Ayame es una joven de mediana estatura y con un cuerpo que ya comienza a perfilar las típicas curvas femeninas. Apenas ha desarrollado musculatura, pese a su oficio como kunoichi, por lo que a simple vista puede dar la impresión de que es una chica más frágil y quebradiza de lo que en realidad es. Lo que no se puede negar de ninguna manera es que la fuerza física no es su mayor virtud, sino su agilidad felina. Es diestra.

Sus cabellos, del color del carbón, caen sobre sus hombros, cortos y con ligeras ondulaciones. Es muy raro verla con el pelo recogido en cualquier tipo de peinado. A la altura de su sien derecha, un característico rizo se eleva rebelde en contra de la gravedad. Enmarcan un rostro redondeado, más bien infantil, de tez pálida como la luz de la luna. Más pálida incluso de lo que sería lo normal al vivir en una aldea donde nunca llega la luz del sol. Destacan sus ojos de color avellana, grandes, atentos, increíblemente expresivos y de mirada siempre curiosa y ávida de conocimiento.

Sin embargo, son dos sus marcas más características. La primera, y la que define su apellido, es una marca de nacimiento con forma de luna menguante de color azulado que luce en la frente y que siempre se esmera por ocultar a los demás. La segunda la lleva entre los omóplatos, y se trata de un sello que representa el kanji "hierro" (鉄) y retiene el poder del bijū que hospeda en su interior... La bestia de las cinco colas.

Le gusta vestir ropas cómodas y flexibles que no le resten movilidad y al mismo tiempo le proporcionen el abrigo suficiente para resistir el inclemente tiempo de Amegakure.

Suele vestir un uwagi tradicional de color azul eléctrico y rebordes más claros que lleva atado a la cintura por un obi negro. Debajo de este lleva una camiseta de un color azulado más claro y cuyas mangas largas le permiten ocultar el mecanismo de kunai que lleva atado en su antebrazo derecho. Completando su uniforme, viste pantalones largos de color negro y las típicas sandalias ninja azules con forma de bota que le cubren los pies hasta la altura de los tobillos.

Si le pidieran a su hermano mayor que describiera la personalidad de Ayame con la máxima simpleza posible, no se pensaría ni siquiera un instante la respuesta: «Una niña infantil, asustadiza y caprichosa».

Ayame es la viva representación de la felicidad más ingenua y risueña que podría existir en una persona. Sin embargo, esta alegría infantil se puede ver fácilmente eclipsada por la excesiva timidez que muestra ante los desconocidos. Un recelo que se ha visto favorecido por los acontecimientos que han marcado su hasta ahora corta vida. Aunque no dudará en mostrar su faceta más luminosa a las personas que se han ganado su confianza. Algo que, para disgusto de su familia, es algo muy fácil de conseguir. Demasiado fácil.

Muchos afirmarían que el carácter cándido de Ayame no la hace apta para la cruenta vida shinobi. De hecho, es capaz de creerse prácticamente cualquier cosa que le digan por inverosímil que sea. A no ser que tenga suficientes pruebas para pensar que le están mintiendo. Su notable inseguridad le lleva a buscar constantemente el reconocimiento de los demás, y es esa búsqueda lo que la empuja a esforzarse al máximo en su trabajo como kunoichi. Siempre da todo lo que tiene para cumplir con éxito sus misiones, aunque no siempre lo haga de la manera más eficiente y su impulsividad le lleve a cometer algunos fallos.

Queda claro que no está hecha para ser líder, y ella misma es consciente de ello.

A lo largo de los años su familia le ha inculcado de manera indirecta una especie de código de honor que sigue a rajatabla: Jamás, por muy débil que pueda parecer un enemigo a simple vista, subestimaría su poder. Jamás, sean las circunstancias que sean, alargaría innecesariamente el sufrimiento de un posible objetivo (la tortura no entra en su mente como una posibilidad, y un innato desprecio crece en ella ante las personas que se jactan del sufrimiento ajeno).

Para terminar de perfilar la personalidad de Ayame, debemos hablar de su faceta más peculiar. El límite de su paciencia roza lo escaso. Y si alguien llega a sobrepasarlo podría llegar a desencadenar una furia que parece impropia para una chiquilla frágil y delicada como es este pequeño lirio. Sobre todo, a la hora de proteger a sus seres queridos.

¤ Bendición de Amenokami
«Entre aguas vivo y agua soy. ¿Por qué iba a detenerme una tormentita como esta?»

¤ Diseñador (coste de 2 puntos)
«¡Oh! ¡Se me ha ocurrido una idea genial! ¿Y si utilizara el chakra, lo moldeara de esta forma y lo utilizara para...? ¡Soy un genio!»

¤ Conocimientos sobre hierbas y venenos (coste de 3 puntos)
«Papá siempre se ha empeñado en enseñármelo todo acerca de los venenos. Plantas, dosis, sustancias, efectos, remedios... Compaginarlo con los estudios de la academia no ha sido nada fácil, pero no puedo decir que me arrepienta.»

¤ Fobia agudizada (otorga 1 punto)
«Desde que me sellaron al Gobi, no soy capaz de soportar la oscuridad. Es un miedo inconsciente... Es un miedo estúpido... Es un miedo irracional... Y yo lo sé... Pero no puedo evitar quedarme paralizada cada vez que me quedo a oscuras. En realidad, casi tengo más miedo de ver algo en esa oscuridad que el hecho de no ver.»

¤ Intolerancia (otorga 1 punto)
«Las drogas no son más que una manera estúpida de quemar el dinero y tu propia salud para evadirte del mundo exterior y de la realidad. Quien hace eso es un cobarde, y no merece mi respeto.»

¤ La curiosidad mató al gato (otorga 1 punto)
«¿Qué es eso? ¿Y eso? ¿Por qué brilla? ¿Y qué hace? ¡Oh! ¿Puedo pulsar ese botón rojo?»

¤ Inocente (otorga 1 punto)
«¿En serio? ¿Me estás diciendo que si dejo algo de sake bajo la ventana en invierno vendrá un shinobi gordo vestido de rojo y me dará regalos? ... ¡MOLA!»

¤ Negado en Fūinjutsu (otorga 2 puntos)
«No hay manera... No consigo comprender todas esas fórmulas y símbolos extraños. No consigo comprender cómo funcionan esas técnicas. ¡Y ni siquiera soy capaz de sellar una mota de polvo en un pergamino!»