Izumi se detuvo al borde un espectacular cañón, ataviada con un chubasquero de tela impermeable negra y encapuchada, observaba el discurrir del río que, salvo error, debía ser el río de Yachi. O al menos eso esperaba, no creía haberse desviado mucho del camino puesto que aquello era una enorme y embarrada llanura.
"Bueno... sería un lugar que podría calificar de agradable si no fuese por está lluvia, empiezo a estar ya cansada..." es cierto que al principio un poco de lluvia podría resultar pintoresca, pero tras horas y horas bajo ella, empezaba a echar de menos el cálido sol de Kusagakure "¿Hacia dónde debería dirigirme ahora?"
No tenía mucha idea de hacer, puesto que su misión era poco concreta. Su abuela le había encargado encontrar a los otros cinco reyes salamandra, para cumplir así el encargo del primero. Pero... ¿Dónde vivía un rey salamandra? El primero más bien le había encontrado a ella, que ella a él... y del resto lo único que sabía lo sabía por cuentos "Me siento un poco estúpida..." no había sido capaz de reunir prácticamente nada más de información, de hecho lo único que tenía como prueba de que lo sucedido cerca de Taikarune no había sido una ilusión era aquella shirasaya que llevaba bien asegurada a su cintura, al final de la espalda "Quizás debería solo centrarme en entrenar y cumplir mis misiones... y dejar esto para más adelante"
La chica tenía bastantes dudas, de hecho había salido de Kusagakure y sus tierras a regañadientes, pero una orden de su abuela era una orden al fin y al cabo. Así que allí se encontraba, en mitad de tierras extranjeras en busca de unas leyendas que habían quedado reducidas a cuentos de viejas para niños "Dirección Yachi... ¿tal vez?" no era mala idea, si llegaba al pueblo al menos podría refugiarse un rato de esa condenada lluvia y secar sus pies.
Se ajustó la capucha antes de darse la vuelta y continuar caminando cerca del filo del cañón, a un par de metros para no correr el riesgo de resbalarse y buscar un problema absurdo
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7/05/2017, 16:11
(Última modificación: 7/05/2017, 16:12 por Karamaru.)
Los tiempos cambian, las ideas, motivos y ambiciones de las personas tambien. Un Karamaru que hacia tan pocos meses extrañaba tanto su templo, ahora se estaba convirtiendo en un fanatico del viaje y del turismo. A cada mes se planeaba un recorrido por alguna zona, algun fin de semana, o algunos dias que tuviera disponible. Conocia gente nueva, conocimientos nuevos, experiencias nuevas.
Y lo mas importante, siempre podia entrenar cuando quisiera, viajar no era un impedimento. Su unica preocupacion eran los ryos que gastaba aqui y alla entre hospedaje y suministros, pero algunas noches dormia en carpa y en otras ocasiones encontraba la forma de encontrar algo de comida gastando una cantida minima de ryos.
Su viaje aquella vez lo dirigia a Minori, en tierras extranjeras, un pequeño pueblo descrito como pintoresco. En las calles de Amegakure la informacion se escuchaba facilmente, a las viejas madrugadoras tambien, y Karamaru era bastante curioso en esos temas.
Pero todavia estaba bajo la lluvia, viajando, si, pero en las tierras propias al fin. Habia comenzado a caminar hacia muchas horas y estaba cerca de los campos de calabazas de la ciuad Yachi, ciudad que hacia poco tiempo habia visitado.
"Supongo que puedo parar un tiempo, hace tiempo que no descanso correctamente"
Cubierto con su tunica negra, encapuchado y cubriendo completamente su cuerpo, comenzo a descender por el acantilado que cubria la ciudad. No pudo encontrar el camino, al menos la primera vez lo habia hecho, y su camino se hacia mas largo entre tanta precaucion por los saltos y los riscos.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
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El tiempo y el paso en aquel lugar se hacia bastante pesado, así que tras un par de horas de caminata decidió detenerse al cobijo de un solitario árbol apenas separado por cuatro o cinco metros del filo del acantilado. Era un enorme roble, bastante más frondoso de lo normal por lo que actuaba como un genial parapeto contra la lluvia.
