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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Acababa de llegar a Notsuba. Por primera vez en su vida, era un viaje de placer y no de trabajo o por algún encargo de su padre. Quizás aquella ciudad no era el mejor de los destinos, por lo que sabía, montones de criminales vivían en ella y había que estarse muy atento para no acabar mal. No sabía mucho sobre el sitio, por lo que simplemente intentó ser cauteloso y no llamar la atención. No es que necesitara a nadie para no aburrirse así que se dedicó a caminar por las calles. No era ningún secreto que era extranjero. Su vestimenta, sus rasgos y la chapa que le identificaba como ninja de Amegakure relucía en su cuello.

Era una mañana fresca, corría algo de viento. Las nubes tapaban el sol, cerrando el día con un clima que amenazaba tormenta en cualquier momento. No había demasiada gente por la calle y podría decirse que, para ser una zona relativamente bastante habitada, las calles estaban bastante silenciosas. Algunos pasaban y le miraban con recelo, otros con odio y asco e incluso algunos de aspecto más inseguro, con miedo. No tardó en darse cuenta que su identificación como ninja no era bien vista en esta zona, pero tampoco puso impedimento en taparla, inconsciente por su parte.

Una mujer abrió la puerta de su casa nada más que él pasó por delante. Parecía algo alterada. El genin del país de la tormenta se detuvo y la observó acercarse expectante por lo que tenía que decirle.

-Perdona, tú eres ninja no? Se han llevado a mi hija! Por favor, ayúdame a recuperarla, te daré lo que sea con tal de que la encuentres! -Dijo casi sollozando.

Kisame no sabía muy bien como reaccionar, por lo que estudió a la mujer unos instantes pensando en qué decirla. No estaba de servicio, y ni siquiera la conocía pero dejarla así daría una pésima imagen de su aldea... No sabía muy bien sus intenciones, no parecía sospechosa pero era un defecto congénito el desconfiar de cualquiera que no conociera, a pesar de que las intenciones de la mujer eran claras, quería tener de vuelta a su hija.
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#2
Takumi llevaba ya unas horas en Notsuba, se había propuesto conocer la realidad de todos los países de Ōnindo tras su graduación como genin y el País de la Tierra le parecía un lugar perfecto por el que empezar. La ciudad representaba perfectamente la realidad de su país, se intentaba dar una imagen de orden y estabilidad, pero la corrupción y el crimen están ahí día y noche, incrustados como un tumor. Pese a todo eso la ciudad le parecía estéticamente bonita, situada en un risco en medio de un verde valle, el estilo tradicional de la arquitectura le apasionaba al marionetista y el suntuoso palacio del Señor Feudal se alzaba en el punto más alto de la ciudad, como una enorme torre vigía que observa todo el valle.«No quiero yo romper ninguna lanza por un Señor Feudal, pero he de admitir que tiene buen gusto el jodio.»

Se había pensado que haría menos frío, pero una ligera brisa corría por la ciudad y la posibilidad de tormenta acechaba según avanzaba el día, pero había sido previsor y se hizo antes de venir con una capa de cuero y un sandogasa, que aparte de protegerle de las inclemencias del tiempo le ayudaban a pasar desapercibido ocultando su bandana. Pese a estas precauciones que se tomó para pasar desapercibido recibía miradas extrañadas, y era normal ya que llevaba perfectamente media mañana deambulando y observando cada pequeño detalle de la ciudad cómo si de un turista ocioso se tratara.

En un determinado momento se cruzó con alguien que le llamó la atención, era un chaval de su edad más o menos, de tez pálida y mirada perdida remarcada por unas profundas ojeras. Pero lo más le llamó la atención era que alrededor de su cuello portaba una bandana de Amegakure. «Eso... Eso es una chapa de Amegakure, ¿estará de misión? No, no tiene pinta. ¿Qué le traerá por aquí?» Se dio la vuelta discretamente mientras divagaba y se quedó mirando hacia donde se dirigía el shinobi. Tras avanzar poco más de cuatro metros una señora salió corriendo de una casa y se aproximó al amejin, tenía los ojos llorosos.

Perdona, ¿tú eres ninja no? ¡Se han llevado a mi hija! ¡Por favor, ayúdame a recuperarla, te daré lo que sea con tal de que la encuentres!

