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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
- En esta ciudad hay un gran museo de armas de todos los tiempos, ¿Sabes? - le informó su hermana, en otro intento de establecer una conversación.

- Me alegro - contestó Juro, secamente.

- Algún día tendrás que perdonarme... - murmuró Katsue, encogida de hombros.

- Claro, algún día...

Los hermanos Eikyu se encontraban en el país del fuego, más concretamente, en Taikarune, una ciudad naval con grandes casas de madera, que Juro nunca había visto. La perspectiva del museo también se le hacía interesante, pero claro, no iba a admitirlo. Estaba en guerra con su hermana.

"Se lo ha buscado ella. Que no hubiese estado de viaje el día de mi cumpleaños..." - bufó Juro, para si mismo.

- Mira, voy a encargarme de unas cosas. Nos vemos dentro de un par de horas por esta zona. ¿Vale? - preguntó su hermana, con seriedad -Ve a ver el museo de armas, lo estas deseando.

- Esta bien... - soltó, tratando de no ceder en su empeño de no mostrar ni un solo sentimiento, a pesar de sorprenderse por la adivinación de su hermana.

Juro no pensaba dejar que Katsue le arruinase el día. Después de que volviese - tres días después de su cumpleaños, cabe decir - venía con la notiicia de que tendría que partir otra vez. Así que ahí estaban, Juro no pensaba desaprovechar la oportunidad de ver mundo. En especial, de un lugar así.

"Por fin puedo visitar mejor el país del fuego. He oido hablar mucho de este museo. Me muero de ganas de verlo por mi mismo" - murmuró, felizmente.

Se atrevió a adentrarse por las calles, sin ningun tipo de orientación, tratando de buscar el sendero al museo. Había mucha gente, pero todas las personas se mezclaban y no dejaban ningun sendero claro a seguir. Juro trato de controlarse, y fue a parar al primer camino que vio, rezando silenciosamente para que este desenbocase en el camino que le llevase hasta el gran museo ¿Que otras opciones tenía?

Se echó a caminar, tratando de pasar sin chocarse con nadie. Después de todo, se decía que la fortuna ayudaba a los osados.
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#2
- Que no mamá... - Decía una chica que traía una máscara con la forma de un cráneo humano y una capucha que le cubría el resto de la cabeza. - Vamos Ritsuko... Sabes que te gustará... - Decía una mujer que resulta que solo habitaba en la mente de la primera ya mencionada.

Hacía muy poco que Ritsuko había llegado a Taikarune, lugar donde había escuchado había un museo de armamento que podría llegar a servirle de inspiración, no para forjar algún arma puesto que desconoce la manera correcta de hacerlo, sino que serviría para ir a hacer algún pedido especial en alguna herrería.

A medida que iba caminando por las calles se pudo dar cuenta de que nadie la miraba raro y tampoco parecían querer evitarla, era un tanto llamativo el nivel con el que la estaban ignorando incluso mientras hablaba relativamente sola. - ¿Será que están acostumbrados...? - Preguntó la mayor mientras seguían abriéndose paso a través del mar de gente.

La sola idea de que así fuese era aceptable, después de todo, los que pasaban cerca parecían demasiado sumidos en sus pensamientos como para fijarse que había una calavera parlante y solitaria en el medio de la muchedumbre. Tan ensimismados en sus pensamientos al igual que la misma calavera que no llegó a reaccionar antes de chocarse con un chico paliducho, algo más bajo que ella y de cabello negro. - Ay... Perdón... - Se apresuró a decir la kunoichi que no pretendía seguir perdiendo su tiempo allí.

Un segundo después del choque, la pelirroja dedicó una mirada con un poco más de atención al chico y se llevó una sorpresa, una bandana de vaya uno a saber qué aldea por culpa del flequillo oscuro y lo que más le llamó la atención a la chica y la llevó a tomarle el rostro con ambas manos. - ¡Mierda, te aplasté la nariz! - Chilló la chica dando a entender que era posible que eso pasara por un simple choque entre dos personas caminando.

