Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Geki tras la carrera en vertical hacia la posición de Etsu de nuevo perdió el aliento. El chico se podía prever bastante novicio, quizás un poco desentrenado. Fuese como fuese, tan solo esperaba el Inuzuka que no terminase mal en una confrontación directa con los maleantes. Lo último que quería es que saliese herido por defender a otro maleante...
Pero bueno, al menos al chico no le faltaba actitud. Concordaba en que debían luchar por evitar una muerte, y sugirió que lo primero que debían hacer era atrapar a los dos tipos que tenían ahora enfrente. El pelirrojo amenazó con que se fuesen a jugar a otro lado, pero carente de importancia, Geki inquirió que el Inuzuka eligiese oponente, dado que tenía un buen olfato.
En ese instante, Geki pareció confundir el tocino con la velocidad.
Etsu tuvo que mirar a su compañero, con una mueca de confusión que no pudo esconder. Rió levemente, dejándolo estar —e-entiendo...
Pero el gordo ya sabía de quienes se trataba, y no parecía temer —¡quitarse der medio! ¡ananoh!
El Inuzuka tomó su chaqueta por el hombro, y tras sacar un primer brazo, tiró de ésta y se la sacó de un jalón. Con el mismo gesto, terminó lanzando la misma a un lado de la calle. Alzó ambas manos hacia los maleantes, y tras ello las recogió en la guardia base del estilo de combate familiar.
—Si no os vais, os vais a llevar la paliza de vuestra vida. Avisados estáis —sentenció el rastas.
El silencio se hizo por un instante, y tras ello ambos ladrones empezaron a reír a todo pulmón. El pelirrojo avanzó un paso, con las manos en el estómago, y una risa casi propia de un demente.
—Eres muy divertido, rastafari —se burló —pero si no te quitas de en medio, vas a acabar con algo menos que unos ryos extraviados.
—Me pido al bocachancla, Geki.
El pelirrojo arqueó una ceja, no sabía ni que clase de insulto era ese. Pero tampoco le dio tiempo a mucho mas, antes de que se diese cuenta, tenía en pleno rostro el puño del Inuzuka. Éste se había lanzado en una frenética acometida, que solo se detuvo al golpear el mentón del maleante y hacerle caer de espalda varios metros atrás.
—!Tsk! —chasqueó la lengua —la madre que te trajo, niñato... —escupió sangre —ésta te la voy a devolver.
Pero Etsu estaba más que dispuesto a confrontar el tipo con todo lo que tenía, no pensaba contenerse.
Entre tanto, al gordo se le hinchó el pecho. Se sentía totalmente en ventaja de enfrentar al otro chico en uno contra uno, y alzó el rostro confiado en lo que se acercaba a Geki. El tipo tomó aire, y se hinchó aún mas —enano, ¡te viá comé! —amenazó en la que se golpeaba con ambas manos el estómago. El gran barrigón del hombre tembló cual gelatina con las mismas.
Estado de Etsu
Vida
200/200
–
Chakra
180/180
–
—Objetos:
Bandana ninja [Brazo derecho]
* Ninguna AO *
Fuerza: 50
Resistencia: 30
Aguante: 30
Agilidad: 50
Destreza: 60
Poder: 30
Inteligencia: 30
Carisma: 25
Voluntad: 35
Percepción: 40
¤ Tekken - Requisitos: Taijutsu 20
El llamado puño de hierro, estilo de combate cuerpo a cuerpo desarrollado por Konotetsu, que destaca por movimientos firmes y certeros, que buscan no retroceder nunca. La guardia se cierne con ambas manos hacia delante a la altura del estómago, con las palmas hacia afuera; mientras que ambas piernas semiflexionadas en paralelo establecen un equilibrio firme. En determinadas situaciones, la guardia cambia en la parte superior, recogiendo ambas manos hacia los flancos con los puños cerrados. El ataque se caracteriza por ser rápido y certero, aunque un poco rígido. Además del estilo base, consta de 4 pilares, que diferencian un simple usuario del tekken de un maestro.
· Resto de golpes físicos: 5 PV · Llave (agarrar a alguien y arrojarlo al suelo o pared con fuerza): 6 PV + (Fue/10 + Des/10)
· Bloquear: Reduce 1/2 del daño a recibir, antes de aplicar el bono de Resistencia.