Takumi lo primero que hizo fue observar si estaba ocultando algún cuchillo o similar, por estos lares la población local no tiene mucho aprecio a los sinobis, y con razón, pero todo parecía ir bien. Se acercó al genin de la Lluvia, quedándose a un par de metros y expectante por la respuesta que daría a esta extraña situación. «En menudo lío nos vamos a tener que meter, ya veras...»
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#3
Vaciló unos instantes para después acercarse un poco a la mujer. Quiso tratarla como si de verdad estuviese de servicio. Normalmente el cobraba por sus trabajos, pero, como siempre solía hacer, confiaba en las buenas intenciones de la gente y un cobro al finalizarlo si es que lo conseguía.

-Vale, le ruego que se tranquilice -Respondió el amejin con un tono frío y distante -Logró ver al raptor o al menos sabe hacia donde se fue? -Preguntó intentando analizar la situación.

Era una mujer de tez morena y bastante altura. Pelo castaño claro y unos brillantes ojos esmeralda. Facciones suaves pero claras muestras de haber trabajado muchas horas bajo el sol. Por su vestimenta, no era difícil adivinar que se trataba de una mujer en un claro estado de pobreza. Vestía un viejo kimono de color marrón, sujeto por un obi ajado por el uso. Se notaba que estaba en su día libre ya que, visiblemente vestía ropa medianamente elegante para su estatus social.

-Era un hombre grande, llevaba una kasa de hierro que le tapaba prácticamente la cara, no pude reconocerle... -Dijo la mujer visiblemente apenada.

Comenzó a pensar, quizás necesitaría saber más sobre el tema, por lo que lo mejor era ver el lugar de los hechos para recabar más información de cómo ocurrió todo.

-Me gustaría ver el lugar de los hechos -Dijo el amejin con calma ante la información que le estaba dando la mujer.

Ésta rompió a llorar y se volteó para entrar en la casa, haciéndole señas para que la siguiera.
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#4
Y en contra de lo que Takumi pensaba que iba a pasar parecía que el amejin aceptó el trabajo, o al menos había tenido la consideración de escuchar a la señora lo que tenía que decir. «Joder, casi ni ha dudado. Parece un shinobi interesante, la gran mayoría ni se habrían molestado en escucharla siquiera, no tiene pinta de que pueda pagar lo suficiente para cubrir los servicios de un shinobi.»

Era un hombre grande, llevaba una kasa de hierro que le tapaba prácticamente la cara, no pude reconocerle...

«Bueno, al menos ya tenemos algo distintivo por donde empezar a tirar.» El marionetista ya se contaba como que estuviera dentro de la "misión", aunque tal vez debería comunicarlo al shinobi de la Lluvia o a la pobre señora. «Habrá que ayudar aunque sea un poco, dudo mucho que reciba una compensación económica, pero es una oportunidad de oro para conocer de primera mano la realidad de este país que no puedo echar a perder»

Me gustaría ver el lugar de los hechos.

No se andaba con rodeos el amigo, rápido y directo. La señora, ya totalmente derrumbada, le hizo unos gestos para que la siguiera al interior de su casa.

¡Espera! —Takumi se dirigió al amejin mientras levantaba ligeramente su sandogasa dejando asomar su chapa de Uzushiogakure bien atada en su frente. —Creo que te puedo echar una mano en este asunto.

Inmediatamente después se acercó al ninja y le ofreció su mano. —Encantado, soy Takumi.
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#5
Se volvió extrañado por la voz que le imperaba que esperase. La señora hizo lo propio, observando la escena, ante la cual, Kisame observó al chico que se le acercaba con detenimiento como habitualmente hacía cada vez que conocía a alguien nuevo. Parecía tener su edad pero era algo más alto, tez morena y ojos negros. Desde luego, ya no era el único que iba a parecer extranjero en aquel lugar. Llevaba gafas y su vestimenta delataba casi completamente el hecho de que era un shinobi. Cuando vió la chapa entendió por qué se estaba acercando. Posiblemente tuviera curiosidad o simplemente quisiera ayudarle.

