Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Eri empezó a jugar con sus dedos mientras escuchaba como Toyo volvía a hablar, catalogando su propósito y sus ambiciones como una muestra loable, se sonrojó al sentir como no había dicho mucho de ella misma, más sin embargo dijo todo lo que quería decir. Entonces escuchó la explicación de Yota, a él no le quedaban muchas más opciones, se había criado con una familia de ninjas al parecer, además de que quería encontrar a alguien, pero por la conversación que había mantenido con el pelirrojo mayor, no era un tipo de venganza, si no... ¿Un encuentro para hablar?
''¿Quién será esa persona? ¿De verdad no es una venganza? Últimamente está mucho de moda eso de vengarse...''
Entonces Toyo, una vez finalizado el rubio platinado su discurso, volvió a hablar, alegando que si teníamos que hacer preguntas tanto a él como al compañero, que ese era el momento, y como condición a la persona a la que se cuestiona, ésta debe contestar con total sinceridad. Entonces Yota decidió abrir el pequeño cuestionario con una pregunta hacia la joven kunoichi allí sentada.
-¿Que por qué me muerdo el labio? Oh... Vaya, es... Como un tic nervioso.-Contestó la pequeña, después de dar vueltas en su cabeza para encontrar la palabra adecuada.-Suelo hacerlo cuando estoy triste, o nerviosa, y a veces puede pasar factura, haciendo a veces pequeñas heridas... - A medida que fuer hablando, su voz se fue apagando lentamente hasta terminar en un susurro. Le daba bastante vergüenza hablar de sus gestos que acostumbraba a repetir inconscientemente.
Una vez contestada la pregunta de Yota, ella entró en el juego de nuevo, haciendo esta vez dos preguntas, una para cada persona que estaba en el aula sin contarse ella misma.
-Toyo-senpai, ¿por qué no se presenta usted y nos cuenta sus propósitos y ambiciones?- Preguntó al mayor de los tres, con una sonrisa, para luego girarse y mirar a su compañero de equipo. -Yota, ¿por qué siempre tienes caramelos?-
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30/08/2015, 01:32 (Última modificación: 30/08/2015, 01:32 por Sasagani Yota.)
*Entonces no debería hacerlo... No es una buena idea hacerse daño a uno mismo*
Sonreí ante la respuesta que me acababa de brindar mi a partir de aquel día compañera de equipo, pero ahora sabía que si lo hacia era porque por una razón u otra no lo estaba pasando bien, ya fuese por tristeza o nerviosismo.
-Esto se está volviendo interesante ¿No es así chicos? Bueno, bueno, dos preguntas de golpe. Eri necesita que saciemos su curiosidad. Vamos, Yota, tu primero-
*Pero si le ha preguntado primero a él...*
Efectivamente, Toyo le había echada más morro que otra cosa pero no tenía más remedio, ella había respondido a mi pregunta.
-¿Por qué siempre tengo caramelos? ¡simplemente por qué son deliciosos! Vamos, prueba uno y me entenderás-
Efectivamente, así era. Esos caramelos eran manjar de los dioses, sacados de la mejor tienda de dulces de Uzushiogakure. Poco eran los que podían resistirse a su sabor y no me cabía duda de que Eri sabría reconocer aquella deliciosa bolita de puro azúcar pegajoso. Así qué tal y como dije, le tendí mi mano, en la que se sostenían 4 caramelos, uno de cada sabor distinto: limón, naranja, fresa y melón.
-Vamos, que estás enganchadito a esos caramelos-replicó Toyo con una carcajada amistosa-Con esto supongo que me toca a mí. Simplemente no me he presentado por qué no creo que sea necesario, pero bueno ya que insistes... Mi familia es humilde, ninguno de mis antepasados ha sido ninja pero ya de joven me apasioné por tener una buena forma física y con todos los ahorros de mi familia decidieron pagarme la academia ninja y finalmente lo conseguí y no solo eso. como veis, con el paso de los años me he convertido en jonnin. ¿Mis ambiciones? Defender a Uzushiogakure de sus enemigos ya que esta aldea me lo ha dado todo. En lo personal me gustaría en un futuro entrar en el cuerpo ANBU, ¡Algún día lo conseguiré!-
Se pudo apreciar como le brillaban los ojos cuando hablaba de su familia. Sin duda eran realmente importantes para ello, habló con tal magnetismo que no pude dejar de mirar a aquel hombre que aparentaba tener una gran fortaleza pero por momentos se volvió alguien débil y frágil. Ya se sabe, todos tenemos nuestro punto débil.
