4/05/2019, 21:47
En soledad, sólo entre compatriotas, Hanabi se permitió relajarse por un segundo. Necesitaba apaciguar su alma, ordenar sus ideas y meditar todas las opciones sobre la mesa. Oteó a cada silla que le rodeaba, ahora mismo vacías; que por lo general estaban atenuadas con las mentes más sabias de Uzushiogakure.
—Lo vamos a traer de vuelta, Datsue. No lo dudes ni por un segundo. A Akame, a los Generales. A todos y cada uno de nuestros enemigos.
»Y ésto, mi buen amigo.... es lo que haremos...
Oh, y ¿qué es lo que iban a hacer? Eso lo sabremos, queridos lectores, en otra ocasión. Pronto, más pronto de lo que os imagináis.
—Lo vamos a traer de vuelta, Datsue. No lo dudes ni por un segundo. A Akame, a los Generales. A todos y cada uno de nuestros enemigos.
»Y ésto, mi buen amigo.... es lo que haremos...
Oh, y ¿qué es lo que iban a hacer? Eso lo sabremos, queridos lectores, en otra ocasión. Pronto, más pronto de lo que os imagináis.