Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Tras oír mis peticiones, Haru comenzó a hablar de carrerilla, no había pedido nada del otro mundo. Simplemente debíamos cumplimentar el registro del hotel poniendo el nombre, la fecha de nuestro ingreso y por ultimo poner nuestra firma. Para ello, nos entregó una hoja amarilla en donde deberíamos poner nuestros datos. "No creo que haya problemas por poner mi nombre completo" Cogí el papel y procedí a escribir en él, los datos que necesitaba Haru. -Muy bien, aquí tienes. Contesté mientras le entregaba de vuelta el papel.
Terminé de escuchar todas las instrucciones de la extraña mujer que regentaba la recepción del hostal. "En diez minutos recogerán nuestras ropas para lavarlas, me parece perfecto. De mientras me daré un baño y después iré directo al comedor a tomar algo"
Cogí las llaves de mi habitación, de mientras Eri esperó a que terminase de rellenar su formulario. Mientras nos dirigíamos a nuestras respectivas habitaciones, le comenté lo que tenía pensado. -Bueno, había pensado en dejar mis pobres ropas en la habitación, agenciarme un cómodo albornoz y después, irme directo a los baños, tengo ganas de darme un baño con agua caliente. Y para rematar, podríamos ir al comedor para comer algo... ¿Dentro de treinta minutos por ejemplo?
Yoshi había comentado lo que quería hacer nada más llegase a su cuarto, y no se alejaba de los deseos de la kunoichi, ya que ella quería hacer exáctamente lo mismo. Después de subir a su estancia asignada y despedirse de su compañero.
-En media hora abajo, captado.
Llegó a su cuarto y lo primero que buscó son ropa de repuesto, encontrándolas en un armario que se encontraba situado dentro de la pared. Luego antes de cambiarse observó todo el lugar, las paredes tenían un extraño color amarillo. ''¿Qué tiene esta gente con ese color?''. Luego observó de nuevo la habitación, pequeña, con una cama en uno de los lados, y un baño a la derecha, también pequeño. Le hizo gracia porque todo estaba decorado de una forma bastante tradicional, con colores blancos y marrones.''Todo lo contrario a la fachada y al recibidor de este edificio.'' Se permitió añadir a sus pensamientos la joven de cabellos azules.
No esperó más y decidió desnudarse para colocarse el albornoz que había cogido del armario minutos antes. No era blanco como se esperaba, si no marrón, y eso fue extraño ya que Eri estaba acostumbrada a otro tipo de color, más claro. Luego se dio cuenta de que lo único que ocurría era que estaba cansada y ya estaba divagando.
''¡Luego de cambiarme, directa a los baños!''
Dobló su ropa mojada, como era algo habitual y esperó a la persona que pasaría a buscar su ropa, dejó en un cajón de un mueble sus pertenencias bien ordenadas y justo cuando terminó de hacerlo, alguien llamó a la puerta. Quien efectivamente era la persona encargada del servicio de lavandería. Eri le facilitó las ropas y con una sonrisa se despidió, luego buscó los baños y decidió pasar allí los veinte minutos que quedaban antes de buscar a Yoshi de nuevo.
A la joven de cabellos azules le encantaba todo eso, desde que su madre y ella habían terminado con todo su pasado solían viajar a veces y a Eri le encantaban los lugares donde solían pasar las noches, sobre todo la hora del baño. Era como recordar viejos tiempos, pero sola.
''¿Cómo le estará yendo a Yoshi?''
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Eri y yo, fuimos juntos hasta nuestras respectivas habitaciones que se encontraban en el mismo pasillo, pero que estaban separadas por dos habitaciones. Una vez abrí la puerta de la habitación que me había asignado Haru, la recepcionista del motel, me despedí con un gesto de mano de Eri, que no vería de nuevo hasta pasados treinta minutos, mas o menos.