-Venga, ya es suficiente de preguntas. No vamos a decírnoslo todo en un solo día ¿Eh?-volvió a reír-Vamos, en marcha, chicos-
El hombre bajó de aquella mesa de un solo salto, movió la mano invitándonos a seguirle y abrió la puerta, esperándonos. ¿Cuál sería el siguiente paso? ¿O por el contrario ya se había acabado la jornada? No tenía pinta de eso, en cualquier caso pronto íbamos a descubrirlo.
Su compañero de equipo brindó a Eri la posibilidad de saciar no solo su curiosidad por la adicción del rubio platinado hacia los caramelos, si no su curiosidad por saber a qué sabían para que éste tuviese tal adicción, por eso cuando Yota le dio unos cuantos, la kunoichi del remolino no dudó en meterse uno a la boca, y no fue nada más ni nada menos que el de limón, uno de los sabores preferidos de la joven. Al probarlo se sonrojó al entender por qué Yota los amaba tanto, eran deliciosos.
Toyo, por su parte, contestó después a la pregunta que había realizado, invirtiendo el orden en el que lo había cuestionado la chica, sin embargo Eri prestó toda la atención que pudo al discurso del mayor. Su familia al parecer no tenía un pasado ninja, pero él quiso y por ello su familia había luchado duro por lo que él quiso, era totalmente increíble con qué ganas hablaba sobre su pasado y sobre su futuro, se había convertido en jonnin y quería llegar a ANBU un día.
-¡Lo conseguirás sensei!- Dijo entusiasmada la pequeña sin querer, porque se había emocionado al escuchar al pelirojo hablar, rápidamente se llevó una mano a la boca, intentando disimular o pretender que no había dicho nada, sonrojándose de inmediato y mordiéndose el labio. El pelirrojo, segundos más tarde, propuso posponer las preguntas para cuando nos saliesen, ya que teníamos mucho tiempo para hablar a partir de ese día, puesto que acabábamos de formar un equipo, Toyo, Yota, y Eri. Así el pelirrojo nos invitó a abandonar la sala.
''¿Qué haremos ahora...?''
Yota parecía entusiasmado con todo esto del equipo, pero Eri todavía tenía una duda más en mente, y a medida que caminaban hacia fuera del recinto, más ganas tenía de decirlo.
- Toyo-senpai... - Llamó la kunoichi. - ¿Nuestro equipo tiene nombre? - Preguntó medio susurrando, con una voz un poco más tímida de lo normal. Acababan de llegar al patio de la escuela, y el día no podía ser mejor, con un sol que no calentaba mucho, pero tampoco permitía al frío adueñarse de los cuerpos de la gente. ¿Qué harían ahora?
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La muchacha no dudo en aceptar mi ofrecimiento, tomó uno de los caramelos y anda más metérselo en la boca pude ver como sus mejillas se encendían y se coloreaban. Le habían encantado, era evidente. Por su parte, Toyo también atendió a la curiosidad de la joven , explicando a grandes rasgos la historia que llevaba a cuestas, con la cual cargaba cada día. Detrás de aquella fachada aparentemente inquebrantable había un corazón repleto de sentimientos y tras sus palabras ambos gennins pudimos sentirlo. Tras aquel momento pude sentir que nuestro sensei no era escogido al azar, le gustaba aparentar, eso había quedado claro, pero también pude entrever un tipo entrañable.
-¡Claro que lo conseguirá!-exclamé dejándome llevar por la emoción de la peliazul-Al igual que nosotros lograremos lo que nos propongamos!-
Bueno, quizás me había dejado llevar demasiado, pero por alguna razón ahora lo veía todo rebosante de optimismo, sentía que nada iba a salir mal y que todos los obstáculos a los que nos enfrentásemos tan solo serían una piedra en nuestro camino, la cual seríamos capaces de superar con firmeza y determinación.
No tardamos en salir del aula y encaminarnos hasta la salida de aquel edificio en el que tanto habíamos vivido y aprendido.