- Hospital... ¿Hospital...? - Empezó a balbucear la animada kunoichi que parecía estar por tener un ataque de pánico mientras buscaba con la mirada algún edificio que se asemejara con lo que tenía en mente, aunque el mar de gente no le permitía ver nada y curiosamente, parecía ser que les daba lo mismo lo que estaba pasando allí.
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#3
"Venga, museo, no puedes estar muy lejos" - protestó Juro, en un vano intento de localizarlo.

Intento que nunca lograría llevar a su cometido. En mitad de la multitud de gente, tan alta que impedía a Juro ver mucho más de sus narices, apareció alguien, o algo. No pudo distinguir muy bien, ya que llevaba una calavera que tapaba practicamente sus facciones, y una capucha para rematar.

Lamentablemente, se dio cuenta cuando ambos chocaron. Juro cayó al suelo, atontado y dolorido por le choque. Al parecer, esa calavera era bastante más dura de lo que hubiese supuesto una persona.

Y ahí, en el suelo, dolorido, no pudo más que fijarse en su supuesto agresor. Una calavera parlante, que le miraba con un gesto extraño. Tuvo que contenerse para no gritar de terror ante esa escena, pero se arrastró un poco, alejándose. Al menos, hasta que escuchó lo que aquella extraña criatura le decía.

- Ay... Perdón...

Para su sorpresa, tenía voz de mujer. Se disculpaba, y decía algo de su nariz. Juro se quedó perplejo, observando a aquella cosa, o lo que fuese. Entonces se dio cuenta, era una persona disfrazada, seguro.

- Que susto... - acertó a decir, tratando de no mostrar el dolor que sentía en esos momentos - Supongo que da igual, ha sido un accidente...

Trató de levantarse para seguir su camino. Pero para su desgracia, estaba un poco más débil de lo que pensaba. Quizás el choque le hubiese dado un buen golpe en la cabeza o algo, puesto que cuando logró ponerse en pie, se tambaleó brevemente por el mareo. Se estabilizó, pero no probó a caminar más.

- Hospital... ¿Hospital...?

- Tranquila, estoy bien... - murmuró, sorprendido por la reacción de la chica. Antes había murmurado algo sobre su nariz... - No me has hecho nada grave...
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#4
La cara de terror del chico fue algo que se le pasó por alto pero cuando abrió la boca supo que la máscara había hecho efecto aunque ya la había regado para cualquier tipo de broma, o eso pensó en el primer instante.

El chico ni bien se levantó se tambaleó un poco y Ritsuko por reflejo extendió sus brazos con la idea de atraparlo antes de que cayera, pero no fue necesario. - ¿Bien...? Si no pasas por el hospital tendré que llevarte... - Respondió la joven haciendo alusión a la parca reclamando la vida, en este caso el chico de cabello oscuro.

El único problema con la idea de la kunoichi, era que no tenía ni la más mínima idea de donde estaba el lugar tan mencionado, además que no podía simplemente pedir indicaciones porque todos estaban demasiado metidos en sus propios asuntos. ~ Debería de estar en la zona central de la ciudad... ~ Pensaba la chica usando lo poco de sentido común que tenía.

Sin perder su tiempo, Ritsuko tomó por la muñeca al chico con la simple idea de arrastrarlo aunque fuese en contra de su voluntad. - Vamos antes de que alguien más te choque. - Dijo la chica mientras comenzaba la marcha en la dirección por la que ella estaba yendo antes del choque.

En eso, la pelirroja recordó lo que ella misma estaba haciendo y al instante formuló la pregunta. - Ey... ¿Sabesdondequedaelmuseodearmas...? - Consultó con su velocidad sobrehumana, una lástima que esta sea aplicable solo a su habla.
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#5
La chica comenzó a decir cosas extrañas, relacionadas con que debía ir con ella al hospital, por las buenas o por las malas. Quizá fuese por el repentino mareo, o por la calavera que utilizaba, pero Juro no tuvo más remedio que asentir, y no montar un espectaculo ahí, en medio de la ciudad.

