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Aunque seguramente hubiese sido mas rápido atravesar la montaña desde coladragón, el joven Yamanaka había decidido tomar la ruta larga, caminar hasta Shinogi-To y allí coger el tren que iba en dirección a su destino: Notsuba. Era un viaje largo por que el tren, aunque rápido, tenia que atravesar casi todo el país de la lluvia y ademas el país del rió antes de alcanzar el país de la tierra.
Lo bueno de no atravesar la montaña y viajar en tren no solo era que se ahorraba muchos peligros, si no que el tren iba lo suficientemente despacio como para poder observar el paisaje a través de las ventanas. El joven Yamanaka pudo observar a lo lejos los verdes arboles del bosque de azur, pudo observar el nerviosismo de los demás pasajeros al cruzar por las llanuras de la tempestad eterna, donde las lluvias y los truenos eran mucho mas fuertes que en cualquier lugar del pais y pudo ver como se volvian a relajar al llegar a las tierras de la llovizna.
"Vaya... parece que las personas se sincronizan con el tiempo, cuando el cielo ruge sus corazones se agitan, y cuando el temporal se calma así lo hacen ellos también..."
La parada mas larga del trayecto fue en la ciudad de Yachi. Incluso dieron tiempo a los pasajeros para abandonar el tren y visitar el lugar. y Aunque Reiji había salido de amegakure para ver mundo, prefirió quedarse en el silencio del vagón que bajar a la ciudad. Así podía evitarse las incomodas preguntas de si era de aquel lugar, o donde se encontraba aquello. El silencio siempre fue su mejor amigo.
- No quiere bajar a ver la ciudad jovencito? - Pregunto una de las azafatas del tren
-"No gracias, prefiero este lugar"
El Yamanaka contesto con lenguaje de signos, creyendo que los que trabajan allí y trataban con todo tipo de publico conocerían el lenguaje de signos. Pero el rosto de la mujer indicaba que era la primera vez que trataba con alguien que no tenia voz. Reiji no era muy de colarse en la mente de los demás para solucionar estos problemas, había cosas en sus cabezas que no era agradable escuchar, así que simplemente negó con la cabeza y le indico con sus manos que se marchara, aunque quedara como alguien desagradable era mucho mejor que colarse en la intimidad de sus mentes.
Un rato después, el tren se volvió a poner en marcha, hubo otra larga parada en la Rivera sur, ya dentro del país de los ríos, pero la mujer no volvió a preguntarle al muchacho si quería bajarse a ver el lugar. Mas tarde cruzaron el puente de Tenchi, que unía el país de los ríos con el de la tierra. Y al fin, poco tiempo después, el tren alcanzo su destino: Notsuba.
Reiji agarro su mochila con ropa, se bajo del tren y camino hacia la salida de la estación. Fuera el tiempo no era muy distinto al de amegakure, aquel día estaba lloviendo en Notsuba.
"Vaya, parece que el buen tiempo me acompaña..."
¿Cómo había llegado al país de la tierra…? Muy buena pregunta puesto que esta chica no tenía ningún motivo para estar allí, ni misiones ni parientes, negocios, absolutamente nada que pudiera movilizarla a llevar semejante travesía a pie, sí, a pie, porque Ritsuko es así de inteligente que teniendo todo un sistema ferroviario disperso por todo el mundo va y se pone a caminar kilómetros para satisfacer una necesidad que ni ella misma se conoce.
—Que sí era por aquí. —Insistía el ente espectral que se deslizaba a un lado de la kunoichi.
—¡Que no! ¡Nos pasamos y por mucho! —Exclamó la pelirroja.
La idea principal del viaje había sido partir en busca de algún animal salvaje que se pudiera cargar y de ahí tener algo de carne gratuita en el refrigerador pero… Al salir al bosque no se encontró absolutamente nada que pudiera matar, probablemente por el ruido constante que producía al hablar con su difunta madre y al no prestar atención a donde iba terminó por perderse, o mejor dicho seguir en línea recta por donde no debía por varios días.
