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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#91
A ojos de la morena, Suzume se veía incluso más radiante de lo normal. No se conocían de mucho, pero ya habían pasado un par de semanas desde que comenzó a ejercer como una especie de profesora particular. A Saki le resultaba difícil mantener una conversación, y ya sin mencionar el hecho de iniciarla o buscar un tema sobre el que hablar, por lo que principalmente se limitaba a responder preguntas de la forma más simple que podía o en su defecto, recitar frases cortas. Pero los ojos de Suzume parecían brillar cuando seguía la mirada de Shiba.

Uhm... — Ladeó la cabeza de manera instintiva mirando al exterior de la mesa, dudando sobre que responder, antes de volver la mirada sobre las chicas. — Con el calor que emana, sí que es acertado

Pese a la gran ventilación que tenía el local para poder expulsar todo el humo de aquellas parrillas, era imposible que el olor no se quedara en el ambiente. Y poco a poco, aquel delicioso olor empezaba a afectar en el apetito de su estomago.
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#92
Teniendo el permiso implícito de Suzume para hablar tanto como quisiera, relajó a Shiba y viendo que ambas amejines estaban de acuerdo en que era más que adecuada para hacer de hada de verano, se rascó la nuca, negando con el brazo libre.

Si es por el calor, supongo que sí. Pero no soy tan buena para ser un ser de luz y amor. Soy muy despistada y cómo habéis visto ya no tengo las cosas en cuenta y ofendo a gente con frecuencia. Además de que no es sólo hablando, trabajar en equipo me cuesta bastante. Incluso en el café molestaba a las otras camareras a veces porque hacía su trabajo. Cómo habéis visto a veces se ponen a actuar y eso las hacía retrasarse un poco con las comandas, así que yo me adelantaba siempre. Pero cada una tenía sus mesas y yo también debía hacer algo de interacción con el resto de hadas, y, bueno, iba mucho más por faena de lo que deberia. Al final, la dueña les dio más actuación al resto y más mesas a mi y todo salió bien, pero tuvo que molestarse por mi. No sé, creo que debería ser más consciente de las cosas.

Para cuando dejó de hablar, las bebidas ya estaban servidas, ni se había dado cuenta de cuando habían llegado y la camarera había agradecido que así fuera.
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#93
Suzume sonrió cuando Saki concordó con ella, y le regaló una sonrisa. Luego le regaló una similar a Shiba mientras hablaba. Le puso total atención, excepto cuando le dirigió un brevísimo "gracias" a la camarera.

Bueno —comenzó una vez hubo acabado la pelinaranja —, las hadas suelen ser incomprendidas también. Llenas de magia y ganas de divertirse, algunos pueden malinterpretar sus acciones. O al menos eso he leído, creo. ¡Como sea! Tal vez sí sea mejor estar pendiente de los demás, pero no te debes de sentir mal si alguien no te comprende.

Suzume esperaba que sus palabras tuvieran sentido. No se sentía tan sabia que digamos. Bebió de su limonada, una muy buena. Lo cual era de esperarse si el lugar era tan caro como decía Shiba.
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#94
Agradeció a la camarera cuando dejo las bebidas delante de cada una, y posteriormente tomó una carta que fue ofrecida por aquella chica mientras Suzume seguía con su encanto natural. Pese a ser un asador, seguramente había complementos así como información sobre la cantidad y tipos de carnes que había disponibles.

Yo he oído que las hadas se mueren si dejas de hacerles caso — añadió sin apartar la mirada de las hojas. — Oh, salsa de ajo. — dijo por accidente con un tierno tono en su voz.

No quiso sonar a que la estaba ignorando, pero puede que se lo tomara a malas debida a la desconexión social que Saki sufría.
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#95
Shiba se bebió su agua de un trago y alzó el vaso para pedirle más a la camarera casi de inmediato, sin apartar la mirada de Suzume, que era la interlocutora en ese momento.

Bueno, las hadas suelen ser incomprendidas también. Llenas de magia y ganas de divertirse, algunos pueden malinterpretar sus acciones. O al menos eso he leído, creo. ¡Como sea! Tal vez sí sea mejor estar pendiente de los demás, pero no te debes de sentir mal si alguien no te comprende.

Se esperó a que acabase y a que Saki añadiese algo, solía hacer eso, añadir algo a lo que Suzume había dicho. Poco a poco,

Yo he oído que las hadas se mueren si dejas de hacerles caso

Shiba sonrió y miró a Suzume.

