Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
-Joder que paranoico eres, es bueno ser cauto pero con moderación. Sentencié con semblante serio -¿No pensaras que he venido desde tan lejos para meterme en problemas? En eso tenía más razón que un santo, si hiciera algo hostil a un shinobi de la Espiral, estando en la misma capital de su país, era de suponer que caería todo el peso de la ley sobre mí, aún siendo en defensa propia estaría en una situación comprometida.
Y como era de suponer, no le pareció bien ir de compras con su madre. Estaba seguro que sería de las típicas madres que pensaban que los shinobis de otros países eramos unos parías o algo peor. -Bueno esta bien.... Dije mientras sacaba 10 ryos de mi monedero, y los dejé sobre la mesa para pagar la consumición y a su vez, había el suficiente dinero como para dejar una modesta propina.
-Tu madre no será de las que piensan que los del país de la Hierba somos unos drogadictos o algo por el estilo ¿no? En verdad me daba igual lo que pensara la gente sobre nosotros pero, tenía curiosidad.
Entonces, ante la idea de dar una vuelta, quise asegurarme hasta que punto Yota conocía Yamiria. Pues solamente me interesaba cosas relacionadas con el combate, o cosas emocionantes. -¿Conocerás un poco la capital de tu país ¿no? Quizás haya un lugar de combates o algo por el estilo. Esta ciudad es inmensa debe haber algo así ¿no crees? Le dije con interés mientras me levantaba de la silla, con las energías repuestas.
Me llevé las manos a las lumbares, me estiré lo más que pude y con ello, me crují la espalda. -Ah! mucho mejor, creo que he descansado lo suficiente. Vamos a buscar cosas interesantes.
22/05/2015, 00:38 (Última modificación: 23/05/2015, 01:49 por Sasagani Yota.)
*Más vale ser precavido*
Esbocé una sonrisa ante aquel comentario mientras por dentro me repetía a mi mismo que debía ser cuidadoso. Pese a su fachada de tipo gracioso e inofensivo, no acababa de fiarme de él por completo. Pese a que en caso de conflicto, el mero hecho de llevar la bandana de Uzushiogakure y él la de Kusagakure jugaba a mi favor, prefería andarme con pies de plomo, apenas sabía de lo que era capaz aquel chico y menos aún cuales eran sus intenciones o si guardaba bajo el secreto su verdadero cometido en Yamiria. Toda precaución era poca.
Pero no pude evitar reírme a tumba abierta ante su último comentario, ante la atenta mirado de todos a nuestro alrededor, ante la sorpresa del momento.
-Eso tendrás que preguntárselo a ella. No tengo ni las más remota idea de lo que piensa de los de tu País, y la verdad es que no es algo que me haya preocupado-contesté tan buenamente como pude intentando no volver a reírme.
Di un último gran sorbo de mi vaso cuando el tipo depositó las monedas sobre la mesa y se levantó haciendo unos leves estiramientos para prepararse para aquella pequeña excursión turística. Acto seguido dejé el vaso de un golpe sobre la superficie y yo también me levanté de mi asiento.
-Sí bueno, conozco algún lugar de esos pero... ¿Has venido hasta aquí solo para entrenar?-
Joder, se me ocurrían muchos métodos de entrenamiento además de a los que había sido sometido, pero ninguno de ellos consistía en cruzar las fronteras de otro País. Sin lugar a dudas, un tipo de loo más peculiar, aunque no es que me apeteciese mucho pegarme con Yoshimitsu, pese a estar en los dominios de la Espiral, estábamos lejos de casa y apuesto a que mamá no aprobaría aquello.
-Bien, primero podríamos a ir a los alrededores del castillo del Señor Feudal. Siempre es un lugar bonito de ver y cerca de allí podrás entrenar-
Era de los pocos lugares que conocía bien de Yamiria. Mis dos o tres viajes hasta allí no daban para mucho más y lo cierto que aunque era una bella ciudad, casi todas las calles ofrecían lo mismo; tiendas y lugares adornados por flores y obras refinadas, pero poco más que eso.
