Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
9:43
Apartamento de Sakamoto Kuranosuke

Habían pasado unos cuantos días desde las peripecias de Kuranosuke en los campos de zanahorias, las mismas peripecias en las que un maldito topo le había pegado un bocado que más tarde le obligó a ir al hospital de la aldea.

Resultó ser que la pequeña alimaña le había contagiado la rabia. Afortunadamente para el tuerto, la presteza con la que acudió al centro médico de Kusagakure permitió a los ninjas médicos ocuparse del virus sin problema alguno.

Esa dura realidad le había hecho reflexionar sobre lo peligroso que podía ser el mundo y los enemigos de uno, en especial de maneras que no pasaban factura de forma directa. La espada de un contrincante era perfectamente letal, desde luego, pero una enfermedad también podía serlo; de una forma mucho más insidiosa, además...

En aquella fría mañana de Despedida, el genin decidió que ya era momento de retonar al trabajo, independientemente de los peligros que pudieran acechar bajo este.

Se atavió con un conjunto de prendas distinto al habitual: sobre la túnica que solía vestir se colocó un abrigo polar con capucha forrada; este era de color rojo. En las manos se puso unos guantes de lana negra que cubrían hasta la mitad de sus dedos, permitiendo movimientos precisos. El resto de su ropas las dejó como siempre.

Tan pronto abandonó el edificio sintió el gélido aliento del invierno en su rostro, lo que le llevó a entrecerrar su único orbe.

No es que el invierno le resultara desgradable, pero cualquier tipo de clima extremo, independientemente del lado del termostato que decidiera adoptar, era un grave impedimento para la vida de civiles y militares por igual.

Ni corto ni perezoso, en absoluto amedrentado por el clima, se dirigió al edificio del Morikage. La temperatura del interior contrastaba con la del exterior, más templada y agradable. Ignoró premeditadamente todo lo que ocurría a su alrededor, a los atareados ninjas convertidos en oficinistas, y se dirigió a la recepción.

Sakamoto Kuranosuke, genin —afirmó de una forma que era capaz de generar déjà vu—. Solicito una misión de rango D.
Responder
#2
El invierno arreciaba, el frío había llegado, y lo había hecho para quedarse, el aire se te metía por cualquier recoveco que hubiera en tus ropas y aprovechaba para molestar todo lo posible, incluso se podía hacer complicado el respirar con normalidad.

En el edificio del Morikage la mayoría de la gente iba caminando resguardada por sus abrigos, a pesar de estar en un ambiente algo más caldeado que el del exterior. La gente andaba de un lado para otro y, a pesar de no ser un bullicio que pudiera molestar, se notaba que era un edificio importante y la gente trabajaba como si su vida dependiera de ello.

Sakamoto Kuranosuke, genin —afirmó de una forma que era capaz de generar déjà vu—. Solicito una misión de rango D.

Si miraba bien, podría ver como había dos recepcionistas, pero cada uno estaba a lo suyo, mirando unos papeles u organizando archivos, pero de repente notó un golpe en la espalda, como si alguien hubiera chocado con él.

Perdón, perdón, con este taco de papeles apenas veo por donde vo... — Una vez el hombre dejó el inmenso taco de folios en la mesa, pudo reconocer a la persona con la que había chocado, y de seguro que él también le reconocía, aquellas gafas gruesas no eran difíciles de olvidar. — Hombre Kuranosuke-kun, ¿vienes a pedir otra misión?
[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»
Responder
#3
Los recepcionistas se mantenían muy ocupados, ignorando al joven, que a su vez no daba crédito a la falta de educación por parte de estos. «Cuando sea vuestro superior, ya veréis...», afirmó en su fuero interno, más que dispuesto a vengarse cuando la situación se lo permitiera...

Su ira se vio apaciguada por un inesperado empujón en la espalda. El muchacho giró sobre sus talones, y al hacerlo se topó de bruces con el mismo encargado que le atendió durante la apasionante crónica que fue su primera misión.

Era imposible no reconocer esas gafas.