- Vamos antes de que alguien más te choque.

Juro asintió ante las palabras de la extraña chica. Sintió un escalofrío cuando le agarró de la muñeca, estaba bastante fría. Pero claro, en mitad de invierno, con el tiempo que hacía, lo raro sería no estarlo.

- Bueno, esta bien... - mencionó, sorprendido por la determinación de aquella extraña persona.

Sin embargo, no caminarían durante mucho tiempo, hasta que la chica volviese a pararse repentinamente, y volviese sus terrorificas facciones hacia el pobre Juro, formulando una pregunta inconclusa.

- Ey... ¿Sabesdondequedaelmuseodearmas...? -

- Yo... ¿Que? - preguntó, extrañado.

"Dios mio, esto es más grave de lo que pensaba. Esta afectando también a mi oido.."

- Creo que tienes razón, necesito ir pronto al hospital... - mencionó Juro, tratando de hacer un esfuerzo por entender lo que pasaba.

Como si su cuerpo estuviese de acuerdo, volvió a estremecerse. En realidad, simplemente fue un escalofrío, pero podría interpretarse como cualquier cosa. La mente podía ser muy cruel, en especial si se convencía de algo...
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#6
Al final de cuentas el chico estaba siendo muy obediente pese a estar hablando con una calavera parlante y chillona. ~ Ojala todos fueran así... ~ Se decía a si misma mientras analizaba con la mirada la cara del chico, como si quisiera grabarla en su memoria.

- Creo que tienes razón, necesito ir pronto al hospital... -

Si bien, el ser obediente para la pelirroja era algo bueno, el chico no logró entenderle absolutamente nada de lo que preguntó y eso le restaba puntos, aunque parecía ser que él lo había relacionado con el golpe que se habían dado momentos antes. - Nada, vamosalhospital. - Respondió la chica un tanto desilusionada para luego retomar la marcha en la dirección donde deducía que estaría el lugar mencionado.

Con un poco de suerte se encontraba de pasada el museo aunque era demasiado pedir. - ¿Ycómotella...? - Justo en ese momento, la chica soltó un chillido agudo que probablemente ensordeció a alguno que otro que pasaba cerca. ¿Motivos? Simple, se mordió la lengua, exactamente en el mismo lugar de siempre que ya hasta marca tenía. De cualquier manera, la chica no tardó ni un segundo en acuclillarse con ambas manos tapándole la boca y al cabo de unos segundos volvió a levantarse aunque no tan rápido como se había agachado.

- Odio edto... - Dijo en un tonito bajo de voz la chica a la que se le había salido una lágrima a causa del dolor. - Dedía... ¿Cómo de lamas...? - Dijo como pudo la kunoichi mientras trataba de recuperar la sensibilidad de su lengua para poder hablar como una persona normal por lo menos.
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#7
La chica con la extraña calavera siguió hablando con su extraño lenguaje. Parecío resignarse a que Juro no lo iba a entender.

- Nada, vamosalhospital. -

El chico comenzó a detectar patrones en la segunda frase que dijo, algo similar acerca de un hospital. Frunció el ceño, aunque no era lo que tenía que usar para entenderla.

"Espera... ¿Habla así? Si antes hablaba normal..."

Desde luego, era una chica muy extraña. Primero va vestida por la calle con una calavera parlante, como si fuera una broma cruel, y después, insiste en llevarle al hospital. Y ahora esto.

- ¿Ycómotella...? -

En ese momento, la chica soltó un agudo chillido que casi le salta los timpanos. Se giró, esperando encontrar lo que fuese que hubiese pasado, para verla de rodillas, con ambas manos en su extraña mascara. Se levantó rapidamente, pero parecía que algo grave le había pasado.

