Tomoe caminaba bajo la incensante lluvia, con la única protección de una vieja capa negra impermeable y un sombrero de paja en forma de cono que se aseguraba, con una finas correas del mismo material que el sombrero, a su barbilla.
La joven kunoichi atravesaba uno de los muchos lagos que rodeaban la Aldea de la Lluvia puesto que el resto de rutas la alejaban demasiado de la dirección que había elegido, el Sur.
Era la primera vez en su vida que podía abandonar la Aldea, si algo bueno había tenido graduarse en la Academia es que ahora tenía "cierta" libertad para moverse. Así que había decidido alejarse un poco de Amegakure, tratar de poner el mayor espacio posible entre sus habitantes y ella.
La pelinegra se encontraba cerca del centro del lago cuando sintió el impulso de girarse, no sabía muy bien por que pero sintió que debía de hacerlo. La chica se detuvo y giro lentamente hasta quedar mirando en dirección a la Aldea. Esta se recortaba contr las nubes de lluvia de una manera imponente. Nunca antes la había visto de aquella manera, desde la lejanía y bajo aquella eterna lluvia, debía de reconocer que tenía un encanto sobrecogedor.
De repente una ráfaga de viento la saco de su ensimismamiento, su capa ondeo violentamente y se vió obligada a sujetar el sombrero con su mano derecha. Un relámpago, que lo iluminó todo, hizo brillar algo frente a ella que parecía dirigirse a todo velocidad en su dirección. La Uchiha reaccionó instintivamente, la deando el cuerpo para que el objeto pasase de largo. Justo cuando paso silvando a su lado pudo distinguir que era un kunai.
"Un kunai..." Tomoe trató de buscarle una explicación pero esta llegó sola, una figura blanca corría hacia ella a toda velocidad "Maldición..." la chica se puso en posición defensiva, pero la figura desapareció frente a ella para despues reaparecer a su espalda y propinarle una fuerte patada que la lanzó hacia delante. Con un hábil movimiento, apoyándose en su mano derecha logró recomponerse y quedar mirando hacia su oponente. Tomoe se incorporó lentamente, ahora que estaban frente a frente se podía apreciar la diferencia de estatura entre la figura blanca y la pequeña Uchiha.
—¿A qué viene esto?— preguntó visiblemente molesta la kunoichi —Ahora soy libre para entrar y salir de la Aldea...—
—En eso tienes razón— comenzó la figura blanca, con una voz femenina rasgada por la edad —Aún así, eso no te éxime de tomar esto— la figura sacó algo desde debajo de sus ropajes para despues lanzárselo a la chica. La cual lo recogió sin ningún problema con su mano derecha.
Tomoe bajo la mano y la abrió para observar sobre su mano un bote con sus pastillas, recogió el bote con la izquierda y aprovechó la mano derecha para sacar desde su portaobjetos otro bote casi vacio.
—Ten más cuidado, ya sabes lo que pasa si no las tomas— le regaño la figura casi maternalmente
—Gracias— fue lo único que dijo Tomoe mientras guardaba ambos botes en su portaobjetos
—No tardes demasiado en volver, quizás la Arashikage tenga una misión para ti pronto— dijo la figura que arrancó a caminar en dirección a Tomoe —Nos vemos— tras aquellas últimas palabras la extraña figura blanca volvió a desaparecer
La kunoichi giró la cabeza levemente para echarle una última mirada a la Aldea, antes de volver a comenzar a alejarse del lugar
"Mitsuki..."
Uchiha Tomoe caminaba lentamente por aquellas praderas verdes, de suelos embarrados por aquella lluvia interminable. Llevaba caminando más de un día desde su salida de Amegakure, tan sólo había parado para dormir un poco y fue en las ramas de un árbol. Sin lugar a dudas, aquellas llanuras no eran el lugar ideal para vivir, por eso no había ni una sola casa en kilómetros a la redonda. Ni si quiera los árboles habían conseguido formar densos bosques, seguramente a causa del tremendo viento que a veces arreciaba. Sin embargo, todo aquello no molestaba la kunoichi. Para ella, todo aquello era nuevo, diferente y estaba envuelto en un extraño aroma a aventura. Jamás en su vida había estado tan lejos, jamás en su vida se había sentido tan libre como en aquel momento. Todo aquello le hizo olvidar por un momento lo pasado, le hizo por un momento sentir que no pertenecía a nada ni a nadie, que nada la ataba a ninguna parte. Pero la sensación se vió atenuada cuando su cuerpo, le recordó cual era su verdad.