Oh, buenos días —dijo con tono apagado—. Sí, a por eso he venido, pero parece ser que tus compañeros están demasiado ocupados.

Enmascaró su descontento y se cruzó de brazos.
Responder
#4
Oh, buenos días —dijo con tono apagado—. Sí, a por eso he venido, pero parece ser que tus compañeros están demasiado ocupados.

El hombre dio la vuelta a la recepción y se colocó en su lugar, sentado en la silla en la que le recibió la última vez y mirando a sus dos compañeros ante las palabras del muchacho.

No se lo tengas en cuenta, últimamente estamos muy atareados. — Se disculpó en nombre de todos, y acto seguido se dirigió al cajón en el que guardaba las misiones que aún no habían sido asignadas. — Bien, pues aquí tienes, ésta va a ser tu misión de hoy, mucha suerte y vuelve cuando hayas terminado.

Le entregó un pergamino pequeño, con la letra ''D''escrita en él.



Misión rango D. Al cargo de los fogones


Solicitante: Reta Rōsuto
Lugar: Rōsuto no Moeru, restaurante situado en la Torre de Ocio
Solicitud: Se precisa de la presencia de un shinobi para la función de ayudante de cocina en el Rōsuto no Moeru, es la celebración del quinto aniversario del restaurante y se va a realizar un evento en el que se necesitarán manos extras en la cocina.
[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»
Responder
#5
Ante la explicación del recepcionista, Kuranosuke se limitó a asentir con actitud taciturna. «Al menos están trabajando por el bien de la aldea... es algo».

Se le hizo entrega del pergamino que contenía los detalles de su misión venidera.

Muchas gracias, gloria a Kusagakure —realizó una reverencia y se retiró a una esquina donde no le cortaría el paso a nadie.

Entonces le echó un vistazo a sus tareas. Al terminar de informarse, suspiró. En esta ocasión requerían un pinche de cocina. Kuranosuke se sentía más como un recadero que como un shinobi. «Cocinar nunca se me ha dado especialmente bien pero... es mi deber. Espero que el nuevo cliente disponga de un poco de paciencia...», reflexionó, mentalizándose lo máximo posible en pos de no dejar entrar a la terrible influencia del temor.

Enrolló el pergamino y lo introdujo en uno de los bolsillos interiores de su grueso abrigo.

Rōsuto no Moeru, ese era el nombre del lugar al que su responsabilidad le obligaba a ir.

Se puso en marcha en dirección a la Torre de Ocio...
Responder
#6
Muchas gracias, gloria a Kusagakure

El recepcionista asintió ante la reverencia del genin y lo vio alejarse, dirigiéndose a su nuevo destino para cumplir con su deber para con la aldea.

El camino a la Torre de Ocio era, sin lugar a dudas, simple, puesto que todo el mundo conocía la localización de tan emblemático edificio, en el que podías comprar cualquier cosa que necesitaras, podías pararte a comer algo en sus innumerables restaurantes o podías ir a pasar un rato entretenido.

El Rōsuto no Moero era un restaurante distinguido y muy bien reconocido por lo bueno de sus productos y por su gran atención al cliente y, como explicaba el pergamino, estaba de celebración, por lo que había rebajado los precios de sus platos y estaba lleno en todos y cada uno de los turnos de comida que daba, por lo que esperaban impacientes toda la ayuda que pudieran recibir.
[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»
Responder
#7
El aspecto que Kuranosuke mejor conocía de la Torre de Ocio era, sin lugar a dudas, sus librerías. En múltiples ocasiones el tuerto se había dedicado a pasear de tienda en tienda, con algunos ryōs extra en su bolsillo, con la intención de adquirir una nueva obra de ficción.

No obstante, hoy sus intenciones eran muy distintas. No se encontraba del todo seguro, pero le parecía recordar que en alguna ocasión había pasado frente al restaurante. En cualquiera de los casos, el pergamino de la misión gozaba de unas instrucciones muy claras que seguir para llegar hasta el lugar señalado.