-¿Equipo? ¿De qué equipo hablas, jovencita?-preguntó el sensei mientras cruzábamos la puerta y el sol de nuevo calentó nuestra piel y la brisa primaveral nos acariciaba las mejillas-Los equipos son los formados por un sensei y 3 gennins, siempre ha sido así y siempre será así. Lo nuestro no es ningún equipo chicos-
Se rio de nuevo.
-Tan solo soy vuestro sensei, vuestro guía, como queráis llamarle. Pero... si aún así queréis ponerle un nombre, ¿Quién soy yo para quitaros la ilusión?-
*Cada vez entiendo menos a este tipo ¿Qué se supone que somos?*
-¡Pues yo soy muy malo para esas cosas! ¿Alguna idea, Eri-chan?-
No me importaba si éramos un equipo como tal o no. Lo importante era que creía que formábamos un trio particular y aparentemente formidable, reinaba el buen rollo y yo era feliz de poder contar con alguien con quién me llevaba bastante bien como Eri. Era el principio de todo y no podía ser más feliz.
Después de salir del edificio principal de la Academia de las Olas, se sentía como si una parte de ella se quedase dentro de esas paredes, por los años que había pasado ahí dentro, incluso habitando allí. Suspiró y giró su cabeza hacia delante, donde se encontraba Toyo guiándoles a vete tú a saber dónde.
Yota parecía que estaba inspirado, o con mucha vitalidad, ya que rebosaba optimismo por cada parte de su cuerpo, como ella había mostrado segundos antes. Pero cuando la kunoichi del remolino llevó a cabo la pregunta, el hombre de cabellos rojizos comentó que no eran un equipo como tal, ya que solo eran dos gennins y un sensei, por lo cual le daba igual si tenían un nombre o no. Agachó la cabeza, cabizbaja, quizás el comentario le había sentado peor de lo que imaginaba.
Sin embargo rió antes de seguir hablando, afirmando que su tarea era ser su sensei, por lo cual sería su guía para superar los obstáculos de la vida y ayudarles con su camino del ninja, sumándole, claro está, todas esas cosas filosóficas. Así que volvió a sonreír y se giró a su compañero, quien le acababa de preguntar sobre alguna idea para el nombre que podían darle al equipo.
-Pues... Si lo pienso detenidamente... - Dijo mientras posaba el dedo índice sobre sus labios, pensativa. - Podríamos esperar a ver que se nos ocurre con el transcurrido de nuestras sesiones. - Terminó proponiendo una idea que le había sonado mil veces mejor que decir nombres totalmente aleatorios y sin ningún sentido.
Así seguían caminando, poco a poco, alejándose de la academia. A Eri le picaba la curiosidad, así que no dudó en preguntar a su sensei.
- Oye, Toyo-sensei, ¿dónde se supone que vamos?
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La joven kunoichi huérfana no tardó en abrir la boca, desilusionada con nuestras reacciones, pero sobre todo con la del sensei. Supongo que tenía todas las esperanzas puestas en que Toyo sería capaz de dar con un nombre puesto que el pelirrojo lo sabía todo sobre nosotros.
Pude ver mientras lamía mi caramelo dentro de mi boca como agachaba la cabeza decepcionada. Sentí en aquel preciso momento que debía de hacer algo pese a que la muchacha dijese que ya se nos ocurriría algo a medida que nos fuésemos conociendo.
-¿qué tal los ángeles de Eri-chan?-dije, mostrando posteriormente una sonrisa en al que se entreveía mi dentadura.
Toyo explotó en una breve carcajada a medida que seguíamos caminando por las calles de la aldea.
-Me gusta la proposición de Yota, por lo visto tenía escondido un particular sentido del humor ¿Qué dices, Eri? ¿Te gusta?-
Froté mi nuca con la zurda, entre avergonzado y contento. Si a ella le gustaba no tenía problemas en que adoptáramos ese nombre. Es más, me enorgullecería que mi primer nombre propuesto fuese aceptado por todos. Más aún sabiendo que no se me daban particularmente bien ese tipo de cosas.
-¡Oh! Pues verás, vamos a un lugar que os debería ser muy familiar-contestó Toyo finalmente a la última pregunta de la kunoichi.
13/09/2015, 18:28 (Última modificación: 13/09/2015, 18:29 por Uzumaki Eri.)