Y así empezaban todas las aventuras de la pelirroja, o por lo menos la gran mayoría de estas porque muy rara vez se ocupaba de hacer algo interesante y fuera de la aldea muy pocas cosas tenía para hacer salvo misiones que… Nunca pedía al kawakage.
De una manera u otra la chica se las ingeniaba para encontrar localidades pobladas donde usualmente alguna posada había y podía pasar las noches y en Notsuba era seguro que algo de eso se encontraría por lo que las preocupaciones de la chica eran nulas. ~Aunque sería bueno saber dónde hay alguna posada. ~Pensó mientras caminaba por las calles casi que abandonadas.
—Seguro está por el centro de la ciudad. —Comentó la madre de Ritsuko con un tono casi alegre.
—Brillante deducción… —Soltó algo fastidiada la pelirroja.
Buscaba de costumbre los bolsillos, aquellos que no existían siquiera y fue por esta distracción que no se fijó en donde caminaba por lo que no fue ninguna sorpresa que chocase directo con un chico de cabellos largos y negros que llevaba una mochila consigo además que parecía ir solo.
—Disculpa. —Soltó apenas la kunoichi, ignorando casi completamente al contrario.
Total, no le conocía de nada y aunque fuese alguien con quien alguna vez haya tratado seguramente no le interesaría mantenerse ni dos minutos cerca de él además que lo que más anhelaba era el reencuentro con aquel que le había regalado el colgante que traía siempre consigo.
—¿No sería conveniente que te pusieras la capucha…? —Consultó la mayor.
—Ya estoy empapada, da igual. —Respondió aburrida la menor.
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Y como siempre, hiciera lo que hiciese, el joven Yamanaka no podía evitar verse envuelto en algún lío. Era como una especie de imán desagradable que atraía siempre algún problema hacia el joven. Y eso que había salido de amegakure en busca de algo de tranquilidad, pero parecía que fuese donde fuese, siempre tenia que tropezarse con algo.
Y precisamente ese era su problema de hoy, casi no había terminado de salir de la estación cuando una joven que caminaba distraída choco contra Reiji. El joven Yamanaka cayó de forma que quedo sentando en el suelo, mojándose el trasero con el agua que la lluvia dejaba. Y aunque el agua no le molestaba, la verdad es que era bastante incomodo.
Logro escuchar las disculpas de la culpable, sin embargo solo alcanzo a verla por lo espalda, y la verdad era que no era difícil distinguirla entre la multitud, pues el rojo de sus cabellos destacaba entre la multitud como lo haría una moneda de oro entre otras muchas de plata.
Y hablando de monedas, el golpe que el muchacho había sentido en el pie al caer, no era ni mas ni menos que lo que parecía el monedero de la joven. Lo cogió para devolvérselo, aunque en su interior pensaba que la muchacha había sido desagradable con él, ni se había girado a preguntarle si se había hecho daño, si quiera a ayudarle a levantarse. Y el iba a devolverle el monedero.
—Oye tu, pelirroja —Escucharía la joven dentro de su cabeza, pues el muchacho de los yamanaka no podía gritarle para llamar su atención. —Soy el chico con el que acabas de tropezarte, supongo que yo te doy igual, pero a lo mejor y solo a lo mejor, echas de menos tu cartera
Si era por ella seguiría su camino directa a lo que necesitaba en ese momento, pero algo la hizo frenarse en seco y mirar extrañada a la nada misma. Aunque para ella en ese lugar particular se encontraba su propia madre, mirándola con una sonrisita afable típica de cualquier madre tranquila frente a su hija.
—Estás algo ronca… —Fue lo único que comentó la kunoichi que miraba extrañada a la nada.