-Vamos, en marcha-
Me puse a caminar indicándole con la diestra la dirección que debíamos tomar, es decir, la dirección contraria a la que vine anteriormente, alejándonos de la calle central y en dirección al norte. En el aire se respiraba el frescor del mar que quedaba a la espalda del castillo con el sol encima de nuestras cabezas y el bullicio de gente que iba de arriba para abajo en un sin fin de direcciones.
Estaba más claro que el agua que la respuesta a mi pregunta absurda iba a provocar en Uchiha Yota una risa descontrolada, una forma inusual de poner a prueba la compostura del Uchiha, que sin lugar a dudas era bastante loable.
-Tu ríete todo lo que quieras. Pero cultivamos un opio de primerísima calidad. Me llevé la mano a los labios y besé mis dedos, después sonreí a mi compañero, pues en realidad la pregunta era intencionadamente absurda.
"Bien, bien"
Parecía que Yota conocía algo la ciudad, sabía de lugares en donde se llevaban a cabo combates, o al menos entrenamientos. Pero pensé que había venido desde tan lejos para entrenar, nada más lejos de la realidad. Lo que sucedía era que me agradaba ver combatir, así por lo menos podría adquirir algo de conocimiento nuevo.
-En realidad no había venido a entrenar. Solo quería ver algo de emoción, ya sabes. Además mis entrenamientos suelen ser en solitario, no puedo enfrentarme habitualmente con seres vivos. Quizás mis palabras resultaran ambiguas a mi interlocutor, pero pensé que estaría fuera de lugar, explicarme en mayor profundidad.
Pero para empezar, propuso ir a visitar el imponente castillo del Señor Feudal. Y algo me olía que el Señor Feudal de el país de la Espiral tenía un poder adquisitivo bastante mayor que el del país de la H¡erba. -Wow! Tiene que ser impresionante ver el castillo desde cerca, vayamos pues. Ya habrá tiempo para lo otro.
Seguí a Yota por las calles de la gran capital, curioseaba todo lo que pude, la verdad es que no le faltaba nada a esta ciudad, mis expectativas fueron agradablemente satisfechas, incluso con creces. Durante el camino, intenté mantener una conversación trascendental con el Uchiha. -Entonces, ¿Vives solo con tu madre?¿O tienes más familia? Pregunté con curiosidad.
El castillo estaba cada vez más cerca, era imponente sin duda, pero al ver esa maravilla de la arquitectura me vino a la cabeza un pensamiento macabro.
"¿Algún día podría hacer saltar al castillo por los aires? Sería una pasada de explosión"
22/05/2015, 15:23 (Última modificación: 22/05/2015, 15:23 por Sasagani Yota.)
-Vale, vale-dije, dándole la razón, pero no pude evitar una nuevo brote de risa tonta-Por Dios, para ya ¡Me vas a matar de la risa!-
Pronto nos embarcaríamos en las calles de Yamiria en busca de algo más interesante qué hacer y sin duda, lo que tenía en mente iba a cumplir las expectativas del muchacho. Aquel castillo era una autentica obra de arte, mucho mayor a la figura que unos instantes atrás había elaborado el pelirrojo.
-¡Oh! ¿En serio? ¿Y eso por qué? ¿Acaso hay peligro de que acabes mutilando a alguien?-
*Te lo tienes demasiado creído, chaval. Alguien debería enseñarte tu lugar..
Pero ese alguien no sería, no al menos en aquel día. El día había sido lo suficiente aburrido como para que se encarcarasen mis músculos y no pudiese ofrecer el máximo de mi mismo. Además, ¿Para que enseñarle mis habilidades a un extranjero de Kusagakure? Si mamá o Seiyo se enterasen me arrancarían la piel a tiras, por no hablar de Shiona-sama. Era un riesgo innecesario que no debía correr de no ser estrictamente necesario.
Caminamos durante un buen rato, esquivando aquella marea de gente que transitaba las calles como borregos todos en la misma dirección, ya fuese calle arriba o calle abajo. Y allí metidos estábamos ambos, yo con la mano zurda apoyada en la empuñadura de mi kodachi y mi mano derecha en el bolsillo del pantalón. Hasta que el muchacho rompió el silencio.
