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11/09/2017, 01:45
(Última modificación: 11/09/2017, 01:46 por King Roga.)
—La, la~...
No se esperaba que aquel jovencito, con su carácter tímido y sumiso tuviese alguna clase de motivación especial para seguir adelante. Casi le daba lástima. Por alguna razón, sintió algo de agruras en el estómago. No sabía si era hambre o disgusto, pero lo único seguro es que todo el asunto ya se había vuelto absurdo. El otro muchacho sacó determinación de la nada, pues rápidamente empezó a ejercitarse nuevamente para calentar, cómo sí se hubiese recargado cómo una batería de energía solar. El de cabellos bicolor negó con la cabeza y chasqueó la lengua varias veces.
—Mira nene, dos cosas.— Levantó el dedo índice de su mano. —Primero, para tu información, lo hago porque es un trabajo. Uno impuesto hasta cierto punto. Si pudiera dedicarme a otra cosa por mi cuenta, lo haría. Tampoco es que exista mucha oferta laboral para menores de edad a salario digno pero bueno, me he de conformar con esto.— El genin en esos momentos retiró los kanzashi y el kogai de su cabello, dejando su melena libre, aunque no por mucho tiempo. —Segundo, si tartamudearas menos y hablaras más alto, tus palabras podrían sonar más convincentes.— Exclamó mientras sacaba una liga de su bolsillo para amarrarse todo el pelo en una cola de caballo.
—No hay algo que busque, no hay nada que saque de provecho con esto. ¿Qué más da? Tampoco es cómo si la gente esperase algo de mí~— Su voz sonaba cómo si canturreara una lírica venenosa. —Ser shinobi, la gente se olvida de ser persona por ser shinobi. Si los demás quieren ser reconocidos o excelsos guerreros, bien por ellos, pero que no me vengan a imponer a mí esas cosas.
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Al parecer sus palabras no le habían caído muy bien a Kagetsuna, por lo que luego de chasquear la lengua varias veces y negar con su cabeza, el joven expuso su punto de vista, ahora entendía el desinterés del Isa, lo hacía simplemente por la paga, no tenía motivaciones al parecer, arriesgaba su vida a diario en el oficio con la mortalidad más elevada de todo Ōnindo ¿solo por el dinero que el trabajo brindaba? Haru no podía terminar de creérselo, debía tener alguna motivación, todos tienen una, su mente no llegaba a comprender como alguien arriesgaba tanto su vida sin alguna razón que lo mueva.
Kagetsuna volvió a hablar, esta vez no para defender su perspectiva, sino para alegar una crítica ante las palabras del pelirrojo, aunque no hacía falta que la hiciera, si hay alguien que sabía eso más que nadie ese era el Akaki, sabía que le faltaba carácter, al igual que coraje y muchas otras virtudes de las que carecía, pero aun así no se daría por vencido, por más que cayera volvería a levantarse y seguiría intentándolo, esa era la razón por la que Haru hacia lo que hacía cuando el Amenio llego al lugar y la misma razón por la que ahora estiraba sus músculos para continuar.
─ S-sí, lo sé, conozco mis defectos, pe-pero…aunque intente cambiar no lo logro, p-por eso prefiero entrenar, y mostrar mi cambio con mi progreso─ expreso el pelirrojo girándose hacia el Isa, Haru sabía que le faltaba mucho, pero sus esfuerzos tenían que dar fruto algún día.
Las palabras del de cabellos bicolor continuaban, y salían con un notable desagrado, pero Haru no tenía respuesta ante ellas, ya que él estaba del lado opuesto, se esperaba mucho de él, por esa razón no quería decepcionarlos, él siempre tuvo un objetivo, desde el momento en que nació, por lo que no sabía lo que era que no esperasen nada de él, sus hombros siempre llevaban esa carga y no podría deshacerse de ella, por lo que no tenía otra opción más que cargarla.
Las últimas palabras del Amenio le dieron una respuesta, la cual probablemente no le gustaría a Kagetsuna.
