Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
—Me convertí en kunoichi para poder cuidarte, Suzaku, y porque era la única opción. Sólo estoy diciendo que ahora mismo quizás no sea la mejor opción, ¿entiendes? —añadió, alargando una pausa en la que debía estar esperando una respuesta por parte de Suzaku que no llegó a producirse.
La chiquilla, como si aquello no fuera con ella, había alargado la mano para coger uno de aquellos deliciosos sandwiches de atún y mayonesa. Hasta que su hermana debió de cansarse de esperar y volvió a reclamar su atención:
—Suzaku, creo que deberías dejar de ser ninja. Es más, quizás deberíamos dejar de serlo las dos —soltó, directa como el gancho de un boxeador.
El sándwich, que se había quedado a medio trayecto de la boca de Suzaku, se quedó suspendido en el aire.
—¡Hagamos otra cosa! —continuó Umi, hablando atropelladamente. Se arrodilló a trompicones, acercándose a la sombría Suzaku, y la tomó de las manos. El sándwich cayó al césped, derramando su contenido sin poder evitarlo—. ¡Podríamos montar un restaurante! ¡Mira qué aperitivos hacemos! ¿Sí?
Suzaku apretó las mandíbulas, y habría hecho lo mismo con las manos de no ser porque Umi las tenía cogidas.
—No soy cocinera... —refunfuñó en voz baja, con la cabeza baja, sin mirar a Umi a los ojos. De un momento a otro, y con una brusca sacudida de sus brazos, se soltó del agarre de su hermana y se levantó de golpe para quedar por encima de ella—. ¡No soy una cocinera! ¡Soy kunoichi! ¡Conseguí mi bandana ayer mismo! ¡No me puedes decir que deje de ser ninja cuando ni siquiera he empezado a serlo!
—No soy cocinera... —refunfuñó Suzaku en voz baja, y de pronto Umi sintió brillar la chispa de la esperanza. ¿Era eso lo que le preocupaba? ¿La había convencido? Sonrió, y acarició sus hombros con cariño, pero Suzaku se sacudió y ella cayó al suelo de culo. ¡No soy una cocinera! ¡Soy kunoichi! ¡Conseguí mi bandana ayer mismo! ¡No me puedes decir que deje de ser ninja cuando ni siquiera he empezado a serlo!
Umi se levantó, el rostro rojo.
—¡Maldita sea, Suzaku! —gritó—. ¿¡Vas a dedicar los últimos meses de tu vida protegiendo a "la aldea" cuando Sarutobi Hanabi no movería su puto culo para ayudarte jamás!? ¡Sólo para acabar apuñalada por la espalda por un ninja del copo de nieve! —Umi se cruzó de brazos y se dio la vuelta, desviando la mirada—. ¿Y si en algún momento se te ocurre que no puedes más? ¿Que quieres irte? ¿Que no merece la pena morir por un puñado de desconocidos y que prefieres escapar y no tomar parte? ¡Entonces tampoco te cuidará! ¡Es más, enviará una maldita partida de guerra para buscarte por si se te ocurre revelar dónde están los putos baños públicos más cercanos a la entrada!
Su hermana también se reincorporó, con las mejillas encendidas.
—¡Maldita sea, Suzaku! —gritó Umi, mejillas encendidas. Ella también se había reincorporado para ganar de nuevo la dominancia de la altura—. ¿¡Vas a dedicar los últimos meses de tu vida protegiendo a "la aldea" cuando Sarutobi Hanabi no movería su puto culo para ayudarte jamás!? ¡Sólo para acabar apuñalada por la espalda por un ninja del copo de nieve!
—Sarutobi Hanabi movió el culo para enfrentarse a uno de esos asquerosos Generales. Movió el culo para enfrentarse a esas lagartijas del tres al cuarto en el estadio del Torneo de los Dojos, ¡y perdió uno de sus brazos en el proceso! —le rebatió, apretando los puños—. ¡Es verdad que puede que ni siquiera me conozca, pero nos está protegiendo a todos!
Visiblemente airada, Umi se cruzó de brazos y se dio la vuelta, desviando la mirada de su hermana pequeña.
—¿Y si en algún momento se te ocurre que no puedes más? ¿Que quieres irte? ¿Que no merece la pena morir por un puñado de desconocidos y que prefieres escapar y no tomar parte? ¡Entonces tampoco te cuidará! ¡Es más, enviará una maldita partida de guerra para buscarte por si se te ocurre revelar dónde están los putos baños públicos más cercanos a la entrada!
