Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
La joven se pasó una mano por sus cabellos violáceos y soltó una risa excusadora, si las palabras de Koko eran ciertas no habría ningún problema en presentarse un día cuando volviese a la aldea por su apartamento, y ver por fin a Noemi, decirle todo lo que nunca pudo decirle y quizás pasar un agradable día. La idea se le antojaba bastante apetecible y en su interior algo le hacía cosquillas solo de imaginarlo.
Después de aquello, Eri propuso un improvisado juego que acababa de bautizar, y esperando por una afirmación miró casi con ansiedad a la kunoichi que estaba allí con ella.
—Por mi bien —aceptó imitando a la contraria para sentarse enfrentada a ella—. ¿Empiezas?
—¡Claro! Vamos a ver... Algo fácil... Esencial... —sopesó por unos segundos para luego asentir con convicción —. ¿Cuál es tu color favorito?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Una fácil para iniciar, color favorito que fácilmente podía responder.
Pellizcó la tela de la prenda que tenía encima y la estiró un poco, indicándole a la contraria que aquel era el color favorito y…
—El ver…
«La textura… »Bajó la mirada lentamente y con una cara sumamente seria y lo que vio, fue una prenda completamente blanca. Había olvidado que se vio obligada a un cambio de look luego del encuentro con Akame en el torneo.
—El verde —concluyó soltando la playera que no dejó de mirar.
Pero pronto cambió su expresión lúgubre por una más animada, pues volvió a centrarse en su interlocutora.
Eri miró curiosa qué hacía la kunoichi que estaba frente a ella, primero tomó la ropa que llevaba puesta y la estiró mientras comenzaba a hablar, sin embargo cuando contestó que era el verde, dejó de observarla con una expresión un tanto extraña para ella y volvió a un tono más animado.
—No sé por qué imaginaba que tu color favorito era el amarillo —alegó la chica con una sonrisa mientras tomaba una galleta.
—¿Comida favorita?
—A ver... —pareció pensárselo en un principio, sin embargo cuando tragó un poco de su té ya por la mitad supo perfectamente qué decir —. Creo que lo que más me gusta es el pollo, pero el pollo solo no que está seco, si no el pollo rebozado, ¡y con una buena salsa! Eso sin contar los dulces, claro; a ellos los catalogo en dulces o en postres.
Fue lo que respondió la chica con una sonrisa en su rostro, pensando seguramente en que hacía mucho tiempo no comía lo que acababa de decir e incluso comenzaba a salivar solo de imaginarse el plato. Pero lo retiró todo de su cabeza y por fin dio comenzado su turno.
—¿Animal favorito?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Era normal por algún motivo, el cabello amarillo y alguno que otro ha dicho que tanto ella como sus hermanos posee un chakra de dicho color. A eso había que sumarle que en la mansión de la que ella salió prácticamente todo el mundo poseía una melena amarilla así que… Era normal que todos pensaran eso de ella.
De cualquier manera, la pecosa no le dio mayor importancia al asunto y dejó que la conversación siguiera su rumbo de todas formas.
Ahora tenía que responder algo que… Tampoco la hizo dudar ni un instante.
—¡Cocodrilos! —Afirmó enérgica—. Son tan hermosos, suaves y viscosos que me provoca a tumbarme a dormir sobre ellos —decía mientras se retorcía en su lugar.
Estaba recordando los tiempos en que podía simplemente pasar el rato con algunos de los cocodrilos que Hideo invocaba, algunos inmensos y otros pequeños, eran tiempos muy bonitos para ella que disfrutaba incluso de tener alguna de estas criaturitas durmiendo sobre ella.
—¡Pero bueno! ¿El tuyo cuál es? —Preguntó retomando la conversación.
Porque buscarse otra pregunta era mucho trabajo para ella.