"Bueno, no es una cálida posada pero me conformo con poder quitarme la capucha un rato" la chica se acercó hasta la base del árbol en una ágil carrera. Nada más llegar lo primero que hizo fue liberar la espada de su cintura para apoyarla contra el tronco, así ella podía sentarse en una de las raíces que sobresalían más cómodamente y tener a la vez el arma a mano. Nunca se sabe que podía pasar en tierras extranjeras "Creo que comeré algo" desde su portaobjetos sacó una pequeña cajita de madera alargada que abrió con sumo cuidado, revelando en su interior varias onigiri de arroz blanco "Ñam, ñam" desde su viaje a los arrozales del silencio se había vuelto mucho más previsora a la hora de preparar sus viajes.
Sin más, la chica comenzaría a dar buena cuenta de su merienda mientras descansaba un poco. No sabía cuanto tiempo le llevaría llegar hasta Yachi, así que prefería no arriesgarse a quedar tirada en medio de aquel campo cansada y sin ningún tipo de de cobijo.
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«Camino incorrecto...» se repetía una y otra vez en su cabeza. Estaba seguro que aquel raro descenso, caminando por donde podía, no le llevaría a donde el quería. Y es que no le quedaba otra que seguir pendientes que la naturaleza le forzaba a tomar. Ya tenía las vendas manchadas en sus manos de tanto barro tocado, pero por suerte la túnica fue la que evitó que el resto de sus ropas y su cuerpo se viera afectado.
¿En serio? ¿Tan mal lo hice?
Cuando salió de sus movimientos automáticos siguiendo caminos lineales, y únicos permitidos, se dio cuenta de su realidad. Se dio cuenta del lugar donde estaba, más importante aún, de la altura donde estaba. Desde el primer peñasco que descendió, su camino lo llevó a volver a la cima de aquel acantilado. Incluso se encontraba en un lugar más alto desde donde empezó.
«¿Y ahora? ¿Cómo hice para llegar tan fácil la otra vez?»
El cenobita comenzó a mirar por el abismo, a caminar lentamente por el borde del acantilado tratando de encontrar un lugar propicio para donde bajar- sin volver nuevamente al mismo lugar- y buscando el camino que lo conduciría a Yachi, su parada en el camino.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
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La joven daba buena cuenta de su merienda, sentada sobra la raíz de aquel árbol mientras disfrutaba de la imperturbable llanura que abría ante ella. Aquel verde oscuro de la hierba húmeda, contrastaba con el color gris casi negro del cielo de aquellas nubes que parecían no perturbarse nunca. La intensidad de aquella lluvia era prácticamente invariable o al menos Izumi había perdido hace mucho la capacidad de notar cualquier posible aumento o disminución en ella.
Tenía que admitir que en cierto modo aquel sitio tenía su encanto, estaba claro que no era el País de la Hierba pero si le quitabas el agua no estaba tan mal. Aún así esperaba no tener que pasar por allí demasiado tiempo, no le gustaba la idea de estar en tierra extranjera aunque tuviera una razón importante.
"Descansaré un poco más antes de ponerme en marcha" la pelirosa remolonearía un poco más bajo aquel roble, estaba cómoda y relativamente seca ¿Qué más podía pedir?
Algo llamó su atención en el horizonte, habían surgido tres figuras que parecían ser humanas al fondo de la llanaura. Avanzaban relativamente rápido, no corriendo pero si ha paso ligero. Desde tan lejos era incapaz de identificar si se trataban, efectivamente, de personas o era algún tipo de animal ¿caballos tal vez?
Sin embargo, aún estaban lejos y no tenía en principio ninguna razón para sentirse nerviosa. Quizás incluso se desviaran en alguna dirección "Hacía tiempo que no me cruzaba con nada..." aquello si que despertó al menos su curiosidad, la chica no le quitaría los ojos de encima
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No sabia como, realmente se le hacia imposible entender lo que estaba pasando. Se sentia estupido, como si seguir una linea fuese algo que no pudiese hacer, pero las distracciones de la monotonia habian podido con el.