Suzaku parpadeó varias veces, confundida.
—Pero... ¿Por qué iba a querer marcharme de aquí...? ¿De mi hogar...? —preguntó, al cabo de varios segundos. Agachando la mirada, alzó una mano temblorosa, aferrando la bandana que se ceñía a su cintura—. Yo... no pude hacer nada para proteger a mamá y a papá de esas personas malvadas... ¡Por eso me he hecho kunoichi! ¡Para protegeros a todos de las personas malas! Incluida tú...
»Y por eso... ¡Por eso no pienso renunciar! ¡Antes tendrás que quitármela con tus propias manos!
3/12/2021, 13:09 (Última modificación: 3/12/2021, 13:10 por Amedama Daruu.)
—Tu hogar... —masculló Umi, la cabeza gacha y los puños apretados—. ¡No hay hogar! ¡No hay patria! ¡Sólo nos tenemos a nosotras mismas! —espetó.
»¡Si eso es lo que quieres, eso es lo que haré!
Umi se abalanzó encima de Suzaku para tratar de arrebatarle la bandana. Ante la resistencia, cayó encima de ella, y se deslizaron colina abajo rodando por la hierba. Acabaron cayendo a un claro en el pequeño bosque de cerezos del Jardín, Umi pasando por encima y alejándose rodando unos metros más.
»¿Por qué? ¿Por qué tiene que ser todo tan difícil contigo? ¿¡Por qué tengo que cargar con esto!?
Los ojos de Umi se tiñeron de carmesí cuando se levantó, llena de magulladuras.
- PV:
170/170
–
- CK:
162/180
– (-18)
· Destreza+20 (tai básico y armas)
· Percepción+20 (visual)
(Sharingan de tres aspas activado)
- Placa de Uzushiogakure en el cinturón
Portaobjetos básico (tras la cintura) (5/10)
- Shuriken (x5): 8 PV/corte superficial, 12 PV/corte e impacto directo
- Kemuridama (x1): 6 metros de humo gris durante 2 turnos
—Tu hogar... —masculló Umi. Ahora era ella la que mantenía la cabeza gacha y los puños apretados con fuerza—. ¡No hay hogar! ¡No hay patria! ¡Sólo nos tenemos a nosotras mismas!
Suzaku parpadeó, sorprendida. Por alguna razón que se le escapaba, Umi nunca había demostrado sentir tanto apego a la aldea, ¿pero de verdad la odiaba de aquella manera? ¿Por qué?
—¿Pero qué est...?
La pequeña Uchiha no fue capaz de completar su pregunta. Su hermana mayor se abalanzó sobre ella de golpe, tratando de arrebatarle la bandana como ella misma le había retado a hacerlo. Y Suzaku se revolvió con uñas y dientes. Por supuesto que lo hizo. Entre alaridos, gemidos, quejas y reproches, las dos Uchiha cayeron sobre la hierba, rodaron y se deslizaron colina abajo. Al final terminaron en un claro que se abría en aquella zona del Jardín de los Cerezos. Umi pasó por encima de Suzaku, que la empujó con fuerza para alejarla aún más de ella y se reincorporó a trompicones.
—¿Por qué? ¿Por qué tiene que ser todo tan difícil contigo? ¿¡Por qué tengo que cargar con esto!?
Suzaku jadeó, y tragó saliva cuando contempló cómo los ojos de su hermana se teñían del color de la sangre. Con un profundo suspiro, cerró los ojos un instante, y cuando volvió a abrirlos su mundo también se tiñó de carmesí. La diferencia era que los ojos de su hermana ya lucían tres aspas, mientras que los de ella sólo tenían una. Era consciente de que la diferencia de poder entre ambas era abismal, insalvable. Más de una vez se habían batido en combate, pero la mayoría de las veces había sido un simple entrenamiento. Quizás aquella era la primera vez que se encaraban por unos sentimientos enfrentados. Pero si pensaba que no iba a defender con odas sus fuerzas la bandana que tanto le había costado conseguir, estaba muy equivocada.
—Porque para mí sí es mi hogar —replicó, apoyando la mano sobre su abdomen. Sobre la bandana de metal que lucía el símbolo espiralado.