-Hasta dentro de un rato. Le dije sonriente. "Que ganas tengo de que quitarme estas ropas mojadas..." Entre en la habitación, que la vi lo suficiente acogedora, por lo menos lo suficiente para satisfacer mis expectativas. Me deshice de mis ropas que dejé sobre una pequeña mesa, hechas una bola. Fue bastante aparatoso, pues no había ni un centímetro cuadrado de tela, que no estuviera mojada o repleta de insufrible barro.
"Que asco por Dios" Después, busqué completamente desnudo por la habitación, algo que ponerme hasta que mis ropas estuviesen limpias. Ya no quedaba mucho por donde buscar, finalmente me decidí por abrir un modesto pero funcional armario empotrado "Ajá, esto me servirá" y me agencié un albornoz de color marrón y unas chancletas que encontré sin problemas, y que me coloqué de inmediato.
-Ahhh! eso está mejor. Ya no recordaba lo que era vestir con ropas secas. Dije en voz alta satisfecho, mientras que alguien tocó a la puerta. Me dirigí hacía la puerta y estando detrás de ella, mirando por el visor, pregunté. -¿Quién es?
-¡Servicio de lavandería señor! Contestó una voz jovial
-Oh! está bien pase. Abrí la puerta complacido y una persona ataviada con ropas típicas de servicio de hotel, se dirigió directamente hacía aquella bola de tela húmeda y embarrada que preparé. Mientras el empleado del motel introducía mis ropas en una bolsa de tela como buenamente podía le indiqué. -Que queden lo más limpio posible, por favor.
-¡No se preocupe Señor! Quedaran como si fuera ropa nueva, se lo prometo. Contestó el empleado, rezumando convicción por todos sus poros.
-Oh!, eso está bien. La verdad que jamás me hubiera esperado una respuesta así.
Cuando terminó, el empleado del motel se marchó por donde vino. "Bueno, yo ahora debería ir hacía los baños. Tengo el frío calado hasta los huesos" Antes de abandonar la habitación con mi albornoz puesto, cogí una toalla para los baños. Y me llevé conmigo, mis pertenencias.
Salí al pasillo de nuevo, y me dirigí hacía las escaleras. En donde se veía perfectamente un cartel clavado en la pared donde indicaban todas las secciones del motel. Estudié con detenimiento aquel cartel hasta que me fijé que tenía que bajar a la planta principal para llegar a los baños.
Me dirigí hacía allá sin entretenerme, entré en los vestuarios y me deshice de mi albornoz, me enrollé la toalla en la cintura, guardé mis pertenencias en una de las taquillas que se encontraban libres, y me dirigí a los baños para hombres. Cuando llegué, me llevé una grata sorpresa por que no había nadie en los baños, era todo para mí. Por lo que sin perder más tiempo, me metí en el agua caliente. Fue una sensación intensa, pues el contraste de mi cuerpo helado, que casi rozaba la hipotermia, con el agua caliente, me causó por un instante una cierta incomodidad, pero poco a poco, mi cuerpo se fue acostumbrando.
"Ahhhhh, ahora estoy mucho mejor, sin duda"
De repente, cuando estaba tranquilo en el agua, dejando que el calor penetrara en mis huesos. Alguien entró a lo bestia en los baños, entrando al agua haciendo una bomba.
-¡¡¡BANZAI!!! Seguido de un chorro de agua que salió en todas direcciones salpicándome en el acto.
-¿¡Pero que cojones!? Contesté bastante molesto.
Hasta que me di cuenta sorprendido de que era Kintaro el que había roto mi pequeño momento de paz cuando asomó su cabeza con su característica máscara de ANBU del agua. -¿Que haces aquí? Pregunté todavía atónito.
-¿Quién yo? supervisar supongo...un pajarito me dijo que acabaste con las armas de asedio, pero no me dijo nada al respecto del líder de los rebeldes. Y me dije, ¡Oye! ¿Y por qué no voy hasta el país del Fuego y le pregunto a Yoshi en persona? Pues aquí estoy. Dijo mientras se señalaba a si mismo.
"¿Ha venido hasta aquí solamente para preguntarme como va la misión?"
