Nunca antes había pisado terreno del País de la Espiral, siendo que se rehusaba a tocarlo siquiera de lejitos con un palo. Pero los tiempos cambian.

Ya no existía tensión internacional y los ánimos entre Uzushiogakure y Amegakure estaban más calmados, o al menos sosegados por la nueva alianza formada entre las tres grandes. Nadie podría decir que meses atrás ambas aldeas estaban deseosas de sacarse los ojos, pero era mejor evitar tocar el tema cuando algunas personas mantenían los ánimos caldeados.

El Yotsuki no era uno de ellos.

Su única preocupación es que la paz se esfumase tan fácil como vino. Pero los temas de la politica eran ajenos a sus capacidades, así que se permitía el lujo de ignorarlos cuando podía.

Portaba aún su indumentaria de verano y no la clásica que usaba en su país natal. Yukata gris doblado y recogido, kote, sandalias que se sujetaban a sus tobillos y su clásico sombrero kasa. Y sin embargo, en vista de los acontecimientos recientes en sus ayeres, hizo un par de cambios.

Seguía luciendo como un niño criminal hijo de la yakuza antigua, pero tomó sus gafas de sol y las llevaba al cuello para tenerlas a mano. Además, su bandana ahora se hallaba colgando del obi de la cintura. Con ella o sin ella se metía en problemas.

Se sentó en el extremo del puente, sacando su guitarra para afinarla mientras el resto de sus cosad reposaban en la mochila de al lado. Simplemente, daba toques a las cuerdad de forma intermitente mientras movía las clavijas.

Era una de las primeras veces que salía de la aldea ninja a la que pertenecía y se podría decir que la primera que salía él solito, por eso se sentía algo emocionado pese a que no iba a hacer ninguna misión o trabajo ninja, este viaje era más que nada por placer y por conocer el territorio adyacente a la aldea y al país.

Si iba a ser un ninja debía de conocer el terreno que rodeaba a su aldea y a su país y no bastaba con conocer los mapas y rutas, debía conocerlo en persona, recorrerlos el mismos y también interactuar con la gente de los alrededores, quien sabe podría hacerse con uno que otro aliado o con algún buen contacto que lo ayudase en el futuro.

Ken vestía sus ropas típicas, hakama gris, kimono azul, botas en los pies, obi blanco y al costado izquierdo del mismo iban sus fieles espadas, kodachi y boken por si acaso, además llevaba consigo el resto de su equipo ninja.

Su banda shinobi iba en su frente aunque esta era casi toda cubierta por los mechones rojizos de su cabello que caían por su frente, dejando ver a penas uno que otro brillo del metal y apenas el símbolo de la aldea a la que pertenecía.

Nada más al llegar al puente el viento comenzó a jugar con sus largos cabellos azabaches y rojizos, bueno era una sensación a la que ya estaba habituado, sonrió de costado le gustaba sentir el viento.

Comenzó a recorrer el puente que era tan famoso por la región, a paso lento mientras que intentaba ver el paisaje que lo rodeaba de pronto unos sonidos llamaron su atención parecía ser algo de música pero no de ningún instrumento que el conociera, se dirigió hacia la fuente de esas tenues notas musicales.

Se detuvo a unos metros del joven que la tocaba y no pudo evitar hablar.
- Disculpe, ¿Qué instrumento es ese? No lo he visto antes… - Comento permaneciendo a unos dos metros del chico.

El joven de cabellos tricolor se detuvo en el momento, alzando la vista y levantando el kasa con la diestra para escudriñar con la mirada al curioso recién llegado. "¿Debajo de que piedra a vivido todo este tiempo?" No terminaba por acostumbrarse a ciertos manerismos extranjeros, principalnente a sus formalidades y actitud tradicionalista.