- Odio edto... - Dijo en un tonito bajo de voz la chica a la que se le había salido una lágrima a causa del dolor. - Dedía... ¿Cómo de lamas...? -

Ahora su forma de hablar había vuelto a cambiar. Pero esta vez lo entendió mejor, su voz iba mucho más lenta que antes. Y por el tono y la forma, supuso que se había mordido la lengua.

Tuvo miedo de que no quisiese hablar, o que por el contrario, volviese a modersela. Pero para no parecer maleducado, decidió contestarle

- ¿Estas bien? ¿Tu también necesitas el hospital? - le preguntó, con serenidad, al entender un poco lo que le pasaba, aunque tampoco tenía ni idea de que hacer ante ello - Me llamo Juro... ¿Como te llamas tu?
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#8
De no ser porque siempre terminaba por morderse la lengua, Ritsuko estaría hablando a esa velocidad sobrehumana en todo momento y con todo el mundo. Por suerte mueve la mandíbula y la lengua a velocidades diferentes permitiendo que se muerda y así vuelva a hablar como una persona relativamente normal.

Luego de morderse y reformular su pregunta con una velocidad normal y usando demasiado la D a falta de sensibilidad, el chico logró entenderla aunque antes consultó acerca del hospital. - Do, ed dodmad. - Dijo la pelirroja que pretendía decir "No, es normal" pero como no sentía la lengua no podía pronunciar correctamente varias palabras.

Obviamente, quería llegar al lugar que tanto habían mencionado con tal de poder seguir su búsqueda por el museo de armamento y por ello siguió la marcha independientemente de si la estaban siguiendo o no.

- Me llamo Juro... ¿Como te llamas tu?

Consultó el joven de cabellos oscuros, a lo que la pelirroja respondería con su normal alegría. - Ditduko. - Pero claro, todavía no sentía la lengua así que sería creíble que el chico pasara a llamarla de esa forma. Ya más tarde se ocuparía de corregir el error de ser necesario.

Mientras iban caminando por las calles de la ciudad, en la dirección donde teóricamente estaba el hospital, pasaron por delante de un gran establecimiento con un cartel fuera que lo decía clarito 'Museo de armas'. A la chica se le iluminó la mirada al leer aquellas palabras pero luego recordó el motivo por el que transitaba dichas calles por lo que se volteó a mirar de reojo al chico. ~ Lo llevo y me devuelvo antes de que me olvide donde queda. ~ Se dijo a si misma convencida de que mantendría la información hasta el momento adecuado.

- ¡Vamos! - Sentenció la pelirroja antes de volver a emprender la marcha como si nunca hubiese visto el cartel. ~ No cierres hasta entonces museo... ~
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#9
- Do, ed dodmad. -

Juro asintió confuso, ante lo que decía la muchacha. No tenía ni idea, y trataba de hacerle ver que si. Quizá era mejor preguntar, pero claro, seguiría hablando así, y sería aún peor. Cuando preguntó por su nombre, supo que no había sido buena idea...

- Ditduko. -

"No puede llamarse Ditduko, pero no se que narices quiere decir. Y si la llamo de otra forma, igual se enfada..."

Juro se quedó pensativo ante el dilema que se le planteaba. Al final, tiró por la via facil.

- Encantado entonces - exclamó, sonriente, ocultando el fallo que le atormentaba.

Ambos caminaron durante un buen rato, a través del mar de gente. Juro se sintió algo protegido al menos, a pesar de andar con una calavera parlante con problemas en el habla. Estaba seguro de que si su hermana lo viese ahora mismo, lo mataría por avergonzarla. Si, típico de ella.