Su estómago dio un vuelco cuando su compañero le hizo una proposición para el nombre del equipo, le resultaba gracioso, y a la vez un poco extraño, no quería acaparar el nombre poniendo su nombre en él, pero el gesto de Yota le había parecido encantador y a la vez muy considerado con la chica, así que se sonrojó y aceptó la propuesta del chico con toda su buena voluntad.
A mí me gusta... - Susurró, mientras jugaba con sus dedos. -Muchas gracias Yota-nii - Agradeció mientras daba pequeños saltitos de alegría a medida que seguían avanzando, mientras tomaba uno de los caramelos que Yota le había regalado con anterioridad, degustándolo.
Caminaban por las calles de Uzushio como si de un paseo matutino se tratase, y la joven kunoichi había pasado de tener un semblante serio y triste a uno lleno de felicidad y alegría. Luego tras su pregunta Toyo le había dicho que irían a un lugar muy conocido.
''Hombre, somos de Uzushio, deberíamos conocer todos los sitios de la aldea a la perfección...''
- Uzushiogakure tiene muchos lugares familiares para nosotros, Toyo-sensei. - Comentó la joven de cabellos azules. -Podría darnos alguna pista... - Pidió mientras seguía dando saltitos al lado de su compañero de equipo.
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Pero a Eri le pareció genial la idea. De hecho incluso su estado de ánimo cambió y así lo mostraba con una alegría desbordante. Pude ver incluso como Toyo sonreía ante lo que acababa de suceder.
-¡Pues entonces no hay más que hablar!-exclamé dando por resuelto el tema del nombre-No hay de qué Eri-chan, no me gusta ver a mis compañeros y amigos tristesdije en una posición cercana a la de la peliazul para que solo ella pudiera escucharme.
*así que no permitiré que te pongas triste y si puedo remediarlo lo haré*
Supuse que en eso se basaba la amistad, dar algo sin esperar recibir nada a cambio. Un día por ti y el otro por mí. Ver como cambió su expresión y aquellos saltitos que estaba dando eran el mayor agradecimiento que pudiese darme casi con total seguridad.
-Veo que todavía no has caído en al cuenta... Bien, supongo que podemos aprovechar esta situación. Ya os he dicho que es un lugar muy familiar. Cierto es que cualquier de lugar de la aldea os puede resultar familiar pero insisto en que es un lugar que os debería ser muy familiar.-Insistió el hombre.
Llevé mis dos manos hasta mi nuca pensativo, tratando de dar con el lugar al que se refería el sensei pero lo cierto es que yo tampoco era capaz de sacar nada en claro.
-Pues yo tampoco caigo, Toyo-sensei-
*Veamos... pensemos en lugares que me deberían ser muy familiares. Uno de ellos es obviamente mi casa, la academia debería ser otro de ellos, ¿Quizás puede que se refiera al jardín de los cerezos? Es un lugar bastante emblemático de la aldea...*
-¡Ya sé! vamos al jardín de los cerezos ¿Verdad?-
Sin embargo, si íbamos allí estábamos dando un rodeo importante ya que nos estábamos alejando cada vez más.
''Parece que Toyo-sensei no quiere decirnos dónde vamos...''
La joven kunoichi del remolino suspiró y dejó de pegar botes cual conejo, poniéndose a andar al lado de Yota y adoptando una actitud pensativa, intentó imaginarse hacia dónde iban, ya que era un lugar realmente familiar para ambos, entonces podrían ser las tiendas de chuches, el Jardín de Cerezos, el Estadio de Celebraciones de Uzushio, la academia...
Descartó esta última pues era de la que habían salido para emprender el paseo que Toyo les estaba regalando por su villa. Si los vieran desconocidos, pensarían que son turistas si no llevasen las bandanas en la frente. Entonces, ¿el Estadio? Pero... ¿Para qué irían allí? Entrenar estaba bien, pero para eso era mejor el campo de entrenamiento de la academia. Denegado.
Mientras mordía su labio ya que el caramelo había desaparecido de su boca, siguió sumida en sus pensamientos.
''Bien, he descartado dos lugares de Uzu... Hay millones más, pero algo que a los dos nos resulte familiar...'' Entonces su compañero había mencionado que íbamos directos al Jardín de Cerezos, y le resultaba una posible idea de tantas que tenía dentro de la cabeza, pero como no estaba cien por cien segura, aportó su propia idea por ella misma.