Estuvo a punto de hacerlo. De contarle todo. De escupirle a la cara la pura verdad. Pero como siempre que había sentido la tentación, se lo guardó. Pues aquél era un peso que debía cargar por su bien. A veces, como aquella vez, le temblaban las rodillas. Flaqueaba.
Y estallaba.
—¡¡No tienes ni idea de lo que tengo que soportar por ti!! —Umi se lanzó hacia su hermana, henchida de furia, y trató de darle un puñetazo en el centro del pecho. «Ni la más absoluta idea.»
- PV:
170/170
–
- CK:
167/180
– (+5) (regen. dividida)
- Daño sugerido: 13 PV (cuento con mi Fuerza y tu Resistencia)
· Destreza+20 (tai básico y armas)
· Percepción+20 (visual)
(Sharingan de tres aspas activado)
- Placa de Uzushiogakure en el cinturón
Portaobjetos básico (tras la cintura) (5/10)
- Shuriken (x5): 8 PV/corte superficial, 12 PV/corte e impacto directo
- Kemuridama (x1): 6 metros de humo gris durante 2 turnos
Umi apretaba las mandíbulas, como si estuviese luchando con todas sus fuerzas contra sí misma porque algo no saliera de su interior. Le temblaban las piernas, Suzaku podía verlo con total claridad, pero su voz no tembló cuando su hermana volvió a bramar, con toda la fuerza de sus pulmones:
—¡¡No tienes ni idea de lo que tengo que soportar por ti!!
Suzaku tensó todos los músculos, sobresaltada, cuando Umi se lanzó contra ella. Su inexperto Sharingan registró el movimiento de su brazo hacia atrás y su mano cerrándose en un puño firme directo contra su pecho, pero aunque quiso moverse hacia un lado para esquivarlo, no fue capaz de hacerlo a tiempo. El impacto le cortó la respiración bruscamente, y Suzaku boqueó desesperada, buscando el aire perdido. Tosió varias veces, pero entonces se aferró con tenacidad a su antebrazo.
—No... ¡No te he pedido que lo hagas! —gritó, y entonces tiró del brazo de su hermana para desestabilizarla momentáneamente, y aprovechar aquellos escasos segundos para girar sobre sus talones y asestarle una patada en el culo co todas sus fuerzas.
El puño de Umi hizo contacto con Suzaku, quien retrocedió lastimada. En ese momento Umi se arrepintió, pero Suzaku despejó sus dudas cuando tiró súbitamente de ella y la cogió con la guardia baja. Umi ahogó un grito y gimió cuando su hermana la pateó, haciéndole caer al suelo de cara. Apoyó las manos en el suelo y se levantó poco a poco.
—Es el deber que me impones si no entras en razón... ¡estúpida! —Umi juntó las manos y escupió una gran masa de agua que se elevó, cayó sobre el suelo, y rebotó en una gran ola dirigiéndose hacia Suzaku.
- PV:
159/170
– (-11)
- CK:
137/180
– (-30) (regen. dividida)
- Daño sugerido: 50 PV por Suishōha normalito
· Destreza+20 (tai básico y armas)
· Percepción+20 (visual)
(Sharingan de tres aspas activado)
- Placa de Uzushiogakure en el cinturón
Portaobjetos básico (tras la cintura) (5/10)
- Shuriken (x5): 8 PV/corte superficial, 12 PV/corte e impacto directo
- Kemuridama (x1): 6 metros de humo gris durante 2 turnos
Umi terminó cayendo al suelo de morros, pero no tardó en apoyar las manos en el suelo y comenzó a levantarse poco a poco.
—Es el deber que me impones si no entras en razón... ¡estúpida! —replicó, llena de rabia.
Umi juntó las manos en un único sello, y Suzaku respondió por reflejo y miedo echándose hacia un lado mientras sus manos se entrelazaban en una serie de sellos más larga y lenta. Por supuesto, y para su desgracia, su hermana llegó antes, y después de inhalar una fuerte bocanada de aire, expelió una gran masa de agua contra el suelo que rebotó y se alzó con la forma de una enorme ola de dos veces el tamaño de la pelirrosa.
«¡No voy a poder esquivarla!» Pensó Suzaku, desesperada, echándose hacia atrás. Aquella ola ocupaba demasiado espacio, ¡no iba a poder sortearla a tiempo!