Mientras caminaban, Juro pudo distinguir muchas cosas del paisaje. Mucha gente, muchos establecimientos.... Su mirada se iluminó cuando, a lo lejos, pudo ver un establecimiento bastante grande y con mucha gente, que decía claramente "Museo de armas"

"Vale, no esta muy lejos. Acuerdate, luego tengo que ir ahí cuando acabe esto..."

Sintió la necesidad de parar y aclarar que podía dejarle ahí, pero viendo el esfuerzo que ponía aquella extraña chica, y viendo lo peligrosa que era, prefirio dejarse llevar. Ya volvería luego. Juro no supo en que pensaba ella, pero en ese momento, habló.

- ¡Vamos! -

- Tu lengua ya esta mejor - comentó, sorprendido. O eso, o se había acostumbrado a su lenguaje, cosa que dudaba bastante - ¿Seguro que esta aqui? No veo ningún hospital aún...
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#10
Resulta ser que el chico estaba siguiendo esa lógica de 'a los locos hay que darles la razón' y ella ni se había percatado, de ahí que seguía hablando pese a no sentir la lengua y no poder pronunciar una buena cantidad de letras pero bueno, él le daba la razón y ella feliz de la vida.

Ambos shinobis seguían deambulando por las calles, como si alguno de los dos tuviese idea de por donde estaban yendo cosa que no era cierta, lo único que si sabía la pelirroja era que acababan de pasar el dichoso museo de armas por el que había ido a ese pueblo, pero al sentirse responsable por achatarle la nariz al chico no podía simplemente irse como si nunca hubiese visto nada. ~ El pobre no tiene la culpa… ~ Pensaba la kunoichi mientras seguía analizando todos y cada uno de los establecimientos que se cruzaban sin llegar a identificar un hospital.

- ¿Seguro que esta aqui? No veo ningún hospital aún...

Preguntó el joven de cabello oscuro que por fortuna aun la seguía. En ese instante Ritsuko paró en seco y muy lentamente fue girando su cabeza para mirarle de reojo con una expresión un tanto macabra. - ¿Seguro...? Soy mujer… - Entonó con una seriedad anormal en ella mientras se daba vuelta manteniendo aquella expresión.

Se le acercó lentamente hasta estar separados por una distancia casi despreciable solo para mirarle lo suficientemente cerca para que él apenas pudiera verle los rojizos ojos que parecían brillar a causa del maquillaje, además que a esa distancia apenas si podría ver la máscara y los ojos de la kunoichi. - Será que… - Entonó la kunoichi aun 'enojada'. - ¿También te afectó a la vista? - Agregó ladeando la cabeza y abriendo más los ojos dejando a la vista una mirada bastante inocente.

La vestimenta habitual de Ritsuko tenía ese detalle que permitía a prácticamente cualquiera poder distinguir si debajo de la calavera había una mujer o un hombre y Juro definitivamente tendría que haber visto dicha vestimenta.
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#11
Todo parecía marchar bien. La misteriosa chica ni si quiera se aseguraba de que Juro la entendía, así que no había ningun problema con ello.

- ¿Seguro...? Soy mujer… -

Al menos, hasta que abrió la boca, y la tal Ditdoku paró en seco. Juro no entendio al principio que ocurría, hasta darse cuenta de que había dicho "Seguro" y ella se lo había tomado como que le estaba llamando hombre.

- Será que… - Entonó la kunoichi aun 'enojada'. - ¿También te afectó a la vista? -

- ¿Eh? Yo no me refería... - mencionó, tiñiendo sus blancas mejillas de un tono carmesi, que trató de ocultar, por la proximidad de la chica. - Si, lo siento... Debe de ser eso. Vamos rápido, no quiero encontrarme peor.

En ese momento, no supo por donde tirar además de la excusa del hospital. Total, le iba a llevar igual, cuanto antes llegaran, mejor. Aunque claro, debía pensar que haría en cuanto llegaran. ¿La misteriosa chica se iria y podría escapar? ¿Le acompañaría hasta la consulta? Esperaba que no...