La pelinegra deslizo su mano derecha hacia su porta objetos para sacar el bote medio vacio al que ya no le quedaban más que dos cápsulas. Volvó el bote sobre su mano izquierda, para después llevar esta hasta su boca y terminar ingiriendo las dos que quedaban. Guardó de nuevo el bote en su portaobjetos y siguió caminando lentamente. Esperando volver a perderse en la inmensidad de aquel lugar
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El carruaje se desplazaba lenta pero constantemente bajo la inexorable lluvia. Por la ventana del mismo se podía observar como las densa nubes grises dejaban que su carga cayera casi en forma inclinada. Desde dentro del vehículo se pudo apreciar, como los altos montes al lado del camino eran fuertemente agitados por la ventolera que había. A lo lejos se escuchaba el retumbar de los truenos que venían precedidos por el fulgor de las centellas. Era todo muy rítmico, como si los nubarrones fueran tambores y los dioses trataran de hacer música para los mortales.
Siendo fiel a su nombre; “Las llanuras de la tempestad eterna” estaban dejando que sus visitantes presenciaran una tormenta que parecía estar ahí desde siempre, y que posiblemente seguiría por siempre.
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—¿Me puede aclarar el por qué estamos aquí? —pregunto el chico peliblanco que iba dentro del carruaje.
—Hemos venido por órdenes del maestro. Se trata de una cuestión de negocios menores, sin embargo insistió en que te trajera para que pudiera aprender algo durante el viaje —respondió la chica de cabellos color ciruela que iba a su lado.
El chico pareció aceptar de mala gana aquella respuesta, ya que en ese momento desvió su atención de la mujer que tenia al lado, y se concentro en mirar por la ventana. Quizás hiciera eso para calmar un poco su malestar, después de todo podía apreciar la belleza inherente del paisaje que tenia frente a él. Aquello era como una cuadro viviente, así tan relajante y natural, pero a la vez tan peligroso y solitario.
Luego de aquel leve intercambio de palabras solo hubo silencio, o al menos solo silencio verbal, ya que aun había muchos sonidos presentes; El crujir de las rueda, el estallar de los relámpagos, el azote del viento y el repiquetear de la lluvia contra el cristal.
—Mizuki… No quiero ir a ese lugar —dijo de repente el ojos grises.
—Es más, no iré, soy un shinobi con todos sus derechos, y no necesito que me digan qué hacer, ni que me estén llevando de un lado a otro como un niño pequeño.
—Pero Kōtetsu-sama, son órdenes del maestro.
—Entiendo que quizás este ambiente le evoque recuerdos, pero yo estoy con usted para cuidarle —dijo con cierto tono de preocupación mientras acercaba su mano a la cabellera del joven.
Si hubiera visto la expresión del joven, quizás no hubiera intentado acercársele, pero este había inclinado su cabeza contra la ventana, y los cabellos de su fleco tapaban sus ojos, solo dejando visible sus labios.
—No… Lo siento, pero así son las cosas, no necesito que nadie este cuidando de mí —aseguro aquello mientras suavemente interceptaba y sostenía la mano de Mizuki.
Acto seguido, pidió que detuvieran la carroza, lo único que tomo fue su espada y un paraguas negro que llevaban con ellos, luego abrió la puerta, y mientras aun evitaba que sus miradas se encontraran salto del vehículo y se despidió.
—Necesito caminar un rato, así que te veré cuando termines tus asuntos. Y no te preocupes por el viejo, después lidiare con el —dichas esa palabras abrió la sombrilla y se alejo caminando en la dirección opuesta al del carruaje, mientras la chica que estaba adentro le miraba con cierto enojo y pesar, pero más que todo pesar.
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Luego de alejarse de su acompañante, Kōtetsu estuvo vagando por varias horas bajo aquella lluvia fría y pesada. Al principio no se mojo mucho gracias a su paraguas, pero al rato una fuerte ráfaga de viento lo destrozo. Entonces se le hizo obvio que una sombrilla para lloviznas, no le serviría en aquel lugar. Por lo que siguió caminando sin nada que lo cubriera, en ocasiones miraba el cielo, aquel mismo cielo que lo había cubierto ese fatídico día. Mientras avanzaba podía sentir en su cuerpo aquella misma sensación que tuvo cuando chico; Como si unas pesadas cadenas le arrastraran en contra de su voluntad, como si el gris del cielo quisiera algo de él, y por eso le obligaba a continuar, sin darle derecho a desfallecer. Era como si no tuviera libertad alguna.
—¡Ouch! —fue lo que dijo luego de que una rama llevada por el viento le golpeara la cara y le sacara de su ensimismamiento.
Había pocas o casi ninguna cosa que pudiera distraer a Kazuma de sí mismo cuando entraba en su modo melancólico. Pero si algo era capaz de aquello era su curiosidad, cosa que se despertó en aquel momento.