Como una fiera hambrienta, la ola la engulló por completo. El agua se extendió con toda su furia durante varios metros más antes de terminar desparramándose por el césped del Jardín de los Cerezos y terminó calmándose con un suave siseo. Pero donde debía estar Suzaku, sólo quedaba una maltrecha rama de cerezo. De repente, y como una saeta, algo pasó junto al hombro de Umi: un kunai atado con un hilo shinobi que comenzó a envolverse en torno a su torso para inmovilizar sus brazos.
Suzaku estaba en lo alto de un árbol cercano a las espaldas de Umi, agarrando el otro extremo del hilo con sus manos, que volvían a entrelazarse.
«¡¡Katon: Hōsenka no Jutsu!!» Pronunció para sus adentros, al tiempo que exhalaba cinco bolas de fuego que se abalanzaron sobre Umi sin piedad.
—¡¿Quién es la estúpida ahora?! —Suzaku esbozó una sonrisa afilada, pese a la gravedad de la situación.
PV
107/120
– CK
78/120
–
-41 CK
–
Regeneración de chakra dividida
–
Sharingan de un aspa activado
–
8 turnos restantes para poder utilizar de nuevo el Kawarimil
«Kawarimi», masculló Umi para sus adentros, sus ojos registrando los alrededores a toda velocidad. Entonces algo rasgó un mechón de su pelo. Ahogó un grito y se dio la vuelta, pero el kunai de Suzaku ya la envolvía y ataba sus brazos al cuerpo. Umi entrecerró los ojos. «¿De verdad quieres jugar a esto, hermanita?»
—¡¡Te enseñaré que esto no es un juego!! —Umi se dio la vuelta, mientras su cuerpo se envolvía en una fina capa de llamas anaranjadas y azuladas que quemaban el cordel con el que su hermana le había envuelto. Entonces se abalanzó hacia adelante, dando un salto y atravesando las bolas de fuego de Suzaku—. ¡¡AAAAAH!! ¡¡KAENKA!!
Estalló el frontal de su pierna envuelta en llamas contra el torso de su hermana, como si diera un tajo en horizontal.
- PV:
109/170
– (-50)
- CK:
95/180
– (-6) (-36) (regen. dividida)
- Daño sugerido: 14 PV por patada con 60 PV por Kaenka (m. diseñador) x6
· Destreza+20 (tai básico y armas)
· Percepción+20 (visual)
· Agilidad-10 por quemadura (5 turnos)
· Destreza-10 por quemadura (5 turnos)
(Sharingan de tres aspas activado)
- Placa de Uzushiogakure en el cinturón
Portaobjetos básico (tras la cintura) (5/10)
- Shuriken (x5): 8 PV/corte superficial, 12 PV/corte e impacto directo
- Kemuridama (x1): 6 metros de humo gris durante 2 turnos
Las bolas de fuego del sabio fénix se abalanzaron sobre una inmovilizada Umi, que, lejos de caer en la desesperación, hizo algo que Suzaku jamás habría esperado:
—¡¡Te enseñaré que esto no es un juego!!
Ante los estupefactos ojos de la pequeña de las dos Uchiha, Umi giró sobre sus talones y su cuerpo se envolvió en fuego de golpe. Las llamas, de color azul y anaranjado, royeron el hilo shinobi, liberándola de su atadura, y entonces la kunoichi pegó un salto hacia la posición de Suzaku. Ni siquiera pareció importarle el impacto de las bolas de fuego en su cuerpo, que le infligieron serias quemaduras.
—¡¡AAAAAH!! ¡¡KAENKA!!
Lejos de amedrentarse, las llamas de Umi se extendieron hasta una de sus piernas, que utilizó para golpear a su hermana. Suzaku, sorprendida por la actuación de su hermana mayor y pillada desprevenida a partes iguales, apenas tuvo tiempo de desenvainar su wakizashi y tratar de asestarle un corte a Umi (18 PV/corte superficial, 22 PV/corte) antes de recibir el brutal impacto a la altura del abdomen. La Uchiha cayó desde lo alto del árbol. El impacto en la espalda le cortó la respiración, pero mucho peor fue la sensación de quemazón que la invadió apenas unos segundos después.
Resistencia de Suzaku: 20
Umbral de daño para sufrir un estado alterado: 50 PV En el caso de las quemaduras, el usuario ve restringida parcialmente su capacidad de movimiento por el dolor. Cuando se supera el umbral de daño para ataques con fuego o electricidad, un personaje recibe una penalización de 10 puntos a Agilidad y a Destreza durante 5 turnos en la zona afectada.