—Es una guitarra, la traje de mi natal País de la Tormenta— Se puso de pie, dejando ver que no había demasiada diferencia de altura, aunque su interlocutor aparentaba más edad que él por sus facciones. Fuese quizás por el mestizaje del Yotsuki, que este tenía un par de centímetros más pese a su corta edad. —¿Conoces el shamisen? Recuerdo que una vez conocí a alguien de Uzushio que lo tocaba— No se refería a otro que no fuese el Uchiha con el que se cruzó en el desierto, pero aquella información no era relevante. —Son similares en el concepto de utilizar la caja para amplificar el sonido de las cuerdas, aunque a la hora de la hora suenan muy distinto. No sé si me explico—. Añadió.

"Que delicadito se ve" Lo reconoció como hombre pese a su aspecto andrógino, pues la posición del obi le delataba como varón.

—¿Usas tinte o es natural?— Señaló sin miedo las mechas rojas del otro chico. Aparte de él mismo no conocía a nadie más con color combinado en el pelo y le llamaba la atención ese detalle.

Ken escucharía atentamente la respuesta del contrario, por lo visto aquel instrumento era una guitarra y el joven venia del país de la tormenta, haciendo memoria eso quedaba algo lejos del país del remolino, se preguntó entonces ¿Qué estaba haciendo alguien de tan lejos por aquí? En fin luego le preguntaría aquello.

Asintió varias veces mostrando su gran impresión, si, si conocía el típico shamisen si y se notaba que ambos instrumentos eran parecidos, dejo escapar un sonoro. – Oh..- Cuando escucho eso de que a la hora de la hora sonaban muy distinto, pero tardo un segundo en darse cuenta de que el extraño había mencionado antes conocer alguien de uzhushio, ken era de allí también.

- ¿conoces a alguien de uzhushio? Yo también soy de allá. – Menciono. – Por cierto ¿Qué te trae aquí desde tan lejos? – No pudo evitar preguntarle aquello, tenía curiosidad, no solía hablar con extraños pero la pinta de aquel joven ¿músico? Por decirle así le llamaba mucho la atención, parecía alguien interesante y de gustos similares a los de ken, pues a él también le gustaba usar sombreros de esos como el que traía.

Poco después escucharía le pregunta sobre su cabello y no podría evitar reírse levemente, a veces le hacían esas preguntas y siempre le daba risa.

- Teñido, si, pensé que el rojo me haría ver más amenazante pero no estaba seguro de quedar completamente pelirrojo. – Dijo como respuesta llevándose una mano a la mejilla para rascarse un poco por unos segundos.

Y de pronto el silencio incomodo se hizo presente, eran dos chicos casi de la misma edad parados hablando como si nada, eso no era normal ya que eran completos extraños.

A veces a ken le costaba poder conversar con gente nueva y es que nunca sabia de que hablar con los demás, así que el contrario tendría que tomar la iniciativa si no quería que la conversación muriera allí.

—En realidad, a varios— Y eso que no estaba incluyendo a cierta chica de ojos esmeralda, la cuál nunca supo en realidad que era alguien de Uzushio. —¡Yo viajo para conocer el mundo y escuchar las historias de la gente! Busco inspiración para mis composiciones y pues, aprovechando que ahora ya estamos en paz por fin decidí darme una vuelta por la Espiral— Asintió varias veces con la cabeza mientras escuchaba el resto de afirmaciones de su interlocutor.

—Nah, se te ve mejor así sólo las mechas— se acercó hasta él y le jaló del kimono por la parte del hombro. —Aunque si me permites la observación, tu ropa no combina tanto. ¿Cómo puedes mezclar colores fríos con el rojo? Si quieres asesoramiento en cuanto a imagen personal, acá tienes a la persona indicada en cuanto a tener estilo se refiere— sonrío y levantó ambas cejas varias veces antes de pegar un salto y alejarse. —¿Eres shinobi? Dices ser de Uzu pero no te veo la bandana por ningún lado— Se agachó a un lado y luego al otro mientras mantenía los brazos extendidos, buscando el atisbo de placa. —¿Entrenas kenjutsu? No llevas el daishō regular de katana y wakizashi, pero se te nota la intención de practicar con espada— Rōga como tal no tenía conocimiento del arte de la espada, pero su madre sí, por lo que al menos tenía nociones básicas de ello. De ahí su extrañeza ante el bokken y la kodachi, como si reflejaran las aspiraciones y el deseo de superación del chico.