Entonces si fuese una hada, Suzume-chan me mantendría con vida, porque no me quita los ojos de encima. — soltó una breve risa alegre. — Supongo que es porque no me callo, que no puedes dejar de mirarme. Hay mucha gente a la que le pasa eso, no te preocupes, estoy acostumbrada. No es que vaya por ahí hablandole a todo el mundo, sino que cuando me siento en una mesa, la mayoría de miradas van a mí, solo por pura inercia. No es como contigo, Suzume-chan. Estoy segura de que a ti también te prestan mucha atención por lo hermosa que eres. A mí es más por lo mismo que le hacen caso a los bebes cuando lloran, mucho ruido.

No dejó de sonreir en ningún momento, ni cambió el tono alegre de su voz.
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#96
Suzume soltó una risita cuando escuchó lo de la atención y las hadas, y pensó que entonces le daría toda a Shiba para que no mueriese. Se preguntó si Saki lo habría dicho con mala intención, pero la duda le duró medio segundo. No, ¿Cómo podría haberlo dicho así? Simplemente era muy directa, algo despistada al respecto. Y eso se le hacía lindo.

Lo que Shiba dijo después le hizo a Suzume torcer la sonrisa de la pena, enrojecer, y apartar la mirada un poco. ¿Tan evidente era? No, mejor dicho, ¿En serio se la había pasado mirándola? No, claro que no. ¿O sí? ¿Cómo supo Shiba que había estado pensando eso mismo? Ay, ¿En serio le decía que era tan hermosa? ¿Y cómo podía decirlo tan calmada? Si Suzume le dijera lo mismo a ella, o a Saki, de seguro se sentiría algo apenada. Pronto sintió el rostro caliente, y estaba segura de que no era por la técnica de Shiba.

Ay, Shiba-san, no tienes que ser tan amable —dijo, frotando su mano contra su propia mejilla, con un ligero tono de pena en su voz y una sonrisa casi infantil en sus labios—. Pues... No lo sé. Quisiera más que me prestaran atención en el escenario. Además... Shiba-san... tambiénesbastanteguapa.

Después de balbucear sus últimas palabras, bebió la limonada a largos tragos hasta que se la hubo acabado.
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#97
Sin embargo, y por suerte para ella, su presencia no iba más allá del lugar que ocupaba mientras las dos pellirrojas seguían intercambiando piropos y miradas, Podía llegar a sentirse como una tercera rueda en aquella extraña relación, pero nada más lejos de la realidad, pues primero Saki debería sentirse incómoda y no era así. De vez en cuando, su vista se alzaba por encima de la carta, para mirar tanto a una como a la otra.

Como las envidiaba. Ella era incapaz de mantener una conversación que no fuera más allá de responder preguntas de forma directa y corta. No es que no lo intentara, no es que no saliera de la morena el querer relacionarse, simplemente, no podía.
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#98
Ay, Shiba-san, no tienes que ser tan amable . Pues... No lo sé. Quisiera más que me prestaran atención en el escenario. Además... Shiba-san... tambiénesbastanteguapa.

Shiba hizo una breve negación con la cabeza.

Lo siento, Suzume-chan. No he entendido eso último. — le dio unos segundos a la cantante para contestarle antes de empezar de nuevo con su rollo, ignorando la ironía de que ella no entendiese cuando hablaban rápido. — Bueno, estoy bastante segura de que en el escenario, con un vestidito bonito y esa voz tan suave, tienes que ser una delicia para los ojos.

Ensanchó aún más su sonrisa imaginándoselo por un instante.

Y no es amabilidad, ya sabes que no tengo mucho tacto. Es completamente sinceridad, digo lo que pienso y acabo pensando menos de lo que debería. — río por lo bajo — Digamos que los profesores de la academia estuvieron bastante aliviados de perderme de vista, o más bien, de oídas. Solía interrumpir constantemente para preguntar o para decir cualquier cosa.

Entonces paró para dar un trago de agua y se dio cuenta de que Saki también estaba allí y se dirigió a ella antes de beber.

Ay, perdona Saki-san. No te estoy dejando hablar, si quieres interrumpir me en cualquier momento, adelante, no me ofendere. Cualquier cosa que quieras decir, adelante.

Entonces decidió tomarse un buen minuto para beber y así sus compañeras podrían expresarse libremente.
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#99
Sólo dije que Shiba-san también es muy guapa. —Aclaró, con voz más clara, pero con mejillas más rojas. Era sólo un simple comentario sobre la apariencia entre amigas... recién conocidas, mejor dicho. No tenía por qué apenarse tanto.

Pero sí se apenó, y mucho, cuando Shiba le dijo lo de ser una delicia a los ojos. Claro, ella bien sabía lo guapa que era, y otros se lo habían mencionado, como bien intuía la pelinaranja, cuando estaba en el escenario. Pero el que lo dijera Shiba... eso tenía una chispa diferente.