-¿Has venido solo para eso? Pregunté extrañado
-Pues si, es que hay ciertas personas que desean que el "líder" quede fuera de combate. En un primer momento era algo opcional, pero ahora es algo que se volvió prioritario. ¿Lo has liquidado? Preguntó acercándose a mi.
-Pues no...
-¿¡NO!? Que problemático... Me interrumpió mientras se rascaba la máscara con un dedo.
-Pero tengo información para encontrarlo. Que no me dejas hablar...Respondí cruzándome de brazos.
-Ahh! Respondió Kintaro aliviado. -Pues desembucha, que quizás me toque a mi hacer este trabajo.
-¿Enserio? Creía que lo haría yo...¿Que sucede? Respondí ligeramente decepcionado.
-Oh! Yoshi, lo haces bien de veras. Pero los que nos contrataron para este trabajo, quieren que lo haga alguien con más experiencia...¿Me entiendes? Se quedan más tranquilos. Ya sabes, yo suelo actuar sin dejar rastro. Eso les interesa, lo que viene a llamarse un trabajo limpio, tu especialidad es muy llamativa por así decirlo...Explicó
-Ya veo...tiene sentido lo que dices. El sigilo no es mi fuerte, sin duda.
-Si...no es tu fuerte.
-Bueno, te contaré lo que sé del "líder" Me acerqué a Kintaro y le susurré toda la información con detenimiento. Cuando acabé de contarle todo.
-Eso es todo lo que se.
-Pues oye, no está nada mal. Esto lo arreglo yo en un santiamén. Comentó Kintaro mientras se disponía a salir de los baños. -Puedes tomarte unas vacaciones, ya termino yo el trabajo.
-De acuerdo. Nos vemos...
Kintaro se despidió alzando un brazo de espaldas, mientras volvía a desaparecer como era costumbre en él, delante de mis propios ojos.
"¿Como hará eso...?"
Apuré los pocos minutos que me quedaban de baño que me quedaban, hasta que finalmente salí del agua. Me sequé con la toalla y me coloqué de nuevo mi albornoz, recuperé mis pertenencias y finalmente, me dirigí donde había quedado con Eri. Al parecer, había llegado primero, por lo que me quedé esperándola en compañía de mi hambre canina.
Entró en los baños que encontró en el primer piso, se deshizo de su albornoz de color oscuro y se agenció una toalla que usó para envolver su cuerpo y entrar en los baños, que encontró vacíos para su suerte, así que sin tardar ni un minuto más se metió en el agua y sintió como todo el frío que había sentido a lo largo de todo ese día por la lluvia, iba desapareciendo poco a poco de sus huesos, dejando un estado de alivio en su interior.
Pero su tranquilidad duró poco, ya que notó una presencia más a parte de la suya. Y, muy lejos de asustarse, soltó un suspiro. Y alguien de entre las aguas salió de repente.
-¡HOLA!-Gritó, un grito que resonó por todo el baño.-Tu eres la que se registró hace veinte minutos, ¿te acuerdas de mí? Soy Haru.-La mujer salió con el cabello todavía más despeinado. ''¿Cómo puede estar despeinada en el agua?'' -¿Cómo lo estás pasando?¿Dónde dejaste a tu novio? mira que pedir habitaciones separadas...-Prosiguió Haru.-Pero, ¡no te preocupes! Puedo cambiarlo si lo queréis, os saldrá más económico y...
-¡Hey, hey!-Pidió Eri casi poniéndole una mano en la boca.-Primero de todo, Yoshi no es mi novio, y nuestras habitaciones están perfectamente separadas.-Explicó rápidamente.-Por cierto, ¿no deberías estar atendiendo fuera?-Preguntó dudosa.
-Con tan poco movimiento y el miedo que se ha instalado en la aldea, sois los primeros clientes en días...-Suspiró cansada.-Además, está mi padre por si acaso, él es el dueño del hostal, ¿lo sabías?-Preguntó, pero no dejó a Eri contestar.-Bueno, tu no eres de por aquí, ¿de dónde eres?¿Qué edad tienes?