-Podría ser, o... ¿Vamos a las Costas del Remolino? - Era la última idea que se le había formado en la mente, esperando una respuesta afirmativa por parte del mayor, que no quería abrir la boca de ninguna manera, ni si quiera a decir qué iban a hacer, dónde, y por qué.
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-¡No, no y no!-exclamó el jonnin llevándose la diestra a la frente, negando con la cabeza y resoplando-Ya veo que vamos a tener que entrenar duro el sentido de la perspicacia, chicos..-
Tanto Eri como yo dijimos lugares emblemáticos de la aldea tales y como eran las playas de la costa y el jardín de los cerezos, inundado de un color rosado en aquella época del año que era cuando más bonito era. Pero los tiros no iban por ahí. Algo se nos estaba escapando, quizás algún detalle o quizás era algo que Toyo esperaba de nosotros. Mi cabeza empezó a trabajar a toda velocidad en busca de aquel lugar al que nos dirigíamos, pero por el momento sin éxito.
-Veamos... Ya os he dicho que es un lugar que debería ser muy familiar para ambos, pero además debería serlo para cualquier ninja-
Aquella parecía ser la pista definitiva por la que había preguntado instantes antes mi compañera. Dude unos segundos para entonces mi cabeza hizo un clic, como si una bombilla se hubiese encendido dentro de mi cerebro y todas mis conexiones nerviosas hubiesen conectado. Estaba convencido tenía que ser allí.
-¡Ya sé! ¡LOS CAMPOS DE ENTRENAMIENTO!-vociferé como si hubiese descubierto algo tremendamente importante.
Toyo aplaudió ante mis palabras.
-Enhorabuena. Al fin acertasteis. Venga, apresurémonos que ya estamos cerca. Hay trabajo por hacer-
*¿Pelearemos contra Toyo-sensei? ¡Suena geniaaaaaal!*
-¡Bien! ¿Has oído eso, Eri-chan? ¡Vamos a pelear contra Toyo-sensei ¡No vamos a perder!-
Sonriente, miré a mi compañera y alcé mi pulgar derecho.
Las suposiciones de ambos shinobi habrían sido perfectas a no ser que el sensei pelirrojo de ambos les hubiese dado alguna pista más, pero Eri no se podía quejar, en cierto modo, toda esa situación le causaba estar con una alegría impresionante. Quizá sería por ser su primera vez en un grupo de más de dos personas (contándose a ella misma) juntas. Así al final, su compañero Yota había deducido, gracias a la pista decisiva de Toyo, el lugar hacia donde nos dirigíamos los tres.
''¿De verdad vamos a pelear contra Toyo-sensei? Ay madre... Me da un poco de miedo.''
Volvió a su habitual tic de morderse el labio antes de contestar a su compañero. ¿Y si lograban hacerse mucho daño mientras peleaban? ¿Y si no se podía controlar o sus movimientos no llegaban a lo que tendrían que ser? Dudas sin respuesta se arremolinaban en la cabeza de la huérfana de cabellos azules.
Sin embargo luego esbozó una sonrisa, era su sensei al fin y al cabo, no creo que se propasase con sus alumnos, solo les ayudaría a lo que sea, ¿no?
-Mientras Toyo-sensei no se propase con nosotros, ¡por mí genial! - Contestó con los ojos cerrados por la gran sonrisa que había formado a su compañero rubio, intentando imitar su entusiasmo. - Además, contigo en mi equipo, será imposible que nos gane.- Añadió, orgullosa de su compañero.
¿Cómo sería su primera sesión de entrenamiento después de tanto tiempo?
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Queriendo o sin quererlo, Toyo provocó en sus dos pupilos un sentimiento de compañerismo a la par que de emoción. Los dos gennins estaban ansiosos de medirse ante al que desde aquel día se había convertido en su sensei, en su guía en aquellos primeros pasos que todo gennin debía dar.
-Pues no nos entretengamos más, ¡Aprisa!-exclamó el musculoso shinobi para después echar a correr.
-¡Eso es! Juntos lograremos vencerle-contesté a mi compañera, halagado por sus elogios, los cuales supusieron una importante inyección de moral en mí.-¡Eh, espera! Vamos Eri-chan, no nos retrasemos más-
Tomé su antebrazo y empecé a correr para soltarlo unos metros más adelante, tan solo 2 o 3 zancadas, saliendo detrás del pelirrojo para hacer el último tramo del recorrido corriendo para no perder la pista del sensei.