Pasó varios minutos en tránsito. Cuando el genin se encontró en las inmediaciones del restorán ya no necesitó de más indicaciones, la masa de gente acumulada alrededor del establecimiento le dijo todo lo que necesitaba saber. «Es cierto, algo decía el pergamino sobre una celebración. Maldita sea, eso quiere decir que no me faltará trabajo...», las pocas esperanzas albergadas por la psique de Kuranosuke se desvanecieron como el viento. No iba a ser una misión tranquila.

El pequeño híbrido de shinobi y samurái se detuvo un momento. Se tomó unos instantes para armarse de valor, recuperar su habitual confianza. Era bueno manteniendo la calma, y se aseguraría de tenerla en su posesión en todo momento.

Acto seguido echó a caminar en dirección a la fachada del restaurante. Se escabulló entre las colas de gente —comensales esperando su turno, por supuesto— con la intención de dar con alguien que formara parte del personal al que indicarle su identidad y motivos de su visita.
Responder
#8
Justo en la puerta de entrada al local se había apostado una joven, vestida de camarera que trataba de poner calma a la muchedumbre hasta que las puertas del local se abrieran al público, hablando con todas y cada una de las personas que se acercaba a ella a preguntarla sobre la oferta o pidiendo mesa para comer.

Cuando vio a un chico con el pelo recogido en una coleta típica de los samurais y tuerto, una vez más repitió aquella frase que ya había dicho por lo menos un millar de veces aquel día.

Aún no hemos abierto, les avisaremos cuando puedan entrar, gracias. — Dijo con una voz átona, como un robot.
[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»
Responder
#9
El muchacho alzó la mano derecha, haciendo una seña de "stop" a la mujer.

No vengo a comer, mi nombre es Sakamoto Kuranosuke, ninja. Se me ha asignado una misión como pinche de cocina —explicó, tratando de no dar oportunidad a que le interrumpiera.

Reaccionara como reaccionara su colocutora, esperaba que fuera rápida. La marea de gente se agolpaba a su espalda y el joven comenzaba a sentirse algo incómodo. Peor todavía, algún que otro patrón del restaurante no se sentía contento con que el shinobi se hubiera saltado la cola...
Responder
#10
No vengo a comer, mi nombre es Sakamoto Kuranosuke, ninja. Se me ha asignado una misión como pinche de cocina

La chica se quedó callada apenas un instante, inspeccionando al muchacho de arriba a abajo, y con un rápido movimiento con su mano derecha le invitó a acercarse más aún, para que pudiera salir de aquella masa de gente y que pudiera estar más cómodo.

¿Serías tan amable de mostrarme el pergamino, por favor? — Preguntó, esta vez con un todo de voz muy amable y con una sonrisa en el rostro
[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»
Responder
#11
El tuerto se aproximó a ella, pudiendo respirar con algo más de facilidad. La mujer inquirió sobre el pergamino, a lo que Kuranosuke asintió. Sin parsimonia alguna echó mano en el interior de su abrigo, buscando aquello que se le había solicitado.

Inmediatamente después le hizo entrega del objeto en cuestión.

Aquí tiene —le respondió con su usual aspereza.
Responder
#12
Aquí tiene

La chica tomó el pergamino que había solicitado y lo abrió, leyendo el contenido para asegurarse de que aquel chaval era en realidad el ayudante que habían solicitado y, una vez lo hubo confirmado, guardó el rollo y le hizo una seña con la mano indicando que le siguiera, adentrándose en el interior del local.

Desde la entrada podía verse prácticamente todo el salón, que estaba decorado de una forma muy elegante. La mayoría de las mesas eran redondas, con manteles blancos que llegaban hasta prácticamente el suelo. En el centro de cada mesa podía verse una pequeña maceta con flores de diversos colores, dándole un toque alegre y particular a cada una. El suelo estaba cubierto por alfombras que simulaban caminos, de color crema y el suelo que quedaba visible era de una madera color tostado. Del techo colgaban varias lámparas de araña con pequeños cristales y con un tamaño considerable y que le daba al lugar un ambiente familiar y a la vez, elegante.