''No me equivocaba con esta chica, madre mía...''
-Me llamo Eri, y no, no soy de por aquí...-Fue lo máximo que pudo articular ya que la mujer de nombre Haru le hizo una aguadilla. Eri salió a los dos segundos, escuchando a Haru reír.
-¡Ha ha ha! Si te hubieses visto la cara.-Se rió la castaña.-Bueno, ya me voy, gracias por este tiempo, ¡siempre deseé tener una hermana menor!-Y con esto la mujer salió del agua, y desapareció por las puertas, dejando a Eri más confusa de lo que ya estaba, pero sin querer pensar en lo que acababa de ocurrir, metió la cabeza en el agua y dejó que su compañera se llevara incluso esos pensamientos.
Una vez fuera del agua, se volvió a vestir con el albornoz marrón y fue en busca de Yoshi, con todo el problema de Haru se había retrasado de la hora acordada. Así que llegó medio corriendo.
-¡Yoshi!-Saludó.-Hola, ¿cómo estás? ¿Tienes hambre? Vamos a comer, estoy hambrienda.-Pidió casi arrastrando a su compañero al pequeño restaurante, o cafetería, o lugar para comer del hostal.-Siento el retraso...-Se sentó en una de las mesas y esperó a que su compañero hablara.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Esperaba pacientemente en la entrada de los comedores, no era una hora habitual para comer pero buen hostal, de aquella sala manaba olor a comida que hizo que la espera fuera todavía si cabe, más tortuosa. Por fortuna, la espera no se prolongó demasiado. Estaba cansado, y no pude evitar apoyar el trasero en la pared mientras esperaba con los ojos entrecerrados, hasta que apareció una apresurada Eri que exclamó mi nombre, dándome un sobresalto.
"¿¡Que pasa!? Lo primero que me vino a la cabeza fue que estaba en problemas.
Venía a toda prisa y no sabía el por qué. Cuando me iba a disponer a preguntarle me agarró con fuerza conduciéndome hacía el interior del comedor mientras comenzó a hablar con ansiedad. -Si si estoy bien...¿hambre? Pues claro que tengo hambre y por lo que veo tu más que yo hahaha Reí puesto que nunca había visto a Eri de ese modo tan impulsivo.
Una vez sentados en la mesa, me ajusté el albornoz que a causa del tirón de Eri, me descolocó un poco, después le pregunté si estaba todo bien. -A parte del hambre...¿Todo bien?
Ahora que ya nos encontrábamos dentro del comedor, pude observar que se trataba de una sala amplia y diáfana, con un montón de mesas. "Aquí come todo un regimiento..., sin duda" y vi otra cosa que explicaba el olor a comida, era el típico restaurante en donde te levantabas y te servías la comida que quisieras. Había un enorme mostrador en donde había un montón de bandejas con comida de todo tipo, protegido con unas vitrinas de cristal.
-¡Oh Dios! Dije al ver tal cantidad de alimentos. Justo al lado había un armario en donde podías coger una bandeja y, todos lo necesario para servirte la comida, platos, boles, cubiertos, etcétera. -Creo que vamos a comer demasiado bien Acompañé la frase con una sonrisa que no podía desdibujar de mi rostro.
Eri vio como su compañero se colocaba de nuevo su albornoz ''Mi culpa...'', y como también preguntaba que si estaba todo bien.
-Todo bien, lo único es que la recepcionista es un poco... Especial.-Terminó la oración en un susurro.-Me la encontré en los baños, popu.-Explicó antes de que el pelirrojo preguntase el por qué del comentario. Luego la joven kunoichi miró hacia todos lados, observando el amplio lugar donde se encontraban, y de ver tanta comida el estómago le rugió, pidiéndole a la pequeña que saciara su hambre. Y asintió a lo que acababa de afirmar Yoshi. ''Y que lo digas, vamos a comer muuuy bien.'' pensó la de cabellos azules.