—¡Cocodrilos! Son tan hermosos, suaves y viscosos que me provoca a tumbarme a dormir sobre ellos —
¿Cocodrilos? ¿Hermosos? ¿Suaves y viscosos? No había visto ninguno en su vida, pero podía asegurar que suaves y viscosos no eran, es más; ¿no tenían la piel rugosa? Y viscoso... Solo de pensar en eso le daban escalofríos.
—¿En serio son los cocodrilos? Vaya, ¿has visto alguno en persona? —preguntó claramente asombrada ante la respuesta de la kunoichi rubia.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Y no recibió respuesta, al menos a la pregunta porque sí que la habían cuestionado y eso le daba más lugar a hablar maravillas de aquellas criaturas.
—Sí, mi hermano tiene pacto con ellos así que es normal verlos —afirmó alegremente—. A veces invocaba crías para que jugaran conmigo y Noemi y son unas ternuritas incluso cuando duermen.
El solo recordar cuando se la pasaba rodeada de cocodrilos pequeños jugando hacía que quisiera regresarse a Uzushio solamente para pedirle a Hideo que invocase un buen par.
—Sí, mi hermano tiene pacto con ellos así que es normal verlos —afirmó alegremente—. A veces invocaba crías para que jugaran conmigo y Noemi y son unas ternuritas incluso cuando duermen.Son tan achuchables…
Eri sintió como un escalofrío le recorría la espalda. Koko lo decía en serio, y mira que no le gustaba juzgar a la gente, pero... ¡Cocodrilos! Por eso le gustaba el verde.
—Entonces parece que si pudieras, también tendrías un pacto de invocación con los cocodrilos... ¿No? —coincidió la joven mientras miraba el dulce que tenía entre las manos, pensativa —. La verdad es que no estaría mal, un pacto de invocación, no sé; nunca tuve un animal a mi cargo... Sé que no es lo mismo pero me haría ilusión.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
En cuanto tuviese la oportunidad probablemente hablaría con su hermano para que le ayudase con el pacto, de esa manera tendría más sencillo todo el asunto de encontrar al animal que le diera el pergamino. Tampoco correría riesgos innecesarios.
—El día que los pueda invocar o si Hideo está junto contigo le pediré que invoque uno pequeño para jugar, verás lo tiernos que pueden ser.
Comentó con una alegre sonrisa que acompañaba a sus palabras. Pero pronto recordó el juego así que…
—¡Claro! El día que los pueda invocar o si Hideo está junto contigo le pediré que invoque uno pequeño para jugar, verás lo tiernos que pueden ser.
«No sé yo...»
—Bueno, vale, p-pero solo si estás conmigo, ¿eh?
«A ver si me van a hacer algo... ¿Y si me comen?»
La verdad es que temía encontrarse con uno, por muy pacto con animales tuviesen, ¿y si pasaba algo? ¿Y si se comían a una persona? Solo de pensarlo no podía evitar los escalofríos. Sin embargo tuvo que aceptar, más por educación que por otra cosa. Formó una tímida sonrisa y esperó.
—Oh, pues me encantan las praderas llenas de vegetación, sobre todo si es algún claro de un bosque... La verdad es que son muy tranquilos y relajantes.
Afirmó mientras asentía, solemne y seria; luego relajó su semblante ya que solo lo había hecho para dar una chispa de seriedad a la contestación y un poco de teatro, pero bueno, esperaba que Koko no se lo tomase mal.
—¿Por qué te metiste a esta profesión? Si no quieres contestar lo entenderé —preguntó la joven kunoichi con bastante curiosidad en el énfasis de la pregunta, la verdad es que no sabía nada de aquella chica en lo que la profesión respectaba, así que un poco de indagación pensaba que no sería del todo malo.
Pero tenía miedo de que Koko se lo tomase mal.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
No era como si fuese a dejar pasar la oportunidad de jugar con uno de ellos en primer lugar.
