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Aquel camarero sonrió a ambos jóvenes al tiempo que anotaba los pedidos en su pedidos en la pequeña libreta que llevaba, para después arrancar la hoja en la que había escrito y pasarla por un pequeño hueco dentro de la cocina, seguidamente se dirigió hacia ambos jóvenes, aun sin quitar la sonrisa de su rostro.
-Enseguida estará listo el pedido.-Dijo el hombre amablemente antes de marcharse por la puerta de la cocina.
En aquel momento Rin se giro hacia su derecha y alcanzo tres pares de palillos, estos palillos estaban unidos por la parte de arriba de de en dos, le entregó un par a Mitsuki y dejando otro en la mesa, cogiendo el ultimo entre sus dedos para romperlo por la parte de arriba y así ya tenerlos para listos comer. Después miro a la chica de una manera un poco infantil, sonriendo también, como era costumbre en el.
-¿Que es lo que te has pedido?- Pregunto el chico sin borrar aquella sonrisa de su rostro, al tiempo que jugueteaba con los palillos entre sus dedos, con cierta diversión. La verdad es que no sabia estarse quito ni un momento, le costaba poder estar centrado solamente en una cosa y no hacer nada mas, no obstante sabia estar atento a varias cosas, por lo que aquella especie de hiperactividad no era del todo negativa. La pregunta que le hizo fue porque nunca había comido aquello, ya que no sabia pronunciarlo y le daba demasiado vergüenza decirlo en algún restaurante y equivocarse al hacerlo.
El camarero se despidió asegurando que el pedido estaría listo en breve, antes de desaparecer en dirección a la cocina. Mitsuki aprovechó para acomodarse en el asiento mientras se quitaba la chaqueta la cual dobló cuidadosamente y la dejo reposar sobre una banqueta que se encontraba justo a su derecha, así que se quedó tan solo con la manga corta de su chaqueta. Dejando al descubierto sus delgados brazos recorridos por aquellas extrañas rayas negras. No solía quitarse la chaqueta normalmente, pero en aquel lugar hacia bastante calor a causa de la próximidad de la cocina.
Mientras tanto, el rubio platino le había acercado un par de palillos.
—Gracias— dijo la joven tomándolos con cuidado y posicionándolos delicamente a un lado sobre una servilleta blanca para aguardar la comida. El chico por su parte los acaba de separar y parecía bastante entretenido con ellos.
-¿Que es lo que te has pedido?- pregunto Rin inocentemente, al parecer ese plato no debía de ser muy típico en su región.
—Ochazuke— comenzó la joven con cálidez —Es un plato de arroz básicamente, se le echa té hasta cubrirlo todo y se acompaña de diferentes cosas según la región. En mi tierra se le echa salmón salado, alga nori y alguna verdura que otra— explicó la joven con una sonrisa mientras aguardaban el regreso del camarero —Es muy simple pero esta muy bueno, deberías probarlo—
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Al chico rubio se le hacia la boca agua mientras la peliblanca explicaba en que consistía aquel plato que había pedido, la verdad es que sonaba delicioso y le gustaría habérselo pedido, pero ya lo haría la próxima vez, ya que ahora sabia pronunciarlo, o eso esperaba, no fuera a ser que dijese un plato distinto y eso le provocase un problema.
- Suena delicioso la verdad...me gusta como cocinan en tu región.-Dijo el aun con la sonrisa entre los labios, la verdad es que ahora tenia curiosidad por saber de donde era la chica, pues al decir mi tierra tuvo la impresión de que era de algún lugar lejano, no obstante no se lo iba a preguntar, pues ya había dicho que no haría mas preguntas y debía cumplir su palabra.
Tras unos minutos de esperar al camarero, los cuales fueron bastante aburridos, el chico se decidió por gastarle una pequeña broma a su compañera, cogió los palillos en su mano derecha y después con su mano izquierda toco el hombro de la chica, para que esta se girase hacia el.
-Mitsu¿has visto alguna morsa?-Pregunto el chico con una leve sonrisa en sus labios, mientras esperaba la respuesta de ella para poder proseguir con su pequeña broma.
- Suena delicioso la verdad...me gusta como cocinan en tu región.-
—Me alegro, quizás algún día puedas ir a Kusabi y así te podré invitar a comer— señaló la joven que por un momento se dejó llevar por la nostalgía. La verdad es que echaba de menos su tierra, sus gentes, pero sobre todo a su maestra. Sin embargo, la joven esquivo ese momento de bajón gracias a la curiosa pregunta que le lanzó el chico rubio.