«Esto es raro, esta rama aun esta verde, lo que quiere decir que viene de un árbol vivo… Pero los pocos que hay alrededor están muertos y desnudo, probablemente a causa de tantas tormentas eléctricas» —Pensaba aquello mientras sostenía firmemente la rama entre sus manos, y simultáneamente giraba varias veces sobre sí mismo, tratando de buscar el origen de las misma.
Luego de buscar por un rato y afinar su vista, noto algo que antes no había podido notar. A lo lejos pudo ver una enorme “cosa”, al principio parecía ser la cima de una colina, pero cuando la detallo mejor, pudo darse cuenta que era la copa de un árbol, entonces evaluó la distancia, y tremenda fue su impresión al darse cuenta que se encontraba a más de un kilometro, por lo que el tamaño real de ese árbol debía de ser enorme.
Impulsado meramente por su naturaleza curiosa, el Ishimura corrió a toda prisa hacia el árbol que se hacía más enorme con cada zancada que daba. Hasta que finalmente estuvo frente al tronco, y fue entonces cuando comprendió como es que el árbol aun seguía vivo, ya que con ese tamaño ni cien tormentas eléctricas, ni mil huracanes podrían derribarle.
«Que increíble planta… De seguro vivir aquí debe ser muy duro, aun siendo tan fuerte y grande como tú, las dificultades deben ser abrumadoras… Espero no te moleste el que un similar te haga compañía un rato» —dijo mentalmente con cierta empatía, mientras sonreía cálidamente.
Con esos pensamientos en su ser, procedió a quitarse su chaqueta para quedar solo con una franelilla gris. Puso su espada apoyada en el árbol y se sentó a su lado, luego de eso solo le quedo esperar a ser vencido por el sueño en aquella cómoda y seca sombra, mientras que la tormenta arreciaba a su alrededor.
El viento arreciaba con especial ahínco sobre la cima de la pequeña colina sobre la que se encontraba la kunoichi, desde aquella pequeña elevación tenía buenas vistas de los alrededores. Desde ella, pudo observar un imponente árbol que se encontraba a algo más de un kilómetro de distancia.
La joven se mantenía erguida, agarrando su sombrero por el borde con el fin de que aguantase mejor el viento. El sonido de la lluvia, del viento y de su capa ondeando violentamente tenían algo que le hacía sentirse viva. La violencia de la naturaleza era la cosa más bella e impresionante que jamás había contemplado.
"Me gustaría poder ser como una tormenta..." pensaba la joven mientras dejaba sus ojos perderse entre aquellas nubes que se arremolinaban violentamente. La tormenta lejos de amainar, parecía que aún podía incrementar más su fuerza avivada por aquellos fuertes vientos "Será mejor que continue, por mucho que me guste una tormenta no deja de ser una tormenta... y si esto va a aumentar podría pasar un mal rato" la joven comenzó a descender la colina lentamente, asegurando cada paso en el embarrado suelo. Un solo error podía acabar con la kunoichi rodando ladera abajo, experiencia no muy agradable.
A la joven le costo menos tiempo del que creía descender, una vez en la llanura de nuevo decidió dirigir sus pasos hacia el gran árbol que había visto. Desde la altura de él, seguramente podría tener una vista mejor del lugar y decidir si continuar con su paseo o volver a la Aldea puesto que la idea de recibir una misión la seducía. Aunque cuando recordaba el tipo de misiones que recibían la gente de su nivel, las ganas se le pasaban de golpe.
Sin más dilación decidió poner dirección al gran árbol, el viento cada vez se hacia más violento y la lluvia caía con más fuerza. Aceleró el paso todo lo que pudo y poco a poco se fue aproximando. Cada paso que daba hacia él, lo hacia más y más grande, sin lugar a dudas era una planta singular no solo por el lugar que había elegido para crecer si no por el tamaño que había logrado alcanzar.
Tras unos minutos caminando, la chica se encontraba a menos de diez metros de aquel imponente árbol, cuyo tronco era casi tan grueso como una torre de Amegakure
"¿Serán comunes este tipo de árboles?" pensó la chica que apenas había visto árboles en su vida, quitando los poco que había en Amegakure y los que se había encontrado de camino hacia aquel lugar. La chica siguió aproximandose poco a poco, ahora un poco más resguardada por el tronco del viento
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25/05/2015, 00:47
(Última modificación: 25/05/2015, 01:01 por Hanamura Kazuma.)
—¿A que le temes? —pregunto una figura oscura
—No lo sé, hay demasiadas cosas que no comprendo.
—¿Pretendes no saberlo? ¿Acaso necesitas comprender algo para poder temerle?
—Siento que no estoy listo para saber a qué le temo. Quizás algún día pueda…
—Eso no lo decides conscientemente, a su momento tu temor se revelara y entonces tendrás que enfrentarlo.