~¿Será por la lluvia…? ~Un pensamiento bastante lógico viniendo de aquella pelirroja, si es que no teníamos en cuenta que iba en referencia a un ente que ni siquiera existía. Pero de todas maneras, hubo un segundo comentario por parte de aquella extraña voz y esta vez había llegado a ver que su madre no movió en ningún momento la boca por lo que era factible suponer que no había sido ella quien le habló en un primer lugar.
—No, no fui yo. —Comentó alegre justo después de que Ritsuko sacase conclusiones.
Lo más lógico que podía llegar a hacer era regresarse puesto que le habían mencionado a alguien a quien se había chocado previamente. ~Mi cartera… ~Se quedó pensando la pelirroja. Antes de devolverse comenzó a revisarse a sí misma comenzando por sus caderas donde… No tenía bolsillos, la gabardina que tampoco tenía bolsillos, el trasero en busca de bolsillos traseros típicos en pantalones que… Tampoco existían en esa falda pero si había algo por esas alturas y era el portaobjetos, ¡seguro estaría allí dentro! Pero no, la cartera se había esfumado.
—Tengo que revisar esta cosa… —Murmuró para sí misma la kunoichi mientras se daba media vuelta para regresarse. Claro, se refería a su portaobjetos.
—O conseguirte ropa con bolsillos. —Respondió algo burlona su madre.
Que también era una opción que venía analizando hace mucho pero que de momento mantendría al margen. Lo importante ahora era recuperar la cartera que supuestamente el chico con la mochila tendría. Ese mismo que había tumbado momentos atrás por anda distraída y que ahora tenía justo delante suyo aunque ella al menos no le miraba tan bien como debería.
—¿Fuiste tú el que me habló? —Soltó con un tono algo tajante y con una mueca de desaprobación en el rostro.
Claro, sospechaba que ese chico le había robado la cartera aunque no tenía mucho sentido que le dijera nada para devolverla. O puede que la miseria de dinero que había en la misma le habría dado pena al ladrón y por ello quisiera devolverla…
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Con avisar de que había perdido algo era suficiente, no tenia ganas de saber que pensaban los demás, por lo que en cuanto llamo su atención, salio de su cabeza. Si había funcionado o no era otro asunto. Si con eso la chica no venia, ya vería que tenia que hacer con su cartera. Tal vez dársela a alguno de los shinobis que vigilaban los trenes, tal vez alguno mas experimentado que Reiji podría rastrearla y devolvérsela.
También había otra opción, podía ir tras ella y dársela. Pero ¿Por que iba a correr detrás de alguien que le había empujado, tirado al suelo y ni siquiera se había girado a ver si estaba bien? bastante amable estaba siendo ya con avisarla. Ademas, el joven Yamanaka estaba seguro de aquello solo iba a traerle mas problemas. Por muchas razones, pero la primera de ellas, por meterse en la cabeza de alguien sin permiso.
De cualquier modo, por mucho que le diera vueltas a lo que pasaría, tenia que centrarse en lo que estaba pasando de verdad. Por lo pronto las palabras de Reiji parecían haber surtido efecto en la joven, pues se había dado la vuelta y había empezado a andar hacia el lugar. Y no solo eso, si no que se planto frente al joven, lo miro con desdén, y le pregunto de malas maneras si había sido el quien le hablo.
"Encima que la aviso...si lo se la dejo en el suelo y me largo..."
El joven de Amegakure, dado que no podía hablar, simplemente asintió con la cabeza, y le ofreció su monedero para que lo cogiera y se marchara.
"Por favor... mas problemas no...por lo que mas quieras karma... dame paz..."
Ni una miserable palabra salió de la boca del chico, en su lugar simplemente asintió y tras esto le ofreció el monedero que a simple vista ya reconocía perfectamente por lo que no tardó en tomarlo y regresarlo a su lugar, el portaobjetos, único lugar donde podía estar medianamente seguro puesto que el resto de su vestimenta no traía bolsillos ni nada.