—Si que las he visto, son bastante comunes allí— dijo la joven recordando la cantidad de veces que las había visto —De hecho, su lugar favorito es una playa justo al Norte de Kusabi o al menos eso me contaban los pescadores— indicó la joven llevándose el dedo indice contra los labios —Son muy simpáticas, sobre todo las pequeñas, pero hay que tener cuidado con las madres— informó a Rin, por si alguna vez se le ocurría acercarse a una —¿qué tipo de animales teneís cerca de Amegakure? La verdad es que ahora que me he puesto a pensar, me he dado cuenta de que no tengo ni idea de la fauna del continente— confesó la chica sin ningún tipo de rubor —¿Teneís elefantes?— preguntó lago emocionada, pues siempre quiso ver uno en persona. Desde que su maestra le contó la historia de un chico perdido en una jungla
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El chico, tras la pregunta se quedo observando a la de Kusabi con bastante interés, la verdad es que parecía que echaba de menos su hogar, lo cual era normal, puesto que al fin y al cabo había nacido allí y seguramente hasta hace poco no se había marchado, tras la pregunta de ella el se quedo extrañado, nunca se había preguntado eso, la verdad es que le parecían cosas la mar de normales y nunca había caído en que los animales de su aldea serian distintos a los de otras.
-Pues a ver...hay gatos, perros, ranas, pájaros y culebrillas de río adorables, que vas super rápidas arrastrándose por el suelo, son muy graciosas, a veces los gatos las cazan, como a los pájaros.-Dijo el chico tratando de recordar que mas animales había en su villa, aunque al escuchar la pregunta de la chica se sorprendió, no había elefantes en Amegakure, era imposible, no cabrían en el bosque, aunque si que habían dibujos de ellos en algunos libros.
-Pues elefantes no hay, pero molaria mucho que hubiesen, yo me subiría a uno y lo cabalgaría, seguro que tiene que ser divertido.-Respondió el chico con total sinceridad, siempre había querido montar animales, pero nunca había tenido esa oportunidad porque en Ame apenas había animales lo bastante grandes para montar, al menos no que fuesen domésticos.
Mientras ambos genin hablaban el camarero salio de la cocina con los platos y los dejo sobre la barra, delante de los chico para que ambos pudiesen empezar a comer cuando quisiesen, aunque por el vapor que salia de los platos se podía adivinar que la comida aun estaba demasiado caliente.
-Pues a ver...hay gatos, perros, ranas, pájaros y culebrillas de río adorables, que vas super rápidas arrastrándose por el suelo, son muy graciosas, a veces los gatos las cazan, como a los pájaros. Pues elefantes no hay, pero molaria mucho que hubiesen, yo me subiría a uno y lo cabalgaría, seguro que tiene que ser divertido.-
Al parecer no había mucha diferencia en cuanto a fauna, aunque seguramente las formas y colores de los animales variarían a casua de la diferencia de climas, pero lo que era seguro que es que allí tampoco había elefantes. Lo cierto es que la Hyuga no tenía muchas esperanzas de que los hubiese.
El camarero reaparecío esta vez acompañado por dos platos que depositó frente a sus comensales correspondientes. Mitsuki no pudo evitar clavar los ojos en aquello, tenía una pinta impresionante lo que hizo que el hambre aumentase bastante.
—¡Se ve delicioso!— celebró la Hyuga mientras acomodaba el plato —¡Qué aproveche!— dijo la joven mientras agarraba con maestria sus palillos para separarlos, estaba impaciente por probar su Ochazuke.
Tomó un poco de arroz y salmón salado, y sin más ceremonias se lo llevó hasta los labios. Sopló un poco para disipar el calor y se lo zampó sin más dilación.
La de Kusabi no pudo evitar llevarse su mano derecha hasta la mejilla, aquello estaba demasiado bueno para ser cierto. Sin lugar a dudas la maestria de aquel cocinero estaba fuera de toda duda.
—¡Qué bueno!— la joven no se reprimió su impresión —¿Qué tal lo tuyo. Rin?—
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El chico pensó en esperar antes de comenzar a comer como haría de costumbre, pues no quería quemarse la lengua y que los fideos no le supiesen a nada, no obstante al ver como la de Kusabi comenzaba a comer pensó que sus platos igual parecían mas calientes de lo que en realidad estaban por lo que tomo sus palillos y con estos agarro unos fideos, los cuales se llevo a la boca, sin duda estaban deliciosos, mucho mejores que los de su maestro y para el eso era decir mucho pues su maestro cocinaba de una manera impresionante.
-¡Si, que aproveche!-Contesto el chico con algo de retraso, pues se había quedado embobado unos instantes mirando aquellos fideos. Tras esta breve pausa el rubio continuo comiéndolos, soplando antes de meterselos en la boca para así no quemarse.