Pero antes de que se levantase y dejase ser llevaba por sus instintos, miró si encontraba por algún lugar los precios. Usualmente entraba todas las comidas en el precio de la habitación de los hostales, pero no estaban en la hora de una comida en específico, solo ambos tenían hambre. Entonces como si alguien hubiese leído sus pensamientos, encontró a Haru sentada a su lado.
-¡Hola pareja! ¿Cómo están pasando su día?- Eri suspiró, pegando su frente con la mesa sin importar el daño que pudiera causar a dicha zona. Esa mujer la estaba exasperando de maneras increíbles. -Ahora que vais a comer y como habéis llegado después del desayuno mi padre me ha comunicado que la comida que toméis ahora es totalmente gratis, ya que estamos escasos de clientes y toda la comida puede echarse a perder...-Explicó un poco apenada.-Por eso, os invito a que probéis toda la comida que gustéis, y no os cortéis en nada.- Antes de que alguno de ambos genin pudiese preguntar o simplemente comentar algo, la mujer se levantó, se alisó el llamativo kimono de flores que llevaba, y salió por donde ambos chicos habían entrado minutos antes.
Después de unos minutos de shock, Eri habló. -¿Entiendes ahora?- Dijo levantando su cabeza de la mesa, con un color rojizo en su frente. -Bueno, no importa, al final la voy a coger cariño y todo.-Entonces la pequeña kunoichi se levantó, alisó su albornoz y fue al armario donde podría coger lo necesario para empezar a servirse. -¿Vienes Yoshi, popu?-Preguntó educada. Luego fue corriendo como si de una niña pequeña se tratase a coger un plato y miró toda la comida.
Estaba separada por secciones, encontraba platos fritos, tallarines, arroz, sopa... Incluso una parte exclusiva de dulces, que Eri no dudaba en probar al final de la comida. Se llevó un dedo a la barbilla, pensativa, mientras que con la otra mano sujetaba el plato que se acababa de agenciar.
-¿Qué deberíamos comer?- Preguntó a Yoshi, sonriente.
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Todo quedó aclarado, al parecer Eri había entrañando una singular amistad con la recepcionista, me alegraba de que hubiera encontrado una amiga en el país del Fuego, de la que podría visitar de vez en cuando. Tanto era así que para Eri, Haru era especial "Que bonito..." Pensé alegremente hasta que me comentó que se la encontró en los baños. -Oh!, debe ser una mujer muy aseada. Eso es bueno. Dije con sinceridad, además de que no veía nada malo en ello.
De repente y como si nada, Haru apareció como si nada, un comportamiento que me resultaba muy familiar y, me resultó curioso, puesto que estábamos hablando justamente de ella. Lo que no llegué a comprender era el comportamiento de Eri, que cuando la vio aparecer dejó caer su cabeza sobre la mesa, como si estuviera un poco hastiada, un sentimiento contradictorio o me estaba perdiendo algo. "Que difícil es entender a las mujeres"
-Hola Haru, de momento todo bien...gracias. Haru comenzó a hablar, hablar mucho, incluso demasiado, pero mi sentido shinobi le pareció discernir que dijo algo de comida gratis. Mi cerebro no necesitaba más información en esos momentos. -Me gusta eso de gratis. Respondí de manera involuntaria, aunque sabía que nadie en el mundo podría llevarme la contraria en eso. -Muchas gracias Haru por el detalle, haremos una degustación exhaustiva de todo lo que encontremos. Dije jocosamente.
Eri quedó un poco shockeada por el asunto, cuando volvió en sí, me preguntó que si ahora lo entendía "Que tengo que entender...ha dicho gratis y eso lo entendería hasta incluso en un idioma que no se hablar..." -Esto...si, es gratis, la comida gratis sabe el doble o el triple de mejor, eso es lo que importa. Luego quitó hierro al asunto y lo dejó pasar, alegando que le pillaría cariño a Haru. -Es bueno hacer amistades por el mundo, es muy enriquecedor, sin duda.
