Este chico era sin lugar a dudas peculiar, no paraba de elogiar a Ritsuko, una de las kunoichis menos querida en su aldea y que siquiera como demostrar afecto, asimismo tampoco estaba acostumbrada a dichas demostraciones y de ahí que estuviese tan nerviosa por unas simples palabras. Eso sin mencionar el abrazo que la había tomado completamente por sorpresa.
Como querer, la pelirroja quería quedarse de esa manera durante mucho rato más pero no estaban en el mejor lugar para ello y seguramente estorbarían el paso a alguien, de ahí su propuesta por ir a algún lugar, posiblemente en alguna posada donde podrían asegurarse de que no les lloviera encima y por suerte Reiji aceptó la propuesta sin dar demasiadas vueltas.
—"En medio de la nada" parece un buen lugar si vos estáis conmigo —
Fue lo que sentenció primeramente el chico sin soltarla. - Pero… - Volvió a hablar, haciendo que el rostro de la joven volviese a adquirir cierto rubor y tragase algo de saliva estando algo nerviosa ante el tipo de trato al que no estaba habituada.
No dijo nada, se quedó en silencio al momento en que fue liberada y por algún motivo prefería evitar el contacto visual, tal vez le había pegado la timidez a la pelirroja pero tendría que tragársela o sería inminente la aparición de su madre. Algo que obviamente no era bueno.
Cuando ya estaba dispuesta a emprender la marcha hacia el pueblo, el pelirrojo la tomó por la mano y ciertamente la detuvo observando con suma atención aquella estructura metálica en la palma. Algo cabizbaja y con un tonito algo bajo de voz respondió. - Es una válvula para el chakra… Tengo varias más que me implantaron hace años pero lo hicieron cuando estaba inconsciente así que no sentí nada. - Explicó la chica mientras mantenía la mirada clavada en ese círculo metálico. - Tengo que ir al hospital a medida que crezco para evitar problemas. - Agregó aún cabizbaja.
Ante la última pregunta hizo un ligero silencio, lo único que sabía era que las parejas solían ir de esa manera y si bien, le había conocido hace poco y nada, ciertamente tenía curiosidad por comprobar el motivo detrás de ello. Aprovechando que el shinobi se encontraba acariciando la válvula, Ritsuko hizo un ligero movimiento para nada brusco y tomó la mano ajena con delicadeza dando posibilidad a que se liberase o correspondiera al gesto. - Si no te molesta la válvula… - Dijo con timidez a la espera de una respuesta para saber si debía comenzar a caminar o quedarse allí mismo.
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— Es una válvula para el chakra… Tengo varias más que me implantaron hace años pero lo hicieron cuando estaba inconsciente así que no sentí nada, tengo que ir al hospital a medida que crezco para evitar problemas
La joven pelirroja, causa del remolino de sensaciones y sentimientos de Reiji, explico un poco de que se trataba aquel extraño tubo de metal que tenia en su mano, y comento que tenia alguna mas. Mas que repulsión, Reiji sintió curiosidad, pero pensó que seria descortés pedirle a una dama que le mostrara el resto de su cuerpo, pues no sabia donde podría tenerlas. Reiji se sonrojo al darse cuenta de en que estaba pensando, pero no lo dijo en voz alta.
—Me hacéis sentir cosas que jamas hubiese imaginado, ahora mismo siento que me encantaría acompañaros y cuidar de vos cuando habéis mencionado lo de ir al hospital, pese a que parece que no es nada grave, y sin embargo mi corazón me dice que debería estar a vuestro lado en esos momentos
— Si no te molesta la válvula…
La chica, por iniciativa propia, tomo la mano de Reiji con un ligero y suave movimiento. El joven shinobi de amegakure sonrió pese a las palabras de la joven, pues creía que ya había dejado claro que quería estar a su lado pese a todas las imperfecciones que ella creía tener. Aunque Reiji sabia que se había saltado el ultimo paso, pero creía sensato esperar a un momento mas adecuado.