—¿Es que la vida es inherente al miedo? o ¿quizás es el precio por vivir?
—No… El miedo es absoluto para todo ser vivo… La cuestión está en si puedes hacer la diferencia, entre ser dominado por tus miedos, o ser tu quien los domine a ellos… Recuérdalo.
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De repente estallo un trueno, la fuerza del sonido fue tal que hizo retumbar el suelo, alcanzado a despertar a Kazuma de su profundo sueño. Por un momento se encontró desorientado la centella que vino después empeoro aquello, dejándole parcialmente ciego por unos instantes mientras trataba de levantarse.
—¿Joder que ha sido eso? —mascullo mientras trataba de poner en orden sus pensamientos.
Primero trato de recordar cómo había terminado ahí. Sabía que había ido de viaje al país de la tormenta por cuestión de negocios, luego abandono a Mizuki para que se encargara de aquel asunto. Posteriormente camino sin rumbo bajo la lluvia por varias horas. Después se había visto atraído hacia aquel árbol, cuando llego a su tronco se dejo caer, y luego el sueño hizo el resto.
Pero eso no había sido todo, estaba seguro de que había algo mas, el estaba consciente de que había tenido un sueño importante, pero entre mas trataba de recordarlo más borrosos se ponían sus recuerdo al respecto. Pensando en aquello, por un momento la frustración le adsorbió, se apodero de él, y habiéndolo dominado, se decanto por liberarse como un geiser cuando la presión es demasiado alta como para que la roca misma le contenga.
—AAH-AAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH —grito con toda la fuerza que eran capaz de proyectar su joven diafragma. Aquel rugido gutural pareció estar sincronizado con el retumbar del trueno y con destellar de la centella, aunque fue lo suficientemente fuerte como para imponerse a estos, como si de alguna manera tratara de llegar al cielo mismo.
Luego de aquel grito, el Ishimura se tambaleo y tuvo que arrodillarse mientras se sostenía con su espada. Sus pulmones ardían y su cuerpo se cedía. Pero su cabeza se sentía mejor, se sentía ligera y sus pensamientos estaban más claros. Como si todo el estrés y frustración que tenía se hubiesen disipado como las hojas de un árbol cuando son arrancadas por el ventarrón.
Estando mucho más tranquilo y lucido, el joven decidió caminar un poco. Por lo que se monto la espada al hombro, colgó en una de las puntas su chaqueta mojada, y se dispuso a caminar la circunferencia del árbol, para poder apreciar completamente su forma. Siguió caminando mientras la tormenta rugía con una fuerza atronadora, pero el resguardo de aquel imponente ser vivo, hacia que pareciera algo lejano.
Después de caminar un poco se encontraba llegando al extremo opuesto de donde se había encontrado durmiendo. Pero el lugar no estaba vacío como lo esperaba; Dudando de si aun estaba dormido o de si estaba viendo cosas, pudo divisar una figura que ahora se encontraba a unos pocos metros, si bien dicha figura le vio no pareció inmutarse siquiera.
—Eh… Buenas —dijo dudando de que siquiera le estuviera hablando a alguien real, aunque para él, ese cabello negro como la noche y esos ojos relucientes como la amatista le hacían parecer una chica muy real.
De repente un impresionante destello lo iluminó todo, el cual fue seguido por un atronador trueno. Sin embargo, esta vez había algo raro en aquel sonido, como si alguien estuviese gritando fuertemente. Aquella sensación hizo que Tomoe se pusiese alerta, era la primera vez que estaba tan lejos de la aldea y no tenía ni idea de que podía encontrarse en aquel lugar.
La joven se acercaba poco a poco hacia la base del árbol, el viento zarandeaba tanto su capa como sus cabellos con violencia y eso que ahora estaba más resguardada que anteriormente. La tormenta se recrudecía a su alrededor cuando sus ojos divisaron una figura que caminaba alrededor del tronco
"Parece una persona" la chica continuo caminando a pesar de todo, necesitaba resguardarse de la tormenta "¿Quién diablos estaría aquí en medio de una tormenta como esta?" se dijo a si misma antes de recordar que ella estaba allí en las mismas circunstancias que aquel que caminaba hacia ella "Quizás no sea la idónea para juzgar..." poco a poco se fue acercando hasta quedar a unos metros de aquel extraño chico de cabellos color blanco. A Tomoe no le llevo demasiado tiempo en darse cuenta que el chico no era de aquellas tierras, alguien con ese tono de piel debía de ser de un lugar con Sol. Cosa que terminó de confirmar aquellas ropas tan pasadas de moda, casi parecía sacado de una vieja pintura sumi-e además de por la bandana que llevaba en la frente con la marca de un remolino "Extraño..." fue lo primero que se le vino a la cabeza en el instante en que comprendio la escena "¿Qué hará un shinobi de Uzushio tan al Norte?" la Uchiha paseo sus ojos esmeralda para seguir evaluando al chico que ahora le saludaba con un timido <Buenas>
Tomoe permaneció en silencio "No parece mayor que yo, es más diría que debe de tener una edad similar a la mía" la kunoichi se limitaba a observar al chico que tenía frente a ella mientras le evaluaba "Esta armado con una katana y parece que no esta correctamente vestido para este clima, además esta empapado. Lo que quiere decir que no debería estar aquí... así que puedo suponer que en principio no es una amenaza..." razonó la pelinegra mientras el viento volvía a azotar tanto su cabello como vestimenta "¿qué debería de hacer? ¿pasar de él o darle el alto?" la chica no tenía muy claro como afrontar una situación así "Lo mejor será que le indique por donde debe marcharse puesto que parece que esta perdido"
—Estás en territorio del País del Tormenta— comenzó la joven alzando la voz por encima de los sonidos de la tormenta —El Sur queda a tus espaldas, sigue recto y llegarás a tu país— fue lo único que le dijo con frialdad. Era lo que cabía esperar, Tomoe no era amable con los de su aldea así que menos aún con los de fuera
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26/05/2015, 02:41
Luego de su reservado saludo, el Ishimura esperaba alguna reacción por parte de aquella chica. Sin embargo esta solo guardo silencio y se le quedo observando con cierto aire analítico. Estando estático y de pie frente a la señorita, decidió que lo más sensato sería que el también le evaluara con la mirada. Después de todo se encontraba en tierra extranjeras y no sabía cómo funcionaban las cosas por esos lares, siguiendo esa lógica podía comprender que en esa situación el pareciera extraño, incluso sospechoso.
«Veamos… Una bandana de Amegakure, y ropa adecuada para el clima lluvioso. Definitivamente es alguien de esta zona —Inquirió el piel morena, mientras analizaba su situación—. Creo que entiendo el nivel de precaución que está teniendo, después de todo estoy armado, y por mi apariencia creo que podría parecer un joven salteador de caminos»
Antes de poder pensar en una manera de manejar aquella situación, que con cada segundo se ponía más tensa. La chica hablo con un tono de vos bastante indiferente y frio, casi tan helado como el viento y la lluvia de la tormenta presente. Lo único que dijo fue que se encontraban en el país de la tormenta y que caminando hacia el sur podría llegar a territorio de la espiral.
«Bueno, creo que su respuesta ha sido la más lógica tomando en cuenta la situación»
—Vera señorita, en realidad estoy bastante consiente de donde me ubico —Empezó a hablar con vos fuerte pero con un tono educado— Sucede que venía con un grupo, pero me he dejado llevar y termine molestándome, así que me separe de ellos y trate de ir a dar una caminata para calmarme, sin embargo he subestimado la ferocidad de la tormenta. Así es como he terminado debajo de este gran árbol en busca de refugio.
Viendo el pálido e inexpresivo rostro de la chica, decidió tratar de aclarar un poco más sus intenciones.
—Solo tenía intenciones de descansar un rato, reflexionar, y contemplar la fuerza de la naturaleza. Y aunque no esperaba encontrar compañía en un sitio tan alejado de todos y todo, debo decir que es agradable —expreso aquello junto una sonrisa que no había mostrado a nadie aquel día, mientras hacia una leve reverencia.
—Por cierto mi nombre es Ishimura Kazuma, y soy un genin de Uzushiogakure.
Aquel chico de ropas del siglo pasado comenzó a hablar, fuerte pero educadamente. Era difícil mantener una conversación sin alzar la voz sobre los rugidos de viento y tormenta.
La primera impresión la verdad es que no fue la mejor, el chico llamó a Tomo <Señorita>. Cosa que no agradó en demasiado la kunoichi, aún así decidió obviarlo para seguir escuchando las explicaciones que aquel shinobi de uzushio le estaba ofreciendo sin habérselo solicitado
"Se ve que a este tío le gusta hablar..." se quejó para sí misma, mientras el chico continuaba contándole como y por qué, se había separado de su grupo "Interesante, aunque no se si creerlo..." la joven evaluó de nuevo al chico que tenía frente a ella que ahora le estaba explicando sus supuestas intenciones, a la vez que trataba de tender puentes con la Uchiha "De todas formas debería de extremar la precaución, si no esta solo en cualquier momento podrían aparecer sus compañeros y no sé cules son las intencioens reales que les han traído hasta aquí..." la chica por su parte no tenía ninguna intención de establecer la más mínima relación con aquel sujeto, despreciaba a la mayor parte de la gente que conocía desde hacía mucho más tiempo y no iba a ser menos con un recién conocido.
El chico concluyo su diatriba con una sonrisa, una reverencia y por último una concisa presentación.
Tomoe por su parte clavó sus ojos en los del espadachín, chasqueó la lengua un poco molesta por haber tenido que escuchar todo aquello puesto que no le importaba lo más mínimo.
—Me alegro que al menos uno de los dos este disfrutando de la compañía— comenzó la chica sin variar su tono de indiferencia —No sé que suntos os habrán traído, a tí y a tus compañeros, aquí— prosiguió la chica friamente —Tampoco te diré que me importe mucho, pero lo que si espero es que la entrada de un grupo de Shinobis de Uzushiogakure allá sido comunicada al Arashikage— estaba claro que era una amenaza velada, más su voz no vario ni un ápice —Si no, me veré obligada a actuar en consecuencia—
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Luego de su presentación Kazuma esperaba que la chica se relajase y bajase un poco su guardia, sin embargo aquello fue imposible. En lugar de estar más tranquila, se volvió incluso más fría y amenazadora.
Lo primero que respondió fue algo que indirectamente indicaba que su presencia y compañía no era bien recibida, luego hablo sobre que no le importaba lo que hacía por ese sitio, pero que esperaba que la Arashikage estuviera enterada de su ingreso en la región.
«Espera… ¿Esto es en serio? O este chica es muy agresiva o la gente de por aquí es muy poco hospitalaria. Es decir el que sea un shinobi no implica que vengas con otros ninjas, tampoco creo que sea necesario informar a la Arashikage de cada movimiento, digo sus red de inteligencia debe estar al tanto de quien entra y sale del país»
La chica culmino sus palabras con una frase cargada de frialdad y agresividad, una frase que prácticamente decía vete o veras. En ese momento el Ishimura se dio cuenta que tratar de llevar las cosas por la vía de la buena educación no había funcionado. Y viendo que la chica no creería nada que le dijera, decidió tratar el asunto desde otro enfoque y dejar que su cinismo le ayudara un poco.
«Vale, esta situación me da curiosidad, pero las cosas podrían ponerse serias muy rápido» —Pensó con cierto malestar.
—Bueno, primero que nada no se qué te ha hecho pensar que venía con otros ninjas. Por lo que sabes podría haber venido a turistear solamente. Segundo la verdad es que no se, ni me importa si la Kage está enterada, yo solo estoy pasando el rato, sin ganas de buscar problemas.
—Además es una pena que no te agrade mi compañía, porque pienso esta por aquí un buen rato hasta que termine mis asuntos, me vengan a buscar, o me echen. Lo que ocurra primero —aclaro mientras que en su cara se dibujaba una sonrisa socarrona.
Tomoe escuchó sin inmutarse la respuesta del muchacho que parecía haber cambiado la táctica, de su mojigato tono anterior parecía que ahora pretendía ser un tipo duro. Aún así, el chico no tenía intenciones de dejarse avasallar por la kunoichi.
"Parece que el chico tiene agallas" tuvo que reconcer la Uchiha "Pero no parece muy inteligente..." el de Uzushio había desenbuchado todo casi sin presionarle, eso era síntoma de que quería evitar una confrontación a toda costa a pesar de sus palabras
—¿Así que estás aquí de turismo?— la pelinegra ladeo la cabeza levemente hacia la derecha, echando una rápida mirada a las infinitas llanuras azotadas por aquella inmisericorde tormenta —En medio de la nada— la chica volvió a clavar sus ojos en los de su interlocutor —¿Siempre tienes tan mal gusto para elegir tus destinos de vacaciones?— se burló la muchacha esbozando una fría y fugaz sonrisa —Y, aunque me encanta nuestra conversación, me temo que debo invitarte a volver por donde has venido de nuevo— la chica deslizo suavemente su mano derecha hasta su portaobjetos —Por si no lo pillas, te aclararé que te estoy echando— desabrocho la tapa e introdujo la mano en el interior —No nos gustan los extranjeros por estas tierras y menos los que se creen graciosos— la chica miraba fríamente al Ishimura
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El chico de piel morena se quedo esperando alguna reacción positiva por parte de su interlocutora. Sin embargo obtuvo algo muy diferente. La chica había tocado un punto importante, para estar paseando por aquellas tierras tan hostiles, algo malo había que tener.
—No creo tener mal gusto, y aunque no era mi intención terminar aquí, debo admitir que presenciar la furia de la naturaleza tiene su encanto —dijo con un aire bastante relajado.
Pero aquel estado de relajación no le duraría mucho.
Como si el humor de la chica estuviera sincronizado con el azotar de la tempestad, esta se puso a la defensiva y dejo totalmente claro que había dos opciones, o largarse del sitio o encontrar problemas, aquello quedo confirmado cuando lentamente llevo su mano hasta el portaobjetos en señal de que se encontraba lista para la acción.
