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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Todo el mundo podría pensar que la vida cotidiana de un shinobi consistía en combatir contra otros shinobis malvados, los enemigos de la aldea o incluso bestias salvajes. También la imaginación podría llevar a otros a pensar que la vida de los ninjas es una gran aventura, en la que viajan de un lugar a otro sin parar por casa y sin cambiarse la ropa, que por mucho que se rompa, aparece nueva al día siguiente.

Esa podría tratarse tal vez de la historia de algún otro shinobi, pero no era la de Mikazuki. Su vida diaria trataba de hacer las tareas de casa, como limpiar, lavar la ropa o fregar los platos. Y todo de forma manual, claro. Las modernas tecnologías de limpieza nunca habían estado a su alcance. También tenía que ayudar a su madre a bañarse, prepárale la comida y darle la medicina.

Además, en días como ese, el joven Yuki tenía que ir a trabajar a una verdulería situada en una de las calles principales del distrito comercial. Era una tarea necesaria para poder permitirse pagar las medicinas de su madre y sobretodo, para poder permitirse el lujo de llevarse comida al estómago de vez en cuando. Hoy era precisamente ese tipo de día y le tocaba trabajar.

Pese a la cantidad de gente que desfilaba cada día por el distrito comercial, la verdulería solía ser un lugar tranquilo donde apenas sucedían cosas especiales. Alguna mañana podía entrar un borracho que no se había controlado la noche anterior, o algún chaval que intentaba robar alguna cosa para comer, pero poco más.

Aquel día no parecía distinto, y las tareas de Mikazuki eran las de siempre. Tenía que reponer los productos que la gente se iba llevando, atender a los clientes y de vez en cuando, asomar la cabeza a la calle y gritar frases como: “La mejor lechuga de Amegukera señora!” o “Los tomates más frescos solo los encontrara aquí”. Esta última le hacía un poco de gracia, pero solo por los genes que había heredado, y solía reírse para sí mismo, porque también le parecía una chorrada.

De repente, mientras reponía las patatas…

Esta lechuga la he visto yo primero!

Una estruendosa voz de mujer se alzó por encima de los sonidos de la calle.

Pero serás embustera! tú estabas mirando los tomates, esta lechuga es mía, YO la he visto primero!

Había dos señoras que se estaban peleando por una lechuga. No es que no hubiera más, la bandeja donde estaban expuestas las lechugas estaba llena, pero al parecer las dos se habían encaprichado de la misma. O tal vez esas dos señoras ye se odiaban mucho antes.

Ante esos casos su jefe solo le había dado un consejo, bastante sabia además:

”Mikazuki, si alguna vez ves dos a mujeres peleándose por la compra, no te metas, si lo haces… que sea bajo tu propio riesgo”

Y ese hombre tenía que saber mucho de ese tema, la verdulería era un negocio familiar, y ese hombre había trabajado allí toda la vida. Era mejor seguir sus consejos. Aun así, había un pero. Ese pero era que en ese mismo instante, él había salido a hacer un recado, y la gente se estaba arremolinando alrededor del local para ver que sucedía.

Si la cosa seguía asi…
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#2
Mogura solía tener varias tareas además de sus deberes como shinobi, compartía el mismo techo que su maestro y abuelo, y por tanto, le correspondían tareas de nieto y discípulo. Algunas de esas tareas solían ser mantener la limpieza del hogar y que la comida estuviese servida a determinada hora. Podía llegar a excusarse a veces de tales deberes con motivo de entrenamiento o misiones, pero aquel día no hubo razón para hacerlo.

Aquel día en particular le tocaba conseguir ingredientes para realizar una comida casera y nutritiva. De esas que a los ancianos solían gustarle demasiado y a los niños solían provocarles ataques de frustración e ira. Todo era algo normal y cotidiano, hasta que en un momento algo llamó su atención.

Esta lechuga la he visto yo primero!

Fue imposible para el joven médico no escuchar la voz de aquella mujer.