—No hay nada en vos que me moleste — dijo correspondiendo al gesto de la joven mientras tiraba suavemente de ella, sin fuerza, para iniciar la marcha —Debéis de saber una cosa, para mi sois la chica mas bella que jamas he visto, y todas las imperfecciones que creeis tener son perfectas a mis ojos, lo que siento, lo siento por todo el conjunto que sois vos, y no solo por una parte, os doy mi palabra, os juro por lo mas sagrado que no os miento, y os pido que creáis en mis palabras
Reiji al final de cuentas correspondió, es decir la tomó con firmeza por la mano dando menor importancia a la válvula. Acción suficiente para sacarle una leve sonrisa a la kunoichi que escuchaba atentamente a las palabras de pelirrojo que la acompañaba en dirección al pueblo.
Resultaba extraño que dos jóvenes se fueran caminando de la mano como si de una pareja se tratase siendo que apenas si se habían cruzado por primera vez en sus vidas, apenas se conocen sus nombres y poco más pero aún así, parecía ser que ambos se sentían cómodos con la compañía del otro.
Todas las palabras del pelirrojo servían para mantener a la kunoichi con una actitud que muy rara vez mostraba, dejaba salir su 'lado femenino' el cual prácticamente nadie le conocía. Después de todo, siempre evitaba que la gente pudiese llegar a interesarse en ella con su actitud, y si no lo lograba a propósito lo lograba sin quererlo al hablar con su madre.
- No es grave, a los dos días suelo salir. Solo quitan la válvula y agregan unos centímetros más al conducto para que no moleste. - Respondió la kunoichi que se mantenía cabizbaja y algo ruborizada. No estaba acostumbrada a sentirse querida por alguien.
Tampoco sabía bien de qué podría hablar con él que no fuera ella, apenas si se sabía su nombre y lo peor es que parecía ser que iban a pasar el resto del día juntos o hasta que alguno de los dos tenga que retirarse así que al final terminó por aprovechar esa incógnita. - Este… ¿Que hacías por aquí? - Preguntó con cierta timidez y con temor de molestarle, siendo un shinobi sería normal que no pudiese decirle a ciencia cierta lo que hacía y también existía la posibilidad de que todo fuera un acto para librarse de una kunoichi de una aldea desconocida por muchos. Quién sabe, Ritsuko seguro que no.
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La joven sonreía, y eso bastaba para que el corazon de Reiji latiera a mil por hora. Era una sensación placentera dentro de su cuerpo, como si hubiera conseguido dominar el mundo. O al menos, como si hubiera logrado alguna especie de hazaña mas que sumar a las pocas, o ninguna, que tenia. Pese a todo, Reiji no pensaba en detenerse ahí. Reiji quería lograr mantener esa hermosa sonrisa en el rostro de la Kunoichi.
—No es grave, a los dos días suelo salir. Solo quitan la válvula y agregan unos centímetros más al conducto para que no moleste
—Comprendo, aunque explicado así parece sencillo cuando intento imaginarme por lo que tenéis que pasar no puedo evitar pensar que debe ser doloroso, mas no os importunare mas con el tema.
—Este… ¿Que hacías por aquí?
Aquella pregunta le saco un poco de su ensimismamiento, y entonces recordó que hacia en un lugar como aquel: Tenia que ir a la joyería del pueblo a entregar unos diamantes para que se vendieran. Y aunque lo hubiese recordado, poco le importo al joven gennin de Amegakure, pues lo único que tenia en mente en esos momentos era pasar el mayor tiempo posible con la joven de Takigakure.
—Pues he de entregar unos diamantes en la joyería del pueblo, sin prisa alguna por descontado, de hecho planeaba pasar el día paseando por el lugar, dormir allí y entregarlos mañana, al menos ese era mi plan inicial —Dijo Reiji mientras extendía su mano libre hacia delante —Mi familia se dedida a la joyeria, o mejor dicho a la obtención de gemas preciosas —En su mano extendida habia acumulado chakra, y ahora transformaba las partículas de aire en un pequeño y brillante zafiro —Las joyas que hace mi madre tienen bastante mejor calidad, y desde luego son mas hermosas que las que yo alcanzo a fabricar —Afirmo el joven, pero tardo en volver a aprovechar la ocasión para intentar volverla a hacer sonreír —Pero hay algo que si puedo afirmaros, ninguna de las gemas preciosas que he conseguido ver es capaz de alcanzar vuestra belleza, y desde luego, ninguna de ellas tiene un brillo tan hermoso como el de vuestros ojos —elogio de nuevo a la joven, y ademas, no perdió el tiempo —¿Puedo preguntaros que os a traído a vos a este lugar? y, en caso de que no tengáis nada que hacer en el pueblo, gustaríais de acompañarme en mi visita?
