31/05/2020, 01:01
—Hasta la próxima —dijo mientras se daba media vuelta.
En silencio y con una expresión casi sonriente, Kazuma abandono la tienda de armas. Había ido para conocer la situación de los otros, que, como él, habían quedado atrás; aunque el resultado final había terminado animándole un poco, cuestión agradable cuando esperaba irse con el mismo sombrío humor de cuando había llegado. Camino con lentitud, era tarde y las calles parecían más oscuras de lo que era habitual, las nubes latían con relámpagos que no se dejaban ver y el futuro inmediato era incierto; pero, de todas formas, se sentía un poco mejor, diríase que aliviado: la vida, el mundo, la gente, seguían su marcha; no sabía hacia donde, pero le bastaba con saber que el también continuaba.
En silencio y con una expresión casi sonriente, Kazuma abandono la tienda de armas. Había ido para conocer la situación de los otros, que, como él, habían quedado atrás; aunque el resultado final había terminado animándole un poco, cuestión agradable cuando esperaba irse con el mismo sombrío humor de cuando había llegado. Camino con lentitud, era tarde y las calles parecían más oscuras de lo que era habitual, las nubes latían con relámpagos que no se dejaban ver y el futuro inmediato era incierto; pero, de todas formas, se sentía un poco mejor, diríase que aliviado: la vida, el mundo, la gente, seguían su marcha; no sabía hacia donde, pero le bastaba con saber que el también continuaba.