-Claro, hombre. Padres y hermano para ser precisos. Pero aquí hemos venido solos-
El chico no se había dado cuenta, seguramente por la marabunta pero ya habíamos llegado a nuestro destino. Quizás porque la gente nos sobrepasaba en altura no lo había llegado a ver, pero lo cierto era que con el brazo erguido y el dedo índice sobresaliendo le indique la dirección a la que debía mirar. Si se fijaba vería una estructura de piedra gruesa. Varios torreones que separaban los departamentos de su interior y la bandera de la espiral en sus torres más elevadas. Se podían observar arqueros en lo más alto patrullando como si fuesen águilas y en la superficie una valla imposibilitaba el acceso para la gente de a pie. Entre la estructura y aquella valla de acero macizo varios guardias, armados con Bo vigilaban su perimetro asignado con cara de pocos amigos.
-¡Y este es el castillo del Señor Feudal de la Espiral! ¡¿A qué mola?!-
Lo del opio sonó todavía incluso más gracioso que lo anterior, pero la cosa es que era cierto. Aunque sería mejor dejar las bromas de drogas, no fuera que nos tomaran por unos narcotraficantes o algo por el estilo. Yota era un cachondo, además de buen tipo, algo que me hacía pensar de que sería una excursión la mar de entretenida.
Entonces, cuando le expliqué que no vine a entrenar con nadie y le justifiqué mi respuesta, este quedó extrañado. Dando justo en el clavo del motivo. -Pues no tiene por que pasar nada, pero puede pasar. Dije cabizbajo. -Por eso paso de entrenar con nadie, no quiero malos rollos. Yo me cojo un árbol grande, un edificio abandonado o una gran roca y me basta. No necesito a nadie para entrenar. Lo prefiero así...
No era cuestión de fanfarronería, pero mi familia siempre se había dedicado a las explosiones, y todos sabemos que es peligroso jugar con petardos. Y a veces uno se puede emocionar en un combate y puede haber una desgracia.
Me alegré saber de que Yota conservaba sus padres y, además tenía un hermano. -Ostras me alegro mucho por ti de veras, yo vivo con mi madre y con mi hermanastra. Mi padre murió...Una verdadera putada. Me puse un poco serio pero como no quería que esto fuera un velatorio, le arrojé una nueva pregunta a Yota. -¿Y tu hermano es igual de cachondo que tu? Tiene que ser una pasada tener un hermano para compartir cosas y tal. Podreís entrenar juntos...solo veo cosas buenas de tener uno. Le confesé sonriente.
Finalmente llegamos al grande e imponente castillo del Señor Feudal del país de la Espiral. Era inmenso y precioso, una maravilla sin duda, mi mandíbula se desencajó cuando alcé la vista para contemplarlo en todo su esplendor. -Dios es una verdadera pasada! Exclamé atónito. -Debe valer miles de millones de ryos...o incluso más. ¿Te imaginas vivir en un castillo así? Buaaa.
"Este país es una pasada, parece que tengan todo el dinero del mundo"
-Si algún día vienes al país de la Hierba, me gustaría devolverte el favor. No tenemos edificios tan impresionantes, pero hay cosas bonitas para visitar... y buena comida. Dije con sinceridad
Depués de contemplar el gran castillo en su plenitud, recordé que Yota dijo algo de que cerca habían sitios donde se podía entrenar. -¿Entonces decías que aquí cerca había algo para entrenar?
No era de extrañar, la verdad. ¿Quién querría hacer migas con una aberración como él? Y por si no fuese suficiente, se trataba de un fanfarrón. alguien como Seiyo. Qué asco. Mientras caminabamos, el chico. Pero tenía la esperanza de que el desenlace fuese distinto al de papá, estaba a tiempo de remediarlo y por una vez en la vida, demostrar que obrar bien noe ra fruto de la casualidad, sino del esfuerzo y la madurez de uno mismo mientras que dejarse llevar por el odio y el autojuicio era tan solo un error más, un error que Uchiha Seiyo iba a pagar caro, por supuesto.