Finalmente llegó la hora de la verdad, Y Eri tomó la iniciativa. -¡Si, vamos! Nos dirigimos hasta los mostradores a inspeccionar de cerca que clase de comida había, y si ya la cosa pintaba bien, viéndolo era todavía mejor. Había toda clase de comida, arroces, pastas, tallarines, carnes, pescados. De todo y un poco más, y para rematar un variado de dulces impresionante. La visión era tal, que con ver la comida ya se te quitaba el hambre. -Jooooodeeeerrrr, pero si aquí puede comer cien personas...que barbaridad. Dije boquiabierto.
Eri cogió un modesto plato, le hice un gesto de negación con el dedo. -¿A donde vas con eso? Eri, en la vida hay que ser más ambicioso, no debes conformarte con un platito, cuando puedes coger la bandeja entera. Mira te enseñaré como lo hace un maestro. Me dirigí la mesa más cercana que encontré y la arrastré hasta los mismos mostradores, después hice lo mismo con un par de sillas. -Ahora hacemos lo siguiente. Abrí la vitrina y cogí la fuente de tallarines fritos con ternera y la dejé sobre la mesa, no era mi plato favorito, pero hoy me apetecía comerlos. -Ale, ale, siéntate. Cogí un par de palillos y un plato. Me senté finalmente y me serví un platazo Deluxe XXL de tallarines que conforme iba despachando me volvía a echar nuevamente. -¿Ves? Así se hace coge la bandeja entera, no vaya ser que venga alguien y te dejé sin nada.
Eri quedó muda cuando su compañero pelirrojo cogió la bandeja entera y se sirvió lo que venía a ser una ración para cuatro personas. Eri tomó asiento e hizo exáctamente lo mismo que él, sin embargo cogió menos cantidad, pero aún así se metió en el cuerpo dos platos de tallarines, dejando entre ambos la bandeja medio vacía. -Tienes razón, popu.-Dijo la pequeña kunoichi mientras se levantaba y buscaba más comida entre las vitrinas que se alzaban ante ella.
Con un dedo en el mentón como siempre hacía, buscó entre las vitrinas y encontró de todo, pero no se lograba decidir por nada. Encontró arroz, típico, del que solo querría un bol, como siempre tomaba con su madre. Así que lo llenó y lo dejó en la mesa donde se sentaban ambos shinobi. Luego buscó y encontró todo tipo de carne, de la que se sirvió un buen plato, no quería coger la bandeja entera como hizo su compañero... ''Si cojo una y sin querer la tiro por haberme tropezado no me gustaría armar escándalo...''
Así llegó a la mesa con distintos platos a rebosar de una variedad increíble de comida. Sonrió a Yoshi y se dispuso a engullir cada uno de los alimentos que allí se encontraban. Las palabras de su madre resonaban en su cabeza, tal como ''Eri, las señoritas no engullen, mastican y tragan.'' Pero, ¿a quién le importa comer como una señorita cuando la joven tenía más hambre que el perro de un ciego?
-Está todo riquísimo, es tan extraño que la gente no pare por aquí, popu...-Habló Eri en un momento para descansar y tomar algo de agua entre tanta comida.-Ojalá demos con el hombre rápido y así el pueblo vuelva a tomar tranquilidad ante todos esos problemas que han causado.-Dejó escapar el deseo de su boca, y suspiró, volviendo a comer, ahora más despacio que antes.
Poco a poco la comida iba desapareciendo, tal y como hacía su apetito. Eri se dejó descansar sobre la silla donde se encontraba, ya que la mesa estaba llena de platos, bandejas, y todo tipo de elementos relacionados con la comida.
''Entre tanta comida no hemos hablado casi nada, se notaba que estábamos hambrientos.''Pensó la kunoichi, dejando escapar una pequeña risa a penas audible para Yoshi.
-Puf, yo ya estoy casi llena, dejé un espacio para los dulces que se encuentran allí.-Dijo señalando las vitrinas que contenían dichos alimentos.-¿Ya has terminado, popu? Si quieres puedo traerte a ti el postre.-Se ofreció amable la pequeña, levántandose en busca de su último plato del gran festín que se estaban dando.