»¿Cuál es tu nombre?

Ken abrió los ojos con sorpresa al escuchar decir al joven que concia a varios de uzhishio y viajaba por todo el mundo en busca de inspiración para sus composiciones ¿entonces era un trovador, un juglar? Vaya que interesante, de inmediato le gusto esa idea de viajar, después de todo él también quería hacer eso más adelante.

Se le dibujo una sonrisa, por alguna razón y es que la forma de expresarse tan animada del contrario fue algo contagiosa. También le agrado escucharlo decir que así se veía mejor, quizás dijo eso porque él también tenía teñidos varios mechones, de cualquier manera casi se le escapa una risa pero la contuvo.

- Es bueno saberlo. – Menciono bajando la cabeza un poco, en eso noto como el contrario se acercó y como le jalo el kimono para decir algunas cosas sobre su combinación de colores ¿no le gustaba? Bueno según el no pegaban los colores fríos con su cabello rojo pero eso era lo de menos para ken aunque no estaban de mal algunos consejos.

- Suelo usar uno vino tinto pero hoy me fui por el celeste. – Dijo sonriendo conteniendo la risa, sería bueno recibir algún consejo sobre que colores usar, a él le gustaba el rojo y el azul pero por ahora tenía el cabello rojo así que suponía que debía usar un kimono rojizo también.

- ¿crees que deba usar el kimono rojo también? Yo supongo que uno negro también pegaría pero no quiero una apariencia muy oscura… - Dijo eso llevándose un dedo índice a la boca, tras lo cual bajo su mano.

Ken se limitaba a seguir al contrario con la mirada mientras este se movia a su alrededor y lo observaba, en eso escucho sus preguntas sobre si era ninja de uzu y si practicaba kendo. El simplemente asintió ante las dos interrogantes, era normal que no le viera la banda por los largos mechones rojizos en su frente.

- Si y sí. – Dijo brevemente llevando una mano hasta un mechon de su frente para apartarlo y dejar ver el símbolo de la aldea, luego la mano contraria la coloco sobre la empuñadura de su boken.

- Soy un aprendiz de espadachín… Me entrena un tipo que dice ser ex samurái… pero por ahora me conformo con esta boken y la kodachi por si acaso. – Dijo ken, explicando un poco, no era que necesitara una katana de inmediato, además por los momentos quería aprender más que nada la disciplina médica.

Sus ojos se abrieron de nuevo ante la pregunta de cuál era su nombre, cierto que torpe era no se había presentado, que modales los suyos, se dio un golpecito en la cabeza.

- ah, disculpa… mi nombre es yoshimura ken. – Se presentó lo más formal que pudo e inclino su cabeza.

- ¿tu cómo te llamas? ¿De qué aldea vienes? ¿Eres ninja? ¿Eres un trovador? – Pregunto todo aquello volviendo a su actitud más casual de antes, era bueno conocer a un joven con mucha personalidad y con una afición tan interesante como lo era componer música.

Rōga escuchó atentamente las inquietudes sobre moda del chico. "Bienaventurado sea por encontrar a lobo en su camino al estilo puro." Mantenía la sonrisa, atendiendo a los detalles y pensando en cómo responder.

—Ir totalmente de rojo quizás no sea adecuado, que darías la impresión de ser alguien violento. Pero podrías complementarlo con blanco y un estampado con motivos de cerezo, para que sea elegante y soberbio. ¡La gente pensará que tienes un aire solemne— se cruzó de brazos y asintió varias veces con la cabeza. —Tienes razón en que el negro se asocia con lo oscuro, pero si quieres usarlo podrías combinarlo con color naranja para que parezca brillante. Yo te recomendaría hakama blanco con kimono negro, con bordes anaranjados. Y el obi también negro— Levantó el dedo, moviéndolo de lado a lado con cada indicación. —Eso si quieres que la gente te vea como alguien maduro... Aunque quizás deberías recortarte un poco el pelo, o recogértelo más— Remató.