El rubio tras comer unos cuantos fideos mas miro a la contraria de reojo, al parecer le estaba gustando mucho la comida y sin duda parecía impresionada por el plato, al igual que el.
-La verdad es que esta delicioso...vivirá en este restaurante para poder comer esto todos los días.--Comento el chico con una gran sonrisa en sus labios antes de seguir comiendo poco a poco.
Ambos shinobis estaban disfrutando apaciblemente de su comida, y la verdad no era para menos pues había que reconocer que le cocinero de aquel restaurante tenía una mano prodigiosa. Hacía mucho tiempo que la de la Kusabi no probaba un Ochazuke tan bien elaborado, casi que podía rivalizar con el legendario Ochazuke de la famosa "Abuela de Kusabi". Había marineros que viajaban al pequeño pueblo siemplemente para poder degustar esa prodigiosa obra de arte culinaria. Quizás la peliblanca estaba exagerando, pero hacia tanto tiempo que no comía nada tan bueno que seguramente estaría exagerándolo un poco. No es que no hubiese buena comida en Uzushio, sin embargo tenían otro gusto por la comida menos acorde con las constumbres de la Hyuga.
Sin embargo, el relajado deleite de los chicos se vería interrumpido por la irrupción de tres tipos bastante extraños. No sólo por su peculiar vestimenta, una camisas de cuellos altos, pulseras de pinchos y peinados de colores bastante extravagantes. Si no por su comportamiento, uno de ellos se aproximó hasta la barra y se sentó junto Rin mientras los otros dos esperaban en la puerta.
El tipo que había tomado asiento en la barra era bastante grandote, casi de uno ochenta y muy gordo, llevaba la camisa casi abierta mostrando un torso peludo bastante poco agradable a la vista. Apoyo el codo en la barra y una pierna en el travesaño que unía las patas del taburete sobre el que estaba sentado Rin.
El extraño hombre se quedó mirando al chico con aquellos ojos pequeñitos y muy juntos, era de un color azabache oscuro. Lo cierto es que tenía una mirada un tanto bobalicona, pero su estatura seguramente le ayudaría a imponer un poco de respeto.
Parecía querer incomodar a los comensales con su mirada, aunque por el momento ninguno de los dos les hacia demasiado caso
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El rubio notó la intrusión de aquellos hombres en el restaurante pero tampoco le dio demasiada importancia, pues el seguía fijo en su plato y en Mitsuki, la cual se había callado al verles entrar, la verdad es que podían parecer un poco mas intimidantes que una persona normal pero a decir verdad no eran algo de lo que preocuparse, si ambos shinobis no buscaban problemas no los tendrían, o eso creía el rubio. Se llevo otros tantos fideos a la boca antes de observar a la peliblanca con mas detenimiento, después paso la mirada por el bar y pudo fijarse en que todo el mundo parecía algo nervioso, sin llegar a saber por que, igual aquellos hombres era peligrosos o algo así, la verdad es que parecía que no era la primera vez que irrumpían en aquel bar, pues ni siquiera el camarero les había dicho nada.
Rin giro su rostro hacia el lado contrario, observando al que se había sentado a su lado, bajo la mirada y vio como había colocando su pie en el taburete en el cual estaba sentado el rubio, lo que le pareció algo tonto, mas que nada por el hecho de que aquel grandote seguramente estaría incomodo en aquella posición. Después el rubio subió la mirada con una suave sonrisa y señalo el taburete con el dedo indice de su mano izquierda, indicando que el pie le molestaba.
-Disculpe señor ¿le importaría quitar el pie? Es algo molesto.- Dijo el chico con una voz clara y apacible, al tiempo que su mano novia el plato de fideos hacia donde se encontraba Mitsuki, por el hecho de que si aquel hombre tenia una reacción desmesurada poder conservar la comida.
El ambiente en el restaurante se había vuelto algo tenso, los recién llegados parecían ser clientes bastante habituales y, al parecer, no muy apreciados por el resto. El camarero se escabulló hacia la cocina como si acabase de ver un fantasma. La de Kusabi no tardó mucho en darse cuenta de que aquello significaba problemas.
Mitsuki esperaba que los problemas no les fuesen a buscar a ellos, así que siguió comiendo tranquilamente. Sin embargo, la cosa no iba a ser tan fácil. El tipo que parecía ser el jefe se acababa de sentar junto al rubio platino.
—Disculpe señor ¿le importaría quitar el pie? Es algo molesto.—
El gigantón sonrío ante las palabras del muchacho, retiró la pierna tranquilamente.
—Lo siento muchacho, no quería molestarte—
Tras decir aquello, soltó una patada a la base del taburete con toda la intención de provocar que el chico se cayese.