¡Estás totalmente invitada a mis conciertos! Aunque... pues... últimamente he estado con lo de volverme shinobi, y no he programado presentaciones todavía... Bueno, además de que por el momento sólo me presento en Amegakure, así que... ahm... cuando me presente fuera de la Aldea, ¡puedes venir!

Como siempre, Suzume idealizaba el futuro. No dijo "si me presento", porque ella consideraba que definitivamente lo haría. Su sonrisa determinada y sus brillantes ojos violeta así lo mostraban.

¿Ah? ¡Pero si eso hacen los alumnos! Si no sabes, hay que preguntar, ¿no? ¡Para eso están los maestros, para enseñar! —Su propio paso por la Academia había sido... intenso. Pero ella no se avergonzaba de demostrar que no sabía cosas.

Imitaría a Shiba, sin querer, y bebería de su limonada. Cuando la pelinaranja instó a la espadachina a hablar, Suzume apoyó los codos sobre la mesa y el mentón sobre las manos, poniéndole total atención. Si Saki no hablaba o no encontraba qué comentar, y sólo si no se le ocurría qué decir, Suzume sugeriría algo con voz alegre.

¿Qué tal que le cuentas cómo nos conocimos?
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Saki negó con la cabeza cuando Shiba comentó el hecho de estar cortándole tiempo de diálogo. Para eso primero tendría algo que decir. Sin embargo, con cierta picardía, Suzume instó a que contara como se habían conocido ambas. La morena entonces ladeo un poco la cabeza, buscando un valor en su interior para ello. No tenía por qué ser algo muy extenso, seguramente luego Suzume lo adornaría y añadiría los detalles. Tragó un poco de saliva, y entonces miro a Shiba,para alternar su mirada con Suzume conforma hablaba.

Me asignaron a Suzume como pupila para instruirla en su formación debida a mis altas notas

Aquello fue más breve de lo que se hubieran podido imaginar, incluso para la propia Saki, que apretaba inconscientemente sus manos cerradas bajo la mesa, donde las miradas no alcanzaban.
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Sólo dije que Shiba-san también es muy guapa.

Shiba sonrió al oirla, esta vez con claridad.

Es todo un cumplido viniendo de ti, Suzume-chan.

¡Estás totalmente invitada a mis conciertos! Aunque... pues... últimamente he estado con lo de volverme shinobi, y no he programado presentaciones todavía... Bueno, además de que por el momento sólo me presento en Amegakure, así que... ahm... cuando me presente fuera de la Aldea, ¡puedes venir!

Oh, es una pena. Espero que cuando lo hagas fuera de la tu aldea sea en el País del Bosque, aunque iré allá donde sea para verte. Uy, ahora ya me estoy emocionando de pensarlo. Seguro que estás genial cuando actuas. Aunque nunca he ido a un concierto, sí que he visto algunos escenarios por aquí y por allá, pero nunca ninguno con una belleza como tú encima. Tiene que ser impresionante.

¿Ah? ¡Pero si eso hacen los alumnos! Si no sabes, hay que preguntar, ¿no? ¡Para eso están los maestros, para enseñar!

Sí, supongo, pero preguntar por qué el cielo se pone rojo en mitad de clase de Taijutsu igual no es lo más adecuado. Siempre acababa pensando en mis cosas en vez de prestar atención a lo que me estaban explicando. Es que todo iba tan lento que me aburría, todo se aprende con práctica, la teoria debería solo lo indispensable. No voy a aprender a hacer Ninjutsu estando sentada un año oyendo como hablan del Ninjutsu.

Mientras Shiba soltaba su discurso, la camarera apareció con la carne y encendió la barbacoa que había en el centro de la mesa. Trajo todo lo que había pedido Shiba.

¡Si me puedes traer más agua, por favor! — gritó la pelirroja cuando la chica ya se estaba marchando. — ¿Quereis más bebida, chicas?

La camarera volvería a la mesa y esperaría a que el resto hablasen, seguía molesta con Shiba pero parecía estar acostumbrada a todo tipo de clientes raros.

Me asignaron a Suzume como pupila para instruirla en su formación debida a mis altas notas

Shiba esperaría a que la camarera se fuese para hablar, porque ahora se estaba controlando por el bien de la mencionada.

Oh, ¿es Suzume-chan una estudiante problematica? ¿Es por el trabajo de idol o es que es un poco rebelde? ¿O ambas? ¿No hace caso a sus superiores? Suzume-chan, tienes que portarte bien.