- Kisame, encantado de conocerte -Dijo con su habitual tono frío y estrechándole la mano-La ayuda siempre es bien recibida -Hizo una breve pausa -Vamos, luego tendremos tiempo para las formalidades -Dijo siguiendo a la mujer dentro de la casa pero sin dejar de estar atento al chico que acababa de conocer. No sabía si sería de fiar, por eso no podía perderle de vista, al menos hasta que le demostrara ser alguien de confianza.

La casa parecía en orden, un recibidor donde dejar el calzado, una sala vacía con una mesa en medio sobre una ajada alfombra de tela y varias puertas cerradas. Una casa humilde a todas luces y sin anda extraño por el momento, hasta que, al abrir una de las puertas, se pudo observar una ventana a la cual habían roto la cerradura, estaba visiblemente forzada y, además, de mala manera. Unas mantas revueltas en el suelo y... Ningún signo de lucha. Observó la habitación intentando generar una hipótesis sobre el asunto, pero la mujer interrumpió sus pensamientos.

-Escuché un ruido por la noche y... Cuando vine ya era demasiado tarde -Comentó la mujer, ahora un poco más tranquila.

Quizás hubiera más pruebas en la escena del crimen, solo había que observar detenidamente todos los lugares. Había una especie de armario a la derecha y unas estanterías con algunas cosas al lado izquierdo. Por lo demás, era una habitación bastante austera y humilde.
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#6
El amejin le estrechó la mano, no sin antes inspeccionarle de arriba abajo, también es normal que no confiara en la primera persona que aparece pero aún así no puso objeción alguna a que el marionetista le echara una mano. El genin de Amegakure parecía parco en palabras, o al menos no le gustaba irse por las ramas, cosa que le agradaba a Takumi pues no era muy propenso a malgastar saliva en cosas trivales.
El shinobi de tez morena se dispuso a seguir al amejin y a la señora a la casa. Esta era muy austera, seguramente no por gusto sino por el escaso poder adquisitivo que tenía la gran mayoría de la población. Se quitó el sandogasa y lo dejó colgando de su espalda según entraron, la señora les guió hasta una habitación cuya ventana tenía la cerradura forzada y en el suelo unas mantas revueltas, no parecía siquiera que la pequeña hubiera dado pelea al secuestrador.

Escuché un ruido por la noche y... Cuando vine ya era demasiado tarde.

Todo parecía muy claro, al menos el como se la llevaron, pero ¿por qué? «¿Qué habrá llevado a nadie a secuestrar a la niña? Es prácticamente imposible que busquen un rescate, esta señora no podría permitirse pagar nada. Puede ser que la pequeña tenga un Kekkei Genkai o una habilidad especial y los secuestradores busquen venderla o cualquier cosa, pero no se... hay que recabar más infromación.» Estaba claro viendo la habitación que habían venido únicamente a por la niña, no habían removido nada más que las mantas y tuvieron que ser muy rápidos. Además tenía que estar premeditado y planeado, nadie actúa así de forma aleatoria.

Siento ser tan directo, pero creo que ya tenían elegida a su hija como objetivo de secuestro, todo estaba muy bien planeado. —El kazejin esperaba no haber sido muy duro, pero no se le daban muy bien las palabras y en estos casos prefería ser directo y lo más eficaz posible. —¿Nos puede decir si hay algún enemigo o rival de su marido, suyo o de la niña? O cualquier factor que pueda haber desembocado en el secuestro de la pequeña, toda la información que nos pueda proporcionar por muy nimia que parezca nos es de ayuda para encontrarla.
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#7
La mujer pareció revolverse incómoda cuando se la pidió más información. Quizás porque nunca había estado frente a dos shinobis y le daba respeto, porque no quería hablar del tema.... Quien sabe la razón. La cuestión es que bajó la mirada y pareció pensarse muy bien qué estaba diciendo. Por su parte, el amejin comenzó a dar vueltas por el cuarto, observando los rincones del mismo, la cerradura y la parte de fuera de la propia habitación. Buscando, quizás, una evidencia que les ayudase a empezar a buscar a la niña. Ya que el trabajo de análisis parecía que se le daba bien a su compañero, se dispuso a hacer su tarea de rastreador.