Por lo menos para ella no resultaba doloroso, solían dormirla y para cuando despertaba ya habían terminado con la operación y las válvulas son las mismas que tiene desde el primer día así que ni en eso sentía algún tipo de cambio, lo único que si eran un par de molestias por el sector adicional del ducto pero nada que pasara a ser insoportable. De cualquier manera, no suele quedarse más de dos días en el hospital por esas cosas.
Dejando el tema de los conductos a un lado, el chico respondió a la simple pregunta que ella le había formulado y de paso hizo una nueva demostración, extendió la mano que tenía libre y en la palma de la misma generó una nueva joya explicando de paso que su familia se dedicaba justamente a eso.
—Las joyas que hace mi madre tienen bastante mejor calidad, y desde luego son mas hermosas que las que yo alcanzo a fabricar —
Pensaba responder, en serio pensaba responder a eso pero enseguida el chico hizo una nueva afirmación que a la kunoichi le puso el rostro más rojo que sus propios cabellos. ~ Deja eso… ~ Suplicaba la chica que había desviado la mirada en dirección contraria a su compañero, pero como lo pensó y no lo dijo obviamente el chico no se daría por enterado aunque a ella tampoco le molestaba, sus reacciones se debían principalmente a la falta de costumbre.
De todas maneras, el asunto de los cumplidos pasó rápidamente a un segundo plano donde Reiji le hizo una nueva propuesta que a ella al menos le venía bien por lo menos hasta el final del día.
—¿Puedo preguntaros que os a traído a vos a este lugar? y, en caso de que no tengáis nada que hacer en el pueblo, gustaríais de acompañarme en mi visita?
A primera instancia Ritsuko se quedó en silencio, pero en su mente no tenía absolutamente nada, no había motivos para que dijera que no, pero tampoco intenciones de declinar la oferta así que luego de un rato optó por responder. - Claro que me gustaría, además vine sin motivos. - Claro que hizo lo posible por esconder los nervios y que el tono de voz no le temblase.
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Ante las palabras de Reiji la joven parecía que iba a responderle y sin embargo, tras dejar acabar al muchacho su discurso, desvió la mirada hacia el lado contrario a Reiji, evitando su mirada. El joven de Amegakure no entendía que pasaba, tal vez había dicho algo malo, o estaba haciendo algo mal, sin embargo la muchacha no le había soltado la mano, por lo que no le dio mucha importancia. Ademas, con respecto a lo que le había preguntado el joven de amegakure, la joven respondió de forma afirmativa.
—Claro que me gustaría, además vine sin motivos.
—Me hacen feliz vuestras palabras, no puedo estar mas agradecido por vuestra compañía
Lo que mas deseaba Reiji en esos instantes era pasar tiempo con la joven. Pero no solo eso, deseaba verla sonreir, se había quedado prendado de aquella sonrisa. Pero no solo de eso, esa muchacha le atraía cada vez mas. desde que habia visto aquellos cabellos rojos como el fuego, a Reiji le costaba apartarse de aquella joven de takigakure. Pero lo que se haba convertido en su perdida total fua aquel abrazo. Despues de aquello nada podia sacarlo de su ensimismamiento por aquella muchacha.
—¿Que te parece si vamos a por un colgante para ese rubí, de paso entrego los diamantes, comemos, y después disfrutamos del paisaje de la ciudad? Al fin y al cabo, las vistas son hermosas ¿no crees?
Al ritmo al que andaban estaban cada vez mas cerca del pueblo, de hecho, unos pasos mas allá, se encontraba una pequeña rampa que se pegaba al acantilado y por donde se descendía al pueblo. Sin embargo, las vistas desde arriba eran tan sorprendentes que a uno no le daban ganas de bajar.