─ T-tú fuiste quien se las impuso─ expreso el joven casi balbuceando─ Esas cosas son parte del oficio, no hay shinobi al que no se le imponga algo, en su momento, un shinobi debe estar dispuesto incluso a dar su vida…ser un ninja es una profesión muy cara, y no me refiero a dinero, si no estás dispuesto a pagarla…─ sus palabras no continuaron, le costaba mucho el decir eso, pero si un ninja no cumplía con las imposiciones del oficio, acabaría mal, o al menos eso creía Haru.
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—Y ahí vaaamos de nuevo...— Se llevó la palma a la cara y luego se estiró. —Oh, claro, claro. Lo que siempre repiten en cada academia, o bueno, no sé cómo serán realmente las cosas en Uzushiogakure, pero al menos en Amegakure nos tratan de meter esas ideas a martillazos dentro de la cabeza—. La mano de hierro de Yui era algo indiscutible.
—Pero, vamos a verlo desde otra perspectiva. Nacer en una aldea oculta, ser el único hijo que queda de la familia para convertirse en un shinobi, tener un talento especial y por ende decir que se debe aprovechar al máximo. Graduarse, ser leal a la aldea, esforzarse por cumplir y listo, la vida hecha—. Hablaba de su propia vida. Desde que su hermana quedó inválida, el continuar el trabajo de ninja fue su responsabilidad, además que era más o menos consciente de que era frecuente entre la ascendencia de su padre que los de su linaje poseyeran reservas de chakra superiores al promedio. Cumplía también con el paso de graduarse, pero no le acababa de convencer del todo la idea de concretar aquel plan para toda su existencia.
—No se tú, pero yo me pongo a pensar. ¿Es un sueño propio o el sueño de los demás?— Sabía a la perfección que no tenía más salida que seguir obedeciendo órdenes, pero eso no le impedía del todo pensar en otras posibilidades. —Es algo mecánico, artificial. ¿Qué es entonces? ¿Qué pasaría si hubiese nacido en cualquier otro lado? La vida que los demás quieren que viva, aunque yo no quiera, pero no hay camino, no dan a elegir. Te dan una meta, una promesa, ¿a cambio de qué?, ¿realización personal?— Se mostraba muy molesto. —Ah, pero cómo es tan normal en este mundo, pues a aguantarse, ¿no? Si mueres, pues gajes del oficio, fue un héroe y lo recordaremos de una manera bonita... Bendito asco.— Y ese día, Kagetsuna descubrió que en realidad le molestaba el trabajo que le dieron.
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Haru se sintió como nunca antes, era la primera vez que tenía una sensación como esa, ni su padre había logrado hacerlo sentir de ese modo, estaba realmente molesto por lo que había oído, como podía decir algo así, ¿acaso era un niño?
─ Como puedes decir eso… ¿quién crees que eres? Nadie escoge su vida, son contados los que pueden hacerlo, y solo pueden hacerlo porque nacieron en las condiciones necesarias─ expreso a un volumen bajo─¿acaso crees que eres el único al que no le gusta su vida?¿acaso crees que eres el único que quiere algo distinto?─mientras más hablaba el pelirrojo más se incrementaba su volumen─ No importa lo que habría pasado si nacías en otra aldea, o si tenías hermanos que ocuparan tu lugar, es la vida que te toco y lo único que puedes hacer es enfrentártele con todo lo que tienes ¿piensas que un padre eligió morir en una guerra dejando atrás a su familia?¿o que un ninja eligió quedar incapacitado en combate?¿crees que un niño escogió que sus padres lo abandonaran a su suerte? No… nadie escoge que esas cosas pasen, pero que harás ¿quedarte lamentando y soñando en que habría resultado tu vida si tan solo hubiera pasado tal cosa?─ Haru estaba molesto, pero aun así su volumen descendió un instante─ Dime, tu…¿quieres morir?─ pregunto haciendo una pequeña pausa─ Nadie quiere morir, pero aun así, podrías no esforzarte, después de todo es tu vida, pero…que pasaría si tu familia es atacada y no tuvieras la fuerza necesaria para protegerla ¿te lamentarías? Entonces porque llegar a tales extremos, no es necesario querer llegar ser reconocido o un excelso guerrero para querer ser fuerte, si dices que eres el único que puede continuar con ese legado, ¿te desobligaras solo por no querer vivir así? Qué pasaría si el destino de Amegakure estuviera en tus manos, ¿dejarías que todo se vaya al demonio por tus deseos egoístas?