Alterador (Akane no Tekken): Siendo parte de la familia, no era de extrañar que en cierto momento, el estilo de pelea familiar se le ensañase a Akane. El can puede imitar a la perfección el estilo Tekken, incluyendo las técnicas base del mismo. Obviamente, ésto no permite a Akane usar otras variantes de Taijutsu que no tengan que ver con el Tekken. Para poder usar el estilo Tekken, Akane deberá estar en forma humana, con el uso de Gijū Ninpō: Jūjin Bunshin.
12/06/2019, 22:06 (Última modificación: 12/06/2019, 22:07 por Geki.)
El Senju observó como su rival se acercaba y lo amenazaba desde una distancia mediana. Metió la mano es su porta objetos, de seguro le sería más fácil enfrentar de lejos a una persona que le llevara tanta ventaja en tamaño y peso.
*A diferencia de él* Pensó, mientras que dedicó unos segundos a ver como Etsu se las apañaba a golpes con el otro.
Pero no tenía mucho tiempo para quedarse viendo el espectáculo de su compañero, debía concentrarse en el enemigo que lo desafiaba. Cuando sintió el frío del kunai lo tomó y sacó el arma poniéndola delante suya.
En un pequeño movimiento lo lanzó hacia el enemigo, quizá no acertaría o quizá el otro lo bloquearía o esquivaría, pero lastimar no era su verdadera intención. Casi con una coordinación de reloj, Geki, apenas desprenderse del arma empezó a correr hacia la pared, pero esta no lo detuvo, sino que el ninja ayudándose de chakra en sus pies continuó su marcha por la misma pero en forma vertical, intentando ponerse al costado de su contrincante.
El muchacho corría haciendo el sello del carnero y en el último instante, cuando se posiciono en el flanco del otro hizo el del tigre
— Suiton: Mizuame Nabara.
Soltó, mientras sus cachetes se llenaban de agua y la vomitaba hacia la victima. Si todo salía bien, podría atrapar al gordo, para luego intentar atacarlo por la retaguardia.
¤ Suiton: Mizuame Nabara ¤ Elemento Agua: Campo de Captura del Sirope Escarchado - Tipo: Apoyo - Rango: C - Requisitos: Suiton 20 - Gastos: 18 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Atrapa los pies del enemigo durante 2 turnos - Sellos: Carnero → Tigre - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: El chorro se expande sobre el suelo con una extensión de 3'5 metros de ancho y 6 de largo
El usuario escupe una masa de agua muy densa y viscosa, imbuida con chakra Suiton, y la esparce en un amplio área sobre el suelo. Se trata de una corriente de agua pegajosa que puede utilizarse para formar una trampa adhesiva que inhibe el movimiento de una o varias personas. Si el enemigo conoce de antemano los efectos de la técnica, o la ha sufrido con anterioridad, resulta fácil de evadir simplemente canalizando el chakra a través de los pies para andar sobre el campo de agua sin tocarla realmente, aunque esto sólo es posible si consigue hacerlo a tiempo.
En lo que el pelirrojo había retomado la posición, el combate entre el gordo y Geki había comenzado también. Geki fue rápido y eficiente, buscando entre sus pertenencias un afilado metal, que sin titubear arrojó hacia el tipo que lo amenazaba. El lanzamiento fue rápido aunque poco preciso, pero con semejante blanco en frente, era casi imposible fallar. De hecho, alguien que hubiese fallado en semejantes condiciones, debería retirarse de shinobi, o al menos descartar dedicarse a especializarse en shurikenjutsu. Pero lo extraño fue lo que el arma hizo, rebotó literalmente en la barriga del hombre, saliendo despedida hacia el cielo. No tardaría demasiado en caer, pero la misma acción había sido de lo mas... irregular.