Luego, el muchacho finalmente le mostró su bandana, la cual estuvo oculta delante de sus narices todo el tiempo. "Ahhhhhh. Con que ahí la tenía." Parpadeó mientras escuchaba la explicación sobre su sensei.

—¿¡Un samurai de verdad!?— Le costaba muchísimo creerle. Recordaba que los samurai solían aislarse de los shinobis en sus propios recintos o ciudades, como el Valle de los Dojos por dar un ejemplo.

El chico de la Espiral le parecía muy curioso, pero a la vez un poco simple en su actuar. "Solo le falta un letrero encima de la cabeza que diga: NOVATO" No es que el Yotsuki fuera un gran veterano ni nada por el estilo, pero en su medio año de haberse graduado de la academia logró progresar considerablemente.

Fue entonces cuando llegó una lluvia de preguntas, una tras otra sin piedad. Más, el sólo abrazó la primera, la más importante de todas. "Esa es tu llamada al escenario, lobo." Sonrió preparando su espectáculo. Era imposible que se presentara de forma normal.

—Yo soy...

Se quitó el sombrero de forma dramática y brusca, extendiéndolo a su derecha mientras ladeaba la cabeza en la misma dirección de forma que Ken le viese de perfil. Flexionó la rodilla izquierda mientras extendía la diestra, quedando ligeramente agachado. Finalmente, para complementar su pose empuñó la mano izquierda, llevándose su brazo detrás de la espalda.

—King Rōga~ remató con una blanca sonrisa que resplandecía con el sol.

Luego, de un súbito saltito volvió a pararse erguido y se colocó el kasa de nuevo.

—Si quieres llámame por mi nombre. Es que, bueno, me molesta un poco que los extranjeros pronuncien mal mi apellido. Me pasa muy seguido, así que si se te complica pues mejor evitamos problemas— Dijo algo serio. —Con las otras dos preguntas, creo que esto lo responde— Tomó la placa que colgaba de su cintura para levantarls y que Ken viese el símbolo de la lluvia en él, para luego dejarla caer nuevamente.

»Más que un músico de los caminos, aspiro a ser un gran artista y que mi nombre sea reconocido alrededor de todo Ōnindo. Habrá un concurso de música en la capital del País del Fuego y decidí darme un descanso para viajar y prepararme para el concierto.

Irónicamente, lejos de lograr distraerse de su ajetreada vida ninja, de todas formas se vio involucrado en más de un dilema desde que partió.

Ken formo una sonrisa con sus labios cerrados y ocultos mientras que escuchaba los consejos de moda del chico extranjero, era algo raro hacerse a la idea del gusto de vestir de alguien más, después de todo él ya estaba acostumbrado a vestirse con su kimono de siempre y su hakama de siempre y era difícil cambiar de estilo a esas alturas de la vida. Pff un jovencito de 15 añitos pensando que era difícil cambiar a esas alturas de la vida.

En fin, lo primero que menciono el contrario si le gusto, eso de complementar el rojo con blanco y bordado de cerezo, si eso si le gusto, pero lo del negro con naranja no le agrado nada esa idea, ni mucho menos le agrado que dijera eso de cortarse un poco el cabello o recogérselo mejor, no señor, él estaba feliz con su cabello como estaba aunque el viento siempre lo molestase en fin…

- Tienes buenas idea, se nota que sabes de estas cosas. – Le diría ken para no sonar descortés, después de todo le gusto la primera sugerencia. Tras eso asentiría ante la pregunta del mayor sobre lo del samurái.

- Por supuesto, no fue fácil de encontrar ni de convencer pero ya estoy en el camino del guerrero. – Asintió tranquilamente con una sonrisa más honesta que la anterior de cuando estuvo escuchando.

Aguardo pacientemente durante esos tensos segundos de silencio dramático del contrario, era evidente que planeaba una gran presentación, pero ken termino riéndose al ver como el azulado se sacó el sombrero de forma espontánea para gritar su nombre a los cuatro vientos mientras posaba de perfil con una pierna flexionaba.

Que gran personalidad tenia, seguramente era una especie de show man, de cualquier manera ken no se rio mucho para no molestarlo.