Haru enmudeció un instante y continuo, pues no se había terminado de desahogar─ Tienes razón en lo que dijiste, la gente se olvida de ser persona por ser shinobi, pues lo hacen para que esas personas puedan seguir siendo personas, ¿acaso tú no te estas olvidando de tu vida por tu familia? Pues todos lo hacen, voluntaria o involuntariamente, para conseguir algo hay que sacrificar otras cosas, eso es lo único que puedes elegir, o eliges tu vida dejando atrás tu familia, o escoges a tu familia dejando atrás tu vida, ambos estamos en esa situación al parecer ¿Por qué pensamos tan distinto entonces?─ el pelirrojo se calmó luego de esas palabras, nunca había hablado tanto en su vida, y ahora todo su cuerpo temblaba, no sabía si era por como reaccionaria el Amenio, o porque se había desahogado por primera vez en su vida.
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Le había dado en el sitio que el Kagetsuna más detestaba, tanto o más como una patada en los huevos. "Ahora sí que me han sacado de quicio." Pensó mientras hizo una mueca de desagrado, torciendo la boca y apretando los dientes.
No lo dudó, levantose rápidamente, caminando para ponerse cara a cara ante el contrario aunque su altura no le ayudase para lucir más intimidante.
—Por el amor de Ame no Kami. ¿En serio estás diciendo esto?, ¿en serio crees que todo pasa porque no tienes opción?— Era algo realmente indignante para él, pues detestaba a la gente que se limitaba a seguir órdenes.
—¿Crees que todo pasa por el destino? No, NO EXISTE TAL COSA. Las cosas pasan por decisiones, aunque sean de alguien más. De una u otra forma, cuando haces algo, eso salpica alrededor. El asunto está, ¿dejarás que las decisiones de las demás rijan e influyan en tu vida?. Dices que estoy huyendo por no hacer lo que me dicen, no, no m'hijito. Eres tú, tú huyes al no tratar de cuestionar aunque sea un poco lo que tienes delante, no dices ni pío. Para mí eso es lo que tú haces.— Dijo mientras su ojo sano mostraba un rasgo afilado.
No recordaba cuando había sido la última vez que se molestó tanto con alguien, pero en el momento que el de cabellos rojizos osó mencionar a su familia, fue cuando el del parche perdió todos los estribos y trató de agarrar con su diestra las ropas del cuello al contrario.
—¡TÚ NO TIENES IDEA DE LO QUE DICES! De todas las cosas, es lo que menos tienes derecho a echarme en cara.— No tardó un segundo en tomar con su otro brazo la guarda de la espada que cubría su ojo faltante para jalarla y reventar la cinta que la sostenía en su sitio, dejando ver las toscas cicatrices que rasgaban toda el área de la cuenca.
—A mí no me importa morir, media vez sea por algo que valga la pena. ¿¡Alguna vez has visto de cara a la muerte!?, ¿no?, pues yo sí. Pero no te puedo decir cómo es, porque el ojo que lo vio ya no está aquí.~— Canturreó, y después de mucho tiempo, sin siquiera pensarlo, sonrío. Pero no era una sonrisa alegre o agradable, era una sonrisa torcida, enferma, la cual desapareció tras unos instantes antes de que el Isa siguiera hablando. —Preocuparme por la aldea en peligro... Huh, lo dices cómo si tuviera que sentir apego por ese lugar.— Se giró bruscamente, cruzando los brazos y dándole la espalda al otro. —La bonita historia del sacrificio por un bien mayor, la de los héroes... mártires. No pienses que no tengo a quién cuidar, pero, a diferencia de lo que muchos consideran políticamente correcto... Buah, ya no sé ni para que me esfuerzo, es obvio que no me entiendes. Nadie lo hace, ni siquiera a quienes defiendo. Por mí, que el mundo arda.— Sentenció. —Blanco, negro, gris. La gente de se olvida de todos los demás colores del mundo.
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Tal y como Haru pensaba, el Senju se salió de sus cabales, pues al parecer era un tema sensible para él, aunque el Akaki no pensaba quedarse callado a escuchar los reproches.