Geki corrió a toda velocidad hacia la casa que tenía a su flanco, en lo que el gordo intentaba alcanzarlo, obviamente sin conseguirlo. El shinobi no se detuvo con las mismas al topar con la pared, si no que tomó impulso y corrió hacia un lateral, buscando flanquear al tipo. El hombre se dispuso a darle un manotazo para tirarlo al suelo con las mismas, pero antes de que eso llegase siquiera a suceder, el genin lanzó un potente chorro de agua directo a los pies del gordo. El hombre se detuvo por un instante, extrañado ante el claro fallo de objetivo, e intentó avanzar para proseguir con sus intenciones —machacar de un manotazo al chico— pero algo fallaba. Se dio cuenta en ese instante, que sus piernas no respondían. Lo intentó un par de veces mas, pero no pudo levantar sus enormes pies. Tanta fue su frustración, que intentó solucionar la situación agarrando sus propias piernas y jalando de ellas. Pero no, no podía separarlas de ese campo de agua gelatinosa.
Entre tanto, Etsu pudo observar que el pelirrojo sacaba una navaja del kimono, al parecer la tenía guardada para casos como en el que se encontraba. No era un mero ladrón, si no que estaba dispuesto a todo al parecer. Fuese como fuese, Etsu no le tenía miedo a la situación. Tan solo tenía en frente a un maleante del tres al cuarto con un pequeño cuchillo.
—Yo en tu lugar dejaría eso a un lado. Jugar con cosas que cortan está mal. —amenazó Etsu.
Pero el pelirrojo, ni corto ni perezoso se rio —jajajaja... pobre niñato, que quiere ir a visitar el hospital de gratis.
El tipo lanzó levemente la navaja al aire, tomándola con la misma mano pero en un agarre reverso. Acto seguido, la lanzó de nuevo al aire, y la tomó con su zurda, de nuevo a la inversa y ésta vez enfrentando en una posición de combate medio decente al Inuzuka. Sonrió, y corrió hacia el genin. Apenas con unos pasos en carrera, el tipo casi topó con el Inuzuka, lanzando una rápida cuchillada de derecha a izquierda en oblicuo hacia abajo, buscando herir de gravedad al de rastas. Etsu, bastante más habilidoso que el tipo al que se enfrentaba, saltó hacia detrás, dejando que la cuchillada pasase a unas decenas de centímetros de él, y con las mismas, se impulsó apenas plantar el pie en el asfalto hacia su oponente. Un saltó casi a ras de suelo, como el previo, pero que en ésta ocasión en vez de hacerlo salir del peligro, lo metía de lleno en la defensa del pelirrojo. Lanzó un puñetazo directo hacia el rostro del tipo, que lo hizo retroceder de nuevo. Realmente no fue solo eso, si no que tras un par de pasos desequilibrado, terminó por caer al asfalto.
¡clink! ¡clanki! ¡clink!
El metal rebotó varias veces en el suelo, en lo que el tipo intentaba recuperar la compostura y su guardia. Quizás ahora, el enaltecimiento y la chulería se le hubiese acabado.
Por suerte o por desgracia, no eran lo únicos habitantes en toda la aldea. Para cuando ya llevaban ahí unos cuantos golpes, pasaba por uno de los extremos un grupo de niños, que rápidamente corrieron en dirección contraria. Por otra de las calles había asomado también un abuelo que paseaba junto a su nieta, o junto a una señorita de buenas intenciones para con el anciano, o a saber... en fin, cuestión, que también salieron de lugar rápidamente, y seguramente sin ser vistos por la mayoría de los allí presentes.
Para casi todos, pues el Inuzuka tenía un olfato impecable, así como una vista propia de un halcón... sabía que tarde o temprano, llegarían allí unos cuantos chunin, o incluso algún jounin.
Estado de Etsu
Vida
200/200
–
Chakra
180/180
–
—Objetos:
Bandana ninja [Brazo derecho]
* Ninguna AO *
Fuerza: 50
Resistencia: 30
Aguante: 30
Agilidad: 50
Destreza: 60
Poder: 30
Inteligencia: 30
Carisma: 25
Voluntad: 35
Percepción: 40
¤ Tekken - Requisitos: Taijutsu 20
El llamado puño de hierro, estilo de combate cuerpo a cuerpo desarrollado por Konotetsu, que destaca por movimientos firmes y certeros, que buscan no retroceder nunca. La guardia se cierne con ambas manos hacia delante a la altura del estómago, con las palmas hacia afuera; mientras que ambas piernas semiflexionadas en paralelo establecen un equilibrio firme. En determinadas situaciones, la guardia cambia en la parte superior, recogiendo ambas manos hacia los flancos con los puños cerrados. El ataque se caracteriza por ser rápido y certero, aunque un poco rígido. Además del estilo base, consta de 4 pilares, que diferencian un simple usuario del tekken de un maestro.