—¡¡¡AAAAAAHHHH!!! —gritaba, abrazándose el estómago. La bandana había absorbido parte del daño de la patada, pero el fuego la había atravesado y ahora sentía la piel al rojo vivo.
Con lágrimas en los ojos, Suzaku buscó a su alrededor su wakizashi. Se le había escurrido de las manos al caer, pero la encontró abandonada en la hierba unos metros más allá. Tambaleándose de dolor, la chiquilla se acercó hasta su arma. Ya había utilizado el armamento que tenía, y su repertorio de técnicas era más bien limitado. Sabía que Umi estaba por encima de ella, pero se negaba a admitirlo en voz alta.
—No voy a rendirme... No dejaré de ser... kunoichi... Te guste o no —decía, mientras tomaba con sus dos manos la empuñadura de su espada y volvía a alzarla frente a sí.
PV
40/120
–
-67 PV
– CK
98/120
–
+20 CK
–
Regeneración de chakra dividida
–
Sharingan de un aspa activado
–
7 turnos restantes para poder utilizar de nuevo el Kawarimil
–
-10 a Agilidad y Destreza por quemadura por 5 turnos
Su pierna hizo contacto con el torso de su hermana, y Suzaku salió volando en diagonal hacia el suelo. Umi se apoyó sobre la rama, y cuando se agachó, sintió un punzante dolor en el muslo izquierdo. Se tocó la pierna y notó la húmeda calidez de la sangre. Era un buen corte. Jamás lo reconocería, pero su hermana estaba peleando bien.
No tenía que pelear bien. ¡No tenía que hacerlo! ¡Las personas que pelean bien acaban en primera línea de guerra, jugándose la vida!
—No voy a rendirme... No dejaré de ser... kunoichi... Te guste o no
Umi miró con ojos entrecerrados a su hermana, que empuñaba su espada desafiante.
—Ahí fuera hay gente mucho más fuerte que yo —murmuró Umi—. Y ni siquiera has podido alcanzarme a mí todavía. ¡Es una muerte segura! He ganado dinero para las dos, te he cuidado por siempre... ¿y me lo pagas tirando tu vida a la mierda por el símbolo de esta bandana? —Umi extrajo uno de sus shuriken especiales, plegado, y lo empuñó a modo de puñal. Con él, comenzó a desgarrar el metal de su placa de Uzushiogakure lentamente—. Ingrata.
- PV:
89/170
– (-22)
- CK:
105/180
– (+10) (regen. dividida)
1 AO
· Destreza+20 (tai básico y armas)
· Percepción+20 (visual)
· Agilidad-10 por quemadura (4 turnos)
· Destreza-10 por quemadura (4 turnos)
(Sharingan de tres aspas activado)
- Placa de Uzushiogakure en el cinturón
Portaobjetos básico (tras la cintura) (5/10)
- Shuriken (x5): 8 PV/corte superficial, 12 PV/corte e impacto directo
- Kemuridama (x1): 6 metros de humo gris durante 2 turnos
Umi entrecerró los ojos en respuesta. No le había gustado nada la contestación de Suzaku.
—Ahí fuera hay gente mucho más fuerte que yo —murmuró Umi, aunque eso era algo que ni siquiera Suzaku ponía en duda. Sólo tenían que mirar a su alrededor, a los últimos sucesos que estaban sacudiendo Ōnindo para darse cuenta de un hecho tan trivial como aquel—. Y ni siquiera has podido alcanzarme a mí todavía.
«Eso tampoco lo dudo.» Respondió la pequeña Uchiha en su mente, apretando las mandíbulas de pura rabia.
—¡Es una muerte segura!
—Puede ser.
—He ganado dinero para las dos, te he cuidado por siempre... ¿y me lo pagas tirando tu vida a la mierda por el símbolo de esta bandana?
—¡No es por un símbolo en una bandana! Es... —exclamó, aferrando con aún más fuerza el mango de su katana.
Pero su hermana mayor no estaba dispuesta a dejarla explicarse. Había sacado uno de aquellos shuriken tan peculiares que tenía, similares a un Fūma Shuriken pero del tamaño de uno normal y con la capacidad de plegarse sobre sí mismo; y comenzó a desgarrar el metal, trazando una línea horizontal lentamente.