El asunto estaba empezando a pasar a mayores, de una simple opinión se estaba transformando en una fuerte discusión, tanto así, que incluso el Isa se había acercado e intentado tomar al pelirrojo del cuello de la ropa.
Haru no movió un músculo, por lo que el intento de Kagetsuna pasó a convertirse en realidad, en cualquier otra situación Haru estaría temblando, pero esta vez no, era como si su consciente hubiera desaparecido durante la discusión.
- No, nunca dije que fuera cosa del destino, es más incluso te mencioné que había más opciones, pero... esas decisiones, ¡ACABARAN INVOLUCRANDO A OTROS, Y ESO ES ALGO QUE JAMAS PODRÍA PERMITIRME!- exclamó empujando la mano del Isa para liberarse- Dices que soy yo quien huye, pero al menos yo intento enfrentarme a lo que me imponen, por eso quiero mejorar, pero tú, no haces nada por cambiar tu situación, en cambio todo te és indiferente ¡¿QUIÉN ES EL QUE HUYE?!
Haru no pudo evitar retroceder unos pasos cuando el Isa llevó su mano hacia su espalda poniéndose en Guardia, pues el Senju parecía lo bastante molesto como para intentar comenzar una pelea, y ahí si que el pelirrojo no se quedaría quieto, tal vez no podría hacer mucho, pero algo haría.
Sus ojos se abrieron en gran manera al ver la cicatriz y la parte faltante del Senju, debía admitir que se le había retorcido el estómago, y no por la impresión, sino porque no podía imaginarse como había sido eso, no pudo evitar bajar la vista un poco esquivando el mirarlo de frente, pero aún así no se quedó callado, tal vez él núnca había estado cerca de la muerte, pero si el Isa lo había estado, no entendía su desinteres, eso solo lo llevaría a no poder salir de otra situación similar.
- ¿Y que es para ti algo que valga la pena?¿piensas que volverás a sobrevivir si vuelves a estar cara a cara con la muerte? con tu desinterés sacrificarías tu vida en vano, ya que si no pones empeño en fortalecerte, no podrás proteger lo que valga la pena, tu eres quien reniega de tus propias decisiones, ya que, como te dije, somos nosotros lo que elegimos que sacrificar- Haru calmó su voz, pues no llegaría a ningún lado de ese modo, de hecho tal vez no había modo hacerlo llegar a otro punto- Tienes razón, no te entiendo, pero no es el mundo quien se olvida de los otros colores, tal vez eres tú quien busca un color inexistente en el mundo.
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—¿Y qué si lo hago?— No le volteó a ver para responder, simplemente contestó con una sequedad aún más grande que la que mostraba al inicio. —¿Por qué carajos te importa lo que yo haga o deje de hacer?— Se mantuvo en su posición, guardando silencio unos segundos. —Si no sabes y no entiendes de mi situación, no estás en posición de juzgarme. Además, tampoco tengo que explicarte las razones de ello o mi aldea me putea.— Técnicamente no fue una orden, sino una sugerencia... Una de esas para evitar ensuciar el piso que recién se estaba limpiando del olor de la amenaza.
"A buena hora se me ocurrió quitarme esta vaina." Ya estando más tranquilo pudo percatarse del arranque que acababa de tener. "Fuuff, se reventó, me costará un poco colocarla de nuevo en su lugar." Suspiró mientras veía la forma de amarrar la cinta o algo para colocarla de nuevo en su sitio, pues lo último que necesitaba era que la gente se le quedara viendo a la cara. Hizo lo posible para juntar los extremos y luego trató de colocársela, pero no estiraba lo suficiente. —Me lleva la que me trajo.— Masculló, cómo si ignorase al muchacho con el que ya llevaba un buen tiempo discutiendo. —Cómo sea, a mi no me interesa tú vida, pero me molesta mucho que me vengan a querer imponer cosas a la mía, hablando sólo por encima.— Le volteó a ver de reojo, escudriñándolo de arriba a bajo con la vista.