Pero el chico no se detuvo, seguía taladrando a preguntas mostrando un interés que, hasta el momento nadie antes había mostrado. Las preguntas se sucedían, quizás por algo que él no pudo vivir y es que la figura de mi hermano le suscitaba un enorme interés.
-Digamos que los buenos genes se repartieron mal y me los quedé yo ¿Entiendes? No es mal chaval, claro que no, siempre le he querido y siempre le querré, pero es un maldito vago-Y bien cierto que era lo que dije.
Pero pronto llegamos al castillo, viendo aquella obra de arte la cual cuando la miraba siempre me preguntaba lo mismo ¿Cómo será por dentro? Tan solo esperaba que algún día tuviese la suerte de poder verlo.
-¿Demasiado grande para echar raices, no? Yo soy más de una casa pequeña pero acogedora ¡Pero me encantaría ver el castillo por dentro! ¿En tu País teneis uno de estos o qué?-
Dos cosas:
-He cambiado el color de pensamientos porque era casi identico al de dialogos xD
-He cortado tu ultima intervención, donde preguntas por la zona de combate, porque se me hacia lioso ir tan rápido, vayamos paso a paso, será más fluido xD No es que haya hecho oídos sordos a tu pregunta, simplemente he interrumpido acción
Cuando habló Yota de su hermano presté toda la atención, pues me parecía algo fascinante el escuchar sobre su familia. Sobre todo tener un hermano que rondara una edad parecida, como es normal siempre habrían roces pero como todo, los típicos de la convivencia, pues en el fondo, a pesar de que su hermano fuera un vago, le quería mucho.
-Es bueno querer a tu familia, en cierto modo, me das un poco de envidia sana. Le confesé abiertamente. -Pues si es vago, le coges de la oreja y te lo llevas a entrenar y punto jaja.
Por un momento me imaginé a Yota agarrando por la oreja a su hermano y me resultó una situación muy cómica, pero supuse que no sería para tanto la pereza de su hermano. -¿Tan vago es? Pero será shinobi ¿no? Aunque quizás fuera tan vago que ni si quiera se hubiera graduado como genin. En ese caso, si que sería vago, muy vago.
Mientras seguíamos hablando, dimos una vuelta por las afueras del castillo admirándolo en todo su esplendor, que no era poco. Yota admitió que era demasiado como para vivir en un edificio tan inmenso, el estaba acostumbrado a algo más modesto al igual que yo. Asentí dándole la razón completamente. -Tienes razón, creo que me perdería entre los cientos de habitaciones que debe tener. Pero para poder entrar seguro que debes ser una persona muy influyente...habrá que esperar.
Después presa de su curiosidad, el Uchiha me preguntó si había algo similar en el país de la Hierba. -Pues...como te dije antes, no tenemos edificios tan impresionantes. Pero en Tane-Shigai es la ciudad en donde vive nuestro Señor Feudal, es una ciudad de madera que yace sobre las copas de los árboles, árboles inmensos. Es una verdadera pasada, el edificio del Señor Feudal de la Hierba no es un castillo propiamente dicho, es como una especie de gran cúpula brillante. Que no se con que material se hizo, pero dicen que es prácticamente indestructible.
Las comparaciones son odiosas, y sin duda así era. No se podía comparar la inmensidad y lo impetuoso del castillo del Señor Feudal de la Espiral, pero la ciudad arbórea del Señor Feudal de la Hierba era algo digno de visitar también. Pues parecía una ciudad sacada de un cuento.
En efecto, su parte de razón t5enía aquel muchacho. Pese a mis diferencias con Kota, congeniábamos bien y era habitual vernos juntos pasando un buen rato, riendo, compartiendo unos dangos o haciendo lo que mejor sabíamos hacer, entrenar. Ese maldito vago se había ganado su hueco en mi corazoncito y bajo ninguna circunstancia permitiría que le sucediese nada malo y le defendería, posiblemente aunque no tuviese la razón en cualquiera que fuese el problema que tuviese entre manos.