Pero serás embustera! tú estabas mirando los tomates, esta lechuga es mía, YO la he visto primero!

Las señoras parecían discutir por quien había tomado el vegetal primero, un fresco vegetal que a los ojos de cualquier podría ser uno más del montón, pero para un ojo entrenado sería una lechuga especial, una lechuga por la cual valía la pena pelear. Mogura no pudo hacer la vista gorda y seguir con sus compras, por una razón u otra terminó dentro de aquel grupo de gente que se arremolinaba alrededor de las mujeres.
Hablo - Pienso

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#3
¿Pero quién te has creído que eres? Esta lechuga me la voy a llevar yo

La mujer que tenía la voz más aguda la alzo en tono amenazador. Mientras mikazuki seguía observando la pelea desde la distancia mientras ponía las zanahorias en su sitio. Sin embargo, aquella distancia no le protegió de aquello como un paraguas protegía de la lluvia. Aquella señora puso sus ojos sobre el joven Yuki con toda intención de implicarlo.

Vamos chico, dile que la he cogido yo primero, tú lo has visto

De eso nada, dile que la he cogido yo, has visto claramente como esta estaba mirando los tomates

Ambas se quedaron mirando expectantes a la respuesta del joven muchacho, que de un momento a otro se había envuelto en una pelea en la que de verdad no quería meterse. Las mujeres lo tergiversaban todo, se pusiera de parte de la señora que se pusiera, el que peor acabaría seria él.

Creo que tengo una idea mejor —Dijo el joven shinobi mientras se dirigía al mostrador, donde cogió un cuchillo de cocina que utilizaban para cortar la parte sobrante de las verduras cuando un cliente se lo pedía — ¿Por qué no…—Estiro las palabras mientras ponía el cuchillo entre las dos mujeres —…La cortamos por la mitad? — Clavo los ojos en los de cada una de las mujeres, primero en la que tenía voz estridente y luego en la otra — La lechuga…

¡De eso nada! —Grito la primera de ellas —Yo la he visto primero, me corresponde entera

¡Y una porra! La he visto yo y me la voy a llevar entera yo

No parecía haber manera pacífica alguna de parar aquel embrollo. El caso era que la Lechuga seguía en el cajón, y pese a la discusión, ninguna de las dos le había puesto la mano encima.

Entonces tendrán que solucionar sus problemas ustedes mismas, yo tengo trabajo que hacer —Acto seguido, aprovecho la multitud que había en la calle y la pelea de las señoras para hacerse un poco de publicidad. Asomo la cabeza y grito —¡Las mejores lechugas de Amegakure, las más frescas, solo aquí, nos las quitan de las manos!
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#4

Mil disculpas por la demora. Entre una cosa y otra siempre terminaba pateando el post >_<

¿Pero quién te has creído que eres? Esta lechuga me la voy a llevar yo

El joven médico observaba desde la seguridad de la multitud como la mujer con voz aguda reclamaba ser la siguiente dueña de aquella lechuga.

Vamos chico, dile que la he cogido yo primero, tú lo has visto

Quién mejor que el verdulero para coronarla como tal.

De eso nada, dile que la he cogido yo, has visto claramente como esta estaba mirando los tomates

La otra señora se oponía al nombramiento y reclamaba su derecho real a poseer la lechuga. El joven vendedor parecía no tener palabras para ninguna, pero de pronto tomó su espada, una idea, y trató de lograr un acuerdo.

Creo que tengo una idea mejor

Entonces se acercó al mostrador y tomó un arma de verdad, un cuchillo.

¿Por qué no… la cortamos por la mitad? La lechuga…

Una respuesta simple para un problema simple.

¡De eso nada! Yo la he visto primero, me corresponde entera

Una dama no estaba conforme con la idea.

¡Y una porra! La he visto yo y me la voy a llevar entera yo

Y la otra tampoco...