Juro dirigió una mirada rapida a la calavera que llevaba la chica. Le parecía tan extraña... ¿Quién llevaba una mascara así por la calle? ¿Ocultaba algo? Cuando se había acercado, había podido ver que tenía una especie de maquillaje. Eso le había descolocado aun más.

- ¿Participas en alguna obra de teatro o algo? - preguntó, con inocencia - No me gustaría que llegaras tarde a tu actuación por mi culpa...

Juro achacó de un plumazo la rapidez de la chica con la mascara, y solo pudo relacionarlo con eso. La chica iba ya vestida de casa a la actuación, y en mitad del camino, se chocó con él, obligandola a ir en dirección contraria. En su joven mente, tenía sentido.
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#12
¿Entenderle? Ella daba por sentado que no, pero le agradecía que intentara hacerle creer que si. Poca gente le entendía cuando estaba tranquila y menos le seguían la conversación, pero este chico, sin importar que fuese por el golpe que se habían dado hacía el esfuerzo por seguir adelante y no dejarla hablando realmente sola. Aunque en el último caso no tardaría en ponerse a hablar con su difunta madre.

En cuanto la pelirroja se volteó y acortó las distancias pudo notar como las mejillas del joven se tiñieron ligeramente de rojo. ~ ¿Fiebre? ~ Pensó la kunoichi que aplastó su frente en la ajena, aun con la máscara puesta así que obviamente nada sintió. - Ni idea. - Dijo dando a entender que le entenderían pese a no haber dicho nada más.

Así, sin más que decir, la kunoichi siguió el camino por la calle hasta que al fin, luego de tanto rato deambulando sin rumbo fijo se encontraron en una calle sin nada llamativo. En otras palabras no llegaron a ningún hospital, pero el chico quiso seguir la conversación de alguna forma.

- ¿Participas en alguna obra de teatro o algo? - preguntó, con inocencia - No me gustaría que llegaras tarde a tu actuación por mi culpa...

Fue la pregunta que le hizo Juro, algo que la dejó completamente descolocada y que nunca nadie le preguntó, era raro por lo que se le giró a mirarle un tanto perdida. - ¿Eh...? ¿Parezco payaso...? - Preguntó a una velocidad normal y de no ser por la máscara quedaría en claro que no había entendido nada de lo que le acababan de decir. - Soy una kunoichi… En serio. - Agregó al cabo de unos segundos, no enojada, seguía un tanto descolocada por la pregunta formulada.

Luego de solucionar la duda, Ritsuko volvió a voltearse y a lo lejos alcanzó a vislumbrar un edificio algo blanquesino y de varios pisos. ~ Puede que sea ahí… ~ Pensó mientras emprendía la marcha en aquella dirección, con un poco de suerte era el hospital y ya se podría devolver al museo de armas.
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#13
- ¿Eh...? ¿Parezco payaso...? -

La chica pareció tomarse mal las palabras de Juro. Bueno, "pareció" ya que con esa mascara y ese tono, en su voz no se reflejaba más que duda. Habría que ver su rostro para estar seguro del todo, cosa que no parecía que fuese a pasar por su parte.

- No, es solo que al ver tu mascara... Pensé que... - murmuró, sin saber como salir de aquello. Al parecer, se había metido en una situación peor el solo.

- Soy una kunoichi… En serio. -

En ese momento, Kuro tuvo ganas de que le tragase la tiera. ¿Donde estaba su bandana? ¿Como no podía haberlo imaginado? Bueno, en ese momento, con una mujer con mascara, pues no lo había pensado. Pero si, al fijarse bien, pudo ver exactamente la bandana que la definía como kunoichi. Para su sorpresa, tenía un simbolo algo extraño, que recordaba entre poco y nada. Haciendo memoria, supo lo que significaba.

- Takigakure... - murmuró, sorprendido - Nunca había conocido a ningún ninja de ahí.