Cruzamos varias calles y la gente con la que nos íbamos encontrado se iba apartando a nuestro paso. Algunos de ellos nos propinaron alguna que otra pequeña bronca, sobresaltados por ver aquel peculiar trio corriendo por la mitad de la calle. Finalmente, tras un breve tiempo, llegamos a los campos de entrenamiento y seguidos de Toyo entramos en el número 4. Aula número 4, campo de entrenamiento número 4. Empezaba a pensar que aquel hombre tenía algo con ese número. O quizás tan solo fuesen casualidades.
-Bien al fin llegamos, pero tengo una mala noticia chicos-explicó el de cabellos rojos una vez llegó al centro del lugar y se dio media vuelta para vernos las caras-No vais a luchar contra mí. ¡Os vencería en un abrir y cerrar de ojos! No, lo que vais a hacer es que peleéis vosotros dos, el uno contra el otro hasta que uno de los dos no pueda más y caiga al suelo-
El hombre esbozó una sonrisa y se puso las manos en los bolsillos de su chaleco.
-¿Q..Qué?-
Fue la única palabra q8ue fui capaz de articular. Como si le hubeiran quitado de la boca un caramelo a un niño, tenía sentimientos enfrentados. Era una mezcla de decepción, pues estaba ansioso de vérmelas con Toyo pero al mismo tiempo sabía que me costaría pegarme con una compañera como lo era Eri.
-N..No.. ¡No puedo hacerlo!-
-¿Ah no? ¿Y eso por qué? ¿No tendrás miedo de recibir una paliza de una chica, no?-replicó el pelirrojo.
-¡Claro que no! Pero es mi amiga..-
-Aja.. Ya veo.. Quizás me equivoqué escogiéndoos como mis pupilos-desvió la mirada hasta la pelizazul-¿Qué hay de ti, Eri? ¿También vas a negarte?-
Sacó las manos de su chaleco y se cruzó de brazos, aunque su sonrisa seguía estando dibujada en su rostro.
Bueno, en realidad había pensado en una pelea contra Toyo, pero luego opté por una pelea entre ambos, siendo los dos del mismo nivel, así et vas manejando con las peleas reales, con tablas de combate, gastos de chakra etc.. Ya que las peleas interpretativas son más sencillas.
Eri quedó boquiabierta cuando escuchó las palabras provenientes de la boca de su sensei, ¿no iban a pegarse ellos dos juntos contra Toyo? ¿Iban a tener que pegarse entre ellos? Intentó salir del shock en el que se había quedado, pero era prácticamente imposible. Llevaba sin pegarse con alguien desde los entrenamientos que había llevado a cabo en la academia, pero no solía pelear con alguien así porque sí.
''Pero es lo que toca cuando eres una kunoichi, Eri.''
Trató de recordarse a sí misma lo que le tocaba por haber elegido ese camino, así que poco a poco se recuperó del shock, tragando saliva cuando por fin había controlado la mayor parte de su cuerpo. Miró a Yota y luego a su sensei mientras el rubio se negaba a combatir con la pequeña de cabellos azules. Ella tampoco quería, además no confiaba plenamente en su modo de lucha.
Suspiró de nuevo y se acercó a ambos hombres.
- No me parece bien tener que pegarme con Yota-nii, ya que es mi compañero... - comentó, nerviosa. - Pero si es lo que quiere el sensei... - Añadió, mientras su mano izquierda tomaba su antebrazo derecho, intentando relajarse. - Solo espero que Yota-nii me de un poco de cuartelillo. - Terminó, esbozando una sonrisa con los ojos cerrados, mientras volcaba la cabeza hacia el lado izquierdo, mirando dirección a Yota.
Esperó a que su compañero afirmase que él también estaba dispuesto a luchar, para tomar una posición defensiva y así comenzar un combate entre ambos. Solo esperaría que Yota no se pasase con ella, ya que conocía de las habilidades del chico y eso hacía que sus posibilidades de ganar, si bien no eran mínimas, un número reducido si que eran.
''Venga Yota-nii, demuéstrame de lo que eres capaz.''
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-¡Bien! ¡Pelea, pelea!-exclamó el pelirrojo-Venga, haced que se me salten las lágrimas de tener unos grandes pupilos-
Dio un salto hacia atrás para acabar aterrizando sobre un tronco caído que se usaba a modo de banco. Y así fue, apoyo sus gruesas manos sobre la madera y las puntas de sus pies sobre la fina arena y se dispuso a empezar a realizar flexiones.
