su baston. Por mi aprte no esperaba que se alargase mucho aquel casual e inoportuno encuentro. Empezaba a dudar que entablar conversación con ese mal nacido fuese mínimamente provechoso.

Yoto se picó con el pobre e inocente Nabi que desde un principio solo habia querido un dia tranquilo sin lios. Sin embargo, el Uchiha no estaba contento con ello, preferia meterse con el rubio sabiendo que este se las iba a devolver una y otra vez entrando en un bucle infinito que acabara con él volviendose loco. Pero bueno, si así queria jugar el moreno, era hora de bailar.

El joven Yota intentaba mantener sus nervios a raya sobre las bromas y el sarcasmo de Nabi. Parecia que lo estaba consiguiendo, ligeramente. Entonces le preguntó si habia acabado con su gracioso numero.

Anda, así que eres un fan, te parezco gracioso eh. ¿Quieres que te firme algo? ¿El tanga? Ya sabes que yo no juzgo tu sexualidad.

No sabia qué más decirle. La última vez que le intentó cambiar de tema y sacar uno no ofensivo, el moreno le ignoró y se centró en devolverle las puyitas. Y aqui estaban, viviendo la vida loca.

Bueno, ¿y que teniais planeado hacer Kota y tú?

Por intentar tener una conversación normal no se iba a morir. A ver que le decia Yoto.

Solté una carcajada sonora. Una de esas que probablemente llegasen a oír los que vivvían en la primera línea de mar.

-Sí, será eso seguramente. Tu fan...- obviamente me estaba burlando, una vez más -Joder, a veces te pasas de gracioso. Tienes que aprender a moderarte ¿Sabes?-

Di un par de suspiros para recuperarme de las carcajadas.

Estaba cantado que el rubio no sabría decirme donde estaba Kota, estaba más pendiente en pensar de que forma iba a contestar la próxima vez con tal de ahondar en la herida y buscar puntos débiles que atacar con sus comentarios graciosos. Yo por mi parte había tenido suficiente por aquel día. Debía encontrar a mi hermano y empezar lo que hacia horas que debimos empezar.

-Bueno, lo estamos pasando cojonudo pero me temo que aquí te quedas con tus chistes. Venga, qué te vaya bien, majete-

Tenía que irme, primero por los deberes que tenía entre manos y segundo porque si seguía allí aguantando aquello la cosa iba a ponerse fea. Hasta ahora lo había aguantado pero quién sabe si cruzaríamos los límites. Nabi ya lo había intentado, pero afortunadamente sin éxito. Así que más valia una retirado exitosa que una batalla perdida. La experiencia me decía que aquello podía alrgarse eternamente hasta que llegasemos a los puñetazos.

Por tanto, lo más inteligente era irme de allí y seguir buscando. Y eso fue lo que hice.

Yota empezó a partirse el culo. No sabia si era sincero o estaba aguantando su orgullo con esa risa. Era lo malo del Uchiha, que nunca tenia claras sus intenciones o sus pensamientos. Tenian una relación amor-odio muy bonita y digna de un bestseller. Le comentó que debia moderar sus chistes y sus comentarios por ser demasiado graciosos a lo que el Nabi no dudó en contestar.

¿Moderarme? Eso es autocensura, prefiero ser yo al cien por cien. Además, entonces no disfrutarias tanto conmigo.

Tenia que admitir, que nadie despertaba tanto su tonteria como aquel shinobi. Con él podia soltarse la melena, metaforicamente, porque no tenia tanto pelo para tener melena, tal vez se lo dejara crecer algún dia, aunque siempre le habia parecido molesto llevar demasiado cabello. Es decir, en cuanto te des la vuelta, si la melena te sigue se te acaba poniendo en toda la cara si o si, eso no era practico ni logico.

Con lo que le dijo Yota a continuación pudo notar levemente que sí que lo decia en coña y que estaba bastante tocado con él. Sabia que estaba buscando a Kota, así que es normal que tuviera que irse pero por lo que le dijo estaba claro que no queria seguir la conversación a cualquier precio.

Bueno, suerte con tu busqueda y hasta otra, Yotete-chan.

En cuanto se diera la vuelta, Nabi se pondria serio. El Uchiha siempre le habia caido bien porque era uno de los pocos que le plantaban cara y con quien podia mantener unos piques decentes, aunque siempre le habia echado para atras la seriedad del muchacho, que se lo tomaba todo muy a pecho. Pero eso no quita que era divertido picarle, y ahora le veia huir de él. No sabia que pensar. La última persona de quien se esperaria algo así era de Uchiha Yota. Pero bueno, tal vez le habia tomado mal en la academia. Mejor seria olvidar todo lo que habia conocido de los que habian sido en la academia.

La bandana les pone demasiado rectos. Eso no es divertido.

El cielo empezó a nublarse preocupantemente. Lo mejor seria volver a casa. A paso lento se dirigió de vuelta a la villa.