2/10/2017, 20:35
____Que es mi barco mi tesoro,
____que es mi Dios la libertad,
____mi ley la fuerza y el viento,
____mi única patria la mar.
________Canción del pirata, José de Espronceda
Daruu dio un paso más sobre la roca.
En aquella ocasión, los vacilantes pero aventureros pasos del amejin lo habían llevado a un pequeño pueblo llamado Hiyashi, al noroeste del País del Bosque. Hiyashi era uno de los muchos asentamientos que se habían construido sobre alguna isla del lago adyacente a un emplazamiento mucho más conocido, llamado Cascadas del Mar. El porqué del nombre lo había oído en el propio pueblo, pero ahora lo estaba viendo con sus propios ojos. Y era precioso.
Dio un paso más hacia adelante en la roca.
Lo que veía ante él era la caída de litros y litros de agua en forma de una gigantesca cascada que descendía al mar. El atardecer arrancaba destellos naranjas de la superficie y de las gotas que le salpicaban en la barbilla. A este y a oeste, otras muchas más hileras de cascadas precipitaban desde el lago. ¿Cómo era aquello posible?, se preguntaba Daruu. Hasta ahora, le habían contado que nadie había encontrado una respuesta lógica. El agua caía, pero nunca se agotaba.
A la roca donde Daruu disfrutaba del ocaso se podía acceder a través de una pasarela. Le habían insistido que no se subiera a ella, que se limitara a ver el mar desde la madera. Pero él era un ninja, y gracias al chakra podía permitirse borrarse esa regla: se adhería a la roca con una fina capa de energía.
Quién le diría que estaba a punto de vivir una auténtica odisea con alguien que conocía muy bien.
____que es mi Dios la libertad,
____mi ley la fuerza y el viento,
____mi única patria la mar.
________Canción del pirata, José de Espronceda
Daruu dio un paso más sobre la roca.
En aquella ocasión, los vacilantes pero aventureros pasos del amejin lo habían llevado a un pequeño pueblo llamado Hiyashi, al noroeste del País del Bosque. Hiyashi era uno de los muchos asentamientos que se habían construido sobre alguna isla del lago adyacente a un emplazamiento mucho más conocido, llamado Cascadas del Mar. El porqué del nombre lo había oído en el propio pueblo, pero ahora lo estaba viendo con sus propios ojos. Y era precioso.
Dio un paso más hacia adelante en la roca.
Lo que veía ante él era la caída de litros y litros de agua en forma de una gigantesca cascada que descendía al mar. El atardecer arrancaba destellos naranjas de la superficie y de las gotas que le salpicaban en la barbilla. A este y a oeste, otras muchas más hileras de cascadas precipitaban desde el lago. ¿Cómo era aquello posible?, se preguntaba Daruu. Hasta ahora, le habían contado que nadie había encontrado una respuesta lógica. El agua caía, pero nunca se agotaba.
A la roca donde Daruu disfrutaba del ocaso se podía acceder a través de una pasarela. Le habían insistido que no se subiera a ella, que se limitara a ver el mar desde la madera. Pero él era un ninja, y gracias al chakra podía permitirse borrarse esa regla: se adhería a la roca con una fina capa de energía.
Quién le diría que estaba a punto de vivir una auténtica odisea con alguien que conocía muy bien.