Entonces tendrán que solucionar sus problemas ustedes mismas, yo tengo trabajo que hacer

El muchacho no podía decir que no lo había intentado, se asomó entonces a la calle y exclamaría su edicto imperial:

¡Las mejores lechugas de Amegakure, las más frescas, solo aquí, nos las quitan de las manos!

Aquella demostración de ingenio fue más que suficiente para que el joven médico de Amegakure decidiera adelantarse al resto y comprar algunos vegetales.

¿Qué más puede ofrecerme además de las conflictivas lechugas?

Consultaría entonces, con un tono bastante calmado. Si la atención era buena, no había razón para no llevarse un cajon completo de verduras frescas.
Hablo - Pienso

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#5
La estrategia comercial parecía haberle salido a Mikazuki bastante bien. Utilizar a las mujeres que peleaban por su fresca lechuga como eje comercial había sido una buena demostración de ingenio. Prueba de ello era que la gente que se había parado a ver y escuchar a las mujeres ahora se acercaba hacía la tienda con cara de curiosidad.

El primero de ellos fue un joven adolescente de unos catorce o quince años de edad un tanto pálido, pero quien no era pálido en las tierras donde apenas salía el sol. Tenía el pelo largo y oscuro, y unos ojos del color de las patatas.

¿Qué más puede ofrecerme además de las conflictivas lechugas?- Pregunto el chico a Mikazuki

Tenemos todo tipo de vegetales de la mejor calidad, procedentes de todos los puntos de Onido

Empezó el joven yuki su discurso comercial, mientras otros transeúntes se acercaban a escuchar o directamente entraban a llenar sus cestas.

Mira esos tres cajones de patatas de allí —Dijo el muchacho señalando unos cajones situados bajo el toldo de la tienda, al resguardo de la lluvia —Las de más a la izquierda proceden del países de los bosques, las del centro están cultivadas en los mejores invernaderos del país de la tormenta, y por último, las de más a la derecha proceden de las tierras del remolino. Todas ellas por supuesto, de la mejor calidad, de la cosecha más reciente.

Un hombre mayor, que se había dado cuenta que ninguna de las mujeres tenía la lechuga en su poder, la cogió y la metió en su cesta, a lo que las mujeres, le gritaron y se marcharon del lugar montando un escándalo. Pero que más daban dos clientas cuando había ganado diez o doce más.

No encontraran en amegakure unos tomates tan rojos y con tan buen sabor como los que tenemos aquí, pero desde luego, nuestro mejor vegetal, son las lechugas, verdes, fresca y sobretodo, deliciosas
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#6
Tenemos todo tipo de vegetales de la mejor calidad, procedentes de todos los puntos de Onido

Y al igual que como había hecho Mogura, varios clientes más fueron acercándose a ver la mercancía de aquel astuto vendedor.

Mira esos tres cajones de patatas de allí

Llevó entonces su mirada hacía el lugar señalado por Mikazuki, unos cajones con tuberculos cubiertos del agua de la lluvia por un toldo.

Las de más a la izquierda proceden del países de los bosques, las del centro están cultivadas en los mejores invernaderos del país de la tormenta, y por último, las de más a la derecha proceden de las tierras del remolino. Todas ellas por supuesto, de la mejor calidad, de la cosecha más reciente.

Patatas de los tres grandes países, sin duda alguna era una persona con recursos, él mismo tenía alcance a mercancía de varios puntos diferentes en todo Oonindo, pero Mogura trabajaba con armas y venenos, no con verduras.

No encontraran en amegakure unos tomates tan rojos y con tan buen sabor como los que tenemos aquí, pero desde luego, nuestro mejor vegetal, son las lechugas, verdes, fresca y sobretodo, deliciosas

Las patatas estaban bien, pero la lechuga había causado todo ese revuelo, no podía irse de ese lugar sin una de ellas. Un anciano tomaría finalmente la planta por la que estuvieron peleando las señoras, provocando que se fueran de ahí molestas.

Me ha convencido, llevaré un poco de esa lechuga.