-Pues... No se me ocurre nadie. Siempre hemos sido una familia sencilla y... -Se detuvo antes de decir lo que estaba diciendo y abandonó la sala rápido, con gesto de contrariedad.

Eso sorprendió bastante a Kisame, el cual se volvió hacia su compañero rápidamente con su gesto inexpresivo de siempre y levantó una mano lentamente.

-Bien, soy un shinobi rastreador, así que yo me encargo de esto. Ve a ver qué es lo que oculta, eso nos ahorrará bastante tiempo, eh? Su actitud lleva teniéndome intranquilo desde que me habló antes -Dijo en tono de voz bajo para después agacharse a las sábanas y olisquearlas un poco en la distancia.

Aunque seguramente tuviera que invocar a su compañero, le gustaba simular que era él quien realmente sabía rastrear. Sabía que sus capacidades eran limitadas pero le gustaba causar buena impresión en la gente, aunque en muchas ocasiones no fuera posible dadas las circunstancias.
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#8
Por lo visto a la señora no le sentó muy bien el interrogatorio del genin, y eso que había intentado tener el mayor tacto posible.«Mierda... parece que si que he sido un poco duro.» La señora bajó la mirada y se la veía dudosa, eso no era buena señal por ningún lado, algo les estaba ocultando.

Pues... No se me ocurre nadie. Siempre hemos sido una familia sencilla y... —Y ahí cortó la frase y se retiró de la habitación.

«Lo que nos faltaba, colabore un poco señora que le estamos intentando ayudar...» El marionetista no entendía bien el comportamiento de aquella señora, ¿tendría miedo de que descubramos algo que no quiere que sepamos? Vale que el sistema de las Tres Grandes Aldeas sea un poco una mafia, y sobretodo para esta gente tan pobre, pero esperaba que hablando con la señora entendiera que se le estaba intentando ayudar.

Bien, soy un shinobi rastreador, así que yo me encargo de esto. —Esto alegró a Takumi de sobremanera, tener un rastreador reduciría mucho el trabajo de búsqueda, que seguramente sea el más costoso.

Ve a ver qué es lo que oculta, eso nos ahorrará bastante tiempo, eh? Su actitud lleva teniéndome intranquilo desde que me habló antes.

Ya, la verdad es que a mí también me ha escamado un poco su reacción y contestación. Iré a ver que puedo sacar. —El kazejin respondió con un tono de voz suave también.

Se dispuso a caminar hacia la sala a la que había ido la mujer, según pasó la puerta puso una cara muy seria. No miró directamente en ese momento a la señora, comenzó a hablar y parecía que se dirigía al aire.

Disculpe antes por los modales, ni me llegué a presentar. Soy Tsukisame Takumi, genin de Uzushiogakure. Mire entiendo que no esté pasando por un buen momento y que esté preocupada por su hija, pero necesito que colabore con esto. Entiendo también que no le guste confiar en los shinobis pero puede estar tranquila, Kisame y yo únicamente somos genins, no vamos a hacer más preguntas de las necesarias para rescatar a su hija. Y de verdad, si estamos aquí buscando pistas es que la queremos ayudar, podríamos estar ahora mismo tan tranquilos realizando misiones oficiales y remuneradas en vez de arriesgarnos a que nos caiga una reprimenda por parte de nuestras aldeas por actuar extraoficialmente. Así que si quiere que la ayudemos a encontrar a su hija por favor colabore, le prometo que si usted pone de su parte la recuperaremos de una manera o de otra. —Hizo una pequeña pausa para tomar aire mientras fijaba en ella su profunda mirada. —Entonces... ¿va a colaborar pues?
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#9
La mujer pareció retorcerse de forma extraña cuando el shinobi de Uzushiogakure se le acercó dándole sus credenciales de ninja. No parecía que por aquellas tierras ese tipo de gente fuera del todo bien recibida. Sin embargo, una vez terminó de hablar dió un suspiro y se empezó a frotar las manos suavemente. Al parecer tenía frío y estaba bastante nerviosa.