"Soy tonto, tonto, tonto"
Cuando recien levanto la mirada y se concentro en lo que estaba haciendo, el acantilado junto al calvo ya no estaba, sus vistas ahora eran solo las llanuras y la lluvia, y algunos arboles a lo lejos. Al menos no era tan tonto como para no tomarse referencia.
Giro sobre si mismo, dando varias vueltas y recorriendo con la mirada el territorio circundante. Fueron unos segundos de perdido, pero pudo dar con el grupo de arboles que se habia tomado como guia, un grupo que estaba justamente al borde del acantilado.
A ver Karamaru, que no es muy dificil llegar a Yachi, que ya lo has hecho una vez.
—Espabila que si no nunca estaremos en Minori.- el calvo se hablo a si mismo para tratar de despertarse un poco de la vista y paisaje tan repetitivo que hacia que uno se pierda en esa rutina de dar pasos hacia delante. Poco a poco, con rapidez y concentrado, Karamaru se acercaba a los arboles y por consiguiente al acantilado.
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La pelirosa observó como las tres figuras que había divisado en el horizonte se acercaban poco a poco, hasta que a mitad del camino torcieron hacia su izquierda "Lo que significa que Yachi tiene que estar a mi derecha" dedujo la chica, puesto que al ver más de cerca a los viajantes pudo contemplar como iban cargados con grandes mochilas y bolsas, seguramente se dirigían hacia el pueblo más cercano "Sean comerciantes o sean viajeros, lo más cercano es ese pueblo... parece que no iba desencaminada"
No tardaría mucho más en terminar de dar buena cuenta de su merienda matutina, así que volvería a tapar la caja con cuidado y devolverla a su lugar de origen antes de ponerse de pie "Bueno... se acabó el descanso" estiró un poco brazos y piernas antes de echarse la capucha sobre la cabeza de nuevo y recoger su katana
Izumi echó a andar en la misma dirección que los tres viajeros que tenía delante a unas decenas de metros. Los seguiría desde lejos, cerca del filo del cañón, tratando de no llamar la atención. No quería asustarlos, simplemente que le sirvieran de guía hasta llegar al pueblo
"Espero que no esté muy lejos, estoy deseando tomarme una sopa caliente junto a una chimenea..."
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Una caminata larga, mas larga de lo que se esperaba. Sin darse cuenta se habia alejado lo suficiente del acantilado como para que su viaje de vuelta al grupo de arboles, esta vez prestando atencion, se le hiciera mas pesado de lo comun. No era la primera vez que se perdia y daba vueltas en ese viaje y eso era lo que mas le hacia enojar.
"Me deberia de hacer un mapa, o alguna anotacion"
Pero claro, con esta lluvia no se podria sacar papel, se arruinaria completamente.- el calvo seguia hablando con si mismo para tratar de hacer mas amena la situacion.
Mientras caminaba y miraba alrededor, pudo ver una sombra negra moviendose. Despacio, incluso se podia decir que se movia como un humano. No llegaba a distinguir que era, suerte tenia de apenas haber visto aquella cosa y darse cuenta que se estaba moviendo.
El bicho de la curiosidad le habia picado, como tantas otras veces, y se desvio de su objetivo para acercarse a la sombra y tratar de darse cuenta de que era. Ante lo desconocido, el shinobi estaba en alerta.
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Izumi caminaba distraída observando el cañón, a la vez que lanzaba fugaces miradas hacia su izquierda para comprobar que no perdía de vista a los tres buhoneros. La lluvia continuaba arreciando igual que siempre, sin apenas variación en su intensidad, lo que para alguien de fuera resultaba realmente curioso. Generalmente cuando llovía en otros lugares podía empezar o poco a poco, o en plan chaparrón, pero tras un determinado tiempo aflojaba o incluso escampaba... pero allí las cosas parecían funcionar de otra manera. Como si aquellas nubes nunca se vaciarán.