Ambos shinobis se acercaban al pueblo cual pareja tomados de la mano, como si fuera algo totalmente natural siendo ninjas de aldeas distintas pero a ellos poco le importaba lo que los pueblerinos pudieran llegar a imaginarse. ~ Se siente calentito… ~ Pensaba la kunoichi que tenía su atención centrada en su mano para sentir mejor el tacto de la mano ajena.
La idea de dar vueltas por el pueblo sin rumbo fijo era realmente un tanto aburrida, pero al estar en compañía la cosa cambiaba totalmente aunque el chico podría tener alguna intención aparte sin que ella se enterase de nada.
Según lo que Reiji proponía, era el tipo de persona que disfrutaba de ver paisajes quien sabe por cuanto tiempo, la cosa es que Ritsuko por su parte no sentía el más mínimo interés por sentarse a ver el horizonte y de ser posible prefería estarse en constante movimiento, por eso aunque él se hubiese frenado ella siguió caminando en dirección a la rampa hasta percatarse de que su mano se había quedado detrás. - ¿Reiji...? - Preguntó habiéndose volteado a verle.
Si el chico decidía quedarse allí parado y se veía obligada a irse sola terminaría por irse a la primer posada que se encontrase a dormir hasta otro día, con un poco de suerte se lo encontraba en otro momento pero no tenía intenciones de quedarse parada allí sin hacer nada. - Quiero el colgante Reiji. - Reclamó la pelirroja intentando obligar al shinobi de Ame a moverse de donde estaba.
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—¿Reiji...?
El joven de Amegakure se había distraído por un momento; no por las vistas, que eran hermosas, si no por que no tenia ni puñetera idea de donde estaba las cosas en aquel pueblo, y puesto que se veía desde arriba, tenia que aprovechar. Si se trataba de vistas, hacia rato que ya tenia las mejores en su compañia, por lo que, la belleza del pueblo le preocupaba bien poco, y solo había sacado el tema pensado que a las chicas les gustaban ese tipo de cosas. El solo quería contemplarla a ella.
— Discúlpeme, hermosa dama, mas jamas había venido hasta este pueblo, y creía que el mejor lugar para encontrar lo que buscábamos era aquí arriba, pues se ve todo el pueblo
—Quiero el colgante Reiji
— Y lo tendrá, por supuesto, yo mismo seré quien tenga el honor de colocaroslo, si no os importuna, por supuesto
Reiji descendió por la rampa siguiéndola, y eventualmente situándose a su lado, lo mas próximo a ella, pero sin que eso la molestase para caminar. Le había dado tiempo, al menos, de encontrar la joyeria del pueblo, la única que había. Bajaron hasta el borde del acantilado, donde comenzaban las primeras casas del pueblo, que estaban construidas a uno de los lados del rió. De hecho también había visto que había un puente para cruzar al otro lado del pueblecito, ya que estaba construido en ambas orillas.
Caminaron solo unos minutos, por la calle principal del lugar y les costo poco encontrar la pequeña joyeria, puesto que cerca de la entrada al pueblo y en la calle principal era el mejor lugar para colocarse a vender. Reiji abrió la puerta y le cedió el paso a su compañera, como siempre hacia con las damiselas. Luego entro él.
— Buenas, vengo a traeros el encargo de los diamantes, y ademas me gustaría adquirir un colgante —Dijo mientras colocaba la bolsista de diamante sobre el mostrador.
Atendiendo el lugar había una señora de unos cuarenta años, de pelo castaño y ojos oscuros, un poco regordeta.
— Muchas gracias por traerlas jovencito, enseguida te saco todos los que tengo —Dijo la mujer entrando a la trastienda
— No te preocupes por el precio, solo escoge el que mas te guste— Dijo Reiji a su pelirroja acompañante.