-Discúlpeme, esto ha sido un poco repentino y la verdad es que ahora no sé muy bien en quién confiar... La verdad es que no teníamos ningún enemigo, siemrpe hemos sido una familia común y corriente de esta tierra... Aunque por aquí hay sueltos muchísimos rufianes, asaltadores y asesinos a sueldo que darían su mano derecha por un poco de dinero.... -Dijo mientras cogía una manta y se la ponía sobre la espalda -Si necesitáis algo más preguntádmelo....

La mujer se mostraba nerviosa durante toda la conversación, no estaba muy claro si porque le incomodaban los shinobi, porque habían secuestrado a su hija ahora mismo, o por aluna otra cosa que ocultara. Quién sabe, quizás era todo eso... La cuestión es que el malestar de la mujer era tan evidente que le era casi imposible disimularlo.
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#10
Takumi confiaba en que después de todo ese discursito consiguiera algo de información, aunque no fuera mucha, pero al menos algo más que nada. «Aagghhhhh, no suelta prenda la señora.» Se llevó la mano derecha a la cabeza rascándose la misma y respirando profundamente a la vez. ¿Tal vez había sido muy duro con la señora? Podría estar equivocado y de verdad la señora no tenía ni la menor idea de quien podría haber sido el raptor de la criatura, pero aún así le parecía raro todo esto ¿cómo no vas a tener la mínima idea de quien te la puede tener jurada?

Mis disculpas, de verdad, siento haberla puesto en esta situación. Volveré a la escena del rapto a ver si mi compañero ha sacado algo en claro.

El marionetista se dispuso a caminar hacia la habitación de la niña, sin dejar de mirar por el rabillo del ojo a la señora por si tenía alguna reacción que le diera una pista por ligera que fuera. Según entró en la habitación procedió a quitarse las gafas y a limpiarlas en su yukata mientras se acercaba al amejin. Ya a un metro escaso de este se volvería a ajustar los anteojos y comenzó a hablarle en un tono muy suave, intentando que la dueña de la casa no se percatara de la conversación, y de oír algo que no fuera más que un susurro indescifrable.

Kisame-kun, la señora parece que no sabe nada... o no quiere decirnos nada. La verdad es que no estoy muy seguro de si nos está siendo completamente sincera pero hay algo en mí que no se quiere fiar del todo. No sabe quien se la puede tener jurada a ella, la niña o su marido; no sabe quien ha podido secuestrarla o para qué... no sabe nada vamos. ¿Qué tal te ha ido aquí mientras, has encontrado algo interesante?
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#11
Kisame señaló la ventana y las mantas. No parecía que hubiera nada raro en ellas. Un pequeño mapache de pelajegrisáceo plateado paseaba por el cuarto mientras olfateaba cualquier cosa. Viendo esta escena era bastante evidente que aquel animalillo era del propio Kisame, o al menos un compañero que le ayudaba en el tema del rastreo. Él mismo parecía pensativo. No tenía muy claro por qué no había signos de violencia en la habitación y por qué la cerradura estaba forzada con tanta delicadeza. Al parecer, esta no había sufrido daño alguno.

-La cerradura ha sido forzada con cuidado. Es decir, sin romperla, lo cual me extraña porque les habría llevado un buen rato. Además, no hay signos de pelea o forcejeo en el cuarto, parece que la persona que se llevó a la niña lo ha hecho de forma pacífica -Respondió el propio Kisame ante las palabras de su compañero en un tono igualmente bajo y poco audible -Estoy desconcertado, no entiendo cómo ha pasado esto. Estoy de acuerdo en que esa mujer o bien nos está ocultando algo, o bien nos está mintiendo... -Dijo mirando a su nuevo compañero con gesto de no comprender la situación -Obviamente no podemos presionarla para que hable, así que sugiero llegar al fondo de esto, aunque solo sea para saber qué demonios ha pasado, eh?

El mapache terminó de olisquear el cuarto y después de dar una vuelta sobre sí mismo, se sentó delante del amejín en señal de haber terminado la tarea que se le había asignado. El delgado genin se agachó para acariciarle con cariño y luego volver a su posición natural para escuchar la respuesta del marionetista. La situación era muy extraña, tanto en la habitación como en la forma de comportarse que tenía la señora. O bien había algo que se les escapaba o simplemente no estaban entendiendo qué había ocurrido en el cuarto.