· Resto de golpes físicos: 5 PV · Llave (agarrar a alguien y arrojarlo al suelo o pared con fuerza): 6 PV + (Fue/10 + Des/10)
· Bloquear: Reduce 1/2 del daño a recibir, antes de aplicar el bono de Resistencia.
Alterador (Akane no Tekken): Siendo parte de la familia, no era de extrañar que en cierto momento, el estilo de pelea familiar se le ensañase a Akane. El can puede imitar a la perfección el estilo Tekken, incluyendo las técnicas base del mismo. Obviamente, ésto no permite a Akane usar otras variantes de Taijutsu que no tengan que ver con el Tekken. Para poder usar el estilo Tekken, Akane deberá estar en forma humana, con el uso de Gijū Ninpō: Jūjin Bunshin.
La estratagema del Senju funcionó y había podido atrapar al mastodonte en su técnica de la forma en que se lo imaginó. Aunque le llamó la atención cómo el kunai había sido repelido de una manera extraña, intentó no prestarle mucha atención, aquella batalla terminaría pronto.
—Lo lamento, pero no puedo dejarte que andes haciendo lo que quieras por la villa.
Y ni lento ni perezoso sacó su hilo ninja, lo ató fuertemente al mango de su kunai restante, luego lanzó el arma hacia el suelo con toda la fuerza que pudo, esta se calvó de punta en el piso. Por último, saltó por encima del gordo buscando su retaguardia dejando ceder el hilo entre sus manos. El cordon, que aunque era revestido con un poco de acero, permitía flexibilidad y era lo que Geki quería aprovechar.
El shinobi al tocar piso luego de su salto, comenzó a correr en círculos al rededor del ladrón, para poder atarlo de pies a cabeza, o intentando que, por lo menos, este perdiera el equilibrio.
16/06/2019, 17:50 (Última modificación: 16/06/2019, 17:51 por Inuzuka Etsu. Editado 1 vez en total.)
La técnica del genin había atrapado al gordo, dejándolo con un movimiento más que limitado. Su atención se centraba en ese preciso instante en zafarse del cepo acuático, tirando incluso de sus propias piernas para lograr su propósito. Entre tanto, Geki tomó hilo shinobi y lo ató a un kunai, el cuál lanzó al suelo a poca distancia del hombre. Con un salto, disminuyó las distancias para con el hombre, y comenzó a correr en círculos en pos de enrollar al gordo como si de un trompo se tratase. A pesar de que el chico tenía los pies a salvo de su propia técnica, el gigantesco ladrón no estaba inhabilitado de sus brazos. Para cuando el chico dio apenas dos vueltas, y dada su no demasiada elevada agilidad, el ladrón realizó un gran aspavientos —no grande de distancia, grande por sus propias dimensiones corporales— que terminó con una mano del tamaño de su cabeza marcada en su pecho. El pechazo sobre el chico hizo que cayese en seco al suelo, la hostia fue de película.
—¡Geki! —el Inuzuka no pudo si no llevar la vista a su compañero, alarmado por el estruendo del impacto.
Pero el pelirrojo no estaba dispuesto a dejar que el Inuzuka ayudase a su compañero. Si el gordo ganaba, serían dos contra uno, y los números no mienten. De asegurarse que hacía al rastas perder tiempo como para que el gordo ganase, él tendría casi asegurada su victoria también. Se interpuso en el camino, abriendo ambas manos. Su posición sugería lo evidente, que no lo dejaría pasar salvo por encima de su cadáver.
—Tu pelea es conmigo, ¡rastafari!
—¡Tsk! —Etsu chasqueó la lengua —quita del medio, imbécil.
Pero no, no parecía dispuesto a colaborar. Tras ellos, el gordo alzaba su puño dispuesto a aniquilar al genin. Bueno, quizás no lo aniquilaba, pero seguro que le iba a doler bastante. Mucho. Pero antes de que siquiera éste amenazase con palabras al crío, un metal pasó apenas a unos centímetros de su rostro. El lanzamiento, firme y certero, había querido sentenciar el final del conflicto, y así lo hizo.