Apenas había avanzado un poco cuando una cuarta figura hizo su aparición en su horizonte, aunque esta justo delante de ella aún en la distancia. Caminaba en sentido opuesto, si seguían en esa dirección terminarían cruzándose más temprano que tarde, de hecho ocupaba casi el mismo sendero imaginario que la chica seguía al borde del acantilado
"Debo estar cerca de Yachi, cada vez hay más gente" en cierta forma se alegro "Ya queda menos..." más animada, aligero el paso ante las expectativas de chimenea y comida caliente que se generaba en su mente
La pelirosa seguiría avanzando a buen ritmo, sin perder de vista a los buhoneros que tenía a su izquierda unos metros más adelante.
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Tuvo que protegerse de algunos vientos fuertos provocados por la lluvia y el aire encerrado del acantalido. Su tunica se tambaleaba a gran velocidad y mas de una vez tuvo que llevarse la mano a los ojos para evitar cerrarlos. Era comun por esas tierras que te agarren algunos minutos o segundos donde el viento imponia.
Sin embargo, durante ese tiempo perdia de vista a la sombra y le costaba volver a encontrarla. Cada vez mas grande, cada vez mas facil de seguir pero de todas maneras una ardua tarea. Estaba lejos, realmente lejos y parecia que se alejaba a cada paso que el calvo dado. Incluso aun llendo a paso veloz.
"Quiero llegar a Yachi, vamos Karamaru, no te puedes perder, tu no eres asi, no entiendo que te pasa hoy"
Para su sorpresa, la figura borrosa en el horizonte comenzo a dividirse. Tras un tiempo de hacerse cada vez mas grande pudo ver como se separaba en dos, incluso en tres, partes. Seguia sin entender que tipo de ser era, incluso comenzo a pensar, por su forma de dividirse, que se podria tratar de varios seres. Pero la lluvia, el viento y la distancia no le dejaban nada en claro.
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De repente se levantó un fuerte viento que hizo que su chubasquero ondease violentamente, incluso se vio obligada a envolverse con ambos brazos para evitar perderlo en uno de esos arreones "Espero que no este empeorando el aún más el clima" según le habían comentado, aquella no era una zona de fuertes tormentas a diferencia de las que se extendían al oeste de allí. Sin embargo, nunca se sabe.
Por suerte el viento amainó, al menos por el momento. Así que Izumi siguió avanzando sin demasiadas complicaciones, a veces tenía que bordear alguna grieta del cañón que se metía hacia dentro en la tierra o bordear algún charco de dudosa profundidad, incluso evitar alguna que otra zona enfangada peligrosamente pero nada que una kunoichi bien entrenada como ella no pudiese sortear.
Cuanto más avanzaba, más definida empezaba a parecerle la figura que había aparecido anteriormente en el horizonte. Ataviada con un chubasquero que lo cubría de arriba a abajo, era imposible saber si era un hombre o una mujer, o siquiera si se trataba de una persona joven o anciana.
Izumi no le prestó demasiada atención, no le importaba lo más mínimo quién fuese, simplemente lo mantenía controlado por si resultaba ser algún asaltador de caminos de los que eran bastante comunes por aquella zona. Al fin y al cabo los de la lluvia no eran más que salvajes o eso decía su abuelo
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Paso a paso se fue acercando, consiguiendo una mejor definicion de auqella sombra. Comenzaba a tomar forma humana, y po su color negro, supuso que estaba ataviada con ropajes oscuros, bajo la incesante lluvia. Karamaru empezaba a ponerse contento por finalmente alcanzar a algo, o alguien, pero a la vez estaba cada vez mas alerta por acercarse a algo, o alguien, desconocido.
"Que hara caminando por aca? Estara yendo a Yachi?"
Tal vez es un comerciante, o un extraviado. De todas maneras, si es asi, o me puede ayudar, o lo puedo ayudar.
—Y eso siemrpe es bueno- el sonrio, inflo el pecho, y camino con ganas hacia el objetivo.
