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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Los cimientos se tambalean
Reunión de los Tres Kages, Despedida del 219
#46
Esta vez, Hōzuki Shanise no se había unido a la fiesta de las kimadas. Cruzada de brazos, de pie y apoyada en un pilar del local desde hacía al menos media hora ya, observaba con el entrecejo fruncido la terrible borrachera en la que todos los demás, a excepción de aquella ANBU pusilánime y tímida de Uzushiogakure, parecían estar sumergidos hasta el fondo. Kurozuchi había alegado cosas que hacer, y hacía tiempo que se había marchado.

Normalmente, no le importaba desmelenarse un rato. Pero la última vez... la última vez ocurrió algo que no le gustó nada. Y por sus tetas que no volvería a pasar.

Eh, Yui. Un día… ¡hip!... un día tú y sho deberrríamoshh quedarr —dijo sin embargo de pronto Hanabi, lo que puso todos sus sentidos alerta—. Para tener eshe sparring que nosh habíamosh prometido«Por Amenokami, mequetrefe, estás cruzando una línea hacia tu propia muerte...»

Shí, Hanafi... shí... —intervino Yui—. Conthigo, el sparring y lo qgé tú quie... ¡¡AY!! ¡AY, JODER, SHANI! ¿¡QUÉ HACESSH!?

¡¡A VER SI TE VOY A TENER QUE ATAR PARA QUE NO ME PONGAS LOS CUERNOS!! —Ante la atónita mirada de todos, Shanise había agarrado a Yui de la oreja, y ahora arrastraba a la Arashikage, cabeza de la cadena de mando militar del País de la Tormenta, hacia el exterior del local. La mujer lanzó una última mirada asesina a Hanabi mientras cerraba la puerta de un portazo y seguía discutiendo con Yui...

...dejando a la delegación de Uzu el honor a pagar la fiestecita.
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#47
Ante la atónita mirada de Katsudon, Kuza y Hanabi —este último lo vio doble, como si un Kage Bunshin de Shanise se estuviese llevando también a un clon de Yui— la segunda al mando llevó a rastras a Yui, tirándole de la oreja como a una niña pequeña.

Con el paso de los días, Hanabi y Katsudon se preguntarían si aquel recuerdo no estaría ligeramente exagerado o distorsionado por el alcohol. Pero en aquellos momentos lo tenían claro.

¡La hoshtia! —exclamó Hanabi, en parte aliviado. Aliviado porque fuese Yui quien se tuviese que ver con Shanise y no él. ¡En menudo lío había estado a punto de meterse!

Si es que estaba visto, Hanabi. ¿¡Cómo se te ocurre!?

Ocurrírseme el… ¡hip!, ¿el qué?

Ya sabes el qué.

El cerebro de Hanabi, ahogado en alcohol, tardó unos segundos de más en procesar la indirecta.

Ah, no, no. Yo sholo quería… ¡hip! Sholo quería combatir con ella, Don.

Claro.

Que ya sabesh lo que me gushta un buen sparring y que deshde que soy Uzu... Uzu… Uzukaje, tengo el Keiko Bō cogiendo polvo.

Claro que lo sé, Hanabi. Claro que lo sé.

Hanabi y Katsudon parecían estar hablando de temas totalmente distintos. Y lo siguieron haciendo por unos buenos minutos, hasta que el alcohol terminó por nublarles el juicio —y la vista—, y Kuza se las ingenió para convencerles de que ya era hora de volver al hotel y dormir un poco. ¿Cómo lo consiguió? Bueno, digamos que le pareció ver a Shanise volviendo sola al local. Con los ojos inyectados en sangre y la katana a un costado. O al menos, eso salió de sus labios.

Nada más mencionarlo, Hanabi y Katsudon creyeron que la juerga ya había llegado a su fin y que, como ninjas responsables que eran, lo mejor sería descansar antes del largo viaje que les esperaba de vuelta a casa.
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