Juro contuvo las ganas de preguntar nada, para no empeorar aún más la situación, pero se maravilló de ver a alguién de la aldea por el país del fuego, cerca suyo. Aunque fuese la misma, ahora la veía con un poco más de respeto, simplemente por ser ninja, encima de ahí. Ahora todo cambiaba. Supuso que la mascara formaba parte de algun extraño clan o habilidad de la que provendría. Si, Seguro que era eso.

A lo lejos , ambos pudieron ver un edificio blanco. Era el hospital. Por fin iban a llegar.

- Mira, seguro que es eso - exclamó, felizmente. Ya casi había olvidado incluso que no lo necesitaba - Si que tenías razón, lo hemos conseguido.
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#14
A esta kunoichi le han dicho de todo hasta ridícula pero nunca una indirecta así que la tomó claramente por sorpresa, aunque lejos de molestarle se quedó pensativa. ~ Tal vez un cambio de vestimenta... ~ Pensó ella mientras seguía la marcha aunque algo más concentrada en su gabardina dando a entender que suponía que ese era el problema de tanto malentendido. - Podría teñirla de negro… - Susurró más para si misma que para su interlocutor.

Pero claro, el chico tenía que acotar aun más, aunque esta vez daba a entender cual era el factor de confusión.

- No, es solo que al ver tu mascara... Pensé que... -

- Ah… Pues mala suerte, no pienso soltarla. - Sentenció bastante tranquila mientras se iban acercando al hospital. La máscara era lo único que para ella era intocable, podían convencerla de que vista de otra manera, que se deje de maquillar pero no que dejase la máscara.

De cualquier manera, el objetivo principal de la búsqueda ya había sido localizado, el hospital estaba ya a pocos pasos de allí así que podría simplemente retirarse. - Bueno… Te acompaño hasta la puerta y ya me voy al museo. - Dijo cuando ya estaban a un par de pasos.

Ahora si, la kunoichi no sentía ningún tipo de obligación de quedarse con el chico así que podría retirarse una vez este ingrese al lugar. - Y ya, mucha suerte y eso Juro. Si necesitas algo dilo ahora. - Dijo con tonadita alegre mientras esperaba a que se internara en el blanquecino edificio.
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#15
Juro se quedo en silencio tras las extrañas palabras de Ditduko, pero prefirió no decir nada. Ya había aprendido que cerrar la boca a veces es mucho mejor que decir otra barbaridad.

Ambos shinobis llegaron al dichoso hospital. En ese momento, se supone que era la despedida. Juro entraría, Ditduko se quedaría fuera y se iría a donde fuese, y ya esta. Luego Juro saldría e iría al museo de armas por su cuenta, aunque ya ni recordaba demasiado bien donde lo había visto.

- Bueno… Te acompaño hasta la puerta y ya me voy al museo. -

Esas palabras le hicieron olvidar su plan, y la faceta adquirida de "herido" con la que la chica le había marcado, y acabara hablando otra vez.

- ¿Vas al museo de armas? - preguntó, casi incredulo - Haberlo dicho. Yo también me dirigía ahí antes del choque.

Juro pensó dos cosas en ese momento. La primera, que en el momento del choque, uno de los dos iba muy desencaminado. La segunda, que quizás Ditduko hiciese alguna clase de obra o representación en el museo de armas. La imaginó vestida de negro, con una guadaña enorme en sus manos.

Descartó la segunda idea rápidamente.

- ¿Vas a mirar alguna arma en concreto? - preguntó, casi ilusionado por la idea de ver las antiguas armas, otra vez. Tuvo que contener las ganas de acariciar su látigo.

Si, ya se sentía mucho mejor en ese momento, tras oir el nombre en labios de la kunoichi. Se preguntó como reaccionaría, mientras hablaba. Quizás acabase arrepintiendose de sus palabras, pero ahí se quedo, antes de entrar en la puerta.


Lo siento, no se me ocurre mucho más xD
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