-Me temo que sí, es gennin de Uzushiogakure, como yo. Sin embargo, aunque vaya a sonar mal, no me llega ni a la suela del zapato. Si se dedicase más a entrenar que a vaguear estaría a mi altura, sin duda. Tiene un buen potencial, o eso creo-
*¿Influyente? ¡No me jodas! Ahí no entra un cualquiera*
-Hombre, claro. No irás a creer que dejan entrar allíd entro a un cualquiera para que le meta un katanazo entre pecho y espalda al Señor Feudal de la Espiral ¿Verdad?-pregunté con un tono irónico-Pero quizás algún día, de aquí a varios años, si las cosas van bien me convierto en un jonnin repudiado y con una misión entre manos pueda acceder... O quizás no-
No pude evitar soltar una leve risa.
Me mostré bastante receptivo ante la descripción que acababa de dar. Lo pintaba como algo realmente bello. Un edificio construido entre los arboles, lleno de cristaleras desde los que observar la inmensidad de los bosques que daban nombre a su País... Ya tenía ganas de verlo.
-¡Vaya! Parece impresionante. Ya te avisaré cuando vaya para allá-
Guiñé mi ojo derecho hacia Yoshimitsu amistosamente ante aquel comentario.
-Pero bueno, si quieres puedo mostrarte aquella zona que te dije antes-
Había legado la hora de verle entrenar. La hora de ver si su fanfarronería estaba a la altura de las expectativas que había creado.
Yota me explicó todo sobre su hermano. En efecto, se había graduado como genin en la academia de Uzushiogakure. Algo que me hizo intuir que Yota era el primogénito de la familia y se exigía demasiado, sus padres probablemente tengan muchas expectativas en él y quiera corresponderles de igual forma mostrando resultados.
-Yaa...Repondí al Uchiha con recelo. -¿No sera que te exiges demasiado? Si tu hermano consiguió graduarse como gennin, precisamente vago no tendrá que ser. Reflexioné en voz alta.
Era incuestionable que la seguridad del castillo de un Señor Feudal debe ser inexpugnable, debería haber casi tantos guardias armados hasta los dientes como sirvientes. Pero sí, Yota tenía claro que algún día se convertiría en un jonnin renombrado el cual el mismísimo Señor Feudal clamara por sus servicios. La verdad que era un sueño muy dulce, y no pude evitar pensar en donde estaría yo cuando Yota lo lograra.
"Yo también seré poderoso, a fin de cuentas, quiero ser Morikage algún día..."
-Estaría bien llegar a ser jonnin algún día, quizás no tengas que esperar tanto, se te ve con talento. Por lo menos el rostro de convicción de Yota dejaba entrever un futuro brillante. De todos modos, yo no deseaba lo contrario para él, aunque quizás en un futuro tengamos que enfrentarnos, fuere por el motivo que fuere.
Después escuchó con interés la descripción que le facilité sobre la ciudad del Señor Feudal de la Hierba y sin duda, pude ver como sus ojos trataban de imaginar lo que le describía. Le pareció fascinante y me dijo que me avisaría cuando fuera para allá. -Claro que si, es lo menos que puedo hacer después de tu amabilidad por enseñarme la ciudad más impresionante que he visto hasta el momento. Le respondí sonriente.
Y al fin llegó el momento que más esperaba, quería ver con mis propios ojos aquella zona de entrenamiento. Seguro que con la riqueza de esta ciudad, los dojos deberían ser impresionantes, repletos de alumnos con sus senseis y armas de todo tipo y de calidades insuperables por doquier.
-Seguro que los lugares de entrenamiento de la capital deben ser sorprendentes. Hace tiempo que no veo una buena pelea. Afirmé. -De todos modos, no se si al ser de otra villa se sientan molestos con mi presencia...
-En realidad el talento sin practica y esfuerzo no sirve de nada. Y un buen espiritu de superación tampoco está de más-
¿De qué servía estar repleto de talento si luego eras un zoquete que apenas practicabas? Pues eso, absolutamente de nada. Tener potencial solo es el princpio, todo lo demás llegaría con esfuerzo y dedicación. Las palabras de Yoshimitsu hicieron mella en mí y fueron como una inyección de moral pero era plenamente consciente de que nod ebía dormirme en los laureles para lograr convertirme en jonnin.