Escucho entonces su aclaración sobre su nombre, si era bueno que lo dijera porque ¨king¨ era un apellido extraño y algo difícil de pronunciar para ken, también vio como mostraba una banda ninja parecida a la suya pero con un símbolo algo extraño ¿de qué aldea era seguía sin responder su pregunta? Todavía era algo despistado en cuestiones de esas.

- Eres de ku… - Se quedó en silencio antes de completar la frase y recordó que ese símbolo era de kumo o algo así se llamaba la aldea.

También oyó algo sobre un concierto y sobre su viaje de ¿descanso o de preparación? No estaba seguro de cuál de las dos cosas era el motivo del viaje, como sea era intrigante que aspiraba a ser un gran artista.

- Hombre, con esa actitud ya estás en el buen camino aunque… no entiendo ¿viajas para prepararte o descansar? ¿Cuál de las dos? – Hizo una pausa tras esa pregunta y siguió hablando. – Espero que todos tus viajes te sirvan para componer buena música, yo en tu lugar me quedaría en un solo sitio a practicar y componer… - Comentaría al respecto, si era algo crítico con la decisión del contrario sobre viajar antes de un evento tan importante.

- Como sea, deberías mostrarme tu talento, sería bueno escuchar algo de música forastera, si… - Diría eso para terminar, ya hasta se le estaba ocurriendo llevarlo consigo para enseñárselo a su maestro, si el viejo samurái se alegraba eso podía alivianar el duro entrenamiento, sí.

¿Qué si sabía de esas cosas? ¡Claro que las sabía! Era un artista, y para ello debía tener conocimiento sobre vestuario, presentación y comportamiento escénico. También habló de que tuvo que encomendarse con mucho esfuerzo con ese supuesto espadachín y que él iba a seguir la doctrina del bushido. "¿Un ninja con código de samurai?" Eso se le antojaba curioso, ya que muchas de las prácticas de los shinobi solían discrepar en más de un punto con el honor de los que seguían el camino del guerrero.

No le agradó tampoco que se riera de su presentación, pues era alguien muy orgulloso cuando se trataba de dar espectáculo. Y sin embargo, sería otra cosa la que le descolocaría aún más de sus pensamientos.

- Eres de ku…

El Yotsuki abrió su ojo derecho, alzando la ceja en un arco muy elevado. "No puede ser posible. ¿Acaso me está confundiendo con alguien de Kusa?" Era lo único a lo que podía asociar esa sílaba en esos precisos momentos. "Rectifico. Este chico no ha vivido debajo de una piedra, este tipo lo hizo en el centro de la tierra sin contacto alguno con otros seres racionales." Si no, no se lo explicaba.

—¿¡Pero no ves que soy de Ame!?— Alzó ambas manos con gesto extrañado. —¿Acaso quieres pasarte de listo conmigo y jugarme una broma fingiendo estar tonto?— Puso los brazos en jarra mientras inflaba el cachete izquierdo con cierta molestia, pues no le gustaba que intentasen burlarse de él.

Era un malentendido, pero su egocentrismo le provocaba tomarse de forma personal las cosas y no verlas desde otro punto de vista. Estaba un poco de mal humor, por lo que ya no se tomó tan bien el resto de las palabras del chico de cabellos bicolor.

»No entenderías mi forma de actuar, además mi música no es para todos los gustos.

- Ah, eres de Amegakure… - Murmuro con sincera sorpresa, la verdad no había reconocido el símbolo de su banda, quizás se le había olvidado como eran los símbolos de cada aldea y por eso no supo dar con la respuesta correcta, pero no, no se estaba burlando para nada, ni haciéndose el tonto, a veces simplemente era así.

- Si, ya recuerdo esa es la aldea de la lluvia. – Asintió varias veces con su cabeza y no pudo evitar encogerse de hombros y sonreír, no quería que el extranjero se le molestara y se fuera así nada más, pero por lo visto ya estaba molesto.