—Estáis armando demasiado jaleo. Paráis, o tendré que pararos yo. —amenazó una silueta que salio de un par de calles atrás del Inuzuka.
Conforme se fue alejando de la penumbra que el edificio le ofrecía, su rostro y ropas comenzaron a ser mas intuibles, hasta que se hicieron claramente visibles. Se trataba de un hombre de mediana edad, de cabellera negra como una noche de invierno repeinada hacia atrás y bien engominada. El sujeto mediría casi el metro setenta, y tenía el chaleco shinobi puesto, así como en su brazo diestro tenía la placa que lo catalogaba como chunin. Sus ropajes, quitando el chaleco, eran negros. Tenía ojos verdes, y una complexión extremadamente delgada.
El hombre continuó andando directo hacia los chicos y los ladrones, y terminaría alcanzando primero al Inuzuka, así como al pelirrojo tras de éste. Llevó su mirada —seria, como una gamba en mitad de una fiesta de mejillones— hacia el rastas, y paró de caminar.
—¿Qué está pasando aquí?
Etsu cesó su posición de guardia, parecía que todo había terminado —éstos tipos son unos ladrones, y quieren herir a uno que está dentro de esa casa —señaló el edificio abandonado —ese chico y yo hemos intervenido, pero no hemos tenido tiempo de avisar sobre la situación... todo se complicó un poco.
El chunin llevó ahora su mirada al pelirrojo, así como al gordo y al otro genin. El silencio reinó por un instante, un pequeño instante que pareció un mundo.
*Ha caído* Dijo en su interior llegando a una conclusión errónea y continuando confiado con su ataque. Pero el muchacho distraído no había calculado bien el largo de los brazos de su contrincante y cuando iba por la segunda vuelta, recibió un golpe fuerte y contundente en el pecho.
El inesperado ataque hizo abrir los ojos del genin de par en par, devolviéndolo a tierra y perdiendo totalmente la concentración en su plan. Aquello fue como si un buey lo hubiera embestido o chocar contra una pared de frente a la velocidad de correr en bajada.
Se podría decir que aquel topetazo le había robado todo el aire de los pulmones si no hubiera sido que al siguiente instante cuando cayó al suelo de espaldas, el golpe seco contra el piso le hubiera hecho escupir el poco restante que le quedaba.
—¡Gjkk! — Gimió entrecortado de dolor.
Geki había quedado mareado, tirado en el suelo, desparramado de la forma en la qué había caído, como quién tira un muñeco de trapo al piso. Observaba al cielo, que se tornaba anaranjado por la puesta de sol, casi sin nubes. No sabía bien si estaba respirando, sentía en el cuerpo un hormigueo extraño, como entumecido.
Dejó caer su cabeza hacia el lado de su compañero. Podía ver como Etsu movía la boca, pero no lo podía escuchar ¿Acaso estaba soñando?. Pero el aturdimiento es traicionero y lentamente fue de nuevo llevándolo a la realidad. Los músculos del cuerpo empezaron a doler por todas partes y la cabeza le latía de una forma bruzca, si pudiera seguro saldría corriendo a buscar algún remedio para calmarla.
De repente el tiempo se aceleró, cómo si su conciencia volviera en sí totalmente y el bullicio volvió a sus orejas para recordarle que estaban en medio de una pelea. Y quizá no en el mejor momento, porque pudo ver en primera silla cómo el enorme mastodonte estaba a punto de acabar con él, sino fuera por la aparición de aquel tipo que lo detuvo.
El genin volvió a respirar, esta vez de manera excesiva. Y aprovechando el congelamiento del gordo, se arrastró rápido con los brazos hacia atrás tomando distancia hasta chocar contra la pared y poder recostarse a ella.
Estaba exhausto, seguro otro golpe de esos hubiera sido su fin. Aquel tipo les había salvado la cabeza, sobre todo la de él, tenía que estar muy agradecido.
Geki suspiró aliviado al identificarlo cómo chunin e intentó de nuevo ponerse en pie, ayudado por la pared en su espalda.