-No cuesta nada hombre, un día por ti, otro día por mí ¿No es así?-
Ya lo creo que así era. Había que tener amigos por todos lados, sobre todo en el lugar de nacimiento de uno, pero tener gente en la que confiar repartida por el mundo era todo un punto a favor.
-¿Sorprendentes? Podría decirse que sí-
Reí de nuevo.
-Venga, vamos-
Una vez más, mis pies empezaron a moverse, tome la calle que quedaba a la derecha de aquella gran edificación, bordeamos el perimetro del castillo y seguimos andando por un buen rato, cada vez nos íbamos alejando más del centro hasta que finalemnte llegamos a una playa de arena fina y agua cristalina.
-Tienes toda la razón. Pero supongo que tu hermano no habrá encontrado todavía la motivación que necesita para entrenar y poder aprovechar su potencial. Quizás necesite proponerse una meta, yo lo hice y, eso me ayudó a que no me descarriara más de lo que ya estoy jaja. Dije seriamente, acabando la frase con una breve carcajada.
Y todo quedó dicho, tenía pendiente hacer de guía turístico a Yota la próxima vez que fuera al país de la Hierba. Le advertí que no encontraría edificios tan impresionantes pero, Tane-Shigai tenía un toque mágico que hacía muy interesante visitarla al menos una vez en la vida.
Comenzamos nuestra travesía nuevamente por las calles de Yamiria y poco a poco nos íbamos alejando del centro, hasta que abandonamos la ciudad. Entendí que no vería ningún dojo impresionante, pero pude alegrar los ojos con una bonita vista al mar, caminamos sobre la arena. Los pies se me hundían en ella, y es cuando pensé que en la playa podría ser sin duda un sitio ideal para entrenar la resistencia física y mi velocidad punta.
-Si me gusta sin duda. Pero tenía en mente un dojo con un monton de alumnos y senseis entrenando. Mire a mi alrededor, por la época que era había alguna que otra persona disfrutando de la playa, aunque a lo lejos. -¿Que quieres un combate conmigo? Pregunté extrañado.
Una vez llegamos a aquella playa en la que apenas había nadie pese a estar en verano, pude ver la cara de satisfacción del gennin de Kusa. No había lugar a dudas de que estaba disfrutando del lugar, pero por mucho que pudiese pensar que estábamos fuera de los dominios de Yamiria, no era así, estábamos dentro de sus murallas y aquella playa era territorio de la capital del País.
Lo cierto era que ya estábamos lejos de las horas centrales de la mañana que era cuando había más gente y todo entrenamiento habría sido en vano, pues por la aglomración de gente acabaría siendo misión imposible, pero a aquellas horas de la tarde, cuando el sol aún era alto y calentaba nuestras pieles como si estuviesemos metidos en un horno, desplegaba un terreno perfecto para un entrenamiento. Aquel también era el lugar donde los soldados del Señor Feudal aprovechaban para fortalecerse y realizar sus entrenamientos, aunque nada tenían que ver con los entrenamientos a los que está sometido un shinobi.
-Me alegro de que te guste, desgraciadamente, desconozco si hay dojos en la aldea. como te he dicho antes, he venido pocas veces aquí y no he tenido tiempo para ver si hay de algún dojo-
Pero al muchacho la disposición del lugar le servía, de hecho propuso que entrenasemos juntos. La cosa no iba a alargarse, sabía que mamá acudiría a aquel lugar protno, siempre acababa encontrandome allí cuando se cansaba de buscarme.
-¿Quién? ¿Tu y yo?-pregunté, escéptico aunque la respuesta era evidente-Hmmm... Está bien, supongo. ¡Pero solo si me demuestras porque eres tan peligroso!-
Contesté rascandome la nuca con la mano zurda y un tono de voz animado.
*Hora de demostrar si eres un auténtico fanfarron o no*
-Bueno no pasa nada, seguro que debe haberlos pero esto no esta nada mal. Afirmé levantando un pulgar hacía arriba.