—¿No dirás nada…? ¿Acaso eres mudo…? —Preguntó con cierto desprecio, no le gustaba cuando la gente se negaba a hablar.
~Aunque no quieras hablar, la voz ya te la conozco. ~Pensaba mientras esperaba de brazos cruzados a que el contrario dijera algo al respecto. Era molesto para ella tener que tratar con mudos, incluso si se trataba de shinobis de otras aldeas. ~Aunque siendo de Ame puede que sepa algo de Reiji… ~Se planteó por un segundo en que prácticamente pasó a ignorar al chico.
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—¿No dirás nada…? ¿Acaso eres mudo…? — Pregunto la chica de Takigakure con desprecio
"Como no...da igual el lugar del mundo en el que quiera esconderme, no importa lo mucho que me aleje de Amegakure, no es solo allí, no es el lugar en el que yo este, soy yo... El silencio es una maldición que me acompañara allí donde vaya...
La verdad es que aunque creía haber aprendido a ignorar las palabras que el resto del mundo le dedicaban sobre su condición, aquello le había sentado peor que una patada en el estomago. Lo mas probable es por que el joven Yamanaka esperaba de corazón que en otros lugares, con otro tipo de personas, en vez de despreciarlo por su condición, al menos lo dejarían en paz. Sin embargo aquellas palabras habían caído sobre el como un gigantesco martillo. Aunque no iba a quedar ahí, si el karma quería un enemigo... Lo acababa de encontrar.
~Aunque no quieras hablar, la voz ya te la conozco. ~
~Aunque siendo de Ame puede que sepa algo de Reiji… ~
"— Lo que tu conoces, no es mi voz, yo carezco de eso, soy mudo"
La joven de Takigakure escucharía "la voz" del joven de Amegakure en su cabeza mientras el chico se señalaba la boca, para que viera que no la estaba moviendo.
"—Esto que escuchas no es mas que lo que tu cerebro interpreta como voz, el cerebro de cada persona lo hace de una manera distinta, así que en realidad no tengo "una voz", pero bueno, no creo que el tuyo pueda alcanzar a comprender todo esto, al final, aunque destaques entre el resto de la gente, solo eres otra mas, juzgando a los demás por sus defectos, pero para tu desgracia, el chico del que acabas de hablarle con tanto desprecio lo sabe todo sobre Reiji...
Si, lo sabia absolutamente todo, por que Reiji era él. La pregunta importante en realidad era, como es que aquella chica tan desagradable le conocía a él. Y si ya le conocía ¿Como narices no sabia que se trataba de una persona con discapacidad? ¿Acaso era un objetivo? ¿Le buscaba tan solo con un nombre para matarlo o algo? ¿intentaría torturarlo para sacarle información sobre si mismo?
Era una sensación cuanto menos extraña la de tener otra voz en su cabeza aparte de la propia y la de su propia madre, así que no era de extrañarse que la kunoichi comenzara a buscar con la mirada a algún otro ente como su madre, en algún lugar a su lado o a una distancia coherente en la que podría llegar a entablar algún tipo de conversación pero no había nada de nada, siquiera su madre.
Pero venga, era el mudo que tenía delante que en realidad no era tan mudo como él mismo se describía. O eso pensaba la pelirroja que volvió a centrar su mirada de desprecio sobre el contrario.
—¿Ahora me insultas…? —Fue lo único que respondió en una primera instancia. —Y ahora, si sabes lo que te conviene me dirás dónde está el pelirrojo ese… —Agregó acercando más su rostro hasta el punto en que podía sentir la respiración ajena y seguramente él también sentiría la de la chica.
Sencillamente quería intimidarle para ver si así aflojaba la ‘lengua’, después de todo, Reiji era una persona sumamente importante para ella y si lograba reencontrarse con él tal vez, y solo tal vez, podría llegar a solucionar esos problemas de comunicación que estaban teniendo.