De cualquier forma, la respuesta que obtuvo al respecto de los paisajes fue en cierta medida algo que se esperaba, una chica tierna e inocente como aparentaba ser Eri seguramente habría preferido un lugar relajante y lleno de vida, como aquel que describió que además era muy probable que tuviese algunos animalillos con los que jugar. «Pero sin cocodrilos »Se lamentó, ya que si bien el lugar mencionado parecía muy bonito, no sería perfecto para la rubia.
—Lugar relajante y bonito, entiendo, seguramente también el aire fresquito siente bien para echarse una siesta.
Comentó con una sonrisa, hasta que le llegó otra pregunta algo más relacionada al asunto laboral.
—Por nada en particular —respondió encogiéndose de hombros—. Me la pasaba limpiando en casa y era muy aburrido así que me metí en esto que parecía entretenido.
Si Eri esperaba alguna otra razón mucho más interesante con toda una historia detrás e infinidad de cosas más pues… Se había equivocado de kunoichi.
—Lugar relajante y bonito, entiendo, seguramente también el aire fresquito siente bien para echarse una siesta.
—Bueno, si me durmiese seguramente me encontrarían allí tirada al día siguiente —alegó la muchacha —. Tengo sueño profundo.
Luego soltó una pequeña risa mientras se retiraba un par de cabellos que tenía sobre sus ojos, impidiéndole ver a su acompañante con claridad.
—Por nada en particular —respondió la rubia y Eri la miró directamente a los ojos mientras lo relataba —. Me la pasaba limpiando en casa y era muy aburrido así que me metí en esto que parecía entretenido.
—Tiene sentido —coincidió ella.
Aunque se esperaba algo más de chicha en la breve historia de Koko, no podía culparla, es más; ¿qué se esperaba? ¿Historias elaboradas de una infancia trágica con sus dos padres muertos y jurándole venganza a su hermano renegado? Bah, eso solo se veía muy de vez en cuando, y en Uchihas.
Sobre todo en Uchihas.
—¿Y tú? ¿Por qué kunoichi?
Cuando Koko formuló aquella pregunta, Eri se dio cuenta de que ya no quedaban galletas en la bolsa, así que soltó un pequeño suspiro y tomó el plástico que las contenía para hacerlo una bola e intentar encestar en la papelera.
—La verdad... Es que fue por mi hermano, él trabajaba mucho y desde la repentina muerte de mi padre... —sin embargo, cuando fue a tirar la bola de plástico, un pinchazo le recorrió toda la cabeza, haciendo que la joven fallase el lanzamiento y se llevase ambas manos a su cabeza —. Ay... D-duele...
No parecía un dolor cualquiera, era un dolor extraño, que nunca en su vida había experimentado, tan fuerte que le costaba respirar e incluso pensar.
Y luego quedó inconsciente sobre la cama.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
La respuesta de Eri no fue muy distinta de la de la Kageyama, a excepción de la mención del padre perdido que… Al menos ella no había experimentado y por ende no podía decir que la entendiese. Y tampoco iba a mentirle vilmente en la cara diciendo lo típico “Te entiendo” cuando en realidad no lo entendía pero para nada.
—Ya veo —respondió en su lugar.
Pero tan pronto como la peli-morado lanzó la bandeja donde estuvieron las galletas alguna vez, se quejó de un dolor presuntamente repentino que incluso le dificultaba la respiración y… Se desplomó delante de Koko, ni siquiera le dio chance de reaccionar y la tenía delante suyo, desmayada.
—Coño… —susurró para sí misma.
«Momento, ¿le costaba respirar? ¿No será falta de oxígeno? »Pensó rápidamente llevando una mano cerca del rostro ajeno para asegurarse de que estuviese respirando, de no ser así probablemente tendría que… ¿Pedir ayuda? Tal vez y se le muera mientras encuentra a alguien.
10/09/2017, 21:51 (Última modificación: 10/09/2017, 21:58 por Uzumaki Eri.)