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El chico sonrió amablemente a aquel gigantón, al parecer era buena persona, simplemente un poco bruto...¿O quizás no? la verdad es que aquella patada le sorprendió bastante al rubio, no obstante pudo saltar del taburete antes de que el taburete cayese destrozado. Rin aun con los palillos en la mano cayo al suelo, pero lo hizo de una manera ágil, quedando en frente de su atacante. Pese a ser un chico pacífico no iba a darle otra oportunidad de que le atacase, ya había tenido bastantes. Separo ambos palillos y los lanzo sobre la clavícula de aquel mastodonte, para después atrapar con ellos un tendón que se encuentra detrás de esta, ese era uno de los pocos Dim Mak que le había enseñado su maestro, pero sin duda era efectivo.
Con el tendón atrapado el chico llevo hacia abajo al tipo, ejerciendo presión, haciendo que este apoyase las manos en el suelo tras caer del taburete, después tiro hacia arriba haciendo que este se levantase un poco, pero aun así lo dejo en una posición incomoda.
- Vosotros no os mováis-Dijo refiriéndose a los dos matones de la entrada, después miro al que tenia aun atrapado con el rostro serio.- Y tu pide disculpas y paga el taburete que has roto.
Tras esto dirgió la mirada hacia la peliblanca con intención de comprobar si estaba bien o si aquellos golpes la habían alterado o asustado, aunque supuso que no, pues al fin y al cabo era una ninja.
El gigantón se vio superado en apenas un instante, sin saber como ni por qué se encontraba postrado y sin ninguna oportunidad de defenderse de aquel crío. Si todo aquello no fuese poco, sus dos subordinados ni siquiera se atrevían a mover un dedo.
—¡Esta bien, esta bien, tu ganas chico! ¡Lo siento!— se disculpo el gigantón que se dejó caer al suelo para escapar del agarre, tras esto se alejó gateando como si de un bebé gigante se tratase
—¡Nos largamos, ya hablaremos luego!— ordenó a sus subordinados que a la velocidad de la luz abandonaron el lugar
Los clientes dejaron escapar un suspiro de alivio cuando los matones desaparecieron, al parecer no era muy normal que aquel tipo de gente acudiese al pequeño local o al menos eso supuso Mitsuki por la manera de actuar de todos los presentes.
—Vaya, eres muy fuerte Rin— alabó la Hyuga que ni siquiera tuvo que intervenir en la escena, pues el pelirubio había resuelto la situación rápidamente
El camarero volvió a la barra tras escuchar los gritos de los tipos que se retiraban, miró al muchacho que los había expulsado y se quedó rascándose la cabeza un instante. No parecía creerse que los hubiese echado, pero desde el umbral de la puerta de la cocina había visto todo el jaleo mientras uno de sus compañeros iba a buscar a la guardia
—Vaya chico, eres impresionante— comenzó el camarero —Muchas gracias por librarte de esos tres, no suelen dar muchos problemas pero siempre incomodan a nuestros clientes. Así que a modo de compensación la comida os sale gratis—
—Por cosas como esta deben de decir eso de "No hay mal que por bien no venga", supongo— señaló la Hyuga mientras se tomaba el mentón reflexivamente
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El chico suspiro mas relajado al ver como aquellos hombres salían del lugar, después limpio sus palillos con una servilleta y sonrió con suavidad, ya no había problemas y por fin podía comer tranquilamente, eso sin duda era un gran alivio. Tras unos instantes miro a la peliblanca, sonrojándose un poco al escucharla, al igual que le sucedió un poco mas tarde con el camarero, el no se consideraba ara nada algo así, la verdad es que había sido un golpe de suerte por así decirlo.
-Oh, muchas gracias, pero la verdad es que ha sido suerte mas que otra cosa-Comento el chico como intentando quitarle importancia al asunto, la verdad es que cualquiera que supiese los punto podría haberlo hecho, aunque en aquel momento el rubio tuvo suerte pues a penas conocía ese.-Oh muchas gracias, por cierto su comida es deliciosa.-Continuo el chico, aquello de que les saliese la comida gratis sin duda había sido un gran golpe de suerte.
Tras unos instantes el muchacho volvió a su plato y siguió comiendo aquellos fideos con bastante parsimonia, observando a la peliblanca de reojo, por si esta quería decirle algo, después de lo que había sucedido todo el mundo estaba comentando cosas y a decir verdad eso no incomodaba al chico del todo, pero tampoco le hacia sentirse normal, ahora era el centro de atención y lo seguiría siendo durante unos minutos, lo que le hacia ponerse un poco nervioso.
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