~Probablemente haya dicho eso por conveniencia… ~Pensó por un instante la kunoichi que hasta el momento no se había percatado de que momentos antes había recibido una respuesta acorde a algo que ni había dicho.
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—¿Ahora me insultas…? —Fue lo único que respondió en una primera instancia. —Y ahora, si sabes lo que te conviene me dirás dónde está el pelirrojo ese… —Agregó acercando más su rostro hasta el punto en que podía sentir la respiración ajena y seguramente él también sentiría la de la chica
¿Intimidaciones? ¿a un chico que había sido maltratado por los demás desde el momento en el que había pisado la academia? Reiji no sentía ni una pizca de miedo, ni un ligero temblor. Nada. ¿que podia hacerle?¿Pegarle? no seria nada nuevo para el joven de Amegakure. Y es mas ¿se atrevería? tal y como estaban las cosas, tal vez no fuera la mejor idea atacar a un shinobi de otra aldea sin razón aparente.
Pero lo peor de todo es que Reiji había intentado ser buena gente con la muchacha que le había golpeado ¿y que habia recibido a cambio? solo mas desprecio. Pero si el mundo te daba palos, lo mejor que podías hacer era construirte una cabaña y si te daba limones, pues te montabas un negocio de venta de limonadas. En este caso el mundo le estaba brindado una oportunidad de oro. Algo que él joven no pensaba desaprovechar.
Se lanzo a besarla en un acto que podría parecer locura dada la situación. Con la cercanía del rosto de la muchacha, poco tiempo tenia para reaccionar y evitarlo. ¿Por que lo hizo? Por que ella buscaba intimidarlo, y aquel gesto no solo demostraba lo poco que le importaban las amenazas, sino que era como un gesto de burla hacia ella. Y ¿por que no? nunca antes había besado a una chica, y estaba viajando para tener nuevas experiencias. Por otro lado, si ademas aquel era el primer beso de la muchacha, aquello le dolería aun mas a ella. Por su parte, gracias a su familia, había aprendido que los recuerdos podían desaparecer, así que, a malas, podría tener todos los primeros besos que él quisiese.
"Si crees que lo dije por conveniencia ¿por que me amenazas para obtener la información? si no me crees... tu misma..."
La ventaja de la telepatia: Podías besar a una mujer mientras le dedicabas unas palabras bonitas. Aunque en este caso, eso no era lo que buscaba Reiji precisamente, sino molestarla, como había intentado hacer ella con él, aunque había fracasado.
¿Respuestas de un mudo? Parecía difícil pero Ritsuko estaba dispuesta a obtenerlas de una u otra manera aunque sea mandándole a escribir sobre algo y…
—¿¡Qué mierda te pasa!? —Chilló al instante en que sus labios por una milésima de segundo fueron tomados por los del contrario. Al mismo tiempo se había echado hacia atrás unos cuantos pasos y le miraba con horror cubriéndose la boca con ambas manos.
La acción del chico no tenía explicación, por lo menos en la mente de la pelirroja que ahora mismo casi que parecía un gatito indefenso luego de que su primer beso se esfumase de tal manera. ¿Con qué derecho ese chico había tomado el primer beso de ella? No había ninguna explicación posible a ello, ni siquiera si le explicaban con telepatía que para colmo no hacía más que poner de los nervios a la pelirroja puesto que una segunda voz se alojaba en su cráneo.
—¿Reiji no te había besado…? —Consultó una voz femenina dentro de la cabeza de la kunoichi.
~¡Solo en sueños! ~Pensó al instante la chica que había adquirido cierto tono rojizo en su rostro, aunque se mostraba cierta frustración en su mirada que permanecía clavada en la del mudo que tenía por delante.
Casi parecía que quería matarle solo con mirarle pero eso era imposible.
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—¿¡Qué mierda te pasa!?