Alzo ambas manos para moverlas levemente al tiempo que le pedía que se tranquilizara. – Tranquilo, no hay porque enojarse, me gusto tu presentación. – Su risa no había sido de burla sino más bien de entretenimiento ¿pues qué reacción quería el contrario? Un simple ¨oh¨ no le haría honor a su deslumbrante presentación, por eso ken se terminó riendo de él, pero no lo hizo para burlarse.

Que el contrario estuviera de malas y que dijera que no entendería su forma de actuar y que su música no es para todos los gustos le pareció una mala excusa para no darle una muestra de lo que podía hacer.

- Jum, vamos no te hagas de rogar... – Le dijo insatisfecho con su respuesta, de verdad quería escucharlo tocar algo. – Soy admirador de la buena música sea del tipo que sea… - Invento eso, la verdad en su vida no había mucha música que digamos y la que había era de esa tradicional con instrumentos de la era de los dragones por decirlo así.

Rōga se permitió relajar la postura ante la cordialidad del otro chico, aunque seguía un tanto receloso con él. "Está bien ser despreocupado pero no tanto. Joder, ni yo llego a esos extremos. Suspiró largamente.

—¿De la buena música dices?— Se quedó pensativo, entrecerrando los ojos. Oh, pocas personas eran capaces de pasarle algo bajo sus narices, pero Ken definitivamente no era una de esas. —Veremos si es cierto, pero primero debo terminar de ajustarla— Se sentó de golpe y echó nuevamente mano del clavijero y las cuerdas, buscando afinarlas todas en E, alternando los dedos en los trastes desde la segunda a la sexta cuerda. —Ahora sí...

Pasó de lado de Ken, para luego saltar y pararse sobre uno de los bordes del puente con todo y guitarra. ¿Qué demonios planeaba hacer caminando en ese sitio? A un lado, le esperaba el piso, al otro, el precipicio. Y aún así, no parecía importarle. "Es momento del espectáculo." Dio un giro total de un sólo saltito, colocando sus brazos en posición sobre su instrumento, tocando de forma rítmica para...


Soltar un armonioso grito, dando inicio a su canción.


Probablemente el de cabellos bicolor nunca había escuchado ese idioma en su vida. Para Rōga era habitual, pues era legado de sus ancestros de Kumogakure, y sin embargo, por mucho que Suzaku le hubiese jurado que existían muchas personas capaces de entenderle casi nunca encontraba a nadie que pudiera captar el significado de sus líricas.

Terminó aquella agresiva canción con una reverencia, cruzando el pie derecho por delante del izquierdo y extendiendo la mano diestra mientras la zurda se mantenía sujetando el brazo de la guitarra, esperando entonces la reacción del tradicional muchacho de la espiral. Y sí, seguía sin bajarse del puente.

Ken estaba a la espera de que el extranjero le mostrara un poco de su arte o mejor dicho de su búsqueda, asintió varias veces ante las palabras de este. – Si, si, si. – Dijo repetidas veces a la par que asentía, el solo quería escuchar algo nuevo asi que dejo que el contrario se preparara mientras tanto él se cruzó de brazos dentro de su kimono.

Espero pacientemente a que el chico afinara su guitarra y entonces lo vio pasar por su lado para subirse sobre uno de los bordes del puente, así que se terminó girando para verlo de frente.

Lo siguiente que paso jamás se lo espero, esos gritos agudos del contrario lo dejaron por completo impresionado, a pesar de que iniciaba el tema con unos gritos este estaba bien afinado lo siguiente que escucho fue el sonido tan peculiar de su guitarra y entonces abrió su boca algo sorprendido.

Se quedó escuchándolo y viéndolo con sus ojos y oídos bien abiertos, nunca había escuchado algo así pero sin dudas le llego a la fibra de su interior, cielos era todo un temazo aunque no entendía ni lo que decía ni por qué le gustaba, simplemente estaba sin palabras, al principio solo escuchaba y se rascaba un poco la cabeza pero pronto su cuerpo comenzó a mecerse de un lado al otro al ritmo de la frenética música.

- ¿Bravo? ¡Si, bravo, bravísimo! – Dijo al verle terminar y le concedió un gran aplauso mostrándose emocionado ante lo que acababa de escuchar, aunque nada lo había preparado para un sonido como ese.

