14/08/2017, 20:50
—Tranquilo, por favor, Yota-kun —dijo, extendiendo las palmas de las manos y retrocediendo un paso—. Entiendo que no me creas. Supongo que te debo una explicación.
»Estos ojos son un poderoso Dojutsu. Puedo ver a través de las paredes, entre otras cosas. Por ejemplo, si cierro los ojos, y formas un número con las manos detrás de tu espalda, muy probablemente si no pegas la mano a tu cuerpo pueda ver qué número has hecho.
»Me puedes creer, o podemos hacer la prueba. Incluso te dejo ponerte detrás de un árbol.
Escuché atentamente las explicaciones del amejin. Tenía sentido, incluso más que lo de hablar con los muertos con una maldita caja de madera. Al final el mundo estaba plagado de habilidades y Kekkei Genkais más raros que un perro verde. A esas alturas me podría creer cualquier milonga y por otro lado, el tipo ya e ayudó en su momento y estaba dispuesto a ayudarme aquel mismo día incluso con la patraña esa de hablar con los muertos.
— Así que no hay misterios para ti, ¿Eh? Está bien, está bien. Te creeré. Todo esto ya me da demasiada mala espina, sea verdad o no lo que dices. Será mejor que nos váyamos. A fin de cuentas te has cargado nuestro salvaconducto para hablar con los muertos.
Metí mi diestra en el bolsillo, de donde saqué la petaca de los caramelos y me metí uno en la boca, después de di media vuelta dispuesto a deshacer el camino que habíamos hecho ya hacia un buen rato para volver a la aldea.
— ¿Es por eso que se te hinchan las venas de los ojos?
»Estos ojos son un poderoso Dojutsu. Puedo ver a través de las paredes, entre otras cosas. Por ejemplo, si cierro los ojos, y formas un número con las manos detrás de tu espalda, muy probablemente si no pegas la mano a tu cuerpo pueda ver qué número has hecho.
»Me puedes creer, o podemos hacer la prueba. Incluso te dejo ponerte detrás de un árbol.
Escuché atentamente las explicaciones del amejin. Tenía sentido, incluso más que lo de hablar con los muertos con una maldita caja de madera. Al final el mundo estaba plagado de habilidades y Kekkei Genkais más raros que un perro verde. A esas alturas me podría creer cualquier milonga y por otro lado, el tipo ya e ayudó en su momento y estaba dispuesto a ayudarme aquel mismo día incluso con la patraña esa de hablar con los muertos.
— Así que no hay misterios para ti, ¿Eh? Está bien, está bien. Te creeré. Todo esto ya me da demasiada mala espina, sea verdad o no lo que dices. Será mejor que nos váyamos. A fin de cuentas te has cargado nuestro salvaconducto para hablar con los muertos.
Metí mi diestra en el bolsillo, de donde saqué la petaca de los caramelos y me metí uno en la boca, después de di media vuelta dispuesto a deshacer el camino que habíamos hecho ya hacia un buen rato para volver a la aldea.
— ¿Es por eso que se te hinchan las venas de los ojos?
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa