Sora-sensei se disculpó por el problema del chocolate. También alegó que no debían de preocuparse, ya que Yota se comería su parte. Juro soltó una carcajada, aunque para sus adentros, no estaba tan seguro. Aún lo veía escupir sangre desde esa distancia, y ella tampoco estaba ciega.

— No os preocupéis, seguro que lo hacéis genial. Con el entrenamiento que lleváis encima seguro que Kenzou toma nota de vuestro nivel

— Eso sería genial... — murmuró, inspirado por las palabras de su maestra. Que su kage se fijase en él...

Juro bebió un trago de agua fresca, mientras Yota tosía más sangre. Ay dios. Lo había matado. Le había petado un pulmón o algo así en su última técnica.

— Bueno, parece que voy a necesitar un buen descanso... Creo que hemos hecho un entrenamiento demasiado duro, Jurete.

— ¡Si! ¡Muy duro! — exclamó. Sus mejillas ardían. No sabía donde meterse —. Pero no pasa nada. Tíos fuertes como nosotros pueden aguantar cosas así...

Aun así, las sospechas de su sensei se dirigieron hacia ellos, como una flecha ardiendo.

— Hmmm así que tuvieron una pelea de entrenamiento, ¿Eh? ¿Y quién ganó?

Yota comenzó a toser descontroladamente mientras casi se ahogaba con un trozo de bollito. Juro comió otro, muerto de nervios. Debía de pregunta por cortesía, era eso. Estaba claro que Yota se estaba muriendo ahí mismo y Juro estaba perfectamente. Como mucho, con dolores en el pecho.

— B-Bueno. Estuvo muy reñida y... — más vergüenza. ¿Cómo le iba a decir lo que había pasado? Se avergonzaba hasta él —. .. y los dos hemos aprendido nuevas cosas. Se podría decir que los dos ganamos, ¿no?

— Jeje... E-esto.. Sí, sí. Ambos ganamos y aprendimos muchas cosas

Lo dicho por Juro era más que suficiente. Tanto era así, eso de que sobraban las palabras, que empecé a atacar el chocolate a intervalos para beber algo de agua, antes de que mi esófago se secase y muriese por un trocito de bollito atascado en mi interior. Una vez terminamos, empezamos a recoger todo.

— Bueno, me alegro que estéis tan entregados con el torneo, voy a ver si encuentro a Izumi. Vosotros deberíais descansar. ¿Estáis en Kitanoya, ¿Verdad? Luego si puedo vengo a despedirme

— Vale sensei, gracias por venir a vernos. sin ti no habríamos llegado tan preparados, ¿Verdad, Jurete? — le guiñé el ojo.

Me levanté de nuevo. Esta vez costó bastante menos que hacia unos minutos.

— Bueno, entonces iré a descansar un poco, ¿Vienes, Jurete?

Yota contestó, igual de nervioso que él. Juro tomó otro trago de agua. Un largo trago de agua. Y otro bollo. Había gastado muchas energías envenenando a su amigo.

— Bueno, me alegro que estéis tan entregados con el torneo, voy a ver si encuentro a Izumi. Vosotros deberíais descansar. ¿Estáis en Kitanoya, ¿Verdad? Luego si puedo vengo a despedirme

— Vale sensei, gracias por venir a vernos. sin ti no habríamos llegado tan preparados, ¿Verdad, Jurete?

— Así es. ¡Espera a vernos en los combates! — dijo, sonriendo aún más.

Juro quiso ayudar a Yota a levantarse, pero este se levantó mejor. Casi era un alivio. Su compañero era fuerte. Poco a poco, parecía capaz de recomponerse al dolor que le había causado.

— Bueno, entonces iré a descansar un poco, ¿Vienes, Jurete?

— ¡Claro! — exclamó, mientras cogía la lona con las piezas de Gen destrozado. Al menos ya las había recogido todas — Un descanso no nos vendrá mal a ninguno.

Y dicho esto, se despidieron de la mujer que tanto les había enseñado y se fueron, tan amigos. A pesar de la pelea, eran compañeros de villa después de todo. Juro supo que ese entrenamiento le ayudaría en batallas venideras. Y en la que estaba por venir...