Geki pudo observar con tremendo miedo cómo se disponía el gordo a hacer de su cuerpo un adhesivo, uno como el típico de un bollo relleno de chocolate. Al igual, Etsu quedó estremecido viéndose sin la capacidad de ayudarlo, impedido por el otro rufián que lejos de ser un oponente a su altura, jugaba sucio. Por suerte para ambos, la intervención del chunin paralizó el asunto, y sendos maleantes quedaron casi petrificados. Eran capaces de hacer frente a un par de genin, pero enfrentarse a un chunin experimentado a la par que a los genin... eso eran palabras mayores.
El menos experimentado de los shinobis reaccionó rápido, tan rápido como pudo al menos. Al tomar un poco de aire, se apresuró a escabullirse hasta topar con su espalda con la pared más próxima, y desde ésta intentó recuperar una posición bípeda. Apenas lo lograba, pero al menos ya no estaba sumiso bajo el gigantesco puño del gordo, lo cuál era seguramente un alivio. Podía respirar tranquilo, dentro de lo que cabe.
El chunin avanzó un par de pasos más, aún en silencio. Etsu había informado a su superior sobre la situación, y quizás éste estaba analizando cómo proceder. Fuere como fuere, la tensión en ese preciso instante se podía palpar.
—Entiendo —escupió al fin una palabra —éstos dos tipos, y el que está dentro deben ser parte del grupillo de rateros culpables de la reciente oleada de robos en nuestras calles.
Para ese momento, el pelirrojo había sacado sigilosamente otro cuchillo con su diestra, y lo lanzó con desprecio y malas intenciones al Inuzuka. Éste, que había estado atento al proceder del chunin, apenas tuvo tiempo para reaccionar ante tan malintencionado lanzamiento. Tuvo apenas tiempo para hacer un aspa con los brazos, para proteger al menos el rostro y el core, la zonas mas vitales. El pequeño cuchillo se clavó en su hombro derecho, haciendo que un reguero de liquido color carmín anunciase el acierto por parte del ratero. Etsu no pudo evitar un quejido.
—¡JODER! ¡SERÁ....!
Aprovechando la distracción tanto el pelirrojo como el gordo intentaron huir. El primero, el dueño del cuchillo, salió corriendo directo hacia la casa donde se escondía el otro pelirrojo, y saltó sin dilaciones por la ventana. Apenas hubo pasado el umbral de la misma, un virote salió disparado desde el interior. Con las mismas, el pelirrojo cayó sobre la ventana con medio cuerpo por fuera, y con un agujero entre ceja y ceja.
El chunin, que vio claramente la situación, no perdió tiempo con el cadáver. Realizó una leve secuencia de sellos, y un millar de estacas de hielo se abalanzaron desde todas direcciones hacia el gordo, clavándose la mayoría en sus piernas. El ladrón no podría moverse, estaba realmente jodido, aunque no fue hasta que vio el rostro del pelirrojo que realmente se estremeció. De hecho, fue tanto el impacto que provocó en él, que se desmayó.
Etsu hincó una rodilla, el dolor era realmente intenso. Trató de sacar el cuchillo del hombro, y aunque le costó bastante, lo logró a al segundo intento. Al ver al tipo, el dueño del cuchillo, apostado contra la ventana y sin vida en sus ojos, las lágrimas sucumbieron por el precipicio que eran sus mejillas.
—¡MIERDA! —vociferó en lo que asestaba un puñetazo al suelo, impotente.
22/06/2019, 09:27 (Última modificación: 25/06/2019, 09:18 por Geki. Editado 2 veces en total.)
—¡No! — Intentó gritar en el instante que vio como las estacas de hielo perforaban las piernas del gorilas, pero ya era demasiado tarde. Eso acababa con las chances de seguirlos hacia su guarida, pero por suerte aún estaba vivo...
La situación ahora se había salido de control. Ya tenían un muerto, dos heridos y un shinobi desmayado. Geki —Con lo que su cuerpo le permitió— Se acercó tambaleando al lugar donde se encontraba Etsu. Su compañero parecía mal herido por la sangre corriendo por su brazo, pero aquella muerte le había provocado más dolor al Inuzuka qué su propia herida.