Diría con una ligera sonrisa en el rostro, no todos los días se podía ver un desempeño el de aquel joven vendedor.
Hablo - Pienso

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#7
Mi madre era la dueña de una verdulería normal y corriente en la calle principal del distrito comercial. Allí trabajaba de vez en cuando un chico de nueve años que también era gennin.

Hoy mi madre tenía que ir al médico con mi hermana pequeña. Pequeña por la edad, claro, le sacaba un año, aunque ella era casi más alta que yo. Había otros aspectos en los que también me superaba, era bastante más rápida que yo, por ejemplo. Sin embargo le tenía un pánico horrible a las inyecciones y por eso tenía que ir al médico acompañada.

Por eso, hoy había dejado a Mikazuki trabajando solo y encargado de la tienda, al menos durante un rato. Me había dejado una nota diciendo que, en cuanto me despertara, fuese a Ayudar al chico con el trabajo y también había dejado comida preparada para Mikazuki.

Sabía de sobra que aquel gennin estaba preparado para lo que fuese necesario, y que era capaz de desenvolverse en cualquier situación. Así pues, tomé mi desayuno con tranquilidad, le puse su telenovela a Yoru, uno de los cuervos que podía invocar y me marche en dirección a la verdulería.

Había varias razones para no llevarme a Yoru a la verdulería. La primera era que si no veía su telenovela, se pasaba el día gastándome bromas pesadas y se volvía insoportable. La segunda es que, para lo pequeño que era, comía como si fuera una ballena y si se me ocurría despistarme un momento, seguro arruinaba el negocio de mi madre. Maldito Cuervo…

El lugar no era difícil de encontrar. Tenía un cartel que decía:”Verdulerai Karasukage”. También tenía un pequeño logotipo de un cuervo comiéndose una mazorca. Si, a mi también me gustaba el maíz, pero había que reconocer que ese logo era bastante feo.

No tardé mucho en llegar desde casa hasta el local. Me había vestido como siempre, claro, y tal vez pareciera un poco siniestro para atender una verdulería, sin embargo los clientes solían ser siempre los mismos, y por suerte para mí ya los conocía. Sin embargo…

Sin embargo al llegar al lugar me encontré con una verdulería llena de gente que cargaba sus cestas y a Miakazuki atendiendo a otro chico mientras señalaba con el dedo a los diferentes vegetales. ¿Qué estaba pasando? ¿Desde cuándo tenían tantos clientes? Menos mal que no había traído a Yoru… Maldito cuervo…

Buenas, ¿Nos disculpas un momento? —Le dije al muchacho al que atendía Mikazuki y luego me dirigí al niño de todas maneras.

Toma, mi madre te ha preparado comida, hay suficiente para ti y para tu madre, también te ha puesto dentro el dinero por trabajar hoy, me ha dicho que te sustituya, pero aun así te ha pagado todo el dia, así que puedes irte a casa a cuidar de tu madre, gracias por la ayuda de hoy.

Mikazuki tomo de mi mano la bolsa con todas las cosas.

Muchas gracias, no hacía falta y podéis llamarme fuera de mi horario siempre que necesitéis mi ayuda. —Luego Mikazuki volvió a dirigirse a su nuevo cliente. —Disculpe, ha terminado mi turno y he de irme a cuidar a mi madre, él te atenderá

Un segundo Mika, mi madre ha dicho también que te llenes una cesta con verduras y te la lleves a casa, como agradecimiento. —Era mentira, mi madre no había dicho nada de eso, pero ya le pagaría yo a mi madre aquellos vegetales.

Mientras Mika llenaba su cesta, me dirigí al chico al que él atendía antes de mi aparición.

Buenas, yo soy karasukage Reiji, disculpe por lo del cambio de turno, espero que no le moleste que sea yo quien lo atienda, ¿necesita algo más a parte de la lechuga?

Mikazuki termino enseguida y se marchó, pero antes me dijo unas palabras:

Acuérdate de gritar lo de los tomates y la lechuga.