Aquello era el dulce sabor de la victoria. No los labios de la joven, claro, si no su reacción a los acontecimientos. Tal vez si hubiese estado acompañada por otras dos personas, como sucedía con los que abusaban de el continuamente, se hubiese estado quiero y hubiese cedido a las amenazas. Pero estaba sola. Y contra una persona podía defenderse, y si no, pues siempre le quedaba huir y esconderse.
Y aquello sin embargo había resultado en victoria. La chica se había llevado las manos a la boca en lo que a Reiji le pareció un gesto de vergüenza. Y por una vez en mucho tiempo, se sintió bien consigo mismo. No por haber molestado a otra persona, ni por haber besado a una chica, eso lo podía hacer cuando quisiera. Lo que le hacia sentirse bien en aquel momento era haberse defendido de forma satisfactoria contra una abusona. O al menos, esa era la imagen que le había dejado la muchacha.
—¿Reiji no te había besado…? —
—"Vaya ¿era tu primer beso? ¡Que suerte la mía!"
¿Pero por que se había preguntado aquello a ella misma? ¿ Acaso esa chica estaba loca? por que los locos eran las peores personas en cuya cabeza podías meterte...
~¡Solo en sueños! ~
—¡Y que suerte la tuya, por fin has podido besar al de verdad! Pero, refrescame la memoria ¿de que nos conocemos tu y yo? y... lo que es mas importante ¿por que me besas en sueños?... Vale que tus labios no están nada mal, pero en tus sueños solo lo disfrutas tu
Luego de que su madre preguntase y que el propio chico interviniera quedó en claro que su propia mente ya no era segura, por lo menos teniéndole cerca pues terminaría 'escuchando' todo lo que ella pudiera llegar a pensar o incluso lo que su madre decía. ~¿Cómo es que la escucha...? ~Se preguntó mientras le miraba ciertamente horrorizada.
Primero, el chico podía leerle los pensamientos y ahora resultaba que incluso escuchaba perfectamente a su madre. Rematemos con su próxima afirmación.
—¿Besarte... En sueños...? —Repitió alejándose un par de pasos del contrario.
A estas alturas más que una kunoichi parecía una especie de cachorro indefenso y no paraban de darle 'castigo'.
—Tú no eres Reiji... No el que conozco... —Afirmó a una distancia considerable.
Las manos ya no las usaba para cubrir su boca, una fue a parar a la gema del colgante y la otra estaba algo cercana, principalmente para 'defenderse' por si algo le venía pero todo era psicológico por lo que seguramente sería inútil.
—Tú también... La escuchaste, ¿verdad...? —Soltó muy nerviosa la pelirroja.
—Quedó claro que lo hizo... —Espetó la mayor, aquella que nadie lograba vislumbrar a excepción de ella.
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—¿Besarte... En sueños...?—Repitió alejándose un par de pasos del contrario.
Por cada paso que la chica retrocedía, Reiji avanzaba otro. Le estaba cogiendo el gustillo a eso de la tortura psicológica, y lo mejor de todo: Aquella conversación era privada, si se atrevía a decir algo la tacharían de loca, pues era la única que la estaba escuchando. Tal vez debería empezar a usar aquello contra todos los que un día le habían hecho daño. Tal vez debería llevarlos hasta el limite de su cordura con las técnicas que estaba aprendiendo.
—Tú no eres Reiji... No el que conozco... —
—"¿No? Vaya... Que lastima que yo sea el único... ¿Por que no me permites adivinar lo que pasó? Vamos a ver...mmm...Conociste a un chico muy atractivo, claro que no tanto como yo, pero aun así, logro encandilarte, te aseguro que se llamaba Reiji, aunque claro, no era su nombre de verdad, y ¿Por que? te preguntaras... Yo te contesto: Todo era mentira, seguramente solo estuviera jugando contigo y ahora este en su casa, riéndose de ti, o mejor, tal vez este encandilando a otra chica, para hacerle lo mismo que te hizo a ti, mientras se regocija en el recuerdo de su ultima victoria: Tu"— Reiji seguía avanzando paso a paso, lentamente hacia la chica —"Si me equivoco, dime:¿Has vuelto a verlo alguna vez? estoy seguro que no..."