Creía que Yota me trajo hasta aquí porque tenía la intención de proponerme algún tipo de entrenamiento, lo más frecuente sería un combate amistoso, aunque mi experiencia me dice que los combates raras veces acababan en algo amistoso. Tras mi pregunta, el respondió extrañado, como si no se lo esperara pero no tardó mucho en responder afirmativamente, es más, fue casi instantánea la respuesta.
Quería descubrir por qué era tan peligroso. Al escucharle arqueé las cejas sin saber que decirle, suspiré y le dije mientras me desprendía de mi túnica que la dejé sobre la arena plegada. -Mis capacidades son demasiado llamativas. Ya sabes, van acompañadas de destellos repentinos y de fuertes estruendos. Seguro que pensará la guardia de Yamiria que soy una especie de terrorista, y creo que el crimen por eso es la muerte. Después me quité las sandalias shinobi aprovechando de que estabamos en la arena, el tacto de los píes descalzos sobre la fina arena era muy reconfortante.
-Pero bueno, ya se me ocurrirá algo sobre la marcha. Abrí ambos portaobjetos que llevaba atados en mi obi.
Realicé unos pequeños estiramientos, pues sabía que iba a correr mucho como era costumbre en mí. No sabía a ciencia cierta como andaba Yota de velocidad punta, puesto que para mí era algo decisivo ser rápido. -¿Estás listo? Pregunté mientras me llevaba mis manos a los portaobjetos. Ambas bocas tomaron de un voraz bocado, un puñado de arcilla, eso provocó que se escuchara un inquietante sonido cuando las bocas engulleron y mientras mascaban la arcilla. En caso de que fuera afirmativa la respuesta de Yota, corrí hacía él como alma que lleva el diablo inclinado ligeramente hacía abajo.
Estado de Yoshimitsu
PV: 100
CK: 100 - 24
Inventario
40 unidades de arcilla -2 usadas
AO en marcha
Técnicas utilizadas
¤ Iwagakure no Kinjutsu: Shunsin no Geijutsu: Ikite iru bakuchiku (En proceso x2) ¤ Arte de un SOLO momento: Petardo viviente - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Iwagakure no Kinjutsu 10 - Gastos:
1 unidad de arcilla
12 CK (Máximo 1 criatura, divide regen. de chakra)
(Iwagakure no Kinjutsu 20) (Máximo 2 criaturas, divide regen. de chakra)
(Iwagakure no Kinjutsu 30) (Máximo 3 criaturas, divide regen. de chakra)
- Daños: 20 PV por impacto - Efectos adicionales:
Se necesita un turno COMPLETO para imbuir con chakra explosivo y moldear la arcilla.
Las criaturas se mueven en línea recta, explotando contra su objetivo.
(Iwagakure no Kinjutsu 50) Las creaciones PUEDEN moverse realizando parábolas.
- Sellos: - - Velocidad: Lenta - Alcance y dimensiones:
Cada criatura es de un tamaño máximo de 15 centímetros y si se alejan más de 10 metros del usuario, explotan automáticamente sin necesidad del comando "Katsu" ni del sello de detonación.
Cuando se detona la arcilla, la explosión abarca un máximo 1 metro de diámetro.
(Iwagakure no Kinjutsu 50) Las creaciones pueden alejarse hasta 20 metros.
La primera de las icónicas técnicas del Shunshin no Geijutsu. Es la manera más básica y versátil de la arcilla explosiva de Yoshimitsu. Se infunde chakra a la arcilla con la que crean unas criaturas terrestres o acuáticas, lo más característico de estas criaturas es su gran abdomen abultado hacía arriba que emula una especie de pequeña bomba (Usualmente poseen apariencia insectoide o animal), que salen desde las bocas de las palmas de las manos. En el momento en el que son liberados, crecen en tamaño, manando una nube de humo blanco y actúan de acuerdo a la voluntad del usuario, pero dependiendo de su maestría. Al estar constituidos por arcilla, un sólo golpe basta para destruirlos, no obstante debe hacerse con cautela, puesto que la arcilla estallará como si de un explosivo se tratara. Debido a que su poder explosivo es escaso, son increíblemente útiles para los ataques sorpresa y operaciones encubiertas. El ejecutor de la técnica es capaz de convertir la arcilla en pequeñas criaturas que podrán hacer hasta un máximo de 20 PV. A la orden "katsu" y manteniendo el sello de la serpiente con ambas manos, son detonados.