Observé de reojo lo que hacía Toyo pero aún me sentía desbordado por lo que dijo la gennin. Era claro que no quería enfrentarse a mí, sus razones tenía, pero sin embargo accedió a los deseos de Toyo-sensei y ahora la pelota estaba en mi tejado. No tenía muchas opciones y si me negaba seguramente me ganase una buena bronca.
Suspiré por lo bajo.
-Así que vas a azotarme solo por qué lo dice él, ¿Eh, Eri-chan? Pues ven con todo, quiero ver todo tu potencial-
Esperaba que no se contuviese y tenía la fe puesta en mis habilidades, las cuales eran de lo más peculiares y bastante únicas entre las murallas de Uzushiogakure. Pero nos ería yo el que diese el primer paso. Bueno en cierta manera sí. Di un par de pasos largos hacia atrás, sin perder detalle de lo que hacia la muchacha mientras alzaba mi mano diestra con los dedos enganchados, mostrando el reverso de mi mano y moví los dedos un par de veces indicándole que hiciese ella el primer movimiento.
-Primero las damas- le dije sonriente.
*¿Qué serás capaz de hacer, Eri-chan?*me preguntaba para mis adentros.
Miré de reojo hacia Toyo y seguía con sus flexiones. él también tenía una peculiar forma de observarnos. De hecho toda aquella reunión era de lo más pintoresca. Devolví la mirada a la peliazul.
Después de que su nuevo sensei se apartase a un tronco caído cercano capaz de ser usado para sentarse y comenzase a observar a sus dos pupilos de una forma bastante peculiar (comenzó a hacer flexiones porque sí en vez de poder sentarse como una persona normal haría, pero no, era Toyo, y es un ser peculiar ya de por sí), Yota, al parecer resignado porque la joven de cabellos azules había aceptado la propuesta del combate que había sugerido el pelirrojo mayor a ambos shinobi. Así se alejó un poco de la kunoichi del remolino e indicó a la joven que podía actuar ella primero.
''Bien, por una vez que no quería ser dama...''
En sus pensamientos quedó esa frase, pues adoptó una posición defensiva por si Yota realizaba alguna acción, contradiciendo lo que segundos antes había él mismo dicho, pero no fue así, no se movió ni un ápice, quedando como únicos movimientos en el lugar donde se encontraban las flexiones del sensei pelirrojo. Así, la pequeña huérfana decidió hacer algo sencillo.
Corriendo hacia su objetivo, comenzó a hacer los sellos correspondientes y lo más rápido que le permitía su cuerpo, realizó los tres necesarios y de su boca comenzó a salir una cascada de agua directa hacia su ahora oponente, debido a su distancia, la técnica debería llegar justo al rubio ya que el trecho que había recorrido era lo suficiente para quedar a menos de tres metros de Yota, supondría que sería fácil esquivarlo, pero al menos quería tantear un poco el terreno.
¤ Suiton: Mizurappa ¤ Elemento Agua: Ola de Agua Salvaje - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Suiton 10 - Gastos:
12 CK
(Suiton 20) (multiplicable x2)
(Suiton 30) (multiplicable x3)
- Daños: 20 PV - Efectos adicionales:(Suiton 80) El chorro de agua puede ser lanzado de forma parabólica, aunque no alcanza el ancho de la técnica hasta que no está a 3 metros del objetivo - Sellos: Dragón → Tigre → Liebre - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones:
La técnica avanza 3 metros, y goza de 1'5 metros de anchura (multiplicado x1)
La técnica avanza 8 metros, y goza de 2'5 metros de anchura (multiplicado x2)
La técnica avanza 10 metros, y goza de 4 metros de anchura (multiplicado x3)
Tras la realización de los sellos, el usuario expele agua desde su boca, como se tratase de una cascada con forma de trompeta, que arrasa con el adversario y lo derriba. El ejecutor de la técnica puede controlar su poder libremente administrando la cantidad de chakra que libera al utilizarla. Es una técnica básica de elemento agua.
Es mi primera pelea, así que espero que me ayudes con mis fallos y me corrijas si cometo algún error, prefiero aprender aunque me lleve una paliza, pero al menos aprendo... Gracias de antemano Yota.
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