Vale, sígueme, te llevo a las cocinas.

Atravesaron el amplio salón, hasta dar con unas puertas que se abrían hacia dentro y hacia fuera, según lo requiriera la situación, con una ventana circular en la parte superior de cada una.

Al cruzar estas puertas, la calma que se sentía en el salón desaparecía y entrabas en un mundo de continuo movimiento, olores mezclados, órdenes y sonidos de utensilios de cocina.

¡Ryoori! Aquí traigo al ayudante que habías pedido, tú te encargas de él, ¿sí?

Al instante apreció un hombre menudo, que apenas superaba el metro sesenta de altura, delgado, con los ojos color miel y el pelo castaño, en cierto modo se podía decir que era hasta atractivo.

Vale, genial, toma, ponte esto y ahora te explico todo. — Y le arrojó lo que iba a ser su traje de faena en aquella ocasión, una camisa de botones blanca, de manga larga, típica de los cocineros y un pantalón blanco.
[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»
Responder
#13
La mujer, satisfecha, le permitió la entrada. Consciente de que ahora venía lo bueno, el muchacho caminó con afán, deseoso de terminar cuanto antes con aquella venidera tortura.

La camarera lo guió por un precioso salón que gritaba "lujo" y "calidad". Kuranosuke pensó que los dueños del restaurante no debían de sufrir problemas de capital; nada inverosímil teniendo en cuenta la cantidad de comensales que aguardaban con ansia la apertura de las puertas del restorán.

El ninja fue llevado de la armoniosa zona reservada para los clientes a la ajetreada parte del personal, donde las cocinas podían encontrarse. Lo primero en lo que reparó el tuerto fue la estampida de agradables aromas que permeaba el ambiente, haciendo el deleite de sus sentidos.

Finalmente, la chica de la entrada lo dejó en las manos de un tal Ryoori, sujeto que le superaba ampliamente en altura y de facciones agraciadas. Sin presentación de ningún tipo, el referido le hizo entrega de un uniforme de cocina.

Kuranosuke lo atrapó al vuelo y se quedó mirándolo, algo perplejo.

¿Disponen de algún lugar donde pueda cambiarme...?

Esperaba que no pretendieran que se mudara de ropajes en mitad del pasillo.
Responder
#14
¿Disponen de algún lugar donde pueda cambiarme...?

El jefe de cocina se le quedó mirando entonces, perplejo, no se había acordado de indicarle donde podía cambiarse, pero estaba claro que allí no podía hacerlo, por lo que le indicó con la mano, señalando el fondo de la cocina donde se podía apreciar una puerta de metal.

Allí está el vestuario, hay varias taquillas, busca una vacía, las llaves están puestas, cuando hayas guardado tus cosas cógelas y guárdalas bien. — Le advirtió el hombre.
[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»
Responder
#15
Se le indició la localización de los vestuarios, a lo que el genin asintió y se puso en marcha. Interiorizó un suspiro de alivio, puesto que temía que su empleador tuviera tanta prisa que ni le permitiera tomarse unos minutos para cambiarse en privado como las normas de una sociedad civilizada dictaban.

Atravesó el umbral y se aproximó a la primera taquilla con las llaves puestas que se encontró. Dejó descansar el uniforme que se le había confiado sobre un banco en el centro del lugar. Desabrochó el cinto de su espada y metió ambos en el interior del compartimento, para acto seguido hacer lo mismo con la chaqueta y los guantes que portaba consigo.

Entonces comenzó a desvestirse, empezando por sus ropajes superiores y acabando por las sandalias y los inferiores. Se puso el uniforme y volvió a calzarse los zapatos. Antes de abandonar la instancia se dedicó unos instantes para asegurarse de que se lo había puesto correctamente. Acto seguido cerró la taquilla y se guardó la llave en el bolsillo derecho de su pantalón de trabajo.

Ya estoy listo —indicó tras reunirse con su supervisor.
Responder



This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.