Solo asentí.
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#8
Antes de poder llegar a completar la transacción, un tercero apareció en escena y le reclamaría un momento de su atención al joven vendedor, al parecer esa persona era una especie de superior. Despues de entregarle unos objetos el muchacho volvió a él y le dijo:

Disculpe, ha terminado mi turno y he de irme a cuidar a mi madre, él te atenderá

El joven médico asintió con un leve gesto de su cabeza a la vez que la ligera sonrisa que se había dibujado en su rostro iba desapareciendo. ¡Una pena no haber podido concluir la compra con aquel joven vendedor!

Un segundo Mika, mi madre ha dicho también que te llenes una cesta con verduras y te la lleves a casa, como agradecimiento.

Dijo el encargado antes de que el muchacho se comenzara a marchar. Entonces este pasaría al frente y se presentaría.

Buenas, yo soy karasukage Reiji, disculpe por lo del cambio de turno, espero que no le moleste que sea yo quien lo atienda, ¿necesita algo más a parte de la lechuga?

Mogura negó con un gesto de su mano.

Solo será la lechuga.

Se limitaría a contestar para luego observar al chico marcharse con una cesta de verduras. No pudo evitar dedicar una mirad a los demás clientes presentes.

Hubo una pelea entre dos mujeres, momentos antes. El joven vendedor supo hacer uso de la atención para atraer a toda esta gente.

Explicaría al recién llegado el contexto de la tienda.

Supo resolver la situación bastante bien.
Hablo - Pienso

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#9
Solo será la lechuga.

A pesar de su escasez económica, Mikazuki se había moderado bastante a la hora de llenar la cesta de verduras. Tal vez porque solo se llevaba lo que necesitaba o tal vez porque le daba vergüenza llevarse más verduras gratis. Tal vez otro día le preguntara, pero en ese momento tenía otro cliente al que atender.

Claro, la lechuga sola serán dos ryos.

Hubo una pelea entre dos mujeres, momentos antes. El joven vendedor supo hacer uso de la atención para atraer a toda esta gente.

¿Por qué iba a pelear nadie en una verdulería? ¿Por un tomate más fresco que otro? Mi mente no llegaba a entender lo que podía llevar a dos mujeres adultas a pelear en una verdulería ¿Acaso una conocía a la otra de algún problema con algún hombre? ¿Acaso esas mujeres eran pareja y tenían una discusión? Por más vueltas que le di, no llegue a ninguna conclusión.

Supo resolver la situación bastante bien.

No me extraña que supiera apañárselas, Mikazuki es un joven muy inteligente, más incluso que un adulto. Él se graduó con solo nueve años en la academia, superando mi record de ser la persona más joven en graduarse. Sin embargo, me asalta una duda ¿Qué llevo a dos mujeres a pelearse aquí dentro? Nada hay en este lugar que merezca el uso de la violencia para ser conseguido.
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#10
Claro, la lechuga sola serán dos ryos.

Mogura no necesito escuchar nada más para llevar una de sus manos hasta un bolsillo y tomar un poco de dinero de su interior. No era la verdura más barata de todas pero, considerando Amegakure como un lugar donde la vegetación escaseaba por causas más que obvias, podría haber sido más cara.

No me extraña que supiera apañárselas, Mikazuki es un joven muy inteligente, más incluso que un adulto. Él se graduó con solo nueve años en la academia, superando mi record de ser la persona más joven en graduarse. Sin embargo, me asalta una duda ¿Qué llevo a dos mujeres a pelearse aquí dentro? Nada hay en este lugar que merezca el uso de la violencia para ser conseguido.

Mikazuki resultaría ser un shinobi despues de todo, y por lo que comentaba Reiji, resultaría ser uno muy inteligente. Aunque a tan corta edad el chico tendría que tener objetivos muy claros para poder nadar contra la corriente en Amegakure.