- ¿Qué género es ese? ¿Cómo se llama el tema? – No dudo en preguntar aquellas cosas acercándose unos cuantos pasos al muchacho.

- Tienes un gran talento, es la primera vez que escucho algo como eso. – Dijo ya para terminar deteniendo el aplauso.

Oh, el aplauso, la ovación. Nunca iba a aburrirse de aquello, de poder transmitir las emociones a los demás. Una satisfacción más gloriosa y adictiva que cualquier droga que pudiese ofrecerle, pues el alimento para su ego ardía con cada palmada y con cada vitoreo. Dio un simple salto y cayó al lado nuevamente del de cabellos bicolor, con el pecho henchido de orgullo, saboreándose las respuestas que tenía para darle a aquel jovenzuelo a quién había logrado incluir entre su lista de fans conquistados.

—Se llama Hard Rock, aunque no es la única rama que conozco. Me gusta ser variado en el estilo de música que interpreto— Se quitó el kasa para que le colgara por la espalda —El tema se llama "La canción del inmigrante"— alzó un dedo y cerró los ojos. —Suelo cantar en un idioma que utilizaban mis ancestros desde los tiempos de Kumogakure, así que es normal que no te suene para nada familiar... Alguien me dijo una vez que otras personas conocían este lenguaje pero yo realmente no encuentro a muchas— Se cruzó de brazos. —No me gustaría usar el lenguaje regular porque algunas rimas o juegos de palabras perderían sentido al traducirlas. Pero tampoco es divertido si nadie va a entenderme ¡Kuchiuuuu!— Suspiró con pesadez.

Observó entonces al muchacho, curioso. Estaba maquinando en una manera de entretenerse luego del viaje, y dado que aquel inocente muchacho estaba a su alcance, pensó en aprovechar la situación.

—¿Sabes? No suelo pedir dinero o bienes a cambio de mis presentaciones, pero lo que si me gustaría una muestra de talento de regreso— Alzó ambas cejas mientras sonreía picaresco. —¿Dijiste que eras aprendiz de un samurai verdad? Me gustaría que me lo mostrases— Tomó del brazo la guitarra y se la acomodó con cuidado, mientras se sentaba en el piso cruzando las piernas. —No pienses que quiero combatir. Lo que deseo es una Iaido enbu, una demostración de tus habilidades con la espada, si sabes a lo que me refiero— Gracias a su madre, sabía que a veces era posible admirar el arte del envaine y el desenvaine a manera de presentación.

La música del contrario lo habían animado bastante, era algo emocionante conocer algo nuevo y sobre todo era algo realmente genial ese estilo de música, se hizo para atrás cuando el contrario salto de nuevo al suelo del puente y entonces se quedó escuchándolo era intrigante todo lo que este decía sobre ese género musical pero sobre todo era impresionante que el chico cantara en un idioma perdido de su tierra natal perdida pero bueno no era nada bueno que nadie entendiera sus canciones, quizás si debería de traducirlas.

Por otra parte el nombre de la canción si que le quedaba bien aunque el no hubiese entendido nada de lo que se referia. – Canción del inmigrante, bueno por lo que me dice queda bien… Pero creo que si deberías de traducirlas al idioma que hablamos todos, asi podrias hacerte muy popular… - Dijo eso asintiendo varias veces, pues estaba seguro de que el contrario podría llegar a ser toda una estrella si cantase en el idioma que la gente conocía.

En fin los ojos de ken se abrieron con sorpresa cuando escucho al contrario pedirle una demostración de lo que sabía hacer con la espada ¡cielos que gran problema! Bueno por lo menos no quería un enfrentamiento ni nada por el estilo, asi que suspiro con algo de negatividad.

- No creo que pueda hacer nada bueno, todavía soy un simple novato. – Comento y es que a decir verdad apenas sabia utilizar una técnica muy básica con su espada asi que no podría enseñarle nada muy espectacular.

- Te mostrare pero tienes que tener en mente que soy solo un novato y todavía estoy aprendiendo. – Dijo eso ya que no quería que el contrario lo juzgara como inepto, ni tampoco que lo criticara demasiado pues apenas si sabía algunas posiciones y movimientos básicos.