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Eri quedó impactada ante mi actitud y sobre todo al verme coger toda la bandeja de tallarines, era obvio que no sería capaz de acabar con ella. Pero como bien dijo Haru, no debíamos cortarnos, y eso es lo que hice. Habían muchos tipos de comida, y cuando tienes tanto para elegir, llegas a un punto en el que no sabes que tomar, por eso me decidí por una cosa que hacía tiempo que no comía y me hacía ilusión. Sobre todo porque tenía la ocasión de comer tanto como para aborrecer los tallarines una larga temporada. Además temía que mezclar muchos tipos de comida diferente, me fuera a sentar mal.
Por otro lado, Eri prefirió probar más cosas y gracias a que acerqué la mesa lo más que pude a los mostradores, le ahorré unos cuantos viajes innecesarios. Comió tallarines, después cogió un bol de arroz, un después un desfile de platos llenos hasta los topes. -Madre mía Eri, ¿Donde meterás todo eso? haha Reí divertido, mientras yo seguía atacando mis tallarines.
Una vez teniendo todo lo necesario para llevar a cabo nuestro banquete privado, comenzamos a charlar mientras asimilábamos aquella comida, es decir, cuando parábamos para respirar. A Eri le extrañaba la poca gente que había en la aldea -Bueno, ten en cuenta que hasta hace unas horas, tenían en las murallas unas maquinas de guerra dispuestas a destrozarlo todo. Supongo que de aquí a un par de días, todo vuelva a la normalidad. Seguimos comiendo un poco más y tras una breve pausa de Eri, confesó que quería encontrar rápido a Dageki para que la aldea pudiera volver a la normalidad al cien por cien. -No te preocupes, un amigo mio que se le da muy bien buscar a personas está buscándolo, seguramente esté a punto de dar con él si es que ya no lo ha hecho. Dije convencido -Se toma su trabajo muy enserio...se nota que es su vocación...Un asesino de vocación...
Al cabo de un buen rato comiendo sin descanso, la comida cada vez tardaba más tiempo en desaparecer de nuestros platos, nuestro apetito poco a poco fue desapareciendo hasta que decidí levantarme con la bandeja de tallarines y dejarla en su lugar. -Puffff Respondí a Eri mientras me frotaba la tripa -Yo también estoy hasta arriba. Pero Eri no tenía intención de rendirse todavía, quería probar aquellos postres, se ofreció a traerme algunos para mí. -¿Traerme postres dices? Dudé, puesto que ahora mismo comerme un postre sería como enfrentarme a muerte contra un Titan. -Bueno...si no te importa...probaré alguna cosilla que me traigas, pero no te prometo nada.... Intenté recordar cuando fue la última vez que comí un postre, pero fue un esfuerzo en vano.
28/07/2015, 17:34 (Última modificación: 28/07/2015, 17:36 por Uzumaki Eri.)
-Vaya, con que un amigo tuyo experto en este tipo de cosas va a dar con el jefe y lo va a exterminar... Así que, tenemos un trabajo menos pendiente, popu.-Puntualizó Eri, sin embargo soltó un escalofrío imaginándose como un hombre encapuchado asesinaba al jefe, sin piedad, luego intentó borrar las imágenes de su cabeza, se levantó de la mesa, y fue a por los postres despidiéndose de Yoshi con una sonrisa.
''Yoshi tiene razón, los aldeanos tenían máquinas hasta hace poco cerca de la aldea, espero que con el problema resuelto tenga más visitantes, aunque ahora en invierno es difícil por el tiempo, espero que Haru y su padre lleven bien el local...''
Eri estaba inmersa en sus pensamientos pensando qué podría tomar de postre y qué podría gustarle a Yoshi para que comiese alguna de esas delicias que los humanos habían creado. Hacía como dos minutos que se había despedido de Yoshi en la mesa, pero no quería hacerle esperar mucho más, así que miró por las vitrinas y se quedó maravillada por lo que encontró.