Una pena que no pueda dedicarse de lleno a su carrera como shinobi.

Exclamó el cliente extendiendo el dinero que correspondía a cambio de la lechuga.

La causa del conflicto fue justamente una de estas lechugas.

Comentaría invitando al vendedor a que admirara su propio producto.

Ambas consideraron que una lechuga en particular era demasiado especial como para no hacerse con ella.
Hablo - Pienso

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#11
Cogí los dos ryos de la mano del chico. No sabía cómo se llamaba. No se había presentado. Yo si claro, pero era mi trabajo hacerlo como nuevo dependiente que entraba a la tienda así de repente. No tenía ninguna obligación, pero me sentía incómodo sin saber cómo dirigirme a él.

Una pena que no pueda dedicarse de lleno a su carrera como shinobi.

Pues sí, es una lástima, porque se esfuerza muchísimos, pero tiene que mantener el solo a su madre, no sé qué le pasaría a su padre, pero ya no está con ellos, y su madre apenas puede moverse, una carga muy pesada para alguien tan joven. Es un ejemplo para los demás de como con el esfuerzo se puede hacer frente a todas las adversidades.

La causa del conflicto fue justamente una de estas lechugas. Ambas consideraron que una lechuga en particular era demasiado especial como para no hacerse con ella.

De todas las cosas que podía imaginarme que causaran un conflicto en una verdulería, ninguna de ellas incluía una lechuga. ¿Por alguien pelearía por una lechuga de dos ryos? Había muchísimas, y en el almacén tenía que haber más. Además, eran todas exactamente iguales. Bueno, tal vez algunas eran más grandes que otras, no mucho, pero el color era el mismo: Verde.

No soy un gran fanático de la verdura, así que no acabo de entender por qué nadie querría pelear por una verdura, escapa totalmente a mi comprensión.

De cualquier modo, y a pesar de no saber ni su nombre, aquel chico estaba siendo muy amable contándome como se había llenado el lugar. Sentí que tenía que agradecérselo de algún modo.

Si quieres puedes pillar un par de tomates, van muy bien con esas lechugas de la discordia, aunque lo que estaba bueno de verdad en la ensalada es el maíz, no por nada está en el logo de la tienda, también puedes llevarte una mazorca si quieres. Corre de mi bolsillo, por las molestias de explicarme todo este embrollo de la lechuga.
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#12
Pues sí, es una lástima, porque se esfuerza muchísimos, pero tiene que mantener el solo a su madre, no sé qué le pasaría a su padre, pero ya no está con ellos, y su madre apenas puede moverse, una carga muy pesada para alguien tan joven. Es un ejemplo para los demás de como con el esfuerzo se puede hacer frente a todas las adversidades.

«En cierta manera entiendo como debe sentirse.»

La situación de la economía familiar de Manase Mogura era mucho mejor, a pesar de tener que ayudar en ocasiones a un anciano pariente, este tenía recursos suficientes para facilitar enormemente la tarea, incluso así el viejo shinobi retirado era suficientemente capaz de cuidarse solo.

No soy un gran fanático de la verdura, así que no acabo de entender por qué nadie querría pelear por una verdura, escapa totalmente a mi comprensión.

Un verdulero que no gustaba de comer verduras, curioso realmente. Al menos ante los ojos de un comerciante de armamento ninja.

Si quieres puedes pillar un par de tomates, van muy bien con esas lechugas de la discordia, aunque lo que estaba bueno de verdad en la ensalada es el maíz, no por nada está en el logo de la tienda, también puedes llevarte una mazorca si quieres. Corre de mi bolsillo, por las molestias de explicarme todo este embrollo de la lechuga.

Aprecío el ofrecimiento.

Apresuraría a decir el joven médico de cabello azabache.

Pero posiblemente hoy necesite tener tanta mercancía como sea necesaria. Quizás otro día pueda llevarme un poco de maíz.