Termino retrocediendo unos tres metros para echar mano de su boken colocándose en posición de desenfunde, piernas flexionadas y postura baja, entonces desenvaino la espada de madera con un rápido movimiento aunque no impresionaría a nadie que supiera usar bien una espada.

Se irgio al desenfundar su arma y entonces hizo varias poses defensivas y ofensivas, nada muy impresionante tampoco, simples posiciones de práctica.

La primera fue con la espada en horizontal apuntando al contrario, la segunda con la espada en diagonal con la punta hacia un costado, finalmente un giro completo sobre su propio eje y la espada en horizontal apuntando hacia la izquierda, todo muy simple casi cualquiera podría hacerlo. Quizás con música y algunos gritos hubiera quedado como una buena presentación.

- Eso, es lo mejor que puedo hacer por ahora… No conozco técnicas impresionantes todavía. - Estaba avergonzado por su simpleza, pero bueno había dicho que era muy novato todavía.

- Si vienes conmigo, mi maestro si podría enseñarte cosas impresionantes… Aunque primero habría que convencerlo… - Volvió a enfundar su espada al decir eso.

El Yotsuki se mostraba reacio a cambiar las letras de sus canciones. "Canto porque quiero transmitir emociones. Si antepongo la búsqueda del reconocimiento antes que el sentimiento, no tendría sentido. Si cambio las letras perderían su esencia." Para algunos quizás aquello sonase bastante melodramático, pero para él era su pasión y un estilo de vivir que pensaba llevar al pie de la letra. Era parte de su forma de ser.

—No te preocupes, entiendo— Le restó importancia a las excusas de Ken por su inexperiencia.

A decir verdad, Rōga era mucho más atento de lo que podría parecer. Escudriñaba en los pequeños detalles, por irrelevantes que pudiesen parecer. Era por ello que prestó atención a cada movimiento que ejecutaba el muchacho. "Es similar a cómo me enseñó mi mamá, pero distinto a la vez." De la mínima experiencia que tenía por cortesía de su madre, pudo darse cuenta primero que nada que aquellos ejercicios estaban diseñados para una espada más grande, aunque también entendía que siendo novato sería incapaz de manejar una. "Probablemente yo tampoco podría." Se planteó.

Analizó a conciencia cada pose, percatándose de las leves diferencias que tenían respecto al estilo shinobi de Kumogakure que su madre ejecutaba. Aunque fueran sencillas o simples, era perfectamente consciente que sin las bases el resto no tenía importancia, por lo que a pesar de todo era una muy buena lección. "Maldición, casi me dan ganas a mí de aprender." Observó hasta al final.

—No tienes porque sentirte mal, la verdad es que resulta interesante— Asintió varias veces con la cabeza.

Luego vino algo que lo descolocó, ¿aquel muchacho le estaba invitando a conocer a su sensei? Por muy amable que fuese, era una perfecta locura.

—¿Me estás diciendo que yo vaya a Uzushiogakure para conocerlo y presentármelo? ¿Pero tú estás loco?— Abrió ambos ojos, incrédulo. —Está bien que nuestras aldeas sean aliadas, pero aún así ningún shinobi tiene autorización de ingresar a la otra por mucho que tengas la intención de invitarme— Se levantó y se rascó la nuca.

»Mira que si por mí fuera, yo iría encantado. ¿Sabes? Mi mamá también es una espadachina, pero, realmente yo me he centrado más en el estilo de pelea heredado de mi abuelo.

Se acercó hasta sus cosas y guardó la guitarra en su funda.

—¿Cómo es que se llama tu maestro?— Ladeó la cabeza. —Ay, que ahora me dejaste con las ganas— Le emocionaba la idea de ver a un samurai en acción. —No te digo nada de juntarnos en otro lugar porque, bueno. Es difícil. Cómo ninja a veces tengo tiempo y a veces no. Una vez hice una promesa con alguien pero no pude cumplirla y no quisiera que me pasara lo mismo contigo.