El Senju al ir llegando a su lado desaceleró el paso, no sabía qué realmente decir en aquella situación, pero intentó darle animo al hombre can.
—Etsu, no fue tu culpa — Adoptó una posición de cuclillas y le puso una mano sobre el hombro al otro para hacerle notar que estaba acompañado —Esto todavía no acaba, tenemos que esforzarnos para que termine de la mejor manera —
El pelogris se irguió de nuevo y miró a su alrededor. Si que era un paisaje bastante desagradable. De igual manera no se vino abajo y prosiguió.
Ahora tocaba acercarse al gordo para comprobar su estado, no era un experto ni un mèdico, pero pudo comprobar que este aùn tenìa pulso.
—Gracias por la mano. — Le dijo al chunin mientras lo sometía a una mirada analizadora. No le cerraba del todo qué el otro hubiera utilizado tanta fuerza bruta, pero a fin de cuentas, los había sacado de un aprieto.
—Aún queda uno dentro de esa casa. Pero no podemos dejarlo en K.O sino ¿Cómo le extraeremos información? — Intentó hacer entrar en razón al otro.
Por último clavó los ojos en la ventana donde se encontraba aquel cuerpo colgando tétricamente. Volvió a pensar en el ladrón de su interior. Ahora si que la habían cagado. Si esto lo querían resolver ellos mismo tendrían qué tomar el toro por las astas y convencer a ese tipo de que los ayudara.
Geki también se lamentó de no haber podido hacer más que ser un mero espectador ante el fatídico final del pelirrojo. Bajo el intenso dolor que aún tenía del golpetazo del gordo, se intentó movilizar hacia el Inuzuka. Entre tanto, el gordo quedó hecho un colador bajo la tormenta de estacas de hielo improvisada por el chunin, al menos sus piernas. Las heridas no habían sido mortales, ni mucho menos lo habían pretendido, lo que si escapó de la imaginación del shinobi de mayor rango fue que su víctima se desmayase a causa de la pérdida del compañero. Pero eso en realidad tampoco le perjudicaba del todo, casi al contrario.
El de cabellera plateada consiguió acercarse a Etsu lo suficiente como para posar su mano en el hombro de éste, intentado animarlo. El chico sentenció que todo ese embrollo aún no había acabado, y que debían esforzarse por que acabase de la mejor manera. Razón no le faltaba, pero en la cabeza de Etsu tan solo dominaba una imagen: el chico pelirrojo, su cabeza, y un virote ensangrentado volando.
«¡La madre que me parió! ¡LA PUTA MADRE QUE ME PARIÓ!»
No, no daba de sí mas que maldecir y blasfemar en todas las deidades habidas y por haber.
Con apuro, o mas bien dicho con gran esfuerzo, el genin de cabellera gris se movilizó hasta el chunin, y le agradeció la intervención. Fue en ese momento que le informó de lo evidente, la presencia de un tercero dentro de la casa. Así mismo, inquirió no dejarlo seco de un golpe, pues de lo contrario no podrían sacarle información luego. El chunin arqueó una ceja, y miró a Geki de arriba a abajo, analizándolo ahora él.
—Novato, no me digas cómo hacer mi trabajo, soy tu superior, y tengo mucha más experiencia. Estamos hablando de un criminal dentro de nuestra aldea, armado con una ballesta o algún otro tipo de arma de disparo; acorralado en una casa abandonada y que ha atacado a sus propios compañeros. ¿Qué te hace pensar que no atacará a un shinobi? —se cruzó de brazos, casi que indignado con las palabras del genin. —Además, si cae inconsciente, lo podremos llevar a la enfermería, y tras despertar podremos interrogarlo. Hay un sinfín de técnicas de interrogatorio. No veo motivos para actuar de forma imprudente, dándole la oportunidad de herir a otra persona.
»Alguien que asesina a sangre fría a un compañero, no merece clemencia alguna. Es la peor escoria.
Etsu luchaba consigo mismo, y realmente le pudo prestar poca o ninguna atención a lo que Geki y el chunin debatían. Quizás se habría puesto de parte de Geki, casi seguro que lo habría hecho... pero en su actual estado de ira contra sí mismo, no fue partícipe de una sola palabra. En su lugar, golpeó de nuevo el suelo, en más de una ocasión.