—Tú también... La escuchaste, ¿verdad...? —Soltó muy nerviosa la pelirroja.
—Quedó claro que lo hizo... —Espetó la mayor, aquella que nadie lograba vislumbrar a excepción de ella.
—"No hay nada que yo no pueda ver u oír...nada... todos sois... completamente transparentes para mi"
Esa conversación en la cabeza de Ritsuko no estaba siendo para nada amena, así porque si resultaba ser que el pelirrojo que había conocido y la había tratado de maravilla no existía, o mismo era una especie de mujeriego que ligaba con cuanta fémina se topase pero claro, este supuesto Reiji que tenía delante de ella no podía dar nada por sentado solo porque no conociera a otra persona que compartiera el nombre.
~¿Quién mierda te crees…? ¿Por ser de Amegakure como él automáticamente pasas a conocerte el nombre de TODOS los shinobis de la aldea? ¡Lo dudo mucho! Que no lo conozcas no significa que no exista. ~Pensaba la chica que poco a poco iba recuperando la compostura, en cierta manera porque se estaba empezando a cabrear y se notaba en la mirada iracunda que dedicaba al mudo que tenía delante.
Pero venga, no podía simplemente saltarle a la yugular allí o terminaría mal, incluso peor que el chico si es que lograba hacerle algo así que solo le quedaba una cosa por hacer. ~Ver u oír. Genial. ~Fue lo único que pasó por la cabeza de la kunoichi y sin más, lanzó un manotazo directo a la cara del chico con la intención de dedicarle una fuerte bofetada.
Hecho esto, se iría sin más, incluso si decidía comenzar a hablarle una vez más por aquella vía tan particular le ignoraría totalmente y seguiría su camino. ~Puta pérdida de tiempo. ~
—Totalmente. —Secundó la madre de la kunoichi que había permanecido en silencio por ese rato.
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23/10/2016, 23:36
(Última modificación: 23/10/2016, 23:37 por Sasaki Reiji.)
~¿Quién mierda te crees…? ¿Por ser de Amegakure como él automáticamente pasas a conocerte el nombre de TODOS los shinobis de la aldea? ¡Lo dudo mucho! Que no lo conozcas no significa que no exista. ~
Boooom! la semilla que Reiji había plantado en la muchacha acababa de explotar. El joven de amegakure sabia, que a pesar de la tortura psicológica que estaba utilizando, su interlocutora era también una shinobi, y en algún momento iba a reaccionar. Ese era el momento. Reiji sonrió en su interior. Su idea era llevarla hasta el limite. Lo que ocurriera después? que mas daba...lo peor que podía pasarle era la muerte.
~Ver u oír. Genial. ~Fue lo único que pasó por la cabeza de la kunoichi y sin más, lanzó un manotazo directo a la cara del chico con la intención de dedicarle una fuerte bofetada.
Reiji lo vio. No era la primera vez en su vida, claro, y su viste era de las mejores. Sin embargo no se aparto ¿para que? ya estaba mas que acostumbrado a los puñetazos y a los golpes. Había sufrido peores torturas físicas que un bofetón. Lo que no iba a hacer, era dejar las cosas de esa manera. La cogería del brazo, el que había usado para golpearle, a la altura de la muñeca, y con el otro, rodearía su cintura y la atraería hacia si mismo, para finalmente volver a besarla.
—"Para tu información, trabajo en el censo de shinobis de amegakure, soy mudo y telepata, puedo bloquear mis pensamientos ¿Quien mejor que yo para conocer a todos los shinobis? ¿No me crees? Peor para ti, pese a todo, yo solo quiero ayudarte"
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