20/02/2020, 14:33
Esta vez, Hōzuki Shanise no se había unido a la fiesta de las kimadas. Cruzada de brazos, de pie y apoyada en un pilar del local desde hacía al menos media hora ya, observaba con el entrecejo fruncido la terrible borrachera en la que todos los demás, a excepción de aquella ANBU pusilánime y tímida de Uzushiogakure, parecían estar sumergidos hasta el fondo. Kurozuchi había alegado cosas que hacer, y hacía tiempo que se había marchado.
Normalmente, no le importaba desmelenarse un rato. Pero la última vez... la última vez ocurrió algo que no le gustó nada. Y por sus tetas que no volvería a pasar.
—Eh, Yui. Un día… ¡hip!... un día tú y sho deberrríamoshh quedarr —dijo sin embargo de pronto Hanabi, lo que puso todos sus sentidos alerta—. Para tener eshe sparring que nosh habíamosh prometido —«Por Amenokami, mequetrefe, estás cruzando una línea hacia tu propia muerte...»
—Shí, Hanafi... shí... —intervino Yui—. Conthigo, el sparring y lo qgé tú quie... ¡¡AY!! ¡AY, JODER, SHANI! ¿¡QUÉ HACESSH!?
—¡¡A VER SI TE VOY A TENER QUE ATAR PARA QUE NO ME PONGAS LOS CUERNOS!! —Ante la atónita mirada de todos, Shanise había agarrado a Yui de la oreja, y ahora arrastraba a la Arashikage, cabeza de la cadena de mando militar del País de la Tormenta, hacia el exterior del local. La mujer lanzó una última mirada asesina a Hanabi mientras cerraba la puerta de un portazo y seguía discutiendo con Yui...
...dejando a la delegación de Uzu el honor a pagar la fiestecita.
Normalmente, no le importaba desmelenarse un rato. Pero la última vez... la última vez ocurrió algo que no le gustó nada. Y por sus tetas que no volvería a pasar.
—Eh, Yui. Un día… ¡hip!... un día tú y sho deberrríamoshh quedarr —dijo sin embargo de pronto Hanabi, lo que puso todos sus sentidos alerta—. Para tener eshe sparring que nosh habíamosh prometido —«Por Amenokami, mequetrefe, estás cruzando una línea hacia tu propia muerte...»
—Shí, Hanafi... shí... —intervino Yui—. Conthigo, el sparring y lo qgé tú quie... ¡¡AY!! ¡AY, JODER, SHANI! ¿¡QUÉ HACESSH!?
—¡¡A VER SI TE VOY A TENER QUE ATAR PARA QUE NO ME PONGAS LOS CUERNOS!! —Ante la atónita mirada de todos, Shanise había agarrado a Yui de la oreja, y ahora arrastraba a la Arashikage, cabeza de la cadena de mando militar del País de la Tormenta, hacia el exterior del local. La mujer lanzó una última mirada asesina a Hanabi mientras cerraba la puerta de un portazo y seguía discutiendo con Yui...
...dejando a la delegación de Uzu el honor a pagar la fiestecita.