«Me parece que las negociaciones han fracasado… Bueno al menos solto una sonrisa, aunque era de lo más fría que hubiese visto y creo que era mas de sarcasmo que de simpatía. La cuestión es que no me puedo ir sin Mizuki, y este es el único lugar que me puede ofrecer un refugio decente»
«Es extraño, ¿porque una kunoichi le buscaría pelea a un extraño sin saber en qué clase de problemas podría meterse? Quizás ella también estaba molesta y esperaba poder relajarse viniendo para a este sitio… Eso tendría mucho sentido, yo también me cabrearía si estuviera enojado y me encontrara a un extraño sospechoso en donde busco paz» —Inquirió el Ishimura.
«Bueno, no tiene mucho sentido que me coma la cabeza en cuestiones complicadas. Por ahora solo quiero saber que tan lejos está dispuesta a llevar este altercado. Además puede que solo necesite liberar un poco de estrés» —pensó el chico—.
El peliblanco se dio media vuelta como si hiciera el gesto para irse, pero solo fue una finta. Lo único que hizo fue colocar su espada apoyada en el árbol. Luego de eso se dio vuelta y clavo su ojos grises en los de la chica, solo que esta vez no eran ni tímidos ni evasivos, esta vez tenían una mirada desafiante, que a gritos decía, estoy listo para lo que tengas.
—Adelante Kunoichi de Ame, inténtalo, se que quieres —Soltó el, mientras también se llevaba la mano hacia el porta objetos, y mientras el ambiente se ponía extremadamente tenso. Lo único que quedaba esperar era una señal que diera inicio al conflicto, un trueno, un relámpago, una centella. Lo que fuera que encendiera el fuego, habría de llegar pronto.
El muchacho quería parecer relajado, como si todo lo que estaba sucediendo no le afectase. Tomoe por su parte, había decidido tensar las cosas con su anterior movimiento hacia el portaobjetos y había resultado tal y como cabía esperar. El gennin de Uzushio se puso en tensión, se dio la vuelta y parecía dispuesto a marcharse
"Vaya, parece que no tiene ganas de jugar" se lamento la muchacha que lo siguió con la mirada, pero no pretendía marcharse simplemente dejo su espada apoyada en el árbol antes de encararse con ella "Interesante, parece que tiene agallas" El chico también llevó su mano hasta su portaobjetos, la miró duramente a los ojos e insto a la kunoichi a atacarle.
"Que predecibles son..." la chica volvió a esbozar una leve sonrisa a la vez que saco la mano del bolsillo, extrayendo del interior un pequeño frasco anaranjado con tapón blanco y una etiqueta amarilla
—Vaya, lo siento— comenzó la muchacha con tono burlón —Lamento que hayas malinterpretado mis movimientos— la Uchiha desenroscó la tapa con su mano izquierda y dejo caer un par de píldoras en la palma de la mano, medio cerro el puño para poder enroscar la tapa y guardó el bote sin muchos miramientos. No le importaba tensar la situación un poco más, pues lo estaba disfrutando —Veo que los del Sur sois un poco nerviosos...— la chica introdujo en su boca las pastillas de una en una, mientras continuaba clavando la mirada en el de Uzushio —Y bastante irritantes...— la chica chasqueó la lengua, como si quisiese dejar claro que no estaba bromeando
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27/05/2015, 16:01
Justo cuando pensaba que se veria involucrado en un combate, la chica de Amegakure le demostró que le estaba tomando el pelo. Al parecer cuando se llevo la mano al bolsillo, fue para sacar unas cuantas pastillas, que luego tomaría mientras se burlaba un poco del peliblanco.
«Que locura, ¿Qué hubiese hecho si yo en verdad atacara?»
—Bueno, yo debo decir que los del norte parecen gente muy paranoica y bastante hostil —contesto al anterior comentario de la chica.
De repente, mientras estaba ahí de pie frente a aquella chica de piel clara, que tenía sus ojo clavados en el, sintió como un escalofrió recorrió su cuerpo, acompañado de varios temblores y finalizando con un estornudo.
«Cielos, que frio tengo» —pensó retirando su mano del porta objetos y ahuecándolas frente a su boca para calentarlas.
—Vine a este sitio para buscar refugio y calmarme un poco —dijo mientras giraba a su izquierda y se dirigía hacia donde había colocado su espada—, por lo que no tengo intenciones de buscar problemas, pero tampoco tengo intenciones de irme —aclaro luego de que se acurrucara en una cavidad en la base del tronco— no tengo problemas si te quieres quedar, hablar, o lo que sea. Pero si tratas de echarme por la fuerza… —expreso mientras apoyaba la katana contra su hombro y miraba al horizonte tormentoso— Me dejare de juegos y me defenderé enserio.