-¡DANGOS!-Chilló por toda la estancia, la joven amaba esos dulces, y no podía evitar tomar una cantidad bastante exagerada. ''A Yoshi le encantarán.'' Pensó feliz mientras volvía con un montón de esas bolitas de colores. Una vez allí se sentó y le enseñó a su compañero el plato lleno de bolitas.-Esto es el mejor invento gastronómico del ser humano.-Dijo feliz mientras comía un cacho de uno de los dangos.
Esperó con impaciencia si Yoshi tenía ganas de comer, pero antes de que pudiese tomar uno, Haru apareció. ''OTRA VEZ'' Se permitió añadir la kunoichi.
-¡Hola de nuevo!-La joven recepcionista se acercó a la mesa y comenzó a hablar.-Quería comunicaros que vuestras prendas están listas en vuestras habitaciones, y nada más, preguntaros como estáis.-Dijo tomando uno de los preciados dangos de la kunoichi del remolino.
-Pues, muchísimas gracias Haru, ¿cuánto nos quedaremos Yoshi?-Preguntó la pequeña ninja a su compañero mientras terminaba de comer su bolita.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Eri captó el mensaje a la primera, por fortuna o por desgracia, la cabeza de Dageki tenía precio, y eso conllevaba que a no ser que no fuera un shinobi de élite, moriría asesinado irremediablemente. -Eso es, por lo menos el pobre infeliz para cuando se de cuenta de nada, ya estará reunido con sus antepasados.
Tal vez así sonara muy cruel, pero bajo aquellas leyes se regía el mundo, aquel que estuviera dispuesto a pagar el dinero suficiente por algo, lo tendría sin duda. La pobre Eri parecía imaginarse lo crudo del asunto, pero para nuestra fortuna, nosotros no teníamos nada que temer.
Después se levantó y fue en busca del postre, se tomó su tiempo "A ver con qué me sorprende" Pensaba alegremente hasta que de repente, Eri gritó al ver los dangos. "Oh! lo tiene difícil, en Kusagakure los hacen muy buenos. Dudo que los de aquí sean mejores, ni si quiera iguales..."
-¿Dangos dices? Me imagino que me cabrán unos cuantos, antes de que me explote la tripa hehe Reí. Eri se sentó en la mesa, trayendo consigo una cantidad considerable de aquellas bolitas de pasta de arroz de colores. "Que exageración" Pensé al ver tal cantidad. -Si tienes razón, lo que no se haga con el arroz...
Pero de repente, antes si quiera de poder agenciarme un palillo de aquellos dangos, apareció de nuevo Haru, la amiga "especial" de Eri. -Hola Haru que tal. Se tomó la molestia de comunicarnos que nuestras ropas ya estaban listas en nuestras respectivas habitaciones "Que amable es ésta mujer" -Muchas gracias Haru, y vaya que rapidez. No esperaba de que tardarais tan poco. Realmente sorprendido me hallaba. Luego preguntó como estábamos, y tenía muy claro que responder. -Pues ahora mismo estoy lleno, muyyy llenooooo Contesté mientras me palpaba la tripa.
Eri también agradeció a Haru su amabilidad, la verdad que la suerte de ser los únicos inquilinos del motel conllevaba una especial atención, algo de agradecer. Después me preguntó que cuanto tiempo estaríamos hospedados. -Pues como mínimo hasta que deje de llover, pero ya que hemos pagado por la estancia, seguramente duerma aquí al menos hoy. Luego podríamos ir a por tu recado ¿No?
Al fin, tomé un palillo de dangos después de pensarlo al menos dos veces, estaba repleto de comida y temía que seguir comiendo me fuera a sentar mal. Me introduje una bolita rosada en primer lugar y la paladeé con paciencia. -Hmm...están buenos, pero de donde yo vengo los hacen mil veces mejor. Quizás si nos vemos en otra ocasión te lleve unos pocos para que los pruebes. Dije convencido.