29/05/2015, 00:41 (Última modificación: 29/05/2015, 11:16 por Sasagani Yota.)
Menuda decepción. ¿Quería entrenar en serio? De ser así usaría todas y cada una de sus armas sin importar en las consecuencias, porque si uno no llevaba las cosas al límite no sería capaz de mejorar y por tanto de convertir un entrenamiento en algo provechoso. si lo que deseaba era combatir en serio no debía guardar nada en la recamara.
-¿Ahora te preocupa la guardia? Venga, deja de poner escusas de mal pagador, extranjero-
El tiempo de la cháchara se había terminado. Había llegado el momento de las ostias como panes. separados por aquel escuçeto margen, mirandonos el uno al otro, supe que ambos estábamos listos. Por su aprte era más que evidente puesto que acabó preguntandome si estaba preparado y sus manos rápidamente se dirigieron a sus portaobjetos y pronto sus diminutas bocas empezaron a masticar arcilla produciendo un ruido propio del chiquillo que mastioca chiclé.
-Venga, dejate de hablar y muestrame de una maldita vez que haces que es tan temible con esa arcilla-
*Me muero de ganas de verlo..*
Sinmás preambulos que el ya realizado, el de Kusa empezó a cabalgar como alma que lleva el diablo hacia mi posición. Quería ver esa arcilla en plena acción, pero noe ra imbécil, quedarse quieto sería un grave error. Sonreí ante el inminente intercambio de golpes al mismo tiempo que mis rodillas se flexionaban y me preparaba para lo inevitable. El instinto me pedía activar el sharingan y por un momento casi lo hago de forma automático. No obstante reaccioné a tiempo y mis orbes se mantuvieron de aquel color negro impasible
-Bueno, ya que insistes...Dije mientras mantenía mi carrera frenética hacía Yota, en el que pude apreciar que se ponía en guardia flexionando las rodillas. El hecho es que todo iba según lo planeado, mi intención era no despegarme de mi ahora, oponente. Por si se le ocurría lanzar algún jutsu elemental a distancia, así podría interrumpirle los sellos en el momento preciso o en el caso de ser necesario moverme a uno de sus flancos para eludir el ataque. Por lo menos intentarlo claro está, pues no tenía intención de subestimar las capacidades de mi contrincante.
Supuse que en esa posición no tendría pensado bloquear mi inminente ataque, aún así en el hipotético caso de que esquivara mi ataque. ¿Hasta cuando podría seguir haciéndolo? Como dije antes, no iba a separarme de él, y sería un combate puro a taijutsu. Cuando ya estuve a punto de alcanzarle, usé una sucia treta, posiblemente una de las más antiguas del mundo.
En el momento antes de asestar mi secuencia de golpes, agarré un puñado de arena que le arrojé sin dudar a la cara. Para cegarlo, o que cerrara los ojos de forma involuntaria para que la arena no se introdujera en su rostro. Si se le ocurría esquivar el puñado de arena, seria pan comido lograr asestarle un par de puñetazos que tenían pensado impactar, uno en su rostro, y el otro en su cuello. Es por ese motivo que corrí encorvado hacía adelante, para facilitarme agarrar la arena en el último momento y aprovechar la inercia a la hora de golpear, para dar un par de notorios golpes.
"En el amor y en la guerra, todo vale"
Estado de Yoshimitsu
PV: 100
CK: 76+5 = 81
-Inventario
40 unidades de arcilla -2 usadas
AO en marcha
-Técnicas utilizadas
-Daños realizados y recibidos
Dos puñetazos: Daño base 12 + 1 (Fuerza Yoshi/10) = (-13PV)x2 = -26 PV