—Sigue a lo tuyo, entrena, hazte fuerte, sé el orgullo de tu familia, defiende lo que creas, hazte Kage si quieres.— Tomó la decisión de guardarse el tsuba en el portaobjetos, resignándose a andar con la herida al descubierto hasta que regresara a sus aposentos. —Habrá gente dispuesta a darlo todo por un ideal, peeeeero~, yo no soy uno de esos, así que no pienso mover ni un dedo. Chaíto.— Empezaría a caminar, con las manos metidas en los bolsillos, con la intención de largarse con lo que acababa de decir. Dudaba que el otro se atreviera a seguirlo, siempre y cuando fuera cómo el Isa pensaba. Ahora bien, ¿Kagetsuna era realmente quién decía ser, o se estaba engañando a sí mismo? Mejor no pensar en ello.
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Haru se mordió su propio labio al escuchar la respuesta del Amenio, inconscientemente uso más fuerza de la necesaria terminando por hacerse daño en el mismo, pues estaba sumido en sus propios pensamientos, y no sabía porque, acababa de conocerlo, pero sentía una agrura en su interior al verlo, Haru nunca había llevado una conversación hasta el punto de una discusión de ese nivel, tal vez esa sensación de no haber dicho todo, o de que la discusión haya acabado en nada era lo que lo hacía sentirse impotente, pero se tragó esa sensación y se acercó al Senju, incluso si el mismo no se giraba a verlo.
- Yo sólo dí mi opinión, jamás fue mi intención el llegar hasta este punto, lo siento si crees que te juzgue, tal vez lo haya hecho, pero si lo hice, no fue a propósito- Haru estaba dispuesto a continuar con lo que hacía, aunque no pudo ignorar al joven mientras veía que no podía acomodarse la cinta, cuando estuvo a punto de ir ayudar al Amenio, este continuo con sus palabras, por lo que Haru detuvo sus movimientos y se quedó donde estaba.
- Nunca te impuse cosa alguna, sólo te mostré un punto de vista distinto al tuyo, eres tu quien decide como tomarlo- Haru seguía evadiendo con la vista al Isa al hablar, de hecho su volumen había descendido nuevamente a cómo era al principio de la conversación, producto de la impotencia que sentía.
Kagetsuna término de hablar y procedió a irse volviendo a mirar al Uzureño de reojo, sin voltear a verlo, a pesar de que Haru nunca le había dado la espalda al Amenio.
-¡NO! No te creo- exclamó el pelirrojo cuando el Isa ya se encontraba a unos 20 metros aproximadamente - Estoy seguro de que moverás más que un dedo... porque hay algo que te mueve a hacer lo que haces, incluso cuando odias hacerlo, y eso es algo mayor que tu- Haru no se acercó, ya que no quería seguir la discusión, pero eso era algo que necesitaba sacarse o estaría los próximos meses reclamándose el no haberlo hecho - Espero poder ver cuando te des cuenta- al terminar la oración, se giró hacia la zona de entrenamiento y de un salto volvió a practicar lo que hacía antes de la llegada del Isa.
Haru no sabía como había influido en Kagetsuna esa discusión, pero sabía perfectamente como había influido en él, y eso era algo que valoraba.
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Nunca supo cómo empezó aquella discusión, de hecho ni siquiera recordaba por qué carajos había llegado a ese lugar, más tampoco le importaba hacer remembranzas al respecto. Se limitó a caminar, sin interrupción alguna aparente, hasta que estuvo a una distancia ya alejada y nuevamente el de Uzushiogakure le dedicó unas últimas palabras, frenándose unos segundos para escuchar. "Huh, no podía terminar sin que quisiera quedarse con la última palabra. No dijo nada, simplemente siguió si camino de regreso al hostal dónde se hospedaban. Agradecería que no despositaran tanta esperanza en mí...
¿Qué sería de él ahora? Tenía la necesidad de cuidar a su hermana, aunque quizás eso ya era un capricho de él el sobreprotegerla. No estaba en su mejor momento y no quería afrontar las cosas que había hecho mal. El asistir de espectador al torneo parecía ser una buena excusa, pero en el fondo sabía que tarde o temprano se le acabarían. ¿Le importaría acaso quedarse atrás? No, no debía pensar en eso, no si quería dormir. Haría las cosas, a su ritmo y a su manera.
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