Había saltado de la introducción a las conclusiones sin leer absolutamente nada más, ahora miraba a la pelirroja con preocupación, casi reprendiendola.
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Shiba no dejaba de decir cosas bonitas de Suzume, y ésta no dejaba de soltar risitas bobas cada vez. Ya le habían dicho cumplidos y cosas lindas, pero aquella pelinaranja tenía una chispa sin igual. ¿Había de repente más calor allí?

Suena a que no te tocó un buen maestro, Shiba-san. Uno que incentivara tu curiosidad en lugar de intentar reprimirla.

Al escuchar a su senpai, Suzume frunció los labios. Pensaba que Saki explicaría más, pero de todas maneras le gustó que hablara. Le sonrió como sólo ella podía.

No, con ésta está bien, gracias —Le dijo amable a la mesera, luego se dirigió a Shiba —. Un poquito de todo, realmente... Verás soy... Relativamente conocida por mis canciones y a una de mis profesoras no le gustó eso. Ella tenía la idea de que yo querría cambiar a mis oponentes con "el poder de la música" en lugar de tomar en serio las artes shinobi. ¡Creía que todo era un truco de publicidad para que más gente fuera a mis conciertos! Yo quise... Probar que no jugaba y... Es posible que me haya metido en problemas para demostrarlo.

Se encogió de hombros, con mirada inocente, pero sonrisa pícara.

¡Me porto bien! Suzume es una chica buena. Pero me metería en problemas de nuevo si es para ayudar a alguien que lo merece.

Sonreiría lo más amplio y brillante posible.
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Cuando la camarera se acerco, aprovecho el dialogo de las dos pelirrojas para mostrarle la carta que había dejado antes, eligiendo por su parte algo de arróz y algunas piezas de pollo para cuando trajera la carne.

Suzume no es probematica — dijo insconcientemente uniendose a la conversación cuando estas terminaron. — Pero siempre acaba desviándome del tema principal, y no termina practicando lo que le propongo.

Dejo de vuelta el papel en un lateral y bebió algo de agua y es que aunque Saki no lo había notado, Suzume también estaba haciendo mella en ella. Le costaba relacionarse, y pensar en cosas fuera de sus deberes, pero la pelirroja conseguía sacar alguna mueca o sentimiento en ella con esas escapadas ocasionales. Y poco a poco, incluso el brillo de sus azulados ojos de su infancia, parecía volver cuando la miraba.
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Shiba escuchó atentamente mientras colocaba la carne en la brasa. De repente, la chica energética y descuidada, que parecía siempre preparada para saltar a interrumpir, se convirtió en una cirujana operando con la mayor de las concentraciones mientras colocaba con extremo cuidado los trozos de carne para ocupar tanta barbacoa como fuese posible. Al acabar, volvió a sentarse justo para oír a Saki desmentir lo que había dicho Suzume.

Shiba se giró a Suzume de inmediato.

¿Así que Suzume-chan es una buena chica? Parece que lo que eres es una escaqueadora que lo que esquiva son los deberes. ¿Qué ejercicios te has saltado? Cuando acabemos de cenar te ayudaré a entrenar y así te convertiré en una chica buena de verdad. — Shiba frunció el ceño al principio mientras regañaba a la pelirroja solo para darle un golpecito en la punta de la nariz y reírse después. — Coged lo que queráis, lo he pedido para las tres. Después ya iremos pidiendo más. A menos que quieras darle un castigo a Suzume-chan, Saki-senpai, podemos dejarla a dieta de arroz por traviesa.

Sonrió con picardía, mirando a Suzume.
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¡S-senpai! —Suzume soltó una risilla —. No es que sea floja, es que... ¡Entiendo que hay que practicar, pero hacer cosas repetitivas suele aburrirme! Debe de haber... ¡Un poco de variedad!

Su vista, sin dejar de estar alegre y brillante, pasó de Saki a Shiba. Rió aún más con las palabras de la pelinaranja. Había algo en Shiba que le incitaba a querer pasar más y más tiempo con ella. Le respondió entre risas.

¡Te digo que sí soy una chica buena! Son ejercicios físicos, podré estar esbelta, pero tengo casi cero músculo. ¡Y con gusto aceptaré lecciones extra, Shiba-sensei! —Le guiñó un ojo con leve picardía. Tomaría un poco de carne apenas estuviese —. ¡Oye! ¡Necesito proteína para crecer grande y fuerte! ¿Verdad que Saki-senpai no me castigaría con comer sólo arroz?

Suzume pondría su mejor intento de poner un rostro tierno, suplicante como una niñita, mientras estiraba la mano sobre la mesa, como pidiéndole ayuda a la morena.
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