El hecho de encontrar a alguien que lo pueda llevar hasta Yachi lo ponia contento, el hecho de poder ayudar a alguien lo ponia contento, el hecho de que sea desconocido hacia aparecer su curiosidad, el hecho de que sea desconocido hacia que este en alerta.
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Avanzaba a buen ritmo, la expectativa de llegar a Yachi había renovado sus fuerzas aunque no podía ir todo lo rápido que desearía pues no quería perder de vista a los tres buhoneros que iban un poco más adelante, en el camino que tenía a su izquierda la pelirosa. Era la primera vez que iba al pueblo y no sabía muy bien donde se encontraba, solo que el río y el cañón estaban muy cerca. Lo que no sabía si era que el pueblo estaba en el cañón o junto al cañón. Así que no le quedaba otra que seguir a los comerciantes.
La figura que tenía justo delante, poco a poco se había ido acercando. Ahora que lo veía más de cerca no le parecía un comerciante, tan sólo un viajero al resguardo de la lluvia bajo un chubasquero de lo que parecía ser tela de color oscuro.
Izumi tampoco le prestaba mucha atención, mientras no hiciese nada raro no le importaba lo más mínimo que o quién era y hacia donde se dirigiese. Así que siguió caminando, bien pertrechada bajo su capa y con la mano derecha lo más cerca posible del mango de su katana, la cual llevaba cruzada en su espalda horizontalmente, a la altura de la cintura. El chubasquero caía sobre ella, enrollándose levemente sobre el arma "Bueno, ya falta menos"
Una vez los dos se cruzaran, la kunoichi seguiría hacia delante sin prestarle el más mínimo de atención si el chico no hacia nada sospechoso
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11/05/2017, 23:17
(Última modificación: 12/05/2017, 15:25 por Karamaru.)
La sombra se fue acercando cada vez más. Karamaru comenzaba a pensar que realmente se había confundido, que las gotas cayendo sobre sus ojos distorsionaron la imagen. Estaba lejos de ser una figura, una sombra, que se movía de forma rara y que se separaba en varias partes. Aún más lejos de ser varios.
Con la cercanía que se fue dando, notó la forma humana, la forma de caminar humana, la velocidad humana. Todo apuntaba a que era una persona, tal vez un comerciante, tal vez un viajero, tal vez un bandido. Pero se acercaba al fin.
«Espero que sepa como llegar a Yachi»
El cenobita sacó las manos de los bolsillos y los acercó al divisor central de la túnica, estando alerta y pudiendo sacar abrir la túnica con velocidad y sacar sus manos para defenderse. Estaban a pocos metros, y el calvo decidió mantenerlos deteniendose y caminando al ritmo del transeunte en direccion opuesta.
DISCULPE- gritó por la lluvia-¿CONOCE EL CAMINO A YACHI?
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-Maestro Yoda.
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Estaba apunto de cruzarse con el encapuchado, cuando DISCULPE- gritó de una manera abrupta y repentina-¿CONOCE EL CAMINO A YACHI? lo que provocó que la pelirosa instintivamente reculase dando un pequeño salto hacia atrás para alejarse de aquel extraño tipo, quedando el filo del acantilado a apenas unos centímetros de sus talones. Aunque su mano derecha apretó con fuerza el mango de su katana, no llegó a desenfundarla pues una vez pasado el sobresalto no le pareció que la situación lo requiriese
—¡¿Qué clase de problema tienes en tu cabeza?!— la chica estaba bastante molesta, no era agradable ir caminando tranquilamente y que de repente te gritasen sin sentido alguno —¡No puedes ir gritándole a la gente de esa forma!— se incorporó totalmente, alejándose un par de pasos del filo del cañón.
Trató de escrutar bajo la capucha del chico, pero no logró ver bien su rostro... aunque tenía la extraña sensación de que le sonaba de algo, al menos su voz
—Y no, no sé donde queda Yachi— respondió la chica sin muchas ganas, pero deseaba quitarse aquel trámite lo más rápido posible.
A pesar de que no se sentía amenazada, no quitó en ningún momento la mano del mango de su arma. No se fiaba ni un pelo
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