-Existe la posibilidad de que sedaran a la niña, aunque se me hace difícil de creer dado que esas sustancias son caras, y esta no aprece una familia pudiente como para pagar nada. Además se han tomado su tiempo para abrir la ventana y en plena luz del día... Estoy algo confuso, no le veo una lógica a esto -Parecía realmente preocupado de no entender lo que estaba ocurriendo. No era difícil de suponer por su forma de hablar que se trataba de alguien de intelecto superior a la media para su edad y rango, sin embargo, aquello que allí ocurría se le escapaba y le frustraba muchísimo.
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#12
Takumi se quedó impresionado con el mapache, no recordaba que lo llevara de antes el amejin con él, seguramente fuera una invocación. «Siendo un genin ya controla invocaciones... Interesante cuanto menos.» Ver que Kisame contaba con un animal que facilitara el rastreo le dio un subidón de ánimos, ahora sería más fácil encontrar a la niña aunque la madre no colaborara fácilmente.

La cerradura ha sido forzada con cuidado. Es decir, sin romperla, lo cual me extraña porque les habría llevado un buen rato. Además, no hay signos de pelea o forcejeo en el cuarto, parece que la persona que se llevó a la niña lo ha hecho de forma pacífica. Estoy desconcertado, no entiendo cómo ha pasado esto. Estoy de acuerdo en que esa mujer o bien nos está ocultando algo, o bien nos está mintiendo... Obviamente no podemos presionarla para que hable, así que sugiero llegar al fondo de esto, aunque solo sea para saber qué demonios ha pasado, ¿eh?

Eso está claro, hay que llegar al fondo, pero no sé, aún hay algo que me huele raro aquí. Las cosas no me cuadran, no tenían enemigos en la familia pero parece que raptan a la niña, supuestamente la han secuestrado pero no hay signos de pelea y la cerradura se forzó con cuidado... Es que no hay por donde pillarlo.

El marionetista se rascaba la cabeza, intentando pensar mientras en una infinidad de posibilidades sobre lo que había pasado en esta habitación. Ir a hablar otra vez con la madre está claro que no es la mejor opción, no se le ve muy dispuesta a colaborar con la investigación.

Existe la posibilidad de que sedaran a la niña, aunque se me hace difícil de creer dado que esas sustancias son caras, y esta no aprece una familia pudiente como para pagar nada. Además se han tomado su tiempo para abrir la ventana y en plena luz del día... Estoy algo confuso, no le veo una lógica a esto.

¡Espera! Creo que se me ha ocurrido algo. —Se le iluminó la cara en el momento que lo decía mientras chasqueaba los dedos. —No tiene por que haber sido un secuestro si la chica no se ha resistido y por narices ha tenido que ver cómo forzaban la cerradura. Esto lo que me lleva a pensar que con estas condiciones tiene que ser una fuga, o con amigos o con un amante incluso. Tampoco estoy seguro al cien por ciento de que esto sea así pero le veo más sentido que un secuestro.
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#13
Las palabras del marionetista resonaron en su cabeza como si fuese la pieza del puzzle que encajaba. Como si hubiese dado con la palanca que abría la puerta que les mantenía encerrados. No dudó en darse la vuelta hacia la puerta lentamente tras hacerle un gesto apenas perceptible a su mapache, el cual le adelantó y comenzó a caminar hacia la parte de fuera de la casa.

-Quizás se haya ido por su propia voluntad, no había pensado en eso! En cualquier caso, prefiero no decirle nada a la señora hasta que la tengamos de vuelta... -Dijo con claro tono de ánimo pero en voz baja para que solo su compañero le escuchara.

Pasó a su lado y se dirigió hacia la puerta. Antes de salir, se detuvo apenas unos instantes frente a la mujer, la cual preparaba un té para entrar en calor después del susto que había tenido. Aunque se la veía extrañamente nerviosa, podría llegar a entenderse dadas las circunstancias. Rastrearía a la chica hasta donde estuviera y llegaría hasta el fondo de todo esto. Si era realmente una fuga, lo sabrían dentro de unas horas cuando estuvieran frente a ella.

-Traeremos a su hija de vuelta, no se preocupe -Dicho esto, y sin esperar una respuesta, continuó hacia la puerta, caminando a su ritmo habitual.

