25/07/2017, 19:40
—Coño Mogura, despierta!—
Ese tono maleducado y esas palabras dignas de un marinero le hicieron perder la concentración de su sueño, el pellizco se sintió entonces y Mogura volvió al mundo de los vivos.
Ya no estaba estudiando y no estaba por comer un pastel de fresa, estaba en un pueblo alejado en uno de los límites del País de la Tormenta y estaba en medio de una misión, tenía que volver a su casa y entregar un pergamino.
Keisuke, el sádico Keisuke. Estaba empuñando una aguja cuando el joven médico de cabello azabache se levantó finalmente de la silla.
Buenos días, Inoue-san. No es momento para hacer mantenimiento a las armas, debemos volver a Amegakure.
Seguidamente dejaría unas monedas sobre la mesa que tendrían que pagar por la bebida de ambos y además dejaría una propina por no echarlo a patadas por usar el lugar como hotel.
No perdamos tiempo, Inoue-san.
Seguidamente Mogura saldría del lugar, su rumbo, el camino que lo lleve a la Aldea oculta de la Lluvia.
Ese tono maleducado y esas palabras dignas de un marinero le hicieron perder la concentración de su sueño, el pellizco se sintió entonces y Mogura volvió al mundo de los vivos.
Ya no estaba estudiando y no estaba por comer un pastel de fresa, estaba en un pueblo alejado en uno de los límites del País de la Tormenta y estaba en medio de una misión, tenía que volver a su casa y entregar un pergamino.
Keisuke, el sádico Keisuke. Estaba empuñando una aguja cuando el joven médico de cabello azabache se levantó finalmente de la silla.
Buenos días, Inoue-san. No es momento para hacer mantenimiento a las armas, debemos volver a Amegakure.
Seguidamente dejaría unas monedas sobre la mesa que tendrían que pagar por la bebida de ambos y además dejaría una propina por no echarlo a patadas por usar el lugar como hotel.
No perdamos tiempo, Inoue-san.
Seguidamente Mogura saldría del lugar, su rumbo, el camino que lo lleve a la Aldea oculta de la Lluvia.
Hablo - Pienso