Después de todo, cada vez más gente se empezaba a acercar al negocio y empezaba a tomar vegetales de todos lados.
Hablo - Pienso

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#13
Aprecío el ofrecimiento. Pero posiblemente hoy necesite tener tanta mercancía como sea necesaria. Quizás otro día pueda llevarme un poco de maíz.

Puede que el chico cuyo nombre aun no conocía tuviera algo de razón. Pero, el resto de clientes no había hecho nada por mí. A la gran mayoría ni siquiera los conocía de nada, a los otros, solos conocía de vista, de las tres o cuatro veces que había pasado por la verdulería. Vale, no conocía al chico, pero en cinco minutos había hecho por mi más que el resto.

No te preocupes por eso, conociendo a mi madre, el almacén estará lleno y podre reponer dos tomates y una mazorca. No te estas llevando un saco de patatas ni un cajón de zanahorias, son tres verduras contadas, así que insisto.

Igual luego mi madre me decía cualquier cosa, aunque si le contaba lo sucedido seguramente lo dejara pasar. Ella hubiese hecho lo mismo que yo, incluso probablemente hubiese sido más generosa que yo. El caso era que, no me iba a dar ningún problema que las cogiera.

Además, no creo que me encuentres aquí la próxima vez, este no es mi trabajo, es el de mi madre. Solo vengo porque hoy era estrictamente necesario que ella no viniera, y eso pasa cada mucho tiempo, así que aprovecha mi oferta.
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#14
No te preocupes por eso, conociendo a mi madre, el almacén estará lleno y podre reponer dos tomates y una mazorca. No te estas llevando un saco de patatas ni un cajón de zanahorias, son tres verduras contadas, así que insisto.

«Supongo que no me va a dejar salir de la tienda sin que acepte las verduras...»

Concluyó interiormente el joven médico. Miraría entonces al vendedor y antes de poder decir algo, este volvería a tomar la palabra.

Además, no creo que me encuentres aquí la próxima vez, este no es mi trabajo, es el de mi madre. Solo vengo porque hoy era estrictamente necesario que ella no viniera, y eso pasa cada mucho tiempo, así que aprovecha mi oferta.

Karasukage Reiji no resultaría ser un verdulero a tiempo completo, aquel día solo estaba realizando una suplencia y cubriendo el puesto de Mikazuki. Probablemente al igual que él, su oficio principal serían las prácticas ninja.

Supongo que no me queda otra alternativa que aceptar.

Esa sería la salida más rápida a todo el asunto. Y viéndolo desde un punto de vista económico, había intercambiado un poco de información a cambio de unos bienes materiales, aunque eran simples verduras.

Llevaré las verduras que me has ofrecido. Puedes ponerlas todas en una misma bolsa si así lo prefieres.
Hablo - Pienso

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#15
Supongo que no me queda otra alternativa que aceptar.

Aunque al menos acepto mi ofrecimiento, parecía que lo hacía con cierta desgana. Tal vez no le gustara el tomate. Debía ser eso claro. El chico parecía buena persona, y todo el mundo sabe que solo las malas personas detestan el maíz, así que obviamente debía ser el tomate.

De cualquier modo, siempre podía comérselos otra persona ¿No? Seguro que vivía con sus padres, e igual tenía algún hermano. Si no le gustaban los tomates, podía ofrecérselos a los demás. De todos modos, podía poner la ensalada en el centro de la mesa, coger solo lechuga y maíz.

Llevaré las verduras que me has ofrecido. Puedes ponerlas todas en una misma bolsa si así lo prefieres.

Claro, enseguida

Cogí una bolsa y puse en el interior un par de tomates, una mazorca y la lechuga que había elegido aquel chico y por la que ya le había cobrado. Luego le ofrecí la bolsa con una sonrisa para que la cogiera.

Aquí tienes, si en algún momento necesitas hacerte otra ensalada, o cualquier plato con verduras, no dudes en visitarnos, le hablare de ti a mi madre, seguro que estará encantada de atenderte la próxima vez que te pases
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