Estaba en una habitación, lo sabía, reconocía el olor que desprendía el lugar porque lo conocía bien: era el despacho de su padre. Estaba oscuro, salvo por la débil luz que se colaba por la ventana del estudio, debido seguramente a la luna que se alzaba aquella noche entre las nubes que amenazaban con atenuar su brillar.
Ella estaba allí, había acudido presa del miedo al escuchar los gritos de dolor de su hermano, ¿un ladrón? ¿Alguien que le guardaba rencor? No lo sabía, pero tenía que ir, ¡tenía que proteger a su hermano!
Sin embargo el despacho estaba vacío, salvo por un charco de un líquido viscoso y carmesí que adornaba el centro del lugar. Parpadeó varias veces, confusa; justo después una mano tomó su hombro desde detrás, y su pequeño cuerpo dio un respingo.
—Mírate las manos.
Aquella voz le sonaba terriblemente familiar, y su cuerpo respondió solo, levantando sus pequeñas manos hasta una altura donde sus ojos pudieran ver sus pequeñas palmas y...
«Sangre...»
Eri abrió los ojos rápidamente, y se incorporó casi de un salto. Su frente estaba perlada de sudor y no era precisamente por el tiempo veraniego que hacía en el Valle, no, era algo, algo que ocultaba en su mente y que no quería despertar.
Hasta ahora.
—¡K-Koko! —exclamó cuando vio a la rubia a su lado —. ¿Q-qué ha pasado? ¿H-ha venido alguien? ¿Estás bien?
Se sentía insegura, alerta, y sobre todo, vulnerable. ¿Qué narices había visto en aquel sueño? ¿En aquella visión? Era de locos, algo extraño y que probablemente no parecía venir a cuento, pero por otro lado, la voz le resultó terriblemente familiar...
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
No era nada bonito de ver que alguien se desmayase delante de ti y no puedas hacer absolutamente nada, salvo tal vez comprobar que estuviese respirando. Solo por eso la Kageyama se mostró dispuesta a reclinarse sobre el cuerpo de la contraria para acercar su rostro y…
—¡K-Koko! —Exclamó Eri al momento en que se levantaba asustando también a la pecosa que se alejó con el rostro levemente enrojecido.
Estuvo a punto de besarla… Pero solo para darle aire, la respiración de boca a boca que todo mundo conoce, no tenía nada de malo, ¿verdad?
—¿De qué hablas? —preguntó descolocada—. ¡Estábamos jugando y te desmayaste!
Afirmó posando las manos en los brazos de la contraria en un intento por tranquilizarla. Con tanta sacudida podía entender que estuviese un tanto alterada, pero por lo que hablaba era como si se hubiese ido a un universo paralelo por un momento.
Koko pareció un tanto desconcertada por la reacción de Eri, ya que cuando ella volvió en sí, la rubia se encontraba con el rostro teñido de un tono más rojizo que de costumbre y no parecía que acabase de vivir una experiencia traumática. Claro, lo que ella no sabía era que la Kageyama acababa de pensar una forma de como devolver a Eri a la realidad para ayudarla y hubiera quedado un poco embarazoso si ella se hubiera despertado unos segundos más tarde...
—¿De qué hablas? —preguntó descolocada—. ¡Estábamos jugando y te desmayaste!
—¿De verdad? —preguntó con un tono algo confuso —. Claro... Estábamos jugando y... Mi cabeza... L-Lo siento, ¿t-te he asustado?
De golpe todo volvió a su mente, ¡sólo se había desmayado! Seguramente era por el cansancio y la fatiga que acarreaba por haber perdido en la primera ronda y sentirse una completa inútil. Sí, sería eso, y por culpa de Datsue... Ese Datsue, ¡era un canalla! Frunció el ceño y comprobó que su cabeza ya no le dolía, así que dejó de darle importancia poco a poco, relajándose y dejando que sus latidos del corazón volviesen a un ritmo normal.
—De verdad que lo siento, Koko-san, no sé que me ha pasado, creo que ha sido un mareo, no sé... Esta noche descansaré mejor.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100