— Aquí están todos, no suelo tenerlos a la vista—Mientras hablaba, la mujer puso sobre el mostrador una caja no mas grande que su propia cabeza, abarrotada con colgantes de diferentes tipos, había algunos incluso que parecía que llevaran allí siglos, y otros parecían mucho mas nuevos. — la gente de aquí solo compra anillos de matrimonio y poco mas, es mas romántico llevar a tu chica a comer calabaza que regalarle un colgante, pero veo que en otras tierras los mozos todavía conserváis buenas costumbres, que suerte tienes mi niña, pocos jóvenes como el encontraras hoy en día
Tras las palabras de la mujer, la cara de Reiji estaba mas roja que el pelo de su acompañante. Ella no era su novia, ni su chica, ni nada, la acababa de conocer. Y sin embargo no se atrevió a negarlo, por que su mente y su corazon ya habían decidido hacia rato que esa era la chica.
La vida de esta kunoichi se basaba en descubrir las cosas durante la marcha, por eso no se tomó ni dos minutos en mirar el pueblo y simplemente se internaría en el mismo pese a estar en igualdad de condiciones con su compañero pelirrojo. Total, siendo un pueblo común y corriente no debería pasarles nada malo y perderse se soluciona caminando en línea recta.
- Ah… - Fue la única respuesta que le otorgó la chica.
El chico se apresuró para alcanzarla y ubicarse justo a su lado a una distancia en la que las manos se rozaban con las piernas de ambos y eso le trajo una duda a ella. ~ ¿Se notará la válvula? ~ Se preguntaba ella al sentir el roce de la mano ajena muy cerca de la zona donde la circunferencia metálica se encontraba, apenas si llegaba a marcarse un ligero relieve en la pierna de Ritsuko pero claro, su carne era suave a diferencia de la válvula.
—Y lo tendrá, por supuesto, yo mismo seré quien tenga el honor de colocaroslo, si no os importuna, por supuesto
Comentario que tomó desprevenida a la pelirroja, la cual simplemente desvió la mirada en dirección contraria a la de su acompañante para que no viese la mueca avergonzada que se mostraba en su rostro, principalmente por culpa de los cuentos que se había tomado la libertad de leerse en casa. Además, hacer eso implica estar a corta distancia nuevamente, no tanto como el abrazo pero ella al menos se sentiría como si fuese una mascota con su dueño.
Lo primero que hicieron dentro del pueblo fue acercarse a la joyería donde Reiji debía hacer la entrega y en cuestión de segundos se había realizado, el asunto fue que justo después de que la empleada dejase la caja de colgantes frente a la chica y comenzara a inspeccionar cada uno (no sea cosa que tome uno oxidado por casualidad) la empleada comenzó a hablar acerca de parejas y dicho sea de paso se ve que interpretó que estos pelirrojos eran oficialmente una pareja. El imaginarlo era más que suficiente para que Ritsuko se pusiera más roja que su propia cabellera y tampoco podía decir nada en ese estado.
Los colgantes en general eran bastante similares unos de otros, cadenas con tonos distintos y algunos con una hermosa capa de suciedad a causa de haber estado quien sabe cuanto tiempo allí dentro. Eso si, había unos que eran exageradamente gruesos y otros con tanta joyería incrustada que le daban repelús a Ritsuko que toda su vida había optado por las cosas simples y los accesorios no entraban en esta categoría. ~ Lo importante es que entre en la gema ¿No...? ~ Pensaba viéndose incapaz de decidirse por uno.
De tanto revolver el contenido de la caja, pudo localizar justo en el fondo de la misma una cadenita delgada y no muy larga de color plateado, la más simple dentro de toda la caja pero esa simpleza fue la que cautivó el ojo de la kunoichi que no tardó demasiado en extraerla para verificar que tuviese un largo coherente ya que se supone que estaría atada a su cuello por horas y sería una verdadera molestia que sobrase demasiado o que quedase afirmada a su piel.
Con esa alegría característica la genin de Taki se giró mirando a aquel que la acompañaba para mostrarle el simple colgante. - ¡Este me gusta! - Exclamó con los ojos iluminados. Literalmente le resultaba perfecto, a juzgar por el largo la gema no estaría sacudiéndose con cada cosa que ella hiciera pero tampoco estaría apretándole el cuello, era la medida perfecta para que el rubí quedase en su pecho por encima de la línea del busto por donde el top no le llegaba a cubrir.
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