Si su compañero le seguía, vería como le hacía nuevamente ese gesto a su compañero cuadrúpedo y este comenzaba a caminar lentamente hacia la parte de atrás de la casa con el cuello gacho y olfateando el suelo y las paredes de cuando en cuando. Aquel animal parecía tener un olfato impresionante, cosa que ayudaba mucho al propio Kisame. Una vez llegaron a la ventana trasera, se podían ver unas huellas, apenas perceptibles dado que había hecho viento y estaban algo borradas, pero el barro de la noche anterior les habría ayudado a poder verlas ahora. Era abstante evidente que no eran unas botas tabi, más bien unas sandalias geta, las cuales se habían semi enterrado en la tierra al pasar por el difícil terreno. El amejin se agachó para verlas mejor y luego volvió la vista a su compañero apra ver qué decía al respecto.
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#14
Parecía que el amejin estaba de acuerdo con la teoría de Takumi. Este vio como el mapache inmediatamente se puso camino hacia afuera, le parecía excepcional la comunicación y coordinación que tenían estos dos, parecía que que se podían comunicar mentalmente casi.

Quizás se haya ido por su propia voluntad, ¡no había pensado en eso! En cualquier caso, prefiero no decirle nada a la señora hasta que la tengamos de vuelta...

Va a ser la mejor opción, si le decimos algo de que se ha fugado se puede entorpecer nuestra búsqueda, ella iría de cabeza a buscarla.

El genin de Ame se dispuso para salir a buscar algún rastro o alguna pista que les llevara hacia el paradero de la niña, el marionetista le siguió sin mediar palabra casi. Este primero se detuvo frente a la mujer, estaba muy nerviosa y probablemente se imaginaría que su hija se haya podido fugar pero el kazejin no entendía por qué no les había comentado esa opción.

Traeremos a su hija de vuelta, no se preocupe. —Dijo justo antes de salir por la puerta.

Daremos lo mejor de nosotros, no se preocupe —Mientras Takumi levantó la mano a modo de despedida a la vez que salía por la puerta detrás de su compañero.

Ya fuera se dedicó a observar al amejin y a su mapache, el cual lentamente les guió a la parte trasera de la vivienda mientras olfateaba minuciosamente por donde pasaba. Al llegar detrás de la casa el mapache se detuvo frente a unas huellas, no eran muy claras pero lo suficiente cómo para ver que eran marcas de unas sandalias geta, ideales para caminar por terrenos embarrados. El genin de Uzu se quedó a la espalda de Kisame mientras este se agachaba para ver las huellas con más detalle y, al poco, se giró hacia este primero; parecía que buscando su opinión del asunto.

Bueno por fin una pista sólida. ¿Tu criatura puede rastrear estas huellas fácilmente no?
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#15
El genin asintió lentamente. Su mapache podría rastrear las huellas, incluso el olor de la niña, lo cual era lo que seguía realmente. Volvió a emprender el paso sin decir mucho más durante un corto rato. A medida que se alejaban de la aldea, el barro iba desapareciendo y llegaron a una zona más seca y menos fangosa. Las huellas se perdían pero el mapache tenía bastante claro por donde debía ir. Ya se habían alejado bastante del pueblo y no se veía absolutamente a nadie en los alrededores. Cerca comenzaba un terreno semi montañoso que precedía a una gran cordillera. El terreno comenzaba a ser empinado y era cada vez más dura, hasta que se escuchó un ruido no demasiado lejos, pisadas, o algo así.

-Hey, has escuchado eso? -Preguntó bajando mucho el tono y girando la cabeza hacia su compañero para que le escuchara mejor.

El mapache también miró en dirección al ruido, pero tras una seña de Kisame este volvió a lo suyo casi al instante. El amejin miraba a su alrededor buscando al posible personaje que les estaba mirando. Era un terreno con no demasiada vegetación y hierba moderadamente alta. Sendos árboles se arremolinaban en los lindes del camino, pero no era un sitio demasiado cómodo para esconderse, desde luego. Era alguien que les estaba espiando realmente, o simplemente había sido una imaginación suya aquel ruido... Era extraño cuanto menos... Además, apenas estaban a medio kilómetro del pueblo...
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