—Ingrata.
—¡¡NO!!
Suzaku soltó su espada y arrancó a correr contra su hermana. Si Umi continuaba, terminaría por rajar de parte a parte el símbolo de Uzushiogakure con ese shuriken. Las lágrimas se acumularon en los ojos rubíes de Suzaku, oscuras siluetas dibujándose en recuerdos lejanos que no deseaban salir a la luz. Suzaku saltó para alcanzar a Umi en la rama. Una raja horizontal sobre el símbolo de una aldea en una bandana shinobi era símbolo de exilio, de traición... de condena. ¡No podía dejarle hacer eso! Se abalanzó sobre ella, empujando sus manos contra sus hombros para hacerla caer de su percha, y Suzaku sobre ella.
—¡No es un símbolo en una bandana! —le gritó—. ¡Es mi promesa de protegerte! ¡De protegerlos a todos! ¡Pero especialmente a ti! ¿Por qué no puedes entenderlo? —gimoteó, y agachó la cabeza para que Umi no viera sus lágrimas—. No rajes esa bandana... No te conviertas en una... exiliada... Por favor...
Suzaku se abalanzó sobre su hermana para detenerla. La empujó de los hombros, y ambas cayeron al suelo, rodando. Tanto el shuriken como la bandana tintinearon el uno contra el otro y quedaron a su flanco derecho, la punta del shuriken todavía clavada en la raja a medio marcar, antes de llegar al símbolo, como una broma cruel.
Umi escuchaba los gritos de Umi con una sonrisa.
—¡No es un símbolo en una bandana! —le gritó—. ¡Es mi promesa de protegerte! ¡De protegerlos a todos! ¡Pero especialmente a ti! ¿Por qué no puedes entenderlo? —gimoteó, y agachó la cabeza para que Umi no viera sus lágrimas—. No rajes esa bandana... No te conviertas en una... exiliada... Por favor...
Umi no dijo nada, levantó una de sus manos y señaló a la derecha.
El shuriken se había alzado por sí mismo, como por arte de magia, y rajaba la placa de la bandana de parte a parte. El sonido de metal contra metal se hizo casi insoportable.
Y entonces, Suzaku despertó del trance.
Umi, desde la rama, entrelazó las manos en tres rápidos sellos, y escupió una trompeta de agua que fue directa al pecho de su hermana (40 PV).
- PV:
89/170
–
- CK:
77/180
– (-18 Saimingan, -10 de regeneración falsa turno anterior, -24 de Suiton: Mizurappa) (regen. dividida)
1 AO revelada: era un Genjutsu, jeje
· Destreza+20 (tai básico y armas)
· Percepción+20 (visual)
· Agilidad-10 por quemadura (3 turnos)
· Destreza-10 por quemadura (3 turnos)
(Sharingan de tres aspas activado)
- Placa de Uzushiogakure en el cinturón
Portaobjetos básico (tras la cintura) (5/10)
- Shuriken (x5): 8 PV/corte superficial, 12 PV/corte e impacto directo
- Kemuridama (x1): 6 metros de humo gris durante 2 turnos
Las dos Uchiha cayeron al suelo, rodando sobre la hierba. El shuriken tintineó contra el malherido metal de la placa, cayendo a su flanco derecho. Aún tenía la punta clavada en ella, con la raja justo antes de llegar a la espiral. Y Umi se limitó a sonreír, en respuesta a los desesperados gritos de su hermana pequeña. Señaló a su derecha, y Suzaku, extrañada giró la cabeza en dicha dirección. Justo a tiempo de ver cómo el shuriken parecía cobrar vida propia y terminaba de rajar el metal de parte a parte con un churrido que le perforó los oídos.
—¡¡NO!!
Hizo el amago de lanzarse hacia la bandana herida, pero entonces se vio a sí misma de pie. Y Umi no estaba debajo de ella, sino que la observaba desde la misma rama desde donde debía haber caído apenas unos segundos atrás. Antes de que Suzaku terminara de comprender qué era lo que había pasado en realidad, una tromba de agua cayó sobre ella, arrollándola y estampándola contra el tronco de un árbol cercano. El impacto le cortó la respiración de golpe, y la visión se oscureció rápidamente a su alrededor. Antes de perder el conocimiento, Suzaku apenas tuvo fuerzas para alzar la mano y proteger vanamente su propia bandana, sobre su abdomen.