Aquello último lo dijo con el tono más oscuro y serio que había utilizado hasta el momento. Pero aquella proclama era en parte verdad y en parte mentira. El ojosgrises no tenía intenciones de meterse en una pelea seria, o de hacerle daño a alguien solo por un sitio donde escampar, pero tampoco pretendía dejarse de nadie que quisiera decirle que hacer. Solo esperaba que sus palabras lograran disuadir a la kunoichi de buscar problemas.
Si aquello no funcionaba, tendría que pensar en un plan b, que bien podría ser un "b" de batalla.
El muchacho pareció aliviado al ver como la chica sacaba tan solo el bote de pastillas, sin lugar a dudas no mentía cuando decía que quería evitar una confrontación. Aunque aquello lejos de disuadir a la Uchiha, le dio más motivos aún para ver hasta donde podía forzar la situación.
"Parece que me voy a divertir bastante..." pensaba la chica mientras ingería las pastillas por su parte, el de Uzushio, trataba de devolver el sarcasmo con más sarcasmo. Lamentablemente la pelinegra lo ignoró completamente, le importaba muy poco el noventa por ciento de lo que aquel chico de cabellos blancos tenía que decir. Sin embargo este, parecía no haberse percatado y seguía con su discurso, de nuevo se justificaba por estar allí "Será pesado... ya ha dicho cuarenta veces que vino aquí en busca del nirvana..." El espadachin se resguardo del viento
—Pobre, tiene frio... ¿No te gusta nuestro verano?— se mofó la chica ante la muestra de debilidad del peliblanco
Tomoe estaba apunto de volverse a burlar de aquel chico cuando este lanzó una advertencia, aquello no gusto para nada a la chica que no tardó en volverse más hostil si cabe.
—¿Eso es una amenaza?— la chica dio un par de pasos hasta quedar frente a la abertura donde se había resguardado el shinobi para volver a clavar sus amenazantes ojos en aquel chico
Nivel: 10
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La tensión de aquella situación, era como la tormenta que los rodeaba. Aparentemente interminable. Solo que a diferencia de la tormenta de intensidad constante, el mal humor de la chica de cabellos negros, parecía ir en aumento.
—No te lo tomes con tanta paranoia, solo estoy tratando de que desistas en tu idea de acosarme —dijo con una sonrisa bastante prepotente.
—En ese sentido es solo una advertencia... Pero Igual puedes tomártelo como quieras.
—Solo debo decirte que este juego de actuar a la buscapleitos no te conviene conmigo cerca —expreso mientras serraba sus ojos y apoyaba su espalda en el tronco—. Aunque tal vez si quisieras jugar a ser una persona medianamente en sus cabales, estaremos en paz.
Con aquello dicho el Ishimura comenzó a barajar sus opciones.
Lo más probable es que aquel comentario solo encolerizara más a la kunoichi. Pero eso no preocupaba mucho al chico, ya que en general era una persona tranquila y amable con la gente aunque estuviera enfadada. El problema radicaba en que era absolutamente intolerante a los buscapleitos, aquellos seres a los que les gustaba hostigar a los demás solo por el placer y la diversión.
En el fondo, se decía así mismo que no era para tanto, y que quizás la ninja de Amegakure se cansaría y se iría por voluntad propia. Eso en vista de que parecía ser completamente incapaz de mostrar un poco de empatía. Pero por otro lado estaba deseando que la chica iniciara una pelea, así tendría una excusa, para echarla de ahí por la fuerza, y mostrarle que esos métodos de entretenimiento eran contraproducentes y hasta peligrosos.
La Uchiha esbozó una leve sonrisa ante las palabras del de Uzu, pero la situación estaba muy lejos de hacerle gracia. Por el contrario, había llegado a su limite de paciencia, aquel insecto seguía tratando de hacerse el duro. Y aquello no hizo más que enfurecerla aún más
—No sé como serán las cosas en tu tierra— comenzó la joven visiblemente molesta —quizás allí, entre un montón de basura seas alguien... pero aquí no eres nadie— la chica desabrochó con sutilieza las bridas que mantenían su sombrero fijado a su cabeza, para después quitárselo lentamente —Ya me he cansado de tolerar tu impertienencia, enseñame si sabes hacer algo a parte de mover esa maldita bocaza—
La Uchiha cerró los ojos un instante antes de volver a abrirlos, pero esta vez sus ojos eran diferentes. Su mirada seguía siendo fría y despiadada como una tormenta pero el color de su pupila se había vuelto rojo y alrededor del centro, se podía observar un solitario "tomoe"
—Vas a lamentar haber puesto tus pies en esta tierra— le advirtió la chica con dureza
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